KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Buscando suerte. Cap. 1. Vámonos a Seúl.

1. Vámonos a Seúl.

Fue una noche un poco larga para Junsu.
-Hyung…ah…

Seungri se estremecía en sus brazos, mientras sus cuerpos se movían, despacito, se mezclaban despacito. Se habían quitado la ropa a tirones y a besos habían recorrido sus cuerpos por entero. Los grillos y cigarras en el campo hacían la música de acompañamiento que entraba por la ventana. El calor del verano en Gyeonggi sólo propiciaba el ambiente para hacer el amor. Seungri dejó que su hyung le besara el pecho, dejando dos puntos rojos y endurecidos, mientras Junsu cedió a las lamidas que su joven amante le proporcionaba a su miembro. Se besaron mientras Junsu lo dilataba con sus dedos, y cuando estaba listo lo hizo suyo una vez más. Entre jadeos y gemidos hicieron rechinar los barrotes de la cama metálica de Junsu, las sábanas y cobijas bailando con el vaivén y resbalando lejos de los dos cuerpos. Después de quince minutos, más o menos, Junsu se corrió en el interior de Seungri y éste manchó sus vientres. Se recostaron en la cama y se quedaron dormidos entre besos, abrazados.
A la madrugada siguiente Junsu despertó primero, estirándose.
-Ay, me duele mi cuellito, mis piernas… -miró a Seungri durmiendo a su lado- pero valió la pena.
Besó la mejilla del menor y éste despertó lentamente, tallándose los ojos.
-Hola.
-Hola, Seungri.
-¿Qué haces despierto?
-Te miraba dormir. Eres hermoso, ¿te lo había dicho?
-Sí, muchas veces – se sentó, - pero no soy tan hermoso como tú.
-No-oh, tú eres aún más hermoso – picó su mejilla.
-Aw, hyung… - abrazó su cuello, recargándose en su cabeza, hincado, - te amo.
-Y yo a ti….hey… ue kyang kyang kyang kyang….

Seungri había empezado a hacerle cosquillas.
-No…no Seungriiii…ue kyang kyang…
El menor dejó de hacerle cosquillas y lo abrazó.
-Vuelve a dormirte conmigo, ¿sí?
-No puedo, Ri, me tengo que ir. Aunque no me quiero levantar aún…
-Ah, es verdad. Hoy se van. Hyung, no te vayas, quédate conmigo – tomó sus manos, haciendo un puchero.
-Ri, ya se lo prometí a Yoochun – acarició sus labios con sus dedos, deshaciendo el puchero.
-Pero no puedes irte sólo porque lo quiere Yoochun hyung.
-No, Seungri, no es sólo por él.
-¿Y por qué hasta Seúl?
-Porque es el único lugar de Corea donde puedo ser cantante. Además seguiremos viéndonos, sólo hay una hora y media de distancia y los caminos ya los pavimentaron… - Junsu tomó el rostro de su Seungri entre sus manos, listo para besarlo una penúltima vez, cuando alguien entró corriendo a la casa y azotó la puerta de la habitación al irrumpir en ella.

