Ser Geek no es fácil...
A partir de aquel momento mis
días se volvieran un tormento, donde tenía que soportar el control de mi
hermanastro desde el instante que me levantaba, hasta que me iba a dormir. Aún
teniendo clase, desayunaba conmigo siempre con sus ojos encima de mí, me
acompañaba en el coche hasta la universidad y cuando me tenía que volver estaba
dentro del coche con su mirada fija siempre sobre mí. Me preguntaba una y mil
veces si no tenía más vida para estar seguido controlándome.
Por el contrario, mi padre
estaba más que encantado de ver que éramos los dos tan amigos, como si
hubiéramos sido siempre hermanos, no nos separábamos por un momento el uno del
otro, y eso le hacía pensar que realmente nos llevábamos bien.
Si supiera, que me tenía más
amargado que nada, casi incomunicado con mis amigos. Era incapaz de apenas de
poder conectarme a Internet en casa o usar mi propio teléfono móvil, todo lo
que estuviera en sus dominios estaba completamente bajo su control. El único
momento donde podía conectarme para poder hablar con Jaejoong vía Skype era en
un Cyber cercano a la universidad a la hora de la comida.
Desde que el revuelo del
casamiento todo se había torcido para mí. Y por ese mismo momento andaba más
acelerado y desconcentrado de lo normal, ya casi sólo hablaba de Junsu, mi
maldito Hyung amarga-vidas era mi tema de conversación incluso en confidencias
con Yunho, el cual siempre me escuchaba o más bien le aburría por culpa de mi
serenata continua y repetitiva.
Aquel día fuera como todos los
demás, me levantara cansadísimo de no pegar ojo por los exámenes y me
encontraba que mi hermano ya estaba esperando sentado a que yo me arreglase.
Tanto control no servía para nada, sólo para ponerme más nervioso de lo que ya
me tenía de normal.
Me levanté con el pelo
alborotado, ondulado como siempre se me ponía; y lo ignoré, siempre estaba allí
en esa misma postura esperando paciente y ya arreglado. A veces me preguntaba
si dormiría o era un vampiro, por que siempre era la primera y última imagen
que mis ojos contemplaban antes de cerrarlos e irme a dormir.
Simplemente pasé de largo con mi
pijama y fui directo al baño a darme una ducha. Tardé más de lo normal, no
tenía ganas de salir ya que sabía que allí estaría. Siempre pendiente de mí,
siempre controlando cada movimiento o gesto. Menos mal que me dejaba al menos
entre esas cuatro paredes, tener algo de intimidad.
Aún en mitad de mis parciales me
había dejado de controlar tanto, aunque seguía con su firme ímpetu de no
dejarme a sol ni a sombra, había respetado mi momento de estudio.
Muchas veces mintiera incluso
para poder conectarme a Internet ya fuera por el ordenador o el móvil para
poder hablar con mi abandonado novio al que echaba de menos más que nada
durante demasiado tiempo. Pero al final siempre me pillaba aquel maldito
rubiales y me cortaba toda comunicación como si fuera una dictadura, su dictadura.
La amargura que me había
producido un acumulo de cosas diferentes estaban afectándome realmente y era
incapaz de concentrarme. Si no fuera por toda esa cantidad de pasteles y cosas
dulces que me llegaban a la habitación sin aviso, siempre con aquella notita de
detalle animándome a que estudiase mucho no habría podido siquiera estudiar. Mi
padre podía imaginarse cuan atacado de los nervios estaba, al menos él si
parecía preocuparse por mí.
Duchándome bajo aquella
alcachofa que tenía la ducha mi mente sólo se centraba en una cosa, poder
encontrar la manera de escabullirme de mi Hyung, de su control y sobretodo
pensar la manera de contrarrestar su incesante acoso. Siempre su mirada,
siempre eses ojos que se clavaban en mí como si fueran agujas que me atravesaban
el alma desgarrándola. Me preguntaba cómo era posible que llegase sólo para
centrarse en mí, él tenía un trabajo y también estaba estudiando una carrera al
igual que yo. ¿Acaso no dormía para poder estudiar? No comprendía su
comportamiento conmigo y yo era incapaz de pensar en otra cosa que no fuera él.
