Esto es la guerra
Mi mirada al darme cuenta que
estábamos solos cambio por completo y asentí cuando mi hermano me dijo que
fuera a descansar un rato antes de cenar. Se giró y lo vi andar de camino a su
cuarto con ese libro. Pero no me daba la gana de descansar sino de molestarlo,
de hacerle lo mismo que me había hecho a mí durante todas estas semanas.
Fui a mi cuarto a ponerme cómodo
ya que el día era caluroso, se acercaban las vacaciones de verano y sólo me
quedaba una semana para finalizar las clases. Todavía tenía que estudiar, pero
en ese momento sentía que la venganza era más importante que nada.
Me acerqué a mi televisión
encendiendo mi play station y puse el volumen a toda ostia. Ya que mi amigo no
podía venir a jugar me terminaría el juego sólo yo otra vez. Sonreí al sentarme
en el suelo y me puse a dar disparos a diestro y siniestro, lo provocaría un
poco, al menos lo haría salir de su cuarto para darme una orden...
Pasé 4 niveles de aquel juego de
guerra y noté como si no hubiera escuchado apenas nada del ruido que hacía ese
juego. Por lo que opté a subir el volumen y ponerme a pegar gritos exagerados.
Me emocioné tanto que hasta me acerqué al televisor todo viciado al juego
olvidándome de mi misión principal, el molestar a mi hermanastro.
Pero fue en mi ensimismamiento
que noté como la puerta se abría lentamente y entraba alguien. Escuché sus
pasos cerca de mí y yo cerré el pico esperando que me dijera algo. Seguí atento
a la pantalla y se puso a mi lado, me miraba fijamente y pronunció mi nombre.
Yo sacaba mi lengua y me relamía todo atento mientras mi hermanastro Hyung
perdía la paciencia poco a poco.
Realmente tenía aguante y no fue
hasta que vi como apagó mi televisión que le pegué un grito y él me miró serio.
- ¿Te importaría no hacer tanto
ruido? se oye por toda la casa el estruendo de los disparos...
Mi hermanastro me miró serio y
con el ceño fruncido y yo me levanté y encendí la televisión casi pegándome a
su cuerpo y mirándolo desde mi altura. Vi como levantaba su mirada y me seguía
mirando fijamente.
- Tendrías que descansar...
Me di la vuelta y me senté en el
mismo sitio, empecé el juego sin bajarle el volumen y lo ignoré. Él volvió a
apagarme la televisión y me levanté acercándome a él mirándolo fijamente.
- ¿Me tienes que controlar hasta
en mi descanso?... ¡Déjame en paz!
Junsu Hyung me miró con el ceño
más fruncido e intentó replicarme, pero no le di opción a responderme ya que le
señalé la puerta y él me apartó sólo para salir. Me dio un último repaso y se
fue por la puerta cerrándola sin pegar portazo.
- Muchas gracias...
Sonreí victorioso y me tumbé en
el suelo de nuevo apoyado a mi cama. Volviendo a jugar.
Me sentía genial al haberle
pegado ese grito y al haberme "insubordinado" contra mi dictador. Se
sentía tan genial el haberme enfrentado a él que me empecé a reír a carcajadas.
Pero mi risa fue cortada cuando
sin más la luz de mi habitación se fue ¿Que había pasado?...
Salí raudo de mi cuarto viendo
como mi hermanastro iba andando mientras bloqueaba su móvil y había luz en
todas las habitaciones menos en la mía.
- ¡Oye tú!
Mi hermanastro Hyung se dio la
vuelta con el ceño fruncido y me miró.
- ¿Te piensas que esto es una
casa cualquiera? Al menos aprende a mantener las formas... ¿Quieres relajarte?
no hagas tanto ruido.
Me cabreé al verlo todavía con
esa prepotencia dirigirse a su cuarto y meterse dentro. Me cabreé ¿Quería algo
silencioso? ahora vería...
Fui al jardín a preparar mi
siguiente ataque y fui directo a mi bici de montaña. Lo sabía, me estaba
portando como un criajo mimado, pero quería devolvérsela.
Monté en mi bici y di vueltas
por el jardín para ensuciar bien las ruedas de tierra y fui directo al
interior. Di paseos por toda la casa y luego subí a los cuartos con la
bicicleta a cuestas. Me puse a andar por todos los pasillos incluso aproveché
que vi que había dejado su cuarto abierto y fui directo con la bici a manchar
su suelo.
