Pero no por eso debe pensarse que era una persona fría, sin sentimientos o que no creaba lazos de unión con las personas, nada más alejado de la verdad. Era alguien amable con todo el mundo. Siempre tenía una sonrisa sincera en el rostro para cualquier persona que lo necesitara.
Como siempre era muy responsable y puntual en su trabajo, muy poca gente sospechaba que pertenecía a una de las grandes familias del país, aunque él estaba orgulloso de serlo. En resumen, era una persona querida y respetada por quienes lo rodeaban.
Pero una cosa era cuidar y preocuparse por todos, y otra muy distinta era relacionarse con alguien sentimentalmente. En ese aspecto era mucho más reservado y cauteloso, siempre pensando muy bien antes de actuar. Definitivamente el amor a primera vista no tenía cabida en su mundo.
Eso hasta que se topó con Shim Changmin.
Por alguna razón que desconoce (de la que después se enteró), el señor Shim lo había invitado a cenar a su casa, cosa que lo sorprendió mucho. No es que no se llevaran bien, al contrario, podían considerarse grandes amigos a pesar de la notoria diferencia de edad, pero lo que le extrañó fue que sólo lo invitó a él, no a su padre.
Durante esa cena el señor Shim le pidió que aceptara a su hijo en su empresa para instruirlo y que aprendiera del “mejor y más joven administrador en la historia de Corea”. Yunho aceptó, aunque no le entusiasmaba mucho la idea. No porque le desagradara el joven Shim, de hecho, y a pesar de no conocerlo personalmente, Joon Sung le ha hablado tanto de él (se notaba que el hombre estaba orgullosísimo de su hijo), que Yunho ya siente que lo conoce; el problema era que realmente no tenía idea de qué es lo que se supone que tendría que hacer.
Cuando la cena terminó, se dirigió a su coche y chocó de frente con otro chico, y tuvo que sostenerlo para evitar que cayera. Cuando Yunho vio al hombre que, literalmente, tenía entre sus brazos, infinidad de corazones rosa comenzaron a flotar por todo alrededor.
Fue un definitivo y certero flechazo, y curiosamente, contrario a lo que cabría esperar dada su filosofía de vida, no le costó nada aceptarlo y asumirlo, le pareció la cosa más fácil y natural del mundo. El mejor accidente de su vida. No pudo reprimir la sonrisa que asomó a sus labios.
—Perdón, no me fijé por donde iba, lo siento.
Y escuchar su voz sólo le convenció de lo que ya sabía: no sería algo pasajero. Cuando se sonrojó se veía tan adorable, tan inocente… Aspecto que contrastaba claramente con sus fuertes facciones masculinas. Era alto, más que él, su cuerpo podía adivinarse bien trabajado, a pesar de la holgada ropa que llevaba, y su mirada denotaba una gran inteligencia y también ternura. ¿Podía este chico ser más perfecto? Y la respuesta es: Sí.
—... Mi padre es el señor Shim...
Era nada más y nada menos que Shim Changmin, su futuro empleado/compañero a partir de la siguiente semana; o sea que pasarían muchas tardes juntos. Dios existe, y sin duda lo amaba mucho como para darle semejante regalo.
Ese día se fue a casa con una enorme sonrisa estampada en los labios. Sonrisa que lo acompañó por muchísimo más tiempo de lo habitual.
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Los días siguientes fueron los más largos y los más cortos de la vida de Yunho.
Largos porque, obviamente, quería pasaran lo más rápido posible para poder ver de nuevo a Changmin, y el tiempo le parecía eterno. Cortos porque todo el día estaba de un humor maravilloso, hacía su trabajo con mayor gusto que antes y el tiempo se le iba volando… Aunque aún así seguía impaciente.
Y un buen día Yunho despertó y se dio cuenta de que era lunes por la mañana, y en aproximadamente 8 horas sería lunes por la tarde, y comenzó a ponerse ansioso… y muy nervioso. Se lavó los dientes unas tres veces, tardó una hora en escoger el traje que se pondría, y el doble en arreglar su cabello. Eso sí, le tomó la mitad del tiempo habitual llegar a su oficina.
Una vez en su trabajo, después de la hora de la comida, más o menos cada 10 minutos Yunho observaba la hora en su reloj, y en el de la oficina. Algo bastante estúpido, teniendo en cuenta que no sabía a qué hora se presentaría Changmin. Pero estaba enamorado, ¿qué más se podía esperar?
De repente, y de la nada, su corazón comenzó a latir a un ritmo muy apresurado, como si quisiera dar todos los latidos que le quedaban por delante en tan sólo un minuto. Sin saber muy bien el por qué, salió de su oficina, y ahí estaba él en todo su esplendor. El chico que le robaba los suspiros. Su razón y su motivo desde hacía más o menos unos 5 días. Y el sólo hecho de verlo nuevamente reafirmaba esa seguridad, esa certeza de que así sería por siempre.
