Primera
vez.
Cuando
desperté a la mañana siguiente y no lo encontré a mi lado supuse que todo iría
de acuerdo a la rutina. A Yunho no le había afectado en lo más mínimo el
haberme forzado a practicarle sexo oral, al bastardo ni le importaba el efecto que
eso pude haber tenido en mí. Aparté las sábanas y me senté al borde de la cama,
estaba seguro que la puerta debía estar cerrada con llave así que ni siquiera
hice el intento de acercarme a ella. Tenía ganas de cepillarme los dientes,
todavía podía sentirlo en mi lengua; su sabor, el pre semen en mi lengua, en
mis labios, en toda mi boca. El sólo pensar en eso me dieron ganas de correr al
baño y lavarme los dientes con cualquier producto lo suficientemente fuerte
como para hacerme olvidar. Me paro y sólo entonces me doy cuenta de mi desnudez,
es cierto, después del baño de ayer nos metimos a la cama así nomás. Fui al
baño y cuando la tina entró en mi campo de visión recordé lo que había sucedido
ahí, un leve sonrojo cubrió mis mejillas y traté de olvidar esos hechos
sacudiendo mi cabeza de lado a lado.
No
funcionó demasiado bien pero al menos logré cepillarme los dientes sin imaginar
las manos de Yunho tocándome, acariciándome como si tuviera todo el tiempo del
mundo. Después de haber terminado en el baño regresé a la habitación y busqué algo
de ropa, como la mía no estaba por ningún lado decidí husmear en el clóset de
Yunho. Era arriesgado, quizás podía molestarse, después de todo era mi tercer
día como su prisionero y no lo conocía demasiado bien; abrí una de las puertas
del clóset y un gran espejo incorporado reflejó todo mi cuerpo, en el baño no
le había prestado atención a mi apariencia pero ahora todo parecía estar más
claro. Había perdido unos cuantos kilos, quizás a causa de la situación y
porque la mayoría del tiempo me negaba a comer a pesar de la insistencia de
Yunho. Oh, y mi cabello estaba hecho un desastre. Intenté peinarlo pasando mis
finos dedos por él pero sólo conseguí hacer que se vea peor. Bufé, ¿acaso
quería verme bien para Yunho o qué?
Me
concentré en la tarea que tenía cumplir, aparté mi mirada del espejo y miré en
el interior del clóset. A juzgar por lo que había visto en esos tres
interminables días, Yunho tenía un solo estilo; jeans, a veces negros, una
simple remera y chaqueta de cuero. A pesar de vestirse de esa forma tan simple,
se veía bien, era mi primera vez admitiéndolo y me sorprendí de mí mismo. Era
absurdo que pensara de esa forma después de haber sido prácticamente violado,
hice una mueca de disgusto y agarré lo primero que tuve a mano, una camisa de
vestir. No encontré el lugar donde guardaba sus bóxers y tampoco quería
revolver todo, como dije antes, no estaba seguro de la forma en la que él
reaccionaría al ver que husmeé en sus cosas.
La
camisa se veía bien en mí, era una simple camisa blanca de vestir, me pregunté
por qué tendría algo como eso pero le resté importancia a los pocos segundos de
haber escuchado un ruido abajo. No había venido a buscarme para el desayuno,
¿qué hora era de todos modos? Busqué su reloj cerca de la mesita de luz y no lo
encontré, no tenía forma de saber la hora. Volví a la cama y me senté en el
centro mismo por donde no quedaban sábanas, tendría que esperarlo.
La
puerta de la habitación se abrió y Yunho apareció con una bandeja de desayuno,
desvié la mirada rápidamente cuando se acercó a la cama. Llevaba un jean y sólo
eso, nunca antes me había fijado demasiado en su cuerpo, se notaba que se
ejercitaba bastante; la forma en la que flexionaba sus brazos al sostener la
bandeja me dejó ver el contorno de sus músculos, su pecho era firme y trabajado,
y ese abdomen, bueno, no podía mirar más.
—El
desayuno.—dijo, lo miré y me dejó la bandeja a un lado. Se quedó parado
mirándome, su rostro no demostraba ningún interés en mí, tan sólo me observaba,
de cierta forma eso me hirió. Después de haber tenido su miembro en mi boca
debería ser más amable, ¿no?
—Uhm.
Fue
todo lo que dije y tomé una tostada; el desayuno consistía en cosas simples y
era americano, nada de arroz o sopa. Dudé que él fuera el que lo hizo pero
tampoco quería quitarle el crédito, después de todo, estábamos solos, él vivía
solo, de alguna forma tenía que mantenerse.
