The Open Door cap 1
octubre 30, 2009
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Sintió la brisa en su cara, por alguna extraña razón permanecía con los ojos cerrados, y aún a pesar de eso, podía saber que era de mañana, el aire que le golpeaba era muy intenso, e incluso sintió gotas de agua salpicando su rostro, era como si estuviera parado en el borde de una cascada, sin embargo estaba recargado sobre una barandilla de algún material extrañamente frío y liso.
Aunque parecía un lugar lleno de ruido, sentía una paz tan cálida emanando desde el interior de su ser, escucho unos pasos por detrás de él, un cuerpo acercándose lentamente, una mano ajena a la suya bajo por el brazo que tenia apoyado en la barandilla, llego hasta su mano donde sus dedos se entrelazaron con los del extraño, más que un toque, era una caricia, intrigado, y con toda la intención de saber de quién proviene tan increíble detalle, se gira bruscamente y abre los ojos.
Despertando sobre su cama, estirando los brazos ante el nuevo día.
-¡Changmin! ¡Ya es tarde! ¡El desayuno está listo! – gritaba una mujer desde algún lugar de la casa, sin duda era su madre, quien siempre se levantaba horas más temprano que él, se limito a sonreír, pensando que todo aquello había sido un sueño nada más.
- pero…- dejó salir un suspiro de sus labios, levanto la mano que en el sueño había recibido el tacto de aquel ser extraño –todo se sintió tan real –
-¡Changmin! – grito nuevamente su madre, quien siempre se desesperaba si él no accedía a su petición a la primera.
Aún adormilado, tomo la ropa que estaba perfectamente planchada justo sobre la silla al lado de su cama, no quiso profundizar más en el asuntito de su sueño, porque a fin de cuentas, era solo eso, un sueño. Entró al baño, se remojó la cara en el lavabo para despejar los rastros de somnolencia que quedaban en sus ojos, peinó sus cabellos, y se puso el uniforme.
Bajo por las escaleras con un maletín es sus manos, temeroso asomó la cabeza a la cocina, estaba despejada, se sentó en el único lugar donde había un mantel y un plato con comida. Apenas se disponía a probar bocado cuando escuchó pasos venir apresurados desde el cuarto de al lado.
-Shim Changmin ¿qué te he dicho de levantarse temprano a la escuela? Tu hermana ya se fue desde hace media hora, ¿porque no eres un poco más como ella? – decía con los brazos sobre su cintura en postura de ataque.
-Mamá todos los días me dices lo mismo, y yo te digo que no lo volveré a hacer, tú me amenazas con que si se vuelve a repetir me castigarás con mi mesada, yo te vuelvo a insistir e incluso te juro que no volverá a pasar – hace una pausa para jalar aire, termina su desayuno, le da un trago al jugo y continúa –tú me dices…- nuevamente hace otra pausa para colocarse un zapato y busca por el rededor el otro.
-Jurar en vano es un pecado – completa su madre
-¡sí eso! ¡Gracias por recordármelo!....para la otra no lo olvidaré- sigue buscando el zapato, sin hacer mucho caso a los gestos de disgusto de la mujer frente a él
–parece que no recuerdas con quien estás hablando jovencito…no me ignores, un día de estos lo voy a cumplir –
-¡lo encontré! – gritó con emoción al ver el otro zapato bajo la mesa, lo terminó de colocar, no se había percatado que su madre lo siguió sin querer por toda la cocina, renegando y regañándolo, pero eso ya se lo sabía de memoria, miró el reloj, se dirigió a su madre nuevamente –mira la hora, es tardísimo, si sé con quién hablo, hablo con mi madre – y dándole un beso rápido en la mejilla sale corriendo de la casa, agitando su mano a manera de despedida y sin mirar atrás
-¡¡No llegues tarde!! – Reía su madre, seguramente no le había hecho caso a su última petición –este niño no cambiará jamás – y entre risas y suspiros, cerró la puerta de la casa y comenzó con sus tareas en el hogar.
