Can I Love You? cap 3

Desde esa segunda vez que había visitado a JaeJoong, YunHo comenzó a frecuentar la casa todas las noches sin falta. Llegaba cerca del segundo turno, a veces debía esperar que JaeJoong terminara de ‘atender’ a su primer cliente, pero luego de esa espera, el pelilargo siempre lo recibía con una cálida sonrisa; las visitas para ambos ya se había hecho algo habitual.

Y YunHo no había vuelto a llegar ebrio… hasta esa noche, cuando ya llevaban poco más de un mes de conocerse.

“JaeJoong… Jae…” el más alto llamaba, intentando zafarse de las manos de JongHyun que le impedían acercarse a la habitación del pelilargo. Llovía afuera, y el elegante traje del Jung estaba empapado; su aliento olía a soju, y su tono de voz era errático.

“¡Jung-sshi, ya le dije que no puede pasar ahora!” para el menor de 16 años, tratar de detener a Jung YunHo, que era varios años mayor que él, y con una contextura mucho más desarrollada, era tarea casi imposible. Lo único que le había permitido lograrlo hasta ese momento era el grado de alcohol en la sangre del mayor, que perceptiblemente entorpecía sus movimientos.

Hacía veinte minutos que JaeJoong había entrado con un cliente, así que molestarlo estaba fuera de tema. Y tratar de hacer entrar razón en la nublada mente de YunHo no tenía sentido tampoco, así que JongHyun sólo podía intentar detener al mayor en la entrada, y esperar que éste decidiera irse pronto.

De repente, el ruido de algo golpeando el suelo se escuchó por el largo pasillo, y ambos miraron hacia delante, justo para ver como JaeJoong salía de la habitación rápidamente, intentando acomodarse el hanbok, y con una expresión entre sorprendida, molesta y asustada.

“Le pido que se vaya de aquí” dijo el pelilargo gravemente, retrocediendo varios pasos para alejarse de la puerta de su habitación, de donde salía un hombre, con la camisa a medio desabrochar, y una mirada molesta.

“¡JaeJoong!” en un segundo JongHyun había corrido a ponerse frente al mayor, para protegerlo.

El hombre sólo terminó de abrochar su camisa, y luego se marchó, no sin antes mirar con desprecio a JaeJoong.

Pasado un momento, el menor preguntó. “¿Qué pasó?”

“No te preocupes. El tipo se puso un poco violento. Lo siento por preocuparte”

Entonces los ojos del pelilargo se fijaron en la tambaleante figura de Jung YunHo que se apoyaba contra la pared. Parecía muy perdido.

“¿YunHo-sshi?” aventuró, dirigiendo sus pasos hasta el chico, quien al tenerlo lo suficientemente cerca no dudó en usar su frágil cuerpo de soporte. El traje mojado lo estaba empapando, y el olor a alcohol en su ropa y cuerpo le era un poco desagradable, pero más le preocupaba cuál sería el motivo que hacía que YunHo bebiera de esa manera, hasta quedar en ese nivel de desorientación.

“JaeJoong-ah…” el mayor le susurró al oído, y miles de escalofríos recorrieron su cuerpo. El tener a YunHo pegado a sí le era inmensamente agradable.

“Estaba intentando que se marchara” confesó JongHyun, odiando la forma en que YunHo se abrazaba al cuerpo de su hyung. Y odiando que JaeJoong pareciera no darle importancia.

“Yo me encargo, no te preocupes” con dificultad llevó a YunHo hasta su habitación, dejando atrás a JongHyun.

Cuando cerró la puerta, el pasillo quedó de nuevo en penumbra.

Apenas lo dejó sobre el piso, notó que YunHo no paraba de temblar debido a su ropa empapada. Debía quitársela de inmediato.

Con manos temblorosas comenzó a quitarle el traje, dejando la ropa mojada en un montoncito a su lado. YunHo era prácticamente un bulto inerte recostado en el suelo, y JaeJoong por un momento se sintió mal de aprovecharse de la situación para observar su cuerpo semidesnudo, libre de toda la humedad que le impedía entrar en calor.

