KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Unwritten cap 12

Yunho y yo estuvimos solos en el departamento hasta el veintisiete. Yoochun y Junsu llegaron casi después del desayuno, ambos lucían más cansados de lo habitual [ni siquiera me molesté en preguntar el motivo] y apenas chocaron con el borde del sillón, ambos cayeron encima, quedando dormidos luego de unos segundos.

¿El amor cansa?” había preguntado Yunho, sonriendo de medio lado, mientras se dirigía al baño. Ni siquiera me esforcé en buscar una respuesta dentro de mi aún dormido cerebro. Me quedé en la mesa, observando mi plato de ramen instantáneo casi vacío y no pude evitar suspirar ruidosamente. Había desayunado, almorzado y cenado ramen desde el día anterior y, ciertamente empezaba a hostigarme. Pero era eso, o comer lo que Yunho preparara, y no gracias, deseo vivir hasta mis cincuenta o así.

Me hundí en el sillón frente al televisor y empecé a randomear entre los canales. Nada me llamaba la atención a esa hora de la mañana, sobre todo porque habían noticieros. No que no me importen las noticias, pero si lo que buscaba era alegrarme, escuchar las noticias sensacionalistas [que van ‘de mal en peor’], no iba a animarme en absoluto. Así que lo dejé en el canal musical e intenté interesarme por lo que escuchaba.

Intenté.

El sonido de la puerta al abrirse derrumbó cualquier atisbo de seguridad que hubiese construido en las últimas treinta horas. Y ahí estaba, con ese sobretodo demasiado holgado y esa bufanda que, sin problemas, era más larga que yo. Sus cabellos estaban algo húmedos y la gorra estaba apretujada en su mano izquierda mientras que con la derecha manejaba su móvil.


¿Y pueden creer que solo sentí una pizca de desesperación?


Volví la mirada a la pantalla y vi con pesar que ya empezaba Wrong Number. Se veía tan bien en ese video. Demasiado bien, seamos sinceros. Se paró en seco en cuanto me vio ahí, lo sé. Y oí un leve suspiro cuando se vio a si mismo en la tele. No le gusta verse a sí mismo en la tele.


-Hola.


Y su tímida voz golpeó en mis oídos como un martillazo. Mi cuerpo se tensó y la legua se me pegó al paladar. Desvié la mirada hacia él e intenté sonreír, por lo menos para no perder el control de la situación. Y es que quería demostrarle que “estaba empezando a intentar superar lo de nosotros”.

Esa era la fase uno de plan. O bueno, el principio, qué se yo, el punto es que debía darle a entender que era yo quien controlaba la situación, ¿me entienden?

-Eh... Feliz navidad, Changmin-ah.

Más vale tarde que nunca, pensé.


-Feliz navidad, hyung –susurré, intentando calmar los latidos de mi corazón.

-¿Has pasado una buena navidad? –un leve rubor cubrió sus mejillas y comprendí que debía estar pensando lo mismo que yo.



“¡¿CÓMO CARAJOS HACES ESE TIPO DE PREGUNTA?!”

…O algo por el estilo.


-Pues... –hice el amago de pensar detenidamente. La verdad es que solo pensaba en como hacer que siga su camino hasta la habitación y que no salga de ahí hasta que haya podido idear un plan maestro para hacerlo volver-. Ha estado bien. No me puedo quejar.

-Me alegro. De verdad –las comisuras de sus labios se elevaron ligeramente, pero la sonrisa no llegó a sus ojos.

-¿Y tú? ¿Te divertiste con tu hermana? –me atreví a preguntar. Tan solo esperaba no arrepentirme.

-Algo. Me ha contado que está embarazada –y ahora sí sonreía. Y sentía que lo amaba más.

-Qué buena noticia, hyung... Me alegro por ella. Dale... dale mis felicitaciones en cuanto hables con ella. Dile que le deseo lo mejor.