—¿Por
qué llevas eso puesto? –me preguntó de forma seca y lo miré a los ojos, estaba
asustado, dejé la tostada y bajé la mirada.
—No
tenía nada más que ponerme… —susurré. Hice un ademán de quitarme la camisa, era
mejor andar desnudo que tener que soportar a un Yunho molesto.
—Quédatela.
Y
con eso salió de la habitación, dejó la puerta abierta, era como una
invitación. Terminé el desayuno más que nada porque necesitaría fuerzas para
pelear contra él si decidía forzarme a realizar otro acto sexual. Miré de reojo
la puerta, no me atrevía a salir sin su autorización, pero dejarla abierta fue
un tipo de señala, supuse. Con la bandeja en manos salí de la habitación y fui
escaleras abajo.
Él
estaba en la cocina, sentado leía un periódico concentradísimo porque no notó
mi presencia hasta que dejé la bandeja sobre el aparador. Me miró y dobló el
periódico, sentí ganas de arrebatárselo y leer algunas noticias, ¿ya estarían
buscándome mis padres? ¿Aparecería al menos en alguna pequeña nota? Era
demasiado arriesgado hacer eso. Bajé las tazas de la bandeja y me dispuse a
volver a subir las escaleras. Al pasar a su lado me tomó de la muñeca y me jaló
a su regazo. Dejé escapar un grito ahogado, sorprendido por el repentino movimiento
tan brusco.
—Estás
jugando con fuego, Jaejoong. Te ves extremadamente sexy así…
Me
acomodó mejor sobre sus piernas y volteé el rostro, gimoteé bajito pero eso no
consiguió liberarme. Acarició mis muslos descubiertos, la camisa apenas me
servía para cubrir algo pasando la entrepierna y se aprovechó de eso. Hundió su
rostro en mi cuello e inhaló profundamente, susurró algo sobre lo bien que olía
y comenzó a repartir besos por mi clavícula. Sus manos acariciaron mi espalda
baja, delinearon mi columna y volvieron a bajar. Estaba siendo demasiado
gentil, no me gustaba, no podía…
—No…
—intenté apartarlo pero sin éxito, parecía un pulpo sus manos estaban en todos
lados.
Subió
una mano hasta mi rostro y me sujetó suavemente del mentón forzándome a que lo
mirara, pude ver el deseo en sus ojos, un estremecimiento recorrió todo mi
cuerpo, me mordí el labio inferior completamente inseguro de cómo reaccionar. Acercó
su rostro al mío y mordió levemente mi labio inferior tomándome por sorpresa,
realmente no quería esto. Comencé a forcejear, intentando bajar de él, me tomó
de las muñecas y me detuvo en mi lugar, su mirada era amenazante.
—Te
deseo tanto… —susurró mirándome fijamente a los ojos— No tienes ni idea del
autocontrol que estoy teniendo.
Sus
palabras, en vez de asustarme, tuvieron el efecto contrario y sentí una oleada
de placer recorrer todo mi cuerpo al escuchar eso. Avergonzado de mí mismo tan
sólo atiné a mirar a otro lado con la esperanza de que pensara que no estaba
interesado en hacer algo con él.
—Al
menos déjame tocarte, juro que no haré nada más… —susurró contra mi oído y
comenzó a desabotonar la camisa lentamente.
Una
vez que mis pezones estuvieron expuestos gruñó levemente, parecía frustrado, se
relamió los labios pero no hizo nada, como prometió. Mis mejillas se sonrojaron
al sentirme tan expuesto frente a él, quiero decir, ya me había visto desnudo
antes, cuando tomamos baños pero nunca me ha lanzado una de esas miradas llenas
de deseo.
—No…
—Ayer
fui tan brusco… Espero que me entiendas… Estaba tan nervioso…
A
medida que hablaba, tocaba cada parte de piel que quedaba al alcance de sus
manos, uno de sus dedos rozó un pezón y aguanté la respiración. Pareció no notarlo,
estaba demasiado concentrado en tocar, acariciar y masajear levemente todo lo
que tenía enfrente. Se movió un poco en su lugar, haciendo que me acercara aún
más a su cuerpo, pude notar su erección bajo sus jeans que luchaba por ser
liberada, tragué duro.