Ya me estaba hartando de tanta tontería.
Pero ese día le subiría los
colores, mientras me duchara me había planteado andar en pelotas por el cuarto.
Quería descolocarlo y sacar esa miada fría que tenía sobre mí, espantarlo con
mi desnudez y que escapase al verme como dios me trajo al mundo.
Estaba decidido.
Cerré la ducha y me sequé el
pelo y el cuerpo. Salí por la puerta y fui a por la ropa que tenía esperando
por mí en mi sillón. Como todas las noches dejaba preparado lo que me pondría
al día siguiente, fuera algo que me mandara hacer desde que empezara con ese
control. A veces pensaba si era que me quería ayudar a ser más atento o si por
el contrario me quería tener controlado hasta el último detalle. Lo que era más
extraño es que no me decía nada cuando combinaba mal mi ropa, sólo se quedaba
fijo en mí mirándome sin que le afectase nada.
No me di la vuelta ni dije nada,
sólo hice como si no estuviera y me paseara en bolas. No quería mirarlo porque
sabía que mi nerviosismo podría pasarme una mala jugada al tener que mirarle a
la cara.
Seguí a lo mío mientras me
secaba el pelo todavía, pero no escuchaba nada de su parte, ni respiración
agitada, ni siquiera un paso, un movimiento de silla, un carraspeo de garganta
o lo que fuese. Estaba la habitación en completo silencio.
Entonces fue cuando dudé de si
realmente se encontraba todavía en el cuarto sentado en su sitio. Giré mi
rostro levemente y con cuidado de que no me viese mirarlo y lo vi allí, sentado
en el mismo sitio donde quedara cuando fui a la ducha y mirándome fijamente
como él sólo lo sabía hacer.
El hecho de verlo mirarme
siempre tan fijamente era lo que más me inquietaba y más todavía ese día. No
comprendía de que iba todo aquello ¿Acaso le molaba mirarme desnudo?... Por
mucho que intentase miles de cosas siempre estaba frío, impasible, sin mostrar
una pizca de rubor o algo extraño.
Ni un titubeo, ni un cambio de
expresión, ni siquiera un tic o un simple sudor en su frente. Nada...
- Date prisa o llegarás tarde a
las clases... ¿Hoy tenías examen no?...
Me di la vuelta y me maldecía
una y mil veces. ¿Cómo podría entonces hacer que se escabullese de mí? Parecía
que realmente me costaría caro el contraataque.
Se mantuvo sin cambio alguno y
terminé por vestirme al completo y agarrar mis cosas para desayunar, ya que
aunque fuese con el tiempo justo siempre se aseguraba de que comía todo lo que
tenía que comer.
Su mirada estaba atenta a mí
mientras tomaba su café con alguna tostada integral. Yo también había empezado
a observarlo. Siempre comía delicadamente, despacio y a poquitos, como no
queriendo perder las formas delante de mí. Era refinado hasta para limpiarse
los labios y muy educado al sentarse, a diferencia de mí que yo apoyaba mis
codos y comía encima del plato.
Podía observarlo comer aquella
tostada con la boca cerrada y moviendo la mandíbula muy lentamente, masticaba
mucho y perdía su mirada en aquel libro en la mensa al desayunar. Era un gran
aficionado a la lectura y siempre tenía un libro consigo, a veces incluso se
ponía unas gafas de acuerdo a su atuendo diario y leía atentamente mientras me
controlaba de vez en cuando con la mirada.
Esta vez sin haberme dado cuenta
era yo y no él el que lo andaba controlando, cada movimiento que hacía lo
analizaba pero era incapaz de saber que pensaba en cada momento, era tan
difícil de descifrar. Cualquier cálculo matemático era sencillo al lado de él.
