Pateó el balón sin ganas y hundió las manos en los bolsillos, aprovechó un rato y tontear con el balón en la entrada del hotel mientras esperaba a Jaejoong; el cielo esa noche era como tinta china derramada en la superficie de algún lienzo, no podía distinguir ninguna estrella, y también, ¿cómo? Esa ciudad no era diferente a Seúl, estaba llena de luces y tráfico y de las malditas vuvuzelas. Suspiró hondo y recogió el balón del suelo.
-Junsuah...
Se estremeció por completo, esa voz tan profunda y vibrando por toda su espalda lo obligó a voltearse. Park Yoochun, el hombre con el que había fantaseado jugadas y otras cosas y con el que hacía pocos minutos había conversado un poco en el vestíbulo del hotel le sonreía; dejó caer el balón y lo pateó tímidamente hacia el mayor, sus mejillas estaban tan encendidas que Jaejoong podría cocinar en ellas.
-¿Pasa algo?
Yoochun pateó el balón e hizo unos cuantos trucos con él, Junsu lo observó asombrado y luego aplaudió cuando dio por finalizado el espectáculo. Yoochun era tan increíble y talentoso que tenía ganas de largarse a llorar o abrazarlo, no podía elegir. Las cosas habían resultado de una forma tan maravillosa (exceptuando la eliminación de Corea, pero de eso nadie tenía la culpa) que no podría creerlo hasta que Jaejoong lo sujetara por los hombros y lo sacudiese emocionado. Si ya se había considerado un afortunado al tener un padre con dinero (y fanático del fútbol como él) que lo consentía en todo ahora era uno de los hombres más privilegiados de toda Corea; había hablado con su máximo ídolo Park Yoochun y hasta había intercambiado unas cuantas opiniones con Jung Yunho, nada más y nada menos que el Capitán de los Demonios Rojos.
-¿Cuándo regresan a Corea?
-Creo que nos quedaremos hasta la final. Jaejoong hyung tiene un presentimiento sobre España y dice que no se perderá ese partido-dijo riendo un poco al recordar a Jaejoong defendiendo al Pulpo Paul en una discusión a muerte con Changmin.
-Entiendo... Nosotros regresamos mañana.
Bajó la mirada sintiendo un repentino vacío en el estómago. Era obvio, estaban eliminados, tenían que regresar. Entonces Yoochun regresaría a sus rutinas de entrenamiento y concentración antes de cada partido, y él estaría esperando a que el Mundial finalizara para que comenzaran los partidos de la K-League.
-Deberías regresar al hotel y descansar-dijo forzando una sonrisa, se sentía cansado y hambriento, el arroz que compartió con Changmin en la tarde no era suficiente para mantenerlo en pie. Se lamió los labios, también estaba sediento y quería una taza de té para refrescarse un poco pero Jaejoong tenía su billetera y en esos jeans tenía unos cuantos wons que le eran inservibles en Sudáfrica-Yo ya me voy.
-¿Sin Jaejoong?
Yoochun pareció asombrado por un momento y Junsu trató de arreglar su excusa barata, justo entonces una risa característica resonó cerca de ellos y Jaejoong apareció junto a Yunho, ambos sonriendo. Junsu no pudo evitar notar el brazo del Capitán alrededor de los hombros de su hyung. Mmm, interesante. Supo, desde el momento que su hyung se había sentado al lado de Jung Yunho en la camioneta que esa noche lo tendría bajo su encanto y bajo sus mus... Ok, ya. Lo pervert se contagia, le había dicho Changmin una vez.
-Ahí están-dijo Yoochun mirando a ese par tan sonriente.
-Me voy-Jaejoong ya lo llamaba, había un taxi estacionándose, supuso que era el de ellos. Miró a Yoochun tratando de memorizar sus rasgos, dios, el tipo lo traía loco. Hizo una leve reverencia, después de todo el status de Yoochun era alto en su corazón y pasó a su lado.
-Espera...
Yoochun lo tomó del antebrazo y se volteó lentamente; todo pasó como escenas de una película, demasiado rápido pero a la vez despacio. El beso fue en cámara lenta y después de eso su corazón latió tan rápido que se llevó una mano al pecho para asegurarse que no estuviera saliendo de él. Una mano de Yoochun se posó sobre su mejilla y acarició lentamente, sus dedos estaban fríos contra su piel, un contraste tan perfecto, Junsu podía derretirse bajo la caricia.
