The Open Door cap 13

Sabía que entre más pensara en todo, menos lo entendería, le daba vueltas una y otra vez y no terminaba por encajar nada, no quería agobiarse por cosas que no le correspondían, los problemas no eran suyos, pero de alguna manera no podía evitar hacérselos propios.

-¿de qué sabor será esté? – una segunda voz le sacaba de sus cavilaciones y lo traían de regreso a la realidad

-emm…- miro atento al carrito, trataba de recordar el pedido –de fresa – por fin contesto, y entonces quien le atendía le entrego un cono con una enorme bola de fresa.

Una tercera voz se hizo presente a sus espaldas -vaya, nunca pensé que realmente me lo fueras a comprar jeje –

-¡¿Jae?! ¿Qué haces aquí? – el tono de Junsu era alarmante, le había dado el susto de su vida.

-que grosero – contesto su compañero indignado –me dejaron salir –y finalmente le sonrió arrebatándole el helado y dando la primer probada.

-¡¿Qué?! ¿Estás de broma no?...-

-¿qué te resulta tan increíble?... ¿querías que me quedara encerrado toda la vida en ese lugar aburrido? – dijo haciendo un puchero juguetón

-me parece sospechoso, además… ¿te dejaron este mismo sector? ¿Aún sabiendo que estarías cerca de Changmin? – lo miraba totalmente confundido y muy poco convencido de lo que Jae le decía

-pues esa es la parte fea, me advirtieron sobre eso… pero…-

-Ese “pero” no me gusta…- remarco Junsu con tintes de temor en su voz

-pero no tengo nada que perder así que hoy iré a buscarlo al café – sonrió de manera triunfante.

-Jaejoong…estás loco…pero yo prometí que te ayudaría con el malcriado – dio un fuerte suspiro y agregó – bueno… sólo me queda adaptarme al plan ¿qué sugieres?–

Jae sonrió con ternura y siguió comiendo su helado, Junsu entendió que el plan vendría después de que se terminara lo que ahora saboreaba con tranquilidad, algunas veces le parecía que era como un niño pequeño, pero en otras ocasiones parecía lo contrario.

Recordaba con claridad aquellos tiempos en los que los tres eran un grupo, Jae, Asderel y el.

- qué tiempos aquellos, ¿no Jae? – sonrió tumbándose bajo la sombra de un enorme y frondoso árbol, su compañero le observo hasta el final, sabía a lo que se refería, sin duda, pensaba que aquellos ratos eran los más preciados y estaban guardados en su memoria y en lo más profundo de su ser.

-la verdad si – se sentó a un lado de su amigo, seguía comiendo con tranquilidad su helado, mirando al horizonte, perdido en su pasado.

-Oye Jae… ¿recuerdas cuando los encontré justo bajo este mismo árbol haciendo “cosas”? Jajaja- su risa resonó por todo el lugar, el rostro de Jaejoong había cambiado al mismo color rosado de su cono de helado.

-¡Cállate! ¡No estábamos haciendo cosas! –y desvió su mirada asiéndose el indignado.

Junsu se enderezo y se sentó para lanzarle una mirada picara, tenía claro cómo molestarlo – oh ya… entonces que los dos estuvieran desnudos uno sobre el otro…era para darse calor ¿verdad? Porque…en aquel tiempo hacía un frío que calaba los huesos jajaja –

Jae le dio un fuerte golpe en la cabeza, tanto, que la misma gente del lugar les miro con rareza.

-¡ouch! Entonces ya no diré nada… - renegó aún dolido por el golpazo

-¡para que a la otra no hables de más! – miro de reojo su reloj de pulsera, aún eran las tres de la tarde. -¡ash! Falta un montón para las benditas 6…- estaba fastidiado.

-Si bueno, estar conmigo hace que las horas sean más largas…-

- la verdad si… Junsu eres un aburrido…ven vamos a planear cómo convencer a Min –

-ok –

Sin decir nada, Jae se enderezo y caminó en dirección a una banca de por allí para charlar más en paz.

Dio un fuerte bostezo que no pudo pasar desapercibido del mayor, llevaba un mandil color blanco, la charola en su mano derecha y la jarra de café en la izquierda, estaba llenando la cuarta taza de Yunho.

-¿estás bien Changmin? –

-Es solo que con los sueños acosándome, no he podido dormir nada… y el trabajo está cada vez más pesado… terminare muerto antes de que vengan por mi…- bromeo, algo que no le pareció para nada gracioso para quien tenía frente a el.

-bueno no seas negativo… mira la hora, son las tres… ¿Por qué no le dices a la abuelita que no te sientes bien y que mejor vienes mañana?, seguro que lo entiende –

-claro… y ¿entonces a dónde iré?- le miro arqueando la ceja dubitativamente

-quiero mostrarte algo muy importante…creo que después de lo que verás, podrás tomar la decisión correcta, estoy seguro…- el tono de su voz era un poco triste, estaba hasta cabizbajo, era muy extraño en Yunho, por lo menos el menor nunca lo había visto así.

