Soul Fighter Storm cap 13
agosto 19, 2009
8 comentarios
La narración de este capítulo la lleva por completo Changmin.
Aquella noche... mientras estaba en el baño, donde me habías dejado en paz al fin, mientras secaba mi corto pelo con una toalla frente al espejo, tenía una vergüenza enorme de salir de allí.
Pensé en la posibilidad de que, tu ya te hubieras dormido y entonces, me vestiría y me iría de allí sin que te dieras cuenta, y no tendría que enfrentar tu mirada de nuevo.
Ese extraño control que tenías sobre mí, me había terminado por volver completamente loco, aquella noche. Mis propias palabras en la oscuridad, minutos antes, se repetían en mi mente una y otra vez...
¿Cómo había podido decirte todo aquello?
Si mencionabas alguna vez eso, no sabría donde esconderme.
Apenas me había dado cuenta, pero esas palabras habían salido rodando de mi boca.
Shim Changmin, piensa dos segundos más en lo que dices.... dime,
¿Seguirías manteniendo tu palabra pase lo que pase tal y como has dicho?
¿Aunque las chinas le pongan las manos encima, aunque Yunho le tenga en sus brazos?
Pero era la verdad. Era una verdad tan tremenda, que resultaba mucho más abrumadora para mi que para nadie.
Pero, ¿Por qué se lo había dicho?
Cada segundo que pasaba me sentía más confuso.
Esta misma mañana, el mundo se me vino encima, cuando sentí mi corazón encogerse, sin permiso, sin razón. Al ver los brazos de Yunho hyung rodeando tu cintura, con su cuerpo pegado al tuyo, con su cabeza en tu cuello...
Como siempre, ya lo sé. No soy tonto.
Sólo es Yunho hyung.
Abrazándote.
Como siempre.
¿Qué tiene de especial , eh?
¿Qué tiene de doloroso que hace que el aire en mis pulmones se vuelva denso, denso...?
¿Qué tiene de diferente, hoy, entre todos los demás días, de todos estos años?
Quizá en realidad no mucha, quizá simplemente, que no aparté la vista. Como he hecho siempre.
No aparté la vista incomodado por una escena, que yo pensé vergüenza ajena...y ahora mi corazón la etiqueta como.... emoción indefinida.
Emoción indefinida y dura, cruel, absurda.
Yo no quiero seguir así. Como un adicto al tabaco que intenta dejar de fumar, con tan tan poca voluntad para poder hacerlo.
Mi voluntad, está atrapada entre la suavidad de tu pelo, entre tus labios, entre los pliegues de tu piel, entre tus piernas...
Mi voluntad... Enredada entre tus dedos.... como los hilos de esta marioneta, con mi cuerpo, mi corazón , mi voz.
Estando envuelto en tu calor... me importa ya todo tan poco.... tan poco como para decirte eso... en voz alta lo dije... si señor... como un idiota.
Lo único que no me creo que soy. Lo único que soy si estoy cerca de ti. Un idiota.
Poco después, me decidí a salir. Tenía toda mi ropa por los suelos de la habitación. Todo estaba a oscuras aún, te vi sobre la cama. Durmiendo boca abajo, como siempre, con la cara prácticamente sobre la almohada, no sabía como podías dormir así.
Estabas de espaldas a mí. Intenté recoger mi ropa, mi camiseta, mis pantalones... tu cinturón en ellos tintineó.
Cuando estaba intentando ponerme la ropa interior, te giraste lentamente.
No veía tus ojos por la falta de luz, pero te quedaste girado en mi dirección, en silencio. Yo estaba estático, con solo los boxers sobre mí. Sin saber qué hacer.
-¿Pensabas escabullirte?- me reprochó en ese tono que cada vez adoraba más... ese tono de reproche, no de broma, no de amigo, si no de amante.- La noche aún no ha terminado. No puedes irte.
