Siempre tu

Titulo: Siempre tu
Autora: nïn@
Parejas: YooSu
Género: Slash
Extención: Oneshot
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Acababa de cumplir cinco años y la casa olía a nieve y a chocolate caliente.
Se giró un poco sobre sí mismo chocando contra ese pequeño cuerpo que dormía a su lado con la boca medio abierta y murmurando incoherencias.
Y le despertó del único modo que sabía.
Con saltos y cosquillas y risas.

Alguien podría decir que fueron buenos tiempos

Era verano ahora y sentía que iba a derretirse de calor.
Pero no quería, simplemente estaba demasiado asustado como para lanzarse a esa honda piscina sin los manguitos que usaba cuando iba con sus padres a la playa.
Esos que su madre le había puesto deshinchados en su pequeña mochila del colegio.
Porque sabía que si se los ponía sus compañeros se burlarían de él para siempre.
Y sentía esa angustia crecer en su pecho, oprimiéndole furiosamente la respiración mientras el resto de niños lo pasaban bien.

-¿No te bañas?- Y su corazón que se estrujó un poco más ante ese Yoochun empapado y sonriente.

“Cualquiera menos él” había pensado.

Negó con la cabeza mirándose los pies descalzos y sintiendo como el sol irritaba un poco más la piel de su espalda sin esa madre protectora que le recordara cada cinco minutos que debía ponerse crema solar.

-¿Quieres un helado?- Y ya no hacía tanto calor ni se sentía tan asustado.

De repente, el sol sobre su piel le parecía algo agradable que sentir.

Porque fue la mano de Yoochun quien una vez manchados de helado de chocolate y cuando el miedo parecía haber pasado tomó la suya acompañándolo hasta la piscina.
Porque fue él quien respondió a sus miradas aterradas con sonrisas tranquilizadoras.
Porque fue él quien lo agarró cuando aún asustado se atrevió a soltarse de la barandilla chapoteando desesperadamente.

Impidiéndole hundirse.

Porque nadie más que él fue quien rió emocionado cuando por fin Junsu logró dar las primeras brazadas.
Y quien volvió a abrazarlo cuando en medio de la piscina el miedo lo bloqueó durante un instante respondiéndole con suaves “tranquilo” a sus desesperados “no me sueltes”

Porque a fin de cuentas, siempre había sido Yoochun.

Y volvía a tener doce.
Y no entendía porque sus amigos podían ser tan idiotas.
Quería gritarles que les odiaba, pero una vez más sólo tuvo fuerzas para marcharse corriendo donde nadie pudiera encontrarlo.

¿Nadie? Maldito iluso.

Yoochun siempre parecía capaz de encontrarlo.

Le acarició el pelo y lo besó en la mejilla. Quizás aquella fue la primera vez en que Junsu se sonrojó.
Tal vez no.

Y ya no importaba no saber con quién hablaría mañana a la escuela.
No importaba cuanto tiempo pasara antes de que pudiera estar bien.
Sólo importaba ese Yoochun que acababa de comprar patatas y le contaba chistes tontos para hacerlo reír.
Sólo importaba ese chico de pelo oscuro tumbado a su lado con el que ahora imaginaba formas en las nubes.

Ese chico que sin saber como tomó su mano en un acto casi tierno.

¿Cómo cuando eran pequeños?
Sinceramente… Se sentía diferente.

Sonrió devolviéndole el apretón.
Y pareció que en esas nubes blancas, podía ver dibujado un corazón.


Y tenía quince esta vez.
Tenía quince y estaba allí de sentado mirando a aquella televisión que no decía nada a pesar de estar encendida.

Quince. La edad del amor.

Ja.

Y Allí estaba. Con ese cuenco lleno de palomitas, sólo porque el helado de chocolate le había parecido demasiado femenino.
Como si necesitase que algo más se lo recordase.

Como si no hubiese ya demasiadas señales; suficientes cosas de las que estar asustado.
Como si no se sintiera lo bastante femenino cada vez que Yoochun rozaba su mano.

Su móvil volvió a vibrar y él se tapó la cabeza con el cojín tratando de ahogarse gimiendo como un tonto desesperado.

Pero unas manos se lo apartaron mientras unos ojos le observaban con bastante burla.

Yoochun. Como no.

-¿Qué haces lloriqueando como una niña eh?- Y el sonrojo. El maldito. Terrible e incenvible sonrojo.

Ese que le delataba.

Pero Yoochun no se dio cuenta. O fingió no hacerlo.

Y sólo se sentó a su lado cambiando el canal.

¿Un documental? Dios. A quién le interesaba esa mierda.
Junsu frunció el ceño girando la cabeza para discutir.

Y entonces.

El beso.

El beso.

Ese beso.

Dado por casualidad, probablemente. O tal vez no. Que importaba.
Esos labios. Suaves. Dulces. Paralizados sólo durante unos segundos. Contra los suyos que ya temblaban desesperadamente contra los de él.

Los sonrojos. Las miradas apartadas con vergüenza.
Porque Junsu. Bebé. Siempre había sido Yoochun para él.

Y sólo deseaba que, siempre fuera Yoochun.
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-¡¡¡Appa appa no quiero ir a la piscina!!!- Ese niño de cinco años se abrazaba a las piernas de su padre medio temblando mientras el chico, todavía joven lo cargaba durante un segundo, para poder mirarle a los ojos aún sonriendo.

-Bebé… Iré contigo ¿Vale?- Pero el niño negaba con la cabeza agarrándose con fuerza a su cuello.
Aterrado.

-Haeeeee- Y de pronto esa voz. De pronto ese otro niño que llegaba con dos grandes helados de chocolate en una mano, mientras que con la otra tomaba la de Junsu con ternura.
De repente ese agarre desesperado sobre su cuello que se deshizo un poco y los ojitos de su hijo que brillaron con alegría.

De repente ya no había miedo.
Y sólo quedaban dos niños comiendo helado y jugando a mancharse mientras reían.

De repente esa mano tomando la suya con ternura y ese beso sobre sus labios algo rápido, porque estaban en un lugar público.

De repente esos dos niños entrando en el agua sin manguitos y asustados y ese Junsu mirándoles ansioso mientras Yoochun dejaba un beso más sobre su cabeza.
De repente un poco de intimidad.

Porque eh.
Siempre había sido Junsu para él.

FIN