Newton's Third Law cap 7

Bostezando sonoramente mientras caminaba hacia la sala para comenzar un nuevo día, los pies de Jaejoong se atoraron en algo y por poco pierde el equilibrio. Una botella a la mitad de vodka rodó por el suelo, como si estuviera burlándose de él. Miró la botella y la levantó.

Entró en la sala y vio a Yunho y Yoochun desplomados en el sofá. Ambos dormían profundamente y Yunho dejaba escapar un pequeño ronquido de vez en cuando. Yoochun estaba acurrucado en una posición tan incómoda que sería el infierno para sus hombros y cuello cuando despertara. Sobre la mesa había dos vasos casi vacíos. Suspirando con resignación, Jaejoong levantó los vasos y los llevó a la cocina. Lavó los vasos y puso la botella de vuelta en el gabinete, donde Yunho siempre la escondía.

Jaejoong volvió a la sala y vio que Yoochun se movía incómodamente en el sofá. Estaba a punto de despertarlo cuando Yoochun casi se cae por el borde del cojín. Se las arregló para detenerse a tiempo. Se sentó lentamente mientras Jaejoong lo miraba con curiosidad.

Yoochun tardó un par de minutos más para despertar completamente. Fue entonces cuando su cuerpo comenzó a protestar. Los hombros le dolían y la espalda lo mataba con cada pequeño movimiento. Al menos no le dolía la cabeza por la resaca, aunque sentía como si alguien le hubiera llenado la boca con bolas de algodón.

Jaejoong reprimió una risilla ante la confusa mirada de Yoochun.
—¿Estás bien? ¿Tienes resaca?

—No, no tengo. Sólo estoy algo adolorido. Voy a bañarme —se encogió de hombros que derivó en muecas cuando la simple acción envió una oleada de dolor por toda su espalda. Se levantó lentamente y tomó la almohada y la manta. Jaejoong lo miró con preocupación mientras arrastraba los pies hasta su habitación.

Jaejoong volcó su atención al otro hombre que seguía profundamente dormido. Se agachó un poco para besar la frente de Yunho, causando que se moviera un poco. Abrió sus ojos un poco, parpadeando varias veces antes de notar la presencia de Jaejoong. Una brillante sonrisa adornó sus facciones mientras el otro le sonreía.

—Eres una hermosa vista con que despertar por la mañana —dijo Yunho seriamente, causando que un ligero sonrojo apareciera en las mejillas de Jaejoong.

—Yunho-yah, eres un idiota —dijo con algo de vergüenza.

De repente Yunho se vio rodeado por los brazos de Jaejoong cuando este lo abrazó fuertemente. Una mano estaba revolviendo su cabello, mientras la otra acariciaba detrás de su cuello suavemente. Jaejoong apoyó la cabeza perfectamente en su hombro izquierdo.

—Anoche me desperté y tú no estabas. Salí a buscarte y escuché por casualidad tu conversación con Yoochun —suspiró en su oreja. Yunho sintió su corazón acelerarse, y trató de organizar sus nerviosos pensamientos. Suspiró profundamente para calmarse.

—Jae…

Jaejoong puso sus dedos en sus labios para callarlo, y lo miró con sus profundos ojos cafés.
—Creo que eres un tonto… por no decirme. Ahora, escucha con cuidado, sólo voy a decir esto una vez. Nunca me alejaré de ti. ¿Quedó claro?

Yunho tragó fuerte, acercando Jaejoong aún más en su abrazo antes de responder.

—Como el agua.

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—Changmin, despierta.

—Cinco minutos más —se quejó Changmin, cerrando los ojos más fuerte, reacio a dejar el calor de la cama.

Escuchó unos pasos y el malvado sonido de las persianas abriéndose. Brillante luz de sol llenó la habitación, dándole de lleno en la cara.

—Argh… —gruñó, hundiéndose más en la almohada. Se puso la manta sobre la cabeza y trató de volver a dormir. Se vio frustrado por alguien que arrancó la manta de su cuerpo. Se estremeció un poco por el frío de la habitación y se acercó a lo que sea que le diera calor y estuviera más cerca.

Changmin se aferró al maravilloso calor, su mente bloqueó los quejidos y las indignantes protestas. Justo cuando se estaba poniendo cómodo, comenzaron a sacudirlo. Abrió los ojos y frunció el ceño. Su vista se centró en la cara de Yoochun, la que estaba directamente frente a él.