“Repróchame”
Avanzaste lentamente hasta el otro lado de la cama. Yo estaba a pocos centímetros del borde de esa cama, de pie. Alcanzaste un lado de mi cadera y lo asiste con fuerza con una de esas tus fuertes manos. Me acercaste a ti. Y deslizando una vez mas tus brazos por mi cintura, pegaste tu mejilla a mi pecho, tu cuerpo a mis piernas.
Y me abrazaste.
-Aún es de noche.- Murmuraste con tus labios sobre mi estómago, de rodillas sobre aquella cama. – No te vayas...
Quería enredar mis manos en tu pelo de nuevo, acariciarte...
Pero no hice nada. No podía moverme. Aquella noche me seguías pillando por sorpresa.
¿No te dabas cuenta de que sería yo el que no quería dejarte ir?
¿Que si hacías eso una vez más te retendría conmigo?
Si era esta la manera en la que me necesitabas....
Realmente me hacías sentir por primera vez que me necesitabas, tal y como yo siempre había querido.
¿Y bueno... y qué si era de esta manera y no en la que yo quería en un principio?
Estabas aquí junto a mí. Abrazándome así.
- Si te quieres ir ahora....? Cumplirás tu promesa cuando se haga de día?- Me reprochaste de nuevo. Podría seguir escuchando ese tono tuyo durante el resto de la noche. Pero seguía siendo incapaz de tocarte.
Estrechaste tu abrazo. Y me escuchaste suspirar, levantaste la cabeza para mirarme. Pero yo ya te estaba mirando.
NO debería haberme quedado a dormir aquella noche. Debería haberme puesto la ropa y volver en taxi a casa, inventar que habíamos discutido, y dejar que volvieras solo al día siguiente.
No tendría que haber dormido contigo de nuevo. Dormimos abrazados.
Era la primera vez que dormía así con alguien. Te acomodaste junto a mi, dejaste que pasara mi brazo por tu cintura, dejé que acomodaras tu cabeza junto a la mía, que reposaras tu brazo sobre mi pecho. Me dormí mientras tu acariciabas las puntas de mi pelo, rozando mi cuello, mi mandíbula. Me quedé dormido asi.
Ni como un familiar ni como un amigo, si no como un amante. Nunca me había dormido así, junto a nadie.
Debía haber estado nervioso y no dormir.
No deberia estar acostumbrado, verdad?
No me había acostumbrado a esa cercanía de tu cuerpo, a ese trato, en cuestión de minutos. Dime que no.
Que me lo imaginé todo.
Que no éramos amantes.
No podía sentir eso por ti.
Mi hyung, mi compañero,.....
Pégame.
Golpéame.
Te diré todas esas palabras hirientes como antes. Todas esas tonterías que nunca decía en serio, pero que odiabas oír.
No me acaricies, no me beses, no toques mi cuerpo...
Pégame y castiga mi piel tal y como hacías antes... no conviertas nuestro one-touch en algo que rompa de verdad todas las barreras, muchas las quería conservar...
No quería que rompieras todas mis barreras a base de golpes...
....estos duelen mucho más Jaejoong....
por favor.....no las rompas todas y desnudes por completo mi corazón.....
no es justo...
-Buenas noches.- susurraste medio dormido.
A mi se me atragantaron las palabras en la garganta, maldita sea.
Yo sólo te abracé mas fuerte. Cerré los ojos y sólo te abracé mas fuerte.
El día ya no llegaría.
Al día siguiente tu tenías trabajo pero yo no. Volví a casa entrada la tarde con un ligero dolor de cabeza.
Como siempre le busqué las vueltas a todo, y les dije a los demás que no me habías hecho caso y que me había quedado dormido en el sofá.
Todos me creyeron menos Yoochun. Lo ví en su mirada. Me miraba como si pensara que ni siquiera había intentado convencerle de volver, como si me culpara. Alejó la vista.
A Yunho le ocurría algo distinto. No sabía describirlo. Mientras estaba preparando el lanzamiento del single con mi nombre, aquella mañana le estuve observando. Parecía muy preocupado. Pensativo. Le escuché a media mañana ir hacia la habitación con el teléfono móvil.
- Jae? Si. te he estado llamando. ¿Tienes el descanso?