Me tenía loco....
Al terminar de desayunar me
indicó que me apurase y cerró su libro marcando la última hoja que estaba
leyendo, esperó a que terminase y se levantó a la par que yo.
Iba pasos detrás de mí cuando
nos íbamos a acercar al coche y entré con él siendo una sombra. Se sentó a mi
lado en aquella limusina y volvió a leer.
Ese día no sabía porqué pero lo
observaba tanto que era incapaz de quitarle los ojos de encima. No
pronunciábamos palabra ninguno, y sólo sentía como me ignoraba por momentos
mientras se leía ese libro sin descanso.
Cuando el coche paró delante de
la puerta de entrada de la universidad escuché como cerró su libro y me miró
fijamente.
- Te vendré a recoger luego...
Buena suerte con tus parciales...
Al menos era educado.
Me despedí de él asintiendo y me
fui directo a mi clase, en pocas horas tendría un parcial y era incapaz de
tener la mente despejada.
Bajé del coche y me coloqué la
mochila en un solo hombro. Miré al frente nada más salir y me giré a cerrar la
puerta para echar un último vistazo a mi hermanastro, otra vez con aquel libro.
El coche arrancó y vi como desaparecía a lo lejos.
Realmente me desconcertaba...
Entonces al momento de girarme
choqué con alguien y me disculpé. Pero fue su voz la que me hizo sonreír con
cara de sorpresa. Mi novio Jaejoong había venido a verme, después de tanto
tiempo al fin veía su cara.
Me sonreía con aquella sonrisa
tan tierna y me miraba con sus ojos de una manera un tanto sexy recorriendo
todo lo que se ponía a su altura hasta dar con mis ojos y fijarlos en mí. Me
puse colorado, se le veía caliente, demasiado caliente y yo con esa imagen que
mis ojos observaban noté como mis mejillas se sonrojaban.
Sonreí nerviosamente al escuchar
como el timbre sonaba y nos marcaba el inicio de las clases. Tenía ahora un
parcial y era hora de irme. Me tenía que despedir de él, pero parecía no tener
intenciones de soltarme.
Me agarró al ver como intentaba
hablar y me tapó la boca con un beso en los labios. Sabía dulce con un regusto
a café con leche y bollería de chocolate. Introdujo su lengua dentro de mi
cavidad, realmente quería algo y estaba totalmente ansioso por ello.
Tragué saliva al ver como la
cosa se ponía dura contra mi cuerpo y entendí que no me dejaría ir fácilmente.
- Vamos... quiero llevarte a un
sitio...
No supe decirle que no, hacía
tanto tiempo que no lo veía ni podía hablar con él que no le había contado que
ese día tendría varios parciales importantes. Pero a medida que iba andando con
él me daba cuenta que los exámenes iban cada vez importando menos. Mi muñeca
estaba bien agarrada por su mano y me hizo subirme con él en su moto. Me puse
el casco y no dudé en aferrarme a su cintura. Mi nerviosismo estaba empezando a
aflorar.
El motor rugió y salimos
rápidamente de aquel lugar. Como dos indomables rebeldes recorrimos las calles
de aquel distrito de Seúl llegando al fin a un motel.
Mi corazón estaba a punto de
estallar. Sabía sus intenciones desde el momento en que lo reconociera al
chocar con él, más de una vez me mirara así y siempre era para lo mismo. Me
sentía tan débil que no podía siquiera reaccionar y obligarlo a llevarme de
vuelta a la universidad.
Ya tenía la llave por lo que no
tardamos nada en dirigirnos al cuarto y entrar.
Fue escuchar la puerta cerrarse
lentamente y sus pasos acercándose a mí que sentí miedo, el miedo que siempre
se apoderaba de mi cuerpo por culpa del pánico que sentía al ser tomado por él.
