No
hablamos de nada. Apenas le di tiempo para respirar cuando puso un pie dentro
de la habitación, no podía controlarme; lo acorralé contra la pared más cercana
y me presioné contra él mientras lo besaba de forma desesperada, necesitada.
Sus gemidos siempre han sido mejor que cualquier afrodisíaco para mí y pronto,
cada pequeño gemido que escapaba de sus labios, iba directo a mi miembro,
excitándome aún más. Lamí, mordisquée y succioné esos carnosos labios hasta
dejarlos rojos e hinchados, hasta quedar satisfecho; hice un camino de besos por
su mandíbula hasta llegar a su cuello para besarlo, lamerlo y llenarlo de
marcas, su respiración agitada me indicaba el estado de su excitación.
—N—no…
detente.
—Pensé
que superamos esa fase… —susurré contra su marca de nacimiento antes de seguir repartiendo
besos por toda esa nívea piel.
—¿Qué
fase?—preguntó jadeando. Mis manos pronto se entretenieron acariciando sus
pezones sobre la ropa, ahogó un gemido contra mi hombro, siempre tan sensible a
mis caricias.
—La
de negación… Esto te encanta, acéptalo.
Susurró
algo incoherente y se presionó aun más contra mi, lo sujeté de las caderas para
mantenerlo en su lugar, esta vez yo tendría el control, lo haría estremecerse
de placer.
—Esta
noche… Ni pienses que vas a dormir—le susurré al oído antes de cargarlo y
llevarlo a la cama.
X
Después
de nuestra intensa actividad durante toda la noche, nos tomamos un tiempo para
descansar y recobrar energías; estoy sentado contra la cabecera acolchada de la
cama y Jaejoong se recuesta contra mi pecho, las sábanas lo cubren desde la
cadera para abajo pero está tan desnudo como yo. Mis manos viajan por todo su
pecho hasta posarse en sus caderas y se queja, intenta apartarlas en vano, no
intento nada sólo quiero sentirlo. Comienzo a repartir besos por su cabello y mejilla,
beso todo lo que está a mi alcance hasta saciarme y dejarlo en paz, antes
aborrecía este tipo de demostraciones de afecto, ahora parece encantarle,
ronronea y cierra los ojos disfrutando.
—¿Qué
te has hecho en el cabello?
—¿No
te gusta?
—Es
diferente… —susurro contra su mejilla derecha y dejo otro beso.
—Ah,
no te gusta.
Parece
un poco decepcionado y lo abrazo más hacia mí, puedo imaginar que un lindo
pucherito se forma en sus labios. Intento distraerlo acariciando su abdomen,
haciendo círculos, comienza a ronronear otra vez y se relaja echándose más
contra mi pecho.
—Me
gusta… No, me encanta, todo te queda bien.
—Hmm…
No
me convence pero lo dejo pasar. Cierro los ojos y me relajo disfrutando del
momento. Dios, todo parece tan irreal, por favor no me lo vuelvas a quitar.
Tengo miedo de comenzar una conversación sobre el tema del cual deberíamos
estar hablando, me siento demasiado inseguro, ¿cómo reaccionará? En el callejón
me rompió el corazón enterarme de las cosas por las que había pasado… ¿Acusarlo
de ser víctima de una violación? Jamás. Estaba tan histérico, por un momento no
supe cómo reaccionar, tuve miedo. Dijo que me odiaba, siempre me ha dicho eso,
deberías estar acostumbrado ya pero no puedo, me sentía tan angustiado por
dentro, no esperaba escuchar eso una vez más. La bofetada no significaba nada
en comparación con todo lo demás, incluso recibí gustoso cada golpe, me merecía
todo eso y más.
Mis
acciones le han causado daños físicos y psicológicos de los que ni siquiera soy
conocedor, si tan sólo pudiera recibir lo que merezco sería más feliz, estaría
más tranquilo conmigo mismo.
—Yunho…
—¿Cómo
llegaste aquí?
—Yo…
—Por
favor no mientas, Jae.
Se
voltea y me mira, parece dudar por un momento y luego se sienta sobre mis
piernas y pasa ambos brazos alrededor de mi cuello, este comportamiento sólo
puede significar una cosa, quiere distraerme. Típico de él, sabe que me es casi
imposible controlarme cuando estamos en este tipo de posición, pero esta vez no
funcionará, lo juro.
—¿Realmente
quieres hablar sobre eso?