-¿Qué fue eso?
-Un beso.
-¿Por qué?
-Me gustas.
Sonrisa. Perfección. Ese era su Park Yoochun diciéndole lo que más anhelaba escuchar en toda su vida, lo había soñado incontables veces, imaginado cientos de escenarios y pasaba.
-Siempre estás en cada partido...-le susurró sobre los labios-Te vi por primera vez el año pasado, en los amistosos. Dios, resaltabas tanto ahí con mi camiseta y tus carteles, eras lo más adorable que había visto jamás...-lo besó suavemente antes de continuar-Yunho me dijo que tu padre era uno de los inversionistas del FCSeoul, con razón podías estar en cada partido...
-Yoochun...
-Deja que termine. Eras tan entusiasta en cada partido, me asombraba verte siempre... No, en realidad, siempre te buscaba... Entonces, dejaste de asistir y me comencé a desesperar, te necesitaba ahí, me era imposible jugar sin verte previamente y eso me volvía loco.
Junsu bajó la mirada avergonzado. Se sentía halagado, hasta un poco amado, pero el saber que era una distracción para Yoochun lo destrozaba; no se habría imaginado ni en mil años que tenía tanta influencia en Yoochun, y era impensable decirle que gracias a unos rumores decidió perderse todos los últimos partidos de la selección. Sólo unos meses después cuando Yoochun dio una conferencia de prensa desmintiendo los rumores sobre su supuesto romance con una modelo quiso matarse, era tan ingenuo para creer a la prensa y a los foros que frecuentaba. Juró sobre su memorabilia completa que nunca jamás volvería a dudar de su Chunnie.
-Lo siento, Chunnie... No sabía...
-¿Cómo me dijiste?
Junsu se llevó ambas manos a la boca en shock. Yoochun sólo sonrió y le apartó las manos. Si las sonrisas pudieran matar...
Cinco minutos de silencio y miradas nerviosas, se mordió el labio pensando qué hacer, tomó coraje y Jaejoong lo llamó gritando y armando escándalo. Lo miró una última vez y le robó un beso. La mirada atónito de Yoochun no tenía precio. Contento con sí mismo y con el pecho henchido de orgullo se metió al taxi.
-Me pregunto por qué estarás tan feliz. La sonrisa no te cabe en la cara.
-Hyung, lo sabes perfectamente.
Miró avergonzado por la ventana tratando de disfrutar de la noche a estar pensando en Yoochun. Se lo contaría a Jaejoong con lujo de detalles, pero en la habitación del hotel y no importaba la presencia de Changmin, estaba seguro que el menor apreciaría su consideración compartiendo con él aunque no se lo expresara abiertamente.
-Dime, Su... por favor.
-Después.
-Ahora.
-Hyung...
X
La bandeja de postres yacía olvidada a un lado de la cama mientras escuchaba atento a Junsu. No podía creerlo.
-¡Pero las posibilidades de que se encontraran con ellos eran inexistentes!
-Sucedió, Min-dijo Jaejoong robándole una rebanada de torta y dándole un mordisco-Fue lo más real que he sentido en mi vida.
-No quiero saber a qué te refieres con eso, pero bueno...-miró a Junsu. El chico estaba en las nubes; después de relatar su historia se había quedado sumido en sus pensamientos y con una sonrisa de bobo que valía la pena intentar una fotografía.
Si Jaejoong y Junsu habían logrado conocer a sus más adorados ídolos, entonces todo era posible en ese mundo. No solo eso. Fueron capaces de mantenerse normales y no sobreactuar durante todo ese tiempo; aunque el comportamiento de Jaejoong había sido algo dudoso al comienzo, claro que se podía imaginar cosas raras pero no quería hacer falsas acusaciones.
Y conociendo Jaejoong, pensó, quizás no estaba tan equivocado. El mayor era tan salvaje e impulsivo, no estaba mal, pero a veces les hacía pasar las situaciones más inesperadas en la vida. Y su amor por Yunho era tan crudo y puro que posiblemente se dejara llevar por los impulsos; su autocontrol era mínimo y aparecía cuando menos se lo esperaban, pero algo había. A pesar de todo lo adoraba y cuando cocinaba aún más.
