“Más lluvia, más sangre, más dolor, más gritos en la madrugada…”
Empecé a tener cierta consciencia de mi entumecido cuerpo, volviendo a la realidad, aunque me negaba a despertarme y abrir los ojos.
¿Para qué iba a despertar? ¿Acaso me espera alguien al otro lado de mis parpados?
Y algo rompió la monotonía de mi mente ausente. El estridente sonido de la puerta sonaba como si quien estuviese al otro lado pretendiera prenderle fuego.
Que llame, a ver si se rompe y no suena más.
El timbre cesó en su incansable llamada, pero lo siguiente que se escucho fue la llave que estaba abriendo la puerta de mi casa. Por un estúpido reflejo de costumbre, por dos segundos, el pecho se me lleno de una absurda esperanza hasta que recordé porque me encontraba aquí tirado. Lo siguiente fueron pasos resonando en el parqué y la voz angustiada de mi amigo Yunho llamándome. Sentí como se acercaba al salón, corría las cortinas y me encontraba de aquella postura he imagen penosa.
-Yoochun-ah… ¡despierta! ¿Estás bien? – me preguntó obligándome ya a darle alguna señal de vida, así que le gruñí un poco a ver si dejaba de pegarme voces.
-Venga, levanta de ahí, necesitas darte una ducha.- Yunho me cogio por los hombres y me ayudo, bueno más bien me obligo a levantarme del suelo. Caminé pesadamente y luchando con el equilibrio y la ayuda de Yunho hasta el baño, me dijo que me prepararía un café mientras me duchaba y cerré la puerta del baño.
Le pegue un manotazo a la llave del agua y me senté en la taza a esperar que se calentara o que me ahogara con el vapor o algo… ¿qué más da?
Me quite la ropa y entre en la ducha. Deje que el agua me cayera y me quitara aquel horrible olor a desesperación y tristeza.
Al rato salí con el albornoz puesto y busque a Yunho que estaba en la cocina.
Que frío hacia, no me había dado cuenta hasta ahora.
-¿Estas mejor Yoochun ah? – se acerco y me abrazo bastante fuerte. Era un abrazo de Yunho. De esos que sientes que te estruja entero y te apega totalmente a su cuerpo reconfortándote con su calor.
Yo simplemente me aferré a él. Era el único que podía comprender como me sentía. El único que conocía a Ahra desde hace más tiempo que yo y a la que quería como una hermana.
- Gracias Yunho ah… - solo fui capaz de decirle eso. Pero creo que bastó.
Me soltó y me cogió por las mejillas limpiándome una lágrima solitaria. Sabía que ahora que había vuelto a mi casa e iba afrontar la realidad, Yunho no se separaría de mí.
Me llevó a comer fuera, charlamos de otras cosas con tal de distraerme, intentaba que en mi mente no quedara tiempo para mortificarme y sufrir.
Esa noche alquilamos una de nuestras películas preferidas, Jungla de cristal 3, perfecta para no pensar y solo disfrutar de violencia gratuita y astucia criminal. Toda una noche de chicos. Aunque no se cuanto aspecto masculino nos quedaba cuando nos quedamos los dos dormidos en el sofá, Yunho sobre mi pecho babeándome y yo casi desnucándome en el sofá. Ese fue el primer Sábado fuera de la depresión.
El despertar fue dolorido pero algo más cálido que el día anterior por la simple compañía de Yunho. Habíamos quedado en que iríamos a ver el partido de los domingos de nuestro amigo Junsu. Era un simple equipo de barrio pero Junsu amaba el futbol y allí se desfogaba corriendo de un lado para otro del campo. Creo que de todos los domingos que ha jugado no lo fui a ver nada más que una vez y porque Ahra me había insistido ya que a ella los deportes la gustaban lo suficiente para sacarme un domingo de casa y estar noventa minutos sentados en una grada mientras Junsu pegaba cuatro patadas a un balón y nos saludaba con la mano.
Ojala vinieras conmigo.
Y allí estábamos, un 7 de Febrero, sentados en el duro cemento de la grada saludando como dos idiotas a Junsu. La verdad, se le iluminó la cara al vernos allí, teniendo en cuenta que estaríamos 10 personas como mucho animando al equipo. Tenía tanto interés en el partido que no sabía ni con quien jugaban.
- Yunho ah... a mí no me comprometas más a esto, ¿Por qué tenemos que estar pelándonos el culo de frío aquí sentados? Si Junsu quiere jugar al futbol que lo haga en verano o que encienda la play y hasta que la funda…
-¿No eras tú el que le gustaba el frío? Pues no te quejes, además esto es un deber de amigo y que yo sepa, hasta el momento, el deber solo me lo chupo yo. Ya es hora que cumplas tú también, además así te da el aire…- dijo medio riéndose de mí porque cada vez me agarraba más fuerte a su brazo en busca de calor.