-mmm le diré…espérame un minuto – se dirigió a la dueña del lugar, tenían que inventarse algo verdaderamente bueno, porque la ancianita no era para nada tonta, estaba vieja pero sabia reconocer cuando alguien le mentía.

Aunque su intento por mentir había fracasado, la mujer le dio permiso.

Llegó hasta donde Yunho y se pregunto a si mismo qué sería aquello tan importante que le quería mostrar…

Se dirigieron al departamento del mayor, en todo el transcurso, ninguno había hablado con el otro por ningún motivo, era extraño que por primera vez no tuvieran tema de conversación.

Llegaron a la puerta, Yunho abrió con lentitud, eran las cuatro de la tarde así que había suficiente luz para iluminar los interiores.

-¿Y bien? – por fin preguntó el menor, quien permanecía de pie al lado de la puerta, sin ninguna intención de quedarse mucho rato en ese lugar.

-bueno…es algo difícil y se supone que está prohibido pero…situaciones desesperadas, requieren medidas desesperadas…-

-¿sabes? Comienzas a asustarme… ¿quieres dejar de jugar? – el menor trataba de mantener la poca calma que aún le quedaba, ya no sabía que esperar de nadie.

Pero el mayor, solo se limito a sonreír, le pidió a Min que tomara lugar en el sofá, y en una actitud extraña, cerró la puerta con llave.

-Yunho no voy a ir a ningún lado, no es necesario que cierres la puerta con llave…- los nervios eran cada vez más evidentes.

-…nunca se sabe… -respondió cortantemente.

-¿qué te traes? ¿Acaso vas a matarme? – le lanzo una mirada desafiante

-jajaja no digas tonterías… Min de verdad quiero ganarme tu confianza, sé que has mantenido contacto con los otros…-

-¿lo sabes?... ¿y? – se cruzo de piernas y llevo su mano a la barbilla, simulando tener el control de la situación.

-déjame terminar… hace unos días me preguntaste de que bando era… ¿lo recuerdas? – dio unos pasos y se coloco a distancia prudente frente al menor.

-si, pero dijiste que no me lo dirías hasta que estuviera muerto…-

-yo no dije eso…- inclino su cabeza

-¡ve al punto de una vez!…no tengo tiempo para quedarme aquí a charlar – y retomo su postura cerrada.

-bueno…voy a mostrarte de qué lado soy….tu sacaras tus conclusiones –Yunho suspiro, dio dos pasos hacia atrás, alejándose un poco de Changmin, se dio la media vuelta y desabrocho uno por uno los botones de su camisa, luego, descubrió con delicadeza su espalda.

Min mantenía la mirada fija en todo lo que el mayor hacia, realmente estaba aterrado, pero, con las experiencias viene la sabiduría, y las anteriores le habían ayudado a hacerse más fuerte.

Con la mirada fija sobre la espalda de su compañero, vio con tremendo horror como al hacer un pequeño esfuerzo, sus músculos se tensaron, y luego de que algo dentro de la piel de su espalda se moviera, al sonido de crujido de huesos, dejo salir la verdad.

-son…- sus ojos se abrieron como platos, lo estaba viendo y no lo creía, era terrible, imposible, sin lógica alguna –a-alas…- las alas eran de plumaje blanco, aunque no lucían para nada parecidas a las de alguna ave conocida, y mucho menos eran como las pintaban las películas, aquellas alas frente a él, estaban bañadas en sangre, y se notaba que con cada pequeño movimiento, era un dolor terrible para el portador.

-entonces tu…. ¿eres…?- no podía, no lo creía, simplemente no podía aceptar que aquello frente a el fuera real, sintió como su estomago le causaba estragos por la tremenda impresión.

-un ángel Changmin…eso es lo que soy… ¿vas a creen en lo que te diga de ahora en adelante? … después de esto, eres capaz de ver quienes están del otro lado… así que decide…- aunque el mayor estaba hablando, la mirada de Min solo podía ver una cosa, las alas, es que no podía ser posible.

-imposible… ¡no puede ser!... – se dejo caer sobre sus propias rodillas, llevándose ambas manos a su estomago, definitivamente no se sentía para nada bien, no era lo mismo imaginarlo que verlo, sintió algo subir por su garganta, al mismo tiempo se hecho para delante y vomito.

Quien estaba frente a el, se alarmo, guardo aquello que le había impresionado tanto y se coloco a la altura de Min en el suelo.