No quería escuchar la conversación realmente... pero no pude evitarlo. Aunque sólo pudiera escuchar la mitad de la conversación.
¿Sospecharía algo de la noche pasada?
- Ni siquiera me enviaste un mensaje anoche.
...
No no, ya me lo han contado todo. Me alegro de que Changmin estuviera contigo y no hicieras ninguna tontería.
......
Te conozco Jae, los recuerdos te hubieran podido. Y hubieras acabado de nuevo en su casa. Y no puedes hacerte eso una vez más.
.....
Ella volvería a decirte lo mismo.
....
Nono no cuelgues, escúchame.
......
Jae
.....
Bueno si no quieres hablarlo por teléfono ya nos veremos en casa. Recuerda traer té cuando vuelvas OK? Ya no queda. Si Si. Venga, nos vemos. Anímate. Hasta luego.
No se en qué momento había comenzado mi cuerpo a temblar. En frente del ordenador en mi cuarto, sentado en aquella silla de oficina. Mis piernas temblaban. Como si tuvieran frío. Me recorría un extraño escalofrío por toda la espalda. Escuché a Junho salir de la habitación finalmente y dirigirse al salón. Pero yo no reaccionaba.
La voz de Junho resonaba en mi mente, como un lejano eco. Por unos instantes creí haber imaginado la conversación, al instante siguiente deseé no haberla escuchado.
Notaba mis labios torcidos en una mueca forzada.
¿Por qué Junho hablaba como si..... como si yo hubiera sido un idiota?
¿cómo si de pronto nada de lo que creía hasta el momento era como yo pensaba?
¿Por qué Junho hablaba como si yo hubiera sido un prepotente, pensando que los sentimientos que Jae me había mostrado eran sólo por mi?
¿Por qué sus palabras de pronto hacían que el frío me llegara hasta los huesos...
Y poco a poco, casi sin darme cuenta, el miedo, el frío, fueron desapareciendo a medida que la sangre en mis venas volvió a correr de nuevo, aumentando la velocidad, la presión, la temperatura...
mi corazón bombeaba mi sangre con fuerza, aumentando cada vez más y más la temperatura, hasta que la sangre presionaba con fuerza en mi corazón, mi sien, hasta que ardía en mis venas.
El vacío dio paso a la furia. Una silenciosa y fatal furia.
Ni siquiera estaba seguro de tener palabras para expresarla. Agradecí que este sentimiento no me dejara pensar ni recordar. Ni uno solo de los momentos de intimidad prohibida que había compartido a tu lado.
Para no odiarlos. Para no odiarte.
Yo vivía contigo. Compartía casa contigo. Compartía el baño contigo, comíamos juntos.
Cuando nos separábamos al igual que a los demás no dejabas de preguntarme donde estaba, que tal estaba y qué necesitábamos.
¿Qué espectro de tiempo quedaba en tu vida ajeno a la mía?
De modo que....
¿Cómo es posible que haya ocurrido esto...? Jaejoong .... Cuándo??
¿Como has podido ocultar una relación así de mí?
Eso era lo que no me entraba en la cabeza...
Debía ser una persona muy, muy cercana, pero no sólo a ti, si no a todos.
Debía ser una de las Noonas...pero, dios mío , cuál de ellas...?
Cuanto más pensaba en la posibilidad de que alguna de ellas te tuviera, una persona con la que trabajaba codo con codo, me ponía enfermo de ira.
No podría aceptarlo fuera quien fuera.
Me levanté de la silla y comencé a caminar como un animal enjaulado. Tenía que saberlo. Saqué el teléfono movil que quemaba en el bolsillo.
Te llamé.
- hola.- Contestaste simplemente al otro lado de la línea, parecías sorprendido.
- ¿Por dónde vas?
- Pues justamente estoy entrando en el garaje.- Me dijiste.
- Pues quédate ahí. Ahora voy.- Colgué, ni siquiera te di tiempo de contestarme.
Sin decir nada a nadie salí de casa. Creo que nadie me vió salir.
Bajé por el ascensor directamente al garaje.
