EN TU MIRADA
Hacía unos pocos días que no podía dormir bien, pasaba las frías noches de invierno dando vueltas y tumbos en la cama, escuchando los sonidos provenientes de algún lugar de la oscuridad; levantándome para recorrer como un fantasma mi departamento vacio.
Mi vida era normal, tenía una familia tradicional con la cual había vivido hasta que consideré pertinente independizarme; visitaba con cierta regularidad a mis padres y a mis hermanas menores a quienes suelo proteger mucho; y a pesar que llegamos a tener argumentos y desacuerdos tenemos una relación tranquila y armónica.
Pero, por alguna razón en mi vida "perfecta" había algo y me mantenía insomne en esas horas que deberían ser dedicadas a los sueños que desaparecen como bruma de madrugada; tan despierto hasta llegar a la desesperación, hasta que le reconocí... reconocí al desamor...
Durante mi vida había tenido algunas parejas, a pesar de todos mis intentos de mantener las relaciones siempre quedaba un espacio entre nosotros que utilizaba para mantenerles al margen, quería protegerme, incluso llegué a pensar si era realmente capaz de amar a alguien de una manera no fraternal; por alguna razón mi corazón no latía fuertemente, tampoco me sonrojaba o alguna de las reacciones que se experimentan cuando se suponía estaba enamorado, aún recuerdo lo que me dijo la ultima chica con la que salí...
"Lamento no haber sido la persona que esperabas que fuera, pero espero que la encuentres algún día"
Y se despidió con un suave beso en la mejilla como si tocase con sus labios la brisa y desapreció entre la multitud que se encontraba en la estación del tren.
Ahora me encuentro de nuevo reflexionando, decido ponerme el abrigo azul marino junto con una bufanda; al salir puedo notar que está nevando así que llevo la sombrilla conmigo.
Los copos blancos se ven iluminados por las luces de las calles vacías, cayendo tan suavemente como plumas meciéndose hasta fundirse con los que ya están en el piso.
Sumido en mis pensamientos fui caminando hasta alejarme un poco de donde vivía, mirando descuidadamente el paisaje solitario pero en cierto modo reconfortante.
Fue entonces cuando lo vi, portaba un saco grueso de color café oscuro que contrastaba con otro suéter de un tono más claro, unos pantalones negros que se ceñían a sus piernas delineándolas con zapatos del mismo color; con una mano sostenía una sombrilla trasparente y la otra la refugiaba del frio en el bolsillo del pantalón.
Quedé simplemente impactado, era el hombre más atractivo que había visto en toda mi vida, sus cabellos podían apreciarse de un castaño claro, ojos oscuros y profundos miraban hacia un punto que no pude definir, esa piel tan blanca junto con esos labios gruesos y rojizos tan deseables pareciendo ser suaves y fuentes de un elixir prohibido.
Sacó su mano que aparentemente estaba vacía de su refugio y pude apreciar un teléfono móvil el cual sin mirarlo contestó; percibí una sensación extraña surgiendo de mi pecho cuando vi su sonrisa, tan cautivadora, pero después decepcionado me di cuenta que ese gesto no era dirigido a mí.
Comenzó a caminar, crucé la calle y lo seguí sin siquiera pensarlo hasta llegar a un bar en el cual entró y yo hice lo mismo; me senté donde me pareció no solo cómodo si no también con una amplia vista de la barra en donde él había tomando asiento.
No le pude prestar mucha atención al lugar ni a la decoración o incluso la música pues mi concentración estaba sumergida en él quien ahora solo llevaba el suéter pudiendo yo apreciar su figura, delgada y algo pequeña pero bien proporcionada.
Solo regresé a la realidad cuando un mesero se acercó a mi preguntándome que deseaba tomar, después de responderle me di cuenta de lo que estaba haciendo y me sentí como un acosador; rato después dispuse mi retirada del lugar, pero, antes de poder levantarme un hombre entró: era un poco menos alto que yo, sus cabellos oscuros y algo ondulados cubrían un poco de su rostro, tenía la piel clara y unos labios gruesos y rojizos, con un aire masculino, sin duda exudaba un encanto sensual; en pocas palabras un casanova.
Aquel personaje se sentó junto a él quien al verlo le saludó; así comenzó una especie de juego que hizo hervir mi sangre de ira contra "el seductor" pues se le acercaba, le susurraba cosas al oído y besándole el cuello, parecía hablarle con voz grave, profunda mirándolo con deseo... hasta que se marcharon juntos.
