Love is Like a snowflake - prólogo

Era invierno, caminaba desde casa rumbo al instituto. Había nevado estos últimos días. Miro al cielo que comienza a nevar de nuevo, sintiéndo que se me congelaba la punta de la nariz, me la cubrí mejor con la gruesa bufanda que llevaba puesta. Aproveché de calentar mis manos cubiertas con los mitones que me había tejido una de mis hermanas.
Hubiera dado cualquier cosa con tal de haberme quedado en cama ese día, realmente hacia mucho frío y mi cerebro podría congelarse. Ok, estoy exágerando.

- ¡JaeJoong ah!

Volteo para ver a mi compañero y delegado de la clase a la que asisto venir hacia mí con una gran sonrisa y montado en su bicicleta. Ah, es como si la nieve desapareciera ante esa calidez. Sólo me quedo esperándo a que llegue a mi lado, como cada día en la mañana.

- Buenos días Yunho ah - leve inclinación de mi cabeza, esquivándo su rostro mientras se detiene delante mío.
- Buenos días - seguía sonriendo. - ¿Hace frío verdad?
- S-sí -respondí de inmediato, apretándo las manos dentro de mis mitones.
- Creo que hace mucho frío para que un muchachito como tú vaya junto conmigo en la bicicleta - dijo, bajándose de ella para llevarla a su lado.
- Yo no soy débil - repliqué inflándo una mejilla y haciendo un mohín.
- ¡Oh, claro que no! - río. - Pero de todos modos tu nariz está tan roja que pareces Rodolfo el reno.

Sentí que el calor se acumulaba en mis mejillas mientras de inmediato saqué mi espejo para mirarme la nariz. Vaya que tenía razón, pude observar mi rostro sonrojado también. De pronto el rostro de Yunho apareció reflejado. Cerré el espejito y lo volví a guardar.

- ¿Qué? - pregunté.
- Nada - el más alto se encogió de hombros. - No pensé que fueras vanidoso.
- ¿Vanidoso yo? - pregunté sorprendido.
- Ya sabes, el espejito… - rió entre dientes.
- Es de mi hermana… - mentí.
- ¿De cual de todas?
- Eeh…
- ¡Hyungs~!

Ambos volteamos a ver, suspiré agradecido por la oportuna aparición de Junsu y Junho. Amigos de Yunho desde la escuela primaria, los gemelos Kim comenzaron a correr para alcanzarnos, en su carrera Junsu resbaló y por poco cae encima de la nieve acumulada, si no fuera porque su gemelo mayor alcanzó a agarrarle de su particular bufanda amarilla de pollitos.

- ¡Junsu ah! ¡Ten más cuidado!
- Jejeje lo siento hyung - se disculpó.
- Sabes que mamá volverá a reprenderte como llegues sucio de nuevo a casa - dijo el mayor soltándo un suspiro de pesar, supongo que recordándo que el día anterior jugándo fútbol Junsu cayó de bruces a un lodal.

- Buenos días - saludó Yunho.
- Buenos días Junsu, Junho - les sonreí.
- Buenos días - nos respondieron ambos a la vez.

A pesar de ser gemelos habían bastante diferencias entre ellos. Por ejemplo, el tono de la voz. Junho tenía la voz más grave que Junsu, a quien de vez en cuando se le salían unos gritos agudos bastante característicos de quien esta cambiándo la voz. Lo otro era la risa, a pesar de que de ríen bien fuerte ambos, Junsu… bueno, su risa es especial. Lo otro es que Junho se peinaba para la derecha y Junsu para la izquierda. Además de la afición por los pollitos por parte del menor de los gemelos Kim.

Cuando llegué al instituto en la época de preparatoria, Junsu y Junho me dieron la bienvenida. En ese entonces éramos los tres, más Yoochun, compañeros de clase. El año siguiente nos cambiaron de grado y ahí nos conocimos con Yunho. Desde entonces nos ha tocado la suerte de seguir en la misma clase, la clase A.

Y éste era nuestro último año antes de entrar a la universidad. Por eso era tan especial y todos los recuerdos que íbamos a hacer juntos este año debían ser guardados bajo llave en nuestros corazones.

Conversándo trivialidades el camino hasta el Instituto General de Seoul se nos hizo más corto que lo acostumbrado. Entramos a la sala cuando el profesor todavía no llegaba.

