Unwritten cap 7

-¿Acaso soy tu novia?
-Obviamente no en femenino, pero… eres mi novio… ¿no?


Él me miró sorprendido, abriendo sus oscuros ojos como quien dice “¿En seeeerio?! No creo” y quería tomármelo en son de broma. Una pesada broma de su parte.

Porque incluso contarlo suena gracioso.
Pero vivirlo… Vivirlo duele.


-¿Entonces... qué... eres? –pregunté en un susurro casi inaudible, mientras intentaba calmarme.
-Soy...


Jaejoong dudó. No sabía si seguir hablando, solo me miraba entre asustado y sorprendido, y de paso un tanto ofuscado.

¡¿Él se atrevía a mirarme ofuscado?!
Esperen, creo que me he perdido de algo... ¿Quién es el que acaba de ser olímpicamente negado como pareja?

NO respondan.


-¿Qué eres, hyung? –logré preguntar una vez más-. ¿Qué soy?


Y ya no pude evitarlo. Por un despreciable momento deseé nunca haberle amado, porque a pesar de que estaba a punto de romperme por dentro, él solo sonreía.

Me sonreía.


-¿Tú que crees Changmin-ah? –susurró, con una expresión indescifrable.


Una que contrajo mis entrañas. Porque era de... ¿Indiferencia? ¿Burla?


-¿Que qué creo? –pregunté bruscamente-. ¡¿Que qué creo?! ¡NO TE ATREVAS A JODER CONMIGO, JAEJOONG!
-Minnie-ah~
-No me llames así –musité-. No te atrevas... por favor... Dime que bromeas.
-Changmin. No hagamos esto, ¿sí?
-¡¿“ESTO”?! –grité.


Y no me importó que sus ojos se abrieran más en sorpresa y que parecieran a punto de salirse de sus órbitas. No me importó que se haya quedado hecho piedra al ver mi desencajado rostro.

Importaba yo. Yo, mi estúpido amor, mi resquebrajado corazón y mi pisoteado orgullo.
Importaba yo. Mis sentimientos. Yo.


-“Esto” eres tú dejándome solo. “Esto” eres tú dándome la espalda, hyung –logré decir con un hilo de voz.
-Changmin-ah... Estás entendiendo mal las cosas... –susurró mientras se ponía de pie al igual que yo.

¿En qué momento me había puesto de pie? Ya ni me acordaba...


-¿Qué estoy entendiendo mal, Jae-hyung?
-Tu madre quiere una novia, no... No a mí.


Y ahí estaba. Su fría negación. Su olímpico desaire.
Él no se consideraba mi novio. No se consideraba mi pareja. ¿Qué mierda se creía entonces?


-¿Qué soy para ti, hyung? –pregunté una vez más con la voz más seca de lo habitual-. Respóndeme con la verdad.
-Min…


Pero su mirada, a parte de ser lo que menos me gustaba, escondía algo. Algo que, sin duda, no me diría. Y dentro mío, en lo más recóndito de mi ser, le odiaba por no querer decírmelo. Suponía que si no me lo decía era porque quería “protegerme”, pero yo no quería que me proteja. ¿Es que no lo entendía? Jamás se lo he pedido. No necesito de su protección, solo necesito saber que estará ahí, que me amará como yo le amo y que si hay problemas, seremos lo suficientemente fuertes juntos para afrontarlos. No le pedía un “felices por siempre, ni “hasta que la muerte nos separe”, solo le pedía apoyo, comprensión, amor.

No necesitaba que me proteja, porque con amarme ya lo hacía.


-Min...
-Entonces… Entonces… ¿qué ocurre con nos—
-No puede haber “nosotros” si tu madre quier~
-No metas a mi madre en esto. No se trata de mi madre, ¿cierto?
-Min…


¿Es posible respirar dolor? ¿O es que respirar duele? Ya no lo sé…
Todo tenía que ser una pesadilla. Una horrible y mentada pesadilla…
No podía ser cierto, no quería que fuera cierto.

No me importaban las veces que susurrara o suplicara mi nombre.


-Changmin-ah… Espera…


Ni las que mis ojos derramaran lágrimas cargadas de rencor, e impotencia y cualquier otro sentimiento que no haya sido capaz de reconocer.

Avancé con pasos lentos hacia mi habitación. Me sentía lastimado, herido, y algo dentro de mí me decía “No te vayas. Pide una explicación”

No debiste marcharte, Changmin-ah… No debiste haberlo hecho… No tan rápido, de todas formas…
Debiste pedir una explicación. Querías una explicación, ¿no es cierto?

No. Mi corazón no quería una explicación. Mi corazón le quería a él.










-¿Dónde quedaron tus “Te amo”, hyung?






~

-¿No vas a hablar con él?
-No, hyung. No hay nada de qué hablar.
-Minnie-ah... es solo una pelea. Un altercado. Ya ves como me sucede a mí con Junsu. Estoy seguro de que lo arreglarán.


