Blind cap 2

“No me pidas ayuda cuando estés completamente desnudo o te dejaré morir. NO voy a entrar y verte…”

“¿Eres una chica disfrazada de chico?”

“¿Qué?”

“No es como si yo tuviese algo que tu no tengas.”

Yoochun estaba agradecido de que el Sr. Kim no pudiese verle sonrojarse. “Eso no es… Quiero decir… Tu…”

En lugar de terminar (o comenzar) su frase, decidió dejar solo la ropa donde le había ducho y salió rápidamente. Se aseguró de cerrar la puerta tras él.

A lo largo de los siguientes seis minutos, rezó para que el Sr.Kim no muriese en el baño… o le pidiera ayuda.

Una hora después, el Sr. Kim salió sin camisa. Gotas de agua decoraban su lisa piel y una gotita resbaló por su pecho hasta su estómago, mostrando una tableta de la que Yoochun (y cualquier otro chico) hubiese estado celoso…si no hubiese estado tan ocupando observando.

“Odio abrocharme las camisetas. Sólo cógeme una blanca en forma de T” demandó el hombre bajo enfadado.

Yoochun parpadeó y desvió la mirada. Escudriñó el lugar para encontrar una camiseta sin botones que darle al hombre medio desnudo.

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Yoochun se tiró sobre la gran y cómoda cama del cuarto de invitados. El mayordomo le había guiado hasta allí y le había ayudado a llevar su equipaje hasta allí antes de marcharse. Un hombre agradable; a diferencia del jefe.

Antes de caer dormido, se preguntó cuánto tiempo sería capaz de manejar aquello. Tal vez fuera mejor sufrir la culpabilidad que vivir con el Sr. Kim y su amigo, el Sr. Temperamento.

Maldición, ese chico prefería luchar contra los botones en el baño durante media hora (o casi) que llamar a Yoochun para que le abotonara la camiseta por él. Una vez más, quizás fuese lo mejor.

Yoochun suspiró y ablandó la almohada donde estaba recostado.

El Sr. Kim era tan guapo y perfecto en todos los sentidos... En todos los sentidos que importaban por lo menos. Él era guapo de pies a cabeza. A la gente no le importaba si él tenía mal carácter porque era muy guapo.

A la gente no le importaba que Yoochun tuviese buen corazón porque era feo.

Suspirando de nuevo, golpeó la almohada algunas veces más. Después dejó caer la cabeza hacia atrás y cerró los ojos.

Mañana iba a ser otro día, otro largo y cansado día. Necesitaría todo el descanso que pudiese conseguir.

Con los ojos cerrados, súbitamente vio la imagen del Sr. Kim frunciéndole el ceño. Incluso frunciendo el ceño, se veía mono; un demonio disfrazado

Yoochun frunció el ceño y enterró la cara en su almohada. Necesitaba dormir, pero pensar en el mal carácter de ese idiota no estaba ayudando!

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Yoochun refunfuñó al poner los pies en el suelo. Finalmente había conseguido dormirse a las tres de la mañana pero a las seis el sonido de una fuerte música desde la habitación principal le había apartado de sus sueños.

Se lo tomó como un mensaje del Sr. Kim de que supuestamente debía levantarse. Como el chico había encontrado el camino hasta el estero, Yoochun no lo sabía. Yoochun consideró coger la maquina y esconderla para no tener que despertarse con música a todo volumen cada mañana.

Después de cocinarle al idiota unos huevos revueltos con soja, Yoochun le dejó comer en el comedor mientras él se iba a hacer las tareas domésticas.

Cuando estaba fregando los bonitos azulejos de la sala de estar escuchó como un tenedor hacía ruido contra él. El Sr. Kim debía estar intentando encontrar la comida en el plato, pero estaba teniendo muchos problemas sin su vista. Aún así no le estaba llamando a Yoochun para pedirle ayuda.

La relación entre ese hombre y su orgullo era más fuerte que la de un hombre con su amante (bueno, en el caso del Sr. Kim era lo mismo)

Al continuar limpiando, escuchó el sonido del tenedor siendo lanzado sobre la mesa. El señor temperamento había vuelto.

“Este desayuno es horrible!” Exclamó el Sr. Kim dirigiéndose hasta el salón.

“¿Acaso te has llevado algo de comida a la boca?” Yoochun replicó. Eso fue un error porque casi pudo ver humo saliendo de las orejas de su jefe.

“Tu…” El Sr. Kim comenzó dando algunas zancadas hacía él. Yoochun silenciosamente le alabó por ser capaz de seguir el sonido de su voz caminando correctamente hacía él.

Por lo menos sus orejas eran perspicaces.

En ese momento Yoochun se dio cuenta “Espera, ¡el suelo está húmedo!”

Demasiado tarde, porque el Sr. Kim soltó una maldición antes de caer encima de Yoochun sobre el suelo húmedo.

Yoochun rápidamente soltó la fregona para coger al hombre ciego antes de que cayese. Desafortunadamente, Yoochun resbaló y chocaron el uno contra el otro; pecho contra pecho, frente contra frente.

Yoochun sintió como se caía de espaldas justo cuando se cogió a la parte delantera de la camiseta del Sr. Kim. Segundos después, estaba tumbado en el suelo y con los ojos muy abiertos veía como el otro hombre caía sobre él.

