KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Unwritten cap 10



La mañana antes de Noche buena recibí la llamada de la mayor de mis hermanas.
Sí, de la mentada mocosa que tenía novio. Escuché retazos de la conversación que “sostuvimos” [entiéndase como “ella hablaba sola”] sobre todo porque me caía de sueño. No lograba dormir mis horas reglamentarias luego de… de lo que pasó con… él.

Caray, ¿por qué me es difícil siquiera decir su nombre?

La razón es algo obvia, ¿cierto?. Bueno, lo que fuere. En medio del palabreo de mi hermana distinguí cinco palabras: “Cena… casa… mañana… mamá… joder” La verdad es que solo la primera me llamó la atención.

Y si unimos todas las palabras, ¿qué tenemos?
Hay cena mañana y tienes que venir sino mamá se pondrá histérica”.

Lo que sea por salir de este lugar.


-Minnie-ah, mi madre te manda saludos –escuché la voz de Junsu desde el otro lado de la habitación, móvil en mano.

-Oh, gracias hyung. ¿Irás a casa por Nochebuena?

-No, he quedado en ir para Navidad. Así les doy tiempo a que forren mis regalos –rió como un niño y yo solo suspiré-. ¿Qué ocurre?

-Yo sí iré. Pero solo a cenar. Espero.

-¿Y no quieres ir? –tomó asiento al final de mi cama, observándome con tranquilidad.

-Sí quiero. Pero no quiero hablar con mi mamá.

-¿Por qué?

-Pues... digamos que... me está presionando con lo de la novia.

-Ah, ya veo... –Junsu suspiró y se tumbó en el colchón, quedando boca arriba-. Le diré a mi mamá lo de Chun. En Navidad.

-¿Qué?

-Sí. Lo he decidido. Se lo quiero contar –se irguió sobre sus codos y me sostuvo la mirada-. Espero que me apoye, en serio.



Hyung, si tu madre te apoya... ¿No querrá adoptarme?



-¿Y si no te apoya, hyung? Ya ves como son las mamás...


Me miró una vez más, y luego se tumbó de nuevo en el colchón, llevando sus manos detrás de su cabeza.






-Si no me apoya, se la va a tener que aguantar.


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Hyoryul-hyung llegó al departamento cuando el reloj de la cocina marcaba las tres de la tarde con cuarenta y tres minutos. Llegó a darnos el horario de las presentaciones que tendríamos a partir del veintiséis y la fecha del viaje a Japón. Me moría de hambre así que me levanté y me fui [o debiera decir “intenté”] a la cocina, pero su voz me detuvo.


-Changmin-ah, necesito compartir unas palabras contigo y con Jaejoong. No tomará más de diez minutos.


¿DIEZ MINUTOS? No había pasado más de diez segundos con Jaejoong en el mismo cuarto desde nuestro último “encuentro”, ¿¿y ahora el manager pretendía sentarme con él??

De locos. Definitivamente.


-¿Qué ocurre? –pregunté mientras me sentaba en el sillón más lejano al de Jaejoong. Los demás ya se habían largado.

Traidores. Y de primera.


-Estoy seguro de que Jaejoong te comentó lo del memo y lo del chantaje –dijo el tío con voz calmada.

-Sí, lo mencionó –murmuré, intentando apartar las imágenes previas a la charla que habíamos tenido.

-Pues, las amenazas han bajado. No les voy a decir que ya no nos amenazan porque sería mentirles, pero han dejado de hacerlo frecuentemente. Aún así, “los de arriba[i]” se han dado cuenta de que la cosa entre ustedes dos está fría.

Jaejoong dio un respingo y aunque no debí mirarle, cuando lo hice, noté que su expresión calmada y “[i]despreocupada
” cambiaba a una de pánico. Y preocupación, claro está.

-¿A qué te refieres con “la cosa entre ustedes está fría”, hyung? –preguntó.

