La situación no podía
ser más desesperante. No solo Muerte me tenía en sequía por haberle querido
forzar un par de veces sino que mi jefe, más conocido como mi acosador sexual
personal, me estaba haciendo la existencia insufrible.
Muerte empezó a
apartarse de mí lentamente, a dejar de tocarme tanto como lo hacía y eso
aumentaba mis ganas de querer, desear poseerlo de una vez.
Llevábamos meses de
noviazgo y todavía no me había permitido llegar más allá de una mamada y
contadas con los dedos de una mano. Ni siquiera me dejaba tocarlo con tanta
frecuencia o buscar el roce para acabar acostándonos. Me estaba desesperando.
Y los continuos
acosos que recibía de mi jefe no ayudaban en nada.
Cuando no buscaba
rozarme o manosearme se las arreglaba para buscar mi atención poniéndome
malísimo. Debía reconocer que ese chico me atraía de una forma poco
convencional.
Era consciente de que
si cedía me pillaría y no pararía hasta satisfacerse él con mi cuerpo. Pero
estaba tan frustrado sexualmente que la sola idea de dejarme tocar por él no me
parecía ni mala.
Estaba teniendo
pensamientos impuros con ese ser egoísta e inmaduro que solo buscaba un agujero
donde meterla.
Y yo de idiota le
ponía los cuernos de pensamiento a mi querida y amada Muerte.
Debía cortar de cuajo
eses deseos...
Ese día me levanté
temprano y me fui a correr durante una hora por todo el río Han. Necesitaba
soltar adrenalina para estar exhausto y no andar acelerado cuando mi jefe me
provocase chupando un boli de forma lasciva delante de mí.
Eses labios carnosos,
me ponían a mil...
La verdad me
recordaba a alguien pero no sabía decir quien. Siempre que quería fijarme
apartaba la mirada ya que si me veía lo interpretaba con otro sentido
totalmente opuesto y se lanzaba encima de mí.
Aunque tampoco
ayudasen el echo de que tenía que hacerme una revisión ocular ya que no veía 3
en un burro.
Después de correr y
correr y pegarle patadas a todas las piedras que me encontraba en el camino me
apoyé en la barandilla para estirar mis piernas antes de irme a casa y darme
una ducha y desayunar para irme al trabajo.
Ya comenzaba a bajar
la temperatura. Se notaba que el otoño estaba apunto de finalizar.
Muchos que se
preparaban para la policía o gente deportista se cruzaran por mi camino hoy,
pero tenía un problema, no sabía bien como tenía que estirarme.
Vi como un chico más
alto que yo de coleta y piel morena se paraba a unos metros de mí y comenzaba a
estirarse. Lo imité mirando descaradamente como hacía, copiándolo ya que no
tenía ni idea de como estirarme sin lesionarme.
Lo imitaba en
absolutamente todo.
Al ver que ya se
había estirado las piernas se puso con los brazos y fue ahí cuando
intercambiamos miradas.
Que chico tan potente
y guapo, parecía un modelo de pasarela. Y seguramente lo era... que cuerpazo
tenía.
Al ver como levantaba
una ceja al verme tan ensimismado en mirarlo, giré mi cabeza y seguí estirando
la misma pierna esperando que no se acercase o me dijese nada.
Pero como estaba
condenado a que todo lo que no quería que me pasase me pasara, se acercó.
Se puso a mi lado y
yo traté de ignorarlo hasta que me tocó y me habló.
- Oye... estás
destrozando la pierna de tanto estirarla... con que hagas tres o 4 ejercicios
llegan de sobra, si sigues así acabarás por tener calambres...
Cerré mis ojos e hice
lo que me pidió. Bajé la pierna de la barandilla y me miró de arriba a abajo
descaradamente.
¿Estaba destinado a
ser un objeto?
Me miró de nuevo a
los ojos y se puso el pelo detrás de la oreja. Parecían las orejas de Dumbo,
pero, no le quedaban nada mal...
