Orgullo
y ceguera
De
sopetón había entrado en la casa de mi novio y no tardara dos segundos en
lanzarme a sus brazos y probar el sabor de sus labios. Demostraría que yo tenía
razón, que mi novio era de fiar y con ello le entregaría mi más preciada
posesión. Mi virginidad.
Era
cierto que ya había experimentado alguna que otra relación esporádica con
alguna chica y aunque no fueran muchas relaciones, ese tema ya lo tenía algo
experimentado. Jamás había sido tocado por alguien anteriormente que fuera un
hombre y menos todavía hasta ese extremo. El único que había conseguido que dejase
vencerme y dominarme, aunque le costaba caro, era Jaejoong.
Me
aferré a él fuertemente besándolo sin parar y con mis manos recorriendo su
espalda tirando del albornoz para arrancárselo. Tenía miedo, pero llevábamos
más de un año saliendo y era el momento, no debía alargarlo más.
Volando
llegamos hasta su cama. Su piso no era demasiado grande, el poco sueldo que
podía recibir de trabajar a tiempo partido y de ganarse unos dineros en tocar
en una orquesta le servían para mantener aquel mini piso enano donde apenas
cabía nada.
Me
tumbó sin pararse a tener cuidado en su cama y fue besando mi cuello
desesperadamente, estaba incluso peor que yo...
Tragué
saliva y mi corazón se aceleró, realmente tenía miedo, seguía sin saber porqué
ese sentimiento que me hacía encogerme el corazón. Quería y no quería, me
sentía demasiado extraño, pero ahora no era el momento de parar aquello;
tampoco era mi deseo, realmente sólo veía que estaba acojonadísmo.
Cerré
mis ojos, ya que pensar solo me haría echarme para atrás de nuevo, por lo que
me agarré a él y me centré en sacarle ese albornoz que pobremente cubría su
desnudez completa. Me preguntaba porqué tenía puesta aquella prenda, realmente
tenía todo desordenado. Pero su mano me descentró cuando se metió dentro de mis
pantalones y sacó mi miembro mientras iba bajando y acercándose.
Me
sonrojé, y todo lo que tenía en mente fue solamente a un lugar cuando sentí su
húmeda lengua rozar la punta de mi miembro.
-
Ah Jae...
Me
sobresalté y casi me sentaba escondiendo mis partes, que vergüenza, pero fue
Jaejoong que paró y se subió encima de mí sonriendo, empujándome hasta hacerme
caer en la cama y rebotar. Me miró fijamente agarrando mis manos con las suyas
mientras sonreía de una manera muy sensual y picarona abriéndose paso entre mis
piernas.
-
Changminie... cariño- se rió- solo era un poco de rechupeteo no te asustes
tanto... deja que tu Hyung haga las cosas... ya verás que bueno... no tengas
miedo mi vida...
Se
posó encima de mí completamente mientras se sacaba el albornoz, acto seguido se
dedicó a sacarme la camiseta y dejarme con los pantalones puestos. Me tocaba de
una manera que no sabría explicar, era posesiva, donde me hacía entender que
todo mi ser era suyo. Cada centímetro era tocado por sus labios y bruscamente mordidos
por sus dientes.
Siempre
había idealizado mi primera vez con él como algo tierno y dulce donde los besos
y las caricias eran lo primordial. Quizás entre hombres ese tipo de
sensibilidad no era posible debido a nuestra naturaleza, por ese motivo solo
podía ser si en mi caso yo fuera una mujer. Pero no lo era, por lo que me dejé
hacer por él.
Sus
labios iban besando mi piel, cada sitio que rozaban me hacía sentir pánico y a
la vez un sentimiento extraño que sentía por primera vez con un hombre. Sus manos
agarraban las mías ya que no me daba cuenta que oponía cierta resistencia, y
mis muñecas estaban totalmente bloqueadas para que no intentase nada.
Tenía
que relajarme pero era imposible, no podía, algo me decía que corriese que me
fuese de allí, que ese momento de calentón del cabreo no era el indicado para
tener mi primera relación homosexual. Que lo parase en aquel momento y hacerlo
cuando estuviese más decidido, sin ser por orgullo propio y por fastidiar a un
tercero. Ni siquiera Junsu Hyung tenía que ser la razón por la que me acostase
con mi novio.
Me
dolía la cabeza, quería parar la farsa y poder dormir, pero no me diera cuenta
que ya me encontraba preparado para la acción.