—¿Changmin? —no pudo ocultar el nerviosismo de su voz. Ni siquiera lo intentó.
La cara de Changmin era de total sorpresa, como si no esperara encontrarlo aquí. ¿Qué su padre no le había mencionado que trabajaría con él?
— ¿Usted? —preguntó Changmin luego de un silencio breve pero incómodo—. ¿Qué hace usted aquí?
—Yo trabajo aquí —respondió Yunho calmadamente.
— ¿Qué?
—Que yo trab…
—Sí, sí. Eso lo entendí bien —«¿es sólo mi imaginación o ya me había encontrado antes en esta situación?»—. Pero, ¿qué no se supone que aquí trabajaba el amigo de mi padre? ¿El señor Jung Yunho?
—Así es. Ése soy yo. La última vez te marchaste tan rápido que no pude presentarme —sonrió al recordar ese día—. Pero no tienes por qué decirme señor Jung, o hablarme de usted… Pero bueno, después podemos hablar de eso. Por el momento, pasa a mi oficina para hablarte acerca de tu trabajo aquí.
De acuerdo… ¿Eso había sonado tan frío y cortante como a él le pareció? Pero es que no pudo evitarlo, la cercanía del menor lo estaba poniendo terriblemente nervioso. La situación estaba oficialmente fuera de sus manos. La única salida posible era adoptar su “máscara de negocios”.
Changmin por su parte, casi agradeció ese cambio de actitud. Ese hombre lo seguía poniendo incómodo. La forma en que lo miraba le causaba una sensación de enorme vacío en el pecho. No podía decir que fuera dolorosa, era más parecido a una sensación de presentimiento. Como si supiera, muy en el fondo del alma, que ese hombre iba a provocar algo en él.
La reunión fue muchísimo más formal que sus anteriores encuentros, pero también muchísimo más relajada, principalmente porque Yunho había logrado ocultar su nerviosismo y porque Changmin ya no se sentía amenazado con su presencia.
Básicamente el trabajo de Changmin sería sencillo. Llevaría la agenda de Yunho, confirmaría sus citas, lo tendría al día con las novedades del mercado y lo asistiría en las reuniones de trabajo con sus socios o clientes. Su padre tenía razón cuando le dijo que este chico necesitaba una especie de asistente personal.
Como la mayoría de sus responsabilidades no requerían su presencia en la oficina, acordaron que asistiría los días lunes, miércoles y viernes. Eso dejaría los martes, jueves y sábados, además del domingo, libres para sus estudios o lo que quisiera hacer.
—Supongo que también tienes una vida privada que quieres mantener, ¿no? —preguntó Yunho, y por un momento su mirada volvió a cargarse con toda esa intensidad que tanto incomodaba a Changmin.
El menor ni siquiera lo notó, pues a la mención de “vida privada” su mente voló hasta su novio. Su mirada se tornó soñadora, sus mejillas se sonrojaron levemente y una boba sonrisa afloró en sus labios.
—Pues… Algo así —su voz revelando aún más su nerviosismo.
Ninguno de esos detalles pasó desapercibido para el mayor. Una punzada de decepción atravesó su pecho.
«¿Así que ya tiene a alguien?» pensaba «Es obvio que sí, ¿qué esperabas, Yunho? Es el ser más perfecto que te hayas topado alguna vez, lo más lógico es pensar que tiene una novia tan bonita y perfecta como él… Eres un tonto Yunho»
A pesar de su auto sermón, Yunho no pudo evitar la tristeza que le cayó encima. Sólo le quedaba soportarla… Además, de ahora en adelante pasarían mucho tiempo juntos, y las cosas podrían cambiar. No es como si se fuera a rendir al primer obstáculo, ¿verdad? Dicen que la esperanza es lo último que muere, y que el que persevera alcanza, Y Yunho está dispuesto a probar ambas afirmaciones.
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Jaejoong y Yoochun se encontraban recostados en su cama, de la misma manera en que solían hacerlo antes de dormir; Yoochun de espaldas sobre la cama y Jaejoong recostado sobre su pecho. Changmin había llamado un par de horas antes para contarle a Jae sobre su trabajo y cómo aún podrían reunirse algunos días.
Yoochun pensaba en la última semana desde que Jae comenzara a “salir” con Min. Casi todos los días el menor iba a su departamento a pasar la tarde. Esos días Jae se desvivía de atenciones con él, siempre sonriéndole, tomando su mano y dándole pequeños besos en la mejilla (y de vez en cuando en los labios).
—Estos días estuviste muy cercano y cariñoso con Changmin —dijo Yoochun como si tal cosa, pasando sus dedos por el cabello de su novio. Escuchó como Jae reía suavemente—. ¿No te parece?
