Holding back the tears cap 2

Amanecía de nuevo en Seoul, y con ello se levantaban casi todos los adolescentes de aquella ciudad que estaban en edad escolar, y por tanto tenían que ir a clase. JunSu le pegaba un manotazo al despertador, viendo la hora que era: 7 de la mañana. Nunca se había levantado tan temprano, pero gracias a dios el día antes se fue súper pronto a dormir, así que estaba descansado.

Apagó el despertador y se levantó de la cama, cogiendo la ropa para ir a ducharse tranquilamente pues tenía tiempo. Encendió el agua de la ducha y dejó que resbalara por todo su cuerpo, sintiendo como se iba despertando lentamente. No es que fuera un chico 10 puesto que tenía sus defectos, pero si de algo podía estar orgulloso era del cuerpo que había conseguido desarrollar durante el tiempo que había estado jugando al futbol en el instituto anterior. Algunas camisetas le venían pequeñas precisamente por el hecho de que había desarrollado músculo en donde nunca había tenido antes de empezar con el deporte. Gracias a eso, su apariencia de niño pequeño había quedado un poco atrás, si bien su carácter con sus amigos más cercanos era todavía demasiado juvenil.

Después de estar demasiado rato bajo el agua y de sentir que el tiempo se le echaba encima, salió y se arregló, colocándose cada prenda del uniforme correctamente pues era su primer día y no quería estropearlo de ninguna de las maneras. Cuando se hubo terminado de vestir, se peinó un poco aquel pelo rebelde que tenía ahora teñido de rubio, se puso un par de pendientes que le regalara su hermano el pasado cumpleaños, y después salió del baño para ir a desayunar tranquilamente, pero tampoco sin pasarse. Al acabar, cogió su mochila y el Ipod y salió de casa, dispuesto a empezar el instituto de nuevo, esperando que aquellas malas experiencias pasaran y que alguien le hiciera sentir que, de nuevo, la vida podía tener sentido cuando tenías 17 años.
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En la otra punta de la ciudad, tres jóvenes se despertaban a la vez. El primero de color de piel algo tostada y pelo corto con algunas mechas en rubio, le pegaba el manotazo de su vida al condenado móvil, que no dejaba de sonar. Gruñó y se levantó de la cama, escuchando ruido en la cocina donde seguramente estaría su madre. Después prestó atención y escuchó ruidos en la ducha, por lo que su hermana tendría que estar duchándose. Suspiró y se resignó: otra mañana que se iba sin duchar a clase pues últimamente solo llegaba tarde, y eso no jugaba nada a su favor.

El segundo en despertarse era el pelinegro. Estaba solo, al igual que la mayoría de jóvenes que estudiaban en Seúl, por lo que apagó el despertador y se fue a la ducha. Odiaba tener la piel tan pálida y que a veces le confundieran con una chica pues él era un hombre con todas las de la ley!! Bufó molesto y después salió de la ducha, con el tiempo prácticamente pegado a él, por lo que se vistió deprisa y corriendo, cogió la mochila y fue a por la bicicleta que había conseguido la tarde anterior, y emprendió la marcha hacia el instituto, esperando que aquel día fuera mucho mejor que el anterior.

El último en despertar era el joven con el pelo algo más largo de atrás y corto de delante, que acostumbraba a llevar en cresta cuando no llevaba el gallo (al más puro estilo Five in the Black, vamos, así tope de mono *__*). No tenía prisa puesto que disponía de coche y podía llegar en dos minutos si quería, así que se levantó tranquilamente, se fue a duchar y después se puso el uniforme del colegio, arreglándolo siempre a su estilo, dejando dos botones de la camisa algo desabrochados, con la chaqueta por encima y un colgante con una cruz plateada que su hermano pequeño le había regalado antes de que se volviera para Corea.