Dile que por más que intento, no puedo arrancarte de mi corazón. Que por más que intento, con cada sonrisa de tus labios me vuelvo frágil y vuelvo a caer en el abismo de tu ser.

Dile que intento.
Díselo.

Dile que tú, tarde o temprano, volverás a mí. Dile que aunque jures y rejures que me has olvidado y que ya no sientes nada por mí, igual volverás a estar a mi lado.

Dile que intentas.
Díselo.



-Se lo diré, Minnie-ah.

Se quedó de pie, en silencio y con la mirada fija en la televisión. Una sonrisa melancólica asaltó su rostro y le vi dar un tembloroso paso en dirección al sillón donde yo estaba. Carraspeó quedamente antes de preguntar:

-¿Puedo sentarme?

-Por supuesto, hyung –respondí encogiéndome de hombros, y haciéndole sitio en el sillón. Él sonrió tenuemente una vez más y se sentó, la vista fija en la pantalla.

Por un momento creí que seguía viendo ‘Wrong Number’ y que por eso se había puesto así [Jaejoong tiende a ser melancólico por cualquier cosa] pero cuando di una mirada a la TV, el video ya había acabado y ahora estaba en comerciales.

-¿Estás bien? –pregunté.

-Sí –fue su escueta respuesta, un murmullo.

-De acuerdo –y no insistí.

Porque hacerlo era hacerle creer que me importaba, y en realidad sí me importaba pues me partía el alma verlo así, pero el plan aún se estaba llevando a cabo, así que debía hacerme el desentendido. Suspiró trabajosamente y se enterró en el respaldar, cerrando los ojos.

-Dime algo, Changmin.

-¿Qué quieres que te diga?

-¿Me odias?

Miré su rostro, pero el no me miraba. Sus ojos seguían cerrados. Su húmedo cabello se había pegado a su frente, y no estaba respirando por la nariz, sino por la boca, pues sus labios se encontraban levemente separados. Y estaban rojos. Ese particular rojo que sus labios poseen. Es… es inexplicable como sus labios pueden tener tanto color, mientras su piel es completamente… pálida. Es inexplicable, y a la vez es… perfecto.

Y, como otras veces, sentí la necesidad de probarlos. Así que lo hice.

Me acerqué sigilosamente, jugando con mi peso para que él no se diera cuenta de lo que hacía. Su rostro estaba a pocos centímetros del mío, sus labios de igual forma. Su cálido aliento golpeó la punta de mi nariz y cerré los ojos, acercándome más, hasta atrapar sus labios entre los míos suavemente. Su cuerpo se tensó pero no tardó en relajarse, y cuando moví mis labios contra los suyos, suspiró, siguiendo el ritmo. Una se sus frías manos (siempre estaban frías) encajó entre mi mejilla y mi cuello al tiempo en que soltaba sus labios para dejarle respirar, atrayéndome nuevamente a sus labios. El beso me supo a dulce, a miel y a cigarrillos, y aunque intento no pensar en eso, también sabía a amor.

Del otro lado de la sala, Yoochun soltó un gruñido aún entre sueños, y Junsu suspiró ruidosamente; como en aquellas oportunidades en que todos dormíamos aún en la misma habitación y Jaejoong escapaba de su cama para pasarse a la mía. Nos besábamos en silencio, nos mirábamos en silencio, y eso solo hacía que la excitación creciera.

Me separé de él lentamente, su aliento aún chocaba contra mis labios, y al abrir los ojos y encontrarme con los suyos, vi confusión, miedo. Oh sí, y también vi deseo. Creo que eso fue lo que más me gustó ver.

-A veces, hyung. Te odio solo a veces –le dije alejándome completamente.

Pero quería volver a besarlo, quería volver a probarlo. A sentirlo. Quise demasiadas cosas.

Me puse de pie lentamente, debía salir del salón si es que no quería terminar haciéndole algo de lo que luego no pueda arrepentirme.