-Junsu-yah, ¡córrele que nos va a dejar el camión! – Yoochun estaba muy ansioso, incluso ya iba a correr de regreso a la salida pero se detuvo a esperar a su amigo.
Junsu se levantó de la cama, se acomodó la ropa interior y se empezó a vestir con pesadez mientras Seungri, después de ponerse una sudadera, intentaba disuadir a Yoochun.
-Yoochun hyung, por favor no se vayan a Seúl, dicen que es muy peligroso.
-Ah, sí. Mejor, ¿no? – sonrió el mayor.
-No, mejor tampoco, Chun, no exageres – intervino Junsu poniéndose la camisa.
-Mira, yo puedo hablar con mi hermano para que les dé un trabajo – insistió Seungri.
-¿Tu hermano T.O.P? – Yoochun pareció convencido unos segundos.
-Sí, él.
-Ni muerto – Chun se cruzó de brazos.
-Yoochun – Junsu se acercó a él, cerrándose la sudadera, - ¿estamos seguros de lo que hacemos, hyung?
-Junsu-shi, ya hemos hablado de esto mil veces.
-Pero es que yo necesito ver a mi Seungri…-volteó hacia a su noviecito como si ya llevara meses sin verlo.
-Por favor, Yoochun – de nuevo el menor intervino, acercándose- yo hablo con mi hermano para que les pague muy bien.
-Dale con T.O.P, a ese tipo lo alucino – gruñó Yoochun.
-Y es mutuo –sonrió Junsu, abrazando a Seungri por detrás.
-Además, entiende, Seungri. Nosotros somos artistas. ¡Ar-tis-tas! No nos importa el dinero.
-¿Cómo no? ¿Y con qué quieres que vivamos, hyung? ¿De qué vamos a vivir?– se asustó Junsu, soltando a Seungri y yendo hacia él.
-¿Cómo que de qué? Pues de la música. En Seúl los sueños se cumplen, ya sabes. Mira, - tiró de su brazo y señaló la pared, pintando en ella un horizonte con sus sueños – llegamos a un karaoke primero, luego al bar más famoso, exclusivo y ricachón; ya que nos hicimos de fans, luego nos conseguimos ropa cara, llegamos a la disquera y por supuesto que nos contratan.

Junsu lo consideró unos segundos, empapándose de la misma ilusión que embargaba a Yoochun.

-¿A…a los karaokes?
-Primero.
-A los bares más famosos y exclusivos…
-Después – Yoochun contó el número dos con sus dedos.
-Nos compraremos ropa…
-Ropa de marca. ¿Cuál te gusta?

-Ropa de artista… - Junsu miró el piso, como si la decisión le pesara mucho, luego miró a Seungri, quien lo miraba expectante y ya algo triste, - Ay, Ri, ¿qué hago? – fue hasta él y tomó sus manos.
- Ummm…bueno, está bien, pero váyanse ya, que los dejan.
-Gracias, mi Seungri.
-Y prométeme dedicarme tu primer sencillo.
-Todos, Seungri, todos.

Yoochun miraba el techo…

-Y promete que me llamarás todos los días.
-Claro, porque si no me moriría. Te voy a extrañar muchísimo – Junsu se inclinó y besó sus labios, despacio.
-Ay, sí, sí, ya mucho beso, mua, mua, mua, mua – Yoochun tiró de la sudadera de Junsu, separándolos.
-Te quedas mi corazón, Seungri – añadió Su, mandándole un beso.
-¡Ya vámonos! – Yoochun tomó el brazo de Junsu y corrió arrastrándolo tras de sí, - ¡Adiós, pueblo!
-¡Adiós, pueblo! ¡Ue kyang kyang kyang!
Seungri los vio salir corriendo cargando mochilas, estrechando entre sus manos y contra su mejilla el guante de Junsu que se le había caído del bolsillo al salir corriendo.

Corrieron como locos los dos chicos. A medio camino a Junsu se le cayó la mochila y tuvieron que retroceder unos pasos para recogerla. Cuando llegaron a la estación apenas alcanzaron los dos últimos boletos del camión de las 5:50 a.m. En cuanto arrancó el camión se entretuvieron mirando el paisaje por la ventana, jugando con las rendijas del aire acondicionado y con la luz hasta que el pasajero del asiento de adelante volteó a verlos, molesto. Sus asientos estaban hasta atrás, así que dormir ahí dentro se volvió toda una aventura: con cada tope, brinco o piedra, la parte trasera del camión rebotaba y ya más de una vez Junsu se había pegado con el techo mientras Yoochun, en cada curva, le había dado con la frente al asiento de adelante. Sin embargo el cansancio era tal que pronto se quedaron dormidos, aunque sujetándose muy bien del asiento, entumiendo sus dedos como resultado.