Como bien supiera mi hermanastro
con sólo mirarme a los ojos, pudo sentir como mi pánico de aceptarme tal cual
era, fuera lo que me hiciera mantendré oculta mi orientación sexual hacia mi
padre; al mismo tiempo que mentirme a mí mismo y retrasar siempre mi primera
vez con mi novio.
Sentí sus manos por mi pecho
como agarraban las dos tiras de mi mochila y las sacaba lentamente de mí. Su
nariz se acercó a mi pelo y sentí respirar el aroma que mi pelo emanaba y que
tanto decía que le excitaba. Lo volví a sentir, pegado a mi cuerpo agarrándome
con aquello allá abajo tan duro y rozándome bajo la ropa.
Pronto sus labios empezaban a
besarme el cuello y nerviosamente intenté sacarle conversación, preguntándole
como estaba, riendo mientras me hacía cosquillas con su nariz. No me sentía
preparado y no quería hacerlo todavía era demasiado pronto...
Cerré mis ojos al sentir como su
mano se introducía por mi pantalón y agarró mi miembro. Jaejoong estaba decidido.
Sus caricias me erizaban la piel
y me fui sintiendo débil a cada toque que me proporcionaba más y más placer a
cada instante, haciendo que jadease cada vez más descompasadamente.
- Jae... yo...- me mordí el
labio, pero me impidió seguir pronunciando palabra al atraparme los labios con
los suyos.
Era tan apasionado, como una
fiera, un lobo que quería comer a esta inocente caperucita. Me tenía
conquistado, era frágil al sentir su toque, por esos labios al final acabó
dirigiéndome a donde él quería llevarme, a la cama.
Me tumbó deshaciéndose de mi
ropa salvajemente arrancando mi camisa y pantalón de un tirón, dejándome con
sólo el calzoncillo a medio sacar.
Aquella escena no podía ser más
subida de tono. Sin apenas hablar, la ropa de la cama revuelta, con él encima
de mí y yo casi en el cielo, jadeaba al sentir sus labios dirigirse por mis
abdominales acercándose peligrosamente a mis partes erectas bajo aquella
prenda.
Lo miraba atentamente mientras
mis sentidos me hacían recuperar la cordura, lo veía centrado en conseguir algo
por lo que estaba tan ansioso, conseguir que dejara que entrara, algo que no lo
consiguiera antes.
Empecé a sentirme incómodo y mi
cuerpo reaccionó solo intentando que parase lo que quería hacer, mi mente me
impedía seguir con aquello. Aunque tenía un examen ya suspenso, no quería
suspender el resto por lo que mi propósito en pararlo lo descentró. Y volviendo
encima de mí fue calmándome con un
"shh" de sus labios.
No quería, no podía todavía, no
era el momento para aquello... ¿En que pensaba, solo con la polla o como era
eso?
Me molesté e intenté que me
soltara y que se echara a un lado para poder irme. Pero me agarró las manos y
se puso entre mis dos piernas mirándome fijamente a los ojos.
- ¿Porqué siempre tengo que ser
yo el que tenga que intentar que pase algo entre los dos?...- me soltó viendo
como lo atendía y cambiaba mi expresión facial- ¿Acaso no me quieres?... si
esto no es recíproco... si sólo doy yo en esta pareja... deberíamos
replantearnos el romper esto...
Jaejoong me miró con pena y me
soltó echándose a un lado y dándome la espalda, sentado con los codos en sus
rodillas y mirando al suelo. Rato nos quedamos callados y yo luego intenté
reaccionar y sentarme en la cama viendo lo serio que estaba. Me sentía culpable
por ser incapaz de entregarme a él, pero lo quería, claro que lo quería.
- Estoy cansado de que no te
pueda ver, ni contactar contigo y siempre tiene que ser así... que fuera a
escondidas de tu padre todavía lo puedo entender... pero ese hermanastro tuyo...
¿Qué derecho tiene sobre ti?... me vuelve loco de sólo pensarlo...
Vi como echaba las manos a su
cara para masajearse sus sienes. Tenía mucha razón, él siempre queriendo
contactar conmigo y yo con mi hermanastro como escusa ocultando el verdadero problema,
que temía que mi padre no aceptase que yo era gay...