-Min…

No miré hacia atrás.

---

Pasadas las cuatro de la tarde, el teléfono sonó y fue Yunho quien contestó. La llamada era para Jaejoong, supe, pues Yunho no fue nada discreto en gritar “¡Jae, te está hablando HyoJoo!” y estoy casi seguro que medio Seúl también le oyó.

No pude evitar sentir una llamarada de celos nacer desde el fondo de mis entrañas. Ni tampoco el humor de perros que se me vino luego. Habían pasado menos de dos minutos en cuanto oí que Yoochun estaba en el teléfono, y eso me alivió un poco, pues quería decir que no había hablado tanto con ella. Oí la puerta de su habitación abrirse y cerrarse y entonces no oí nada más en el piso. Excepto las risitas de Junsu desde el salón y las carcajadas de Yoochun.

Casi diez minutos después, oí de nuevo el sonido de su puerta, y casi sin darme cuenta, ya estaba saliendo de mi habitación rumbo a la cocina. No que me importe a donde salga o qué haga con su vida, simplemente que quería saber si saldría, y preguntarle no era una opción, sobre todo por que la fase dos del plan era: Indiferencia.

-... ¿Estás seguro? –oí a Yunho.

-Sí –respondió Jae en voz baja.

-De acuerdo –era mi imaginación o... ¿Yunho sonaba molesto?-. Haz lo que te dé la gana, hyung. No te voy a detener.

-Y te lo agradezco –volvió a susurrar. Y pude sentir que sonreía cansadamente.


Yunho iba a seguir hablando, pero entonces me vio. Ahí, parado entre la puerta y el resto del salón. Se removió el pelo de la coronilla y sonrió levemente. Jae se dio la vuelta y nuestras miradas se encontraron por escasos segundos, hasta que desvió la suya. El ambiente estaba tenso.


-Lo siento. No quise interrumpir. Me iré a mi habitación...

-No, Min-ah, no interrumpes nada...

-Yunho está en lo cierto. No tienes que irte, yo lo haré. Nos vemos luego –le dijo eso último a Yunho y entonces salió de la cocina.


Escuché el golpe seco de la puerta al cerrarse y entonces, en serio, no oí nada más. Ni las risitas del Yoosu en el salón, ni la voz de Yunho. Solo mi respiración golpeándome en los oídos, y el sonido de la puerta al cerrarse repetirse una y otra vez en mi mente. Ah, y el sabor de sus labios todavía fresco entre los míos.

---



Nuestro número era el penúltimo. Pero, como siempre, habíamos llegado mucho antes, con la intención de siquiera ver la mitad del show. Estaba de camino a los camerinos cuando sentí que alguien me tocaba el hombro.


-¿Ya no me quieres?


Y cuando volteé vi a Yoobin en aquel traje negro. El que, sin ir muy lejos, resaltaba sus contorneadas piernas. No es que se las ande mirando, es solo que sé que ama el ejercicio, entonces no es secreto que su cuerpo está en buenas condiciones. Su cabello estaba corto.


-Ni un poquito –sonreí con ganas. No la veía en... ¿semanas?

-Mentiroso. ¿Cómo estás?

-Pues... ¿Bien? –me recosté en la pared, cruzando los brazos sobre mi pecho. Me miró con seriedad.

-No sabes mentir, Shim Changmin –me dijo, imitando mi postura. Recargó su peso en uno de sus pies. Su ceño se frunció ante mi sonrisa.

-No estaba mintiendo. ¿Y tú? ¿Estás bien?

-Se puede decir. Odio este traje, pero a quién le importa, ¿cierto? Parezco un soldado, ¿pero quién se dará cuenta? –hizo un gesto de indiferencia con la mano y cuando reí, me golpeó a la altura del hombro-. Se supone que me debes apoyar, pedazo de idiota.

