Amor minae est cap 5

Relativamente lejos.

Aquel ente estaba relativamente lejos.

Solo se apreciaba su sombra en el horizonte… aquella sombra que no lograba identificar.



12:48 Yunho observaba detenidamente su cafetera. Pequeñas gotas de color negro se deslizaban hasta desaparecer entre aquel mar negro, y los posos escurridos hacían de cielo en aquella tempestad. Cogió su café mezclado levemente con leche y se aproximó a la habitación de su compañero, no había cerrado con llave, y pudo verle sin ningún obstáculo. Dormía desnudo, y boca abajo, y las sábanas tan solo se pegaban a su piel haciendo que pareciera blanca, virgen e intocable.
Le habría gustado vivir el momento más, y de cerca… Haberse levantado a su lado, que su piel hubiese rozado toda la noche con su calor, pero algo le decía que era imposible, y esto a su vez le provocaba más deseos de poseerle.
Yunho intentó alejarse de aquel calor procedente de la habitación, y se centró en el de su café. Como distracción probó a llamar a aquel desconocido, Junsu, creía recordar. Marcó el número, y pensó que igual iba a ser un acto patético, pero le apetecía alejarse de allí por el momento.

- ¿Sí?
- ¿Junsu?
- Sí ¿Quién es?
- Yunho… el DJ de Merm…
- ¡¡Sí!! Ya se quién eres ¿Qué tal?
- Bien, bien ¿tú?
- Bien… esto… ¿por qué me llamas?
- Fuiste tú quien dejaste tu número ahí tirado, la pregunta es para que querías tú que te llamase.
- Eehh… pues no sé…
- ¿No sabes? Bueno pues adiós.
- ¡No! Espera…
- ¿Qué?
- Esto… estoy muy interesado en tus servicios.
- ¿Ah?
- Me refiero… em…como Dj para una fiesta…
- Oh… bien bien… ¿prefieres quedar para hablarlo?
- Sí, estaría muy bien.
- Hoy.
- ¿Hoy? Un poco pronto…pero vale, de acuerdo.


16:47 Yunho salía por la puerta de su casa, preparado para su encuentro de trabajo y se topó con una chica en la misma puerta.

- Hola, vengo a ver a Kim –
- Vale, pasa pasa - Y Yunho, con prisas, dejó a la muchacha que entrase libremente a su casa mientras salía corriendo, llegaba tarde y eso no causa buena impresión.






Pero tampoco causa buena impresión (o sí) lo que vio la chica.
Jaejoong aún no se había levantado y seguía en la cama. Desnudo.

- ¿…Hola? Jae ¿dónde estás? – abrió levemente la puerta. – Wuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!
- ¿Ne? ¿Quién es? ¿Yunho? – miré levemente a la bocina girl. – ¡Maya! ¿Qué haces aquí!? – Dije tapándome mis vergüenzas.
- Por dios Jaejoong… Esa costumbre de dormir desnudo no es buena…. Pillarás un resfriado - Se giró ruborizada y con el ritmo del corazón desbordante.
- ¿Qué te trae por aquí? – Intenté entablar una conversación que no tuviera que ver con el tema, mientras me ponía ropa.
- Pues… estaba por esta zona… y Sunny me dijo que vivías por aquí y pensé en verte… pero no pensé verte tanto… - Maya.
- Eh… si vale, ¿quieres que te acompañe a comprar? –

Ese día estaba muy nervioso, realmente no paraba de pensar en como sería nuestro encuentro, como ocurriría, quien llegaría antes, yo no podía ser, aunque es muy dulce el esperar a una persona y que lentamente se aproxime a ti.
Necesitaba pensar en otra cosa, y Maya fue una oportunidad excelente, aun quedaba mucho tiempo hasta la hora cero.





