Inesperadamente tú cap 5

- Hyung… ¿soy gay?

Las botellas vacías de whisky del caro y los restos de algunos frutos secos no identificados poblaban la mesa del bar en la que nos encontrábamos. Cuando Jaejoong me escuchó, la mitad de su octavo vaso de whisky se le derramó por la barbilla y parte del pecho.

- ¿Tú, gay? Yoochun ah, te van más las tetas que a un tonto un lápiz. Y que yo sepa, Ye Eun es una tía. Aunque no sé si a esa arpía se le puede considerar una tía. Más bien es un lobo vestido de ovejita… – Jaejoong se quedó pensando con una sonrisita de borracho imbécil en la cara, que se le fue ensanchando conforme decía –: o más que un lobo vestido de oveja es una zo…

- Ni se te ocurra – le apunté con un dedo que intentó ser amenazador, pero dado mi (nuestro) estado de embriaguez, pareció más bien un gesto cómico.


- …rra – Jaejoong terminó la palabra justo para recibir una colleja de mi parte.


Había pasado una semana de lo sucedido en el salón del hotel. Siete días.
Siete días hundido en la miseria.
Siete días actuando 24 horas al día.
Siete días haciendo como que no me dolía cada vez que le veía.
Siete días intentando no pensar en él.
Y siete días fracasando en el intento.
Me había limitado a hacer caso al mensaje de Junsu. O al menos podía decir que lo había intentado.

De día me atormentaba su rostro, su risa, sus labios, todo. De noche los sueños se habían vuelto monotemáticos y cada vez más extraños y subidos de tono.
Hacía siete días que no dormía, que no hablaba, que no reía, que no comía, que no respiraba, que no vivía.
Porque todo eso ya lo hacía él por mí.


Jaejoong paró de reírse y me miró en un intento de ser serio.

- Oye, ¿a qué viene la pregunta? ¿No te habrás enamorado de mí? Que conste que yo sólo tengo ojos para Yunho.

Su comentario y su cara de idiota hicieron que me vinieran ganas de darle de puñetazos.

- Sí, y Yunho solo tiene ojos para unos cuantos miles de fans y para su madre. ¡Oh, vaya por Dios, si son todas tías, Jaejoongnie! Eso es un problema, ¿no?

- Eres un cabrón.
- Yo también te quiero.

Nos bebimos la enésima copa de whisky en silencio. Me estaba empezando a marear, y mi estómago estaba revuelto. Las figuras del local se movían como a cámara lenta y mi pronunciación era pastosa y rara. Sí, me encontraba como una mierda, pero al menos ahora me parecía escuchar el sonido del corazón latiendo en mi interior. Parecía como si… como si viviera.
Ah, bendito alcohol.

- Tú quieres a Ye Eun, ¿verdad? – Jaejoong me miró de forma inquisitiva, apuntándome con un tambaleante vaso medio vacío.
- Claro.
Lo dije como si fuera algo obvio, pero ¿lo era? ¿La quería?
Sí, joder, la quiero. O al menos eso creo.

- Pues chico, Ye Eun es una tía.
Silencio.


- Pero Junsu no.
Otro silencio, largo e interminable.


Joder Jaejoong, habla ya o moriré de un momento a otro.


- ¿¡EEEEEEEH!? Repite eso.
Gracias, hyung, por ser tan expresivo.
- Eh, imbécil, no hace falta que grites.
- A- acabas de decir que Junsu… - movió la boca de una forma ridícula, semejante a un pez que se estaba quedando sin aire, intentando buscar las palabras adecuadas –. ¿JUNSU? ¿NUESTRO JUNSU?
- No, mi abuela – respondí malhumorado.
Quería estampar su bonita cara contra la mesa.
- No, ahora en serio – Jaejoong se acercó a mí y bajó la voz –. ¿Te gusta Junsu?

¿Me gustaba?
Ah, si fuera tan fácil como para responder sí o no, no estaría tan jodido.

- Sí, no, no lo sé. Ese es el problema, que no tengo ni puta idea de si me gusta o no. Porque por una parte está Ye Eun, pero luego aparece él y… – me acabé el whisky de un tirón y dejé el vaso con un golpe seco en la mesa –. No sé.
- A lo mejor te gustan los dos, ya sabes.
- No soy bisexual, Jae – dije con cansancio –. No me gustan los tíos.
- Junsu es un tío.
- Supongo que no me importa lo que sea.
- ¿Se puede hacer eso?
- ¿Pues no lo ves, imbécil?
- Pero también tienes novia, Yoochun ah.
- No hace falta que me lo recuerdes, hyung.
- ¿Qué vas a hacer?
- No lo sé.
- ¿La vas a dejar? Lo digo para ir preparando la fiesta y eso.

PLAF. Hostia al canto.

- Gilipollas.



Corazón, razón, corazón, razón, corazón razón, corazón, razón…
¿Qué pasa si ninguno de los dos te da respuestas coherentes?
¿Qué pasa si tanto el uno como la otra te abandonan?
¿Qué pasa si te encuentras solo?
¿Qué pasa si llegas a un punto en que no sabes ni quién eres?
¿Hay alguna salida posible?
Socorro, estoy perdido. No sé dónde estoy; no sé ni quién soy ni por qué estoy aquí.
Socorro.
Corazón, razón, corazón, razón, corazón razón, corazón, razón…

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