Jaejoong se levantó de su posición para colocarse sobre Yoochun, poniendo sus manos sobre la almohada, mirándolo con una sonrisa pícara.
—¿Celoso?
—Sabes que no es eso —dijo sonriendo también—. Es sólo que me pareció extraño. No esperaba que hicieras eso, pensé que sólo lo “extorsionarías”.
Jae hizo un puchero inocente al escuchar esa palabra.
—No me gusta cómo suena eso, pero en fin. Primero tenía que ganarme su confianza, pero tranquilo, que mañana comienza el verdadero juego.
—¿Mañana? —preguntó, comenzando a dejar suaves besos en el hombro de Jae.
—Sí —cerró los ojos, disfrutando de las caricias—. Me pidió que lo acompañara a comprar algunos trajes. Dijo que no quería desentonar en su nuevo ambiente de trabajo y que confiaba en mi buen gusto. Mañana comenzaré a ejercer presión, a ver qué resulta.
—¿Y qué planeas hacer con eso? —preguntó mientras acariciaba lentamente la espalda de Jaejoong, sin dejar de repartir besos en su hombro y cuello.
—Pues… Ahh… —un gemido interrumpió sus palabras cuando sintió que Yoochun mordía levemente su cuello—. Chunnie…
—¿Y qué crees que Changmin…?
—¡Al demonio con Changmin! —gritó Jaejoong justo antes de apoderarse posesivamente de los labios de Yoochun.
Y es que, ¿quién se preocuparía por un tonto como Changmin teniendo enfrente a Yoochun? Por lo menos él no lo haría. Yoochun era el único, hasta ahora, que había ocupado sus pensamientos, además de él mismo, claro. Sí, él era el único. Poco importaba esa extraña sensación en el estómago cuando hablaba con Changmin, o el que a veces se descubriera viéndolo en clases, o esos besos innecesarios, pero deseados… Eso no era nada… No podía ser nada.
Y las caricias de Yoochun lo regresaron a la realidad. A su realidad. Él estaba con Yoochun y todo lo demás era superficial. Y para poder seguir compartiendo su vida con Yoochun de la misma manera que siempre había sido, debía utilizar a Changmin.
Estaban acostumbrados a llevar un estilo de vida despreocupado y desenfrenado. Él, como el mayor, debía encargarse de cuidar que siempre fuera así. Aquí es donde entraba Changmin. Debía hablarle bonito para que el chico fuera su proveedor personal. Sencillo, ¿no?
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Changmin nunca había estado tan seguro de algo en su vida. Definitivamente las compras no eran lo suyo. Ya habían dado por lo menos unas cuatro vueltas al centro comercial y no veía la hora de volver a casa y salir de esa pesadilla. Jaejoong lo arrastraba de tienda en tienda, comprando y comprando cosas. Al principio había ido por un par de trajes, pero terminó con todo un guardarropa nuevo. Camisas, pantalones, zapatos, un montón de accesorios que ni siquiera sabía cómo se usaban… Tanta ropa formal como informal, y en serio, ya no podía más.
Toda la bendita tarde había sido: “pruébate esto”, “no, tal vez en negro”, “la seda nunca se combina con eso”, “jamás debes usar más de dos tonos del mismo color en la ropa”, “ahora intenta con esto”, “¿sabes?, estaba mejor lo que te probaste primero”, etc. Estaba seguro de que en cualquier momento estallaría.
Cualquier persona que lo conociera no lo reconocería en este momento. Se veía tan diferente vestido de esa manera. Se sentía extraño. Al menos había tenido el gusto de comprar algunas cosas para Jaejoong. Lo había descubierto viéndolas y al preguntarle si las quería su rostro se iluminó de tal manera que no pudo ni quiso evitarlo.
Se sentía tan bien ser el causante de la felicidad de la persona que quería, que comenzaba a preguntarse qué más podría hacer por él. Pero, ¿qué podría necesitar alguien como Jaejoong? Es decir, ¿qué le podría hacer falta a un ser que, aparentemente, lo tiene todo? Debía encontrar algo, lo que fuera, hasta la cosa más pequeña e insignificante. Pero, ¿cómo? A veces parecía que había un muro invisible alrededor de Jaejoong que no le permitía acercarse a él de la forma en que quisiera. La mejor solución sería, sin duda, preguntárselo directamente.
Cuando terminaron las compras volvieron a casa. Changmin había comprado un coche nuevo, porque ahora que tenía que estar yendo de aquí para allá por su trabajo, no podía estar seguro de que el coche viejo no se descompondría a la primera de cambios.
Estaban sentados en el sofá de la casa de Jaejoong esperando a que Yoochun volviera de… donde sea que estuviera. Jaejoong observaba las bolsas de lo que le había comprado Changmin. Ya era hora de dar inicio a su plan.
