Newton's Third Law cap 10

Jaejoong observó algo divertido cómo Changmin entraba vacilantemente al comedor. El menor se dejó caer en una silla junto a él y alejó un bowl vacío antes de azotar su cabeza contra la meza. Se quedó en esa posición aún cuando Yunho se acercó con un plato con pan francés perfectamente dorado y huevos revueltos. Yunho miró a Changmin y casi dejó caer los platos que llevaba de la sorpresa.

Círculos oscuros eran dolorosamente obvios bajo los ojos de Changmin, que estaban hinchados y algo rojos por el cansancio. Su cara estaba pálida, y su cabello estaba todo revuelto. Jaejoong acercó el plato de pan francés a Changmin. El menor se animó un poco y levantó la cabeza por un segundo, antes de desplomarse de nuevo sobre la mesa con una mirada aturdida en los ojos.

—¿Qué te pasa? —preguntó Yunho con preocupación—. Toma un poco de pan francés y huevos revueltos. Te encantan los huevos revueltos.

Changmin levantó levemente la cabeza y gruñó.
—Uh…

No levantó la cabeza ni cuando Junsu entró al comedor y se sentó frente a él con un enorme tazón de cereal. Changmin tomó su taza y comenzó a sorber. Junsu miró curiosamente la taza vacía.

—Changmin, ¿qué estás tomando?

—Uh… café…

Junsu enarcó una ceja con incredulidad mientras Changmin seguía sorbiendo la taza vacía. Con una mirada de desaprobación, Junsu alcanzó la taza y gentilmente se la quitó al menor. Le llenó a Changmin la taza de café y volvió a acercarla al menor, enrollando los dedos de Changmin alrededor de la taza. Changmin pareció no notar la diferencia y siguió sorbiendo.

—¿Dormiste bien anoche? —le preguntó Junsu.

—No… La verdad, no pude dormir.

—¿Hay algo que te moleste? —preguntó Yunho con preocupación mientras Changmin picoteaba la comida con indiferencia—. Siempre puedes hablar con nosotros. Estamos dispuestos a escuchar tus problemas.

Changmin contempló a los otros tres con una mirada cautelosa, mientras movía la cabeza con preocupación.
—Yoochun me pidió que lo acompañara en la ducha anoche. Pero en vez de eso, huí, y pasé toda la noche pensando en cómo debí haber dicho que sí.

Hubo un momento de silencio mientras el trío analizaba lo que había dicho Changmin.

—Ya veo —dijo Yunho, inseguro de cuál sería una respuesta adecuada a una declaración como esa, y sin embargo, sintiendo la necesitad de decir algo reconfortante, viendo cómo era él el sensible, el líder, al que todo el mundo acudía cuando tenía algún problema.

Yunho a veces se preguntaba si otros grupos tenían problemas como los suyos. Hizo una nota mental de llamar a Heechul de Super Junior y preguntarle. Tal vez podrían intercambiar notas, viendo cómo había más personas en su grupo. Él apenas podía vérselas con cuatro, no podía imaginar cómo le hacía Eeteuk para aguantarlos. Le comenzaba a doler la cabeza de sólo pensarlo.

—No te preocupes, tal vez te lo pida de nuevo —dijo Jaejoong, dando golpecitos en el hombro de Changmin.

—Sí, tal vez lo haga. Tú eres Changmin. Él no será capaz de resistirse a tus encantos. Créeme —dijo Junsu extrañamente, logrando que todos lo miraran raro.

En ese momento, Yoochun entró al comedor, luciendo fresco y bien descansado después de una noche de sueño. Se sirvió un vaso de leche y dos rebanadas de pan francés. Se sentó junto a Changmin y volteó a saludarlo, cuando notó lo demacrado que estaba.

—Changmin, ¿dormiste bien anoche? Te ves exhausto.

—No, no dormí bien por tu culpa —respondió Changmin, indignado.