-¿Nos quedaremos para la final?-preguntó, y volvió a concentrarse en sus dulces, apartando las garras de Jaejoong de sus preciadas tortas. Inhaló el dulce aroma de una de ellas y le dio un mordisco a la fresa. Su plan era quedarse hasta la final y seguir cargando servicio al cuarto a la tarjeta de Jaejoong mientras el mayor viviera en su mundo.
-Creo que sí...
-No suenas tan animado.
A este comentario de Changmin Junsu levantó la mirada hacia Jaejoong. Si era cierto que no estaba con su cháchara de siempre, tenía la impresión que se debía a Jung Yunho. No se había presentado la ocasión de hablar con Jaejoong sobre el capitán, más que nada porque el mayor lo atosigó de preguntas todo el viaje en taxi mientras trataba de negarse rotundamente. No cedió y aguantó hasta el hotel, pensando que encontraría algo de paz junto a Changmin, compartiendo algunos bocadillos, pero estaba muy equivocado, Changmin fue el segundo incitador y Jaejoong agradeció bastante eso.
-Hyung, ¿quieres hablar sobre algo? ¿Desahogarte tal vez?
-Si quieren saber sólo deben preguntar-dijo el mayor suspirando y abrazando una almohada.
-Si no quieres hablar no te vamos a obligar.
-Creo que todavía no lo creo. ¡Quiero decir! Jung facking Yunho y yo… ¡Viste, Min! Ni toda tu aura pesimista y de aberración al fútbol pudo contra nuestra buena vibra, y finalmente, después de no sé cuántos años…
Un golpe en la puerta distrajo la atención de Jaejoong y prometió que seguiría su discurso después de que Changmin fuera a buscar su segunda bandeja de Dios sabía qué. Después de que Changmin se hubiera instalado nuevamente en una de las camas y se dispusieron a escuchar la historia del mayor Jaejoong reanudó su discurso, explicándole a Changmin que la suerte no existía sino el destino.
-Estaba escrito, Minnie.
Junsu asintió emocionado. No era suerte, era el destino. Él y Park Yoochun, Jaejoong hyung y Jung Yunho, ¡el destino definitivamente había metido mano!
-¿Y ahora? Cuando regresemos a Corea todo será igual. Junsu hyung se la pasará jugando fútbol y tú tomando fotografías.
-En eso te equivocas, Min. Creo que buscaré un trabajo... Y si Junsu sigue jugando al PES yo no tengo problema de acompañarlo-dijo sonriendo. Ya era hora de sentar cabeza y convertirse en profesional; lo primero que haría en Corea era buscar algún periódico que necesitar a de un fotógrafo de deportes y listo, mataría dos pájaros de un tiro.
Aunque la idea de tener un horario no era muy atrayente, Jaejoong quería probarse a sí mismo que podía cumplir con sus responsabilidades de adulto, algo que Min siempre le recordaba. El negocio familiar no le interesaba en lo más mínimo y jamás podría quedarse encerrado en una oficina haciendo papeleo y firmando todo lo que le ponían enfrente; la industria musical tenía sus beneficios pero él prefería tomar fotos a estar escuchando a niños cantar.
Changmin lo miró asombrado y prosiguió a inspeccionar sus tortitas antes de escoger una-¿Estás madurando, hyung?
-Aish, ya cállate.
Junsu lo escuchó atentamente y sacó sus conclusiones. Él tampoco podía estar dependiendo de su padre toda la vida; el fútbol le apasionaba, eso estaba a su favor, nunca se aburriría de estar yendo y viniendo entre el FCSeoul y el Jeju United. Disfrutaría todas las mañanas despertándose en la mansión, anticipando los clubs a los que tendría que ir y hacer negocios.
-¿Y tú, Junsu?
-No lo sé...-sacó su PSP de su bolsillo trasero y comenzó a jugar PES 2010.
-Iré a ducharme-anunció el mayor levantándose de la cama y agarrando una de las toallas que había apartado especialmente para él.
La puerta del baño se cerró a sus espaldas y respiró hondo; estaba indeciso, disputaba una batalla interna. Quedarse hasta la final no era uno de sus simples caprichos, tenía una razón. Le aterraba el control que Jung Yunho tenía sobre él, era mejor mantenerse alejado y mejor si los separaban continentes. Al estar con Yunho lo había invadido una timidez e inseguridad que jamás se hubiera imaginado que existían, toda su seguridad se había ido por la borda al sentir ese abrazo, esa voz hablándole tan despreocupadamente. Hasta ese día estaba seguro que no existía hombre que pudiera controlarlo o hacerlo sentir así; en sus relaciones anteriores siempre había sido el manipulador, el que lo conseguía todo sin esfuerzo.
