No
te vayas de mi lado jamás
Seguía
sin poder explicar mi comportamiento con mi Hyung, pero me atraía de una forma
inexplicable, como si fuera un imán; y lo más extraño era que nunca se me
negaba a nada. Aunque me sintiera extraño en un inicio al día siguiente de
despertarme, él me trató con tanto cariño que se hizo algo normal los días
siguientes. Apenas pisaba mi cuarto para dormir y aunque él estuviera atareado
con su tesis yo me metía en su cama esperando por él así una vez meterse dentro
para abrazarlo después y darle las buenas noches. Me sentía tan protegido, aún
sacándole casi una cabeza en el alto; notaba como estar más seguro entre sus
brazos. No sabía si era porque era mayor que yo pero me cuidaba y lo notaba, mi
cuerpo entero lo notaba.
Cada
mañana me despertaba dándome los buenos días con una caricia en mi rostro, era
tan cálido y delicado que me trataba como si me fuera a romper con su toque. Mi
respuesta siempre era la misma, al sentir su tacto sobre mi rostro sonreía con
los ojos cerrados y me acurrucaba un poco más hasta que me insistía en
despertar con su ronca pero dulce voz.
-
Changmin... te he traído el desayuno... ¿No tienes hambre?...
Sonreí
al escuchar aquella melodía que tenía por voz. Me negué y me acurruqué en cama,
se me hacía extraño no estar abrazado por él por lo que en un momento de
despiste abrí mis brazos y le pegué contra mi cuerpo, quedando él encima de mí.
-
Duerme conmigo un poco más Hyung...- decía en un gemido.
Junsu
se rió en bajito y yo me reí con él ¿Era gracioso suplicar a otro hermano que
estaba pegado al cuerpo de uno que durmiera más a su lado? Si, lo era, pero así
me sentía, quería pasar más tiempo con él así. Era tan agradable que quería
prolongarlo más hasta el punto de retrasar el desayuno, no me importaba.
-
Changmin...
Mi
hermano me estuvo llamando por el nombre entre risas hasta que le respondí con
cosquillas haciendo que quedase debajo de mí. Apoyé el codo de un brazo y la
mano del otro en la cama mientras lo miraba reírse y mirarme fijamente. Que
bonito era, tenía una sonrisa de anuncio, estaba tan apetecible que me relamí
mientras reía. ¿Porqué me humedecía los labios?... Mis ojos fueron fijos a su
boca que no dejaba de sonreír, sentí mi corazón extraño, como si me oprimiera,
no sabría decir con palabras como explicar ese sentimiento que corría por mis
venas, sólo sabía que quería probarlos de nuevo. En mi ensimismamiento noté de
nuevo como me pasaba los dedos por el pelo poniéndolos detrás de la oreja. Me
sobresalté y le di una mirada tímida cuando sus ojos se fijaron en los míos. Si
supiera lo que su lujurioso Dongseng pensaba en ese momento me habría sacado de
encima de él. Sonreí tímido y fui apartando mi mirada de sus ojos con timidez.
-
Muy contento estás Hyung... ¿Has dormido bien?- decía algo avergonzando
sonriendo.
Mi
hermano siguió sonriendo y se fue calmando mientras me veía tímido. Esperaba su
respuesta mientras se limpiaba las lágrimas de las cosquillas que le diera. Ni
siquiera sabía que las tenía, malicié cuando pensé que podría servirme para
dejarlo como estaba ahora en alguna pelea o juego, debajo de mí...
-
Creo que el que ha dormido de maravilla has sido tú ¿No?...
Se
apoyó en los codos, acercando su rostro al mío. Cerró sus labios y yo suspiré
mirándolos fijamente. Pero me volvió a llamar en un susurro. Levanté mi mirada
y lo vi con sus ojos abiertos como platos, las cejas levantadas y los labios
apretados. Levantó más las cejas y seguí sin entender a que se refería. Vi como
bajaba su mirada y me miraba de nuevo levantando aún más las cejas.
-
Changmin...- se mordió los labios intentando no sonreír poniendo la boca de
lado- Me la estás clavando...
Al
escuchar eso no comprendí y fui repitiendo palabra por palabra de lo último en
plan pregunta hasta que miré a donde miraba y noté como estaba empalmado y con
ella pegada al muslo de mi hermano. Mi siguiente reacción fue de risa, como en
una comedia me asusté sobresaltado todavía encima de él, me miré, lo miré, me
miré de nuevo y al escuchar mi nombre y como se me acercaba más me sobresalté
pegando un brinco, seguido de otro al ver como se me acercaba más y me asusté
tanto que acabé cayendo de la cama besando al suelo y notando como mi erección
me estaba matando. Gruñí por el dolor y escuché como mi hermano me llamaba y
preguntaba si me encontraba bien. Que vergüenza más grande.