Una vez que hubiera dejado la ropa de YunHo estrujada y tendida frente a la única estufa que poseían en la casa, lo cubrió con una manta, y lo observó descansar. Su cuerpo aún temblaba, y su piel seguía erizada por el frío, pero al menos parecía dormir.

Nunca, en las pasadas visitas que YunHo le había hecho –las que se habían vuelto tan familiares para él como comer o respirar- había surgido el tema de la borrachera que lo llevó por primera vez a JaeJoong.

Había averiguado su edad -21 años-, que había nacido en Kwangju y vivido allí hasta los 6, luego su familia se había mudado a Seoul y vivido allí hasta los 14, que su padre había sido soldado en la Guerra contra los norcoreanos, que su hermana menor –de 18- aún vivía en Kwangju con sus abuelos por decisión propia y que estudiaba en la universidad.

Había llegado a conocer bastante sobre los gustos de YunHo en arte, música, teatro, cine, literatura, aunque él mismo no fuera muy instruido en esas cosas. Pero nada sabía el pelilargo de lo que atormentaba su mente, y lo llevaba a perderse así.

YunHo respiraba tranquilamente, y con el corazón latiéndole fuerte en el pecho, el pelilargo acercó una mano para acariciar su mejilla. Cuando el mayor estaba sobrio, no le era permitido demostrar ni siquiera con una mirada los sentimientos que llevaba creciendo dentro de su pecho, por lo que estaba aprovechando esta oportunidad para liberarse un poco.

A pesar de que el Jung le pagaba como cualquier otro cliente –aunque JaeJoong estaba muy en contra de cobrarle- YunHo nunca había solicitado de él nada relacionado a su trabajo. Ni siquiera que lo tocara. Durante sus visitas, YunHo le hablaba de su vida, de su familia, de las cosas que escuchaba a los pueblerinos… y JaeJoong escuchaba, embelesado, amando la forma en que su voz articulaba las palabras.

Muchas veces JaeJoong le había dicho al mayor que podía venir a visitarlo en otro horario, pero YunHo se negaba. Y siempre venía a la misma hora, convirtiéndose en su segundo cliente de la noche, aunque no le pusiera ni una mano encima.

Con delicadeza palpó la mejilla del mayor, viendo como su propia mano temblaba casi imperceptiblemente. La piel del Jung era suave, un poco más áspera en el mentón, donde podía percibir la aparición de vello facial luego de ser afeitado. Sus labios tenían un color rosado, y justo arriba de su labio superior había un pequeño lunar. Su mano se movió inconscientemente hacia ese lugar, palpando la piel que ahí encontraba.

YunHo era tan apuesto, tan inteligente y distinguido… que las posibilidades de que se interesara en alguien como él eran tan mínimas que dolía. Su cuerpo ansiaba sentir el de YunHo cerca, pero el mayor no mostraba más interés que en su amistad.

Con el corazón latiéndole aceleradamente, llevó la punta de sus dedos a los labios de YunHo, pasándolos suavemente por su superficie. Cuánto daría por besarlo, por sentir su respiración contra su piel, tener sus manos acariciándolo… pero sabía que eso no iba a pasar nunca. Lo más fácil para él sería olvidar cualquier sentimiento que tuviera por Jung YunHo, pero le era imposible. Se sentía enfermo de amor. El sólo verlo le hacía emocionarse, pero luego su pecho dolía inmensamente al pensar que esa persona por la que caía cada día más no sería suya nunca.

El mayor se removió en sueños, pero JaeJoong no quitó su mano. Por minutos permaneció así, sintiendo su piel, intentando memorizar ese tacto, grabarlo en sus manos. Sus ojos no se cansaban de mirarlo, ni su corazón de latir desesperado, emocionado.

De pronto, cuando uno de sus dedos rozaba de nuevo la boca YunHo, éste entreabrió sus labios, y dejó que la punta de su lengua tocara el dígito del menor, mandando un escalofrío por su cuerpo.