—¿Yo? Eso es raro. Tal vez deberías dormir más temprano hoy —Yoochun sonrió, inocente a lo que Changmin estaba tratando de implicar. Yoochun tomó la sección de deportes del periódico y comenzó a leer.

Changmin farfulló y quedó boquiabierto al ser dejado de lado como una molesta plaga. Se puso de pie bruscamente y empujó la silla hacia atrás con un chirrido ensordecedor.
—Voy a tomar una ducha —dijo con indignación, y salió hecho una furia.

—Creo que está molesto contigo —le dijo Junsu a Yoochun, quien escondió su sonrisa tras el periódico.

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La práctica de baile pasó rápidamente mientras repasaban las coreografías una y otra vez.

—Me muero de sed —dijo Changmin mientras colapsaba en el suelo. Hyun Ki miró a los cinco jóvenes, quienes estaban en diferentes estados de cansancio.

—Vamos, chicos. Una vez más antes de la hora del almuerzo.

Changmin abrió la boca para protestar, pero comenzó a toser violentamente. Le hizo unos ojitos de cachorrito triste de Hyun Ki, quien sonrió enormemente ante la acción.

—Te traeré algo de tomar —le dijo Yoochun. Dos botellas de agua aparecieron al instante frente a Changmin. Hyun Ki sonreía mientras le ofrecía la otra botella. Yoochun frunció el ceño cuando Changmin le sonrió brillantemente a Hyun Ki y lo ignoraba a él. Changmin estaba a punto de tomar la botella de agua que le ofrecía Hyun Ki cuando Junsu protestó.

—Hyun Ki, ¿y nosotros qué? —lloriqueó, apuntando a Jaejoong, Yunho y él mismo. Hyun Ki sonrió, y le pasó mejor la botella de agua a Junsu.

—Puedes tomar ésta. Voy por más, esperen aquí.

Hyun Ki salió corriendo y regresó con otras dos botellas de agua, y las pasó a un aliviado Yunho y un agradecido Jaejoong. Yoochun no pudo evitar la sonrisa de triunfo cuando Changmin no tuvo opción más que tomar la botella que le ofrecía él.

Cuando Hyun Ki los dejó para tomar su almuerzo, Changmin sacó dos cajas y le pasó una a Yoochun de mala gana. Todos miraron con envidia el almuerzo antes de ir a la cafetería por su comida. Yoochun fue a la expendedora por bebidas.

Después de haber sido torturado y tentado sin piedad por él, Yoochun se sentía justificado de jugar un poco. Además, Changmin se veía demasiado hermoso cuando estaba indignado y enojado con él, como ahora. El menor lo miraba fuertemente con las mejillas encendidas cuando entró al estudio de baile.

—¿Pasa algo? —preguntó Yoochun, sabiendo que eso molestaría aún más al menor.

—Sí. Dame esa lata de café.

—¿Por qué?

—Tuvimos esta conversación hace unos días. Nada de café en un estómago vacío. Dámela.

—No —los labios de Yoochun se curvaron hacia arriba cuando Min se pasó las manos por el cabello en frustración.

Sin previo aviso, Changmin intentó tomar la lata de café de las manos del otro. Yoochun se movió hábilmente hacia la izquierda evitándolo. Changmin entrecerró los ojos mirando a Yoochun, antes de taclearlo en el suelo. Ambos cayeron duramente al suelo. La lata se zafó y rodó hasta un rincón.
Changmin había caído sobre Yoochun y estaba un poco sin aliento. Yoochun no abrió los ojos y se quedó inmóvil.

—¿Yoochun? —llamó Changmin, y se preocupó cuando Yoochun no respondió. Estaba un poco aliviado cuando Yoochun se llevó las manos a la cara y comenzó a temblar violentamente—. Yoochun, ¿te lastimé?

Levantó las cejas con preocupación cuando los temblores aumentaron. Gentilmente retiró las manos de Yoochun de su cara, sólo para descubrir que Yoochun no estaba lastimado para nada. De hecho, se estaba riendo. Su cuerpo estaba temblando porque se estaba riendo muy fuerte.

