El chico Nuevo cap 6

Me acomodé a su lado, y me quedé dormido, no me importó estar mojado con sus fluidos y los míos, estaba demasiado cansado. Cuando desperté Junho estaba limpiándome con un paño y agua tibia, ni siquiera me había dado cuenta de su rose.

- Tienes el sueño pesado –me dijo sin dejar de limpiarme- pero te vez lindo mientras duermes.
- Estaba muy cansado –respondí- debería haberme bañado antes.
- ¿Y privarme del placer de tocar tu piel? ni de chiste. Esto es demasiado bueno para perdérmelo –dijo mientras seguía pasando el paño húmedo por mi piel.
- ¿Por qué te gusto tanto? –le pregunté, la respuesta me intrigaba hace tiempo.
- Debería ser una respuesta sencilla, pero es más complicada de lo que crees –se detuvo y me miró- Me gustas porque eres extraño y tímido, pareces fríos, pero vibras completamente cuando te hago el amor, finges que mis besos no te afectan y que no deseas besarme, pero apenas toco tu boca, tus labios se aferran a los míos exquisitamente, todo tu ser me rechaza, pero te sientes atraído a mí por una fuerza que no eres capaz de entender, eres hermoso, demasiado hermoso para ser hombre, pero lo eres y te aferras a eso porque crees que de no hacerlo perderás tu identidad, y más aún, quieres dejarme porque yo no te dejo ser el hombre que deberías ser, y sin embargo, te encanta la forma en que hago sentir –me quedé con la boca abierta, me conocía muy bien, más que yo mismo- por eso y por otras razones más, tú me encantas.
- Tengo que irme –le dije levantándome.
- No te vayas, quédate, prometo ir a dejarte más tarde –me suplicó.
- Junho, no lo entiendes, que haré ahora, me estoy enamorando de ti, y eso pasó en tres días, todo esto es demasiado intenso, y tengo miedo del final, si nos detenemos ahora, el daño será menor –tomé mi ropa y comencé a vestirme.
- Eres tú el que no entiende, ya es tarde, no puedo dejarte ir…

Se lanzó sobre mí y comenzó a besarme desesperadamente, y yo también lo entendí, ya era tarde para ambos, esto no tenía marcha atrás, ahora solo nos quedaba aceptar las consecuencias de nuestros actos y enfrentar todo lo que se nos venía, incluyendo mi familia. Volvimos a la Piscina en busca de mi ropa, pronto nos servirían el almuerzo. Fui directo al camarín, y me quité el traje de baño y comencé a cambiarme, entonces oí un risita tras de mí. Me volteé y ahí estaba Yoochun quién me miró de manera extraña.

- Junho tiene mucha suerte, lo digo en serio, eres muy hermoso –dijo, yo intenté vestirme lo más rápido posible, no me gustó la forma en que me miraba – No te preocupes, no voy a hacerte nada, Changmin no me lo perdonaría, pero en mirar no hay engaños, ¿cierto?.
- Bueno si eso es lo que opinas, déjame decirte que Junho no opinaría igual –por qué de pronto estaba defendiéndome de sus insinuaciones con Junho.
- Desde luego que no, jamás tocaría a su amado amante, pero Junsu si es una amenaza, esta loquito por Junho, yo que tú tendría mucho cuidado con él, no le agradó mucho saber que tú estabas con Junho –se acercó a mí y volvió a rozar mi cara con su mano- pero no te preocupes sólo un tonto te dejaría ir.

Salí del camarín y Junho me estaba esperando, parecía molesto.

- ¿Yoochun te estaba molestando? –me preguntó.
- No, no lo estaba haciendo y si lo hiciera no necesito que me defiendan –le respondí pasando por su lado.
- Jae, no quiero que nadie ni nada te haga sentir mal –me detuvo y me volteé para mirarlo.
- Junho, estoy bien, vamos a almorzar –me acerqué a él y rocé sus labios con los míos- ya tengo hambre.

Por fin se relajo y caminamos hacia el living, cuando llegamos ahí estaban Yoochun y Changmin, pero también había llegado Junsu. Me saludó muy alegremente y a Junho igual, llegué a pensar que lo Yoochun me había acerca de él en realidad eran mentiras.