Una hora y media después bajaron en la estación de Seúl como dos niños que se encuentran el reino de los dulces, observándolo todo como si fuera un sueño. La ciudad empezaba apenas a amanecer, cosa que le apreció extraña a Junsu pues en el pueblo la vida empezaba a las 6:00, 6:30 a más tardar, entre el cuidado de los huevos, alimentar a las gallinas, ordeñar las vacas, etc. En Seúl, en cambio, apenas había algunas tiendas abiertas y sus encargados aún traían la almohada pegada a la cara. Otra cosa sorprendente eran los edificios: ni Yoochun ni él habían visto construcciones de más de dos pisos, y ahí había de hasta 100 o más. Trescientos metros de concreto se alzaban sobre ellos, y bajos sus pies pavimento y más concreto, algunas áreas verdes y algunos árboles. Preguntaron en una tienda de abarrotes por algún edificio de departamentos, de paso compraron pan dulce y leche para desayunar, y caminaron buscando el edificio indicado. Por supuesto que se perdieron. Llegaron dos o tres veces al mismo edificio equivocado, a un parque y hasta volvieron a encontrarse la estación de camiones. Ahí volvieron a pedir indicaciones y con ellas por fin llegaron al edificio departamental.

Preguntaron por uno con dos habitaciones que pudieran pagar y se encontraron con una habitación más o menos grande en la que la cocina se separaba de la sala por una barra de madera que servía de mesa, y la sala se volvía dormitorio, lo mismo en el caso del closet pequeño que tenía el burro para planchar: tirando de una cuerdita se sacaba la segunda cama del muro y el burro se volvía una especie de base. El baño estaba tras una puerta, al fondo, frente al pequeño closet que tendrían que compartir.

-Oye, Junsu – Yoochun consideró las posibilidades tras descubrir todas las monerías de su nuevo hogar, - ¿y si vamos a comprar un catre? O al menos un saco de dormir. Porque esa camita de la pared me da algo de miedo, no vayamos a azotar.
-¿Vayamos? –la última sílaba la enfatizó con su clásico falsete de delfín.
-Sí, porque nos turnaríamos las camas, así será justo, ¿no crees?
-Pues sí. Pero mejor hay que buscar ese camastro.
-Sí, pero será mañana, hoy tenemos que buscar trabajo para pagar la renta, la comida y todo lo demás.
-Vámonos ya entonces. Entre más pronto busquemos más rápido encontraremos.

Salieron igual de animados que cuando dejaron atrás de la casita de Junsu. Lo malo fue que volvieron al departamento bastante más desanimados. No encontraron nada y recorrieron toda la calle donde se encontraba su departamento (y eso era decir unas seis cuadras), y en ningún sitio los habían contratado. Bueno, para empezar Yoochun ya había estado buscando bares o karaokes y de esos sólo encontraron un barecito de mala muerte en el que el anciano dueño los había visto con ganas de un videíto para adultos más que para meseros, ya no digamos músicos. Salieron corriendo, Junsu tirando de Yoochun esta vez. En las demás tiendas, puestos y restaurantes que encontraron o no necesitaban empleados o los vieron muy niños o muy tontos. No faltó el cínico que, aún teniendo colgado el letrero de “Se necesita mesero” en la ventana de afuera, les había dicho que no tenía vacantes. Todo por tener pinta de provincia.

Total, regresaron al departamento, armaron el sofá-cama y la supuesta cama de la pared y se dispusieron a dormir después de ponerse sus pijamas. Por piedra papel o tijera decidieron que Junsu dormiría en la camita y Yoochun en el sofá-cama. Pero, ya entrada la noche, Junsu empujó a Yoochun para hacer algo de espacio y se acomodó también en el sofá-cama.