Changmin sintió su enojo disiparse mientras veía a Yoochun carcajearse felizmente. No pudo evitar reí junto con él. Yoochun se calmó poco a poco. Sus ojos brillaban mientras veía a Changmin intensamente.

—Min-ah, ¿tienes idea de lo mucho que me distraes o me tientas a hacer cosas que normalmente no haría?

Esas palabras conmovieron el corazón de Changmin, y la esperanza se encendió dentro de él. Rápidamente se dio cuenta de la íntima posición en la que estaban. Decidiendo que era mejor no asustar a Yoochun con mucho a la vez, trató de levantarse, pero Yoochun lo tomó de la nuca con una mano y lo atrajo hacia él, hasta que su cabeza estaba descansando en el pecho de Yoochun. Changmin se tensó, su respiración se hizo más rápida mientras el nerviosismo amenazaba con desbordarlo.

—No voy a alejarte esta vez —murmuró Yoochun mientras pasaba los dedos por el cabello de Changmin. El menor se forzó a relajarse mientras los segundos se hacían minutos y comenzaba a asegurarse de que Yoochun no iba a cambiar de opinión abruptamente y lo alejaría.

Changmin apoyó cómodamente su cabeza en el pecho de Yoochun. Podía oír los fuetes y acompasados latidos, y podía sentir cada pequeño movimiento que Yoochun hacía cuando respiraba. Admirando su reflejo en el espejo, Changmin se sorprendió de lo bien que encajaban juntos, y la sonrisa que asomaba en los labios de Yoochun lo hizo enamorarse un poco más de él.

Estando ahí, recostando su cabeza en el pecho de Yoochun, con los dedos de Yoochun acariciándolo con suavidad, Changmin se sintió más conectado con él que con todos los besos y las largas conversaciones. Estaban dando un paso en la dirección correcta, y Yoochun poco a poco lo admitía tras ese gran muro que lo rodeaba.

Inesperadamente, el estómago de Yoochun dio un retumbo, y Changmin supo que su momento había terminado.

—Yoochun…

—¿Hmmm? —respondió distraídamente, con los dedos enredados en su cabello.

—Tenemos que levantarnos. Debemos comer. No quiero ver que te desmayes más tarde —dijo de mala gana. Changmin sintió que Yoochun le dio un beso en el cabello antes de dejarlo ponerse de pie.

—¿Y qué hay para almorzar hoy? —preguntó Yoochun con curiosidad, Y Changmin pasó el resto de la hora del almuerzo en un bendito estado de felicidad y esperanza.

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Los siguientes dos días pasaron en una bruma. Changmin sólo tenía ojos para Yoochun. Su cuerpo resonaba con anticipación cada vez que Yoochun estaba cerca, y cada pequeño toque lo volvía loco. Las noches las pasaba rememorando la hora del almuerzo donde Yoochun le había permitido estar tan cerca de él. El sábado no llegaba lo suficientemente rápido para Changmin.

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Todo movimiento se detuvo cuando un grito de agonía resonó por todo el departamento.

Yoochun se asomó fuera de su cuarto, preguntándose en qué estaría Changmin. Junsu subió el volumen de su iPod y siguió leyendo. Yunho acarició la cabeza de Jaejoong, detuvo la película que estaban viendo y lo levantó del sofá.

Jaejoong suspiró con el cansancio de un hombre que sabía que su trabajo nunca estaba hecho. Reconocía un grito de ayuda cuando lo escuchaba, y Changmin definitivamente necesitaba ayuda. Tocó la puerta una vez. No hubo respuesta. Jaejoong se encogió de hombros. Tocó más fuerte la segunda vez. Estaba pensando patear con fuerza, cuando la puerta se entreabrió lentamente.

