Blind cap 3

Quizás pegándole en la cabeza le devolvería la visión y entonces Yoochun podría irse sin sentirse culpable.

Yoochun se hizo una nota mental de no pegar nunca al Sr. Kim en la cabeza

“Entonces que tal algo de música? Tienes alguna canción que te guste?” Yoochun preguntó mientras repasaba la colección de CDs.
“¿Qué canciones conoces?”

A Yoochun no le gustó el significado oculto de la pregunta. “Yo no canto.”

“No te estoy pidiendo que cantes, te estoy ordenando que cantes. De todos modos, siéntete agradecido de que te permita escoger la canción.”

“No conozco ninguna canción,” Mintió Yoochun.

“Te he escuchado cantar cuando cocinas.”

Yoochun frunció el ceño (aquellos ceños fruncidos que salían de él).Recordó cuando quiso convertirse en cantante. Desafortunadamente nadie toleraría una celebridad fea.

“Tengo una canción favorita…”

“Entonces cántala, y por una vez, no pelees conmigo. Me he levantado con un dolor de cabeza horrible,” El Sr. Kim murmuró.

“¿Quieres que llame al doctor?”

“No intentes cambiar de tema. Canta”

“He dicho que tengo una canción favorita, pero ha pasado mucho tiempo desde que la cantaba. No puedo recordar la letra, sólo la música.”

“Bien, tararéala,” Ordenó rudamente.

Inspirando profundamente, Yoochun comenzó a tararear, observando la expresión del Sr. Kim todo el tiempo. Sus ojos estaban abiertos, pero estaban vacíos. No había ninguna expresión en su rostro que Yoochun pudiese leer, pero por lo menos, su cuerpo parecía menos tenso.

Cuando terminó la canción, el Sr. Kim preguntó, “¿Qué canción es esa?”

“Se llama ‘Rising Sun’,” Dijo Yoochun con una sonrisa. Era su canción favorita.

Claramente al Sr. Kim no le había gustado porque frunció el ceño al escuchar el título susurró en voz baja “Idiota.”

“¿Qué?” Yoochun estaba confundido. No le confundía que el Sr. Kim estuviese usando una palabrota. Estaba confundido porque el Sr. Kim estaba susurrándolo, en vez de gritándolo… Lo que significaba que no estaba llamando a Yoochun ‘idiota’. ¿Entonces estaba llamándose a sí mismo ‘idiota’?

“¿Te has dado cuenta de que estoy ciego? ¡Quizás nunca vez otro amanecer en mi vida!” Tiró la taza que estaba aguantando al suelo.

El cristal rompiéndose asustó a Yoochun. “Lo siento,” Susurró.

El Sr. Kim se veía como si estuviese actualmente intentando controlar su enfado. Esto era nuevo.

“Olvídale,” Murmuró. “Esto… ser ciego e inútil… Me irrita. Me irrita no poder ver, no tener más el control de mi vida… ”

Dejó de hablar y Yoochun miró sus ojos en blanco. El hombre ciego cerró sus labios. Era como si tuviese mucho por decir, pero no supiera cómo.

“Lo siento,” Yoochun repitió.

El Sr. Kim suspiró. “No es tu culpa. Tú no deberías sentirlo. La persona que debería sentirlo es quien me causó el accidente. Voy a encontrarle y cuando lo haga le meteré en la cárcel para el resto de su vida.”

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“He limpiado cada rincón de tu casa de la playa en sólo tres días; ¡me siento orgulloso de mí mismo” Yoochun proclamó.

“Estúpido ratón,” Mr. Kim murmuró como respuesta.

“Es Micky.”

“Ratón,” Habló con firmeza.

Yoochun rodó sus ojos. “Claro, llámame como quieras, tu eres el jefe,” replicó en un tono rudo.

“¿Qué tipo de persona encuentra satisfacción en limpiar la casa? ¿Me equivoco llamándote estúpido?”

“¿Y qué si encuentro satisfacción haciendo ‘pequeñas’ labores? Seguro que esto hace mi vida más feliz que la tuya”.

“No tienes ni idea de cómo de ‘feliz’ es mi vida.”

“¿Lo supongo?” Yoochun contrarrestó. El Sr. Kim se quedó callado por lo que el hombre delgado siguió, “Sé que has sido infeliz por perder tu vista, ¿pero no puedes mirar el lado positivo?”

“¿‘Mirar el lado positivo’?” Su jefe respondió sarcásticamente alzando una ceja y girándose hacia la voz de Yoochun.

“Vale, he escogido mal las palabras. Pero… has perdido la vista. Es mucho mejor que perder un brazo o una pierna. Hay gente en el mundo que pasan hambre o sufren en modos peores que el tuyo.”