Tenía un lío tremendo en la
cabeza, pero lo que menos quería era que pensase que yo no lo quería de verdad.
Me sentí tan culpable al verlo así, de verdad no era consciente de lo
abandonado y dolido que lo tenía. Tenía que terminar con la dictadura de mi
hermanastro Hyung lo antes posible y sobretodo dejar de tener eses miedos que
tanto se apoderaban de mí. Todos en general.
Me acerqué a Jaejoong y lo
abracé por detrás, le besé su hombro y me aferré a él con fuerza haciendo que
él se irguiese y sentase para mirarme.
- Lo siento... soy un cobarde...
la culpa es mía...- bajé mi cabeza y él la levantó para mirarme a los ojos
fijamente, eses ojos tan tiernos y comprensivos me conocían más que yo mismo.
Se acercó a mí y me dio un pico
suave en los labios. Me sonrió y me llenó de besos por la cara posteriormente
haciendo que volviese a caer rendido en la cama con él encima. Pero no era
momento de hacerlo, no cuando tenía los parciales.
No tardó en notar mi impaciencia
por irme a examinarme que lo hice reír a carcajadas. Era un Geek, podía ser
sociable y tal... pero para mí aprobar... era más que vital. Y ya estaba
histérico por no haber podido presentarme al primero.
Nos vestimos a toda prisa, yo
más que él lógicamente; y me llevó de vuelta a la universidad. Todavía podría
presentarme a los siguientes exámenes después del primer descanso.
Me dejó en la puerta de entrada
y vi a mi amigo Yunho a lo lejos sentado en un banco con la mochila entre las
piernas y un portátil al lado de él mientras bebía zumo de naranja y comía un
sándwich y hacía muecas con su nariz nada más verme entrar.
Me esperaba una buena
regañina...
Me despedí de Jaejoong con la
mano y vi como se iba, entonces me giré y fui directo junto a mi amigo que me
miraba con cara acusatoria mientras bebía aquel zumo de naranja por la pajita.
Me senté a su lado sintiendo los ojos fijos en mí y carraspeé mi garganta
mientras intentaba sonreírle con una mini sonrisa.
Era incapaz de saber disimular...
Me examinó de arriba a abajo,
desde la corbata hasta los botones de la camisa e incluso los pantalones y los
zapatos. Terminó de beber y puso morritos mientras tragaba el líquido y una vez
bajó por su garganta me dijo.
- Tú has follado...
Me puse colorado mientras me
sobresaltaba con su acusación y le negué una y otra vez que no hubiera hecho
nada con Jaejoong, pero él negaba con su cabeza, no quería escucharme y se
limitó a ignorarme. Lo conocía, le pasaba como a mí, era demasiado estudioso y
suspender un examen por no presentarme era como herejía en nuestro mundo.
Estaba decepcionado conmigo y muy profundamente.
Al final me pasé el descanso sin
apenas probar bocado y sólo dándole explicaciones que no quería escuchar. Ya
era hora de hacer el primer parcial para mí...
---
Después de todo un día de
parciales, me encontraba mentalmente cansado, como si tuviera el cerebro
drenado, algo que jamás me había ocurrido y no fuera por haberme desconcentrado
por culpa de la escapada mañanera.
Sólo había un culpable... Y ese
era mi hermanastro.
- ¿Que tal los exámenes?
Lo miré con asco nada más
meterme al coche y lo ignoré girando mi cara y mirando fuera sin siquiera
dirigirle la palabra. Lo justo...
- Bien...
Mentía como un bellaco, claro
que no fueran bien... ¡HABÍA SIDO HORROROSO! Me sentía hundido, estaba seguro
que iba a suspender o incluso bajar mis notas por culpa de su incesante
inquisición, una dictadura a la que tenía que hacer frente o si no se
apoderaría de mí poco a poco.