—¿Changmin? —llamó mientras entraba en la habitación. Era como si un tornado hubiera estallado en el lugar. La vista que lo recibió lo perseguiría por semanas.

No había ni un pedacito de suelo que no estuviera cubierto de ropa de todas las formas y tallas. Sombreros y cinturones colgaban descuidadamente de sillas y lámparas. Un par de bóxers negros de seda estaban justo frete a la entrada. Jaejoong saltó por encima, resistiendo la tentación de levantarlos y doblarlos cuidadosamente.

Sí levantó varias costosas camisas de seda y un intrigante par de pantalones de cuero negro. Revisó cuidadosamente los pantalones y se preguntó si Changmin notaría si los tomaba prestados.

Probablemente no, decidió, y se los colgó al hombro mientras dejaba las camisas sobre la cama, donde había un poco menos de ropa. Caminó hacia Changmin, quien estaba parado en medio del desastre, con la cara enterrada entre sus manos, sólo vistiendo un par de bóxers.

—¿Necesitas ayuda? —ofreció Jaejoong.

—Sí, por favor —respondió Changmin con la voz ronca sin quitar las manos de su cara—. No tengo nada que ponerme para más tarde. Ya revisé todo lo que tengo. O no es lo suficientemente bueno o es muy brillante. O me veo como un idiota o demasiado maduro.

—Para eso estoy aquí, ¿no? —Jaejoong se frotó las manos alegremente y sonrió.

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Llamaron a la puerta de Yoochun. Yoochun abrió casi de inmediato, esperando encontrar a Changmin. En su lugar, un Jaejoong de ojos brillantes lo saludó con dos juegos de ropa. Miró a Jaejoong con sospecha. Jaejoong sonrió brillantemente y le dijo.
—Escoge uno.

Yoochun apuntó hacia el de la derecha.

—Gracias —Jaejoong sonrió de nuevo y regresó al cuarto de Changmin.

Jaejoong le dio a Changmin el juego de ropa que Yoochun no había escogido, sin embargo. Esperó pacientemente fuera de la habitación mientras el menor se cambiaba. Cuando la puerta se abrió para dar paso a Changmin, Jaejoong soltó un silbido de apreciación.

—Te ves como para comerte.

—¿De… de verdad?

—Confía en mí. Yoochun no sabrá ni que lo golpeó —aseguró Jaejoong mientras Changmin se examinaba críticamente en el espejo.

—¿Estás seguro? —preguntó Changmin de nuevo mientras Jaejoong rodaba los ojos con molestia.

—Sí, estoy seguro.

—Pero, ¿qué si piensa que me veo como un idiota?

—Estoy seguro de que no pensará eso.

—¿Estás seguro que esto está bien?

—Espera —Jaejoong tomó la botella de colonia Hugo Boss del tocador y roció un poco sobre Changmin. Puso un poco en sus muñecas y el cuello. Olfateó el aire y anunció con autoridad—: Ahora sí estoy seguro.

Tocaron la puerta y Yoochun llamó desde afuera.
—Changmin, ¿terminaste?

—¡Terminamos! —Jaejoong abrió la puerta y sacó a Changmin a empujones a pesar de sus protestas—. Yoochun, dile que se ve bien antes de que me vuelva loco.

—Changmin, Jaejoong tiene razón. Te ves bien —repitió Yoochun automáticamente mientras miraba al menor. Changmin llevaba una camisa de un profundo carmesí que resaltaba la hermosura de su piel. El sedoso material se adhería a los lugares correctos. Yoochun notó que el cuello estaba ligeramente torcido. Cedió a sus impulsos y acomodó el cuello de la camisa. Sus dedos rozaron accidentalmente la fresca y sedosa piel expuesta por la camisa.

Changmin suspiró suavemente. Envalentonado, Yoochun acarició nuevamente la suave piel, aunque esta vez, deliberadamente. El menor suspiró de nuevo, inclinando la cabeza un poco y exponiendo la exquisita línea de su cuello. Yoochun se forzó a alejar sus dedos, sólo para ver a Changmin morderse ansiosamente el labio inferior.