—Debe ser genial vivir así —dijo de pronto Jaejoong. Changmin lo miró confundido—. Así, sin preocuparte por cosas de dinero.
—Jae, ¿de qué hablas? Tengo entendido que tu familia es también muy rica e importante.
—Sí, mi familia lo es. Mis padres querían que estudiara medicina, ¿sabes? Pero lo que yo quería hacer era estudiar administración, así que dejaron de cubrir mis gastos. Después de rogarles mucho, aceptaron pagar la matrícula escolar, pero por lo demás dependo de mí mismo. Yoochun no lo sabe, pero no sé ni cómo podremos pagar el alquiler del departamento el próximo mes. Pero ya pensaré en algo. No es como si me fuera a quedar cruzado de brazos.
Changmin lo miró sorprendido. ¿De verdad había padres que hicieran algo así? Dejar sólo a su hijo a su suerte y todo eso. Él vivía con sus padres encima cada 5 minutos preguntándole si estaba bien o si necesitaba algo, y sus hermanas no se quedaban atrás.
—¿En serio estás tan mal, Jae? No tenía idea. ¿Por qué no me lo habías dicho antes?
—¿Por qué tendría que decírtelo? Yo solo puedo manejarlo, no te preocupes. No es tu responsabilidad.
—Claro que es mi responsabilidad. ¿Cómo me dices que no me preocupe? Todo lo que hago es preocuparme por ti.
—Chang…
—No, Jaejoong, escucha. De ahora en adelante, quiero que siempre me digas cualquier cosa que te preocupe, te moleste o te inquiete. Yo siempre voy a estar ahí para ti, siempre. Porque te quiero. Y porque quiero que seas feliz. Quiero ser yo quien te dé felicidad y tranquilidad —Changmin miraba fijamente a Jaejoong a los ojos, tomándolo de las manos—. Déjalo todo en mis manos, ¿de acuerdo? Yo me haré cargo.
—¿Cargo de qué? —dijo Jaejoong en un susurro sofocado, con una mirada entre confundida y sorprendida.
— Tú ya no pienses en el dinero de nuevo, esa será mi responsabilidad. Tus problemas… Yo los solucionaré —agregó con una sonrisa enorme y una mirada encantadora.
Jaejoong no dijo nada, simplemente abrazó a Changmin por el cuello y lo besó apasionadamente, como nunca lo había hecho. Min se sorprendió al principio, pero luego se dejó llevar por lo que su hyung hacía. Había dicho que le daría lo que quisiera… ¿verdad?
que jaejoong mas malo!!!
ResponderEliminarcomo le va a hacer eso a min!!!
y yunho es tan lindoo!!!!
amor a primera vista!!!
continualoo!!!!
maldito jaejoong.... lo odio en este fic o.ó!!
ResponderEliminarminnie yaaaaaaaaaa reacciona T_____T mientras mas tarde peor T___T
yunnie *O* tan lindo...juegatela x minnie...
y yoochun >< kien lo entiende..siente pena x changmin pero aun asi sigue el juego malefico T_T
haaaa jae como me caes mal en este fic
ResponderEliminarespero que no le rompan el kokoro a min pobrecito waaa quiero la cunti plisss.
presiento que todos terminan enamorados de Min *yunho es tan lindo!*
ResponderEliminarquiero que se quede con Min!!!
ResponderEliminares tan lindo divino lo amo!!!
yo no odio a jae YO LO AMO!!! me encanta cuando las autoras cambian en mil maneras las personalidades de los bebos T0T
ResponderEliminaraiiii eres una genio!! xDDD
amo este fic
adoro a tus pensamientos
idolatro a jaejoong malvado!!
venero a chun sexoso
alabado jebus! X3
sigue asi!! :D
yo soy fansese de tu fic -//w//-
jajajaja
ResponderEliminarJebus!!!!
LOL.
muchas gracias a todas por sus comentarios ^^
me animan a seguir y seguir y seguir... como el conejito de duracel...
y por favor, no odien a JaeJae!
no es una mala persona, solo está... digamos, deshubicado...
en fin, espero no tardar mucho con el siguiente capo!!
continuacion!!
ResponderEliminaraaaaa estoy leyendo un fanfic de las parejas q odio homin y jaechu
ResponderEliminar* empieza a hacer una huelga*
MAS YUNJAE MAS YUNJAE !!!
michele: muy simple SI TANTO ODIAS LAS PAREJAS no leas el fic y punto...es que en serio no es OBVIO??
ResponderEliminardios mio..y no pidas yunjae porque esto no es yunjae...te recuerdo que en el blog tenes una lista con todas las parejas y hay del yunjae..asi que mujer que haces aqui??
UBICATE un poco .__________.
como se aprovexa jajeoong
ResponderEliminardios que lindo q es changmin
ResponderEliminarque cosas tan bonitas le dice a jae