Ok.
Bien. Los pasajeros empezaron a esparcirse por el subterráneo. Ya no estaban solos.
Comenzó su marcha y la próxima parada era la bajada para ambos. Cruzaron sus miradas al bajar. Y separaron sus caminos subiendo por escaleras distintas.
≈
Junsu iba subiendo por el ascensor, mientras encontraba una muy buena excusa para su jefe. La puerta se abrió, estaba esa persona enfrente de él con los brazos cruzados.
- ¿Por qué llegas tarde?
- Otro loco tirando gases lacrimógenos.
- Ok. Vamos, ya tenemos clientes.
≈
Le importaba un carajo si llegaba tarde. Era el doctor con más experiencia en el hospital, y nadie se atrevía a cuestionarlo.
Preguntó a su secretaria si había algún cliente en su despacho y fue hacia allí. Abrió la puerta y le dio la mano al chico.
- ¿Qué andas haciendo por estos ranchos Changmin?
- Tenía ganas de saber algo de tu vida… -se sienta en una silla.
- No tienes idea de lo que fue el viaje al hospital…
- ¿Mucho tráfico?
- Para nada…
≈
12:36 PM
Un largo día de trabajo. Y tenía que volver al maldito subte de vuelta.
Lo bueno es que era tarde, la estación era un desierto. Se acercó de a poco al borde donde pasaba el condenado transporte.
Otra vez. El chico de gafas de Carey.
Estaba apoyado contra una columna fumando un cigarrillo y con la bata desprendida. Sentía como lo miraba de arriba a abajo, era muy fastidioso.
- ¿Qué miras? ¿Reparto caramelos?
- ¿Ahora no se te puede mirar?
- Nunca se me pudo mirar.
Se terminó. Era evidente, le tenía unas ganas terribles.
Sacó una botella de agua de su maletín. No la uso para tomar, fue directo y lo empapó.
- ¡¿Qué haces?!
- Si no quieres por las buenas, entonces por las malas.
Empujó levemente a Junsu contra la columna de enfrente, besando su cuello con ligereza mientras lo despoja de su traje.
- ¡Para! ¡Esto es una violación! ¡Mi hermano es abogado!
- Deja de resistirte…
Lo hizo.
La respiración agitada y húmeda de Jaejoong en el oído de Junsu lo estremecía.
No importa. Una aventura no le viene mal a nadie… Like the song; “Let it be”.
La camisa mojada de él lo volvía más loco. Quería arrancársela con sus propios dientes. No era solo la sensación de encierro allí abajo, era la adrenalina por ser descubiertos, por estar con un completo extraño, y ahora el calor empezaba a subir por su espalda. Ya no podía parar.
Se apartó de Junsu, mientras lo miraba extrañado empezó a sacarse bruscamente la condenada bata y la camisa. No podía con el calor que lo apoderaba.
Lo miró hasta el alma y lo tomó del cuello, empujándolo hacia él, contra la columna. Se había olvidado de la hora, del lugar de todo. Empezó a besarlo en el cuello y la clavícula, su respiración se acentuaba un poco más. Jaejoong trataba de invadir los pantalones de Junsu entre el poco espacio que había entre los dos, pero las caricias en su espalda hacían que se arqueara, y él sabía muy bien que lo hacía a propósito, no era ningún novato. ¿Cómo era que no podía respirar?...
Jaejoong soltó su delgada cintura y colocó sus manos contra la columna, aprisionándolo aun más. Esa noche sería totalmente suyo.
Estaba harto de ese maldito pantalón, tenía que sacárselo.
-D-Déjame…
-Al fin…
Se apartó del joven y dejó que se lo arrancara con una sola mirada. Se acercó a sus labios calientes y se encargó de que sus manos hicieran su trabajo. Ya denotaba antes de empezar la gloria de aquel lugar prohibido. Jaejoong suspiraba por cada roce. Y pudo deshacerse de la prenda.
- Me gustan tus bóxers…
- A mí no.
Con desgana se quitó la ropa interior negra. Y volvió a aprisionar a Junsu contra la columna, besando su cuello, bajando hasta su abdomen y más abajo. Los gemidos del joven asimilaban que ya deseaba llegar a la otra etapa. Le quitó el resto de su ropa.
Se cansó de estar parado, quiso sentarse en el piso. Jaejoong lo dio vuelta y lo sostuvo contra él.
- ¿No te estarás cansando?
Lo presionó contra la columna, y empezó a besarlo bruscamente en la nuca, mientras se estremecía. Las manos torpes de Junsu se posicionaron en la entrepierna de él, dándole cada uno de los gustos. Sus gemidos resonaban apenas. Ya estaba demasiado inquieto como para seguir igual.
Se apoyó sobre su cintura y dejó que Jaejoong hiciera lo que quisiera. Con una propuesta así no podía negarse, lo tenía allí. No tardo en unirse a él. Un pequeño y agudo gemido salió de los labios de Junsu.
El calor invadió sus cuerpos, el roce hacía fricción en la piel de cada uno.
Pasos.
- A-alguien viene…
- Que nos vean no más…
Junsu optó por ser racional y se movió hacia un costado, dejando el rostro de Jaejoong contra la columna.
“Park Yoochun. Empleado de limpieza.” Decía en un distintivo de la camisa del joven que se acercó con un lampazo entre las manos.
- ¿Me perdía de algo?...
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que par de pervertidos jajajajajaja
ResponderEliminarq pervertido jae como lo violas
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