Entré empujando la puerta y lo
vi cambiándose con el culo al aire. Me di una vuelta por su cuarto viendo como
me miraba con cara asesina y le revolví todo, le manché la alfombra e incluso
le tiré cosas al suelo mientras veía como guardaba las composturas.
- ¿No decías que no hiciera
ruido? - me empecé a reír a carcajadas, paré la bici y lo vi sosteniendo su
bañador delante de sus partes mientras me miraba directamente- Igual que mandas
a los sirvientes que me saquen la luz del cuarto podrías mandarles limpiar todo
esto...
Sonreí con cara de loco y me fui
del cuarto. Le estaba jodiendo y bien. Más de una vez podía ver la obsesión que
tenía con las formas, la limpieza y el orden. Lo que acabara de crear en su
cuarto sólo había sido el principio de una guerra donde ahora habría dos bandos
evidentes.
Fui corriendo por las escaleras
incluso montado en la bici y me fui a mi cuarto corriendo a ponerme el bañador.
Ahora se enteraría ese rubiales.
----
Ya en la tumbona esperé con
cautela a que mi hermano, después de ordenar que limpiasen todo; viniera.
Todavía en aquella tarde calurosa, los rayos del sol calentaban mi piel. Me
había puesto solamente el bañador, bien atado por si mi siguiente jugarreta le
hacía aprovecharse y bajarme los pantalones.
Al fin llegó, con el bañador y
una camiseta de manga corta, se sentó a la sombra de la sombrilla y siguió con
aquel libro en latín que tan ensimismado lo tenía.
Ahora era yo el que no dejaba de
observarlo a cada momento, rara vez levantaba su mirada y la dirigía hacia mí.
No paraba de preguntarme si ya lo tenía enfadado o por el contrario seguía
impasible a mis rebeldes acciones en su contra.
Pasaba las páginas sin inmutarse
y me molesté al ser ignorado. ¿Tanto le costaba prestarme un poco de atención
como había hecho todos estos santos días?
Me levanté de la tumbona y dejé
mis gafas en ella. Me estiré e hice el monguis un poco para que me mirase y
seguía ignorándome. Tenía que conseguir su atención.
Entonces simplemente me lancé a
la piscina, me sumergí hasta el fondo, buceé un poco y luego salí a la
superficie. Seguía sin prestarme atención. Ni me miraba, ni me atendía, sólo se
centraba en ese libro. Quería pelearme con él... era divertido.
Entonces me apoyé en el borde de
la piscina y lo observé.
- Deja de estudiar tanto... se
te va a freír el cerebro...
Vi como su boca intentaba no
hacer una mueca tipo sonrisa con sus labios y prosiguió leyendo.
- Rubiales... el tinte con el
calor te puede causar graves problemas... se te meterá en el cerebro al
fundirse y te lo comerá poco a poco... ¿No leíste las contraindicaciones?
Me eché a reír por las
ocurrencias que me salían solas y me maravillé. No pensaba que tener un hermano
fuese tan divertido.
Vi como sonreía al final y
seguía sin mirarme, como me molestaba eso. Que fuera el súper pijo Hyung no le
quitaba de ser un poco descortés y maleducado... no todo tenía porque ser
refinado.
Quería escucharlo insultándome y
hablándome con palabrotas.
- ¿Que pretendes Changmin?-
decía finalmente cerrando el libro y mirándome fijamente como siempre hacía con
esos ojos chocolate, mientras me brindaba una de esas sonrisas que hacía que
sus ojos en forma de gotita se entrecerrasen atendiéndome solamente a mí.
Lo miré sonriendo ladeando mi
boca y salí del agua. Me puse a su lado viendo como mis gotas empezaban a
mojarle y lo agarré tirando de él hacia mí atrayéndolo al agua y tirándonos los
dos.
No entendí porqué hice eso y
sobretodo porqué lo quería tener tan cerca de mí, pero así lo sentía. Quería
tocarlo y que eses ojos me observasen como me habían estado observando todos
estos días.
Salimos a la superficie con el
pelo todo mojado y me acerqué a él agarrándolo fuerte y haciéndole una aguadilla.
Lo solté y vi como el pelo rubio se le ponía delante de la cara tapándole los
ojos y haciendo que tosiese por el agua tragada.
No recibí queja alguna, pero sí
actuó como esperaba. Se acercó a mí e intentó hacer lo mismo, a lo que lo
agarré y empujé tan fuerte como él a mí. Nos fuimos echando agua forcejeando el
uno contra el otro, rozando nuestras pieles y probando la fuerza del opuesto.