Jaejoong
había introducido sus dedos en mi entrada y había estado masajeando la zona ya
sin yo apenas darme cuenta. ¿Para que tendría que hacer eso? Me moría de miedo.
Con
mis manos ya sueltas me aferré a él y cerré mis ojos por completo al sentir
como algo más grueso que sus dedos, sin previo aviso, estaba introduciéndose dentro
de mí. Era demasiado temprano, demasiado pronto, no... No estaba preparado...
Me
aferré a él con fuerza y solté un quejido, dolía, escocía... era incómodo...
Su
primera embestida no fue delicada, fue algo brusca; y aunque me llenase de
besos apasionados y me mordiese por doquier, no me estaba gustando, no era así
como yo lo quería. Me estaba agobiando...
Me
aferré a él sin saber que podría venir después, no sabía que hacer sólo sentí
cerrar los ojos y esperar que aquello que me partía en dos dejase de matarme
por dentro. Escuchaba como él si disfrutaba de lo que estaba pasando en ese
cuarto, como humedecía mis orejas con su lengua tan lujuriosamente y cómo
sobretodo no paraba de hacer eses ruiditos que me ponían colorado.
Tantos
sentimientos juntos y revueltos que me estaban volviendo loco, pero no de
placer, sino de querer desprenderme de su cuerpo que empezaba a sudar; y
alejarme lo antes posible.
Su
cadera se movía de una manera infernal, eso era el purgatorio... ¿Porqué dolía
tanto?... Estaba poniéndome nervioso, no terminaba...
Sudaba
junto a él, pero en frío, lo estaba pasando realmente mal y no emitía ni un
sólo quejido que pudiera ser exagerado, tenía que guardar la compostura o al
final le cortaría el rollo y no era plan. Jaejoong llevaba esperado tanto que
debía entregarme a él, aunque en mi interior pensase que merecía un poco más de
delicadeza no era quien para imponerme.
¿Las
parejas de chicos hacían eso de normal no?... entregarse al otro que quieren
porque así tenía que ser.
Sentía
como ya no rozaba tanto debido a la humedad que había, pero aún así tenía
aquello dolorido, iba a reventar. Jaejoong empujaba con tanta fuerza que un
pinchazo me hizo retorcerme. Sentí como aquel pinchazo se alargaba más, como si
me hubiesen cortado allá abajo. Ya con el escozor noté un doble escozor aún más
intenso donde esta vez sí me hizo no poder evitar quejarme de verdad. Dolía
tanto que mis ojos no aguantaron tanto agobio y dolor que de ellos emanaron
lágrimas de dolor.
-
Jae... me duele mucho...-dije débilmente.
Pero
no me escuchó, siguió a lo suyo y yo solo maldije mi propio orgullo. Me seguía
machacando con lo que tenía entre las piernas, maltratando más la zona si cabía
y yo sólo supe esperar a que terminase.
Se
corrió al fin, paró aquel movimiento matador y se echó encima de mí recuperando
el aire que había perdido por el esfuerzo. Cuando hubo recuperado todo volvió a
mi boca y me besó sin parar mientras no se daba cuenta que mi cara estaba
húmeda por mis propios lloros. Y fue cuando me quejé de nuevo que se dio cuenta
de lo que había pasado.
Se
sobresaltó y me agarró la cara preocupado preguntándome sin parar que me
pasaba, porqué lloraba y fue ahí cuando rompí en llanto. Cerré mis ojos
fuertemente y me agarré a él.
-
Me... me duele mucho Jae...
Se
asustó al ver como lloraba desconsolado. Salió de mi interior y fue rápido para
ver que sucedía allá abajo. Miré su cara y vi como le cambiaba la expresión,
estaba serio y me vio que lo miraba. ¿Que pasaba ahí para que cambiase su cara
tan bruscamente? Se acercó a mí y empezó a pedirme perdón mientras me besaba el
rostro y decirme que estuviera tranquilo que no era nada que no pudiera
curarse.
Dicho
eso me sobresalté y me levanté casi sentándome. Pero algo importante tenía que
ser porque nada más hacerlo sentí un pinchazo y escozor seguido. Mis ojos
actuaron solos cerrándose por aquel nuevo dolor y escuché como Jaejoong me
decía que me calmase y que me diese la vuelta que él me lo iba a curar.
Así
lo hice, me di la vuelta y lo vi yendo al baño y volver con una crema en las
manos. Mis ojos todavía tenían rastros de lágrimas, atendí en todo momento lo
que hacía. Se sentó a mi lado en la cama, fue limpiando con una toallita y con
esa crema que traía fue directo a mi trasero a calmarme la zona. Volví a sentir
ese escozor y me sobresalté con el toque frío entre mis nalgas.