-A que han notado que ustedes dos no se llevan tan bien como antes.


Mierda. Se nos cayó la máscara, Changmin-ah. ¿Qué haremos ahora?


-¿Que no nos llevamos bien? –musitó, y sus ojos se abrieron de par en par. Casi era cómico.

-Sé... sé de las relaciones que hubieron y de las que hay, chicos. Tonto no soy, tampoco he nacido ayer. Si las cosas no funcionaron entre ust—

-Intentaremos llevarnos bien –susurró Jaejoong con la voz perdida, el manager cerró la boca y le taladró con la mirada.

-A eso iba. Sé también, que lo han intentado. Es obvio que no lo están logrando si es que ellos se han dado cuenta.

-Hacemos lo que podemos –intervine, alzando la voz sin darme cuenta-. Tampoco es fácil, ¿sabes?

-No he dicho que sea fácil, Changmin-ah, y tampoco justifiques que será difícil. Debieron pensar bien las cosas antes de lanzarse el uno por el otro.

Dios, y lo decía como si fuésemos animales en celo. Hasta ofendido me sentí.
Y hubiese dicho algo, de no haber admitido en el fondo de mi conciencia que el principio de nuestra relación había sido “carnal”.

-Bien, debimos pensar. Ya entendimos que debimos pensar en muchas cosas. ¿Algo más que tengas que agregar, hyung?

-Sí. Y mucho –me dedicó una mirada de desaprobación y se apoyó en sus rodillas, suspirando varias veces antes de seguir hablando-. Si no se arreglan las cosas entre ustedes dos antes del viaje a Japón, las cosas se van a poner feas.


¿Más? Imposible.


-¿De qué hablas? –preguntó Jaejoong en voz baja.

-Hablo de que si se dan cuenta de que ustedes no pueden seguir trabajando en equipo... Creo que es obvio lo que puede suceder, Jaejoong-ah.

-¿Nos van a botar? Nuestros contratos tienen un tiempo –intervine.

-Changmin-ah... ¿Quién ha hecho sus contratos? Ustedes sabían de las políticas y todo. Sabían que no podían haber “relaciones” entre ustedes, y sin embargo, han mandado todo al diablo, ¿no es cierto? Si ustedes incumplieron las reglas, ¿qué les hace pensar que ellos respetarán el papelito? Y dudo que los boten, a lo mucho los sancionarán, dependiendo de la situación.

-Pero...

-No hay peros, Jaejoong-ah. Esto es lo que hay. Tienen que limar sus asperezas por más difícil que sea.

-Lo haremos. No te preocupes –asintió Jaejoong, y no me quedó de otra que asentir también.

-Sí, hyung. Puedes confiar en nosotros.

-No estoy tan seguro de eso, pero igual voy a apostar por ustedes. Por lo menos, actúen, chicos, pretendan que todo está bien entre ustedes. Ya cuando las cosas se calmen, si es que se calman, podrán hacer lo que gusten. Pued—

-Hyung, ya... ya no... –Jaejoong apartó la mirada-. Ya no estamos juntos. Y... dudo que estemos juntos de nuevo.


Mi corazón latía en mis oídos. Mis pulmones no querían funcionar bien.
Y algo me decía “Síguele el juego. Actúa. Actúa aunque sepas que está hablando en serio”, y decidí hacerlo así.


-Jae-hyung tiene razón, hyung.

-Bueno, como sea. Intenten arreglar esto, ¿de acuerdo? Yo... Yo haré lo que pueda para ayudarles, pero deben poner de su parte también.

-De acuerdo, hyung –respondió Jaejoong mientras los tres nos poníamos de pie.


Hyoryul hizo una reverencia al igual que nosotros y empezó a caminar hacia la puerta, despidiéndose de Yunho que salía de la cocina.


-Ah, una cosa más –dijo, y volteó a vernos-. Feliz navidad.

Maldito.


-¿Todo bien? –preguntó Yunho mientras se recostaba en el marco de la puerta y mordía una manzana.