Hasta que al final pude sobre él
y le hice otra aguadilla mientras me abrazaba a él bloqueándole los brazos, hundiéndonos
hasta el fondo. No sabría decir cuanto tiempo estuvo aferrado a mí forcejeando,
sólo supe que se me fue de las manos...
Al notar como mi hermanastro no
respondía contra mis intentos de gastarle una jugarreta me asusté. Lo solté y
volví con él a la superficie. No abría los ojos y estaba con la boca
semi-abierta. No podía ser, esa vez me había pasado, había conseguido que
tragase agua y yo... no sabía hacer la maniobra de reanimación.
Me asusté, mucho, demasiado y
corrí hasta el borde de la parte menos profunda de la piscina. Lo agarré
fuertemente con mis dos brazos y lo tumbé en la piedra del borde de la piscina,
me puse de rodillas y lo miré. Estaba completamente quieto, no se movía. Me
entrara el pánico.
- Dios mío... Junsu...- le
abofeteé la cara y mis manos empezaran a temblar- Dios mío Hyung... que no sé
como se hace esto...
Mis labios empezaron a temblar y
mis ojos por la impotencia sintieron querer llorar. Tenía los músculos súper
tensos al verlo allí, desfallecido por un simple juego.
Apoyé mis manos en su cuello y
noté como todavía tenía pulso, solo había tragado agua. Tendría que hacerle el
boca a boca.
Me puse nervioso, hasta ese
momento no me había dado cuenta de lo atractivos que tenía los labios, eran
gruesos y muy apetecibles, pero estaban perdiendo el color rosado que siempre
tenían por lo que me decidí a hacerlo. Tenía que hacerlo respirar.
Levanté su mentón con
delicadeza, tanta como mis manos temblorosas me dejaban y le tapé la nariz. Fui
acerándome poco a poco hasta sus labios y pillé aire cerrando mis ojos.
Estaba temblando, jamás besara
los labios de un hombre hasta los de Jaejoong, sentía miedo, no quería que por
mi culpa mi hermanastro se fuera al otro barrio, no cuando al fin tenía uno al
que molestar.
Mis labios estaban a centímetros
de los suyos cuando sentí como me tocaban con unos dedos y un "¡Uh!"
salía de la boca de mi desfallecido hermanastro sobresaltándome y haciendo que
resbalase cayendo hacia atrás a la piscina...
Noté el planchazo a mi espalda,
como del susto no supe controlar la caída y terminase por tragar agua. Tan
pronto mis pies tocaron el suelo me impulsé y salí a la superficie tosiendo.
Ahora el que había tragado agua de verdad había sido yo.
El pelo me impedía ver con
claridad y sentí como unas manos me tiraban de mí y me ayudaban a salir del
agua. Junsu Hyung me agarró y me hizo sentarme mientras con sus manos me daba
toquecitos en la espalda para ayudarme a echar el agua tragada.
Sentí como se sentaba de
rodillas a mi lado mientras sus golpecitos eran menos fuertes.
- ¿Estás bien?
Tosía y respiraba fuertemente
para recuperar el aire. Vi como dejaba de estar de rodillas y se sentaba a mi
lado en el suelo acariciándome ya la espalda
- Si lo necesitas puedo hacerte
la respiración boca a boca...
Giré mi rostro y lo vi muy
pegado mirándome tan de cerca que me sonrojé al ver como sus ojos se iban
entrecerrando y acercaba su boca a la mía.
Yo no supe que hacer, me había
quedado bloqueado y la única respuesta que dí fue quedarme quieto con los ojos
cerrados fuertemente esperando el inminente beso que nadie más que Jaejoong me
había dado.
Me sentía infiel....
Cerré mis ojos durante largo
tiempo, pero no hubo ningún contacto por su parte. Abrí los ojos y fue entonces
al verle la cara que se echó a reír.
Su risa me alteró, me dejó
descolocado. Mis mejillas ya no estaban coloradas, estaban rojo pimiento morrón
ya tirando a granate.
Que vergüenza más grande...
Me molesté al sentir como se
burlaba de mí y lo empujé pero se aferró a mí abrazándome y acariciándome el
pelo. Giré mi rostro e intenté soltarme de su agarré. Estaba enfadado...
Me reboté y le empujé a un lado,
ya estaba bien de tanta mariconería. Me levanté y me fui directo a casa, no
tenía ni ganas de verlo más ese día.