Me
había puesto cachondo... y no lo había notado.
Sentía
como mi hermano se acercaba desde la cama y yo me quedé tumbado. No sabía que
hacer me sentía tan avergonzado por aquello que no estaba seguro de lo que
pensaría mi Hyung al haberme empalmado todo. Me daba golpetazos mentales a mí
mismo por no haberlo notado antes hasta que se la clavé. Cerré mis ojos al
escucharlo ya cerca de mí diciéndome que me dejaba el desayuno y luego nos
veríamos que se iba a hacer algo de ejercicio para dejarme en mi intimidad.
Escuché
como bajaba de la cama y se iba cerrando la puerta tras de él. Minutos después
me cercioré de que se había alejado asomando mi cabeza por encima de la cama;
miré para ver si no estaba y así era. Suspiré y me golpeé pero esta vez de
verdad en toda la frente. Maldita sea, me había empalmado después de retozar
con Junsu en la cama, era un depravado... cómo podía pensar en... tener algo
con él... estaba tan confundido... Me senté en el suelo apoyando la cabeza en
el colchón y suspiré posteriormente.
-
Esto está mal... es tu hermanastro por dios... ¿Que pretendes Changmin?
Me
preguntaba a mí mismo todo aquello que tenía revuelto en mi cabeza y mi
corazón. Me abrazaba sintiendo como el calor de su cuerpo se había ido de mí y
suspiré. Apoyé los brazos en mis rodillas abrazando mis piernas y cerré mis
ojos para centrarme. ¿Que era en realidad lo que quería de él? quizás estaba
confundiendo el cariño que sentía hacia su persona con mi necesidad de ser
querido de verdad. Lo ponía de escusa por tener ese afecto que me faltaba de
Jaejoong y que me demostraba diariamente mi hermano. Estaba mal.
-
Pero es tierno y dulce... se porta tan bien conmigo.... es cariñoso... y...
besa tan bien...
Hablaba
conmigo en alto, como si estuviera buscando excusas para convencer a mi
conciencia de que no estaba mal. Me mordí en labio bajando mi mirada para ver a
mi amigo despierto, tragué saliva y decidí terminar con aquello.
Me
levanté del suelo y fui al cuarto de baño que había allí. Prácticamente me
aseaba en ese siempre y dormía con mi hermanastro en su misma cama. Pero esa
sería la última vez.
Entré
en la ducha abriendo el agua fría, necesitaba despertar de aquella tontería que
se me había metido en la cabeza. Me repetía una y otra, y otra vez que no podía
ser, que ahora éramos hermanos. Y en ese instante deseé con todas mis fuerzas
que no hubiera pasado lo de la cocina, jamás andaría con tantas dudas, ya que
fue desde ese preciso instante en que mi mente comenzó a tontear.
-
Ojala... no hubiésemos acabado siendo hermanos...
Apoyé
mi mano en la pared y dejé que el agua recorriera mi piel helándola. Cerré mis
ojos, los pensamientos tendrían que irse con el agua, yo cortar tanto
acercamiento con mi hermano y centrarme en Jaejoong, ya fuera continuar la
relación o cortarla, hablar con él seriamente o algo, no encontrarme en el
limbo así. Pero no tenía ganas de llamarlo, no ahora... prefería primero
aclararme las ideas y centrarme en hacer lo correcto.
Mis
pensamientos se vieron interrumpidos cuando un toque en la puerta y mi nombre
posteriormente se escucharon detrás. Mi hermano estaba allí.
Le
pedí un momento para cerciorarme de que se había calmado aquello y en lo cierto
se bajara. Suspiré y fui a por la toalla la que enganché en mi cintura.
Conté
hasta 10 varias veces y abrí la puerta para encontrarme a mi hermano con la
cara sudada y el pelo mojado. En verdad se había ido a hacer ejercicio. Me
acercó el teléfono móvil y me lo dio mientras ponía cara de sorprendido. No
hizo falta preguntar quien me llamaba ya que al ponerlo en la oreja lo escuché
perfectamente. Jaejoong, en el que previamente pensaba, me llamaba para
disculparse con su comportamiento, quería que le dejara volver a casa y así
presentarle sus disculpas a mi hermano.
Yo
levanté la vista para ver como mi hermano me sonreía y me pedía paso en el
cuarto de baño, yo asentí y vi como cerraba la puerta cambiando su expresión
por un instante. Justo ese segundo fue que pude notar algo que no me quería mostrar,
su estado de ánimo. Él sabía que era Jaejoong ya que había sido él quien me
trajera el móvil, y no quería verme preocupado guardándose todo dentro. No me
gustaba que estuviera así, tenía razón en cuanto Jaejoong era un poco especial
y de hecho que me llamara días después seguramente era porque recapacitó por lo
hecho.