Con extrema suavidad, JaeJoong movió su dedo índice por el labio del mayor, y ahogó un jadeo cuando éste fue succionado dentro de la cavidad. Sus mejillas inmediatamente adquirieron un color rojo intenso, mientras sus ojos observaban hipnotizados como YunHo lamía y succionaba dos de sus dedos de la manera más obscena pero indiscutiblemente sexy que hubiera visto. Una corriente eléctrica que empezaba en su estómago y terminaba en su miembro lo recorrió, y pronto se vio suprimiendo los gemidos, mientras se imaginaba que esa misma lengua lamía su cuerpo por todos sus lugares más sensibles.

YunHo estaba ebrio, y no estaba actuando con la mente fría, pero a pesar de eso, JaeJoong no podía sentirse mal de estarse aprovechando de la situación. El calor que emanaba el cuerpo de YunHo… lo invitaba a acercarse más y sentirlo en su propia piel. Aunque el mayor no estuviera actuando con la mente clara, no podía perder esta oportunidad.

Con suavidad retiró su mano del rostro de YunHo, con la respiración agitada, y se dedicó a observarlo unos momentos. YunHo definitivamente era demasiado tentador para él.

El mayor, aún con los ojos cerrados, se lamió los labios, y en ese momento JaeJoong acercó su rostro sin más, y con su propia lengua trazó el contorno de la boca del Jung. Su cuerpo estaba tan ansioso realizando tal acción, que sentía hasta sus palmas palpitar. El sólo sentir con su lengua la calidez y esencia de YunHo lograba poner su interior en llamas.

Sin esperar más le robó un beso; lento, acalorado, exploratorio. Cada vez que la lengua del mayor acariciaba la suya, un pequeño gemido se le escapaba. Sus manos se posaron sobre su pecho desnudo, y al mismo tiempo sintió como el otro joven posaba las suyas a ambos lados de su rostro. Era un toque débil y algo torpe, pero debía ser por los efectos que el alcohol todavía provocaba en su cuerpo.

Con la urgencia y el deseo creciendo en su pecho, JaeJoong se atrevió a recostar su delgado cuerpo completamente sobre el de YunHo, lanzando un jadeo cuando su miembro rozó el del mayor, aún sobre la ropa. Respiraciones aceleradas, mejillas ardiendo… pequeñas gotas de sudor rodando por el costado de sus rostros, JaeJoong movía sus labios sobre los del otro, saboreándolo sin querer saciarse.

Las manos de YunHo bajaron a su pecho, en donde exploró un momento antes de encontrar las dos pequeñas protuberancias a través del hanbok. Con algo de violencia pellizco un pezón, obteniendo un ahogado gemido de respuesta, mientras movía suavemente sus caderas contra las del menor.

La mente de JaeJoong estaba en blanco; sólo podía pensar en tener a YunHo así, deseándolo, acariciándolo. Era la primera vez en su vida que se encontraba tan impaciente por sentir las manos de alguien sobre su cuerpo, la primera vez que se sentía completamente perdido, excitado, embriagado de deseo. Con sutileza posó sus labios en el cuello del mayor, trazando la suave piel de éste sensualmente. YunHo exhaló aire por la repentina acción, y pronto tenía sus manos en las caderas del pelilargo, en un agarre posesivo, asegurándose que se mantuvieran en contacto con las suyas. El continuo roce de sus miembros era tan placentero que JaeJoong creía que podría terminar así pronto.

“Ah… ah… YunHo-sshi…”

“JaeJoong…”

De un solo movimiento el mayor logró invertir las posiciones, dejando el cuerpo del menor bajo el suyo, y posando su ardiente mirada en la de éste, antes de robarle otro intenso beso. Tímidamente –aunque las veces que lo hubiera hecho eran más de las que podía recordar- JaeJoong separó las rodillas dejando a YunHo entre ellas, y disfrutando con cada poro de su sobre excitada piel el sentir el peso y el calor de este hombre que invadía sus pensamientos. Una mano se posó sobre la desnuda y bronceada piel de la espalda del más alto, al tiempo que un ronco gemido salía de los labios de JaeJoong, al sentir su miembro ejerciendo fricción con el de YunHo, al mover éste sus caderas fervientemente.