Quince
largos minutos pasaron y Yunho siguió acariciando mis muslos, abdomen, brazos,
ocasionalmente rozaba mis pezones con sus dedos o besaba mi cuello, siempre se
mantuvo fiel a lo que había prometido y no se había propasado pero yo no podría
aguantar más. Cualquier pensamiento de odio o repudio hacia él fueron olvidados
en el momento que me acarició de esa forma, era increíble, nunca había sentido
tanta lujuria antes.
Quería
que me tocara más, que me besara, cada parte de mí rogaba por su atención, pero
me negaba a demostrarlo, simplemente no podía. Me asustaba saber lo rápido que
él podía cambiar de humor, me asustaba también pensar en la posibilidad de
entregarle mi virginidad a mi captor. Miré a través de la ventana y recé por mi
estabilidad emocional, no quería enamorarme de él, no podía, no podía…
Su
jadeo contra mi oído era constante, parecía estar al límite; estar sobre él era
una posición bastante excitante y erótica, especialmente encontrándome así
semidesnudo, podía sentir su erección frotarse contra mi muslo de vez en
cuando.
—Jaejoong…
Necesito hacerte mío.
No
respondí a eso. Yunho envolvió sus manos alrededor de mí y se paró, envolví mis
piernas alrededor de sus caderas por inercia para no caer, sonrió levemente. En
serio, parecía su posición favorita. Mantuvo su agarre firme con una mano y con
la libre guió mis brazos hacia sus hombros de dónde me obligué a sujetarme,
presioné mi rostro contra su cuello, me sentía muy muy muy avergonzado. Estaba
prácticamente entregándome a él. De cierta forma podía aceptarlo, porque pensar
en las consecuencias de no hacerlo enviaban escalofríos por toda mi espalda.
Una
vez que entramos a la habitación pateó la puerta para cerrarla y me ordenó que
la cerrara aún estando abrazado a él. Con manos temblorosas moví la llave, una,
dos vueltas, el sonido metálico que hacía me asustó.
—Buen
chico… —susurró contra mi oído.
Cuando
estuvimos cerca de la cama me dejó suavemente sobre ella. Extendió su mano
hacia mí y me mostró su palma, dejé la llave ahí y la guardó en el bolsillo
trasero de su jean. Mis ojos siguieron el trayecto de su mano y de paso pude
notar el gran bulto preso bajo la ropa, el rubor no tardó en volver a mis
mejillas y miré rápidamente a otro lado.
—¿Vas
a comportarte? No quiero hacerte daño –dijo, y su tono era extremadamente
gentil. Quise llorar. Odiaba este lado de él.
Asentí.
Luché contra las ganas de llorar. En este tipo de situación me sentía
totalmente divido en dos; Yunho, quien me mantenía preso en este lugar, el que
me había forzado a practicarle sexo oral, tenía este lado tan gentil y parecía
realmente sincero al hablarme así. Quizás sólo jugaba conmigo, con mi mente, no
quería caer en su trampa y me decidí a no hacerlo. Sólo sería sexo, nada más.
Sentí
sus manos despojándome finalmente de la camisa, un estremecimiento me recorrió
por completo, me negaba a mirarlo a los ojos. Escuché el sonido de su cierre y
sus jeans fueron arrojados al otro extremo de la habitación; como no le dirigía
la mirada, más bien sentí su cuerpo presionándose contra el mío y sólo ahí noté
su presencia tan cercana, se acomodó entre mis piernas, no llevaba bóxer. Su
miembro duro y húmedo se presionó contra uno de mis muslos. Lo admiré por su
autocontrol, estar así de duro… Ya debió de estar doliéndome hace tiempo.
—Jaejoong…
Besó
y lamió mi cuello, sus manos hábiles pellizcaron mis pezones intentando
estimularme. Me urgí a reaccionar y relajé mi cuerpo bajo sus caricias, como lo
había hecho la noche anterior en el baño. Sus labios rozaron contra los míos y
volteé el rostro hacia él para facilitarle el acceso a mi boca, sin perder el
tiempo me besó con una intensidad que estoy seguro que ningún otro hombre al
que bese podrá igualar. Gemí en el beso, su lengua húmeda y caliente se sentía
demasiado bien contra la mía, acariciándola de esa forma tan sensual. Sus manos
no dejaron de acariciarme los pezones en ningún momento, ya estaban erguidos y
dolían de tanto que Yunho los tocaba. Se apartó de mí y lo miré jadeando, me
había dejado sin aire con sus besos. Bajó hasta mi pecho y lamió un pezón,
comenzó a juguetear con él, lo lamía y succionaba como si fuera algo delicioso.