Su
voz melosa decía y prometía que me lo iba a curar cuanto antes y que era su
culpa por haberse dejado llevar. Me pedía perdón sin parar y vi como aquello le
estaba afectando. ¿Pero como podía yo juzgarlo? más cuando ponía esa cara de
pena...
Me
echó la crema y me sentí algo más aliviado, aunque no lo suficiente.
Se
echó a mi lado y me acarició la espalda mientras yo miraba a la cama con la
cabeza de lado. Se acercó y me besó, yo levanté mi vista y vi su sonrisa cerca
de mí. Era tan guapo y perfecto... aunque la sesión de cama había sido horrible
me quería y se preocupaba por mí.
-
Duerme mi amor... que ya es bastante tarde... descansa...
Diciendo
eso me arropó junto a él y se tumbó a mi lado boca abajo mientras iba besando
mi cara. Cerré mis ojos y traté de dormirme.
Al
menos el mal rato había pasado.
---
Al
día siguiente había amanecido en la misma posición, no imaginaba que estaba tan
cansadísimo. Después de que tanto el día como la noche fueran un total caos me
derrumbé molido en la cama de mi novio.
Abrí
los ojos y pude escuchar el sonido procedente de la cocina, Jaejoong estaba
creando un gran escándalo, me preguntaba que estaría haciendo ya que no sabía
cocinar ni un huevo frito.
Me
refregué bien notando como tenía legañas de dormir e intenté ponerme boca
arriba en la cama, fue más doloroso de lo que pensaba. Me di la vuelta e
intenté levantarme de allí para poder ir a junto él e impedirle que dejase su
cocina echa un asco. Intenté incorporarme y todavía dolía, ese pinchazo que
sentí fue el que me avisó que no estaba curado ni por asomo. Suspiré apoyándome
de nuevo en la cama y sacando las piernas de ella para apoyar mis pies en el
suelo.
Divisé
el cuarto, realmente estaba bien revuelto. Mi ropa toda tirada, el calzoncillo
e incluso el preservativo que habíamos utilizado la noche anterior. Me puse
colorado al recordarlo y fruncí mi ceño, con ese dolor que tenía se me habían
quitado todas las ganas de volver a hacerlo en meses. Ahora podía poner la
disculpa de mi entrada dolorida para que no intentase de nuevo follar como un
animal.
Me
despisté mirando el cuarto y vi algo que me resultó conocido, había cosas de
Yunho entre aquella leonera de habitación. Me levanté al fin con dificultad y
me acerqué a por mi ropa mientras con mis ojos tenía la vista puesta en las
gafas de mi amigo. ¿Que hacían allí en medio de la habitación de mi novio? No
podía ser, Yunho con lo cegato que estaba era imposible que se olvidase algo
que le hacía tanta falta... O era que... ¿Jaejoong ahora usaba gafas? Tenía tan
descuidado a mi novio que ni siquiera ahora sabía que estaba cegato...
-
Bienvenido al club...
Sonreí
al pensar cuantas veces se había mofado de mí por mis gafotas de culo de vaso
en el instituto y lo coqueto que él era cuando siempre me decía que sin gafas
se me veía mejor, que eran poco estéticas y que me deshiciera de ellas. Me puse
la ropa pensando en gastarle una broma o darle un susto con ellas, y fui
directo a la cocina donde se encontraba peleando con el jabón de lavar la ropa,
enjabonando con ahínco alguna prenda que se le debía de haber ensuciado. Me
acerqué a él y por detrás me puse poniéndole las gafas encima para hacer que
viera mejor.
-
Seguro que ahora ves muchísimo mejor...
Vi
como se sobresaltaba y se sacaba las gafas casi soltando un "What the
fuck!" como tanto le gustaba decir en inglés. Me miró como no entendiendo
nada y le saqué las gafas de nuevo.
-
Me vas a decir ahora que las gafas no son estéticas...- miré las gafas y se las
volví a poner- no sabía que ahora tenías que ponerlas... la verdad te quedan
muy bien... pareces intelectual y todo...
Me
empecé a reír de mi propia gracia divertido y vi como me miraba con cara rara.
Siempre preocupado por no aparentar un memo. Mi chico era tan coqueto que me
sorprendía.