- Me llamo Shim
Changmin... encantado.
Ese nombre, solo
conocía a un Shim Changmin y ese era el chico del instituto, aquel secuaz de
Jung Yunho, aquel chico que solo sabía robarme los poemas ya que debido a su
estatura nadie se atrevía a enfrentarlo.
Antes era un palo
largo con cara seria y nada sociable. Pero el Shim Changmin que tenía frente a
mis ojos era una completa estatua romana con proporciones perfectas y una piel
preciosa.
- Bueno si no me
quieres decir tu nombre te llamaré bello desconocido...
¿Alucinaba o eso era
un cumplido?, ¿Estaba intentando ligar?...
Al ver mi expresión
se puso a reír y vi como uno de sus ojos se hacía más pequeño. Que sonrisa tan
bonita.
Antes de que me
dejara decir mi nombre extendió su mano dándome una tarjeta.
- No creo que te
sirva de mucho, ese es mi número. Si te interesa volver a hacer ejercicio y
correr, yo te puedo dar algunas pautas para que sepas hacerlo sin lesionarte.
Trabajo como voluntario en una asociación para la tercera edad... Llámame, nos
vemos bello desconocido.
Me sonrió de nuevo
acariciándome la mano donde me daba la tarjeta y se fue.
¿Podía ser posible
que ahora tuviera 2 tíos macizos rondándome? que alguien me pellizque porque no
me lo creo.
¿Porqué siempre pasa
que cuando uno tiene una pareja y es estable, aparecen más pretendientes que
van a por todas?
Y sobre todo,
¿PORQUÉ AHORA CUANDO
ANDABA EN EPOCA DE SEQUÍA PRÁCTICAMENTE Y ESTABA MÁS DEBIL DE LO NORMAL?
La vida era injusta
completamente.
Yo solo quería amar a
Muerte y no entendía porque me daba tantas largas, porqué me evitaba tanto y
porqué se enfadaba cada vez que intentaba que se dejase llevar. Teníamos la
confianza suficiente como para poder ver que ambos queríamos.
Y yo sobretodo quería
volver a ver ese arranque salvaje que le diera cuando le hiciera la felación.
En mis sueños húmedos
con el solo buscaba eso, sexo salvaje con mi Muerte.
Debía trazar un plan
y necesitaba tiempo para meditarlo. Este fin de semana caería sí o sí.
Llegué a casa y
mirando la tarjeta pude ver que trabajaba para una empresa como el responsable
de Recursos humanos.
Me guardé la tarjeta
en la cartera y me fui a la ducha directo. Pronto tendría que enfrentarme al
acosador que tenía por jefe que misteriosamente estaba allí día sí y día
también.
Echaba de menos la
tranquilidad que había cuando estaba solo por meses sin que apareciese una sola
vez.
Llegué al trabajo
como todos los días pero esa vez mi jefe no se encontraría en todo el día por
lo que podría respirar tranquilamente.
La semana pasó y
miraba mi tarjeta cada vez que salía de casa a correr. Si tenía que encontrarme
con ese chico moreno sería allí, si tenía que encontrarlo era la única manera
de hacerlo. No quería tener conversaciones telefónicas con alguien que no conocía
y menos darle el número y resultaba ser un acosador como mi jefe o un asesino
en serie.
Me paré a meditar lo
que estaba pensando y me pegué un golpe en la cabeza regañándome, ya que los
desvaríos me estaban afectando seriamente.
Corrí todos los días
el mismo recorrido e iba a la misma barandilla para estirarme.
Pero ese chico no
apareció más.
Me había quedado con
las ganas de decirle mi nombre, aunque el cumplido de bello desconocido me
había impactado tanto que hasta imaginaba su cara diciendo mi nombre.
¿Podía ser posible
que la falta de afecto me estuviera perturbando tanto que solo pensaba en la
primera tontería que se me venía a la cabeza?