Absorbido por el placer que tal acción le estaba provocando, el pelilargo ladeó el rostro, cerró fuertemente los ojos y se aferró con más firmeza al cuerpo del mayor, abriendo un poco más las piernas. Aún tenía toda su ropa puesta, y le habría gustado poder sentir la piel desnuda del otro contra la suya, pero temía que si intentaba algo, todo podría acabar.

Las suaves vibraciones que la voz del mayor emitía le parecían tan excitantes como el hecho de saber que era él mismo quien provocaba esos sonidos, así como el gran bulto en la entrepierna del otro. Estaba tan excitado que creía que podía venirse en cualquier momento.

Entonces, con gemidos y jadeos abandonando desvergonzadamente su garganta, el menor sintió como la cálida y mojada lengua de YunHo creaba un camino de saliva en su cuello; una simple acción que envió al pelilargo casi al límite, sus manos aferrándose con fuerza a la espada bañada en sudor del otro. YunHo estaba embistiendo contra sus caderas con tanta fuerza, con tanta pasión, que le bastaba sólo un poco de imaginación para sentir a YunHo adentrarse en su cuerpo, mientras lamía su cuello como lo hacía en esos momentos.

“Uh… Uhh… YunHo…”

…y cuando esos mismos labios en su cuello succionaron su piel sensualmente, acompañados por el constante friccionar de su ardiente deseo, JaeJoong no pudo contenerlo más, y vociferó su orgasmo en repetidos “YunHo… YunHo… YunHo!” ahogados en el cuello del otro.

Y sólo unos segundos después sintió como YunHo también terminaba, humedeciendo su ropa interior.

El mayor lo abrazó firmemente, respirando con fuerza sobre su cuello, ambos cuerpos temblando. JaeJoong estaba exhausto, su cuerpo aún demasiado conmocionado por el intenso orgasmo que acababa de tener, cuando decidió abrir los ojos, justo a tiempo para ver como los ojos acaramelados del otro lo miraban con algo que no supo descifrar. Una mano tibia y empapada de sudor subió hasta su acalorada mejilla, acariciando con suavidad. JaeJoong cerró los ojos y dejó escapar un suspiro, algo ahogado por el peso del otro sobre sí.

Ahora que la locura del momento había pasado, el pelilargo podía sentir como su ropa se pegaba a su cuerpo en varios lugares debido al sudor, y también como el sector de su falda en donde sus erecciones se frotaban al parecer necesitaría una buena limpieza, seguramente manchado con un poco de semen de ambos.

Sólo un momento después, JaeJoong sintió peso muerto sobre sí, y supo que YunHo se había quedado dormido, con el rostro hundido en su cuello. Era una sensación reconfortante…

Con cuidado lo dejó recostado en el futón de nuevo, habiendo tenido que luchar bastante para quitarse el cuerpo del mayor, que era bastante más robusto que el suyo, de encima. Dudó unos segundos antes de quitarle la ropa interior y lavarla en el baño, para luego dejarla secando con el resto de la ropa, que ya estaba casi del toco seca, gracias al calor de a estufa. Al volver a la habitación, le ayudó a limpiarse con un pañuelo húmedo, y luego lo cubrió con las mantas, antes de dirigirse al baño a limpiase él mismo, y cambiarse de ropa.

Su cuerpo aún temblaba levemente.

Afuera seguía lloviendo.

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Una media hora había pasado desde que YunHo se hubiera dormido, y JaeJoong comenzaba a creer que ésta vez su hermano, Jung SiWon, ya no vendría a buscarlo.

De una sola vez se levantó del piso, salió hasta la cocina donde había tendido la ropa del mayor y, comprobando que ya estaba seca, se la echó al hombro, y apagó la estufa.

Con algo de dificultad vistió a YunHo, sin poder evitar dejar que sus manos acariciaran la piel bronceada con cariño de vez en cuando. Le gustaba tanto, tanto, que era difícil contenerse. Y se sentía especialmente alegre, luego de lo que había pasado esa noche.