-Yunho parece tan imposible-susurró para sí. Al decirlo las palabras tomaron más importancia, se hicieron más reales. No quería sentir esa presión en su corazón, esa roca que se hundía cada vez más dejándolo sin aire-Pero él rió conmigo, me abrazó… Cualquiera hace eso, Jaejoong. Es amigable, no puede evitarlo-se respondió. El maldito hábito de hablar consigo mismo se le había quedado y aparecía siempre que se encontraba solo.
Buscó en sus bolsillos de forma desesperada y abrió lentamente el papel, como si fuera a romperse. Presionó la el papel contra su pecho, pero nada aliviaría esa insistente presión, ni siquiera esa única fotografía en la que Yunho le había mirado por primera vez. La memoria permanecía tan cruda en su mente que se le iba el aire cada vez que recordaba ese día. Quería saber por qué. ¿Por qué se sentía así ahora? ¿No había estado mejor viviendo en su mundo de fantasía y alejado del capitán?
-¿Por qué me haces sentir tan horrible?
La primera lágrima cayó y luego, sin demasiado aviso, los sollozos fueron aumentando y se desmoronó. Lloró en silencio mientras se desvestía frente al espejo; primero las botas, luego los jeans y la camisa. Se observó un buen rato, examinando minuciosamente cada centímetro de su cuerpo y rostro, las lágrimas no tenían importancia eran como gotas de lluvia, y dentro de la ducha fue conciente de que tendría que explicar sus ojos hinchados y voz ronca.
X
-¿Se besaron?
-No.
-Apuesto a que hicieron otras cosas…
-Tampoco, Min.
-¿Jaejoong hyung?
-¿Qué?
-Estás raro.
-¡Está enamorado!-gritó Junsu desde el baño.
X
Mientras las semanas pasaban cada vez más rápido y los partidos eran cada tres o cuatro días Junsu no podía concentrarse en otra cosa más que en el viaje de regreso a Corea. Trató de distraerse un poco con Jaejoong haciendo turismo y comprando souvenirs; en total habían comprado: cuatro Jabulanis, tres kits de la selección nacional de Corea (uno para Min aunque no quisiera), cinco Zakumis para regalo e incontables llaveritos y prendedores con el logo del Mundial. Junsu no entendía para qué necesitaban comprar tantos regalos, pero al ver a su hyung emocionado, recorriendo de aquí para allá creyó encontrar la razón. No eran los simples caprichos de siempre ni su repentina obsesión por los monolitos africanos, había algo más relacionado a Jung Yunho.
Jaejoong creía que los engañaba, pero no era así. Si existía una persona más predecible era él; Junsu lo veía quedarse colgado constantemente, en especial cuando revisaba las fotos en su cámara o cuando se topaba con alguna noticia referente al equipo de Corea. Unos días previos a la final estaba tranquilamente empacando cuando de repente escuchó a Jaejoong murmurando algo, miró sus carteles y banderines alineados en perfecto orden en el suelo antes de hacerlos pedazos.
-¡Hyung! ¡¿Qué haces?!
-Es sólo papel, Junsu-continuó destrozando los carteles, cortándolos en cuatro con sus manos-Además ocupan el espacio de mis regalos.
Así concluyó esa tarde. Y cuando Changmin encontró una bolsa llena de los “Jung Yunho <.3” que su hyung había preparado con tanto amor antes de los octavos no se atrevió a preguntar. X -Ey, Junsu... -¿Qué? -¿Qué le pasa a Jaejoong hyung? Observó a la figura del mayor mirando por la pequeña ventana del avión, de vez en cuando suspiraba y hablaba entre dientes. -No sé...-se encogió de hombros tratando de no pensar demasiado en el tema, ya estaba preocupado con el hecho de que el algunas horas estarían en Corea. -Pero míralo... -¡Sh! Duerme, ¿quieres tener jetlag después? X El sonido de las personas hablando en el aeropuerto de Gimpo fue más que bien recibido, podía decir lo mismo por las miradas que recibían apenas fueron caminando por el pasillo de desembarque; parecía que su Jaejoong quería dejar bien claro que acababan de volver del Mundial de Sudáfrica 2010 y llevaba su bandera española alrededor del cuello a modo de bufanda y una vuvuzela en la mano. ¿Wat de fak? ¡El cielo estaba despejado y el clima no podía estar más agradable!