Cuando estuvo lejos del alcance de su madre, suspiro, retomó la ruta que siempre le gustaba para ir a la escuela, porque era la más tranquila y por tanto menos transitada, entre menos gente mejor.
-todos los días es lo mismo, mi madre siempre me amenaza con cosas que no existen, el infierno o el cielo son sólo lugares que se inventan para asustar a los niños pequeños…blablabla debería saber que ya no soy un niño –
- ¿eso crees? – Se escucho a sus espaldas, lo que le obligo a dar el salto de su vida
-¡oye! ¿Y tú acostumbras a espantar a la gente así? – se llevaba las manos al pecho y le sonreía al extraño, que aunque no lo había visto, llevaba el uniforme del instituto al que él asistía -¿eres nuevo?- concluyó.
- ¿en tu instituto?, si, pero es porque en la escuela anterior no me aceptaron ya, eso de repetir año no les agrado mucho ¿sabes? – y le regaló una sonrisa, algo que le cayó muy bien a Changmin, una sonrisa era la mejor manera para conocer a nuevos amigos – ¿así que eres alumno repetidor? – trató de sonar algo burlón.
-no te rías, realmente eso no deja nada bueno, ya es mucho de mi… ¿tú?...- se acercó curioso hasta quedar a la altura de sus ojos, Min sólo lo mira extrañado por el acercamiento tan repentino – ¿yo? – pregunto para invitarlo a que siguiera con confianza.
-¿tú siempre hablas solo? – rió el extraño, y retomando nuevamente una distancia prudente lejos de Min
- no, sólo cuando creo que estoy solo – dijo en un tono seguro sin mostrar pena alguna –es bueno hablar contigo mismo a veces – agregó
-bueno a eso se le llama hablar con Dios ¿no? –
-no, a eso le llamo yo, hablar conmigo mismo –
-vaya, tenemos a un ateo aquí – rió el otro chico ante la respuesta tan tajante del joven frente a él.
-no es como decir que sea ateo, pero cuando hablo conmigo mismo obtengo una respuesta, hablar con Dios no es hablar tal cual, porque necesitas de obtener una respuesta para que se concrete el proceso de comunicación, y créeme, jamás he obtenido respuesta alguna de él – sintió que había sido claro, y creyó conveniente seguir avanzando, después de todo no quería llegar tarde, nunca lo hacía, pero su madre siempre se lo recriminaba, a él le gustaba hacer las cosas a su modo.
-pero Dios, te responde de otras maneras – Min ya estaba divagando en otras cosas, cuando esto último lo hizo girar con brusquedad ante la respuesta del otro tipo.
-¿Qué? ¿Hablas de los milagros? – rió con sarcasmo.
-Parece que te molesta tocar el tema… ¿acaso Dios te hizo algo? –
-No, pero hay algunos huecos que no me terminan por cuadrar…además no te conozco y ¿sabes? Ya siento que te odio… - le lanzó una mirada con tintes de molestia.
-jajaja oye, no te enojes, no hablemos de eso entonces, ¿qué te parece si para que no sea un desconocido me das tu nombre? – se emparejo al lado de Min y le mostró una sonrisa muy cálida.
-Soy Shim Changmin estoy en cuarto – de inmediato desvió la mirada del extraño frente a él.
- Soy solo Yunho y estoy en sexto – y estiró su mano para estrechar la de Min, quien de inmediato entendió, le respondió el saludo.
-Bueno sólo Yunho, parece que mi odiado ya tiene un nombre – y sonrió, pero esta vez con gracia, luego dio la vuelta y siguió caminando.
-oye oye, ¿no me habías perdonado? – rió el otro mientras corría para alcanzar el paso del joven.
Estaban por llegar a la escuela, sólo quedaba pasar el parque que se encontraba antes del instituto.
-oye un día me darás un paseo por ese parque, se ve muy interesante –
-¿acaso crees que soy tu guía de turista? –
-bueno está bien, vendré solo – quiso hacerse el indignado pero la risa le gano –bueno ¿Qué dices? –
-Digo que estás loco, pero está bien, vengamos al parque – por alguna extraña razón sintió que lo conocía de hace años, no porque fuera un recuerdo olvidado, si no por la pronta compatibilidad que tenían al hablar, apenas se habían conocido y la manera de llevarse ya los convertía en buenos amigos ante ojos ajenos.