Cuando terminó de desayunar, cogió la elegante mochila y fue a por el coche. Tenía 10 minutos para recoger a YunHo, su compañero hasta el día de ayer, cuando llegó aquel molesto pelinegro que hizo que se separaran y solo pudieran verse en los recreos. Bufó todavía molesto y se encaminó a casa de su amigo, esperándolo fuera mientras veía el jaleo por la ventana. Sabía que no iba a tardar, pero las peleas con su hermana siempre eran algo duraderas, sobretodo por la mañana.

10 minutos después, justo los que tenían para ir a clase y no llegar tarde, su amigo salía de casa con cara larga y cabreadísimo con aquella adolescente que le hacía la vida imposible.

-Vámonos, mi hermana me las va a pagar cuando llegue esta tarde de clase.-decía mientras tiraba la mochila en el asiento de atrás, bufando mientras terminaba de colocarse el pelo, viendo a su amigo sonreír-¿De qué demonios te estás riendo ahora?
-¡¡Nada, nada!! Tú a tu bola, que menos mal que me tienes a mi… que sino, te vería todos los días castigado por llegar tarde.
-Vete a la mierda, anda…

Ambos rieron con aquella pequeña conversación de besugos. YunHo conoció a YooChun cuando éste último fue transferido desde América, donde había pasado los últimos 5 años de su vida. A causa de ello, algunos se reían de él por haber estado con tantos “guiris estirados” y por la “impecable pronunciación” inglesa que el joven tenía. Sin embargo, YunHo nunca se rió de él por ninguna de todas esas cosas. Al contrario, se le hacía interesante, y fue por eso que terminó acercándose a él, intentando establecer una amistad y que así el otro chico tuviera a alguien.

-Anda vamos… que parece que has vuelto a perderte entre tus pensamientos de chico 10 y hemos llegado.-dijo YooChun mientras aparcaba el coche, bajándose después y esperando a que su amigo hiciera lo mismo para poder empezar a caminar hacia clase. En esas estaban cuando YooChun gruñó cabreado.
-¿Qué te pasa?
-Eso.-dijo mientras miraba hacia donde un chico llegaba y aparcaba la bici al lado de las demás.
-¿Ese es el nuevo?
-Sí… Kim JaeJoong o algo así, creo recordar que eso fue todo lo que dijo ayer. Obviamente no le prestaba atención.-contestó YooChun molesto, cogiendo las mochilas de los dos.-Ahora vámonos, tengo que ir a cambiarme de ropa… odio la maldita gimnasia.

YunHo asintió mientras caminaba al lado de YooChun, desviando de vez en cuando la mirada hacia el pelinegro, que estaba terminando de aparcar la bicicleta y recogiendo las cosas que se le habían caído de la mochila pues estaba mal cerrada o rota, una de dos.

-¿Puedo ayudarte?-preguntó una voz, haciendo que Jae levantara la cabeza y viera a un chico más alto que él pero que parecía a su vez menor en años.
-Ehm… no te preocupes, solo se me han caído un par de cosas. Nada importante, de verdad.-contestó Jae algo nervioso, recogiendo las cosas, haciendo solo que volvieran a caerse.-joder… vaya mañanita…
-No te preocupes, eso se arregla.

El otro joven, del cual Jae no conocía el nombre, le ayudó amablemente a cogerlo todo y lo dejó en la cesta de la bici, sonriéndole después. Jae se fijó en él. Era alto pero aparentaba al menos dos años menos que él. El color de pelo era castaño, como casi todos los coreanos, pero lo llevaba recogido en unas trenzas desde la raíz y que la caían sobre los hombros. (Estilo Five in the Black, chicas ^^). Sus ojos eran pequeños pero algo juguetones, de color marrones, y esa sonrisa no se borraba de su cara en ningún momento.
-Perdona… ¿Cómo te llamas?-preguntó Jae, cogiendo su mochila y colgándosela al hombro, colocándose la chaqueta en condiciones.
-Ah, Shim Changmin. Encantado. Primer año. ¿Y tú?
-Kim JaeJoong. Tercero.-contestó Jae, sonriendo levemente.
-¿Eres nuevo, verdad?
-Sí… aunque en realidad llegué ayer, todavía no me hago con el instituto. Estoy algo perdido. Creo que me toca gimnasia, pero no sé dónde queda el gimnasio ni nada…
-No te preocupes. Te acompaño.

