Tea for Two Prólogo

Una mañana cualquiera...


- ¿Por qué sigues viniendo aquí día tras día? - decía la voz de un hombre - Ya han pasado varios años y ni siquiera sabes si puede oírte, ni siquiera sabes si algún día volverá a despertar.

- Lo sé, pero él... me salvó la vida. Si no fuera por él, yo no estaría aquí, seguramente, sería yo quien estaría postrado en esa cama, con esos tubos, ocultando esa cara tan serena y especial.

- Esta bien Yunho, no me esforzaré en convencerte, es más, seguramente, eres de las pocas personas que es tan fiel a algo además de buena persona. Tan sólo te pido, que no te impliques tanto como lo haces, no quiero que sufras más...

- Créeme, sufro a cada minuto que pienso que él se está perdiendo todo de esta vida, por su amor hacia mí, por salvarme...

- Lo sé... - dijo el hombre con voz seria - Bueno, ya he revisado sus constantes vitales, tengo que seguir pasando consulta. ¿Qué harás hoy?

- Hoy, me apetece cantarle mi canción, nuestra canción, la que he compuesto para él, ojalá pudiera escucharme, y aunque no lo haga, quiero que sepa que sigue estando en mi corazón.

- De acuerdo, nos vemos - y el hombre, el cuál era doctor de ese hospital, se marchó.


Y en la habitación de aquel hospital...


"¿Por qué decir adiós para siempre?
¿Quedarán algunos recuerdos...?
¿Cómo la vez en la que te encontré justo
afuera del cine?
Supongo que ahora es momento de olvidarte.
¿Cómo voy a poder hacerlo?
No sé por qué, no puedo avanzar, siento como si
fueras a regresar.
Ni siquiera puedo mover mi corazón.

Tú eras mi último... amor."

----------------

Me llamo Jung Yunho, y hoy estoy aquí, en la habitación de este hospital, viendo como una vez más tus ojos no se abren, esos ojos que años atrás me sonreían a cada minuto y me regalaban todo su amor. Tú salvaste mi vida, y aunque haya pasado mucho tiempo, nunca he podido dejar de venir a verte, teniendo siempre esa pequeña esperanza de que algún día, encontrarías el camino de vuelta. Me regalaste los mejores momentos de mi vida y aunque ahora haya seguido adelante, nunca olvidaré ese amor tan puro, ese amor que descubriste por primera vez y que sólo me diste a mí, sólo a mí, a nadie más. Hoy, mientras estoy aquí, cantando esta canción, sigo mirándote y recordando todos aquellos momentos felices que pasamos juntos. Nuestra historia juntos, la historia más feliz de mi vida, la que ahora voy a contar...

-----------------



5 años atrás...

- Changmin, ¿estás listo? - decía una mujer.

- Si, ya voy mamá, no te preocupes.

- No me preocupo, pero recuerda que es la novia la que suele llegar tarde a las bodas, no el novio.

- Mamá, me estás poniendo nervioso, ya voy. ¿Preparada? - decía Changmin tras la puerta de su vestidor.

Y un apuesto muchacho, alto, con el pelo corto pero lacio, salió de aquella habitación con un traje perfectamente colocado acompañado de una rosa blanca en la solapa de su chaqueta. Su cara resplandecía de felicidad. El día que tanto tiempo había estado esperando por fin había llegado. Era el día de su boda, con su novia de hace más de siete años, Erin, con quien había pasado parte de su adolescencia y había llegado a la madurez.

- Estás... estás guapísimo - decía su madre entre lágrimas mientras abrazaba a su hijo.

- Mamá... que me vas a arrugar, venga que ahora la culpable de que lleguemos tarde vas a ser tú. - dijo Changmin entre risas.

Después de algunas fotos, con sus padres, hermanas y algunos familiares más, fueron hacía el coche que les llevaría hacía una Iglesia en el centro de Seúl. Todo estaba perfectamente preparado, la decoración del interior y exterior de la Iglesia, el lugar de celebración, la orquesta, el menú, los invitados. Ya eran meses de preparación y la verdad, la felicidad de Changmin era extrema, como la de toda persona en el día en que se va a casar con su amado o amada.

Unos quince minutos después, el coche ya había llegado a la Iglesia. Toda la pasarela hasta el interior de esta, estaba cubierta de pétalos de flores en los que se mezclaban varios colores, los colores favoritos de los novios vistos en cada una de sus flores preferidas. Changmin salió del coche del brazo de su madre, caminando lentamente mientras sonreía a algunos de los invitados, que entrarían una vez él lo hubiera hecho. Era un día esplendido, los pájaros cantaban, el Sol iluminaba cada uno de los rincones de aquel lugar y el color del cielo era de un intenso azul.


Dentro de la Iglesia...

- Yunho, el novio ya ha llegado.

- Vale, pues... coge esto Key, aquí ya hemos terminado, ves y lleva esto al camión.

- Esta bien, ha quedado todo precioso jefe.

- No me llames jefe, te lo tengo dicho, se supone que eres mi mejor amigo ¿no?, además, tú también has contribuido mucho. - decía Yunho sonriente.

-----------------

Sí, yo fui el que se encargó de la decoración de la Iglesia y del catering de la boda de Changmin. Suena irónico ¿verdad?, conocer al que iba a ser el amor de tu vida, el día de su propia boda, con otra persona, con una mujer, y que tan sólo en un instante todo tu universo cambie.

-----------------

Fuera de la Iglesia...

- ¿Estás preparado hijo mío? - le dijo su madre justo antes de entrar por la puerta de la Iglesia.

- Lo estoy mamá, gracias por formar parte de mi día, te quiero.

- Yo también te quiero, vamos.

Y con paso firme pero lento, fueron caminando hacia el altar. Changmin seguía con esa maravillosa sonrisa saludando a varios invitados que ya había en el interior. Justo un instante después, de repente, el tiempo se paró ante una atenta mirada, lo que fue una milésima de segundo se convirtió en una eternidad mientras dos miradas se cruzaban. Tan sólo fue un instante en el que Yunho, saliendo de la Iglesia se encontró con la mirada de Changmin, y este se quedó embaucado por ella, lo que hizo que todo a su alrededor desapareciera por un instante.

Y de repente ese instante se volvió realidad, Changmin siguió caminando hacia el altar, aunque por instinto y sin poder evitarlo volvió a mirar hacía ese lugar, pero él, aquel chico, ya no estaba y aún así no fue consciente de que esa milésima de segundo cambiaría toda su vida.

Siguiente