Me había abducido y tenía
control sobre mí, pero nunca más. Estaba decidido a atacarle con todas las
armas, y si tenía que enfrentarme al hecho de admitir públicamente que era gay
perdido lo haría.
No sabía la que le esperaba a
aquel rubiales. Ese fin de semana sería la guerra.
Nos dirigimos directos a casa
sin parar en ningún lugar y yo me sentía molesto de tenerlo al lado, siempre
controlando y leyendo ese libro sin parar. ¿Que leía que lo tenía tan
ensimismado?
Me atreví a girar mi rostro un
momento e intentar ver que era lo que estaba leyendo. Levanté un poco la vista
y no entendía nada de nada de lo que estaba leyendo...
Me fui acercando
disimuladamente, sin darme cuenta que me acercaba demasiado; hasta que pude
leer lo que ponía en ese libro. Abrí mis
ojos como platos, Pero... que... ¿LATÍN?
No supe controlarme y me acerqué
tanto que hasta agarré su libro y pensé en alto...
- ¿Latín?... ¿Que hace este
rubiales leyendo latín?- lo miré demasiado cerca sorprendido y vi como abría
sus ojos como platos- ¿Que eres un cerebrito o algo por el estilo?
Su mirada empezó a mirarme de
manera rara y vi como una sonrisilla se dibujó en sus labios. Eso no era buena
señal.... me di cuenta que había actuado sin querer llegar a ese extremo.
- ¿Rubiales?...
Me separé viendo esa sonrisa y
me puse colorado, cerró el libro y volví a conseguir que su mirada se fijase en
mí mientras se reía en bajito.
Disimulaba mirando tras la
ventana a todo lo que se pasaba. Lo ignoraba todo rojo por mi comportamiento,
era raro, me sentía tan extraño a su lado y sobretodo odiaba que me mirara de
esa manera, sólo hacía acelerar mi corazón cada vez más y más rápido, ni
siquiera mi novio me había puesto así de nervioso cuando me acorralaba...
¿Sería el miedo?
Ensimismado en mis propios
pensamientos no me di cuenta de habían llamado a mi hermano y que tan pronto
mencionó algo que me resultó raro me giré y vi como colgaba.
Miré a mi hermanastro Hyung
viendo como bloqueaba su móvil y como me miraba diciéndome que "habían
llegado bien". Me quedé pensativo por un momento. ¿Quien?...
Mi hermanastro me vio con las
cejas levantadas y ladeó su cabeza mientras me miraba.
- Mamá y tu padre... que ya han
llegado bien a las Bahamas...
Me había perdido algo... ¿Como
que Bahamas? ¿Como que habían llegado bien?
El coche se paró frente a la
puerta de entrada y los dos bajamos, pero yo raudo me puse al lado de mi
hermano que iba con el libro de Latín en la mano y le pregunté de nuevo por
aquella llamada. Subimos las escaleras de la entrada y fue llegar arriba que se
dio media vuelta y me miró fijamente.
- ¿Porqué razón estaría aquí si
no?... ¿Acaso no escuchas cuando los demás te hablan?...
Hizo un parón y entró con cara
de indignado en casa. En serio no entendía nada, estaba más perdido que una
aguja en un pajar. Pero no hizo falta decir más sobre el tema porque fue mi
hermano y no otro que me hizo recordar una conversación en la que yo había
estado hablando por el kakaotalk con Jaejoong haciendo caso omiso de lo que mis
padres me decían.
- Yo estoy aquí para cuidar de
ti... esperaron que tuviera terminadas mis clases para así poder terminar mi
tesis en casa... aquí en Corea y hacer de niñera mientras ellos iban de luna de
miel...
Se paró y girándose me miró.
¿Ahora estaríamos los dos solos?... Ahora ya no tenía ataduras morales para
tener que acatar sus órdenes por no descontentar a mi padre y su esposa.
Ahora le devolvería lo que me
hiciera pasar durante todos estos días.
No sabía quien era Shim Changmin.
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