- Vengo por mi reloj –le dijo a Junho.
- Si, si, si, promesas son promesas, tendré que mandar a buscar otro –dijo sacándoselo y pasándoselo.
- Sabía que algún día sería mío –se puso el reloj y lo miró como si estuviera apreciando un tesoro- esta noche mis padres van a dar una fiesta en casa, se supone que es para celebrar el aniversario del restaurant, pero yo la verdad prefiero no ir, habrá gente que ni siquiera conozco, Junho… ¿Te importa si hoy me quedo aquí? –le preguntó.
- Sabes que puedes, a mi madre le va a encantar verte, sabes que te quiere mucho –le respondió Junho.
- Decidido entonces, hoy me quedo. ¿Qué tal tú Jae? –dijo me miró algo extraño y yo me puse nervioso.
- No, no puedo, hoy es noche de familia, cena y una especie de resumen de la semana –le respondí, Junsu parecía aliviado de que yo no me quedara.
- Pues yo me anoto –agregó Yoochun- ¿Qué dices mi niño, nos quedamos?
- Claro amor, ya sabes que si.
- Mi casa parece, casa de huéspedes –concluyó Junho- me habría gustado que te quedarás hoy Jae –me dijo tomando mi mano.
- Lo siento –respondí, en ese momento mi celular sonó –disculpen es mi mamá.

Me levanté de la mesa y contesté, “Hola hijo, ¿Qué hace?”, “Estoy con unos amigos, mamá”, “¿A qué hora llegas?”, “En una dos horas más”, “Bien, te tenemos una sorpresa”, “¿sorpresa?”, “Si hijo, verás llegó tu tía Kaede, ¿Te acuerdas de ella?”, “¿La tía abuela de papá?”, “Si, ella misma, va a pasar unos días con nosotros, su marido está hospitalizado, así que se quedará con nosotros un tiempo, pero esa no es la sorpresa, ¿adivina qué?”, “¿Qué?”, “Vino con su sobrina Mizato, y tiene tu edad”, me quedé callado y me sonrojó hasta la médula, mi mamá buscándome novia, eso era lo último que me faltaba, “Mamá, es de mal gusto que estés intentando buscarme novia”, Junho casi me comió con la mirada, “No te estoy buscando novia, solo quiero que la conozcas y la hagas sentir cómoda mientras esté aquí”, “De acuerdo, tengo que irme, nos vemos más tarde”, “Un beso hijo, chao”. Corté el teléfono y en la mesa había un silencio completo, probablemente escucharon toda mi conversación.

- ¿Todo bien? –me preguntó Junho.
- Si, todo bien –le respondí.

El mayordomo nos sirvió el almuerzo, todo estaba delicioso, casi parecía un almuerzo de los grandes hoteles. Siguieron conversando animadamente, Junsu de vez en cuando hacía comentario como “Te acuerdas Junho de esa vez”, y así conversaban largo y tendido y se reían de sus anécdotas, yo por mi parte, ni siquiera intenté unirme a su conversación. Incluso Yoochun y changmin se olvidaron de mí. La hora avanzó, así que me levanté de la mesa y me fui al baño. A penas entré sentí un gran alivio, estar con todos esas personas que hablaban de viajes, autos, hoteles y países que conocían me dejaron agotado, yo había viajado mucho, pero nunca fueron viajes de placer como para decir que me divertí, siempre era lo mismo, estudios, casa y de la casa al estudio. Tampoco nunca tuve un auto para mí, en fin, esto no era lo mío. Cuando abrí la puerta para salir fui abordado por Junho, que me obligó a entrar al baño y cerró la puerta tras él.