Confuso regresé a mi departamento, varios días pasaron y no había vuelto a aquel lugar pues al recordar aquellos momentos en que los vi juntos un sentimiento de amargura se situaba en mi mente y corazón.
No quise regresar, esas imágenes volvían a mí y dando paso a la tristeza...
De nuevo iba caminando por las calles, no caían copos blancos del cielo, pero la nieve cubría el suelo brillante ante la luz artificial; de manera imprevista, como si el destino me estuviese jugando una broma de mal gusto, lo vi, pero no estaba solo, iba con alguien más, alguien diferente a vez anterior: un hombre casi de su estatura, cuyo cabello era café oscuro al igual que sus ojos, labios rosados y abultados, piel blanca... me sentí tan estúpido... pues en algún lugar de mi mente quise creer que solo eran amigos reuniéndose, pero cuando él se acercó y lo besó en los labios, diciéndole algo que no pude escuchar notando que ese hombre solamente contestaba con una escandalosa risa para después perderse en las oscuras calles lejos de mi vista, esta vez no le seguí, simplemente regresé a mi departamento donde el insomnio de nuevo devoraba mis sueños.
En una noche, donde mi mente me había dado un descanso, durmiendo, a mi vino una idea que en difusa somnolencia se fue esbozando hasta formar un plan... un plan para acercarme a él...
Dos noches después me encontraba saliendo de la ducha caliente, con solo una toalla alrededor de mi cintura, observé detenidamente mi cuerpo por un momento ante el espejo, mi piel, su tono, su forma hasta que fui a secarme el cabello peinándolo de la manera que me pareció más adecuada, después me vestí con unos pantalones de tela gruesa color negro junto con zapatos del mismo matiz además de una camisa blanca y un suéter gris que brindaba suficiente calor a mi cuerpo además de una bufanda que hacia buen juego; viéndome en el espejo y aprobando mi apariencia decidí lleva acabo mi plan y justamente cuando pensé en ello mi corazón comenzó a latir violentamente sentí mi rostro arder, solo entonces me di cuenta que realmente estaba nervioso y ansioso de verle.
Entré al bar, estaba agitado dentro de mi todo era confuso como una tormenta y haciendo uso de todo mi autocontrol me acerqué con paso firme hacia la barra en donde se encontraba platicando con el barman, agradeciendo mi enorme fortuna de que estuviese sin compañía, me senté a su lado izquierdo recargando mis manos en la pulida madera oscura.
Apenas pude sonreírle de manera natural; después de unos momentos de pedir mi bebida y que esta fuese entregada, él dirigió su mirada hacia mi rostro, posiblemente examinándolo... simplemente me limité a sonreír levemente bebiendo de mi trago; el alcohol parecía calmarme en esos momentos de tanta presión y eso lo agradecí infinitamente.
- Changmin - dije seguido de haberme armado de valor para hablar y hacer que mi voz no se quebrara.
- Jaejoong - respondió sin inmutarse.
Comenzamos a hablar sobre varias cosas, tanto de él como mías; una plática reconfortante pues creía que me sería demasiado incomodo el hablarle debido a esos desbordantes sentimientos que apenas estaba terminando de entender.
Las horas pasaron, casi seria la hora de cerrar el bar; debía actuar rápidamente, pero no sabía cómo pues no pasa por mi mente idea alguna para que Jaejoong se quedase conmigo después de salir de ese lugar o que siquiera me diera la oportunidad; sentía que el tiempo se agotaba rápidamente.
La charla cesó, aquel hombre que tanto me atraía dirigía su mirada distraída hacia otro lugar y eso me hizo sentir celoso de nuevo, quería que esa mirada fueses solo para mi, que desviara esos espejos del alma y viera su figura reflejada en mis ojos, pues únicamente podía verle a él, a nadie más.
De pronto como un impulso puse mi mano sobre la de él, dejando que el pánico se apoderara de mí.
- ¿Quieres venir conmigo? - esas fueron las únicas palabras que salieron de mi boca y por un momento creí que me desmayaría al ser consciente de lo que acaba de decir.
- Si - al escuchar tal respuesta quede aun más impresionado.
Nunca me había percatado de que ese bar quedaba algo retirado de donde yo residía, hasta ese momento, por suerte tuve la precaución de llevar mi automóvil y mientras iba manejando reflexionaba acerca de si Jaejoong me veía como un amante casual; de nuevo ese sentimiento de tristeza explotó en mi pecho, pero a mi llegó un pensamiento que dio luz a mi atormentado ser: no lo permitiría; no dejaría que él me viera solamente como uno más, le demostraría todo lo que sentía.