17:24 Cafetería Abracadabra.
Una figura está sentada en una delgada silla de hierro, sobresale su espalda cubierta por una camiseta sin mangas y chaleco, el cuello decorado con un collar tribal y el pelo en punta. Leía el periódico con una pierna apoya por la mitad sobre la otra; Se aproxima otro hombre con unos vaqueros apagados y calzando sandalias romanas.
- Perdona… se me ha hecho un poco tarde. – Dijo Yunho al sorprenderse por una imagen dura y seria pero de rostro sumamente agradable.
- No pasa nada, tampoco has tardado mucho. – Continuó Junsu con la mirada más apacible y sonriente.
- ¿Siempre eres tan agradable? –
- Jajaja procuro serlo, muchas gracias –
- Bueno… dime, ¿qué tengo que hacer? –
- … hacer… ¿el qué?-
- Tú dime y ya está, yo hago lo que sea, últimamente no voy bien de pasta –
- Puf… ¿por qué suena todo tan mal en mi cabeza? Dios mío… que guapo es… ahora que se le ve más claramente, me encanta… - Pensó Junsu
- ¿Hola? – Yunho.
- Si… bueno… la verdad… te he mentido… yo…- Junsu.
- … me voy… - Yunho.
- ¡No! Por favor… por favor…- Dijo agarrando la manga de la chaqueta de Yunho, con mirada triste y vidriosa.
- ¿Cómo lo haces? ¿Cómo haces que tus ojos manden a las personas? – Pensó Yunho.
- Por favor quédate…. Te necesito…- Junsu.
- Realmente me atraes mucho… pero…- Yunho.
- ¿Pero? –

¿Qué? ¿Qué pasa ahora por tu cabeza? ¿En que piensas Yunho?
Yunho se levantó con la intención de irse de aquella cafetería, se fue con paso ligero y firme, no sabía hacia dónde pero así es la vida.
Al poco percibió una sombra siguiente que no evitó, le agarró por el brazo y contra la pared en una pequeña calle, aquellos ojos que tanto conmovían y tantos sentimientos producían le miraban rabiosos y deseosos.

- ¿Qué se supone que haces? – Junsu.

Yunho de verdad no sabía que responder, aquella persona que tenía en frente de verdad que le intrigaba pero a la vez sentía que estaba traicionando a Jaejoong.

Solo se quedó mirándolo un largo tiempo, preguntándose también que es lo que estaba haciendo ¿no se suponía que tenía novio? ¿Por qué es tan masculino y rudo y a la vez es tan dulce? ¿Por qué me gusta tanto?
El más bajo se aproximó a su cara, sin dejar de mirarle y cada vez cerrando mas los ojos. La respiración que se sentía era cada vez más agitada y las manos perdían el control de su fuerza.

Brrr Brrr Brrr ♫ Sonó un móvil.

- Mierda, me tengo que ir. – Junsu se marchó corriendo.
- Todos me dejan a medias… - Pensó Yunho.





Tal y como había soñado aquella noche, se proyectaba la imagen en el puente a las 23:51 Había llovido y una leve niebla vestía las calles de la ciudad. No tendría que haber venido tan pronto… Pero la sorpresa que había preparado era estupenda.
Cada minuto era más eterno que el anterior, es lo malo de que todo esté listo y perfecto.

Relativamente lejos.

Aquel ente estaba relativamente lejos.

Solo se apreciaba su sombra en el horizonte… aquella sombra que no lograba identificar.

- ¿Hola? – Changmin.
- Buenas noches ¿Qué tal estamos? – Dije.
- Bien, wuaoh, que guapo te has puesto. – Changmin.
- Tampoco es para tanto. – Analicé mis vestimentas.
- ¿Te apetece tomar algo? –
- Sí, pero aquí cerca, tengo una sorpresa.

Olor a vino, tostadas y queso suave, los personajes sentados uno frente a otro y un ambiente rococó y delicado.

- ¿Qué hace al hombre hombre? – Changmin.
- ¿Es una adivinanza?- Pregunté.
- Tú solo contesta. –Changmin.
- ¿La capacidad de distinguir entre el bien y el mal?-
- No me obligues a recordarte lo que hacían los nazis con los judíos y lo bien que estaba visto en ese entonces. -
- ¿La inteligencia? -
- Emm… no -.
- Mmm ¿El amor? -
- Depende de que entiendas como amor, la respuesta correcta es nuestra voluntad de ser esclavos, de estar encerrados, atados, creemos que somos libres pero no es así, no ha habido ninguna civilización sin dios, y ahora cuando han nacido los ateos solo hemos sustituido a divinidades que nos daban luz o agua por el consumismo, los políticos o los famosos. -
- Emm… ¿pretendes llegar a algo con todo esto? -
- No… a veces me gusta decir lo que pienso -
- Aja… curioso, esta actitud denota que siempre crees tener la razón, te crees un ente superior, magnífico, el superhombre de Nietzche… no el de la capa roja y traje azul… - Especifiqué.
- Jajajaja curioso, puede que sea así, ¿ahora el que tiene la razón no eres tú? – Preguntó irónicamente.
- Siempre he sido un Héroe. – Sonreí.
- Adorablemente egocéntrico. – Changmin.
- Ja… ahora me toca a mi hacer una pregunta metafísica ¿Qué crees que hay después de la muerte? –
- Realmente… no puedo especular nada, espero que haya justicia…
- Justicia… me gusta ¿Temes a la muerte? Hay gente que como le tiene miedo a la muerte, teme la vida. –
- No… no le tengo miedo ni a la una ni a la otra. – Changmin
- Entonces ven conmigo. -