- ¿Qué estás haciendo? –le pregunté.
- Ya no podía soportar un momento más lejos de ti, te tenía en esa mesa, pero estabas tan lejos –me dijo abrazándome.
- Estaba a tú lado –le dijo nervioso.
- Pero no podía tocarte, así que eso no cuenta –me agarró el trasero con fuerzas y yo me sobresalte del susto.
- Pues eso no es precisamente tocarme, es abordarme –le dije sacándole las manos.
- Pero si eres mío, y yo quería tocarte, te deseo –me besó el cuello.
- Junho detente, tus amigos están en el comedor esperándote –dije tratando de quitármelo de encima.
- No nos molestarán, saben que estoy aquí contigo –me dijo tocándome nuevamente el trasero.
- Pues con mayor razón –dije empujándote.
- ¿Pero qué te pasa? –dijo algo molesto.
- Quiero irme a casa.
- Ah!, ¿para conocer a tu noviecita? –dijo, yo lo miré completamente sorprendido, Junho estaba celoso, cómo se le pudo ocurrir decirme algo así.
- Esto es absurdo Junho, no puedes estar hablando en serio, además no debiste oír mi conversación –me senté en la tina de baño- Junho no me presiones, para tus amigos tal vez esto sea normal, pero para mí, las cosas recién están comenzando a tener sentido, yo vendré a ti, cuando quiera y no cuando a ti se te dé la gana, creo que te he dado mucho en poco tiempo, y si vamos a seguir en esto más vale que respetes mis decisiones y que dejes de tratarme como si fuera algo tuyo, porque no lo soy. Soy mi propio dueño y yo decido cuándo y dónde, esas son mis reglas, ¿las tomas o la dejas?, y una cosa más, confía en mí, no soy de los que engañan.
- Discúlpame –me dijo sentándose junto a mí- Jae… no tienes idea de lo aterrado que estoy, me enamoré de ti a primera vista y ahora que te tengo no puedo concebir la idea de perderte.
- Pues no lo has hecho aún, todavía estoy aquí, dame tiempo y todo va a estar bien –toqué su rostro.
- ¿Y la novia? –me preguntó haciendo pucherito.
- Tonto, ni siquiera sé quién es, y no voy a dejar esto que es nuevo para mí por una chica extraña, ya te dije que debes confiar en mí.
- De acuerdo, no volveré a presionarte, tienes razón esta es tú elección yo ya tome la mía –volvió tomar mi mano y yo me acerqué para besarlo.

A penas salimos del baño, nos fuimos con los demás para despedirnos. Luego nos fuimos al auto y partimos rumbo a mi casa. Durante el camino a casa, paramos varias veces para besarnos, Junho parecía tener una urgencia por mis labios.

- ¿Puedo venir mañana? –me preguntó.
- Bueno si –le respondí.
- Entonces mañana te voy a invitar almorzar, conozco un lugar fabuloso con una vista maravillosa –me dijo sonriendo- Jae… te voy a extrañar mucho en estas horas sin ti.
- No digas esas cosas, me haces sentir extraño –le dije abriendo la puerta del auto.
- Lo que tu digas Jae, pero es verdad.

Entré a la casa y Junho partió en su auto. Al entrar a la casa ahí estaba la tía Kaede, no había cambiado en nada, estaba tal cual yo la recordaba, una señora de unos sesenta y cinco años, rellenita, pero siempre muy elegante.

- Jae, querido tanto tiempo, estas muy grande –me saludo la tía- mira nada más, ese rostro, eres muy atractivo –tomó mi cara entre sus manos y luego me besó en la mejilla –Mizato!, ven aquí niña.

Del segundo piso bajo Mizato, me volteé para mirarla, y la verdad es que era muy hermosa, tenía una figura exquisita y unos ojos celestes que resaltaban de su rostro bien formado. Me miró durante mucho rato antes de saludarme, parecía sorprendida por algo.

- Un placer conocerte por fin, me han hablado mucho de ti –me dijo acercándose, le sonreí por cortesía, ella se sonrojó.
- Mizato tiene tu edad, estudia en el colegio que esta unas cuadras más abajo del tuyo Jae, así que tú te encargarás de ir a dejarla –me dijo mamá.
- Claro mamá, pero deberás despertarte temprano Mizato para que yo no llegue tarde –le dije mirándola, ella me sonrió.
- Jae, ¿por qué no les muestras el barrio? –miré a mi mamá con tanta rabia que ella bajó la cabeza arrepentida.
- De acuerdo, me va a servir para conocerlo yo también, recuerda que llegamos hace sólo unos días aquí –le respondí- vamos Mizato.