La sangre golpeaba mi sien más fuerte que nunca. Tan fuerte que sólo podía oír el palpitar de mi propio corazón.
Salí del ascensor. Y escuché tu silbido a mi izquierda. Tu gesto se tensó según viste la expresión de mi cara.
Sabías que no venía a nada bueno. De hecho seguramente te estabas preguntando qué habías hecho ahora.
No te dejaría con la duda mucho tiempo.
-¡¡¡¿¿¿Dime quién es ella???!!!- te ordené según llegaba. Solamente tuve que ver el extraordinario cambio en la expresión de tu cara para saber que todo, todo era verdad.
Dios... si tan sólo pudiera golpearte de nuevo....
Dejaste que te sujetara por los hombros, mientras te atravesaba con la mirada. Y ví la preocupación en tus ojos. Mirabas alrededor.
Estábamos en el garaje del edificio en el que vivíamos. El guarda del garaje, nuestros vecinos, podían venir.
Esta escena era lo último que él o cualquiera de nosotros deseábamos que vieran.
Pero bien sabías, que a mi eso parecía importarme bastante poco en esos momentos.
Me sujetaste de los antebrazos para dirigirme. Viste que al fondo del garaje, donde había plazas vacías, había unas entradas a unos baños y una salida a la planta superior.
Me arrastraste hasta el otro lado de aquellas puertas, que parecían no haber sido usadas en la vida, aún olían a nuevo.
- Empieza a hablar ahora mismo.- Te ordené otra vez en otro tono de voz.
- Changmin....
- Ni siquiera intentes evadir o negar el tema. No estoy para rodeos, te lo aseguro.- Le advertí.
- ¿De qué te sirve saber quien és?- Me preguntaste suspirando, resignado e incómodo.
- Eso es cosa mía.
- Ni siquiera Junho lo sabe.- Te quejaste.
¿Crees que me importaba una mierda lo que supiera o no Junho?
- ¿Qué sabes de ella?- Volviste a preguntar.
- He dicho que me digas quién es!- Te grité. Y la expresión que vi en tu cara no me gustó nada. No era desafiante y altanera como muchas veces que no me querías decír lo que yo quería oír. Te sentías culpable. Y eso era malo.
Hacía daño, ¿sabes?
Esa mirada me hacía tanto daño.
Y tú sabias ya que dijeras lo que dijeras me harías daño.
Yo sólo necesitaba oír una cosa.
Intentaste acercarte más a mí y yo te sujeté, confundido. Giraste los ojos impaciente. Miraste al suelo. No tenías ganas de decirlo.
- Eunsuk...- murmuraste. Yo creí haber oído mal. QUERIA haber oído mal.
Pero sabía que no.
Eunsuk-nuna. Esa que siempre me estaba halagando, ¿verdad?
Con la que siempre discutía porque me pedía siempre más que a los demás. La que siempre decía que tenía mucho más potencial del que realmente usaba.
Esa que tu mismo intentabas defender ante mi, excusando su manera de hablarme porque ella quería escucharme tal y como era capaz de hacerlo.
Si, la misma que me había hecho mejorar durante el último año en japón, como no lo había hecho en los años anteriores. A ella a quién debía el aumento repentino de éxito en mi carrera, a ella a quien le debía casi tanto como a tí.
Cómo has podido.......?
-¿Cuándo terminó?-Te pregunté friamente. No me había dado cuenta de que te habías acercado tanto a mí en los últimos instantes.
- El 17 de Febrero del 2007 sobre las 3 de la mañana.
Apreté los labios al escucharte. Ahora entendía muchas muchas cosas.
Tenía el corazón encogido, el estómago encogido, los hombros encogidos. De la tensión.
Cerré los ojos y apreté aún más los labios. Quería decirte tantas cosas y reprocharte otras tantas. Ni siquiera sabía qué derecho tenía a gritarte.
Pero no estaba seguro de cómo saldría la voz de mi garganta en esos momentos. Sólo serían unos segundos más hasta que me compusiera y entonces podría, podría....