Se
mueve sobre mis piernas, acercándose peligrosamente a mi entrepierna y le
acaricia el interior de los muslos sin perder el contacto visual. Contrólate
Yunho, contrólate… Tranquilo. Mirarlo tampoco es una buena idea, Jaejoong
después de tener sexo es todo un Dios; su cabello está desordenado pero aún
consigue verse increíblemente bien, sus mejillas siguen levemente sonrojadas y
está lleno de marcas nuevas por todo su pecho y abdomen.
—Sí,
dijimos que hablaríamos.
—Pues
al parecer tenías otra cosa en mente~
—Jaejoong,
hablo en serio.
Suspira
y un nuevo pucherito vuelve a formarse en sus labios, pasan unos minutos hasta
que se digna a hablar.
—Fue
Shim Changmin…
—¡¿Qué?!—lo
miro anonadado—¿Changmin otra vez?
—Sí...
—Shim
Changmin, estudia en la facultad de Medicina, solía verlo algunas veces por el
campus, especialmente en la cafetería pero no sabía su nombre, como sea… Mi
padre y mi madre insistieron en que regresara a la universidad, dijeron que me
haría bien, que volvería a conseguir estabilidad en mi vida… Comencé a atender
las clases normalmente, todo iba bien por suerte. Un día Shim Changmin se acercó
a mí, me dijo que le gustaría hablar conmigo, porque pensé que era otro que me
pretendía lo ignoré—me mira como dudando y asiento indicándole que todo está
bien, puede continuar—Pero seguía insistiendo hasta que para librarme de él
acepté salir a tomar un café.
Me
preguntó si te conocía, ahí supe que tenía algo que ver contigo… Yo nunca les
he mencionado tu nombre a la policía. Le dije que sí, aunque me costó
admitirlo, todo ese tiempo intenté olvidarme de ti, ¿sabes? Y justo cuando
pensé que lo había logrado, apareció Changmin… Él me cuidó, ¿verdad? Te
extrañaba tanto…
Se
le quiebra la voz y comienza a sollozar. Me duele tanto verlo desmoronarse
delante de mí, ni se lo imagina.
—Está
bien, está bien, amor… Yo también te extrañaba tanto—lo abrazo fuerte y se
aferra a mis hombros mientras llora más fuerte.
—Es
que no lo entiendo—dice entre sollozos—¿Era tan fácil deshacerse de mí?
Cierro
los ojos al escuchar esa última parte. ¿Realmente pensó que intentaba
deshacerme de él? Le susurro cosas al oído hasta que sus sollozos se reducen a
hipidos, afloja el abrazo más tranquilo y respira hondo.
—¿Leíste
la carta, Jaejoong?—susurro.
Asiente
y me mira con esos ojos llorosos.
—Entonces
entiendes mis motivos.
—¿Y
cuando yo dije que quería dejarte?
—Parecías
bastante disconforme viviendo conmigo…
Niega
con la cabeza y vuelve a abrazarme, no quiere mirarme a los ojos, es obvio.
Presiona su rostro contra mi cuello, suspira y susurra algo que no logro
entender.
—¿Qué
dijiste?
—Nada.
Yo no quería dejarte, sólo quería que me vieras como a algo más que un simple
juguete sexual, por eso escapé ese día; quería que todo terminara, olvidarme de
ti y dejar de sufrir día a día. Todas esas veces que teníamos sexo, tú
simplemente te dormías al instante mientras yo esperaba que dijeras algo…—susurra—Por
eso siempre andaba tan molesto. ¿Esperaba demasiado? Eso creía… Intenté odiarte
y alejarte de mí, pero eso sólo parecía causar el efecto contrario, venías con
miles de regalos, me ofrecías tantas cosas, no quería nada de eso...
—¿Entonces
qué querías?
—Aish…
Que me lo dijeras.
—¿Qué
te dijera qué?—intento sonreír a pesar de lo triste de la situación, la
confesión que me acaba de hacer hace que me dé cuenta de muchas cosas. Pude
evitarnos tantos disgustos de saberlo antes. Si seré idiota; nunca me hubiera
metido en la cabeza eso de reprimir mis sentimientos, sólo necesitaba ser
sincero con él, expresarle todo lo que sentía antes de haber tomado esa
estúpida decisión de volver a dejarlo ir.
—Que
me amas.
Me
mira como esperando una respuesta a lo que acaba de decir y sonrío levemente.
No puede existir ser más hermoso que mi Jaejoong; acaricio su mejilla con mi pulgar, el rastro
de lágrimas sigue ahí e intento borrarlas. Aunque pueda borrar el rastro de
lágrimas, las heridas que le he causado son demasiado profundas y me creo
incapaz de poder reparar todo el daño que le he hecho.
—Te
amo, Kim Jaejoong.