Llegamos a mi departamento, después de dejar nuestros abrigos y bufandas en uno de los armarios de mi habitación aquel chico de cabellos castaños se sentó en la orilla de la cama; me acerqué a él acariciando su mejilla con la mano besándolo después.
Ah... sentir sus labios fue algo tan celestial, su suavidad, aquella ardorosa sensación que se apoderó de mi al sentirlos provocó que mi piernas temblaran, pero al sentir como profundizaba aquel contacto realmente pensé que había llegado a un lugar más allá del infierno o del paraíso; quise memorizar ese primer contacto entre nosotros, su boca contra la mía, humedeciéndola, bebiendo de ellos hasta querer saciarme, sin embargo no lo creía posible, pues poseía un néctar del cual me era imposible quedar satisfecho.
Nos acomodamos en la cama, él boca arriba y yo encima de él entre sus piernas, sin recargar mi peso sobre Jaejoong totalmente, utilizando mis brazos a cada lado como una barrera, temiendo que en algún momento quisiese escapar.
Muy al contrario de lo que mi cuerpo decía, pues deseaba simplemente tomarlo y alborozar mi deseo carnal por otro lado mi corazón ansiaba demostrarle las sensaciones que me provocaba.
Le besé de nuevo para memorizar su boca, para que me memorizara, ansiaba no ser un recuerdo más, una sombra en los recuerdos pasajeros de una noche cualquiera, un amante casual...
Jaejoong hundía sus dedos en mis cabellos mientras recorría su mejilla derecha hasta su cuello y un poco más abajo hasta donde su camisa me lo permitía y queriendo eliminar esa barrera comencé a desbrochar los botones de la misma, el igualmente hacia con la mía quedando ambos desnudos del torso.
Su piel era tan blanca y tersa, suave; mis dedos la recorrían con absoluta libertad desde la línea del pantalón, pasando por su ombligo, sus pectorales marcados y me detuve en esos botones rosados que le adornaban, humedeciéndolos con la lengua escuchando de su parte un gemido.
Repentinamente me detuvo, creí que se había arrepentido pero cuando tomó impulso y quedé debajo de él, regalándome una sonrisa traviesa pude relajarme por completamente sonriéndole en respuesta.
Me besó nuevamente, llegando a mi mandíbula; claramente percibí su excitación a través de los pantalones pues movía sus caderas sobre mi propia erección de manera candente y deliciosamente enloquecedora, intenté mantener algo de la cordura que se fugaba de mi mente, pero cuando Jaejoong mordió la parte sensible de mi cuello dejé escapar un gemido del más puro placer.
Retomé mi posición inicial, a pesar de todos mis intentos ya no podía ir al ritmo que mi mente me marcaba; llevé mi mano hasta la línea de sus pantalones, desabrochándolos, ambos nos veíamos a los ojos demostrando nuestro deseo hacia el otro; tomé su miembro, masajeándolo observando atentamente como el castaño cerraba los ojos fuertemente, deleitándome con esos armoniosos sonidos que salían de su garganta sin pudor alguno; eso era lo que ansiaba, llevarlo hasta el éxtasis, orillarlo a la locura producida por el placer y deseo.
Pronto ambos estuvimos totalmente desnudos; por fin nuestras pieles se tocaban en su esplendor, transmitiendo ese calor que iba en aumento, provocando corrientes eléctricas las cuales viajaban por la espalda, nuestros músculos se tensaban, se contraían; nos provocamos, nos ansiábamos hasta el punto de exigir más aire el cual ya viaja por nuestras bocas cuando no estaban ocupadas logrando así respiraciones irregulares.
Le di mis dedos a probar con su boca, lo cual hizo mostrándome una sensualidad que jamás en toda mi vida hubiese pensado que existía de no ser porque lo estaba viendo con mis propios ojos; mordí de nuevo su cuello pero esta vez mas fuerte escuchando con esto un gemido ahogado.
Cuando creí que era suficiente retire mis dígitos de su boca, abrí un poco mas sus piernas, acomodándome entre ellas, llevando mi mano a su entrada, Jaejoong gimió ante la primera intromisión arqueando la espalda apretando los ojos junto con una clara mueca de dolor, para calmarlo lamí parte de su pecho concentrándome en esos erguidos y rozados pezones mientras que procedía con el segundo dedo haciendo movimientos lentos y suaves para no lastimarlo.