—Suelta tu labio. Ya está rojo.

Changmin soltó su labio, y su respiración se aceleró cuando Yoochun acercó la mano y recorrió su labio inferior con la yema del dedo pulgar. Changmin detuvo apenas un gemido por lo bien que se sentía. La cara de Yoochun estaba a unos centímetros de la suya, y en todo lo que podía concentrarse Changmin era en lo bien que olía mientras el pulgar continuaba su asalto en su labio inferior, trazando pequeños patrones.

El aire entre ellos estaba lleno de anticipación y deseo. Justo cuando Changmin estaba seguro de que Yoochun lo besaría, una tos los sacó de su trance. Ambos hombres estuvieron repentinamente conscientes de la presencia de Jaejoong en la habitación. Changmin agachó la mirada y estudio intensamente sus zapatos mientras un cálido rubor se esparcía por sus mejillas.

—¿Deberíamos irnos ya? —dijo Yoochun suavemente.

—Uh… sí, vámonos —acordó Changmin—. Gracias, Jaejoong —levantó la vista y miró tímidamente al mayor.

Jaejoong sonrió forzadamente y fue tras ellos hasta que salieron. Con el cuerpo tan tenso como una cuerda de violín, caminó rápidamente hasta el sofá donde Yunho esperaba sentado.

—Yunho-yah, ¿puedes ponerte de pie un minuto?

Yunho obedeció tan extraño pedido y se puso de pie. Jaejoong tomó su mentón posesivamente con sus manos y sus labios se encontraron en un beso que hizo a Yunho olvidarse de todo. Jaejoong lo besó con voracidad, dolorosamente consciente de su propia excitación por ver a Yoochun y Changmin. Jaejoong profundizó el beso, provocando un gemido de Yunho mientras lo besaba salvajemente.

Jaejoong deslizó sus dedos por debajo de la delgada camisa y Yunho trató de protestar.
—Jaejoong, ¿qué estás…? Jae…

Los dedos de Jaejoong rozaron su pezón, jugando con él, mientras esos dedos volvían una y otra vez. Jaejoong capturó su boca en otro profundo y rudo beso. Jaejoong nunca se cansaría de la hermosa boca de Yunho, o su delicioso sabor, o su esencia que siempre lo volvía loco.

—Hyung, ¿dónde pusiste el jugo de manzana…?

Junsu dejó de hablar cuando tomó consciencia de la escena que se desarrollaba frente a él. Parpadeó una vez antes de recuperarse de su sorpresa inicial.

—Okay, eso es extremadamente hot. Jaejoong, podrías acercarte más a Yunho y, ooh, quítale la camisa. Entonces, los dos podrían comenzar realmente a…

Junsu se detuvo y palideció considerablemente cuando Jaejoong se giró y le dio una mirada venenosa que prometía una muerte segura si continuaba con su comentario.

—Hey, están haciendo eso en público. Tienen que esperar recibir ciertas críticas y consejos —se defendió Junsu antes de correr a la cocina por refugio.

Jaejoong apoyó la barbilla en el hombro de Yunho y aspiró su delicioso aroma. Jaejoong sintió a Yunho rodearlo con sus brazos, atrapándolo en un fuerte abrazo. Se quedaron así por algunos minutos, dejando que sus cuerpos se calmaran.

—Mmm… —Yunho se lamió los labios hinchados, tratando de que su cerebro pensara coherentemente. Le tomó un rato, pero pudo preguntar—: ¿Por qué fue eso?

—Tuve una fuerte dosis de tensión sexual no resuelta entre Yoochun y Changmin justo ahora —dijo Jaejoong, la voz una octava más baja de lo normal.

—Hmm… Yo podría resolver ese problema por ti —Yunho se ofreció alegremente y arrastro a Jaejoong al dormitorio, asegurándose de cerrar la puerta con llave detrás de él.

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