-Dios Santo –acerqué una mano a su sien y puse gesto de seriedad y pánico-. ¿Es...? ¡¿Es eso una arruga?!

-Vete a la mierda –retiró mi mano con un golpe que sonó a latigazo y reí aún más. Me gustaba hacerla enfadar.

-Te ves bien. En serio. Tus piernas se ven magníficas.

-Min-ah, eso ha sonado demasiado gay –resopló ella, con una sonrisa burlona en los labios.

-Oye, tú suenas como vieja renegona y nadie se está quejando.


Ambos sonreímos ampliamente y luego de mirarnos a los ojos por suficiente tiempo, nos abrazamos. Como no habíamos hecho en mucho tiempo. Un abrazo lleno de amistad. Y apoyo. Mutuo.


-Es bueno verte reír –murmuró contra la solapa de mi saco.

-Es bueno reír –suspiré, acariciando el cabello que llegaba a su espalda, casi debajo de su cuello.

-¿Ya estás mejor? –y sabía a lo que se refería-. ¿Sigues con la idea del “Plan”?

-Intento. Con todo mi ser. No sé si lo estoy logrando. Me da miedo no lograrlo. Yo… -lamentablemente, Yoobin es otra persona a la cual no puedo mentir-. Lo besé. Ayer. Sé que no debí hacerlo, pero… él estaba ahí, y yo también, y bueno, Yoochun y Junsu también así que dije “Hey, ¿por qué no?” y lo besé, así sin más, y oh, Dios, Yoobin, cómo había extrañado besarlo –dije todo de corrido, y no pude evitar sonrojarme al ver su sonrisa.

-Ve por partes –me dijo, aún sonriendo-, aunque… espera, ¿cómo que Junsu y Yoochun también estaban ahí?

-Eh… estaban dormidos, Bin.

-Ya veo. Bueno, ¿y?

-Él había llegado recién. De dónde, no lo sé. Se sentó a mi lado en el salón y de pronto me preguntó si lo odiaba, y pues… obvio que no lo odio, pero sí sigo enfadado con él, y… supongo que perdí la noción de lo que hacía en cuanto volteé a responderle. No estaba en mis planes besarlo, lo hice porque… No sé porqué lo hice.

-Supongo que fue porque en realidad no lo odias. ¿Qué le ibas a responder?

-Que solo lo odio a veces. Y sí se lo dije. Después de… besarlo.

Nos quedamos en silencio, así abrazados, disfrutando de la compañía del otro mientras la gente seguía correteando de aquí para allá. Evité contarle que luego Jaejoong había salido a ver a HyoJoo porque en realidad no sabía si era del todo cierto, y contarlo o decirlo en voz alta era como confirmar aquello que rogaba que no fuera cierto. Yoobin volvió a hablar, su voz camuflada contra la solapa de mi saco.

-Sabes que te apoyo, ¿cierto?

-Lo sé –besé el lado de su cabeza y ella levantó el rostro, sonriendo ligeramente-. Gracias.

-No hay de qué, tontín.

-Mujer, sí sabes como matar el momento, ¿eh? –reí, volviendo a abrazarla.

-No me causa gracia –refutó-. Oye, ¿Min?

-¿Mhm?

-Jae-oppa está mirando hacia aquí.

-¿En serio? –susurré contra su pelo, de repente, sintiéndome exaltado. Era raro (y molesto, en cierta parte) que la sola mención de su nombre produjera tal cambio en mí.

-Sí –susurró de nuevo-. Creo que... Min, creo que me quiere matar –no pude evitar soltar una carcajada y estrecharla más contra mí-. Maldito, no p-puedo respirar...

-¿Te doy respiración boca a boca? –susurré con picardía.

-Ni te atrevas Shim Chang—


¿Lo había hecho simplemente por sacarle celos a Jae? ¿Porque sabía que estaba mirando? ¿O era porque extrañaba besarla?