Volvimos al puente y me puse detrás de la barandilla, en el poco margen de roca que quedaba sosteniéndome. Ven, le dije, respiraba la humedad que desprendía el rió, sentí las luces de la noche iluminando a mi ser y el corazón latiendo sin control.
Solo un poco más y me acompañó en mi locura. De repente Changmin notó algo en su pie y me hizo participe de sus pensamientos.

- ¿Qué coño es esto? – Changmin.

Vamos a saltar pensé, cuando el cómplice al que había contratado me dio la señal, lo agarré de la mano y mi peso le hizo caer conmigo.
Caer al río con una pequeña sujeción, grite, grite con miedo y adrenalina en las venas, y no temí ni por un instante por el bienestar de nadie, solo sustancias químicas iban recorriendo mi cuerpo.
Solo podía reír y gritar, y cuando observé a mi compañero de viaje parecía que lo estaba pasando mal, me reí más. Era una dulce venganza, y una forma de darle miedo y alejarlo de mi vida, sonaba un poco triste y melancólico, realmente no quería dejarle pero tenía que hacerlo; pequeñas gotas no pudieron evitar salir de mis ojos, maldito núcleo subtalámico.
De repente las cuerdas cedieron y se soltaron. Fueron unos breves segundos sorprendentes que me pillaron en pleno grito a pulmón, lo que hizo que tragase cantidades importantes de agua.
Debajo entre burbujas vi otro peso que caía y que se rodeaba de burbujas blancas similares a las mías. Asomé la cabeza para tomar oxigeno, aunque ya habían producido suficiente mis células y para toser el agua y lo ví semi asustado semi enfadado mirándome con algo de preocupación.
Me agarró la mano y me tiró hacía a él, salimos fácilmente del agua y yo no paraba de reírme y de toser.
Changmin parecía querer matarme, pero no lo tomé en serio, levantó su puño amenazante y yo simplemente me quede impasible y desafiante.

- ¿Qué? ¿Vas a pegarme? – Pregunté con descaro,
- No será por ganas… - Contestó, y tenso, si saber muy bien como continuar recogió su arma.
- Tsk… - Jadeé, todo se había quedado en nada, adiós pensé para mis adentros.

Desconcertante noté como dos fuertes manos me agarraban de los brazos y me giraban.
Con la mirada baja y felina se aproximó lento, descargando su odio en mis brazos, consiguiendo que la pequeña intención que tenía de huir fuera nula.
Las gotas se escurrían por mis brazos, y la brisa de la noche me hacia estremecer, no podía mover ni un solo músculo y la marcha de sus labios hacia los míos me pareció infinita. Había tiempo para pensar, era lo bueno del lento acercamiento, que son cosas que no puedes negar, que son cosas que quieres, porque has tenido tiempo para pensar, y para evitar si no las deseas.
Pero por deseo, lo quería, lo necesitaba, estaba hechizado por su luna y su magia.
Relajé los parpados, que cayeron solos y me dediqué a sentir, a sentir sus cálidos labios chocando con los míos, a la presión de su boca en la mía.
Fue superficial, caliente y levemente húmedo, notaba su respiración y su piel, y el corazón no paraba de latir desenfrenado, dolía incluso, y no se percibieron, pero entre mi pelo mojado, lágrimas se difuminaron.
Había tanto fuego que creí que se secarían las ropas, el ritmo del pulso a 150 y miles de sueños volando en aquel beso. Solo quería que ese instante no acabase jamás.

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