-No –respondí tirándome al sillón.

-¿Qué ocurre?

-La misma mierda de siempre –murmuré-. Se han dado cuenta de los problemas entre nosotros y están jodiendo.

-Pero lo resolveremos. No tienes de qué preocuparte, Yunho –vi a Jae sonreír.

-Eh… de acuerdo –musitó y salió del salón, encogiéndose de hombros.

-Jae-ah –le llamé–. ¿Podemos hablar? –él se mostró un poco reacio a hacerlo sin embargo asintió sin decir palabra-. ¿Qué… qué ocurrirá ahora?

Y casi me sentí como un niño inmaduro al preguntar eso. Sabía lo que ocurriría, sabía lo que iba a decirme, lo sabía y sin embargo, no me fui. Me quedé ahí, esperando ser correspondido de alguna forma, de algún modo tal que los pedazos de mi corazón sanaran de nuevo. Y junto a él.

Y casi sueno inmaduro, ¿cierto?


-¿A qué te refieres? –su mirada estaba fija en sus manos.

-A que… A que, aparentemente… Las cosas se “arreglaron”, ¿cierto? No del todo, pero…

-Estaba hablando en serio –me cortó. Su voz sonaba apagada, seria, dolida.

-¿De qué…?

-Lo que le dije a Hyoryul. Es cierto. No mentí.

-No ent—

-No creo que podamos estar juntos de nuevo, Changmin-ah.

-¿Disculpa?

-Yo… No. No creo. Lo lamento.

-Entonces… ¿Esto es todo? ¿Así acaba? –pregunté como si preguntara la cosa más casual del mundo, metiendo las manos en mis bolsillos.

Y por su expresión llena de incredulidad y sabe Dios de qué otras cosas [pero que no pintaban ser buenas] me di cuenta de que NO se lo esperaba. Y fue como si alguien gritara de fondo “Changmin 1 – Jaejoong 0“. Sus ojos seguían abiertos de par en par y sus labios no estaban tan cerrados como él creía. Parpadeó un par de veces intentando parecer casual, al mismo tiempo que jugaba con el borde de su suéter azul. Frunció los labios antes de responder.

-Sí.

-De acuerdo, hyung. Como tú gustes.

Y me fui. Me aguanté las ganas de reír en su cara, porque debía aparentar que era un asunto serio. Pero Dios, jamás podré describir con palabras exactas lo desencajado, lo frágil y lo arrepentido que se veía. No que me gustara verlo así, no, pero de algún modo tenía que hacerle ver que debíamos estar juntos de nuevo. Sé que suena casi enfermo y todo pero es que no había otra manera. Ese era el único modo, y aunque Jaejoong no se hubiera dado cuenta, había participado muy bien para ser el primer intento.

Que conste que habrán más.







~

La casa olía tal y como la recordaba. A perfume de jazmines y lirios. Al perfume de mi madre.

Dejé mi sobretodo en el perchero y entré sonriente en el salón. No había estado en casa en un largo [L-A-R-G-O] tiempo, y ahora todo me parecía tan... acogedor y familiar. Me tumbé en uno de los sillones y no pude evitar sonreír al recordar que cada navidad, cuando era pequeño, me tiraba en el sillón a esperar a que me llamaran para cenar junto con mis—

-¡Hermanito!

Sentí un leve dolor en la coronilla luego del zape que me dio YinAh, la mayor de mis dos hermanas menores. Maldición, cómo había crecido la mentada mocosa. Ahora sí podría llamarla mi hermana. Hasta atractiva se veía.

Claro, si hasta novio había conseguido la muy odiosa.


-No me toques, niña, me vas a pegar los piojos –murmuré con los ojos cerrados, admirando el olor que salía de la cocina.

-Yah, yo no tengo piojos. A parte, si a ti se te pegan mis piojos, a mí se me pega tu caspa –rió la chiquilla.