Cual sea el motivo, al momento que la besé... No sentí nada. Lo que deja en claro que no extrañaba besarla, ¿cierto? Es más, casi sentí que besaba a mi hermana (y la palabra incesto salió a flote), pero debido al fin dramático, o lo que sea que intentaba hacer, no me separé. No hubo contacto lingual ni nada por el estilo, tan solo fueron caricias de labios contra labios y nada más. Mis brazos seguían enroscados sobre los suyos y los suyos seguían enroscados en mi cintura. No hubo caricias, no hubo suspiros. No hubo nada.

No duró mucho, tampoco. La sensación de estar besando, técnicamente, a mi mejor amiga, no era agradable (aunque tiempo atrás lo haya hecho con regularidad). En cuanto nos separamos, su frente quedó perfectamente acoplada entre la hendidura de mi nariz y mi frente. Abrí los ojos lentamente y tragué duro cuando vi su mirada asesina.


-Me debes una, Shim Changmin –susurró levemente, sin siquiera mover los labios-. Y enorme.


Pude ver, con el rabillo del ojo, que Jaejoong y Yunho caminaban de vuelta hacia el camerino que nos correspondía. Probablemente recibiera una reprimenda por parte de Yunho más tarde...


-Me están llamando a maquillaje –escuché a Yoobin. Sonreí y le besé en la frente.

-Suerte. Y… -suspiré, ella rió-. Lamento lo de antes.

-Así lo lamentes, igual me debes una –apuntó mientras empezaba a alejarse y sus tacones hacían eco en el pasillo-. Nos vemos luego…

-Luego –asentí.

Emprendí camino hacia el camerino una vez más, saludando a todo aquél que se me cruzara, sonriendo lo mejor que podía cuando en realidad no conocía ni a la mitad. La sensación de adrenalina que había sentido cuando había besado a Yoobin se había desvanecido y en su lugar sentía inseguridad, uno, porque no sabía la impresión que Jae había tenido (esperaba con todo el alma que se haya retorcido de celos), y porque él (y Yunho) no había sido el único testigo.

-Changminnie, el casanova –había comentado Yesung con una sonrisa burlona, dándome palmaditas en la espalda como si estuviera felicitándome.

-Ya no es un niño, ¿eh? –escuché (entre otras cosas) decir a Shindong luego de otras risitas con el staff.

Si tan solo supieran que había dejado de ser un niño hacía mucho tiempo.

La tensión que había empezado a sentir solo empeoró cuando entré en el camerino y me di cuenta que todos estaban ahí. (Aunque la sorpresa me la llevé cuando vi a Boa sentada al lado de Junsu.)

-Hey, ahí está el hombre del minuto –el tono sarcástico de Yoochun no me agradó en lo absoluto, así que se lo hice saber mediando un coscorrón-. ¡Ow! ¡Uno ya ni bromear puede!

-No sabes bromear, hyung, ese el problema –sonreí inocentemente y fui a tumbarme al lado de Junsu, sonriéndole a Boa-noona en el camino-. ¿Qué hay, noona?

-Todo bien por aquí, gracias –sonrió, y le dedicó una rápida mirada a Jaejoong, quien solo frunció los labios y desvió la mirada-. ¿Qué hay de ti?

-Eh… pues… bien, también. Supongo –me encogí de hombros, intentando actuar lo más indiferente posible.

Ella asintió en silencio y de pronto nadie habló más. Lo que más me preocupaba era que desde que había entrado en la estancia, Yunho no me había mirado. Ni una sola vez. Y podía ver (sentir, más que todo) que estaba molesto y furioso y eso no era nada bueno considerando que luego tendríamos que salir al escenario.

Yoochun carraspeó y murmuró algo que (aparentemente) solo Junsu y Boa escucharon y luego salieron del cuarto, diciendo “Vamos a comer algo, ya volvemos” rápidamente. Jaejoong hizo el amago de levantarse de la silla, pero Yunho le detuvo antes de que siquiera se haya podido erguir.