Cuando
me volvió a preguntar por lo de venirse a casa yo le di permiso siempre que se
portara bien. Se alegró dándome las gracias y pidiéndome perdón por su
comportamiento una y otra vez. Agarré mis cosas y me fui al cuarto, realmente
necesitaba aclararme con Jaejoong. Le dije que lo llamaría más tarde para
decirle la hora en que viniera a vernos y aceptó mientras decía esperarme.
No
podía aventurarme a decirle cualquier hora, o invitarlo a comer y que mi
hermano estuviera mal a gusto. Me debatí que hacer antes de terminar de secarme
y vestirme. Tenía que hablarlo con mi hermano primero y desayunar. Me vestí con
un chándal azul marino y fui a su cuarto pero ya no estaba ni siquiera la bandeja
que había preparado para mí despertar. Bajé las escaleras después de ver que no
se encontraba en el primer piso y decidí irme a la cocina directo, seguramente
estaba allí con mi desayuno.
Entré
sigilosamente mientras veía como recogía los cacharros y los lavaba. Acto
seguido fue directo a mi bandeja para guardar mi comida en la nevera pero le
paré antes de que lo hiciera mientras agarraba su mano y lo hacía
sobresaltarse.
-
Lo siento... con la llamada de Jaejoong se me fue...
Mi
hermano me miró y sonrió asintiendo, devolviéndome la taza de chocolate. Lo
miré y medio sonreí bajando mi cabeza apretando mis labios. Miré a lo que me
había preparado y sonreí con una sonrisa amplia.
-
Realmente es demasiado...
Dejé
la taza en la bandeja y vi como me preguntaba si era demasiada comida,
preguntándose que haría ahora con los restos. Pero yo no le dejé pensar más
sobre eso y le interrumpí.
-
Realmente... es demasiado lo que haces por mí... no deberías mimarme tanto...-
hice una pausa y proseguí fallándome la única neurona que tenía- me voy a
acostumbrar y luego no querré que te separes de mí jamás...
Mi
mente habló por mis labios más de lo acordado y me puse rojo como un tomate
cuando vi que abría los ojos como platos asombrado por mis palabras. Empecé a tartamudear
intentando que no sonase como sonara y le vi cambiar progresivamente las
expresiones faciales hasta poner una pequeña sonrisa en sus labios mirándome
con la ceja levantada. Cada vez metía más la pata al explicarme, me ponía cada
rato más nervioso y él lo notó, por lo que me hizo distraerme al untarme,
inesperadamente; nata en la punta de la nariz y me sonrió diciéndome que
parecía un payasete.
Se
me bajaron todas las defensas. Miré mi nariz bizco y me eché a reír. Mierda...
¿Por qué era tan malditamente... encantador? Me reí chupando la nata de mi
nariz y asentí cuando dijo que entonces desayunara y aprovechase mientras
estuviera.
Di
la vuelta a la mesa y agarrando un taburete me maravillé por mi desayuno. Era
una taza de chocolate con nata montada, que con el calor se había fundido
formando surcos de tonos más claros, al lado una copa de frutas con nata y
sirope de fresa, magdalenas y roscos glaseados cubiertos con virutas de
chocolate. De verdad... ¿Por qué no se dedicaba a la repostería? Estaba
buenísima y haría miles de ventas ganando muchísimo dinero.
Pero
por otro lado pensaba, que si hacía un negocio lo vería menos y lo que era
exclusivo para mí sería compartido... Me paré a tiempo de darle esa idea;
prefería ser egoísta y quedarme todo para mí. Mi hermanito repostero.
Sonreí
divertido pensando en que si seguía atiborrándome así un día me pondría como
una bola. Lo miré mientras seguía ordenando la cocina y entonces sentí como si
algo dentro se me hiciera un hueco, mi rostro cambió su expresión, mi sangre
comenzó a helarse... ¿Que pasaba si llegaba el día en que encontrase a alguien
y no estuviera más a mi lado? Sabía que no tenía novio, ya que nadie lo
llamaba; ni siquiera el hijo del jardinero volviera a acostarse con él. Comía
pensando miles de cosas, mirándolo de vez en cuando y añorando que todo eso que
me pertenecía le perteneciese a otro.
Yo
lo quería para mí...
Abrí
mis ojos como platos al darme un vuelco el corazón, tragué saliva y escuché
como latía de rápido en mis oídos. Levanté mi vista y le eché otro vistazo...