Comenzamos a caminar en silencio, ella me miraba de vez en cuando como si quisiera decirme algo, pero luego se arrepentía.

- ¿Tienes novia Jae? –me preguntó de improviso.
- No, no tengo –le respondí, pero si pensaba en Junho probablemente si tenía.
- Ya veo, yo tampoco tengo –agregó, como si aquello me importara- pero me encantaría tener uno como tú –tosí fingiendo que algo me había entrada en la garganta- te han dicho que eres muy atractivo?
- Me lo dicen a menudo –dijo sin una pisca de ironía en las palabras- pero la verdad, soy mucho más que eso Mizato, no te dejes engañar por esta cara.
- No lo estoy haciendo, eres muy misterioso, me gustaría poder conocerte –la miré por primera vez, ella en verdad era muy hermosa- ¿crees que puedas dejar que me acerque a ti y conocerte?.
- Podemos ser amigos si quieres –le ofrecí.
- Por supuesto, por mí está bien… para empezar –se dio media vuelta y comenzó a caminar de regreso a la casa.

No hablamos más durante nuestra caminata. Al llegar ya estaba servida la cena. Comí y me fui a mi habitación, la tía Kaede y Mizato se estaban quedando en la habitación de huéspedes.

A eso de las tres de la madrugada, fui despertado bruscamente por unos labios en mi boca. Me sobresalté y aparté a la persona que me besaba con brusquedad, y fue entonces que la reconocí.

- Mizato?, ¿Qué estás haciendo aquí? –le pregunté sentándome en la cama. La miré mejo y estaba vestida con un pijama que resaltaba ampliamente su figura y sobretodo resaltaba que no llevaba ropa interior que cubriera sus pechos.
- Bueno no podía dormir –me contestó, se acercó a mí- no pude dejar de pensar en ti Jae –se me acercó con la intención de besarme, yo la detuve.
- ¿Tienes idea de lo que podría pasar si te descubren aquí? –le pregunté, ella me sonrió.
- Eso lo hace muy excitante, ¿no crees? –me preguntó, se levantó y me miró de forma picaresca, y sin más se quitó la parte de arriba de su pijama dejando al descubierto sus pechos.

No supe que hacer, había visto mujeres desnudas en películas y revistas, pero nunca en persona, y ella tenía unos pechos hermosos, tuve una erección al instante que intenté disimular, ella se acercó a mí y tomo mi mano para que la tocara. Sentir aquella forma tan cálida y suave invitándome a acariciarla, aumentó mi deseo por ella. La toqué con lujuria, acerqué aquellos pechos a mi boca para sentir el sabor, pero antes de llegar a hacerlo, algo me detuvo, mi corazón se enfrió así como mi cuerpo, la erección desapareció y mi lujuria también, “Junho”, pensé… Me levanté de la cama y le tiré la camisa de su pijama en la cara.

- Vístete –le exigí- y sal de mi habitación inmediatamente, si no quieres que hable con la tía Kaede y le cuente lo ligera que eres.
- ¡Idiota! –me gritó y salió cerrando la puerta con cuidado de no hacer ruido.

Me quedé sentado en la cama pensativo, Mizato era hermosa, pero no lo suficiente para hacerme sentir el deseo que siento por Junho cada vez que me toca. Tomé el teléfono que Junho me dio y marque el primer número.

- ¿Jae? –me contestó Junho con voz soñolienta- ¿estás bien?
- Si, si, lo siento no podía dormir –le contesté.
- Ya veo, ¿quieres que vaya por ti? –me preguntó, la pregunta me estremeció, “SI”, quise decirle, pero no me atreví.
- No, no te preocupes, sólo quería saber de ti, escucharte –sentí que Junho se reía.
- Bien Jae, eso está bien, yo lo pienso a cada instante. Mañana iré a buscarte temprano, así que espérame –me quedé en silencio- ¿Seguro que no te pasó algo?
- Si Junho tranquilo, me voy a dormir ahora, nos vemos más tarde.
- Está bien y Jae… cuando me necesites siempre puedes llamarme que yo siempre estaré para ti.

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