-Hyung…definitivamente nos urge el camastro.
-Ya, Junsu, duérmete que hay que levantarnos temprano.
-Perdón…

Al día siguiente lo mismo, sólo que fueron más lejos. Nada. Los ahorros prefirieron sólo gastarlos en la comida, esperanzados con conseguir un trabajo pronto para comprar el camastro y, a futuro, un teclado, una computadora portátil, entre otros lujos para músicos. Conforme los días se volvieron semanas decidieron que era urgente conseguir el trabajo ya no por el camastro, sino porque los ahorros ya estaban a la mitad y la renta sin pagar. A los dos meses urgía el dinero para la comida. Su desesperado intento de cantar en la esquina de la calle les consiguió a duras penas unas cuantas moneditas diarias para los gastos más básicos. Junsu, que era el más optimista de ambos, se sentía bastante desangelado para entonces: no había podido llamar a Seungri en poco más de dos semanas y lo extrañaba a morir. Yoochun en cambio no dejaba morir la esperanza.

Iban caminando por alguna calle del centro de Seúl cuando Junsu estalló. Yoochun se acercó a un café-bar y el menor iba tras él, mirando los edificios con hastío.
-Mira, Junsu. Este lugar parece prometedor. Vas a ver como aquí sí nos contratan, ¿araso?
Junsu no le respondió, pateando una piedrita.
- ¡Hola! ¿Hay alguien? – llamó Yoochun frente al local.
-No hay nadie. Nunca hay nadie –Junsu cruzó los brazos, protegiéndose del aire frío causado por un automóvil que pasó por ahí.
-Espérate, Junsu. Hola, buscamos trabajo. ¿Hola? ¡Ey!
-Yoochun, date cuenta, hemos estado en más de 100 lugares y en ninguno nos han hecho caso.
-Por favor, Junsu, tampoco son tantos. Ten más paciencia.
-¡¿Paciencia?! -Junsu alzó la voz y empezó a contar sus carencias con los dedos, - No tengo dinero para hablarle a mi Ri, y de la ropa de marca esa mejor ni hablamos, traemos la misma con la que salimos del pueblo y ya ruge de lo asquerosa que está porque no tenemos ni para lavarla. Llevamos casi dos meses comiendo algas y sopa instantánea… ¿Sabes qué, Yoochun? ¡Yo no me pienso mover de aquí hasta que llames a alguien que nos saque de este lío!

Yoochun lo detuvo con sus manos antes de que empezara a golpearlo.

-Bueno, ¿qué es este escándalo? – un hombre joven salió por la puerta del establecimiento. Tenía el cabello largo y oscuro y vestía con sencilla elegancia. Los dos chicos dejaron su discusión y Yoochun se apresuró a hablar con el dueño.
-Ah, hola. Soy Park Yoochun y este es mi amigo Kim Junsu.
-Kim Jaewook. ¿Qué se les ofrece?- el señor los examinó a uno y luego al otro con la mirada.
-Pues somos músicos y queríamos ver si le interesaba escucharnos para tocar aquí en su café.
Jaewook no parecía muy convencido dado a las fachas de los dos chicos.
-¿Aquí? Aquí sólo pongo el estéreo, no necesito música en vivo; nunca resulta y luego hasta se ofenden los músicos que ya tengo porque los clientes no les hacen caso. Pero ya que están aquí me urgen meseros…
-No, no, no, es que no somos meseros ni…
Junsu lo interrumpió.
-Una tía tiene una cafetería de comida corrida allá en el pueblo del que venimos y en verano le ayudábamos como meseros Yoochun y yo, señor.
-¿Qué haces, Junsu?- Yoochun lo miró, atónito.
-Pues tenemos que comer…
-Bueno, donsaeng – intervino Jaewook, - ¿les interesa el trabajo, sí o no?
-Claro que nos interesa – Junsu hasta lo cantó, estrechando la mano de su nuevo jefe quien le sonrió ligeramente.
-Bueno, pero por lo menos, ¿nos dejaría ensayar aquí?- insistió Yoochun.
-Eso no. Y donde los sorprenda agarrando el micrófono los regreso a la calle, ¿araso?
-Araso – asintió Junsu, alejándose para observar el local otra vez. Jaewook volvió a entrar en el café.