-¿estás bien? –dijo acariciando su cabeza

-¡No!... ¡rayos!... entonces los del parque son… -sin tiempo de dar explicaciones se puso de pie como pudo, esquivo a Yunho y tomo sus cosas, la llave estaba sobre una mesita, así que no tardo en tomarla y abrir la puerta para abandonar aquel lugar.

-¡Changmin! – aunque le llamo, no pudo ir tras el, estaba demasiado preocupado por lo que había hecho, sabía que se enterarían, nada pasaba desapercibido de sus ojos y el castigo sería grande.

Estaba corriendo lejos de allí, no por huir, si no porque esto era el colmo de todo…

De pronto nada a su alrededor tenía sentido…

Y a la vez si…

Esto que había hecho Yunho era un enorme paso para descubrir la verdad, según los libros y como se le enseño desde pequeño, los ángeles eran los buenos, eso solo quería decir una cosa…

Que había estado del lado equivocado todo el bendito tiempo…

Llegó presuroso al parque, miro por todas partes, buscando señales de ese tal Junsu.

-¡mocoso malcriado! ¿Me buscabas? – escucho por detrás suyo.

Junsu de pronto noto que no estaba para nada normal, de hecho ese sudor en su frente decía que algo había pasado.

-¿dónde está Jae? – aunque agitado, no le quitaba la fuerza para decir las cosas con claridad y en un tono hasta exigente.

-el esta…- estuvo a punto de decir algo cuando Jae salió detrás de Junsu

-¿Qué pasa? – y no le miro

Min camino directo hacia el -¡Maldito mentiroso! –

Ninguno de los dos mayores entendía nada de lo que el menor estaba diciendo, ¿los estaba acusando de mentirosos?

-Changmin ¿qué pasa? – dio dos pasos en dirección a el, pero el menor inmediatamente los retrocedió, eso no pintaba nada bien.

-no me preguntes qué pasa… ¡sé lo que son!... – apunto con su dedo a ambos, acusatoriamente.

Jae se limitó a sonreír, ya se imaginaba lo que vendría, aquel que se hacía llamar Yunho, debió estar muy desesperado como para revelar su verdadera identidad frente a Min.

-¡no te rías! – gritó, se dirigió a Jae y lo tomo por el cuello de su chaqueta, amenazando con golpearle, aún así, el agredido se limitó a mirarlo, y luego de un rato en silenció

-entonces dilo –

-dime si ¿es verdad o no? –sollozo el menor, dejándole poco a poco libre

-dilo y te responderé – clavó su mirada en el pasto.

Junsu permanecía en silencio, no podía hacer mucho en esta situación

Changmin dudó un poco en continuar, aunque se había calmado, lo que estaba sintiendo ahora era un extraño vacio, así, sin más, dejo salir de su boca la palabra -demonio –

Jae se sintió morir, y su compañero lo había notado

-si- casi había dejado salir entre susurros, como si no hubiera querido contestarle, enderezo su cabeza para mirarle – pero yo te dije hace tiempo que necesitaba que dejaras de creer en lo que crees y me entregaras tu confianza…- sus palabras fueron interrumpidas.

-¡en aquel momento no lo entendí!... los libros, los historiadores, los mitos, todo habla de ustedes como lo peor de lo peor… ¡¡no puedes venir y decirme que deje de creer en algo que es así desde el principio de los tiempos!! – realmente no sabía si aquellas creencias venían desde el principio de los tiempos, pero, si que tenían años de antigüedad, aunque la religión no era para nada de su gusto ni de su agrado, estaba consciente de que lo que le pedía Jae era totalmente absurdo, que no creyera no quería decir que fuera estúpido…

-¿entonces?...-

Jae le acababa de preguntar “¿entonces?” la respuesta era clara para el menor ahora, no tenía más dudas, se habían disipado, le miro fijamente por un segundo, no dijo absolutamente nada, solo, quería alejarse de allí, no tenía nada más que decir,

Nada…

Vieron como aquel se alejaba de allí sin decir nada, Jae tomo impulso para seguirlo, pero inmediatamente una mano le detuvo.

-no Jae, esto ya no tiene caso… déjalo ir en paz…- y tras un suspiro, Junsu cerró los ojos totalmente desganado.

Cabizbajo, Jae miro a su compañero con absoluta tristeza, le regalo una sonrisa diminuta y débil –pediré mi traslado a otro sector… solo de esa manera dejare de buscarle… - y le dio una palmadita en el hombro a quien le miraba con nostalgia.

-lo siento… -

-no Junsu… sabía desde el principio que esto podría pasar…me había dicho que una vez conquistado, conquistado para la eternidad…ahora me doy cuenta de que fue una falacia, ¡una verdadera mentira!… no puedo ayudarle más… me aferre a algo que ya no existe… - miro el camino por donde aquel se había ido, y luego…

Desapareció de la vista de su compañero, internándose en aquel enorme parque…

No tuvo que decir nada…

Eso era un adiós…

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