Unwritten cap 5

YOOSU VERS.


La duda le carcomía el cerebro a medida que entraba en la habitación. Durante tantos meses, aquella habitación que no era la suya, guardaba incontables momentos de felicidad. De besos. Caricias.

De amor.

-Junsu-ah, ¿te encuentras bien? –preguntó Yoochun, sintiéndose de repente preocupado al ver que el más pequeño tenía una expresión de angustia y preocupación en el rostro.

El rostro que amaba ver feliz y sonriente, ahora se encontraba compungido, y eso no le gustaba. Le asustaba.

-Sí, Chunnie. No te preocupes –susurró Junsu, sentándose al pie de la cama de Jaejoong, observando cómo el pelinegro se erguía en su cama con el rabillo del ojo. De alguna forma, observar el armario de zapatos de Jaejoong era más fácil que ver el rostro de su novio.
-No te creo, Su, tienes algo. Ya, cuéntame, ¿sí? –Yoochun hincó a Junsu en el costado, donde sabía el pequeño tenía cosquillas, y consiguió arrancarle una sonrisa triste-. Junsu-ah…
-Estuve hablando con Minnie hoy –habló el pequeño en un susurro tan bajo, que creyó que no había sido escuchado, pero Yoochun había escuchado bien. Había escuchado la angustia, el temor y el miedo en la voz de su amado y aquello no podía presagiar nada bueno-. Hablamos de… de todo. Bueno, no de todo. Es más, casi ni hablamos. Pero… pero hay algo… Algo que no me deja dormir tranquilo, Chunnie-ah…
-No me digas que ahora le amas a él –susurró el mayor con voz cariñosa, rogando internamente que le diga cualquier cosa (hasta que se va del planeta) menos que ahora ama a Changmin. Pero suspiró aliviado cuando Junsu soltó una débil carcajada.
-No seas tonto. Solo te amo a ti.

Y Yoochun sintió que su pecho se oprimía. Tanto, pero tanto que le costaba respirar con facilidad. Y él también quería gritar “Junsu, solo te amo a ti”, pero debido al poco aire en sus pulmones, y a la expresión confundida de su novio, se dijo mentalmente que tal vez no era un buen momento.

Pero Junsu no pensaba igual. Junsu quería escucharle. Quería escuchar aquél melodioso “Te amo” salir de la boca del pelinegro. Porque eso era lo que quería. Quería que Yoochun le amase de la forma en que él mismo le amaba. Y a veces se siente tan inseguro… Inseguro de saber que Yoochun levanta miradas por donde quiera que pase. Y no solo de chicas. No. Ha visto a chicos mirarle con tal lujuria que hasta ganas de ir a la iglesia le dan.

-¿Junsu?
-¿Me amas?

Las palabras le salieron un murmullo ahogado por las lágrimas. Junsu no quería llorar. No había entrado con ese motivo a la habitación de Yoochun. Pero, la duda era tan grande, que por un momento se sentía tan ahogado que la única forma de poder respirar correctamente era soltando las lágrimas que apretaban en sus ojos.

-Su… ¿de qué estás hablando? –Yoochun se sentía confundido. Muy confundido, de ver a su novio llorando a su costado, y confundido porque se esperaba cualquier cosa menos esa. ¿Que si lo ama? Por Dios, que sí.

Y a eso iba exactamente. Junsu le hizo creer en Dios. Porque estaba segurísimo como de que el sol quema, que de no haber un Dios o un algo mucho más poderoso ahí arriba (o abajo, lo que fuera y donde fuera), jamás, jamás de los jamases habidos y por haber, hubiese conocido a alguien como Junsu. Aquél pequeño de cabellos casi claros se había convertido en su t-o-d-o.

-Eso no responde mi pregunta, Yoochun-ah…

Ok. Espabila, Yoochun-ah, porque el hecho de que esté utilizando tu nombre y no aquél hermoso “Chunnie”, demuestra cuán jodido se está poniendo todo.

-Sí. Junsu. Te amo. ¿Me oyes? Te amo. Y mucho.

A pesar de ser tildado como “el romántico” su declaración le había sonado más como un comentario hecho a la volada. Y él no quería sonar así. Él quería decirle, demostrarle a Junsu que en realidad lo amaba porque… ¡en realidad lo hacía! Era así de sencillo. Pero, Park Yoochun nunca ha sido una persona que tenga fácil el decir lo que siente. Se le da mejor lo de “acciones demuestran hechos” y creía que con eso era suficiente.