-Al final me arrancas el brazo, ¡suelta un poco!
-Te jodes, este es tu deber de amigo. – dije encontrando la postura apoyado en su hombro.
15 minutos de partido, el frío y el estar recostado sobre Yunho me invitaba a dormirme un poco.
Y así intentar verte de nuevo junto a mí.
Realmente daba gustillo el escaso sol que me daba en la cara y me calentaba el carrillo cuando de repente ese maravilloso cosquilleo desapareció y me hizo abrir los ojos.
-Joder, con lo a gusto que estaba con el sol y va y se nubla…-dije volviendo la cara hacia el sol encontrándome con la cara de un chico en vez de una nube.
-¡Ay va! Perdona por quitarte el sol, ya me voy más para allá – dijo el chico algo avergonzado.
-No te disculpes, no hace falta que te muevas, esté es el que tendría que estar viendo jugara a su amigo en vez de dormitar como una marmota – dijo Yunho dándome un empujón para que me incorporara.
Por lo menos nuestra riña como un matrimonio de cincuentones le saco una sonrisa al chaval dándome por disculpado por mis quejas.
En el descanso aproveché para estirar un poco mis entumecidas piernas y con excusas de ir a comprar un café, caminar un poco para recuperar el riego sanguíneo. Salí del recinto deportivo y fui en busca de una tienda que pronto encontré a la vuelta de la esquina.
Los cafés estaban a la entrada pero yo me metí hasta el fondo de la tienda a curiosear en busca de algo que echarme a la boca en los siguientes cuarenta y cinco minutos. Al rato salí hacia el mostrador cargado de bolsitas distintas de patatas y me fui a por las dos latas de café. El chico-parasol entro en ese momento también en busca de algún refrigerio. Nos dedicamos una sonrisilla de complicidad como diciendo ¡heeey! ¿Qué tal? Lenguaje masculino.
- ¿Qué? ¿A ti también te han obligado a venir no? – dije buscando algo de apoyo.
-La verdad es que me invito un amigo y, tampoco conozco a mucha gente por aquí, no tenía mucho que hacer…era esto o dormir hasta las tres de la tarde – me dijo aquel chico. Parecía majo.
- entiendo…aunque yo me habría quedado con la segunda opción – bromee aunque en realidad era lo que me apetecía. Le esperé a que comprara y volvimos juntos a las gradas.
-¡Yoochun-aah ven! Vuelve a tu sitio que no veas cómo se nota el bulto que haces, quitas un montón de aire. ¡Coree que me congelo! – Me grito Yunho al verme aparecer – Oye, ¿has saqueado la tienda o es que estaban de liquidación por cierre? Te has traído de todo…-dijo mientras rebuscaba en la bolsa que traía.
-Oye suelta que esto no es para ti. Toma tú café, disfruta del milagro del futbol mientras yo me deleito con mis patatas.
Los piques con Yunho.
Al terminar el partido, ¡por fin! , Junsu se reunió con nosotros. Estaba todo hiperactivo preguntándonos que tal había estado, si habíamos visto no se que corner, no sé qué patada de quien… Pero lo primero que hizo fue darme un fuerte abrazo. Lo agradecí.
Mientras Junsu nos relataba su maravilloso partido, nos adelanto uno de los compañeros de equipo de Junsu y el chico-parasol al que hice un gesto de despedida.
-¿Conoces al amigo de Changmin? – me dijo Junsu rebuscando en la bolsa donde llevaba los restos de mi merendola de partido en busca de algo que comer.
- Ha sido nuestro compañero de grada, pero no sé ni cómo se llama. Es májate el chaval. – le respondí tirando de la bolsa hacia mí. – suelta la bolsa…
-¡No seas avaricias Yoochun ahh! Déjame ver que ahí…
-¡El futbol une a las personas! – dijo Yunho en plan peliculero soltando un gran suspiro y agarrándonos a cada uno con un brazo para separarnos en nuestra disputa por la bolsa.
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Volví a casa tarde por culpa de Junsu quien me retó a jugar al Fifa y una competición de esa clase no se puede rechazar. Al menos me había distraído un poco y había recuperado algo de fuerzas para volver a casa. Yunho había insistido hasta la saciedad en quedarse conmigo pero me negué. Debía acostumbrarme a la soledad.
También necesitaba algo de intimidad para pensar en ti.
