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Arualthings

Rosa de invierno. Cap. 10


Habían pasado semanas y todos los fines de semanas desde aquella fecha Muerte se quedaba en mi casa a dormir. En realidad me daba pena por su abuela pero quería tenerlo junto a mí el mayor tiempo posible.


La luz de la mañana del lunes iluminaba mi cuarto. Los rayos entraban poco a poco y levemente entre las persianas y las cortinas.

Desperté con el flequillo revuelto y levanté mi mirada al sentir como los rayos comenzaban a molestar. Miré el reloj y todavía faltaba una hora para irme.

Pero algo más hermoso que un amanecer se encontraba justo entre mis brazos.


Muerte estaba completamente dormido con su antebrazo apoyado en mi cintura y totalmente acurrucado contra mi cara. Lo miré y sonreí al ver como su flequillo cubría prácticamente sus ojos.


Aparté levemente el pelo de su flequillo y me fijé en su rostro viendo como sus pestañas y cejas eran tan blancas que eran apenas apreciables. Su piel era pálida completamente, tanto que se le veían las venas azules si te fijabas con detenimiento. Sus labios eran rosados tirando a un color salmón, me encantaba besarlos... eran tan diferentes del resto.

Todo el era diferente y eso era lo que más me encantaba.

Comenzó a despertar y yo fui lamiéndome los labios deseando que me mirase con eses ojos que me tenían loco.


Como cualquier gatito estiró su cuerpo y sus brazos y se me pegó mucho más sonriendo.

Lo miraba sonriente y lo abrazaba contra mí acariciándole la espalda por debajo de la ropa y con una sonrisa torcida esperaba por ver sus ojos de nuevo.

Aunque le había insistido en que se fuera con su abuela ya que yo trabajaba el erre que erre se empeñó en quedarse y dormir conmigo. Notaba como cada vez se soltaba más y estaba dándome cariño y mimándome, lo mismo que yo hacía con él.

Todo sería más que perfecto si esa mañana fuera la de un sábado y tuviéramos todo el día para nosotros. Sin embargo siendo lunes yo tenía que levantarme súper temprano para irme a trabajar y él tenía que asistir a sus clases, ya que se encontraba en situación de desempleo y mataba el tiempo haciendo varias actividades así como practicar deportes.

Él se levantaba temprano todos los días para correr a lo largo del río Han. Era un chico muy sano y yo estaba contentísimo de que ese chico fuese mi pareja.

- ¿Que horas es?

Se relamía los labios mientras rascaba sus ojos que intentaban abrirse pero le costaban horrores.

- Son las 5 y media...

Me acerqué y le besé en los labios tranquilamente y de forma tierna, despertándolo con besos cortos y abundantes.

No tardé mucho en recibir el cariño recíproco cuando pasó sus manos por mi cuello y se agarró a mí besándome sin parar.


Adoraba desperar por las mañanas y verlo en mis brazos. Pero aún adoraba más tener muestras de afecto que me levantaban el ánimo temprano en la mañana.

Los besos nos fueron despertando a ambos y no solo del sueño, yo estaba que deseaba acostarme con él definitivamente.

La ternura comenzó a tornarse lujuria y mi lengua jugaba un papel importante ahora.

No solo jugaba con su lengua y su boca, quería recorrer cada rincón de su cuerpo sin parar, hasta terminar poseyéndolo.


Me puse encima de él mirándolo y tragando saliva. No sabía como poder hacerlo de una vez con él. Las mamadas ya no eran suficientes...

Lo miré a los ojos fijamente y vi como me sonreía. Deslicé mi mano por dentro de su pantalón para llegar a su miembro y comencé a masajearlo.

- Jae...Jae...-tragaba saliva- que hoy tienes que trabajar... es lunes.. ¿Recuerdas?

Asentía mientras me acercaba a su boca sediento y lo besaba por donde pillase.

Seguía a lo mío masajeándolo e intentando colar mis manos por otro lado al que todavía no había llegado. Y él se volvió a dar cuenta parándome al instante.

- Ya sabes que no... No me siento preparado aún...

Me mordía el labio y le suplicaba con la mirada, ya estaba desesperado por hacerlo.

- Por favor... me van a reventar las pelotas... las mamadas no me alivian... necesito hacértelo una y otra vez- besaba su cuello con excitación- déjame entrar...