-Espera un momento, hyung –le dijo con voz seria, y Jaejoong obedeció en silencio.

Y supe que estaba en problemas.

-Voy a decirles algo y espero que me comprendan –un suspiro cansado salió de sus labios y entendí que a él tampoco le gustaba la situación-. Vamos a salir al escenario en menos de una hora. Sé… Sé que las cosas no han sido fáciles últimamente, pero quiero pedirles un favor.

Jaejoong abrió la boca para hablar pero Yunho le detuvo levantando una mano.

-En realidad –continuó-, más que un favor, es una orden. No la caguen. Así de simple.

-Bien –murmuró Jae, afirmando con la cabeza varias veces. Intercambió miradas con Yunho fugazmente y entonces se puso de pie y salió sin decir algo más. En cuanto quise hacer lo mismo, sin embargo, Yunho me detuvo.

-Espera un momento, Changmin-ah.

-¿Qué ocurre, hyung?

Yunho de pronto parecía haber envejecido muchos años en tan solo tres segundos y llegué a la conclusión de que tal vez, ser el líder no era algo fácil. Su mirada era dura, severa, y lo que más llamó mi atención, fue el cansancio que percibí detrás de ello.

-Sabes que soy el líder, ¿cierto, Changmin? –preguntó, con aquella voz monótona que indicaba que había perdido la paciencia y que se estaba dando por vencido con algo o con alguien.

-Sí –asentí con la cabeza como reflejo-, lo sé.

-Sabes también que soy el responsable de ustedes y sus acciones, ¿verdad?

-Lo sé. ¿A dónde quieres llegar con esto, hyung?

-No sé a qué demonios estas jugando, Changmin, pero no voy a permitir que sigas jodiendo el desempeño del grupo, ¿me oyes?

Eso dolió. Bajo en el estómago. Aún así, había algo en sus palabras que no comprendí.

-A qué te refieres –demandé una vez más.

-A Jaejoong me refiero. Te vi. Ayer. Cuando lo besaste en la sala. ¿Qué crees que estás haciendo? ¿Te divierte hacerle eso?

Entonces eso era. Yunho estaba “defendiendo” (por decirlo de algún modo) a Jaejoong. Lo defendía.

-Hyung—

-No. Escucha tú primero. Creí… Creí que habías dicho que ya no ocurría nada. Creía que habían quedado en buenos términos. Y luego, ¿vas y lo besas? ¿Qué intentas hacer? ¿Jugar con su cabeza? ¿Tienes alguna idea de cómo se siente?

-Oye—

-Y –siguió como si yo nunca hubiera abierto la boca-, ahora vienes y besas a Yoobin en sus narices. ¡¿Yoobin?! ¿Me estás jodiendo, Changmin? Si lo que intentabas era poner celoso a Jaejoong entonces te hubieras ido a enredar con alguna de sus ennovias, eso hubiera funcionado mejor.

-Yunho—

-Ah, y ahora no solo tengo que cuidar que Jaejoong no vaya a dar una mala performance por tu culpa –clavó su índice en mi pecho para enfatizar. En realidad dolió-, sino que también tengo que andar vigilando las orejas de Hyoryul para que no se entere de tu pequeña “faena” porque si lo hace te cuelga de los huevos. Y probablemente me cuelgue a mí luego.

Sí, Changmin-ah, la cagaste en grande. En grande, te digo.

A pesar de tener absoluta e infinita razón, la rabia que sentía en ese momento era mucho más grande que la vergüenza de saber que la había jodido.

-Me estás echando la culpa de todo –hablé en voz baja. No era una pregunta, era una afirmación, y tal vez eso fue lo que más me molestó.