----
Por mucho que lo intentase, mi
estomago rugía sin parar. Tanto esfuerzo por molestarlo y el ejercicio que
hiciéramos en la piscina me habían abierto el apetito...
Después de la ducha que me diera
nada más regresar al interior, me tumbé en cama escuchando como mi estómago se
quejaba sin parar. Tenía hambre no podía remediarlo, pero no quería más
acercamiento con mi hermano por hoy, ya tenía suficiente...
Un golpecito en la puerta me
hizo girarme a un lado dándole la espalda a la puerta, sabía que era él y no le
di paso. Aún así entró y se acercó a la cama y la rodeó hasta ponerse delante
de mí.
- Pronto servirán la cena y se
oyen los rugidos de tu estómago desde el extremo más alejado de mi
habitación...- hizo una pausa y me miró con unos ojos extraños- si no quieres
comer conmigo no comas... pero no te encabezones en tonterías... lo de la
respiración boca a boca era sólo una broma... jamás te besaría sabiendo que
tienes novio... no te preocupes...
Me revolvió el pelo y me dejó
sólo. Vi como se iba de mi lado, desde que viniera de clase no sólo estaba
siendo más amable conmigo y comprensivo de lo normal, sino que me hacía
caricias y aunque me mirase de esa forma que siempre me miraba; me sonreía...
¿Cómo sabía que tenía novio?
Me levanté de cama y fui
corriendo rápido hacia la puerta antes de que saliera. La agarré y le di paso
mientras nuestras miradas se quedaron fijas entre los dos. ¿Que había visto en
mí que sabía que no estaba soltero?
Nos dirigimos en silencio al
comedor y nos sentamos uno enfrente del otro. Nos sirvieron la cena y empezamos
a comer. Lo observaba en todo momento, veía como se colocaba la servilleta,
como estaba sentado, la manera en que agarraba los cubiertos y su forma tan
refinada al comer.
Lo imité, pero era complicado...
Hice mi mejor esfuerzo en poder
ser lo educado comiendo como él lo era, pero me aburría. Esa pose me hacía
doler la espalda y terminé encorvándome y apoyando mis codos en la mesa
mientras con el tenedor jugaba con el puré de patatas y los guisantes.
Hacía muecas con mis ojos y
recolocaba mis gafas pensando cómo era posible que sin yo decirle nada, supiera
que era gay, que era 'principiante' y sobretodo que tenía novio. Mi mente
pensaba que podría haber dicho, siempre fuera cauteloso en no revelar mi
orientación sexual delante de nadie que no le importase lo más mínimo que sólo
podía pensar que algo viera de mí que así le hacía creer.
Y lo peor es que siempre
acertara... ¿Porqué alguien que no conocía de nada me conocía tanto?
Lo miraba descaradamente comer,
de esa manera que me ponía negro. ¿Tenía que estar fingiendo compostura delante
de un 'plebeyo' como yo? Ya no había padres a los que tener que agradar con los
buenos modales...
Me molestó tanto que jugando con
los guisantes, agarré la cuchara y le lancé uno acertándolo en el puré de
patatas. Solté una risita y vi como mi hermanastro Hyung se quedaba con las
cejas levantadas mirando su plato.
Ni se inmutó... y siguió
comiendo
¿Porqué tenía esa manía de no
picarse ni prestarme un poco de atención cuando quería jugar?... ¿Tenía que ser
siempre él el que tuviera la batuta?...
Era injusto....
Volví a poner otro guisante en
la cuchara y se lo lancé acertándole en el cocote, volví a reírme pero esta vez
más escandalosamente. Era tan divertido, quería que se picase conmigo.
Levantó su mirada y me miró por
un minuto mientras volvía a comer. Yo refunfuñé al ver que pasaba de mí y me
puse a jugar con la comida. Pero sentí un leve golpecito en mi cabeza.
Mi hermanastro Hyung me había
contraatacado.
Sonreí al verlo agarrar otro
guisante y tirármelo que empezamos una guerra de lanzar guisantes al otro y
todo lo que teníamos en el plato de guarnición con el puré de patatas.
Pero una llamada nos molestó
haciendo que tuviéramos que parar la pelea. Mi hermanastro descolgó y con una cara
bastante sorprendida abrió los ojos como platos y yo lo atendí ¿Quien era que
llamaba? Sacó el auricular del móvil de la oreja y puso el manos libres encima
de la mesa.