Muerte parecía sucumbir a mis encantos y ya empezaba a gemir por las caricias que le daba en aquella ahora tensa zona.

- Jae... no... ah...-cerró los ojos con fuerza- no me hagas esto... no estoy preparado.

Sus labios buscaban los míos haciendo que su lengua chocase con al mía y comenzase la sesión de lujuria que tanto deseaba.

A ver si de una vez por todas conseguía aliviarme de verdad..


Si no estaría llegando a tal límite de ceguera y sed de sexo que tenía miedo de serle infiel.

Demasiada pasión guardaba entre mis venas.


Parecía llevarlo a donde quería y mientras lo estaba dominando después de comenzar a hacerle la felación, me atreví a introducir un dedo en su entrada cercana.

Por suerte no se inmutó y yo continué sorbiendo y preparándole la entrada para la inminente estocada que pensaba propinarle.


Continué con mis labios y lengua torturando aquella zona afectada por mis masajes y magreos. Cuanto más me notase ocupándome de su pene menos notaría mis intenciones de abordarle por un nuevo recoveco y sin estrenar.

La boca no la tenía solamente húmeda de mi propia saliva, el líquido presemen de la extremidad que estaba succionando servía como un buen lubricante. Aunque su sabor no se podía describir con palabras ni sabores parecidos.


Continué con un segundo dedo y quizás fue la intensidad con la que lo hice o simplemente que se dio cuenta de que algo estaba donde no tenía que estar en ese momento.

Se rebotó y me pegó para que parase. Apartó mi mano forcejeando y agarró mi cabeza para que la moviera al ritmo que él me marcaba.

Ese arrebato me dejó descolocado y solo pude parar mis intenciones iniciales y centrar todo en mi boca.

- Ni se te ocurra..

Su voz se escuchaba excitada mientras hacía control de la felación con sus manos en mi cabeza.

Gemía, gemía tan fuerte con un sonido ronco y sensual que había atrapado mis oídos y solo quería escucharlo así mientras le practicaba sexo oral.


Me centré en complacerlo y en hacerle una buena felación como se merecía, ya que él no había parado desde aquel día. Hoy se la tenía que devolver.

Pero aquellas manos, esa fuerza inesperada que tenía me habían descolocado. Con lo delgado que era, no me esperaba que tuviera ese agarre y menos tan fuerte.

Seguí lamiendo y chapándosela hasta que se vino en su punto álgido y cayó rendido en la cama.


Aunque no había conseguido mi objetivo principal, sí me había gustado hacerle la primera felación y sobretodo escuchar eses gemidos que parecían de una bestia que estaba encerrada y quería ser liberada.


Ahora el excitado era yo por eses ruiditos que había echo.


Me subí encima de él recolocándole la camiseta y la parte de abajo con calzoncillo incluido y lo besé en el cuello destino su oreja donde susurré.

- No sabía que tus gemidos pudieran tener ese punto tan salvaje... Muerte... no veo el momento de hacerlo contigo... mira como me tienes... y después de escuchar esto... me intriga más aún hasta que punto tus gemidos pueden ser tan salvajes... eres una caja de misterios.

No dejaba de besarlo, me había emocionado el solo hecho de pensar que no estaba hecho solo de ternura, si no que tenía ese animal desconocido que no conocía y el cual me había excitado sobremanera en unos segundos.

Muerte solo me abrazó y correspondió a mis besos lentamente mientras me giraba y se ponía encima de mí para ocuparse de ahora mi miembro, como de costumbre.

No noté de nuevo ese arranque salvaje que le diera al hacerle la felación antes. La hizo como siempre. Sensualmente sí, pero quería volver a sentir esa reacción sobre mí.

Me había asustado, excitado y a la vez alarmado, viendo que escondía algo que ni siquiera era notable.




Aquel agarre que hiciera presionando sus dos manos contra mi cabeza me tuviera toda la mañana en las nubes. Fuera tan, tan... inesperado que ahora me había dejado loco.

Miraba el papeleo una vez en mi despacho después de volver del descanso del café y era imposible concentrarme. Esa reacción me noqueara completamente. Solo podía pensar eso y lo peor era que tenía que terminar lo que el Señor Kim Junsu me había mandado el último día que no había terminado, obviamente, por lo que meneaba mi cabeza y me golpeaba riñéndome por no ser capaz de concentrarme y solo pensar en aquellos gemidos.