Pero ahora sabe que no es suficiente. No es suficiente para Junsu, y él está más que entregado a darle todo lo que siquiera se acerque al concepto de “suficiente”

-No sé que de qué han estado hablando tú y Changmin para que te pongas así –y por dentro, el pelinegro juraba que, en cuanto viera al más pequeño, se encargaría de preguntarle (y agredirle si es que fuese estrictamente necesario) qué era-. Si no me lo quieres contar está bien. Tan solo… Tan solo, no dudes que te amo. No dudes de mí.
-No soy mujer, Chunnie –y aquello parecía más un quejido que un comentario. Junsu se sentía patético por estar diciendo aquello, pero debía decirlo. Tenía que.
-Yo tampoco –sonrió Yoochun con tristeza. Sabía de lo que Junsu hablaba, claro que sí, él mismo había tenido sus dudas al principio, es más, había considerado no llegar tan lejos con su relación por eso, pero se dio cuenta de que habían miles (si es que no son billones de billones) de medios para poder tener familia. Y no que no quiera una, pero aún no está listo para ser “papá” (¿o mamá?), pero no había seguido pensando en aquello-. No creas que no he pensado en ello, Su.
-P-pero…. Pero, Chunnie, si tú…
-¿Qué es lo que te preocupa, exactamente? –entrelazó sus dedos con los del pequeño, mirándole directamente a los ojos, haciéndole saber que estaban juntos en esto.
-Que… -Junsu suspiró ruidosamente, ahogando un sollozo-. Que un día me digas que quieres familia, y no pueda dártela. Que un día me digas que no soy suficiente. Que un día te marches y me digas que no podemos seguir juntos. Y, que sepas que no me preocupa… Me aterra.

Los ojos de Yoochun no podían seguir conteniendo las lágrimas. Bajó el rostro con lentitud, cubriéndose con la mano libre y apoyando el codo sobre su rodilla. Junsu apretó su mano, y él sin dudar, le devolvió el apretón.

Dejándole entre dicho que el día que quiera familia, se lo diría porque quería una junto a él.
Que jamás le diría que no era suficiente, porque él mismo no se sentía suficiente para Junsu.
Que jamás se marcharía, primero muerto, torturado o lo que sea, pero que jamás se marcharía y si lo hacía era porque lo mataban y se lo levaban a rastras.

Que le amaba. Le amaba, le amaba, le amaba y no se cansaría de decírselo hasta que se aburra. Y, por Dios, que no se aburriría.

-Te amo, Junsu-ah. Y jamás, jamás te haría algo así –el mayor acarició la mejilla llorosa de Junsu, sonriendo levemente, tratando de alejar las lágrimas de sus ojos, pues le distorsionaban la visión, y lo que él quería era ver a Junsu. Verlo siempre.
-Chunnie…
-No. Escúchame. Primero. En cuanto vea a Changmin, le voy a sacar la mierda por estar metiéndote idioteces en la cabeza –ambos sonrieron levemente, regalándole al otro la luz de una sonrisa algo triste pero llena de amor-. Segundo. Te queda terminantemente prohibido dudar de mi amor, de otra forma me veré el la obligación de hacerte cosquillas hasta que te dé un infarto –Junsu soltó una carcajada mucho más alegre, sonriendo de oreja a oreja por las palabras de su novio. Y porque le veía sonreír-. Y tercero… Te amo. Caray, no me canso de decirlo. Y te amo, te amo, a ti y a tu sonrisa.

Junsu sonrió lentamente, lágrimas aún impregnadas en sus pestañas. Sabía que Yoochun estaba diciendo la verdad. Lo sabía porque Yoochun solo lloraba cuando estaba hablando desde el fondo de su corazón. Y lo sabía porque su propio corazón, parecía gritar “Yoochun” con cada latido.

Sonrió de nuevo y se acercó a los labios del pelinegro, dejando un casto y corto beso sobre ellos, sintiendo apenas el aliento con sabor a pasta dental que escapaba de su boca. Empezó a separarse, lentamente, aún con los ojos cerrados, pero pronto se vio atrapado de nuevo por los labios de Yoochun, en un beso mucho más dulce y profundo de lo que pudo haber recordado.

-Su… -el mayor juntó su frente con la del más chico en cuanto pudo separarse de sus labios.
-Dime –sonrió Junsu, y divisó a través de sus pestañas aún húmedas, una hermosa sonrisa en el rostro del pelinegro.
-Te voy a hacer una promesa, ¿sí?
-De acuerdo…

Yoochun depositó un suave beso sobre sus labios una vez más y enmarcó el rostro de su amado entre sus manos.









-Nos haremos viejitos juntos.

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