Escuché las voces de nuestros
padres echándonos la bronca por haber vuelto la casa del revés. Tanto la madre
de mi Hyung Junsu como mi propio padre nos riñeron por ser tan desordenados y
portarnos como dos niñatos mientras ellos no estaban.
Al parecer desde los móviles
habían revisado las cámaras de seguridad de la casa que habían grabado nuestras
peleas y el mal comportamiento de ambos. Me sonrojé y me sentí controlado.
Busqué como pude en aquel comedor el lugar donde podría estar situada la cámara
y di con ella. Allí, desde aquella cámara nuestros padres podían vernos en
directo. Lo habían visto todo.
Como castigo por nuestro mal
comportamiento, dieron orden que los criados, cocineros y todo el mundo que se
encontraba trabajando en aquella casa se tomaran días libres, como de
vacaciones para que mi hermanastro y yo aprendiéramos una lección, hasta el
momento en que los padres de ambos regresaran a casa.
Dicho y hecho, en un santiamén
nos quedamos en una casa enorme completamente en silencio.
Nos miramos detenidamente
durante unos minutos como intentando comprender lo que había pasado en cuestión
de segundos y fue que vi a mi hermanastro Hyung recoger los platos que me di
cuenta que ahora nos tocaría vivir la vida de lujo con todas sus consecuencias.
Nos tocaría limpiar, nos tocaría fregar, nos tocaría hacer la colada y
sobretodo... limpiar los baños.
Miraba sorprendido como mi Hyung
no protestaba y hacía las cosas, no como con asco, si no como un deber. No se
quejó por nada, solo mantuvo su boca callada y aceptó lo que había que hacer.
Aunque me molestaba bastante se le veía bastante maduro en los momentos que
tenía responsabilidad.
Me sacó el plato de la mesa y yo
lo agarré haciendo que su mirada fija en aquel plato se distrajera por un
segundo y me mirase.
- Te ayudo...
Me levanté de la silla y recogí
todo junto a él. Llevamos los platos a la cocina y los dejamos en el fregadero.
Mientras él se colocaba los guantes y el delantal con arte, yo lo observaba
asombrado, parecía que tenía bastante práctica con el tema. Me sonreí a mí
mismo y me puse a su lado para limpiar la loza y los cubiertos. Era gracioso
ver que se lo tomaba en serio, no sabía si era por el hecho del castigo o por
que le tocara más de una vez hacer esto mismo.
- ¿Ya te han castigado así
muchas veces o qué?... ¿No será mejor que yo friegue?... tu tienes las manos demasiado
finas y delicadas...
Intenté agarrar el plato que
sostenía y sacarle el freganzo pero me echó a un lado indicándome que aclarase
los platos. Me resigné y lo observé, no se imaginaba lo gracioso que era verlo
tan centrado y la soltura que tenía.
- En Boston no me queda otra
opción que hacer las cosas por mí mismo- lo miré con los ojos abiertos y él me
miró igual- ¿No te contaron que estaba estudiando en el Harvard Business
School?...- sonrió- ¿O quizás no atendiste cuando te lo dijo mi madre?
Me sonrojé al ver como acertaba,
seguramente me lo habían dicho pero si no lo recordaba sería por eso mismo,
porque pasara de todo. Me sentí culpable y miré al agua correr pero una mano me
acariciaron la cabeza revolviéndome el pelo y esa misma puso mi flequillo
detrás de mi oreja dulcemente.
- No pasa nada... no te
preocupes...
Giré mi cara sintiéndome
culpable y volvía a sonreírme. ¿Por qué tenía una cara tan angelical? Era dos
años mayor que yo... ¿Porqué diablos era tan.... tan...... tan? No sabría describirlo...
pero la única palabra que se me pasaba por la mente era "mono".
Tenía una hilera de dientes
blancos perfectamente colocados y alineados. Sus labios eran gruesos y tenían
una forma muy bonita, incluso al sonreír formaban unos hoyuelos a cada lado que
le hacía incluso más dulce. ¿Mi Hyung era realmente un Hyung? se le veía tan
inocente en apariencia que cualquiera diría que por mi altura yo sería el
mayor.
- Es normal cuando estás con
alguien... cuando uno está enamorado a veces no ve las cosas como son.
Junsu Hyung volvió a fregar y vi
como cambiaba su expresión, ¿Que era lo que sabía o a lo que se refería con
eso? Lo miré por un instante hasta darme cuenta de que mi fregadero estaba
hasta arriba de cosas y él estaba terminando.