Después del tercero parecía menos incomodo, así que después de unos momentos me introduje en él despacio apreciando la estrechez de ese pasaje, gimiendo de placer deteniendo a pesar de que simplemente quería dar rienda suelta al deseo cuando escuché un gemido de dolor de su parte, acaricié el interior de sus muslos para darle menos tensión esperando a que se acostumbrara.
Rodeó con sus piernas mi cintura en señal de que podía moverme, así comenzó un vaivén que fue en aumento, al igual que los gemidos que sin tapujos salían de su boca y el igualmente calor que compartíamos.
La tensión, el olor de su cuerpo, el sudor recorriéndolo, su respiración sobre mi piel; siéntelo, siente mi amor, quiero que toque cada parte de tu interior, que desgarre tu alma como tu aunque inconscientemente también haces con la mía...
Sentí mi cuerpo temblar junto con unas corriente eléctricas por mi espalda nublando no solo mi vista si no también mi juicio hasta emitir un gemido desde los más profundo de mi garganta dándome la sensación de que el aire era demasiado denso para respirarlo y que me desmayaría; cuando, en esos mismos momentos sentí sus piernas se cerraban mas entorno a mis caderas y sus uñas se enterraban en mi espalda junto con un gemido similar al mío, sintiendo una sustancia tibia entre nuestros vientres supe que Jaejoong también había llegado al orgasmo.
Espere lo suficiente para recobrar no solo el aliento, sino también mi consciencia y el dominio de mi cuerpo percibiendo aún la agitación en mi corazón; deposité un beso en su hombro y otro en sus labios.
Salí de su interior con cuidado, recostándome a su lado sintiendo la humedad de las sabanas y de mi propio cuerpo; cuando me disponía a relajarme por completo y rendirme a ese sueño acogedor sentí como Jaejoong se movía hasta alejarse de mi; cuando lo encontré con la mirada noté que estaba a punto de levantarse de la cama para irse.
Por primera vez sentí miedo, aunque yo sabía que él no podía pertenecerme, mi corazón se lleno de pánico al pensar que le perdería; la adrenalina comenzó a recorrer mi cuerpo haciendo efecto de manera inmediata teniendo como consecuencia que el primer movimiento por instinto fuese tomarle por el brazo firmemente.
- ¿A dónde vas? - pregunté.
- Debo irme... no quiero ser... inconveniente... - fue su respuesta en un susurro.
- ¿Crees que eres un objeto? - pregunté indignado y molesto, pero no con él sino conmigo mismo porque al parecer no pude expresar lo que sentía - ¿Una persona sin importancia? –
- No... lo que pasa es que... - se interrumpió; como meditando sus palabras, por mi parte esperé a que continuara sin liberarlo y al ver que no iba a seguir me acerqué a Jaejoong abrazándolo por la espalda.
Claramente percibí como se tensaba ante mi contacto para después relajarse; aprovechando esto recargué mi rostro en la curvatura de su hombro escondiendo mi rostro pues realmente me sentía nervioso y avergonzado.
- Yo... nunca había hecho algo como esto - comencé a decir sintiendo mi rostro arder, paré unos segundos para reunir toda la valentía que necesitaba pues quería explicarle todo - Se que esto podrá sonar algo repentino... pero... - no pude continuar pues sentí su boca sobre la mía comenzando así un beso que fue diferente a los demás, pues, de alguna manera creí sentir que era de amor.
Nos separamos cuando el aire fue necesario; las palabras habían sido borradas de mi mente y simplemente tomé a Jaejoong para que se acostara de mi lado derecho, abrazándolo, sintiendo la calidez de su cuerpo desnudo con el mío; solo quería que estuviese conmigo, con ese ambiente de tranquilidad ya que le explicaría todo en otra ocasión...
FIN
waaa me encanto
ResponderEliminarenicma todo lo k siente un buen fico
nooo es todo bueno de todos modos estuvo muy bien deveras que lo disfrute mucho aun que me gustaria que durara mas pero solo es un deseo jeje bueno cudiate mucho
ResponderEliminarme a gustado mucho como as redactado las dos partes a estado muy bien
ResponderEliminarLO AMEEEEEEEEEE AME LA DOBLE PERSPECTIVA Y AMO JAEMIN SO MUCH ;)
ResponderEliminarSimplemente perfecto ♥ !!!!! Ran hermoso y sobre todo por que fue un minjae precioso ♥ mi pareja favorita !!!!!
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