Jaejoong le indicó al chico del equipaje que tomarían un taxi y Changmin suspiró aliviado, al niño se le iban a partir los brazos antes de poder acomodar todas esas maletas en el carrito. Junsu trató de ayudar agarrando una de las LV de Jaejoong y haciendo malabares con las miles de bolsitas llenas de souvenirs.
-Min, ¿Vas a tu casa o al depa?-preguntó Jaejoong sacando su monedero y dándole una buena propina al chico del equipaje -Gracias- dijo tratando de imitar el acento español que tanto había oído durante los festejos de la final.
-Aunque suene raro prefiero ir con ustedes a tu casa.
Entró al taxi y Junsu lo siguió, Jaejoong se conformó con el asiento del copiloto y explicó la dirección al chófer antes de voltearse y aflojar un poco la “bufanda” alrededor de su cuello.
-Está bien-sonrió cariñosamente, como una madre a un hijo-Parece que un mes con nosotros no te fue suficiente.
Changmin bufó y miró por la ventana tratando de no sonreír. Sin ese par de locos estaría más que aburrido en su casa tratando de ponerse al día con el trabajo de la universidad sin ponerle muchas ganas. El taxi frenó en una avenida y miró por la ventana preguntándose el por qué del repentino embotellamiento. No podía ver nada más que una fila interminable de autos, y la casa de Jaejoong quedaba a una considerable distancia desde el aeropuerto y apenas llegaban a Apgujeong. Jaejoong, como era de esperarse, vivía en Jung-gu el distrito central y una de las zonas de los adinerados, su casa era la más cercana a Apgujeong cosa que el mayor siempre presumía ya que en quince minutos podía estar explotando su tarjeta de crédito o almorzando en su restaurante favorito.
-¿Por qué hay tanto tráfico?-preguntó Jaejoong al chófer.
-Creo que hay un homenaje a los demonios rojos por esta zona-respondió amablemente al atractivo joven.
-Oh... ¿Ahora? ¿Por qué ahora?
-Porque terminó el Mundial, hyung, duh.
-Eso es más estúpido, Min.
-Jamás llegaremos así...-dijo Junsu mirando por la ventana de Min aplastando al menor contra la puerta del taxi.
-¡Ey!
Volvió a su asiento pensando en las opciones que tenían. A) Quedarse en el taxi y dejar las maletas en la casa de Jae y luego decidir si iban al homenaje o no. B) Dejar a Min en el taxi y largarse con Jaejoong al lugar del homenaje. No tenía el valor de implorarle a Changmin eso y estaba un poco indeciso sobre la opción A.
-Min, lleva las maletas a mi casa-Jaejong le lanzó sus llaves y la bandera española a la cara-Nosotros... nosotros tenemos que ver qué pasa allá.
Changmin asintió comprendiendo perfectamente el tono de voz de su hyung y abrió su bolso sacando la cámara.
-No, no llevaré a Candy hoy-dijo abriendo la puerta del taxi y apurando a Junsu.
-¿Por qué no hyung? ¿Le falla algo?
-Es que prefiero disfrutarlo en todo su esplendor hoy-respondió sonriendo y acercándole su billetera-Cuida esto también.
Changmin se quedó en shock en el taxi sosteniendo a Candy en una mano y con la billetera más peluda de su hyung en la otra mano. El mundo se estaba volviendo loco porque Kim Jaejoong sin billetera y cámara no existía.
X
-¡Run, devil, run!
-¡¿Qué dijiste?!
-¡Que corras más rápido, Junsu!
Iban avanzando entre la fila de autos tratando de no destruir alguno (y de no matarse) en el proceso. Jaejoong lo tomó de la mano ayudándolo a incrementar la velocidad. Jaejoong. Kim Jaejoong que no caminaba ni un kilómetro porque prefería los autos estaba ganándole en la improvisada carrera hasta el Estadio Olímpico de Seúl.