-Oye, vete un poco al diablo, ¿quieres?

-Eso te ocurre por decirlo en televisión nacional, querido –la sentí tumbarse a mi lado-. Hablando de televisión nacional, también mencionaste lo de tus videitos, y déjame decirte que no tienes de qué avergonzarte. Es común que los hombres sin experiencia requieran ese tipo de... distracción.

-Calla, idiota.

-No me idiotees, que el idiota has sido tú por decirlo al aire.

-Lo que tú digas, piojosa. Eso ha sido hace mucho igual. El que lo menciones no me jode. ¿Y tu novio?

-¿Cuál de todos?

Un sonoro bufido escapó de mis labios mientras le pasaba el brazo por los hombros.

-Ese por el cual tu madre quiere que le dé una nuera.

-Ah... –suspiró ella, con lo dramática que es. Se rascó la barbilla con el índice y sonrió con astucia-. Te refieres a “ese”. Mira, no se lo he contado con ganas de fastidiarte. Va, tal vez sí. El punto es, que cuando se lo conté fue porque no tuve escapatoria. Se lo estaba contando a JiHyo y mamá oyó. Ya sabes lo pesada que se pone cuando algo se le escapa, así que me obligó a que se lo contara.

-Igual, mensa, ¿no podías inventarte algo?, no sé, como que, ¿era el novio de una de sus amigas? Me han metido en problemas.

-Pero ya no estás con Yoobin, ¿cierto?

-¿Quién dijo que el problema era Yoobin? –arqueé una ceja.

-Yah, ¿has tenido novia y no me has contado? ¿Qué clase de hermano eres?

-¿Y qué clase de hermana eres tú que no puede cubrirse para que luego no me esté echando lata, eh? –hinqué su brazo.

-Oye, no te hagas el inteligente y responde. ¿Has tenido novia? –sonreí con desgano pero no respondí-. ¿O novio?

-No se te escapa una, ¿cierto? –apoyé la cabeza en su hombro y acarició los cabellos que llegaban a mi sien.

-Eres mi hermano, pequeño idiota, aunque no pase mucho tiempo contigo, conozco tus reacciones. Y es igual con JiHyo, así que probablemente termines contándole a ella también.

-No le voy a contar eso a una criatura de catorce años. ¿Cuántos tienes tú, por cierto?

-Como si no supieras, infeliz… Dieciocho, ¿contento? Ya, cuéntame. No seas engreído.

-¿Me prometes no gritar?


__
-Estuvo delicioso, mamá –comenté mientras ponía los platos en el fregadero.

-El grandote tiene razón, mami, te ha quedado delicioso –secundó YinAh, sentándose cerca de la puerta.

JiHyo estaba en el salón, conversando con papá por teléfono. Esta era una de las primeras Navidades sin él en casa. Para la menor de mis hermanas, era mucho más complicado que para mí y YinAh. Ambos sabíamos de los problemas de papá y mamá, y aunque al principio nos dejó un poco sorprendidos y dolidos, con el tiempo comprendimos que era la mejor decisión que nuestros padres podrían haber tomado.

Si no la más drástica.

-¿Qué es eso de “el grandote”? Respétame, mocosa –murmuré salpicándole agua y detergente en la cara.

-¡Oye! ¡Que el agua es fuente de vida! –se quejó riendo. Y tirándome agua.

-Bueno, bueno, no peleen, ¿quieren? –rió mamá, secando los platos-. Oye, hijo…

-Dime, ma’…

-¿Los demás también han ido donde sus familias?

-Yunho se ha ido con su papá. Junsu se ha quedado con Yoochun en casa de su hermano –expliqué mientras me apoyaba en el borde del lavadero-. Y… Jaejoong ha ido con una de sus hermanas. La mayor, creo.

Compartí una significativa mirada con mi hermana y ella asintió a regañadientes.