Entre más se acercaban a su destino, más fuerte llegaba el olor de café recién preparado.
-Huele a café – decía Yunho mientras levantaba la cabeza olfateando, para ver si daba con el origen del aroma.
-¡deja de hacer eso me avergüenzas!, es porque en la esquina de allá hay un café –
-¿podemos ir? –
-de ninguna manera…ese es mi lugar para meditar y tu eres un escandaloso- se echo a reír
-¿qué? Es un lugar público, tengo derecho a ir…que poco compartido – esta vez sonaba de verdad indignado.
-ya no te molestes, claro iremos también algún día – apenas iba a darle una palmada en el hombro cuando el timbre que anunciaba el inicio de clases comenzó a sonar.
-¡CORRE! – grito Yunho tomando ventaja
-¡Oye!- ni tiempo de renegar le dio, solo se concentro en correr, después de todo no faltaba mucho, la entrada estaba ya a unos centímetros, vio como muchos chicos que de igual manera llegaban tarde, comenzaban a estorbar en la puerta, empujándose para tratar de pasar, perdió de vista a Yunho entre ellos. Cuando por fin entro, vio los pasillos de reojo para ver si había rastro del otro, pero, nada, sólo había desaparecido.
Su lugar al lado de la ventana estaba ocupado por un desconocido, se acercó dispuesto a luchar por lo que le pertenecía.
-Oye ese es mi…-
-Oye te tardaste años en llegar, siéntate a mi lado –
Changmin estaba sorprendido, era Yunho, pero eso era imposible, dijo que estaba en sexto, apenas le iba a preguntar cuando el profesor entro al salón.
-Bueno días muchachos, comenzaremos con la lección, solo anunciaré rápidamente que tenemos alumno repetidor, su nombre es Yunho, por favor háganlo sentir en confianza…más tarde…ahora comenzaremos con la lección de hoy –
Los demás alumnos miraban de reojo al nuevo, pero sin prestarle mucha atención.
-Oye…- Min le llamo en un susurro apenas audible para Yunho
-¿qué? – respondió sin mirarle
-¿no se suponía que estabas en sexto? –
-jaja te dije que repetí año…haz cuentas…se supone debería ir en sexto, pero en realidad me atore en cuarto jaja –
-¡¡¿QUÉ?!! – sin darse cuenta se había levantado de su lugar y hablado en voz alta por la sorpresa
-¡Joven Changmin! Guarde silencio, dije que le dieran la bienvenida más tarde, evítese la pena que para la próxima llamada de atención lo saque de clases, ¿entendió? – expuso ante todos, lo cual es vergonzoso para quien está siendo reprendido, Min sólo se limitó a asentir con la cabeza, y sonrojado regreso a su lugar, tratando de esconder la cara con el libro, la verdad se sentía un poco tonto con lo que Yunho le había dicho –no puedo creer que me engañó…- miró de reojo el lugar del culpable de su llamado de atención, estaba riendo, esto encendió más a Changmin –este me las paga – susurró para sí mismo.
Las horas pasaban lentas, el sueño le estaba comenzando a pesar, de momento veía el reloj y luego regresaba su vista al frente, comenzaba a cabecear, abría y cerraba los ojos para tratar de despejar un poco su pesar. En algún momento se sintió caer en un abismo oscuro, sentía la briza en su cuerpo, finalmente sintió que la oscuridad se apartaba, abrió los ojos y se encontró envuelto por una cálida luz dorada.
-¿dónde estoy? – Más que preguntar, fue sólo un pensamiento porque no salió ningún sonido de sus labios, sólo estaba allí, flotando en medio de un montón de luz, escuchó voces por todas partes, se llevó las manos a sus oídos para amenizar el ruido, cerró los ojos con fuerza –Changmin- escucho una voz dulce llamándole, abrió los ojos para observar una silueta, porque era eso, solo una silueta sin rostro que le extendía los brazos.