Y lo peor de todo es
que estaba tan frustrado con Muerte que no dejaba de pensar en los otros dos.
Me estaba volviendo
loco.
Y como siempre el fin
de semana estaba por llegar, gracias a dios mi jefe no me había amargado al
final en toda la semana. Por razones de su propia empresa, que montara sólo
para fastidiar a su padre, había tenido problemas con las cuentas y la mala
gestión y se encontraba en un momento crítico.
Aunque me encantaba
encontrarme en paz y sin agobios tenía que reconocer que ya me había
acostumbrado a sus acosos.
¿Extraño verdad?
Me encontraba en el
sofá viendo la tele mientras Muerte estaba en la cocina preparando palomitas
para ver una película. Yo me hacía el despistado mientras recordaba el plan que
llevaba en mente toda la semana y el trabajo que me costara para mantener todo
detalle al mínimo para que acabase viendo una película porno sin que pareciese
hecho a drede...
Que le iba a hacer...
o lo ponía a cien o este hombre, ahora más frío que un témpano, me iba a hacer
perder las pelotas de lo que me pesaban ya.
Llegó con el bol de
palomitas y sentándose junto a mí pasé mi brazo por sus hombros, nos tapé con
la manta y me acerqué al bol para olerlas.
- ¿Hmmm... son de
mantequilla y queso?
Sonrió y me agradeció
con ello el detalle de fijarme en los olores. Muerte cuando me hacía comida o
algún tentempié era muy detallista. Le encantaba que me fijase en las cosas y
luego sonreía con la sonrisa más bonita de este mundo.
Todo era romántico y
perfecto a la tenue luz de la lámpara del salón. Todo preparado para engañar a
mi florecilla escarchada...
Apreté el botón y la
película se empezó a reproducir. Y ambos empezamos a comer las palomitas.
Si esta vez el plan
no funcionaba me pegaba un tiro.
Todo iba normal, la
película estaba siendo un éxito. Se reía con las tonterías que decían y luego
empezó la marcha.
Se veían flashes de
imágenes de sexo que eran casi inapreciables y veía como miraba la película
extrañado.
Me las había
arreglado para editar una película con mensajes subliminales de sexo, para que
se adentrasen bien en el subconsciente de Muerte y le entraran ganas de
hacerlo.
Y no solo eso...
Había puesto la
calefacción para que sudara y se sintiera incómodo con tanta ropa que llevaba
encima. Obligándolo a desnudarse sin darse cuenta.
Con el calor
afectándolo no notaría apenas que lo estaba incitando a despojarse de la ropa y
a sentirse sofocado por el calor que empezaría a notar, lo cual también
esperaba que empezase a afectarle a los pantalones.
Una película con
escena subidita de cama era lo que necesitaba mi niño para comenzar a
calentarse. Y así fue.
Cuando los
protagonistas se pusieron cariñosos noté como se abanicaba y me acerqué
mirándolo.
- ¿Tienes calor....?
Susurré en su oído y
el asintió con los ojos abiertos como platos mientras sonreía de forma que no
entendía el porqué de ese calor repentino.
Más y más arrumacos
se daba la pareja y el empezó a quitarse la manta de encima.
La aparté y seguí con
mi agarre acariciándole el brazo con mi dedo pulgar
Estaba tan despistado
que no se dio cuenta que una nueva película empezaba hasta que se dio cuenta de
los personajes.
- ¿Ya terminó?- me
dijo extrañado.
Yo encogí mis hombros
y asentí mientras seguía comiendo palomitas y mirándolo de reojo.
Veía como se embobaba
con la película de nuevo y como el calor lo afectaba que le empezaba a brillar
la frente. Gracias a dios yo soportaba bien el calor y no sudaba nada de nada.
- Sudas... ¿seguro te
encuentras bien?