- ¡Hyungs! ¡Junsu! ¡Junho!
- ¡Yoochun! - Junsu iba sonriente a chocar palmas con Yoochun cuando una chica de nuestra clase de nombre Sohee lo atrapó del brazo. - ¡Aish! ¿Por qué?
- Oppa~ Buenos días~

Era bien sabido por todo nuestro grupo ya, que Ahn Sohee andaba detrás de Junsu. Él siempre se quejaba de que lo seguía y hasta se había comprado los mismos guantes de pollito que pronto Junsu dejó de usar. Siempre buscaba escudarse en nosotros pero…

- Que hay JaeJoong - Yoochun levantó su mano derecha e hicimos hi five, como siempre.
- Aaah un día tranquilo como siempre - dijo Junho mientras tomaba asiento.
- Esperemos que continúe tranquilo el resto del día - afirmó Yunho, también tomándo asiento.
- ¡Hey! ¡Sohee! Ya te dije que voy a almorzar con mis amigos… - se notaba el deje de molestia y un ‘¡sálvenme malvados, no me dejen solo!’ en la voz de Junsu.

Pronto comenzó a sonar la campana de inicio de clases, en donde Junsu fue finalmente liberado para tomar su respectivo asiento detrás de Junho, quejándose. Yoochun y yo nos dirigimos una mirada cómplice mientras nos sonreíamos por lo bajo. Molestar a Junsu era bastante divertido, sobre todo porque su hermano no le defendía.

- ¡De pie! - ordenó Yunho una vez llegó la maestra. - ¡Saluden!
- ¡Buenos días maestra!

Y así, lo típico. La primera clase era Álgebra y… aish, odiaba esta clase. Por lo general mi mente se iba a otra parte, pensándo cosas, planeándo otras, salidas, posibles partidos de fútbol, etc. Todo mientras garabateaba entre las hojas de mi cuaderno. Como me sentaba al final del salón pasaba inadvertido.

La mayor parte de mi pensamiento iba hacia una persona en particular, yo seguía garabateando hasta que mis ojos se posaron en él…

Sí, yo, Kim JaeJoong, un joven de 17 años que fue adoptado a la edad de cuatro, estaba total y perdidamente enamorado de Jung Yunho, el presidente de mi salón.
Desde la escuela media sabía que las chicas no me atraían en lo más mínimo, a pesar de que varias veces recibí confesiones en esos años (y hasta ahora sigo recibiendo un par de confesiones al mes), era bastante popular debido a mi belleza física, a ser bueno en los deportes y, a pesar de que las clases me aburrían, obtenía buenas calificiaciones. ‘El chico flor’ como me llamaba el viejo conserje que una vez me confundió con una chica, creyéndo que me había colado al baño de hombres cuando llevaba unos días en este instituto.

Junsu siempre me reprochaba que yo perdía mis oportunidades con varias chicas, pero a Dios gracias no me había tocado ninguna que fuera una total psicópata, suerte supongo. A Junsu le molesta que Ahn Sohee se haya fijado en él desde el año pasado y no en mí, cuando era una chica algo subida de peso, recuerdo que ella misma se propuso bajar sus kilos cuando tuvo el incidente en las escaleras, siendo rescatada por nuestro pequeño y servicial Junsu. Sonreí para mis adentros, desde entonces la adorable hija del Inspector General le había puesto el ojo. Sohee creía que yo era un niño presumido, y tal vez tenía razón.

Yunho también había tenido un par de citas, pero siempre terminaba sin concretar nada. ‘Las chicas que he conocido no han llenado mis expectativas’, dice. Yo sabía que no era homosexual como yo, supongo que tampoco bisexual…

Me dolía en el alma saber que lo amaba con locura y no poder gritárselo. Me dolía el pecho cada vez que se mostraba amable, con su radiante sonrisa, cuando bailaba, cuando jugaba basquet en las clases de Educación Física, cuando estabámos en los vestidores y yo podía ver su marcado abdomen lleno de gotas de agua después de la ducha de rigor. Mis más oscuras fantasías estaba ocultas detrás de una amistad que me carcomía por dentro.

Yo no podía hacer nada.
No podía decirle que lo amaba, y que este amor me consumía.
Tengo miedo del rechazo.
Tengo miedo del que dirán.
Sólo espero que este último tiempo juntos pase rápido… pero a la vez tampoco quería que acabara.

Oh Yunho, si supieras cuántas veces me he desvelado por ti…