-¡Ja! ¿Ya viste, Junsu? ¡Ya tenemos trabajo! ¡Ajajaja! – Yoochun lo abrazó, emocionado, su voz grave agudizándose en las últimas palabras por la emoción.
-S-si, hyung – Junsu se alejó un poco de él hasta que lo soltó, - Oye, ¿y si mejor nos regresamos a Gyeonggi?
-Ay, no empieces, jinjo…
-Mira, trabajamos dos o tres semanas, juntamos dinero y nos regresamos. Ya aprendimos mucho después de todo. Hasta conocimos a un citadino.
-Ya conocimos a muchos, ¿o no? – Yoochun se frotaba la frente con los dedos.
-Tomémoslo como una experiencia, una etapa de crecimiento y búsqueda de madurez.
-Junsu, no me salgas con que eres cobarde.
-No he dicho eso.
-¿Qué ya no quieres ser cantante?
-¡Claro que sí!
-Entonces no te pongas de necio, pesado y negativo, Su.

-Está bien. Entremos a trabajar entonces… - Junsu suspiró, metiendo las manos en los bolsillos de sus jeans, y siguió a Yoochun hacia la puerta del local, - espero que al menos nos paguen bien. Necesito llamar a Seungri y… - tocó sus dientes con un dedo, - necesitamos más pasta de dientes… Allá en el pueblo esto no nos pasaba…

Junsu se detuvo porque casi choca con un chico alto que iba caminando por donde ellos y que por poco se lo lleva de corbata al caminar más rápido que él. Yoochun no lo había visto pues se había detenido para acomodarse la camisa debajo de los pantalones y peinarse un poco con los dedos, dándole la espalda a la calle.

-En el pueblo nunca pasaba nada de nada, Junsu – le respondió el mayor, girando hacia él y haciendo que el pasante chocara con su brazo sin querer y callera al suelo. El joven maldijo desde el piso.
-Bien, Yoochun, bien – murmuró Junsu.

Yoochun por fin se dio cuenta y corrió a hincarse frente al otro chico.
-Oye, discúlpame, no fue…

Una sensación cálida recorrió las entrañas de Chun, volviéndose un revoloteo en su estómago y más abajo cuando miró de cerca al chico, de tez morena y cabello corto. Se quedó tan embobado que el otro tuvo que regresarlo al mundo real dándole un empujón.

-Pabo – rugió, levantándose y sacudiéndose los pantalones negros. Yoochun lo miró hacia arriba y se levantó. Qué alto y hermoso era ese chico…
-Ay, perdón, es que no te había visto y…por eso te tiré sin querer, pero...ahora que te veo de cerca…
-No me digas. ¿Te doy miedo?- su mirada y sus facciones denotaban sarcasmo.
-No, al contrario…
-Ah, ¿entonces eres un maricón de closet?

Junsu les dio la espalda, aguantándose la risa. Yoochun se mordió los labios, ofendido.

-Pues lo siento mucho – continuó el moreno, - pero a mí no me rechina la reversa. Espero no sufras mucho intentando olvidarme – lo escaneó rápidamente con la mirada y volteó hacia otro lado, altivo, - Hasta luego, “pareja” – empezó a alejarse.
-¡Yah!- Yoochun lo llamó y el otro se detuvo, volteando apenas a v
erlo, - mira, yo trabajo en este local. ¿Por qué no vienes un día y te invito un café como disculpa por tirarte al suelo?
-¿En el Antique?
-Aja.
-Es buen café el de Antique, y sus postres…
-Y… ¿vendrás?
-No sé. Lo pensaré – y sin decir más el chico moreno desapareció tras la siguiente esquina.