“¡Por lo menos pueden ver!”

“¿Qué hay de bueno en poder ver cuando no tienes amigos, familia o simplemente comida? No pienses que eres la persona más miserable del mundo,” Yoochun casi gritó. “Estoy cansado de ti, siempre aquí sentado sintiendo lástima por ti mismo.”

“Yo estoy cansado de tus disputas,” El otro hombre exclamó.

“Perfecto, tendré que no decir nada más,” Yoochun declaró, imitando el tono de finalidad del Sr. Kim.

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Durante la siguiente semana, Yoochun no le dijo una palabra al Sr. Kim. Disfrutó sabiendo que después de tres días, esto comenzaba a molestar al idiota.

Lástima que fuera demasiado de admitir… Hasta una semana después.

“¿Dónde está mi desayuno?” Demandó en voz alta.

Yoochun se aseguró de que pudiese escuchar el sonido del plato descansando en la mesa delante de él. Fuertemente dejó los utensilios en las convenientes posiciones a lo largo de la mesa con un vaso de zumo de naranja. Todo estaba exactamente en su lugar como cada mañana, de modo que él sabía donde alcanzarlo.


Yoochun se dio la vuelta para irse, pero el Sr. Kim habló, “¿Han traído ya el periódico?”

Yoochun caminó hacía el porche y cogió el periódico. Volviendo a dentro, dio un golpe con él en la mesa y se dio la vuelta para marcharse.

“¿Esperas que lea el periódico?” La voz del Sr. Kim destilaba veneno.

Caminando hacía su jefe a posta para que pudiese escuchar sus pasos, Yoochun encendió el estéreo y buscó el canal de las noticias. Escuchó al Sr. Kim maldecir y sonrió feliz para sí mismo.

“Maldición, ¡Vuelve aquí!” Finalmente gritó. Yoochun tomó la escoba y barrió el suelo fuertemente. “¡Deja de barrer! ¡Apaga la radio! ¡Siéntate y léeme las noticias!”

Yoochun golpeó a la punta de la escoba con un dedo y se preguntó cómo podía decirle al otro hombre ‘vete al infierno’ sin hablar.

“Vale, ¡Lo siento! ¿Ahora, podrías, por favor, hablar?”

Su cara estaba roja y se veía peligrosamente enfadado. Esto no encajaba con sus rasgos y Yoochun tuvo que preguntarse si era posible ser ‘cute’ y ‘bonito’ y ‘atractivo’ todo a la vez.

Yoochun hizo un sonido como “Hmm…” y se preguntó si aquello estaba considerado como hablar.

“¡Nunca me disculpo con nadie! ¡No me empujes a hacerlo!” Apretó a través de sus dientes apretados; sus perfectos rectos y blancas dientes.

Yoochun sonrió y caminó de vuelta hacia él. Abrió el periódico y se sentó en la silla de al lado del idiota. “Vamos a ver… oh, mira, ¡nuestra selección ha ganado otro partido!”

“Léeme la sección de finanzas.”

“A mí me gusta la sección de deporte,” Dijo Yoochun.

El Sr. Kim miró como si quisiera quemar a Yoochun en el acto. Después se calmó y simplemente murmuró “Vale”.

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“¿Qué haces ahora?”

“Las puertas de los armarios están un poco sueltas. Voy a fijarlas. ¿Dónde tienes la caja de herramientas?”

“No las toques,” El Sr. Kim habló con un tono frío.

“¿Qué?”

“Las fijaré por mí mismo,” Replicó, frunciendo el ceño de nuevo.

Yoochun no podía entenderlo. “Pero…”

“Si nunca recupero mi vista entones esas puertas se quedarán sueltas para siempre. ¿No las fijes, entendido?

Yoochun suspiró rindiéndose. “Vale.”

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Cuando entró al salón aquella mañana, encontró al Sr. Kim sentado en el sofá mirando a la nada. Era realmente bueno encontrando las cosas alrededor de la casa sin ninguna ayuda.

La televisión estaba encendida y él estaba cambiando el canal al azar. Yoochun se preguntó cuánto rato le habría costado encontrar el mando.
“Buenos días.”

“Son ya las siete y aún dices ‘Buenos días?”

Yoochun observó la T.V. y supuso que había estado mirando las noticias de las seis y que el programa que duraba una hora estaba justo acabando.

“Se supone que debo decir ‘Buenas noches‘?” Replicó. Al Sr. Kim le gustaba levantarse temprano, pero eso no significaba que a Yoochun también le gustara.

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