Una escena de una película pasó por su mente; los labios siempre se encontraban con los labios del otro cuando una pareja caían uno sobre el otro!


Yoochun aguantó el aliento y rápidamente giró la cabeza para que sus labios no tocaran los del Sr. Kim. Desafortunadamente, estaba demasiado aterrorizado y no pensó en girar su cabeza hacia la derecha por lo que esos labios rellenos se encontraron con la cicatriz de su mejilla izquierda.

Yoochun se congeló y olvidó como respirar.

El Sr. Kim levantó su cabeza un poco y sus labios estaban solamente a centímetros de la mejilla de Yoochun.

Su famoso frente fruncido reapareció. “No he besado tus labios, verdad?”

“No,” Yoochun gimoteó. No sabía que podía alcanzar una nota tan alta.

“Entonces qué…”

“¡No puedo respirar! Sal de encima de mí!” Yoochun le interrumpió antes de que pudiese preguntarle nada de la cicatriz.

“Bien,” Mr. Kim murmuró poniendo sus palmas en el suelo para impulsarse. Yoochun giró su cabeza justo en el momento en que salió de encima de él.

Desafortunadamente, las manos del idiota resbalaron en los brillantes, húmedos azulejos y sus brazos se plegaron bajo él.

Esto ocurrió antes de que Yoochun pudiese reaccionar y el Sr. Kim cayó de nuevo, sus labios aterrizaron justo encima de los de Yoochun. Los ojos de Yoochun se abrieron ampliamente y todo su cuerpo se tensó.

Estaba demasiado en shock como para moverse, pero no sabía porque el Sr. Kim tampoco se estaba moviendo.


Después de lo que le pareció una eternidad de silencio, el Sr. Kim habló, sus labios rozando los de Yoochun con cada palabra “Eran tus labios esta vez, ¿verdad?”

“S…Sí,” Yoochun tartamudeó, intentando no mover sus labios en el proceso de pronunciar esa palabra.

“Bien,” comenzó el Sr. Kim, rodando hacia un lado y quedando tumbado en el suelo al lado de Yoochun. Por lo menos no sonaba enfadado. “Por lo menos todavía puedo notar la diferencia entre los labios y… ¿Qué he besado la primera vez?

Yoochun rápidamente se puso de pie y estuvo a punto de caer una segunda vez en el suelo húmedo. “Voy a buscar algo para secar el suelo”.

He prácticamente se deslizó fuera del salón y corrió directamente hacia a la habitación de invitados. Se dejó caer sobre la cama y levantó la Mirada al gran espejo de encima de la mesa. Él no tenía espejos grandes en la habitación de su casa; no tenía ningún espejo en su casa.

Yoochun cerró los ojos y apartó la mirada del espejo, incapaz de mirarse a sí mismo.

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“¿Qué fue eso?” Mr. Kim demandó con sus orejas atentas.

“Perdón, era solo yo eructando,” Yoochun respondió avergonzado. Había intentado controlarlo, pero había fallado.

Por lo menos había conseguido no actuar extraño a causa del extraño accidente del beso del día anterior. El Sr. Kim obviamente lo había olvidado… O no había pensado más en eso.

“¿Tengo refrescos en la casa? ¿Quién demonios ha comprado refrescos? ¡He prohibido los refrescos aquí!”

Yoochun rodó sus ojos. El Sr. Mal humor les visitaba de nuevo. Recordó al mayordomo contándole que no había refrescos en la casa porque a la novia del Sr. Kim no le gustaban.

“No hay refrescos en la casa. He eructado porque estoy bebiendo zumo de naranja” Clarificó.

El cejo fruncido desapareció siendo sustituido por una ceja alzada. Después de un momento de silencio, el Sr. Kim finalmente dijo “Es zumo de naranja”.

“Eso es lo que he dicho,” Yoochun dejó que el sarcasmo volviera a él.


“¿Quién demonios eructa después de beber zumo de naranja?”

“¡Obviamente yo! ¿Es tan malo como matar a alguien?” Exclamó. Si era el mismo crimen entonces quizás aprovechaba la oportunidad y mataba a su molesto jefe.

El Sr. Kim no respondió. Sólo dijo, “Ponme un vaso de zumo de naranja.”

“¿Puedo ponerle veneno dentro?”

“Es tu elección. Dios sabe que me matarás un día, si no es hoy.”

“Me alegro de que lo sepas,” Yoochun replicó antes de caminar dentro de la cocina y ponerle un vaso de zumo de naranja.

Sonrió un poco al recordar la respuesta del Sr. No le puso veneno al zumo de naranja.

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“Estoy aburrido.”

“Me han contratado para cuidarte, no para entretenerte.”

“Te pagaré mil won extras cada hora para entretenerme.”

“Bueno no puedo decirle ‘no’ al dinero” Yoochun suspiró. “Cuál es tu libro favorito?”

“Si es mi libro favorito, entonces lo habré leído muchas veces antes de que me quedase ciego,” Mr. Kim replicó amargamente. De nuevo, Yoochun sintió la urgencia de pegarle a ese idiota en la cabeza con una sartén, pero se frenó porque al mismo tiempo se sentía mal por el hombre que había perdido su vista.

Quizás pegándole en la cabeza le devolvería la visión y entonces Yoochun podría irse sin sentirse culpable.

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