Me apresuré a aclarar todo del
jabón y no pude evitar pensar si se refería con eso a algo más que lo evidente.
Me mosqueó y al final terminé por preguntarle.
- ¿A que te refieres con eso?...
Soné un poco alterado la verdad,
no me gustaba que tuviera nada que decir de Jaejoong cuando ni siquiera lo
conocía. Me estaba molestando el hecho ese más que nada en el mundo. Él no era
nadie para decir ni opinar nada de él. Estaba ya algo alterado y mi Hyung ni
siquiera empezara a hablar...
Me miró a la cara con una
expresión distinta a las que anteriormente había tenido y apretó los labios
mirando al lado como pensando la forma correcta de expresar lo que quería
decirme.
- Yo os vi... os vi cuando dimos
la vuelta para ir a hacer compras- me miró con unos ojos muy expresivos, transmitiéndome
que no fuera su intención- te vi con él y...- me quedé alarmado por ese
"y"- no me fío de él...
Dejé el plato bruscamente en el
fregadero de nuevo y miré a mi Hyung con cara de pocos amigos. ¿Él que
sabía?... No debí de permitirle meterse en donde lo le incumbía. Me aparté un
poco de él y fui a apoyarme a la encimera detrás de nosotros con las dos manos.
Intentó disculparse pero aún así
fui yo el más duro de los dos al responderle bruscamente que se estaba
equivocando con Jaejoong. Sentí su mano sobre mi hombro y como calmado
intentaba explicarme que no era mal intencionado.
- Sólo te digo que la forma en
que vi mirarte y toda su expresión corporal no dice que tenga muy buenas
intenciones contigo...
Me giré y le empujé.
- Tú no sabes nada, ni siquiera
lo conoces... Claro que no tenía buenas intenciones porque estaba deseoso como
yo de poder hacerlo... no te metas donde no te llaman
Sentía que si mi hermanastro
continuaba terminaría la cosa muy mal. No quería escucharle, no quería que
continuase por lo que di el primer paso en salir de aquel habitáculo. Pero el
jodido de mi Hyung, me agarró del brazo intentando ser más directo y preciso.
- Changmin ese chico no tiene
buenas intenciones contigo, por mucho que sea tu novio, no se le ve legal...
créeme... tengo bastante experiencia con los de su calaña... no te dejes
engatusar por alguien como él...- me miró e intentó que yo lo mirase- no dejes
que alguien como él te deshonre de esa manera...
¿Que me estaba contando?
¡¿DESHONRAR?! ¿Acaso ahora vivíamos en tiempos feudales?
Me deshice de su agarre y me
saqué el delantal que me había puesto para ayudarle, lo hice un bollo y se lo
lancé. Por mis cojones cuadrados que no me quedaría para aguantar un par de
sandeces como las que tenía que escuchar de su boca. Lo miré con cara de mala
ostia y salí de la cocina dando un portazo. No quería escucharlo más.
Me fui directo a mi cuarto y
agarré mi mochila; saqué los libros y empecé a meter toda la ropa que se me
ocurría llevar conmigo. Me iría a casa de mi novio y estaría allí hasta que me
obligasen a salir de allí o me encontrasen. Y por suerte nadie sabía donde
vivía.
Con mi maleta llena escuché como
unos pasos se acercaban a mi habitación y marché raudo. Sólo escuché la voz de
mi hermano llamarme, al cual ni escuché. Me fui a la puerta de salida y
cogiendo la bici, me fui directo a casa de mi novio.
Ya no aguantaba más.
Con mi bicicleta fui todo lo
rápido que pude hasta llegar a aquel bloque de pisos donde él vivía. Quizás
llegaba de improvisto y no tenía ni la casa recogida como de normal. Pero me
daba igual, estaba deseoso de verlo y de cumplir al final aquello por lo que
tanto ansiábamos los dos.
Pique el timbre de su casa y
escuché algo de barullo en el interior, estaba seguro que sería una gran sorpresa
para él. Y así fue.
Abrió la puerta con el albornoz
y me vio allí con la mochila acuestas mirándome con esos ojos abiertos como
platos, no se esperaba mi visita. Fue incapaz de articular palabra, algo que no
era propio en él, por lo que me lancé a sus brazos y le dí el beso más
apasionado que jamás había pensado darle.
- Devórame, aliméntate con cada
centímetro de mi cuerpo... esta noche quiero ser tuyo...
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