Cuando finalmente llegaron, jadeantes y despeinados el acto había finalizado. Ambos se quedaron parados frente a la estrada principal con el corazón latiéndoles en la garganta por todo el esfuerzo realizado. Estaban enojados y decepcionados consigo mismos y más enojados aún por la decepción. La gente iba pasando riendo, sosteniendo los banderines y comentando lo hermoso que había sido el homenaje y que no importaba que no hubieran pasado de octavos porque seguían orgullosos de su selección.
-Junsu...
-...
-¿Tienes dinero y tu Iphone contigo?
-Sí.
-Compremos agua y luego llamemos un taxi.
Siguió al mayor dentro del estadio arrastrando los pies y sintiendo un vacío por dentro. No importaba, trató de animarse pensando en todas las otras oportunidades que se presentarían para ver a su Yoochun.
-Susu, compra el agua, ¿si? Yo iré al baño, ya vengo.
Asintió y contó los billetes en su bolsillo, necesitaba encontrar un mapa del lugar, no conocía ese estadio, era uno de los pocos que no conocía y se maldijo por ello; creía recordar un concierto de las Pussycatdolls y que Jaejoong le había secuestrado para acompañarle pero de esa noche nada más.
Caminó distraído por los pasillos, fijándose en los posters de los siguientes conciertos. Al menos ninguno de las Pussycat. Dejó que sus pies lo guiaran por el laberinto de pasillos olvidando su encargo y explorando el inmenso estadio hasta que chocó contra algo o alguien... Se frotó la mejilla suavemente, ¿se había chocado contra un muro?
-Lo siento... ¡Yoochun!
-Wow, Junsu, tranquilo. ¿Cómo llegaste aquí?-preguntó más sorprendido que el castaño-Está prohibida la entrada.
-¿Dónde estoy?-miró desesperado a los lados, parecía un vestuario. No, estaba en un vestuario y su Yoochun se veía tan normal con ropas casuales, quiso darse un golpe en la cabeza por fijarse en esas cosas, ¿dónde estaba Changmin cuando se lo necesitaba?
-Es nuestro vestuario, solo quedamos Yunho hyung y yo...
-Ah... emm... ¡Bueno! Yo solo buscaba un expendedor de bebidas...-se frotó la nuca nervioso. You better run, run, run; resonaba la voz de Jaejoong en su cabeza mientras el silencio se hacía cada vez más incómodo. Una botella de agua apareció frente a sus ojos y la aceptó medio mareado. Yoochun también era mago.
-No te vi entre el público-dijo Yoochun acomodando su bolso deportivo al hombro y sonriendo-Me sentí muy decepcionado.
-Es que... acabamos de llegar de Sudáfrica y se nos hizo tarde.
Bebió sediento de la botella sin tomar en cuenta a Jaejoong que seguramente seguía dando vueltas por todo el estadio. Mierda, mierda, mierda...Yoochun no dejaba de observarlo y él se encontraba en un estado deplorable, todo despeinado y sudado. En definitiva no era material violable, como diría Min.
-¿Y aún así vinieron?-la voz de Yoochun estaba cargada de algo que no podía reconocer, Jaejoong a veces le hablaba así a Candy, podía ser amor incondicional pero no quería equivocarse. Los corazones no se rompen, son muy resistentes, sólo se doblan, frase cortesía de Jaejoong.
Yoochun se acercó un poco y Junsu se encogió, tenía la lengua pegada al paladar y su boca se le hacía extremadamente seca. El corazón se le subió a la garganta hasta parecer que bombeaba en sus oídos cuando sintió el fresco aliento de Yoochun contra su mejilla y sus dedos contra su mentón.
Los corazones no se rompen, son muy resistentes, sólo se doblan...
Cerró los ojos rogándole a Dios y a Park Ji Sung que eso fuera verdad y se dejó besar por segunda vez en su vida.
X
Junsu siguió ese pasillo, entonces yo doblaré aquí, pensó Jaejoong con la esperanza de encontrar un baño y arreglarse un poco. Después de estar dando vueltas por diez minutos y encontrarse por segunda vez con un conserje que le enviaba miradas lascivas decidió aventurarse un poco por el estadio, después de todo no era la primera vez que lo visitaba.
-Pero el camino a VIP no es lo mismo que a los baños-se dijo a sí mismo y pateó un vaso de plástico con sus botas, ah, sí, se moría de sed. Buscó en sus bolsillos su Iphone dorado, su bebé adorado, y llamó a Junsu.
Lo sentimos, pase a pagar su cuenta para que le reanudemos los servicios. Gracias.