-Oye, ma’, he estado pensando…

No pude evitar hacer un ruidito raro con la garganta para contener la risa. Yin me miró con ganas de matarme y carraspeé, guardando silencio.

-Ma’, he estado pensando…

-¿En qué, cielo?

-En que ya no quiero novio.

-Hija, lo dices como si “ya no quisieras helado”.

-Me apresuré, mami –siguió ella-. Verás, he estado hablando con Changmin –aprovechando que mi madre estaba de espaldas, cogí el primer cubierto que tuve a la mano y me lo pasé por el cuello en forma de amenaza, y tarde me di cuenta que había cogido una cuchara-, y me he dado cuenta de que aún estoy muy chica para un novio. Y pues, al igual que mi hermanito querido –otra mirada significativa-, voy a preocuparme de mis estudios y de mi carrera, y ya en el futuro pensaremos en novios –tosí varias veces antes de que ella notara lo que había dicho-. Y en novias, claro...

-Mhmm... –asintió mamá, encarándonos a ambos-. Ya veo. Pues, bueno, sí, estas muy chica como para lo de los novios. Pero, ¿Changmin, tú....?

-Yo estoy bien solo, mamá, gracias –sonreí.

-Pero, hijo, estás a un paso de cumplir los veintiuno y aún no me presentas una novia. Ahora, no te digo que te cases, no, pero un poco de “acción” no le vendría mal a tu vida, ¿no crees?

Ew. ¿Acaso mi madre hablaba de ese tipo de “acción”?

-Mamá… Mi vida tiene acción, gracias –respondí casi ofendido.

-Ay, Changmin, yo no quería enterarme de eso… -se quejó mi hermana.

-El punto es –dije, aún sin hacer caso a mi hermana – que mi vida se encuentra llena de “acción”, por si no se han dado cuenta. No puedo ni respirar debido a la “acción” que tengo –dije sonriendo socarronamente. Yinah se tapó las orejas y mi mamá solo rió-. Y me refiero al trabajo, mocosa. El trabajo no me deja respirar.

-Bueno, hijos, mientras no me hagan abuela, sobre todo tú, Yinah, las cosas irán bien… –me abrazó y depositó un suave beso en mi mejilla. Mientras le devolvía el abrazo, una pregunta surcó mi mente.

-¿Así sea novio y no novia?

Su cuerpo se tensó contra el mío, y por un momento creí que se había vuelto de piedra. Me arrepentí de haber siquiera pensado en obtener una respuesta asertiva de su parte, pero la verdad es que moría por preguntar y por saber que mi madre me aceptaría sin importar mi ‘elección’. Lo único que me hizo sonreír en aquél momento fue que Yinah me sonreía desde el otro lado de la cocina, señalándose y asintiendo con la cabeza. Diciendo “Yo te apoyo”. Y se lo agradecí desde lo más hondo de mi maltrecho corazón.

-¿A qué te refieres, Changmin? –preguntó mamá en un susurro audible.

Y entonces temí porque mi madre solo utilizaba mi nombre y no “Min” o “Minnie” cuando hablaba con seriedad. Ciertamente, este era un momento de seriedad pues cuando se alejó de mí y observé su rostro, no quedaba rastro de la ‘Feliz Navidad’ que acabábamos te tener. Escuché el chirrido de una silla y comprendí que Yinah había abandonado la cocina. Y no pude llamarla traidora.

-¿Changmin?

-Mamá… Es solo una pregunta, ¿sabes? –y jamás me odié tanto por ser mentiroso.

Obvio que no era ‘solo una pregunta’!! Era la pregunta y necesitaba el apoyo y la aceptación de mi madre como para por lo menos tener la certeza de que no me lo jugaba todo por la nada, y que no me lo jugaba solo; sino que, al final del día, si las cosas no salen bien, podré tener a mi madre diciendo “Tranquilo, hijo, todo está bien”.

Aquello era algo que no he querido admitir hasta hoy.

Mamá suspiró dos veces antes de avanzar a la silla más cercana.