¿Realmente
me dolía tanto en pensar aquello?... ¿De verdad lo quería para mí, sola y
exclusivamente?...
Mi
mano se fue sola al pecho y noté con el tacto lo alterado que estaba, me iba a
estallar, salir por la boca. Pero mi tenedor cayó contra la bandeja provocando
que mi hermano se girase extrañado por aquel ruido inesperado y me llamó
incesantemente con su voz ronca hasta que levanté mi vista mirándolo fijamente.
No
podía ser...
-
Changmin... ¿Ocurre algo?... ¿No te ha sentado bien tanto dulce?
Me
miró preocupado, yo asentí y luego negué; me puse colorado y volví a comerme el
desayuno algo más apurado. Bajé mi mirada cerrando mis ojos fuertemente
después. Realmente dolía, ¿Pero porqué tanto?... Maldito corazón...
Dejó
lo que estaba haciendo y sentí su mirada fija en mí mientras se sentaba
enfrente con los brazos cruzados y apoyados en la mesa.
-
¿Seguro... que estás bien?
Asentí,
mi mano en mi pecho temblaba e intenté fingir que me rascaba. Fui al vaso de
zumo y me lo bebí de un trago casi ahogándome después. Raudo mi hermano se
apresuró y me dio golpecitos en la espalda para que tragase. Me había puesto
tan nervioso que no le encontraba lógica a todo aquello... Por dios era mi
hermano...
Sus
manos comenzaron a acariciarme la espalda y su voz melosa me seguía preguntando
si me encontraba mejor, yo asentí, como pude le di las gracias y le sonreí
tímido. Siguió allí de pie a mi lado preocupado sabiendo que algo pasaba, lo
veía.
-
¿Changmin... hay algo que quieras contarme?
Inquirió
haciendo que no supiese salir de ese aprieto, ¿Que le iba a decir?... ¿Hyung,
me gustas, no quiero que tengas una vida porque te quiero solo y enteramente
para mí? Estaría chalado...
-
¿Es referente a algo de Jaejoong?
Con
esa pregunta se me encendió la bombilla, a ver si colaba.
Asentí,
vi como suspiraba y me miraba raro diciéndome que le contase esa cosa que tanto
me ponía nervioso. Me sentí algo más aliviado aunque seguía notando como sus
ojos me juzgaban, sentía que no le decía la verdad, en sus ojos lo veía, pero
no parecía quererme insistir demasiado en el tema.
Le
expliqué lo que Jaejoong quería de ambos y le pregunté si le parecía bien que
viniese a casa, sólo necesitaba saber la hora que era aceptable que mi novio
llegase. Pensó durante unos segundos y dijo que viniera a tomar la merienda que
iba a preparar algo delicioso para mi novio, siempre que me pareciese bien. Yo
asentí sonriendo y lo miré sonreírme mientras me indicaba que comiese todo y
que no dejase nada. Engullí mi desayuno con hambre de nuevo aliviado ya que no
me había dado una negación, mientras aprovechaba y le mandaba el mensaje con la
hora.
Lo
que vino después fue mi hermano preguntándome por los gustos de Jaejoong y yo
le dije que no era mucho de dulce, que le gustaba más lo salado. Pensó y pensó
que hacer hasta que al final se le ocurrió, de paso me preguntó que cena se me
apetecía hoy y yo como una foca dando palmas no se me ocurría otra cosa que
canelones de espinacas, lo repetía una y otra vez viendo como sonreía y se
echaba a reír por mi cómica petición.
Una
vez terminé, le ayudé a limpiar los platos, luego hicimos la colada y recogimos
la que estaba a secar viendo como el cielo se ponía cada vez más oscuro.
-
Hoy no parece que vaya a hacer bueno...
Mi
hermano negó con la cabeza y ambos nos metimos al interior esperando que no
empezase a llover de golpe. Pusimos la secadora en su lugar y fregamos la casa.
Nos pusimos como verdaderas sirvientas arreglando todo e incluso limpiando los
cuartos y los baños. Durante ese tiempo ocupados mi mente recordó algo que
estaba buscando encontrar desde hacía tiempo, se me encendiera la bombilla y
necesitaba tenerlo ocupado mientras yo trazaba un plan en mi mente.
Habíamos
trabajado toda la mañana ya que nuestros padres llamaran temprano en la mañana
para avisar que en dos días estarían de regreso por lo que teníamos que dejar
todo impecable. Pero cuando se acercó la hora de la comida yo me ofrecí para
hacerla. Mi hermano se sorprendió, realmente no tenía tanta maña como él
cocinando, pero poniendo la escusa de su tesis asintió al hecho de que en
verdad le hacía falta el tiempo para reordenarlo y me lo agradeció ya que según
él tenía que dejarlo todo preparado. No entendía a que se refería con dejar
todo preparado... pero en ese momento mientras estuviera ocupado me valía.
