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Arualthings

PSYCHOTIC-Capitulo 1

Capítulo Uno: Perdido.


Corrió, no sabía qué distancia o por cuanto tiempo, sólo corrió atravesando pasillos, abriendo puertas a patadas, buscando con la mirada exaltada algo que se le hiciese familiar. Podía oír los pasos de sus amigos unos metros tras de él, quienes abrían las puertas que él no había revisado. Los sentía, sabía que ahí estaban, pero no los veía.

Subió corriendo por unas escaleras hasta el siguiente piso y casi se mata al resbalarse con un charco de una sustancia desconocida que había en uno de los escalones, mas por suerte se pudo sostener de la baranda medio destartalada, de otra forma se habría abierto la cabeza al caer. Patinó en el piso húmedo al ir corriendo tan deprisa, tiró a golpes algunas puertas más, hasta que llegó a la última del pasillo.

Ahí estaba.

Lo sabía, lo sentía, algo dentro de su pecho lo jalaba hacia esa puerta y no supo porqué, pero estaba aterrado. No la quería abrir, no quería acercarse a esa puerta vieja y con la pintura descascarada, no quería… pero lo hizo igual. Abrió lentamente, quedándose paralizado en el marco, observando esa horrible escena.

No podía ser…

Llevó sus manos directo hacía su boca, ahogando el grito que amenazaba con escapar de su garganta en cualquier instante y con dolor se tragó el primero de los sollozo de la larga sucesión que trajo consigo su amargo llanto, e incapaz de contener por más tiempo sus lágrimas cayó rendido al suelo, golpeando sus rodillas de forma dolorosa en el piso mugriento y duro. Lo había encontrado, ahí estaba, pero…

Había llegado tarde…

YunHo ya no reiría, YunHo ya no cantaría, no bailaría, no los regañaría por demorarse mucho al arreglarse, porque YunHo ya no respiraba, porque YunHo ya no se movía, YunHo no tenía color, YunHo estaba frío, YunHo estaba maltrecho y tirado en una camilla vieja en una esquina de esa oscura habitación, YunHo…

YunHo estaba muerto…

Gateó como pudo, sacando fuerzas de la flaqueza, y casi arrastrándose llegó junto al cuerpo medio desnudo de su líder. El olor a sangre seca inundó por completo sus fosas nasales, sumado al pestilente olor a descomposición, polvo y suciedad almacenada en la habitación, logrando que asqueado reprimiera una arcada. Sintió ganas de vomitar, de gritar, de llorar hasta no poder más, de ser él quien estuviese tirado en el suelo, muerto, golpeado, gélido … quería hacer un trato con el dios de la muerte para darle la mitad de su vida al líder, quería… quería…

Quería a YunHo con vida…

¿Quién había sido? ¿Quién le había quitado a su líder, a su amigo, al hombre que tanto admiraba por su gallardía, por su altiveza, por su seguridad… por… por ser YunHo? ¿Quién le había quitado la sonrisa a esos labios partidos? ¿Quién le había quitado el brillo a esos ojos desenfocados y estáticos? ¿Quién? ¡¿Quién había sido, maldita sea?!

¡¿Quién le había quitado a YunHo?!

Con sus dedos temblorosos se atrevió a tocar su mejilla reseca y amoratada. Estaba fría, marcada por un surco de lágrimas, estaba muerta… ¿Cuántas veces esas mejillas habían ardido y coloreado de rojo cuando su líder se avergonzaba? ¿Cuántas veces esas mejillas se habían humedecido con lágrimas de alegría, tristeza e impotencia? ¿Cuántos besos él había regalado a esas mejillas que ahora estaban pálidas y partidas con un horrendo corte que atravesaba todo su pómulo? No lo sabía, habían sido muchas veces, veces que ya no eran nada comparadas con las muchas que su líder ya no las podría hacer.

Y él no podía hacer nada.

Sólo quedaba esperar a que los otros terminaran de subir las escaleras y llegaran a esa habitación, sólo quedaba que avisaran a la policía para que ya no lo buscaran y a su familia para que comenzara a preparar el funeral, sólo quedaba resignarse y esperar que con los años la muerte los volviera a unir. Pero no quería hacerlo, no quería esperar, sólo quería estar con su líder otra vez, quería que lo mirara con cariño y le regalara una sonrisa, quería que le costara respirar al ser abrazado con fuerza por sus brazos, quería sentirse deslumbrado por sus pasos da baile, quería que su pecho vibrara al escuchar a su máximo volumen las notas bajas de su voz, quería regañarlo porque se tardaba mucho en la ducha, porque perdía sus cosas, porque se quedaba con sus monedas y porque dejaba sin carga su teléfono al jugar tantas horas seguidas con el. Quería…

Quería a YunHo…

Desesperado tomó el cuerpo lacio de su líder, rodeándolo de la única forma que pudo, pasando una de sus manos tras su nuca y la otra por la baja espalda. No le importó mancharse con la sangre coagulada que brotaba de las heridas más grandes, no le importaba que su ropa se impregnara con ese horrendo olor a muerto ni que al mover a YunHo este pareciera que se desarmaría. No importaba nada, sólo quería tener a YunHo cerca, quería calentar su carne álgida con caricias, quería limpiar sus heridas con lagrimas, quería vendar su cuerpo con la ropa que estaba vistiendo, quería simplemente estar ahí y que nadie le quitase a YunHo otra vez.