El asintió y me miró
para seguir mirando la película y no perdérsela esta vez. Y la película porno
encubierta comenzó.
Los protagonistas era
una pareja de chico y chica, y como en las típicas que veían los
heterosexuales, comenzó a haber sexo más rápido que en cualquier película
normal.
Sentí como Muerte se
tensó y como la expresión de su cara comenzó a abrir su boca lentamente. Siento
anteriormente Hetero, no tenía duda que al ver aquello se excitaría en poco
tiempo y así fue.
Sonreía con malicia
al ver como ese pantalón comenzaba a abultarse algo y esperé un poco a que
estuviera más excitado para lanzarme y no ser rechazado.
Me acomodé en el sofá
abriendo las piernas y rozando una con la de él. Al simple roce de nuestras
piernas se sobresaltó y me miró.
Lo miré moviendo mis
ojos con un pestañeo lento y una mirada penetrante llena de deseo. Me miró y
fue ahí cuando me erguí de nuevo y me acerqué a él lentamente y mirándolo
fijamente mientras comencé a rozar mi nariz levemente contra su mejilla.
Le di un beso y me
aparté un poco mirándolo sensualmente con cara llena de deseo. El solo me miró
a los ojos, luego bajó su mirada hasta mi mano que se acercaba lentamente a su
mejilla y me miró a los ojos de nuevo con cara deseosa y mi dedo gordo comenzó
a rozarle aquella carnosidad rosada que me tenía loco.
- Parece que nos
colaron lo que no era ¿hm?... voy a tener que tener mas cuidado con lo que descargo
por Internet... o me saldrá una porno... como esta.
Sus ojos se fijaban
en mi boca que se humedecía con mi lengua y luego sonreían.
Lo miraba fijamente
mientras los gemidos de aquella chica llamaban la atención de Muerte que me
volvía a mirar tragando la saliva.
- Será mejor que lo
apague ya... ¿o quieres ver la película todavía?
Abrió la boca sin
saber que decir ya que los gemidos de aquella película lo estaban distrayendo
sin parar.
Veía su bulto
aumentar de tamaño y fue cuando decidí empezar a incitarlo.
Acerqué mi mano a su
miembro latiente y comencé a masajearlo levemente por encima de la ropa.
Me miró y yo acerqué
mi cara hasta dejarla a centímetros.
Quizás la mejor
acción ahora era ir despacio y con cautela tocando poco a poco y ver como
reaccionaba a ello, si reaccionaba bien continuaría...
Y si no...
¡Lo violaba y punto!
Mi mano empezó a
acelerar los movimientos y sus gemidos comenzaron a sonar como música celestial
para mis oídos. Por fin después de tanto se estaba dejando llevar por mí.
Acerqué mi boca y lo
besé lentamente y el correspondió a aquellos impulsos.
- Hagámoslo en
cama...
Me emocioné al
escuchar sus palabras diciéndome eso. Me emocioné de más y no dudé en dejar
todo, apartar todo de mi camino y llevarlo a toda prisa al cuarto para hacerlo
mío de una vez.
Cuando pasamos el
umbral de la puerta me di la vuelta y lo abracé a mí besándolo sin parar y
desnudándolo tan rápido como me daban las manos. Él también me ayudó a
desvestirme quedándonos como dios nos trajo al mundo.
Cuando me acerqué
para abrir la cama, arranqué de cuajo las prendas dejando solo la bajera donde
nos lanzamos los dos. Muerte se sentó y se apresuró a tumbarse mientras yo
subía e impulsándome con la rodilla quedaba entre sus piernas atrapado.
- Por favor sé
gentil... es mi primera vez...
Me suplicaba pidiendo
clemencia y rogándome que fuera delicado. Y quería serlo, ¿pero en realidad
llegaría a ser delicado de verdad? estaba deseoso de más y solo mis instintos
respondían por mí.