El
plan sólo acabara de comenzar, era mi momento de agradecerle tanto cariño.
Horas
mas tarde ya tenía la comida a punto de servirse por lo que fui a su cuarto
directo a llamarlo. Mientras iba subiendo las escaleras podía escuchar como
estaba abriendo y cerrando cajones. Me preguntaba que estaba haciendo tan
sumamente ocupado. No quería molestarlo, seguramente estaba loqueando con
aquella tesis, por lo que sólo di un golpecito en la puerta, le avisé de que la
comida estaría lista en unos minutos y cuando pudiera bajar se la serviría para
comer juntos. Escuché como me decía que bajaba en nada y yo fui más contento
que unas pascuas para la cocina de nuevo, raudo y veloz para que no se me
pasasen los fideos que tenía en el fuego.
No
era cocinillas, pero aquella comida que tanto le encantaba a mi hermano, la que
le hacía sonreír cada vez que la probaba, volviera a mi mente de golpe,
recordando al fin que tanto le gustaba y me había martirizado en recordarlo.
Era una especialidad de udon caliente, el estilo Nabeyaki. No sabía si me
saldría bien o si sería desastrosa la sopa ya que no estaba seguro de hacerla
bien al mirar las recetas online. Sólo esperaba que esta vez al menos fuera
comestible.
Estaba
nervioso, y por desgracia algo torpe. Cerré mis ojos cuando lo vi entrar por la
puerta, al instante noté como se acercó a curiosear lo que tenía en el fuego,
pero antes de que viese nada me puse en medio y lo fui apartando para que se
sentase en su asiento y esperase a que le sirviera todo. Destapé la sopa y
serví los fideos con su acompañamiento y decoración, le tapé con la tapita del
cuenco y se lo serví en la mesa después de sacar bebida para ambos.
Al
sentarme en la mesa le di el permiso para ver que era lo que allí había. Su
cara llena de sorpresa con una sonrisa fue lo que me llenó el hueco que antes
había tenido mi corazón. Se le veía tan feliz al ver como le había hecho su
plato favorito que no encontraba palabras para expresar su agradecimiento.
-
Hyung... esto es para devolverte el cariño que me has dado hasta este momento-
me reí- me costó recordarlo... con lo en mi mundo que estoy... siéntete
afortunado... para mí también eres alguien especial.
Le
sonreí con una cara de embobado al decir esas palabras, que el rostro de mi
hermano me miró cambiando de forma gradual su expresión, notaba melancolía,
como si me quisiese decir algo, cosa que no atinaba a decir hasta que bajando
su cabeza me dio un gracias.
Sonreí,
se veía tan tierno, creía realmente que ese detalle lo había emocionado, lo
cual me hizo sentir que le había devuelto una parte pequeñita de toda la
paciencia que tuvo conmigo.
Esperé
a verlo comer y pensaba como sería su reacción al probarlo. Yo en realidad
todavía no había probado bocado ni siquiera probara el sabor de la sopa para
saber si estaba en su punto. Me tenía en ascuas. Dio un sorbo a la sopa, se
quedó probándola por un rato y volvió a probarla de nuevo, me iba a salir el
corazón por la boca. Viendo que apenas ponía atención a mi plato, mi Hyung
levantó al mirada y me dijo las palabras mágicas que sacaron todas las dudas de
mi mente "Está buenísimo". Rápidamente probé el sabor del udon y en
lo cierto estaba que sabía a gloria. Tapé mi boca con las manos maravillándome
de lo que había hecho. En mi mente pensaba "¿Suerte del principiante o
esto es porque lo hice con cariño?" y me puse rojo... realmente fuera así.
Suspiré
y él me devolvió la sonrisa para luego cambiar su expresión a la misma de la
mañana al meterse en el baño ¿Sería por lo de Jaejoong? Sabía que no le hacía
gracia, pero... ¿Y si era por algo más?
Con
mi voz suavizada lo llamé y este me contestó con un "Mm..." mientras
comía los fideos y los masticaba. Tragué saliva y no dudé en preguntarle.
-
Junsu... ¿Que te pasa?...- hice una pausa breve y le volví a preguntar- ¿Hay
algo... que quieras contarme?...