—Min, ¿estás despierto por fin?

—Sí —respondió Changmin mientras Yoochun se alejaba de él.

—¿Te saldrías de mi cama y de mi cuarto ahora? Necesito cambiarme.

—Siéntete libre de cambiarte frente a mí. No me importa.

—A mí sí. De hecho, ¿por qué estás en mi cama?

La sonrisa de Changmin podría iluminar un árbol de navidad, y ahí estaba él, sonriendo como el gato al canario.
—Por lo que dijiste anoche.

Yoochun se sintió de pronto como sí una lámpara gigante brillara sobre él. Ya casi esperaba que un policía de apariencia brusca caminara hacia él y lo amenazara con golpearlo si no podía recordar. Decidió ir por lo fácil, mejor.

Enarcó una ceja y esperó por una explicación. Changmin lo miró fijamente, aún sonriendo de manera presuntuosa que estaba comenzando a poner nervioso al otro. Después de algunos minutos de mirarse uno a otro, una incómoda suposición se formó en la mente de Changmin.

—¿No lo recuerdas? —preguntó en un hilo de voz. Cuando sólo recibió silencio como respuesta, repitió—: De verdad no recuerdas lo que me dijiste, ¿verdad?

—Cla… Claro que recuerdo —dijo Yoochun en cambio—. Ahora vete. Necesito cambiarme —sacó a Changmin de la cama y lo empujó entre protestas fuera de la habitación. Cerró La puerta tras él

Apoyado contra la puerta, Yoochun se devanó la mente acerca de qué pudo haberle dicho a Changmin en ese momento de descuido.

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—Yoochun, toma más nueces de Ginkgo. Escuché que ayudan a mejorar la memoria —Changmin sonrió dulcemente y vació una enorme cucharada de la fruta en el tazón de Yoochun. Yoochun las comió sin protestar, no queriendo provocar que el menor hiciera algo más drástico aunque no le gustaban las nueces Ginkgo.

Jaejoong hojeó el periódico, intercambiando secciones con Yunho. Junsu comía su desayuno mientras revisaba el horario para la semana. Reaccionó un poco tarde cuando vio los nombres que volvían al trabajo hoy.

—Hey, ¿por qué Yoochun y Yunho volverán a otra toma del photoshoot?

—No lo terminamos esa vez porque Yoochun se lastimó. Así que Jaejoong, Changmin y tú están libres hoy —explicó Yunho, sin quitar su atención de la sección de deportes del periódico.

—Yunho-yah, ¿puedo salir al centro? —Changmin sonrió con simpatía mientras daba más cucharadas de nueces de Ginkgo a Yoochun, quien hacía muecas.

—Claro. ¿Alguien más quiere salir a algún lado?

—Yo voy a descansar en casa hoy. Leeré algo antes de volvamos a los ensayos la próxima semana —respondió Jaejoong. Yunho miró a Junsu, cuestionante.

—Necesito revisar las computadoras del cuarto de trabajo. Volveremos a presentarnos, así que me quedo. Además, no tengo ganas de lidiar con fans gritonas hoy.

Yoochun jugaba con las frutas en su tazón, hasta que descubrió a Changmin mirándolo. Sonriéndole débilmente, Yoochun se forzó a comer otro bocado. Eso le valió una brillante sonrisa del menor. Yoochun hizo una nota mental de hacer sonreír así a Changmin más seguido.

—Entonces, Changmin, ¿a dónde vas exactamente? — preguntó Yunho. Yoochun dejó sus palillos en la mesa, renunciando a su banquete de nueces de Ginkgo.

Changmin levantó la vista.
—Necesito algo de aceite de hígado de bacalao. Escuché que ayudan mucho a mejorar la memoria.

Yoochun se quejó con un gemido en voz alta y comenzó a masajearse las sienes que comenzaban a darle punzadas.

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Caminando de aquí para allá a la deriva y solo en el centro comercial de la ciudad en una mañana hábil, no era exactamente la idea de Changmin de diversión. Sacudió la bolsa con la botella de aceite de hígado de bacalao. Había estado bromeando con eso hasta que Yoochun dijo con un tono atormentado que tal vez necesitaba ayuda para mejorar su memoria.

