Underground cap 5

Vos sabes a lo que me refiero.

Tocan la puerta del consultorio.
- ¿Doctor Kim?

- Si, pase.

La enfermera pasa con una planilla en las manos.

- Ya llegaron cinco pacientes. Aquí les dejo la historia clínica.

Deja los papeles sobre el escritorio, se inclina saludando a Changmin y sale.

- Bueno, otro día te voy a tener que contar mi querido amigo… - se para.

- Puf… Ojo vos también. – se levanta del asiento – Tampoco es la cosa de andar por ahí como un colibrí pendejo.

- Bueno mamá. A la noche voy para tu playboy-apartament a contarte.

- Ni te gastes… seguramente vas a estar quien sabe donde…

- ¡Dale, tomate el palo! – le señaló la puerta.

- Bye bye bye my love! – cantaba mientras lo saludaba con la mano y meneaba el trasero dirigiéndose a la puerta.

“Oh mamma mía! Here we go again!”
Esa linda melodía salía del bolsillo de la bata de Jaejoong. Un mensaje.

-‘Me parece que todavía no quedó bien en claro lo del subte. Park Yoochun’-

¡¿Algo más le tenía que quedar en claro a este empleaducho?!
Lo único que le faltaba. Agarró el celular y empezó a tipear rápidamente.

-‘¿Y ahora que querés?’-

Si seguía con cosas como estas le iban a salir canas verdes. Dejó el celular por ahí. Empezó a trabajar de una buena vez. Un bebé resfriado, una chica a la que se le bajó la presión, un pendejito que no dejaba de llorar, y una adolescente que le dolían los ovarios. Se volvía a replantear porque había elegido ser pediatra, quizás era por la ternura que les daba los niños, ya se le había olvidado. Unos veinte pacientes pasaron por el consultorio, hora de irse a casita .

≈

12:15 PM – Estación del subterráneo.
Otro día ajetreado en el trabajo, bajaba las escaleras con desgana mientras vigilaba si ese doctorcillo no estaba alrededor, quien sabe que iba a ser capaz ahora.
Aunque, sí, lo admite, le gustó bastante. Nunca había probado este tipo de cosas, pero siempre hay una primera vez ¿no?
Mala suerte. No estaba el doctor. Estaba ese chico de labios gruesos limpiando el piso. Lo recordó, se llamaba “Yoochun”, como olvidar semejante personaje. Bueno, no es que le cayese bien y eso, pero, tarde o temprano tendrían que hacerse amigos, o si no quien sabe que haría el tipo. Apretó la manija de su maletín y se acercó a la orilla.
Que raro, el pelinegro ni abrió la boca para decirle algo, aunque sea un comentario, mejor así. Tarareaba una canción mientras se inclinaba hacia delante para ver si venía el subte, cada tanto miraba el reloj. Carajo. Conocía bien ese sonido de pasos de acá a Rusia. El doctor.
Dio un ligero vistazo por el hombro, a veces la mirada dice muchas cosas.

- Hola. – se frotaba los ojos.
- Hola.
- ¿Cómo estás?
- Bien.

Silencio.
Acaso ahora se le da de bueno, ¿o que? Está bien… démosle una oportunidad. Pobre tipo.
- ¿Mucho trabajo?

- Si… tengo unas ganas de renunciar… te juro.

- Todos queremos.

- ¿Todos queremos qué? – levantó la mirada y lo observó lujuriosamente.

- Renunciar. ¿Qué otra cosa?

- No se… creí que te referías a otra cosa.

Empezó. Y empecé.

- ¿Cómo a que otra cosa?... – se hizo el desentendido mirando a través del túnel.
- Como divertirse. ¿Vos que pensás?
- ¿Cómo ir a una feria? ¿Cosas así?...

Me hice el estúpido.

- Que ingenuo… - se rió tapándose la boca.
- No soy ningún ingenuo.
- Bueno.
Es un pobre tipo.
Junsu se dirigió a las escaleras.
- ¿Ya no te vas en subte?...
- No, voy a tomar algo. ¿Venís?

Se sacó los auriculares de las orejas y dejó el trapeador por ahí.

- ¿Puedo ir?
- Si querés, solamente que yo no le pago a nadie, eh.
- Yo pago. Total habíamos quedado en eso.

“Total habíamos quedado en eso.”
Subieron a la superficie y se metieron a un bar, pidieron bastante soju.
Que estupideces salían de esas lenguas, por el amor de Dios. Después de la segunda botella empezaron a arrastrar las palabras. Lo bueno es que era viernes, no había apuro.
Cesaron las risas. Yoochun y Jaejoong se miraron pícaramente.
- Ahora. Antes de que te vuele todos los dientes.

Yoochun se acercó a Junsu y rozó un poco sus labios. Se separó de él.
Jaejoong amagó a empujarlo. Pero se cayó al suelo antes de que lo rozara.
El doctor estaba desvanecido sobre la barra. Y Junsu trataba de mantener el equilibrio y entender lo que había pasado. Los miró seriamente, arrugó su entrecejo, se levantó, salió del bar y tomó el primer taxi.
”Me besó. Pero sabía que iba a pasar. Pero… ¿Lo iba a golpear?”
¿Alguien le puede explicar, desde cuando, esta aventura se transformó en algo serio?

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