Mi
Hyung levantó la mirada sin entender esas preguntas. Pero se le notaba
tristeza, ahora sabía que no era por la comida que le acabara de preparar. ¿Que
era lo que guardaba que no quería contarme? Él sonrió diciéndome según mi
parecer una excusa barata sobre la tesis. Ya lo había visto ofuscado, pero no
decaído por ello... No sabía porqué pero no terminaba de creérmelo. Asentí a lo
que dijera, diciéndole que cualquier cosa que necesitase de mí, me tenía a su
disposición. Sin embargo no hubo respuesta, sólo una sonrisa y un asentimiento
de cabeza. Me preocupaba...
---
Las
horas habían pasado después de la comida. Fuera una tarde normal entre recoger
las cosas, seguir ordenando la casa y preparar la merienda para la visita
programada. En realidad pasara demasiado rápido y yo ya me encontraba esperando
en la puerta principal a que Jaejoong en su moto viniera lo antes posible. Una
tormenta amenazaba nuestro cielo, me estaba preocupando, sabía cuanto Jaejoong
odiaba los rayos y sólo deseaba que llegase antes de que comenzasen a caer.
Llegó
más rápido de lo que había imaginado, justo cuando la lluvia empezara a caer
fuertemente. Dejó la moto en el garaje y por medio de una puerta de acceso al
interior de la casa nos metimos yendo directos al salón. El día había
refrescado con la lluvia y la casa se notaba caliente, con bochorno, uno de
esos días en los que sudabas con el mínimo esfuerzo.
Guié
a Jaejoong a la gran sala donde mi hermano nos esperaba con pastas recién
horneadas acompañadas de un té aromatizado; nos sentamos. Jaejoong pronto se
disculpó con ambos pidiéndonos perdón, aceptó el hecho de que se había portado
como un completo imbécil, nos miró a ambos con cara de esperar nuestro perdón y
yo fui el primero en disculpar su comportamiento echándome la culpa a mí mismo;
algo que con él me salía extrañamente natural. Después miró a mi hermano que
tenía que enfrentar tanto la mirada de pena de Jaejoong como la mía expectante,
aunque ya sabía que le había perdonado. Junsu suspiró aceptando sus disculpas,
pero necesitaba primero dejar sus impresiones y que Jaejoong respetase la casa
donde vivían los padres de ambos, dándole varias pinceladas de lo que era un
consejo para que no cometiese los mismos errores de nuevo.
El
ambiente al final se logró calmar y yo me ofrecí a traer un tentempié que con
mi hermano habíamos preparado, unos saladitos de acompañamiento para así
merendar. Jaejoong sonrió emocionado por probarlos y yo fui raudo a por ellos.
Estaba feliz, parecía como que Jaejoong había sido medio aceptado por mi
hermano, eso ya era algo positivo.
Pasaron
largos minutos entre que fuera a por la fuente y regresé de nuevo junto a
ellos. Al llegar al salón vi como ambos estaban callados y mirándome fijamente
al entrar por la puerta. Me extrañé y me eché a reír diciendo que sino estaba
yo no había tema de conversación, cosa que hizo a Jaejoong sonreír y mirarme
con una cara un tanto lujuriosa delante de mi hermano. Me senté en la silla y
vi como éste me pasaba el brazo por los hombros acariciándome el brazo, siendo
cariñoso y meloso mientras me daba un beso en los labios al ver la maravilla de
lo que sería la merienda. Su beso fue un poco demasiado pasional para donde nos
encontrábamos, no creía que fuese el comportamiento correcto de alguien quien
se supone tiene a alguien ajeno de público, con nada más y nada menos que mi
hermano delante. Me sentí un poco bastante violento con su reacción y traté de
ser lo más natural posible riendo mientras miraba a mi hermano que solamente
sonreía con media sonrisa.
El
resto de la tarde fue igual, hablando de temas triviales mientras comíamos.
Pronto
llegó la hora de la cena y mientras Jaejoong y yo poníamos la mesa, Junsu Hyung
se ocupaba de preparar la comida. Ese momento lo aproveché para recordarle sus
modales, que no era lo correcto actuar así incluso aún sabiendo mi hermano que
Jaejoong era mi novio. Le reproché unas cuantas veces y le pegué en el brazo
molesto otras tantas hasta que llegó Junsu con la comida. Nos sentamos los 3
ahora a hablar más sobre la historia de cómo mi hermano y yo acabáramos siendo
familia, que hizo que ambos compartiéramos más conversación que con Jaejoong,
el que parecía que aquello le importase un reverendo pepino.
El
tiempo pasó y pronto se hizo de noche con la tormenta ya encima de nosotros.
Los truenos empezaron a hacer un gran estruendo en el exterior, teníamos que
cerrar todas las puertas y ventanas mientras no se iba la tormenta. Yo con
ayuda de Jaejoong fuimos revisando todos los cuartos hasta incluso cerrar la
puerta del portón exterior por si se iba la luz y no se abriera con el viento,
apañando así una mojadura por los torrenciales de agua que estaban cayendo. Esa
noche Jaejoong se quedaría con nosotros a dormir.