Nos besábamos y revolcábamos
en aquella cama turnándonos las posiciones mientras yo pensaba donde estaba la
vaselina para hacer menos dolorosa su primera vez.
Me senté en mis
rodillas de una y alargué el brazo hasta la mesilla. Agarré la vaselina con mis
dedos y me dispuse a masajearle la entrada.
- Te lo haré sin
preservativo... estoy demasiado ansioso como para poder ponerlo...- decía
dándole besos por toda la cara mientras mi dedo índice se habría paso entre sus
paredes estrechas con un dedo, las expresiones de mi amada flor eran de
molestia- hm... vamos cariño... verás como pronto te empieza a gustar....
Le besé en la mejilla
lentamente y masajeaba haciendo círculos.
Aquellas expresiones
mientras cerraba los ojos y fruncía el ceño me hacían regocijarme del inminente
desahogo que sentiría al hacerlo sin parar esa noche. Por fin después de tanto
podría mostrarle cuanto lo amaba.
No dejé de atender su
boca mientras sentía esa nueva experiencia entrando en un recoveco desconocido,
descubriendo miles de sensaciones nuevas. Mi otra mano comenzó a acariciarle su
prominente y latiente miembro mientras tanto.
Jamás me había
encontrado tan ansioso como en ese momento. Todo estaba saliendo según el plan
y ya saboreaba la victoria antes de siquiera probarla.
Ya había metido el
segundo dedo cuando un ruido molesto comenzó a escucharse en aquel apartamento.
El sonido de mi móvil.
Traté de ignorarlo,
sabía quien era y hacía todo lo posible porque Muerte no lo escuchase ni me
preguntase o me dijese que cogiera el teléfono.
Pero resultó ser tan
insistente que al final lo escuchó.
- Jae.. ah... te ....
llaman...- decía entre gemidos.
¿Por qué parecía que
la vida me quería joder, literalmente? Me negaba a cogerlo....
Otra vez sonó la
llamada y seguí ignorándola ya metiendo tres dedos en su entrada y notando como
clavaba sus uñas en la carne de mi espalda.
- Jae...quizás es
algo urgente...
Hacía caso omiso
hasta de lo que Muerte me decía tapándole la boca con mis labios y besándolo
sin parar hasta que cansado de intentar articular palabra empezó a empujarme y
a gritarme.
- ¡Quieres coger el
jodido teléfono de una santa vez! ¡No quiero estar follando y que el puto
teléfono me raye la cabeza!... ¡haz el favor!....
Resoplando saqué mis
dedos de la entrada de mi niño y pillando el teléfono me fui a la cocina. No
quería que me escuchase gritarle al mal nacido de mi jefe.
Llegué con mi
erección a la cocina y descolgué respondiendo con un "¿Sí?" muy
cabreado.
Pero no se escuchaba
nada. Así que colgué.
Pero volvió a sonar y
descolgué al instante.
-Oye jodido
maníaco... ¡deja de joderme la noche!... como vuelvas a llamar te denuncio a la
policía por acoso sexual, así que tu verás....
Seguía estando en
silencio todo y volví a colgar.
Fui con mi móvil al
cuarto de nuevo viendo como muerte se había posicionado con la cabeza en la
almohada y dejando mi móvil en la mesilla volví a lo que había dejado hacía
unos minutos.
Pero la excitación de
Muerte casi había desaparecido.
Lo miré y él a mí y
sentí como el corazón se me encogía. Esa mirada me suplicaba que lo dejase
correr, que no lo excitase. Se movió a un lado con expresión de dolor y con una
mirada de pena.
- ¿No quieres hacerlo
verdad?...
Me miró a los ojos y
negó.
- Lo siento... a
veces pienso que solo me ves como un agujero... Jaejoong... cuando aquella vez
me dijiste que me querías pude ver como tu deseo por mí no era sólo carnal...
pude ver como esos ojos me suplicaban que lo amase de aquella forma tan
ferviente que me hizo tomar la decisión de intentarlo.... pero tu solo piensas
en sexo... no todo es eso...