Comenzaba a creer que había desarrollado una especie de inmunidad a ser herido por los insensibles comentarios de Yoochun. Como sea, aún dolió cuando se dio cuenta de que Yoochun no recordaba lo que le había dicho la noche anterior. Fue como si alguien hubiera clavado un trozo vidrio muy afilado justo en el centro de su corazón y después le diera vueltas.

Todas esas veces, Changmin necesitaba animarse. Necesitaba “comida de consuelo”, y sabía exactamente dónde conseguirla.

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—¡Min-ah, viniste! Pensé que te habías olvidado de esta anciana —la energética señora gritó desde la puerta de su restaurante favorito. Lo llevó hasta la mesa de siempre al fondo y Changmin estaba algo desanimado de ver a un hombre sentado en su lugar.

—Estamos un poco llenos hoy. Aún puedes usar tu mesa, pero tendrás que compartirla con alguien —la señora sonrió ante la mirada cautelosa de Changmin—. No te preocupes, es un hermoso joven. Casi termina con su comida. Prometo que no serás acorralado por chicas.

El hermoso y joven hombre en cuestión lo estaba viendo con notorios ojos color zafiro, rodeados por largas y negras pestañas, indicación de que probablemente era de sangre mixta. Tenía un revuelto y rebelde cabello negro que se negaba a ser amoldado. Se ondeaba un poco a la altura de su esbelto cuello, tentando a la gente a jugar con él. Altos pómulos y nariz naturalmente respingada con un alto puente, definían sus facciones. La camiseta amarilla que vestía acentuaba su torneado físico. Era un atractivo hombre joven que podía perfectamente hacerle la competencia a Jaejoong.

—Este joven no te molesta, ¿verdad? —la señora bajó la vista hacia él y el joven asintió suavemente, mirando su tazón de Baesook.

—Pero… —protestó Changmin cuando la señora lo sentó a la fuerza en la silla frente al joven.

—Sin peros, te sientas aquí y te traigo lo de siempre —sonrió y volvió a la cocina, dejando a los dos hombres mirándose.

—Esa señora da miedo —dijo el joven para que sólo Changmin lo oyera.

—Si no fuera porque cocina un bibimbap realmente celestial… —dijo Changmin sabiamente.

—…No estaría aquí —el chico completo su comentario. Los ojos de Changmin brillaron y asintió vigorosamente. Comenzaron a reír fuertemente, atrayendo las miradas de los clientes cerca de ellos.

El joven extendió su mano frente a Changmin y sonrió.
—Hola, soy Hyun Ki, ¿y tú eres…?

—Soy… uh… Min —contestó y tomó su mano en un fuerte saludo—. Gusto en conocerte, Hyun Ki. Y, ¿cómo descubriste este lugar?

—Un amigo mío me trajo hace algunas semanas y no pude dejar de soñar con su Kimchi Bokkeumbap —confesó Hyun Ki, y Changmin rió—. ¿Qué hay sobre ti? —preguntó Hyun Ki.

—Fue serendipity —dijo Changmin—. Me perdí por aquí hace un año y tropecé con este restaurante cuando pensaba que estaba a punto de colapsar de hambre. Desde entonces he sido un cliente regular.

—No lo dudo, la dueña parece conocerte bastante bien.

Los labios de Changmin se curvaron levemente.
—Bueno, vengo cada que tengo tiempo. Para mí, esta es la mejor comida de consuelo.

—¿Comida de consuelo?

—Cuando estoy deprimido, vengo aquí también.

Una mirada de comprensión apareció en la cara de Hyun Ki.
—¿Estás preocupado por algo ahora?

—Algo así. Estoy más confundido que preocupado —Changmin sonrió pensativamente.

—Bueno, a veces, hablar sobre eso ayuda —Hyun Ki lo miró más de cerca—. Déjame adivinar… ¿es sobre una chica?

Yoochun difícilmente calificaba como una chica. Como sea, Changmin no quería más rumores de que ellos eran gay. Jaejoong y Yunho llenaban su cuota de ese rumor aún sin intentarlo.

—¿Min? ¿Es sobre una chica? —le instó Hyun Ki, llamando la atención de Changmin.

—Lo siento, estaba pensando en algo más.

—¿Pensando en la chica? —bromeó Hyun Ki.