Mi
hermano había quedado en la cocina recogiendo y no quería que le ayudase ya que
el invitado era algo más que eso para mí y debía estar haciéndole compañía. Le
agradecí aquello y sin más nos despedimos hasta el día siguiente.
Cuando
fuimos a uno de los cuartos de invitados para que Jaejoong durmiera allí, y
mientras se duchaba, le preparé la cama dejándole uno de mis pijamas encima de
ella, yendo directo a mi cuarto después tan rápido como escuché que Jaejoong
había terminado de ducharse. Hice lo mismo que él en mi propia ducha y cuando
salí lo vi allí sentado con el pelo húmedo y el pijama que le dejara para él
puesto.
Me
sonrió y yo hice lo mismo. Estaba secándome el pelo con la toalla, llevaba el
albornoz e iba directo a por la ropa y vestirme en mi baño, pero Jaejoong me
paró en medio del recorrido agarrándome por atrás de la cintura. Me reí ante
aquello, estaba mimoso, odiaba como si fuera un niño los rayos que tanto
alumbraban el cuarto.
-
¿Ya eres bastante mayorcito para tenerles miedo a los rayos no te parece?- dije
divertido.
Jaejoong
se limitó a ponerme excusas baratas, de las cuales yo me reía ya que se notaba
que lo que él buscaba no era simple protección por miedo. Melosamente me
llenaba la oreja de maravillas como sólo él sabía hacer, sonreía como un idiota
al sentir sus labios en mi cuello, su agarre fuerte contra mi cuerpo y como me
subía la temperatura por momentos.
Seguía
sin sentirme preparado por lo que me di la vuelta apoyando mis manos en sus
pectorales bien formados y suspiré. Lo miré a los ojos y le rogué casi en un
susurro que no intentara nada más que sólo besos y algún revolcón con ropa,
estaba cansado de tanta limpieza y no me encontraba con ganas. Pero no entendía
como con sólo unas palabras consiguió vencer a mi firme pensamiento y ponerme
en la cama con él encima y ya posicionado entre mis piernas.
Me
hacía arder, era pasional y no se paraba por nada, ni siquiera profanar lo que
era la cama que pertenecía a otro. Le decía una y cien veces que me dejase ir
que no tenía ganas, pero cuando me lamía la oreja perdía el norte, era un
auténtico maestro. Jadeé sintiendo su mano colarse por debajo de mi albornoz
tocando mi intimidad con una destreza que añoraba la falta de ternura.
Esta
vez hablé, rogándole que fuera más cuidadoso, que no quería llegar más lejos
esa noche. Pero parecía no escucharme.
Su
lengua siguió el curso que delineaba como de costumbre cuando nos enrollábamos
siempre. Pasaba desde mi boca a mi mentón, seguía la línea de mi mandíbula
lentamente mientras daba chupones, algo que realmente le gustaba; llegaba a mi
oreja lamiéndola profundamente dejando un leve pellizco de sus dientes en mi
lóbulo. Me hacía querer más, y no podía ser. Seguía el recorrido trazado y
bajaba dando besos por mi cuello hasta mi clavícula, pronto con sus manos
maestras deshizo el nudo del cinturón de mi albornoz dejándome completamente
desnudo bajo él.
Me
miró fijamente con ojos llenos de deseo a los que era incapaz de resistirme, me
besó bruscamente y sentí molestia con eso. ¿Porqué tenía que ir tan a saco a
veces?... Podía ser algo más tierno...
No
sabía cuantas veces le había llamado por su nombre repitiéndole que no quería
hacerlo y que tampoco tenía condones para practicar sexo con él. Pero no me
hacía caso, seguía tocándome con sus manos. Las bajaba y subía rápidamente por
mi pecho y costado martirizando a ratos mis pezones. Yo apretaba mis ojos,
realmente quería hacerlo con él, pero cuando fuese algo más delicado.
Me
cansé de tener que estar repitiendo siempre lo mismo, lo agarré parándolo en su
empeño de seguir. Lo miré amenazante con el ceño fruncido y repetí que no,
recordándole de nuevo metiéndole en su cabeza llena de lujuria y cosas obscenas
que NO tenía condones.
Esa
vez si me escuchó pero en vez de asentir cesando en su intento de mojar el
churro, se echó a reír. ¿A caso era gracioso aquello? Pues yo no le viera la
gracia ninguna. Más bien me había molestado su comportamiento. Me apoyé en mis
codos frunciendo aún más mi ceño si cabía, tartamudeando y pidiéndole explicaciones
por sus risas las cuales me parecían fuera de contexto. ¿Acaso no hablaba
bastante claro?