Se me bajó la
erección de golpe.
- Creo que deberíamos
dejarnos de ver por un tiempo... para que te aclares y pienses si de verdad me
quieres como decías o sólo era una obsesión por mí... creo que es lo que mejor
podemos hacer ambos antes de que esto vaya a más...
¿Estaba rompiendo
conmigo?....
Como podía yo, con
tantos años que lo había idolatrado. Desde que lo vi sentí que me había
enamorado de él.
Pero y si... fuera
verdad...
¿Y si me había
obsesionado con él durante tantos años sin verlo?
No podía dejar de
recordar la primera reacción que había tenido nada más encontrármelo. Estaba
dispuesto a secuestrarlo incluso en esas condiciones y no había pensado
últimamente nada más que en satisfacer mis deseos sexuales, o más bien mi
frustración sexual que no llegaba a culminarse...
Me acarició la cara
para devolverme a la realidad, ya que como me conocía bastante bien, cuando
pensaba las cosas me dirigía a un lugar recóndito de mi mente y allí en
silencio meditaba totalmente ido.
Se acercó a mí y me
dio un beso dulce en los labios
- Te amo Jaejoong...
me he enamorado de ti de verdad... y es por eso mismo que necesitas meditar...
quiero pensar por una vez que alguien me ama de verdad... medita por favor...
pero ahora no... ahora estén conmigo... disfrutemos mientras todavía estamos
juntos...
Tiró de mí y me
abracé a él. Me besó la cara y yo cerré los ojos sintiendo sus labios.
Claro que lo quería,
pero no estaba seguro si lo amaba.... y él me dijera amar.
Un verbo tan corto,
pero tan grande en significado que "querer" no era ni la mitad de
fuerte que el significado que tenía para mí "amar".
Apagó la luz de la
mesilla y nos tapamos ambos desnudos bajo aquellas sábanas negras.
Seguimos abrazados y
besándonos sin parar hasta que mi amada Muerte cayó rendido a los encantos de
Morfeo.
Miré al vacío
mientras meditaba, era incapaz de dormirme. Solo podía pensar una y otra vez si
de verdad lo amaba, si de verdad estaba dispuesto a amarlo como él me amaba a
mí.
Se había convertido
en una obsesión sexual que no lograba sucumbir y eso me había estado obcecado
desde el primer momento.
Me sentía avergonzado
por mi comportamiento y a decir verdad, necesitaba alejarme de él para aclarar
mis sentimientos. Para saber si de verdad tenía esa capacidad de amar y si era
más importante que el simple sexo que solo parecía ocupar mis pensamientos.
Entonces un sonido
leve me desconcentró. Era el móvil. Me había llegado un mensaje.
Estiré el brazo para
además sacarle el volumen y vi un menaje del móvil del Señor Kim, el móvil de
su padre pero que parecía que su hijo acaparaba.
Le di a abrir el
mensaje y lo leí.
"No sabes lo
duro que es amar y no ser correspondido. No sé expresar mis sentimientos de
otra manera, pero créeme cuando te digo que eres especial... siento que
parezcas un objeto sexual... pero solo sé demostrar mi amor por alguien
acosándolo... Espero que algún día puedas comprenderlo... Te amo..."
Ese mensaje me hizo
sentir hundido. Lo peor de todo era que lo comprendía perfectamente. Mi
comportamiento con Muerte, no difería mucho de su comportamiento conmigo... No
éramos tan diferentes.
Me pasé toda la noche
en vela mirando a mi chico y recordando ese momento para meditar el resto de
días que pasaría sin él.
Debía recapacitar y
meditarlo todo, antes que como bien dijo mi Muerte.... las cosas fueran a peor.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario \(*O*)/ ♥ ♥
o más bien... deja tus pensamientos pervertidos grabados en esta entrada XD