Changmin respiró profundamente y dejó salir todo lo que lo molestaba.
—Es como si nos estuviéramos rondando. Una vez vi una película que decía que hablar sobre el amor es como bailar sobre la arquitectura. No puedes bailar arquitectura de la misma manera en que no puedes hablar de amor.

—Déjame volver a adivinar. ¿La chica te rechazó?

Changmin dudó antes de responder.
—No realmente.

—¿No puede aclarar su mente?

—Algo así.

—Entonces, ella no puede decidirse contigo. Tal vez necesita más tiempo. El único consejo que puedo darte, dale un límite de tiempo. Si ella no puede aclararse para entonces, deberías olvidarla —le sugirió Hyun Ki.

—Desearía que fuera tan fácil —Changmin rió con aire resignado. De repente sonó el celular de alguien.

—Lo siento, es el mío. Debo tomar la llamada —Hyun Ki hizo una venia con la cabeza en forma de disculpa y salió. Al cabo de unos minutos, volvió.

—Debo irme. Surgió algo importante. Escucha, fue genial hablar contigo y espero que tu problema de novia se resuelva —dijo Hyun Ki mientras comía el resto de su postre.

—Fue agradable hablar contigo también. ¡Gracias por tu consejo! —gritó Changmin mientras Hyun Ki salía apresuradamente, con una sonrisa y agitando la mano.

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—¿Dónde está Changmin?

Jaejoong apartó la vista del periódico que leía para mirar a Yoochun sosteniendo una bolsa de papel elegantemente adornada. Yunho lo seguía de cerca con una hermosa caja. Jaejoong los miró con curiosidad.

—Min está en el cuarto de trabajo con Junsu. Se encerraron ahí desde que Changmin volvió. ¿Cómo estuvo la sesión de fotos?

—Bien. Terminamos pronto, pero Yoochun quería comprarle algunos pasteles a Changmin, así que hicimos una parada —Yunho acercó la caja para que la viera—. Te traje un pay de queso y chocolate Godiva.

—¡Gracias! ¿Qué hay de ti, Yoochun? —preguntó, pero al no obtener respuesta volvió a intentar—. ¿Yoochun?

—¿Qué? Perdón, voy a buscar a Changmin. Hablamos luego —dijo mientras iba hacia el cuarto de trabajo, llevando cuidadosamente la bolsa.

—Ha estado comportándose así toda la mañana. Es como si estuviera nervioso por algo —le explicó Yunho cuando Yoochun salió de la sala.

—Es mi turno de descubrir qué pasa. Tú sólo siéntate aquí y descansa —Jaejoong sonrió y siguió de cerca a Yoochun. Su curiosidad sacaba lo mejor de él.

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Changmin se mordió el labio dudosamente mientras trataba de sacarlo. Cerró los ojos mientras oraba por auto control. Era un proceso delicado y lo último que quería era que sus esfuerzos fueran en vano. Sus dedos temblaban un poco y sus palmas sudaban. Junsu lo miró expectantemente. Cerró los ojos y esperó a que Changmin hiciera algún movimiento. Después de un momento Junsu abrió los ojos, frustrado.

—Estás tardando demasiado. Tal vez deberías sacarlo rápidamente.

—Shh… deja de hablar y déjame decidir —dijo Changmin impacientemente.

Yoochun se preguntó de qué estaban hablando y se congeló justo afuera del cuarto de trabajo. Jaejoong que venía justo detrás de él, chocó con su espalda.

—¡Duele!—gritó y Yoochun le tapó la boca con la mano, callándolo. Se puso un dedo en la boca indicándole a Jaejoong guardar silencio. Cuando éste asintió, removió su mano lentamente.

—¿Por qué estás aquí afuera? —susurró Jaejoong.

—Quiero darle algo a Changmin —dijo Yoochun suavemente, sosteniendo la bolsa.

—Ya dijiste eso dos veces, pero estás aquí afuera y la puerta está cerrada. Deberías abrirla —Jaejoong movió su mano hacia la perilla de la puerta y estaba a punto de girarla cuando alguien dentro dejó escapar un fuerte y sentido gruñido.