—Ah…
Nnng…
Me
llevé una mano a la boca para contener mis gemidos. Mi cuerpo estaba ardiendo,
pedía a gritos atención, nunca me había sentido así, y nunca ningún hombre me
había tocado hasta esa vez.
Volvió
a mis labios y empujó sus caderas contras las mías, nuestros miembros se
frotaban creando una deliciosa fricción, comencé a mover mis caderas intentando
obtener más contacto. Succionó primero mi labio inferior y luego el superior
hasta dejarlos húmedos y hinchados, se separó levemente para admirar su
trabajo.
—Ah…
—jadeé mirándolo. Bésame, bésame otra vez, quería decirle pero parecía que no
podía formar ninguna oración coherente.
—Te
ves tan sexy así… Excitado y necesitado…
Apenas
entendí lo que sucedió al minuto siguiente. Yunho abrió una especie de botella
y vació un poco de contenido en su mano, era transparente y se deslizaba como
aceite entre sus dedos. Estaba listo para intentar cuestionarlo y me calló con
un beso, su mano tomó mi miembro y comenzó a masajearlo, el trabajo se hacía
más difícil gracias al líquido, gemí contra sus labios.
—¿Sabes
qué es esto, Jaejoongah?
Pasó
su pulgar por la cabeza de mi miembro, hizo círculos ahí, esparciendo el
presemen que ya había comenzado a fluir y yo no fui consciente de ello. Me
apretó hasta la base y volvió a subir, jadeé y gemí bajito mirándolo.
—Es
lubricante. Te prepararé con lo que queda en mis dedos, eres virgen y te quiero
estrecho y caliente. No te preocupes, no dolerá.
Realmente
quise creerle pero la primera vez siempre duele, estaba seguro de eso. Se
apartó de mí y me abrió las piernas, besó mi tobillo antes de seguir. Sentí un
dedo probando cerca mi entrada, hizo círculos esperando a que me relajara antes
de presionarlo contra el anillo de músculos, la sensación era extraña,
molestaba pero no dolía.
—Relájate
más…
Introdujo
otro dedo, comenzó a moverlos simulando embestidas y a la vez tratando de
dilatar mi entrada. El dolor comenzó a subir por mi columna vertebral y apreté
las sábanas entre mis manos. El bastardo debió usar más lubricante.
—Sssh…
Tranquilo.
Sabía
que el grosor de su miembro no se comparaba con dos dedos, pensé que iba a
meter otro pero para mi sorpresa, los sacó. Me incorporé un poco para mirarlo y
decirle que era muy cruel, no podía llamarle a eso “preparación” antes del
coito. Pero… no pude reclamarle nada porque la escena con la que me encontré me
dejó sin palabras.
Yunho
esparció el poco lubricante que quedaba en su mano por todo el largo de su miembro
y comenzó a masajearlo mientras me miraba, pensé que no podía crecer más pero
estaba muy equivocado. La escena logró excitarme aún más, nunca antes había
visto a un hombre masturbarse, y él lo estaba haciendo mirándome, devorándome
con la mirada.
—Voy
a entrar… —susurró y guió su miembro hacia mi entrada. La cabeza se presionó
contra los músculos que fueron cediendo poco a poco, dolía, dolía demasiado.
—No…
Para…
Intenté
alejarlo con mis piernas. Me sentía morir. Nunca antes había experimentado un
dolor así. Me sujetó por los muslos y se inclinó hacia mí para besarme pero
volteé el rostro, mis ojos húmedos por las lágrimas que no caían evitaron su
mirada. Cuando finalmente se detuvo supe que no había vuelta atrás. Respiraba
de forma entrecortada, luchando contra su deseo de comenzar con las embestidas.
—Te
haré tocar el cielo, Jaejoong… —lamió mi cuello y me acercó más a su cuerpo.
Sus
embestidas, pausadas e irregulares al principio, pronto fueron aumentando el
ritmo, hasta llegar a hacerlo fuerte y rápido. Cambió el ángulo de sus caderas
y un gemido escapó de mis labios, había tocado algo en lo profundo de mí que
envió descargas de placer por todo mi cuerpo. Envolví mis piernas alrededor de
sus caderas para mantenerlo cerca, su piel ardía contra la mía, se sentía
deliciosamente bien. Jadeaba y gruñía contra mi oído excitándome aún más.
—Ah…
ah… Mmm…. –me mordí los labios, no quería darle la satisfacción de escuchar
todos mis gemidos.
Me
abrió las piernas y se alejó de mí sin detener sus embestidas.