-Hijo… yo… -dudó. ¿Y quién no lo haría? Cruzó las manos sobre la mesa y habó con voz calmada-. Min, si tienes algo que decir, mejor dilo ahora.

No era lo que esperaba, pero honestamente, no sabía qué esperar.

-‘Algo que decir’ –repetí aún sin creérmelo del todo-. ¿Sabes, mamá? Tal vez… tal vez lo que tenga que decir, no sea lo que tú quieras escuchar –susurré, pero tratándose de mi madre, no existe tal cosa como los “susurros”, esta mujer tiene oídos supersónicos.

-Quiero escuchar a mi hijo –sonrió débilmente-. Quiero escucharlo así me diga que uno más uno da tres.

Suspiré ruidosamente, intentando desatar el doloroso nudo que se había formado en mi garganta luego de oír sus palabras. Apoyé los codos sobre la mesa y empecé a jugar ausentemente con el borde del tapete que hacía las de centro de mesa.

-Estoy enamorado…

-Eso es bueno, hijo…

-… de Jaejoong.

-Oh.

Oh, no sabrán lo aliviado y aterrorizado que me sentí en aquél momento. Aliviado porque mi madre no había cogido la sartén y había empezado a dar alaridos gritando “¡¿Cómo pudiste?!”; y aterrorizado porque paradójicamente, seguía son decir nada. Sin decirme nada. Un rápido suspiro escapó de sus labios.

-¿Mamá?

-¿Mhmm?

-¿No vas a decir nada?

-¿Qué quieres que diga hijo? ¿Que no acepto tu elección? Lo curioso de los “enamorados” es que no escuchan a nadie. Ni siquiera a sus madres –y sonrió un poco más animadamente. Yo seguía perdido.

-¿Qué se supone que significa eso?

-¿Cambiarían tus sentimientos, Changmin-ah? ¿Cambiarían si te dijera que lo hicieras? ¿Si te obligara?

-No, pero…

-Entonces, ¿cuál es el caso de negarme a lo que tú sientes? No sé como piensan los jóvenes estos días, hijo, pero tengo una leve idea de cómo piensa un corazón enamorado –y al decir aquello un leve rubor cubrió sus mejillas.

Intenté apartar la idea de que mi madre hubiera estado enamorada alguna vez, pero lamentablemente no pude.

Obvio que mi madre había estado enamorada! Tal vez de mi padre, o tal vez no, pero mamá es un ser humano. El ser humano tiende a enamorarse aún cuando sabe que no debe. Aún cuando sabe que no es correspondido. Que sufrirá. Y sin embargo, lo hace. Y no le importa.

-…Y tengo una teoría –continuó.

-¿Cuál es? –pregunté mientras se ponía de pie y empezaba a guardar los platos.

-Un corazón enamorado no piensa, hijo. Un corazón enamorado solo siente. ¿Eres tú, feliz con lo que sientes?

¿En este momento? No.
¿En general? Sí.

-Sí…

-Entonces –retomó–, si tú eres feliz, yo lo soy. Así de simple.

-¿Eso quiere decir que me apoyas?

-Y dicen que eres inteligente –rió. Y no me quedó de otra que hacerlo también.

Aunque en realidad reía de felicidad.

-Oye, Yinnie, ¿por qué has gritado hace un rato, eh? –oí que preguntó mamá cuando ya entrábamos en el salón.

YinAh soltó una carcajada, yo negué con la cabeza, sonriente, y mamá suspiró murmurando “No tienen remedio...”, mientras prendía la TV y JiHyo se tiraba sobre nosotros tres.

2 Comentarios:

  1. minnie7/09/2010

    Es extremadamente bueno ~!!
    Amo todos los personajes aun a los pequeños <3
    Gracias! Nunca dejes de escribir, Por favor.

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  2. ajajaja si k me he reido con minnie y la mocosa de mi cuñadita :3

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