Dicho y hecho, Changmin acompañó a Jae al gimnasio. Cuando llegaron, se despidieron y quedaron en juntarse después para comer, por lo que quizá para Jae la estada en aquel instituto no sería tan tediosa y se le haría algo más llevadera.
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Acababa de llegar al instituto. Por desgracia, se había perdido de camino a la institución escolar y llegaba tarde. “Genial, el primer día y llegó tarde. Ahora sí que me la voy a ganar, seguro… ¿por qué siempre me pierdo en los momentos cruciales? Dios… por qué tuve que salir el más despistado de los dos?? Ahhh!! Maldito seas, JunHo!!” JunSu andaba perdido en sus cavilaciones y no se daba cuenta de que iba a chocar con alguien… hasta que cayó al suelo, dejando caer la mochila.

-¡Lo siento!-dijo desde el suelo, levantando después la vista para encontrarse con un chico algo más alto que él.
-¿Estás bien?
-Sí… lo siento!! Es que he llegado tarde porque me he perdido, pero soy nuevo aquí y no sé qué hacer ni donde tengo que ir… no sé cual es mi clase ni nada! Estoy perdido aquí!!

El otro joven se echó a reír al ver la cómica situación del otro chico, que para estar perdido tenía demasiada labia. Changmin observó al chico que acababa de ayudar a levantarse del suelo. Tenía un aire distinto al otro chico nuevo que había conocido hacia unos minutos, por lo que le tendió una mano para que se ayudara. JunSu la cogió y se levantó, sacudiéndose el uniforme pues lo tenía todo blanco.

-¿¿Y como te llamas??
-Kim JunSu, encantado.
-Lo mismo digo. Shim Changmin, para ayudarte en lo que necesites, JunSu.
-¿Puedes acompañarme a secretaria? Necesito recoger los papeles y el horario… y veo que voy a perderme de nuevo.
-Claro, no tengo prisa. Así podemos charlar tranquilos.
-¿No tienes clase, Changmin?
-Qué va. Hasta la segunda hora no, pero me gusta madrugar y pasarme por la biblioteca para leer, repasar o estudiar.

JunSu sonrió ligeramente. Si algo bueno tenía era que podía ver a las buenas personas a primera vista, y Changmin era una de ellas. Había conseguido arrancarle una sonrisa en el primer día de instituto que pasaba lejos del pueblo, y aquello era de agradecer totalmente.

-Bueno… aquí te dejo entonces, JunSu. Si necesitas algo o que te haga de guía, ven a buscarme a la biblioteca. Segundo piso, al final del pasillo. No tiene pérdida, casi nunca hay nadie.
-Gracias…

Changmin sonrió y después dejó a JunSu solo, quien se dispuso a entrar en la secretaría del colegio para recoger sus papeles y el horario.
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En otra parte del colegio, justamente en el patio, la clase de 3-A estaba teniendo la dura lección de gimnasia. A todos los chicos se les veía algo agotados, pero había quien conseguía destacar por encima de los demás. A pesar de haber dado 25 vueltas al patio, Jae no parecía cansado para nada. Todos le miraban como si fueran un bicho raro, incluso YooChun estaba agotado, y eso que tenía fama de ser uno de los mejores atletas del colegio. Desde que el pelinegro llegara al instituto el día anterior, el mundo de YooChun parecía dejar de tener protagonismo, y todas las miradas iban dirigidas a Jae, que también era uno de los mejores de la clase. Aquello estaba sacando de quicio a YooChun, y todos lo notaban.