-¡Changmin! – sintió un golpecito pequeño en la cabeza, abrió los ojos, estaba sobre la mesa de su banca, miro a Yunho que le lanzaba pequeñas bolitas de papel para despertarlo.
-vale ya me desperté…deja de lanzarme tus papelitos- dijo al mismo tiempo que se enderezaba para pretender que nada pasaba y retomar la clase.
-por eso es importante dormir bien en la noche-
-no te rías…últimamente me da mucho sueño…- dijo al mismo tiempo que bostezaba y se tallaba los ojos.
-mmm a lo mejor algo te preocupa…será eso –
-y encima ahora me molestan esos sueños extraños – no se dio cuenta que lo había mencionado en voz alta, Yunho lo miró con curiosidad, no pudo evitar seguir preguntando.
-¿Cuáles sueños? –
- Son algo difícil de explicar, son como…- hizo una pausa, sintió la mirada de Yunho sobre él, poniéndole toda la atención del mundo, y se sintió algo torpe –no…son solo sueños –
-Dicen que los sueños a veces quieren decirte algo – respondió con seguridad, pero su expresión era como de un niño afirmando que Santa existía, lo cual le robo una sonrisa a quien tenía a su lado.
-jajaja ¿otra vez con tus cosas raras? No creo en eso, solo es algo que tu subconsciente crea después de que ya lo viviste…- se detuvo a repasar lo que acababa de decir, y pensó para sí mismo –pero…admito que no tiene mucho sentido….si es por eso –
-Changmin... ¿ahora duermes con los ojos abiertos? Jajaja- rio Yunho, quien noto que el chico tenía la mirada perdida en la nada.
-shshshsh ya guarda silencio el profesor nos va a…- algo paso rozando su nariz, giro asustado en dirección a donde provenía, el profesor lo estaba señalando y le había lanzado el gis para callarlo de una vez.
-¡Joven Changmin nuevamente, hágame el favor de salir del salón!- expreso de manera autoritaria
-pero…yo…-
-¡Ya está fuera! o lo saco el resto del semestre –
-¡ash! – como si no fuera suficiente con su madre paranoica por nada, ahora decirle que lo habían sacado de clases iba a darle armas para recriminarle las cosas.
Se puso a guardar los libros y lápices en su maleta, mientras medio salón lo veía.
-Changmin, mañana saliendo vamos al café que dijiste –
-No bromees…estaré castigado-
-Bueno, entonces pasado – ante esto último Min le sonríe y finalmente sale del salón de mala gana, azotando a propósito la puerta del salón.
-¿a dónde iré?... –sonrió al obtener su respuesta, en vez de ir a un regaño seguro a su casa, prefiere dirigirse al café de la esquina, ese pequeño establecimiento, tan acogedor y tranquilo, sí, eso necesitaba.
Avanzo decidido por la calle, como siempre sin mirar atrás, prefería no lamentarse, recordaba con gracia lo que Yunho le había pedido incluso en aquel asunto crítico.
-Es un torpe–
-¡CUIDADO! –escucho a lo lejos, al girar a ver de dónde provenía la voz, vio luces de colores, literalmente, se llevo las manos al rostro por el dolor -¡auch! – medio abrió un ojo para ver en el piso su maletín, justo al lado una pelota de color azul.
-¿oye me la pasas?-
-Un lo siento es más conveniente ¿no crees? – expreso molesto, aún adolorido por el golpe, se inclino para tomar la pelota, se giro para ver al tipo que estaba parado en el parque.
-¡Toma!- y lanzo la pelota en dirección al otro chico.
-Gracias – y sin decir más se adentro en el parque.
-de nada…- murmuro levantando ahora su maletín, aún a pesar que el chico ya se había ido - ¡ash! Hoy no es mi día ¿o qué? –
Por fin, mirando de lado a lado, atravesó la calle y decidido entro al café, tomo su lugar de costumbre, frente al ventanal.
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que interesante!!!
ResponderEliminarque dia mas raro para el!!!
*yo he tenido peores*
cotinualooo!!!!!