-No, Changm—

-No. Ahora tú me vas a escuchar, Yunho –interrumpí sus palabras, y él pareció sorprendido (y debo admitir que yo también me sorprendí) al oír mi tono frío y cortante-. En primer lugar, lo que ocurrió ayer, no es de tu incumbencia. Es problema mío y de Jaejoong. No intento jugar con su cabeza; no voy a hacerle lo que él hizo conmigo. En segundo lugar, parece que has olvidado quién dejó a quién porque ciertamente, yo no pedí nada de esto –hice un movimiento sugestivo con la mano-. Fue él quien me cortó, y, discúlpame, Yunho, pero no creo tengas ni la más mínima idea de cómo nos sentimos ni él ni yo, así que mejor cierra la boca.

-Puede que no sepa lo que sienten, pero sé que les afecta. Que nosafecta. A los cinco. ¡¿Es que no entiendes?! –había desesperación en su voz. Eso y cólera-. Hemos recibido más llamadas de atención que nunca en las últimas semanas, ¿y todo porqué? Porque ustedes son demasiado tercos como para disculparse y que todo vuelva a la normalidad.

-Oh, disculpa, Yunho, si es que no puedo superar el hecho de que me haya dado la espalda –espeté con incredulidad. Él solo viró los ojos-. Ah, y para futura referencia, hyung, con quién decida o no enredarme, es asunto mío y no tuyo. De ninguno de ustedes.

-¿Qué ocurre?

Ambos, Yunho y yo, nos giramos hacia la puerta, encontrándonos con un muy confundio (¿y molesto?) Jaejoong. Ya traía el vestuario puesto. Se veía magníficamente espectacular, pero eso esta fuera de discusión.

-Pregunté qué ocurre.

-Nada que te importe, hyung –espeté, sin saber del todo porqué de pronto estaba tan enfadado con Jae.

-Ocurre que, aquí, Changmin y yo, acabamos de tener una charla muy constructiva –Yunho se encogió de hombros, suspirando tranquilamente-. Le decía que están siendo unos reverendos idiotas.

-¿Disculpa? –Jae levantó una ceja-. ¿De qué hablas?

-Le decía que, tú y él están siendo realmente tontos. Y una de las razones por la cual nos llaman la atención constantemente.

Los ojos de Jaejoong parecían platos en cuanto me miró intentando buscar una explicación.

-Oh –desvió la mirada, clavándola en una de las sillas.

-Si “Oh” es lo único que vas a decir, hyung, mejor no digas nada –rió Yunho, pero era una risa amarga, amarga y hastiada-. Lo que sea. Sé que se los dije antes, pero de todas formas lo voy a repetir. Dejen de causarme problemas; suficiente tengo con los míos –avanzó hacia la puerta, sin mirar atrás, pero antes de salir murmuró:-No soy su puta niñera.



5 Comentarios:

  1. o.O esta muy bueno, aaa creo que sufri con min cuando jae lo rechazo T_T es que escribes muy bien, quiero que ya le de resultados su plan a min >_< jae dicidete
    pobre yunho tiene mucho estress
    mmm Yoobin que bueno que ayude a min, solo espero que no se meta en el jaemin T_T
    muy bueno esperare el proximo cap siiii
    escribes muy bien

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  2. Anónimo11/30/2010

    waaaaaaa esta buenisimo el fic *.* q pasará con min y jae? jeje esperare con ansias el proximo capitulo ^^

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  3. oh no puede ser vamos min se que puedes lograrlo te apoyo mentalmente jajaja

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  4. ooo esta muy bueno...
    porfa continualo!!!
    jaejoong eeres un idiota como te le ocurre dejar a changmin si saves que lo amas todoas las cosas que ha hecho por ti !!!
    vuelvan a estar juntos!!!

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  5. AAAHH NO PUEDE SER EN CASOS KOMO ESTE APOYO A yUNHO >.< NO PUEDE SER SE COMPORTAN KOMO UNOS VERDADEROS BEBES
    jae y Min sean felices de una vez aprendan del YooSu xD

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