—Quiero
verte. –dijo, pero yo sabía que sólo quería humillarme más.
La
fuerza de sus embestidas no flaqueó ni una vez, mi cuerpo estaba al límite,
necesitaba alcanzar el clímax o moriría. Hice un intento de acercar mi mano a
mi miembro pero Yunho lo notó y me sujetó ambas manos sobre la cabeza.
—Nada
de tocarte, sólo yo… Puedo tocarte…
—Nnng…
Sus
labios encontraron los míos y nos besamos de forma desesperada; nuestras
lenguas se enredaron dentro y fuera de nuestras bocas, la sola sensación que ello
me causaba era capaz de hacerme llegar al clímax. Gemí contra su boca que no
daba tregua, él estaba decidido a robarme todo el aire.
Mi
miembro se frotaba contra su abdomen, pero no era suficiente. Qué cruel estaba
siendo, quise gritar de la frustración, incluso sentí ganas de llorar. Se
sentía tan bien y a la vez tan mal.
—Ah…
—¿Quieres
venirte, Jaejoong?
Asentí
levemente. Lo necesitaba tanto. Sonrió de lado y liberó una de mis manos, me
masturbé al mismo tiempo que sus embestidas. Ya nada importaba, tan sólo
alcanzar el clímax y liberar mi cuerpo de esta tensión.
—Ya…
ya no puedo… —jadeé.
Gruñó
en respuesta y aumentó el ritmo de sus embestidas, la cama comenzó a moverse
por la fuerza. Cerré fuerte los ojos, estaba cerca, tan cerca… Mi cuerpo se tensó
por completo y con unas embestidas más, me vine manchando toda mi mano. Él
siguió embistiendo hasta que sentí su semen llenándome por completo y cayó
sobre mí, respirando agitadamente.
Nos
mantuvimos callados todo ese tiempo, tan sólo sintiendo el ritmo acelerado de
nuestros corazones. Ni siquiera intenté apartarlo, estaba exhausto, quién
hubiera pensado que el sexo cansara tanto…
—¿Lo
disfrutaste?—preguntó y se alejó lo suficiente como para mirarme. No respondí,
creí que era obvio, no iba a dejar que me humillara otra vez. Salió de mí y
sentí sus fluidos saliéndome de mí. Asqueroso, debió usar condón. ¿Al menos
estaba limpio? Comencé a pensar todas esas cosas después de hacerlo, me sentí
tan idiota.
Pensé
que mi silencio lo desmotivaría pero no fui así. Durante el día lo hicimos dos
veces más, parecía que no podía estar satisfecho, o obtener suficiente de mí. Y
desde ese día en adelante, sólo tuve sexo con él, hasta que al separarnos y
reencontrarnos otra vez comenzamos a hacer el amor.
me encanto pero no me dejan votar.
ResponderEliminarwau lo maximo
ResponderEliminarMUY BUENA REDACCION...GENIAAAALL
ResponderEliminarOwww! de verdad morí con este extra <3 cuando leí el fic pensé que me había saltado un capítulo porque de repente Yunho mencionó algo de su primera vez con Jae y que había sido brusco, pero yo no había leído nada xD
ResponderEliminarTe quedó hermoso, felicidades <3
Geniiiiiaaaaal *3* me encantó, además fue genial, aunque este extra fue tan cirtito... pero graaaaciiiiaaaas *3*
ResponderEliminarMe encant...eres buena escritora felicidades :D
ResponderEliminarme encanto llore fui feliz me paso de todo con este fic me encanto demasiado <3
ResponderEliminarMe encanto !!!! :D
ResponderEliminarQue bueno escribes tan bien que logre verlos en mi mente, uno de los mejores Lemon me encanto gracias, soy feliz de verlos juntos aunque solo sea en un fic,buenisimoooooo
ResponderEliminarMe encanto volver a leerlo despues de casi 3 años, me encanta la pareja YunJae ;)
ResponderEliminarPrecioso. Eres genial
ResponderEliminarGracias
Aww pero que bonito :3 su primera vez awwww Yunjae is real :3 muchísimas gracias por traernos este hermoso fic!!
ResponderEliminarbueno, bueno estuvo lindo pero no me gusta el cambio de roles yo soy completamente yunjae, no jaeho,jajaj pero muchas gracias estuvo hermoso
ResponderEliminarHola, a q t refieres d cambio de roles? todo fue YunJae, no hay nada de Jaeho... jijiji
Eliminarsuper te felicito linda historia
ResponderEliminar