Tenía una sonrisa plasmada en el rostro cuando JongHyun apareció en su puerta, con el ceño fruncido.

“Ya es hora que se vaya” dijo, su tono frío.

“No puedo dejarlo irse así; no en este estado”

JongHyun se mordió el interior de la mejilla para no alzar a voz y gritarle a su hyung. Estaba enojado. Estaba celoso.

Estaba herido, porque odiaba ver como los ojos de su hyung parecían transmitir un brillo diferente cuando ese tipo estaba cerca.

“Sí puedes” habló, siseando cada palabra. “Pero no quieres”

“Tienes razón, no quiero. Se quedará conmigo ésta noche” su tono no admitía réplicas, y JongHyun quería advertirle que enamorase de un tipo como Jung YunHo sólo le traería sufrimiento, pero el sólo hecho de concebir la idea de que su hyung pudiera enamorarse de verdad de YunHo dolía tanto que no pudo decir nada. Sólo bajó la cabeza, asintió, tragó el nudo que se había formado en su garganta y salió de la habitación.

Era la segunda noche que JaeJoong no dormía con él, y se preguntaba, con bastante amargura, si esa situación se seguiría repitiendo.

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Con el cuerpo del mayor durmiendo a su lado, JaeJoong no podía conciliar el sueño. Ya había apagado la luz, pero aún en penumbras seguía contemplando el pacífico rostro del Jung al dormir. Y a pesar de que se sentía más alegre que otros días, una pregunta rondaba su cabeza.

‘…¿Lo recordará mañana?...’

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La calidez de una respiración en su cuello fue lo que lo despertó, y al abrir los ojos lo primero que apareció en su campo de visión fue el brazo de Jung YunHo aferrándose a su cintura. Una sonrisa se posó sobre sus labios ante tal postura, y con sumo cuidado se zafó del agarre para salir de la habitación. La casa siempre había sido bastante oscura, por lo que era difícil saber la hora juzgando por la cantidad de luz que se dejaba entrar, pero JaeJoong suponía que aún debía ser temprano. Había un silencio sepulcral, lo que significaba que las chicas aún no despertaban.

Aprovechando la soledad se tomó su tiempo para ducharse y cambiarse de ropa. YunHo aún dormía, acurrucado entre las mantas de su futón, y no parecía querer despertar pronto. Tal vez debería ir a preparar desayuno ya que estaba despierto…

Miró una vez más la figura de YunHo durmiendo, y partió a la cocina. Las puertas deslizables de todas las habitaciones estaban cerradas, no se escuchaba ningún ruido.

El desayuno le tomó poco tiempo de preparar, y justo cuando estaba sirviendo los platos en la mesa, apareció el Jung en el umbral de la perta, compuesto y descansado.

“YunHo-sshi” saludó con una inclinación de cabeza, a lo que el mayor contestó con el mismo gesto. Un silencio incómodo se abrió paso entre los dos jóvenes.

“Es hora de que me vaya” dijo el mayor, con un tono algo frío que hizo que JaeJoong se sintiera de pronto menos optimista.

“Oh…” cuando los ojos del más alto dejaron los suyos, JaeJoong dejó el plato que sostenía sobre la mesa, y se quedó esperando alguna otra palabra, un gesto, lo que fuera. Unos cuantos minutos pasaron en completo silencio.

De pronto, el mayor entreabrió los labios. “JaeJoong…” YunHo dio un paso adelante, acercándose a JaeJoong. Por un momento ninguno hizo más que mirarse.

“Hyung” cuando la puerta de la cocina fue abierta repentinamente, y la mirada de JongHyun captó a los dos personajes en la oscuridad, el mayor se volteó y sin más se despidió para salir de la casa.

JaeJoong vio con cierta desilusión como YunHo se alejaba; la intensa pero casi inaudible forma en que había dicho su nombre segundos antes de que JongHyun los interrumpiera…

“Hyung…”

Pero JaeJoong no quería escuchar nada. Quería que esa única palabra se quedara por siempre dando vueltas por su cabeza. Quería recordar la forma en que la grave voz de YunHo acariciaba su nombre.