Porque YunHo era suyo y de nadie más.

Porque YunHo le había prometido siempre estar a su lado, siempre protegerlo, siempre acompañarlo, siempre quererlo… ¿y ahora? Ahora YunHo no podía hacerlo, así que lo haría él, él estaría junto a YunHo, él lo acompañaría, él lo protegería, él lo querría, él…

…él quería morirse también.

Apretó un poco más la nuca de su líder contra la curvatura de su cuello, intentando así fusionarse con su muerte y que ambos pudiesen irse juntos a donde fuese que las almas terminaran, pero… ¿y YunHo? ¿Dónde se había metido YunHo? No lo sentía, no lo veía… ¡Se lo habían quitado otra vez! De repente YunHo no estaba y todo a su alrededor eran sombras. ¿Qué sucedía? Intentó moverse y buscar una vez más a su líder, pero de repente se sintió atado con cadenas al suelo, que no sabía si era el suelo, ya que tampoco lo veía o sentía bajo sus pies, de repente estaba flotando en ese mar de petróleo, siendo sus extremidades jaladas en direcciones opuestas, de repente no recordaba como respirar, ni como gritar, ni como…

Despertar…

Saltó asustado, incorporándose de forma automática. Había sido un sueño… un maldito sueño que por minutos había sido demasiado real para que sólo fuese un sueño. Llevó una de sus manos a su frente, secando el sudor frío que se escurría por sus sienes y dando un suspiro se volvió a tirar en el sofá, dejando descansar su cabeza que inesperadamente pesaba diez kilos más de lo normal.

YunHo aún no llegaba y no pudo evitar que un par de lágrimas corrieran por sus mejillas, lágrimas que secó de forma violenta con su antebrazo antes de que pudiesen verlas los demás habitantes del departamento. Apenas con fuerza sacó su teléfono del bolillo de su pantalón, eran las tres con cinco de la madrugada y ni rastros de su líder, que hacía más de seis horas había salido en busca de alguna frituras y nunca había vuelto.

Miró a su alrededor, concentrándose en la silueta amorfa que eran los cuerpos de YooChun y JunSu en el sofá de enfrente. Ambos dormían abrazados y medio cubiertos por una frazada en común, parecían dormir apaciblemente, pero se dio cuenta de que al igual que él hace unos minutos estaban soñando, ya que sus ojos se movían frenéticos por debajo de sus parpados y emitían leves y casi inaudibles bufidos, bufidos que podría escuchar perfectamente de no ser por el sonido de pasos que venían de la cocina y que se acercaban…

– ¿Hyung? – Alzó el rostro, encontrando la cara preocupada de su dongsaeng consentido, y sonrió como pudo. – Te vez algo pálido… ¿Tuviste una pesadilla?

– Si, una horrible pesadilla… – Atrajo sus piernas hasta su pecho, abrazándolas con aprensión.

– Tranquilo, las pesadillas sólo son eso, pesadillas. – El menor le dio la vuelta completa al sillón y se sentó en el espacio vacío al término de éste. – Al final siempre despiertas y te das cuanta de que las cosas son mucho mejor. – Bajó la bandeja que traía en las manos hasta la mesita al centro de la sala y con parsimonia comenzó a servir una taza con el café que había en el termo en su mano.

– Ojala te escuchen allá arriba, ChangMin… – Con una sonrisa comprensiva el menor le ofreció la taza que acababa de servir y al instante la rechazó. Tenía un nudo en el estómago y algo atascado en la garganta, posiblemente un grito que no había podido soltar. – No, gracias.

– Deberías volver a dormir, aún no te toca vigilar. – ChangMin tomó la frazada que estaba en el suelo y con delicadeza la puso sobre los hombros del mayor.

– No quiero seguir durmiendo. – Sintió como la mano grande y tibia de su dongsaeng se posaba en su hombro y cómo éste lo jalaba hasta acurrucarlo en su pecho. – ¿ChangMin?

– YunHo hyung llegará pronto, lo prometo. – Se dejó hacer por las caricias que el menor repartía en su espalda, sintiéndose seguro, pero no lo bastante. Nadie más que YunHo podía abrazarlo y hacerle olvidar todos sus problemas, penas y miedos y recordar eso dolió más ahora que otros brazos lo consolaban.

– Eso espero, ChangMin, eso espero… – Se abrazó a la cintura de su dongsaeng, acomodándose para terminar echado sobre su alargada figura. ChangMin no se opuso en ningún momento, tan sólo paseaba sus largos dedos por la espalda triangular de JaeJoong, intentado serenarlo. – Lo extraño…

– Yo también, hyung.
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Continuará..

Notas del fanfic:
Es un desafío personal, quiero demostrarme que pudo escribir un drama!

Aclaraciones del capitulo:
Es cortito, lo sé, pero todos los capos serán así de cortos. De otra forma terminaré llorando al escribirlos.

Notas finales del capítulo:
Actualizaré dentro de dos días!!!



2 Comentarios:

  1. Anónimo8/14/2009

    WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!! ya leí el fanfic en Amor Yaoi :( alaaaa nooooo Yunhooooo NOOOOOOOOO
    Kat es un tristeeee fic :( porfaaaa que solO sea un sueñooooo (llorando desesperadamente) :(

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  2. Kats que buena narracion pero yo tambien llore que no sea nada malo que yunho regrese que ellos vivan felices comiendo frituras.T.T

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