-¡OMG! – Yoochun saltó de emoción y corrió hacia Junsu, que seguía con la boca tapada con su mano, disimulando la risa, - ¿lo viste? ¡Y dijo que va a venir!
- No dijo eso, hyung. Dijo: “lo pensaré”- Junsu imitó el caminado arrogante del chico.
-Junsu, es que no lo viste bien… - Yoochun miró hacia donde el lindo y mamón moreno se había ido, - es hermoso.
-¡OMG sun! – Exclamó Junsu, tapándose la boca con la mano e imitando ahora a Yoochun, - es hermoso~

Yoochun volteó a verlo.

-Ahora me vas a decir que también a ti te gustan los hombres, ¿no?
-¿Qué tiene? A ti te gusta Seungri, ¿no?
-Sí, pero ya lo conocía desde niños y por eso me enamoré. Tú apenas lo acabas de ver pasar. Ya sé. Fue un flechazo, vas a decir.
-Exactamente.
-¡Jinjo!- se quejó Junsu, - eso no se puede, ¿cómo te puedes enamorar a primera vista de un niño así?
-Pues que vuelva a pasar y será a segunda vista…
-¡Ay, ya, hyung! Mejor vámonos a trabajar y de ahí compremos algo de comer con lo que nos paguen. Como unas empanaditas con relleno de carne y verduras jugosas… - a ambos se les hizo agua la boca.

Entraron a trabajar y Jaewook pronto les dio sus delantales para que se pusieran a servir las mesas y la barra. Hubo poca gente pero ganaron su primer sueldo y con la mitad compraron comida, aunque no les alcanzó para las empanadas pero si para unos panecitos rellenos de cremita que Junsu engulló con mucha satisfacción, y pasta de dientes; también pagaron un adelanto de la renta, cosa que hizo feliz al encargado del edificio que no los había corrido por compasión. Además alcanzaron a lavar algo de su ropa en una lavandería y la otra mitad del dinero la guardaron para poder comprar el catre una semana después. Después de todo vivir en la ciudad no era tan malo, todo era cuestión de acostumbrarse y no perder el control.


Glosario del capítulo:
Hyung: hermano mayor, de hombre menor a hombre mayor.
Donsaeng: hermano menor, tanto de hombre y mujer mayor a hombre y/o mujer menor.
Jinjo: En serio. Coreano
Araso: ¿Entienden? Entendido. Coreano.
Lío: problema.
Fachas: ropa, discriminatorio.
Llevarse de corbata: chocar, arrollar, atropellar.
Pabo: tonto. Coreano.
Le rechina la reversa: que le gustan de su mismo género.
Mamón: arrogante.
Sun: Sol. Inglés.

7 Comentarios:

  1. me gusta, me gusta, sobretodo por la arrogancia de Changmin (porque es él no hay duda) espero pronto lo continues.

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  2. se pondra mejor, lo prometo n.n

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  3. Anónimo11/03/2010

    me gusto mucho el fic..pero como sufrieron XD.. ese changmin ...jajajaja...me encanta que sea asi...gracias...Aemin
    esperare por el proximo ...katyna

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  4. oooo que bien empezó >_< yo tambien pienso que es changmin, siiii yoochun amor a primera vista

    y sera yoomin que bien

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  5. lolz XD ¿cómo te puedes enamorar a primera vista de un niño así?
    -Pues que vuelva a pasar y será a segunda vista…

    chunnie si que sabe muy bn descrito el minnie xD! me ta gutando x3

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  6. ohhh yoomin >D.. yoochun gay!! XD.. amo a changmin o: y lo sabes hyung.. no saldran tus sritas de avignon XD?..
    bien.. 1er capo.. done!

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  7. Anónimo5/19/2014

    Es babo no pabo

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o más bien... deja tus pensamientos pervertidos grabados en esta entrada XD