-¡QUE!
Imposible, a ÉL no le podía estar pasando eso. Sacó su segunda opción, toda su esperanza caía en ese Iphone rosa. Marcó el número de Junsu de memoria y esperó.
Su cuenta ha sido cancelada...
-¡FAK!
Se aguantó las ganas de arrojar ambos Iphones lejos, allá cerca de los basureros y siguió su camino.
-Telefónica del mal... Cancelaré todas mis cuentas y despediré a sus empleaduchos que...
Abrió una puerta cualquiera con el dibujito de un hombre y se asomó un poco. Filas de duchas, bien, algo era algo... Pero, podía ser el baño de los del servicio, puaj, ahí se bañaba ese conserje pervertido. Entró de todas formas a investigar, el sonido de sus botas contra el piso de porcelana traicionándolo; trató de caminar lento y con la gracia de un gato hacia el lado opuesto de las duchas, ahí podían estar los baños, y con suerte encontraría uno limpio.
Abrió uno de los cubículos, una ducha, genial, el lugar parecía uno de esos vestuarios donde después de los partidos los jugadores iban a refrescarse. Las duchas. La realidad le entró por los oídos cuando escuchó el sonido de agua que corría y caminó hacia el sonido; pero la suerte no estaba de su lado y resbaló con un charquito de agua, un insignificante charco de agua en medio del pasillo... Aterrizó sobre su trasero, no tan acolchado como el de Junsu, ¡pero era un lindo trasero!
-Ouch...
Se sobó la espalda y un lado de la cintura. Estaba hecho un desastre en el piso con las piernas abiertas y la suela de una bota partida en dos, su jean estaba parcialmente mojado, una mancha húmeda se esparcía por su pantorrilla y seguía subiendo.
-Genial...
Se paró tambaleándose un poco y logró mantener el equilibrio.
-Esto es genial, ¡GENIAL!-exclamó con las manos en las caderas mirando su bota destrozada-Ahora yo...
El sonido del agua cesó y un cubículo se abrió.
-¿Qué haces aquí?
-Yo... Oops, ¿me equivoqué de puerta?
Jugó al tonto porque el tono de Yunho no le había agradado para nada.
Míralo a los ojos Jaejoong, a los ojos, no más abajo...
Carraspeó y levantó la mirada con aires de grandeza, no se iba a dejar intimidar ante un Jung Yunho semi desnudo y que goteaba por todas partes. Era una vista demasiado tentadora y se lamió los labios imaginando que podía pasar su lengua por cada gota de agua.
-Sólo quería saber cómo llegaste aquí, perdón si fui algo brusco.
Aseguró la toalla por su cadera y le tomó a Jaejoong todo el autocontrol del mundo no mirar más abajo. Tenso y con la mirada perdida en un punto X de la pared trató de contestar.
-Me perdí, ¿no es obvio? El estadio es inmenso.
-Está bien, tranquilo-sonrió y se pasó una mano por el cabello húmedo. Oh, Dioses del Olimpo si él se consideraba Narciso entonces su Yunho era Apolo.
Desvió la mirada y sacó su celular fingiendo indiferencia. Yunho no tenía idea de lo que su sonrisa le hacía; miró a la pantalla, no tenía idea de lo que hacía, ¿de qué le servía el cel ahora? Maldita telefónica que no aceptaba morosos...
-Jaejoong...
Se hizo el distraído y apretó letras al azar, le temblaban los dedos. Estúpido corazón que no lo dejaba en paz. Sintió la presencia de Yunho pasar a su lado y miró sobre su hombro, al parecer el capitán se disponía a vestirse.
-Espérame.
Asintió, no podía hablar, estaba seguro que nada coherente saldría de su boca. Guardó el cel en su bolsillo trasero y volteó con los ojos cerrados.
-Saldré para darte más privacidad...-movió los brazos tratando de encontrar una pared y no golpearse contra algo.
Yunho rió bajito y le tomó las manos.
Oooookay, está violando todos los códigos de espacio personal.
Tragó duro y lo miró, al menos tenía puesto unos pantalones deportivos, pero no se podía permitir mirar ese torso desnudo y los abdominales como tabletas de chocolate...
-Estás... diferente... la otra vez casi no me dejaste hablar-sonrió.
-Ajá, cierto... Tengo que irme.