Traté por todos los menos de centrarme por la mañana, pero llegó la hora de la comida y ya me di por vencido.


Agarré mi almuerzo y fui a la sala del café donde calentaría el Tupper de comida que me había preparado mi niño.

Me pasé un rato allí solo comiendo y me extrañó que nadie parase a comer. Pero con lo atareado que estaba todo el mundo y la parsimonia con la que yo me dedicaba a lo mío, me había dado el lujo de poder parar con tranquilidad a comer.


Entonces sentí abrir la puerta y el niño de papá que ahora se había convertido en mi peor pesadilla entraba por la puerta con la chaqueta colgando en su dedo por detrás de la espalda.

Me saludó y yo bajé la cabeza y vi como dejaba la chaqueta del traje y su cartera en la silla a mi lado.

¿Pensaba acaso sentarse allí?


Comía mi comida tranquilamente y miraba de reojo lo que hacía. Fue en ese momento cuando miré aquello.

¿Acaso todos los que me rodeaban tenían un culo respingón y perfecto? ¿Porqué coño tenía culos así delante de mí?

Nada más verlo me acordé del culo perfecto de mi chico y como me ponía, a cien siempre... alguna vez se me había ocurrido echarle nata y lamer esas nalgas hasta dejarme la lengua en el intento.

¿Que pena había afligido a alguien importante del pasado que me veía rodeado de tentaciones mundanas por donde quiera que pasara?

Y no pude volver a mirar aquel bien hecho trasero... También se lo lamería.


En ese momento fue cuando me di cuenta que la falta de desestresarme sexualmente me estaba afectando al cerebro y miraba a ese acosador con otros ojos, unos ojos que solo tenían que pertenecer a mi Muerte, a mi dulce y encantadora Muerte.


Me centré en comer el kimchi cuando volvió a la mesa y se puso delante de mí para comer.

No quería levantar la mirada por miedo a un sonrojo o algo que mi acosador particular pudiera malinterpretar.


Aunque si ahora lo pensaba, desde el mismo momento en que regresé de vacaciones las veces que estuvimos juntos y solos en toda la empresa nunca diera síntomas de acosador en potencia como previamente y ya en cierta manera no me sentía tan agobiado con respecto a ese tema de acoso.


Comimos en silencio y en un momento dado el señor Kim Junsu comenzó a querer hablar de trabajo.

Como podía mentirle ahora que sabía que iba directo a revisar las últimas cuentas que supuestamente las tenía ya arregladas del viernes anterior, cuando en realidad me quedaban más de la mitad por siquiera revisar.

Me iba a caer una buena...


- ¿Y... terminaste lo del otro día?

La persona que supiera mentir mejor que yo y en un abrir y cerrar de ojos me arreglase el papeleo, tendría mi respeto eterno.

Pero no había tenido esa suerte, tuve que decir la verdad.


-A decir verdad no he terminado todavía- pude ver su cara severa mirando a su plato- no me salen las cuentas...

Como si fuera el colmo a sus oídos levantó la vista y me miró sin todavía empezar a comer. Esto ya era serio.


- No te preocupes... de este día no pasa en que queden las cuentas arregladas, créeme.

Notaba como no solo sus palabras eran como cuchillos que se clavaban en mi carne, sus miradas también y eso era lo que más nervioso me ponía.

Y como dicho y hecho, no me quedaba más remedio que terminar todo lo que no había hecho en toda la mañana teniendo al Señor Kim Junsu vigilándome con una mirada el resto del día.



Ya eran cerca de las 10 de la noche cuando estaba a punto de terminar de hacer todos mis "deberes" supervisados por el señor Kim Junsu.

Me sentía hambriento y preocupado ya que Muerte no me había mandando ningún sms preguntándome donde estaba y si me había pasado algo. Pero yo mismo le mandé un kakaotalk una vez terminé y no tenía los ojos de aquel ser controlando cada movimiento de mis músculos.

El señor Kim Junsu mientras estaba sentado en una de las dos sillas enfrente a mí revisaba todo y cuando me vio con el móvil no dudo en decirme.

- Esto no es el recreo...ya hablarás con quien sea en un momento menos incómodo... cuando yo no esté delante.