—Tal vez deberías pedirle un poco de aceite para masajes a Jaejoong y ponérselo. Quizás salga más fácil —dijo Junsu en voz alta. Jaejoong se cubrió la boca para prevenir un grito. Tomó el hombro de Yoochun fuertemente y el otro trató de quitarlo incesantemente.

—Di lo que quieras ahora. Cuando lo saque me estarás suplicando que pare —dijo Changmin, y la mente de Yoochun dejó de procesar la información que recibía.

—¿Necesitas mi ayuda? Sabes que soy muy bueno con las manos —dijo Junsu en un tono muy sugestivo.

—¡Hey, detente! ¡Por favor, no hagas eso! —dijo Changmin en una voz llena de pánico. Entonces se escuchó un grito de protesta. Hubo más forcejeos y crujir de ropa. Jaejoong miró inquietamente a Yoochun, cuyas manos casi aplastaban la bolsa de papel.

—¡No, no lo hagas! ¡No lo toques! —gritó Junsu.

Jaejoong ya había escuchado suficiente. Giró la perilla y abrió totalmente la puerta. Dos hombres los miraron desde la inestable estructura de Jenga con muchas piezas de madera faltantes. Changmin estaba sacando una es particular que colgaba precariamente del lado izquierdo.

—Jenga. Están jugando Jenga —Jaejoong soltó un suspiro de alivio. Yoochun se forzó a suavizar el agarre de la bolsa de papel.

—¿Qué pensaban que hacíamos? —preguntó Junsu mientras Changmin seguía sacando lentamente la pieza. Estaba a punto de lograrlo cuando la estructura se balaceó lentamente de un lado a otro antes de colapsar entre los alegres gritos de Junsu y los frustrados quejidos de Changmin.

—¡Estaba a punto de ganar! —gimió Changmin, decepcionado— ¡He perdido seis veces seguidas!

—Mejor suerte para la próxima —canturreó Junsu.

Changmin frunció el ceño hacia Junsu cuando una bolsa de papel un poco arrugada apareció frente a él. Changmin vio que era Yoochun quien la sostenía. Tomó la bolsa y la abrió. Era una gran rebanada de pastel de fresas cubierta de crema. Las fresas eran color rojo rubí, y la crema era fresca y tenía trozos de fresas por todos lados, sobre tres capas de suave y esponjoso pastel amarillo. Yoochun desvió la mirada cuando Changmin lo miró con sorpresa.

—Yoochun lo compró en ese famoso café que sale en la revista. Hicieron fila por una hora para poder comprarlo —señaló Jaejoong y Changmin admiró la elegante repostería.

—Gracias.

—Junsu, hay más de varios sabores. Afuera —y con eso Jaejoong sacó a Junsu a empujones del lugar.

—¿No vas a comerlo? —preguntó Yoochun luego de unos momentos de ver a Changmin admirar la rebanada de pastel como si fuera una preciosa exhibición de museo.

—Ah, sí. Sí —Changmin tomó un bocado de la apetitosa tarta. Era difícil encontrar un buen pastel de fresas. Y añadiendo el hecho de que Yoochun había hecho fila por una hora para comprarlo, lo hacía aún más delicioso.

—Changmin-ah.

—¿Sí?

—Estaba pensando que podríamos salir el próximo fin de semana.

—Claro —Changmin asintió, disfrutando el dulce sabor de las fresas, perfectamente complementado con el sabor del pastel.

—Sólo nosotros dos.

—Mm… ajá.

—¿Estás escuchándome?

—Claro. Es sólo que este pastel es realmente delicioso —dijo Changmin mientras comía otra fresa.

Yoochun se rió, y confirmó una última vez.
—Entonces los dos saldremos el sábado.

Viendo un poco de crema de la comisura de los labios del menor, Yoochun levantó la mano para limpiarla con el pulgar. Changmin parpadeó totalmente sorprendido antes de sonrojarse furiosamente. Yoochun sonrió brillantemente y salió del lugar.

Changmin comió otro trozo de pastel y se preguntó si Yoochun estaba enfermando. Parecía como si acabara de pedirle a Changmin salir a una cita. El menor se detuvo de golpe mientras recordaba la última parte de la conversación con Yoochun.

Yoochun le pidió salir en una cita.

Le tomó un minuto para asimilar todo completamente. Cuando lo hizo, Changmin levantó el puño al aire y dio saltos por toda la habitación, gritando a todo pulmón.

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