Le soltó las manos y huyó hacia la puerta. Ahora Junsu tenía que comprender su obsesión con las manos. Tenía hermosas manos, pensó amargamente con un nudo en la garganta y la piedra en su corazón hundiéndose más.
-No, no te vas.
Los dedos de Yunho se aferraron a su antebrazo, no lo suficiente como para dejar marcas pero sí se encontraba asustado. Su espalda se pegó a la pared tratando de alejarse del más alto y trató de zafarse de su agarre.
-¿Qué quieres?
Frío, inmutable y mirándolo fijamente esperó por la respuesta de Yunho. Tan sólo quería alejarse de él y esto le complicaba la existencia.
-¡Maldición, Jaejoong!-golpeó frustrado la pared al lado del rostro del rubio-Un día eres el mejor fanático, prácticamente cantándome en la cara Paparazzi de Lady Gaga y ahora actúas como si nada.
Respiró hondo y miró al piso, Yunho lo asustaba, sus sentimientos le asustaban... mierda, hasta se asustaba de sí mismo. Era el rey de las estupideces y ahora no se le ocurría nada para escapar de esa situación.
-J'ai ton amour, I don't wanna be friends...-dijo bajito. Pero tomó coraje porque era Kim Jaejoong y no se dejaba intimar tan fácilmente-I want your love I don't wanna be friends.
Lo sujetó por la nuca y lo besó como un sediento porque así estaba, no conseguía satisfacerse con unas cuantas gotas, lo necesitaba completo. Por un momento se desconectó del mundo y cuando Yunho pegó su duro cuerpo al suyo ignoró el incesante sonido de “Single Ladies” que provenía de su celular.
X
La distancia no arruina las relaciones entre dos personas, no tienes que ver a alguien todos los días para estar enamorado. Pero es fundamental stalkearlo, agregaría Changmin.
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ohh me encantoo que linda:)
ResponderEliminarsingle ladies? xDDDDD!!!!!!!!!!!! me encantooooo eem tiene conti? porke si tiene pues kiero leerlaaaa
ResponderEliminarXD HAHHAHA LOOOL!
ResponderEliminarTODO, ABSOLUTAMENTE TODO! XDD
ME GUSTO HAHAH -muere de la risa(?)-
aish, me muero por leerme el otro capi xDD
LOL a mi me cai bien mal qe cuando me beso con mi novio... empieza a sonar mi cel D: me vale qeso y le sigo besando hasta qe el contesta por mi xD!
y yo -nubes- buenoo??? ;D -contestacion casi drogada-
LOOOL!
Que genial, estaba toda emocionada leyendo esto ;D
ResponderEliminarHabra conti??
Me encantaron varias frases pero mas la ultima :D
"La distancia no arruina las relaciones entre dos personas, no tienes que ver a alguien todos los días para estar enamorado. Pero es fundamental stalkearlo, agregaría Changmin."
ah woah estrellas de futbol algo nuevo y magico lo va tomar en los baños ah nop *U* que estoy pensando ¿? joojojo me alegra y el junsu en los vestidores que haran ^u^
ResponderEliminarkewjnfkjwef!!!!
ResponderEliminarquiero conti! *-*
me encantóooo!!!!
me gustó la temática de que nuestro 2U fueran jugadores de futbol *-*
besotes!
Debo decir que este fic me dejó una gran opresión en el corazón ;_; quizá porque tocaste el tema del fanatismo; ah.. y me sentí algo identificada~ es que uno dedica tanto tiempo, pone tanto corazón en apoyar a alguien, en cuidarlo, defenderlo, animarlo pero, siempre será desde lejos que---ah, me sentí algo emo T_T cosa que no debería ya que el fic fue muy gracioso xD
ResponderEliminarMe encantó la parte de la pelea entre Min y Jae por el pulpo Paul XDDD
Vaya que si Yunho y Yoochun fueran jugadores ya no odiaría el futbol ;A;
HEYY TU!! por favooooooooooooooorrrrrrrrrrrrrrrr por lo que más ames en esta vida! CONTINÚALO!!!!! *-------------------------*
ResponderEliminarMe encantooo!!!!!! ojala estaria bueno que haya continuacion... que lindo seria si eso pasara en la vida real, que tiernas y romanticas las parte de junsu y yoochun...
ResponderEliminarconti por favor , escribes muy bonito
ResponderEliminarwaa uno de los mejores fics *-*