Noté como atrapabas mi labio superior suavemente entre los tuyos. Presionaste levemente mi boca. Cuando abrí los ojos, te veía borroso frente a mi.
Tus manos se deslizaron hasta mi nuca. Y abriste un poco más la boca para besarme de nuevo.
Quería tener fuerzas para apartarte, para gritarte, quizá.
Pero me sentía con tan pocas fuerzas que hasta se me cayeron las manos que tenía sobre tus hombros y retrocedí dos pasos.
Tu no me soltaste y volviste a acercar tu cuerpo al mio. Me miraste a los ojos, con esos ojos oscuros, grandes, profundos y expectantes. Y me besaste.
Cuando intenté alejarme de nuevo me di cuenta de que no podía. La pared color ocre de aquél baño estaba justo detrás de mi. Y atrapaste mis labios de nuevo.
- Jaejoong... – Te dije por primera vez, estando a solas, en estas circunstancias. Por primera vez pronuncié tu nombre.
El tu de antes y el tu de ahora erais casi casi la misma persona. Ese calor de tu boca. Ese que hasta hace poco no había conocido...en realidad Había sido siempre el mismo.
Abriste tu boca un poco más y acariciaste mis labios con tu lengua. Lentamente. Sé que te encantaba hacer eso. Se que no intentabas excitarme. Pero lo hacías.
Y me hubiera encantado evitarlo, pero no podía.
- ¿Por eso querías que me quedase anoche contigo?- Te pregunté, susurrando contra tus labios, para que no se notara como me temblaba la voz.
Volviste a besarme mientras hablaba. Tu no solías hacerlo, pero tenías los ojos cerrados mientras me besabas.
Intentaste abrir mi boca con tu lengua, mientras inclinabas más tu cabeza hacia la derecha. Le devolví la caricia a tu lengua sin querer.
Cerraste la boca y me aparté. Giré mi cara hacia un lado. Evitando tu mirada.
Tu no te alejaste de mí. La punta de tu nariz rozaba mi mejilla.
Y en ese momento lo supe.
Este espeso, doloroso y dulce sentimiento de saber... que no me amabas.
Eso que se tarda toda una vida en aceptar. Lo supe en aquél momento.
Y en ese mismo instante también sabía que.... jamás lo aceptaría.
Mientras buscabas mi boca y con tus pequeños y redondeados labios atrapabas los míos de nuevo... Volví a sentir tu lengua; Tan cálida, tan dulce, tan familiar.
Era imposible asumir la posibilidad de que no lo sintieras todo todo por mi.
Y qué sabía yo entonces, si ni siquiera sabía qué sentía yo por ti.
Amarte....
¿Si yo no lo aceptaba, por qué lo debía aceptar o esperar de ti?
Respondí a tu boca con todas mis fuerzas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
ahhhhhhhhhhhh!
ResponderEliminarque suspensoooooo
sube el proximo capitulo pronto porfa!!!!!^^
ooohhh por dios...pobre de min sufriendo...kiero saber k pasa...yo se k jae lo ama....grax por el fick sigue asiii...!!!
ResponderEliminarsolo te puedo pedir continuación... tengo ganas de llorar ¬¬
ResponderEliminarYO TAMBIEEEEEN
ResponderEliminartengo las lagrimitas ya de fuera
aaaah¡¡
que dolor,
que tristeza,
que bien narra las historias
nunca pense decir esto pero...
+gracias por hacerme llorar+
te salio lindisimo el cap.
oh no pobre Changmin T-T ... y ahora k pasará???
ResponderEliminareres la mejor y no me canso de decir gracias! ... gracias gracias gracias!!!
sufro por min ;O;
ResponderEliminarque paso con jae y esa chicaaa
OMG
amo tu fic
:3 me tiene adicTA
T_T pobre Miiiin !
ResponderEliminarq habra echo jae ?...
Gracias por el fic <3
De verdad que este fic esta bueno
ResponderEliminaraunque no se a donde va en algunos aspectos es como un torbellino para mis emociones
siento una aguja que se clava cada vez que leo un solo parrafo
AH*SUSPIRO*
(K-EDE)