Observé
sus reacciones sacándose las gafas de nuevo y mirándolas serio que cambió de
expresión a una diferente. Parecía que incluso se había quedado blanco del
susto. Estaba tan obsesionado con su belleza exterior propia que no veía que
todo le quedaba absolutamente bien.
Me
sonrió al entender mi gracia y se las puso de nuevo, pestañeando
exageradamente. Me pareció un tanto curioso que se volviera más torpe de lo
normal con ellas puestas, quizás era el hecho de no tener costumbre. Se empezó
a chulear y a explicarme como era aquello de tener gafas. Realmente era
extraño.
Me
quedé con él esperando a que terminase lo que estaba haciendo mientras veía
como limpiaba. Aunque él me contaba historias y me actualizaba con todo lo
pasado mientras yo estuviera fuera de cobertura, yo observaba como limpiaba
alguna que otra mancha en la ropa. Siempre le había dicho que la ropa negra se
ensuciaba demasiado, aunque le quedaba que quitaba el hipo, siempre tendía más
posibilidades de mancharlas con el sudor. Y mi novio tenía un armario
monocromático, si usaba otro color que no fuese blanco, negro o vaquero normal,
era un milagro.
Veía
como no tenía soltura en aquello que tenía tan pegado, una mancha blanca en una
camiseta. Entonces me decidí y agarré el jabón por él fregando bien. Se apartó
y no tardó en abrazarme por detrás mientras me besaba el cuello, se sacó las
gafas dejándolas a un lado ya que le echaba la culpa a la poca costumbre y
comenzó a darme mimitos.
Realmente
se lo agradecía, quería pasar todo el fin de semana en su casa, pero lo que
tenía allí abajo me seguía doliendo incluso sin moverme. En parte quería
quedarme ya que no quería pasarme por casa, seguía molesto con mi Hyung,
poniendo en dudas a mi novio... ¿Que derecho tenía él?
La
furia que me subió por el cuerpo se transformó en fuerza y empeño en borrar
aquella mancha, por lo que empecé a frotarla con fuerza pensando que aquello
era la cara de mi Hyung-nim que tanta manía le estaba pillando.
-
Por cierto... ha sonado el móvil toda la mañana... no lo he descolgado porque
no era plan, pero que sepas que tu Hyung te ha estado llamando incesantemente
desde que me despertó por la mañana.
Al
escuchar eso me descentré de lo que hacía y giré mi rostro para buscar la
mochila con mis ojos, miré a mi novio y fui a por el móvil para ver cuantas
llamadas había recibido. Junsu Hyung, que lo había dejado solo en aquella
enorme casa me había estado dando toques y mandando mensajes incesantemente.
Al
mirar las llamadas perdidas y los mensajes, me sentí culpable; ¿Y si me pasé
con mi genio?... Realmente tenía un pronto jodido, pero Jaejoong era sagrado,
él me quería y me lo demostraba siempre.
Pero
negué mi cabeza, ahora que estaba en casa con mi novio no me iría, no a menos
que hubiese una fuerza mayor que me obligase a irme de allí. Dejé el móvil
donde estaba y fui de nuevo junto a mi novio, me abracé a él y nos besamos. Fue
muy cariñoso conmigo en aquel momento y sobretodo atento, se preocupó de que me
pusiera la pomada de nuevo para que aquel escozor dejase de doler tanto y
aliviara en parte aquella molestia.
Mientras
nos besábamos llamaron a la puerta y Jaejoong interrumpiendo nuestro momento de
novios fue a la puerta a abrir a quien fuera que picase el timbre. Yunho estaba
en la puerta y vi como mi novio le preguntaba con un tono muy seco que hacía en
su casa.
-
El hermanastro mayor de Changmin me ha llamado diciéndome que era urgente, que
si sabía donde estaba que le hiciese el favor de llevarlo de vuelta a casa ya.
Se
veía el ambiente tirante, como si pudiese ser cortado por el filo de una
cuchilla, Yunho miraba con cara de pocos amigos a Jaejoong y yo me acerqué casi
cojeando hacia él preocupado, realmente no quería que se volviesen a llevar
mal, no ahora que al fin se habían empezado a llevar bien.
Le
sonreí y le toqué el brazo. Hice que su mirada se virara hacia a mí y le
pregunté que era lo que era tan urgente. Yunho giró su rostro de nuevo a
Jaejoong y me miró de nuevo.
-
Sólo me ha dicho que tus padres están de camino para casa... que os espera una
buena, que no te va a poder cubrir
Me
alteré, seguramente habían visto mi pelea con él sin sentido y seguramente
habían escuchado lo de mi novio. No estaba preparado para decírselo a mi padre.