Me disculpé bajando la cabeza esperando solo recibir regañinas cuando me pasó su móvil y me dijo.

- Llama a un servicio de comidas que te guste... hoy cenarás aquí.


No dudé en hacer lo que me pedía y llamé a un servicio de comida china de venta a domicilio. Una vez llegó la motocicleta pagué con mi dinero ya que el jefe no me había dado nada y entonces dependía solo de mí el pagar.

Pagué y me adentré en la empresa con todo a oscuras.

Cuando llegué a mi despacho pude ver como mi jefe había liberado parte de la mesa y ahora estaba sentado al lado de mi asiento general esperando por mí para ir revisando los errores.

Dejé la comida en una parte de la mesa, abrí cada paquetito individual. Le pasé sus porciones al señor Kim Junsu el cual aceptó comenzó a comer mientras no quitaba ojos del papeleo.

Agarré también mis porciones individuales y me senté en mi sitio comiendo centrándome en el tema que me atañía.


Terminamos a las 11:48pm exactamente de revisar todo y dar por zanjado el tema, dándole al papeleo el señor Kim Junsu el visto bueno. Recogimos las cosas y tiramos los recipientes de comida que había sobrado.

Fui a tirar las cosas al contenedor y al volver un aura extraña se adueñaba de aquel cuarto.



El señor Kim Junsu recogía los papeles y los ordenaba y al verlo hacer eso le dije que me ocupaba yo. Se apartó mientras yo tomaba el control y fue ahí cuando un nuevo tacto para mí me tocó la espalda acariciándola.

Me sobresalté y lo miré. Su mirada severa había cambiado a una lujuriosa y realmente daba miedo.

- Sé que empezamos con mal pié... y dejé correr el tema de las cuentas forzándote a estar conmigo, además que para dejarlas en limpio y ordenadas, para estar contigo... me gustas Jaejoong... no dejo te tocarme pensando en ti cada día desde aquella... ¿porqué no me das una oportunidad?.... no andarías con una tienda de campaña casi diariamente... yo no dejaría que eso pasase...

Tiró de mí agarrándome por la cintura y volviéndome contra la estantería. Pegando su cuerpo excitado contra el mío que iba despertando a sus reacciones.

Me miraba a los ojos fieramente como queriendo una palabra que aceptase su oferta para empezar a follarme como un loco desesperado allí mismo. Pero al no ver respuesta y sólo un chico tembloroso asustado, introdujo su mano dentro de mi pantalón. Aquella tienda de campaña había aparecido y yo era débil, demasiado débil.

No quería que me tocase, pero tenía tantas ganas de sexo que estaba dispuesto a recibir si era necesario.

Acercó su cara a la mía excitada y lamió mi mentón. Me lo besó después y fue dirigiendo sus besos hacia mi boca temblorosa de tantas emociones.

El primer beso hizo que abriera mis ojos dándome cuenta de la situación, que yo tenía pareja y lo amaba con toda mi alma y que no me importaba si era hoy o mañana pero tendría el mejor sexo del mundo con quien yo había escogido y que él no era más que un acosador que se aprovechaba de mi debilidad.

Lo aparté sacando su mano de mi pantalón y negué.

- Yo ya amo a alguien, yo ya tengo a alguien y no me vuelva a besar o a acosar de ninguna manera porque lo denunciaré...

La reacción que esperaba por su parte era la de un ultrajado jefe que al ver como su subordinado se revelaba y se enfrentaba lo dejaría en paz con solo escuchar la palabra "denuncia". Pero estaba visto que no era un jefe normal.

Aunque le dijese todo aquello se echó a reír y me miró con ojos fieros de nuevo mientras me hacía retroceder con sus palabras hasta chocar con la pared.

- No te preocupes... no te durará mucho la relación... pronto desearás tragarte no solo tus palabras... mi semen correrá por tu garganta así como por tu recto... no quedará nada de ti que no impregne de mi esencia... eso te lo aseguro...

Se quedó a dos palmos de mí y acariciándome el rostro me dejó solo en aquel cuarto en el que más situaciones de acoso sexual mucho más fuertes estaban por venir.


Debía mantenerme en mis trece e impedir que un pobre ricachón mal nacido se creyese mi dueño y sobretodo evitar que Muerte supiera que me estaban acosando.

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