Parece algo masoquista pero… no puedo evitar recriminarme. A veces me siento culpable por distraerme…
¿Acaso ya la has olvidado? ¿Ya lo has superado?
No. No quiero olvidarte. No quiero olvidar nada de ti. Aunque duela.
Encendí una pequeña lamparita que había en una mesa auxiliar en el salón. Recogí algunas de las cosas que Yunho y yo habíamos dejado tiradas al salir por la mañana. La verdad, la casa estaba como si hubiera pasado un huracán.
Si estuvieras aquí me matarías…
Y no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa al imaginar cómo te enfadarías conmigo…como yo te pediría perdón… y al final me obligarías a ponerme el delantal y los guantes de goma y me harías limpiar contigo terminando todo en caricias y besos…
Como tantas veces…
Como ya nunca pasará…
Una vez que estuvo el salón algo más recogido me fui hacia su segunda mortificación. La cama. Seguía desecha como el día en el que llegué. No me había atrevido a mover nada. Era lo que más había conservado tu presencia. Era donde había despertado feliz por última vez. Era donde tantas noches te susurre te quiero mientras dormías.
Sé que es una tontería.
No vendrás esta noche.
No vendrás ninguna.
Pero aun así no pude evitar dejar tu lado de la cama preparado para que te acostaras. Coloqué tu almohadón, la colcha y la sabana. Te dejé el embozo hecho y un poco abierto, esperándote.
Yo me puse mi pantalón de pijama y me acosté en mi lado, sin mirar hacia el tuyo. No creo que hoy pueda aguantar el verlo vacío.
Te esperare.
Cada noche. Te esperare.
“Posaba mis dedos suavemente sobre el piano, dejándome llevar... sin pensar en las notas…intentando componerle una melodía. Ella era mi inspiración y debías tener su propia melodía. Tenía las primeras notas pero no conseguía seguir.
Pensé en ella, en lo que me hacía sentir…repitiendo esas notas.
La oí salir del baño y vino hasta mí, colocándose detrás de mi espalda apoyando sus manos en mis hombros. Venia envuelta en su albornoz y con el pelo aun húmedo.
-¿Qué tocas? ¿Es algo nuevo?- Me pregunto acariciando mi cuello.
-Si…bueno…quería que fuera algo especial pero no me sale entero...- dije cogiendo una de sus manos y se la besé.
-¿me enseñas a tocar esas primeras notas? A lo mejor más tarde te sale más…siempre me ha hecho ilusión saber tocar algo…
Se sentó a mi lado en el banquito.
-hombre…hay cosas que ya tocas muy bien...-le dije picadamente agudizando el doble sentido de la frase a lo que me respondió con un pequeño empujón y un rubor en sus mejillas.
- Venga anda enséñame…
-vale, acércate un poco más…
La enseñe a tocar algunas de aquellas notas, acariciando sus manos con el pretexto de colocarlas.
Al rato ya le salía un poco de carrerilla a lo que improvisó unas notas más al tun tun. Lo curioso es que no iban mal del todo.
-a ver... me parece que estas notas me valen para seguir...
- ¿Qué dices? Si ha sido un aporreo amateur…como un ciego pintando cuadros…
-Calla y haz caso al maestro –dije algo solemne.
- Uy perdón, señor Beethoven… - me dijo cachondeándose de mi.
Yo la abrace fuerte, muy fuerte…cerrando los ojos… y al abrirlos…”
Estaba envuelto en la oscuridad de mi cuarto.
Pestañee un par de veces hasta situarme. Estaba en mi cama, abrazado a la almohada como si me fuera la vida en ello.
Ha sido un sueño…
Mi vida contigo ha sido como un sueño…
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T_________________________T
ResponderEliminarquiero masssssssssssss!!!!!! quiero a jae!!!!!! cuando saldra seriamente?!?!?! por ahora se quedo en el chico-parasol xDDDD por que es el no?? <3< xD
siiiiiiiiiiiiii continuala.!!!!
ResponderEliminarplease no nos hagas esperar...
TT_________________________TT *llora* dios
ResponderEliminarWaa es tan triste...pero kyaaa jae
ResponderEliminarOhhhhh me ha encantado este cap cuando Yoochun habla o piensa algo ese sentimiento de anyioranza wooo cada gesto tierno hacia Ahra me hace sentir no se como envidiosa supongo me.encantaaaaa tu historia
ResponderEliminarOh por Dios me encanta como proyectas a Yoochun tan fragil y fuerte a la vez cada gesto cada pensamiento hacia Ahra me hace sentir no se envidiosa supongo Wooooo nuevamente tu historia me encantaaaaa
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