Me puse todo nervioso al pensar la que se podría amar y más de la manera tan
agresiva con la que actuara.
Los
miré a ambos y fui a por mi teléfono para llamar a mi hermano a ver si era lo
que yo pensaba. Marqué su nombre desde mi smartphone y lo llamé, acto seguido
descolgó y sin decir hola ni nada me preguntó donde estaba, bastante afectado
me preguntó incesantemente si me encontraba bien.
Se
le veía muy preocupado y su tono de voz no parecía el de siempre. Le pregunté
que era aquello tan urgente que quería de mí, pero sólo supo contestarme una
cosa.
-
Engañé a tu amigo para poder dar contigo, ahora que me coges el teléfono
atiende, vuelve a casa... sabes que no puedes andar por ahí descuidando tu
estudio... Changmin esta semana tienes el resto de exámenes parciales... no hagas
de nuestra pelea la escusa para no estudiar... deja de ser rebelde...
Fruncí
mi ceño y le quise mandar a la mierda, pero dos figuras delante de mí que me
atendían en su aura extraña me cortaron el rollo. No sabían lo bien que me
llevaba con mi hermano por lo que me disculpé sonriendo y me fui al cuarto de
baño cerrando la puerta tras de mí.
-
Eres un incordio... el único que me ha estado amargando el estudio has sido
solo tu- me reí con la nariz mientras me sentaba en la tapa de la taza del
váter- deja de ir de Hyung modelo a seguir... ¿Me repateas lo sabías?
Fui
echándole un vistazo al cuarto mientras miraba como tenía revuelto aquello y
escuché un suspiro de mi Hyung. Miré a un lado poniendo morritos de desaprobación
y vi algo que me llamó la atención. Dos cepillos de dientes en el escurridor.
Me acerqué allí y miré los colores, agarré uno rojo y lo inspeccioné; todavía
tenía aquel cepillo que utilizaba desde hacía un año. Una de las cualidades
'refinadas' de mi novio era que cuidaba mucho sus cosas. Sonreí al ver hasta
que punto era cuidadoso e hice memoria.
Juraría
que el mío era de color amarillo, pero aquel era azul claro y estaba realmente
usado. Miré si era de los tipo blando ya que yo sufría de problemas de encías y
era del tipo duro. Quizás leyera mal, aquel azul no podía ser de ninguno, tanto
mi novio como yo utilizábamos cepillos del tipo blanco, además de la misma
pasta dentífrica ya que teníamos sensibilidad en los dientes y él más acusada
todavía que yo, aparte de tener facilidad para que le sangraran. Me cercioré de
que el rojo fuese blando y así era... Entonces, ¿De quien era aquel cepillo
duro?...
Escuché
un cristal romper y como mi hermanastro me descentrara de mi ensimismamiento
con aquellos cepillos.
-
¿Changmin?...
Volví
en mí y escuché como había caído algo fuera de aquel baño. Me acerqué a la
puerta y con cuidado la abrí.
-
¿Changmin que pasa?...- volvía a repetir Junsu Hyung a través del auricular
Algo
no me gustaba en como mi novio y Yunho estaban recogiendo los cristales de
aquel vaso que había caído al suelo; manteniendo una conversación bastante
acalorada en bajo, lo suficiente para no escucharles y ver como los ojos de
ambos prácticamente se clavaban en el de su opuesto. Aquellas miradas... ¿Por
qué se sentía extraño el ambiente?
Tragué
saliva y fruncí mi ceño, ¿Que tanto secretismo? ¿Que tramaban?...
-
Ahora voy a casa... le pediré a Yunho que me lleve...
Colgué
y volví mi vista a aquellos cepillos de nuevo con el ceño fruncido, no quise
pensar, no de momento por lo que salí por la puerta una vez calmado y me
acerqué a ellos viendo como callaban nada más verme.
-
Yunho... acércame a casa por favor... es urgente como dijo mi hermano...
Yunho
levantó la vista del suelo y asintió, al mismo tiempo que vi como con una mirada
parecía comunicarse con mi novio, tan penetrante y tan llena de furia que mi
corazón dio un vuelco al pensar la tontería más grande que jamás se me podría
haber imaginado.
Se
levantó junto con Jaejoong, observé toda la escena callado; mirando sus expresiones
y analizando cada movimiento, aquel simple gesto hizo darme cuenta de que algo
sucedía y yo no me estaba enterando.
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