Su
reacción me pilló de improvisto, me empujó contra la cama y me agarró las manos
fuertemente mientras iba acariciando mi costado bajando a mi muslo.
-
¿Realmente quieres que me ponga un condón cuando ya lo hicimos a pelo?
Changmin... haces que me parta de risa.
Su
risas inundaron el cuarto y a mi me chocó aquello. Claro que lo habíamos hecho
con protección y por supuesto que la había usado. ¿Porqué sino lo había dejado
allá en el suelo olvidado ese día?...
Me
helé recordando cada momento. Aquella sensación de explosión dentro de mí, como
si aquella invasión hubiera esparcido un líquido proyectado a presión en mi
interior. La viscosidad de aquella sustancia chorrearme por mi trasero al
levantarme y ese escozor tan molesto que me había hecho olvidar todo aquello.
Entonces...
¿A quien pertenecía aquel preservativo?... O mejor dicho... ¿Con quien lo había
usado Jaejoong?
Todo
se disipó, se volvió más claro cuando las imágenes de Jaejoong y Yunho
volvieron a mi mente, las miradas que se echaban, las nuevas gafas de Jaejoong
de pasta, el repentino cambio de look de Yunho y su constante mal humor cada
vez que Jaejoong aparecía en la conversación o estaba presente. El cepillo de
dientes que no pertenecía a ambos. Todos y cada uno de los detalles que quería
haber obviado, olvidado, dado la mínima importancia; ahora tenían más sentido
que lo que mi cabeza inventaba para no ver la realidad.
En
la cual mi novio me estaba poniendo los cuernos con mi mejor amigo.
-
No... ¡APARTA!
Sacando
las fuerzas de donde fuera que las tenía escondidas, le di un empujón seguido
de un rodillazo en su estómago el cual le hizo dejar mis manos. Yo aproveché
para escaparme de su agarre empujándolo en la cama, y rápidamente me puse de
pié cerca de la puerta pidiéndole con la poca educación que me quedaba que se
marchase de allí de forma autoritaria. Me até el albornoz como pude para no
empezar a darme de ostias con él, no valdría de nada partirle el rostro aunque
se lo mereciera.
Cuando
se levantó de la cama vino a mí y giré mi rostro mostrándole mi molestia,
intentó persuadirme para que le dejara quedarse, pero esta vez ningún truco
barato de los suyos le sirvió para nada. Me miró con cara de mala leche y se me
quiso encarar, pero yo fui igual de fiero y le empujé cerrándole la puerta en
las narices.
Al
dar el portazo y luego cerrar con llave la puerta de mi cuarto, me giré sobre
mí mismo, miré a la cama y sentí un puntazo en el corazón. ¿Porqué me había
engañado?... ¿Porqué Yunho?... Cómo se atrevía a llamarse mi mejor amigo y
engañarme después de tanto tiempo... ¿Cómo?... Mis lágrimas empezaron a brotar
de mis ojos sintiéndome tan sumamente engañado y traicionado al mismo tiempo que
se me encogió el pecho por estar tan sumamente ciego.
La
voz de Jaejoong me preguntaba porqué lloraba y que le dejase entrar. Pero no
recibía respuesta por mi parte y se dedicó a forcejear la manilla de la puerta.
No
quería verlo jamás...
Pero
sin esperarlo, una voz se escuchó al otro lado de la puerta, una voz
autoritaria y ronca a la vez que aguda pedirle con buenos modales al que
todavía era mi novio que me dejase en paz y respetase la casa donde estaba. Se
hizo el silencio después y escuché como unos pasos se alejaban de allí seguidos
de un sonoro portazo.
Levanté
mi vista mirando la puerta y seguí con mi rostro húmedo por aquello. Podía
notar la presencia de mi hermano al otro lado de la puerta. Seguía allí
protegiéndome. Escuché como se acercaba y se paraba, pero pronto eses mismos
pasos se alejaron de mí de nuevo marcando una distancia que lo llevó a su
cuarto.
No,
no quería que me dejase sólo, no esa noche. Lo necesitaba.
Abrí
mi puerta corriendo mientras mis ojos todavía lloraban y salí despavorido hasta
la de mi hermano, entrando de bruces encontrándome con algo que no esperara que
fuese tan pronto, helándome la sangre al verlo.
El
equipaje de mi hermano listo y ordenado al lado de la cama, con él cerrando la
cremallera de la última maleta que le quedaba por empacar.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario \(*O*)/ ♥ ♥
o más bien... deja tus pensamientos pervertidos grabados en esta entrada XD