-Profesor, ¿podemos parar ya? Casi es hora de ir a la siguiente clase y todavía tenemos que ducharnos para cambiarnos de ropa.
-Oh cierto, no me había dado cuenta. Hasta el miércoles chicos, que vaya bien.

La clase se alejó en dirección a los vestuarios, y entre ellos Jae y YooChun. El chico del sombrero, como era conocido en el instituto, no podía quitarle los ojos al pelinegro, que caminaba entre el montón sin hablarse con nadie. Lentamente, YooChun se acercó a Jae y le puso la zancadilla, haciendo que este cayera al suelo mientras YooChun lo miraba con una sonrisita de suficiencia.

-¿¡Qué cojones crees que estás haciendo!?-gritó Jae desde el suelo, levantándose después cabreadísimo, limpiándose entero y llevándose la mano a la rodilla, que le sangraba.
-Defender lo que es mío, por supuesto.-dijo YooChun con aires de suficiencia.
-¿De qué coño hablas?
-Ayer llegaste y conseguiste que me separaran de mi único amigo aquí. Ahora te plantas en la clase de gimnasia y me haces quedar como el flojo del grupo, siendo que soy el mejor en atletismo. ¿De qué coño vas, nuevo?
-Primero, me llamo JaeJoong. Segundo, siento si el señor popularidad está viendo como sus muros caen lentamente, pero yo no puedo hacer nada si soy MEJOR que tú. Y si vuelves a meterte conmigo, te vas a enterar. Ahora piérdete. Harás que me quede ciego por ver tu cara todo el tiempo, niñato de mierda.

Jae se alejó de allí mientras cojeaba, tratando de impedir que su rodilla continuara sangrando mientras YooChun se había quedado de una pieza al ver como alguien le plantaba cara en el instituto. Jae había sido el primero, pero… ¿iba a ser el último?
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Cuando JunSu consiguió los papeles e indicaciones de donde estaba su clase, decidió ir a buscar a Changmin a la biblioteca pues aun no comenzaba su hora. Al parecer, iban a estar en la misma clase, por lo que al menos tendría alguien con quien hablar, y no iba a estarse tan solo en aquel colegio.

Subió las escaleras lentamente, observándolo todo, y llegó a la biblioteca. Al entrar, no vio a nadie, solo montañas de libros que, aunque le gustaba leer, lo ponían algo enfermo pues no entendía como alguien era capaz de leerse todo aquello. Buscó bien por todas las mesas, y en una de ellas encontró a Changmin recostado, al parecer escuchando música en su Ipod.

-Hey!

Changmin se sobresaltó, buscando al causante de su casi infarto al corazón, y vio allí a JunSu sonriendo, sujetando papeles. El pequeño bufó algo más tranquilo al ver que era su amigo, y después sonrió, apagando la música.

-¿Qué tal?
-Bien, estamos en la misma clase.
-¿En serio? Eso es bueno, JunSu.
-Lo sé. Eres la primera persona que conozco aquí, así que… que podamos ir a la misma clase es más bien un regalo jajaja.

Después de una pequeña charla, ambos chicos salieron de la biblioteca mientras Changmin le contaba cosas del colegio a JunSu, como los festivales anuales de canto y de baile, sobre las competiciones deportivas con otros institutos y, por supuesto, de la gente “VIP” del instituto. En esas estaban cuando, a punto de empezar a bajar las escaleras, alguien subía corriendo hacia arriba y chocaron con JunSu, haciendo que este cayera al suelo.

Al principio ninguno miró al otro a los ojos, pero cuando lo hicieron, el mundo pareció desaparecer, y ningún comprendía por qué. JunSu estaba sentado en el suelo, observando al otro muchacho. Al parecer, era un “VIP” del colegio, y por lo que le había contado Changmin… se trataba del casanova… de YooChun.