¿Cómo era que Yoochun-hyung se había enterado? ¿Por qué demonios me estaba dando lata? ¿Qué no tenía una vida?

¡¿Qué no podía ir a joder a Junsu en vez de estar jodiéndome a mí?!
Miren que yo sé que le encanta “joder” a Junsu.

Pero, vamos, estamos hablando de Jaejoong. Y de Yoochun. Entre ellos no hay secretos y todos lo saben. Hay veces en las que envidio la relación que tienen esos dos. Sobre todo, porque Jaejoong sí confía en él. No diré que no confía en mí, simplemente voy a decir que no confía en mí lo suficiente como para decirme la verdad.

La verdad que está matando mi pobre y mísero ser.
Lentamente.
Lenta y dolorosamente.


-Por primera vez en mi vida, hyung... No quiero arreglar nada.







~

-No te lo puedo creer.
-No lo quiero creer.
-¿En serio...? ¿En serio te dijo... eso?
-No me dijo nada, Yoobin-ah. Ni si quiera ha intentado explicarse. Y, honestamente, no pienso buscarle. Estoy demasiado... lastimado.
-No tienes que hacerlo si no quieres, Min.


¿Cómo había terminado tocando el timbre de su departamento? No lo sé.
Solo sé que en cuanto la vi aparecer detrás de esa puerta, sentí todo el abandono y el desamor que había intentado no sentir desde hacía casi dos semanas. Sentía como mi cuerpo no daba para más, como mi corazón pedía a gritos ser arrancado y tirado al mar. Su cara de sorpresa fue como un tajo de la fría realidad. ¿Cómo me vería? Fatal, lo más probable.


-No sé que decirte, Min... –susurró mientras apoyaba el rostro en sus rodillas recogidas sobre el sillón.
-No tienes que decir nada, Binnie-ah...


¿Y por qué no podía amarla?

¿Por qué la veía como una simple amiga, a la cual sabía que podía confiarle todo?

¿Por qué no me había enamorado de ella?

¿Por qué había escogido a Jaejoong?





¿Por qué había intentado besarla?


-Changmin-ah... –se apartó. Y se lo agradecí desde el fondo de mi... Oh, no... No tengo alma. Ya no.
-Lo siento... –sollocé mientras escondía mi rostro entre las manos. Sentí mis lágrimas en las palmas.
-No te preocupes –susurró. Una de sus manos alcanzó mi antebrazo, retirándolo para poder ver mi húmedo rostro-. Sé que no querías hacerlo –me dijo mirándome a los ojos.



-Yo también.








~

Navidad, navidad... Blanca navidad. Y en serio es blanca. Nieva de locos.

Y estaba cerca. Se olía en el aire.


-Mañana es cumpleaños de Junsu –Yunho habló.
-Lo sé, hyung, vive recordándomelo cada cinco minutos.

Si es que no es menos.


-¿Le has comprado algo?
-Me hizo comprarle un videojuego cuando estábamos en setiembre. Más le vale tomarlo como regalo.

Sonreí con desgano y le vi hacer lo mismo. Tomó asiento a mi lado, inclinándose sobre sus rodillas y mirando al frente. Suspiró varias veces antes de hablar.


-Sabes que cuentas conmigo, Minnie-ah.
-Lo sé, hyung. Gracias.
-Y sabes que puedes confiar en mí, también, ¿cierto?
-Sí, hyung.
-¿Entonces podrías decirme qué es lo que ha ocurrido? Me siento frustrado al no saber que ha pasado entre Jae y tú.

Aquel nombre me revolvió las vísceras como si acabara de ver la cosa más asquerosa del mundo.


-No ha ocurrido nada, hyung. –Nunca ocurrió nada., me dieron ganas de responder.
-¿De qué hablas, Minnie? –sentí preocupación en su voz.
-Él... No sé si me ama como yo le amo, hyung. No creo que él quiera lo mismo que yo.
-Min...
-¿Podríamos... dejar de hablar de esto, por favor? –susurré con voz lastimera. Él asintió en silencio, y le agradecí infinitamente que no me haya dado lata como hizo Yoochun-hyung.


Se puso de pie y luego de despeinarme “cariñosamente”, salió de la habitación, cerrando la puerta con cuidado tras de sí. Seguro iría a preguntarle a él. Y recordé que…

Que Yunho… a Yunho le había gustado.
Jae.
Le había gustado Jae.

Pero no… a Yunho-hyung se le veía demasiado emocionado con la chica esa que no cabía el dudar de él. Y no dudaría. Hacerlo sería preocuparme aún más. Y un poco más me enviaría directo a la morgue. O al infierno. La primera parada que hubiera.

¿Cuánto tiempo podría seguir escondiéndome en la habitación?

¿Cuántas veces más sería capaz de pasar por su lado sin tener que apretar los puños para disipar el dolor?

¿Cuántas veces tendría que repetirme que no lo amaba hasta poder creérmelo del todo?

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