Sus
mejillas se sonrojan levemente y baja la mirada intentando esconder su rostro
avergonzado. Río y lo abrazo contra mi pecho intentando cambiar lo raro que le
resulta el momento.
—¿Y
tú me amas?—no puedo evitar preguntarle eso, necesito escucharlo.
—Claro
que no… Ya te dije que te odio.
Ruedo
los ojos. ¿Alguna vez dejará de ser tan testarudo o acaso me está provocando
para que lo castigue? Le pellizco una nalga y deja escapar un grito ahogado.
—¡Yah!—frunce
el ceño—Todavía duele…
—Pues
que te duela. Además, no es mi culpa, tú pedías más… —busco sus labios y lo
beso intentando comenzar otra ronda pero sólo consigo que me muerda la lengua,
me aparto dándome por vencido.
—¡Hmp,
te lo mereces!—se mueve con intenciones de echarse a mi lado o huir y lo sujeto
por las caderas, acercándolo más a mí, haciendo que sienta mi miembro entrar en
contacto con el suyo—Basta…
—Hmm…
Entonces tú mereces ser castigado… Ya que no me amas, me odias y sólo quieres
tener sexo… Cuando yo en cambio no tengo problema por hacerte el amor una y
otra vez… —susurro contra su oído y bajo hasta un pezón, lo tomo en mi boca
succionándolo y mordiéndolo levemente, jalándolo con los dientes.
—Ah…
¿Cuántas veces lo haremos?
—Si
estás muy adolorido lo podemos dejar para después…—voy hasta sus labios y le
succiono el labio inferior para luego lamerlo— Ya casi está amaneciendo.
—¿Quién
fue el que no usó lubricante?—pasa ambos brazos alrededor de mi cuello y pega
su cuerpo al mío. Me acerco a besarlo y me recibe con la boca abierta, nuestras
lenguas se enredan de forma sensual y sin prisa. Se aparta quedando a sólo
centímetros de mis labios y sonríe—Bueno… Si no tienes más energías~
—¿Cuándo
dije yo eso?
En
cuestión de segundos cambio de posiciones y quedo sobre él, ganas no me faltan
para hacerlo mío pero no puedo evitar sentirme preocupado. Acaricio su rostro,
su piel siempre se ha conservado tan pura, ni una mancha, ni una marca… Me
pierdo en su mirada momentáneamente y sólo reacciono cuando hace una mueca de
fastidio, está impaciente.
—¿Qué?—pregunto
queriendo molestarlo aún más.
—¿Qué
es lo que haces? Dijiste que haríamos el amor.
—Entonces
me amas… —susurro y me echo a su lado, mis brazos se envuelven alrededor de él
de forma posesiva, atrayéndolo hacia mí, se acomoda sobre mi pecho, tengo miedo
de que pueda escuchar los latidos de mi corazón e intento bromear sobre lo malo
que es conmigo, siempre negándolo todo.
—Sabes
que no es cierto. Pero cuando leí la carta te odié, te odié mucho. Yo había
intentado huir de ti, y finalmente cuando lo logré te me confiesas y huyes de
mí. Fue terrible, sólo quería volver a tu lado; intenté encontrar la casa,
inclusive llegué hasta el río pero no pude avanzar más, no podía…
—Está
bien, no tenemos que hablar de eso ahora. ¿Quieres descansar?—susurro contra su
cabello y lo beso en la frente.
—Eung—dice
de forma adorable, como un niño pequeño.
—Descansa,
Boojae.
Cierro
los ojos. Necesito descansar, sé que quedan muchas cosas pendientes y las
discutiremos en la mañana, no dejaré que mis estúpidos pensamientos arruinen
este momento que comparto con mi Jaejoong.
X
—Quiero
quedarme aquí contigo.
—Ni
lo pienses, regresarás a Corea, te graduarás…
—¡Pero
Yunho!
—Era
difícil estar juntos antes, ¿crees que ahora será más fácil?
—Pensé
que todo sería más fácil…
—Nada
es fácil o simple de conseguir en esta vida, Jaejoong.
Con
eso lo dejo sólo frente a las enormes puertas del aeropuerto y sigo mi camino.
—No
te preocupes, iré por ti.
Hacer las cosas bien para de ahi en adelante todo salga mejor
ResponderEliminarGracias
Adhafahsdjxg! Pero que??!! Otokee~~ ven lo que pasa por no ser sinceros??? Osea que jaejoong siempre estuvo enamorado de yunnie?? Ay yunnie! Dios pero por algo por fin estan juntos sólo espero que yunho si vaya por jaejoong a Korea :)
ResponderEliminarGraciassss!!! Este fic me ha encantado!!! En verdad!!!
espero que karam no ineterfiera
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