Amor - Cap. 12

Tienes la intención, más no la razón

Goongsu, puede gastarse en decir que conoce a Yunho a la perfección.



Es su amigo después de todo.



Y sin embargo, ese rastro de duda permanece ahí, impoluto, molesto, desentrañable. Por que sabe que Yunho venció a Jaejoong, hasta el punto de humillarlo dentro del instinto sin que nada más importara.



Como si los cielos se hubieran puesto de su favor, Jung había ganado.



Y Jaejoong se había incluso ausentado del instituto por un largo tiempo, producto del castigo que el director le hubiera impuesto. Yunho se regodeó de su triunfo, afables sonrisas, estupendas fiestas. Yunho volvía a ser el mismo de antes de salir con Yoona.



Aquella mujer que enamoró a su amigo, y lo atrapó en sus redes, ahora luego de ese odio que nació entre Kim y Jung tan repentinamente como apareció había desaparecido, lo extraño es que Yunho ahora parecía más distraído que antes.



—¿Vas a salir hoy con Namin?

—¿Qué? Oh, no, ¿por qué?



Lo cierto es que ese repentino noviazgo entre Yunho y Namin sabía a interés mutuo. Namin nunca había tenido un novio como Yunho y Yunho sencillamente parecía querer convencerse de algo. El qué, aún Goongsu lo ignoraba.



—Estás muy distraído últimamente, Jung.

—¿Jung? Hasta pareces un chico serio.



Yunho rió, dejando los cuadernos a un lado y con un suspiro en los labios.



—Escuché que Jaejoong regresaba hoy a clases.



Fue evidente, el cuerpo de Yunho se tensó, pero aparentemente fingió que nada sucedía, regresando su vista a la pizarra y esa tarea incompleta que no terminaban de hacer.



—¿En serio? Ni enterado…



Más mentiras no podían caber en esa boca, Goongsu miró a su amigo y se preguntó. Si verdaderamente las cosas con Jaejoong habían terminado con aquello y lo más extraño de todo era que de repente a Yoona le había dado por llamar a Yunho, por saber de él.



Y por extraño que pareciera, Yunho solo la ignoraba, como si de pronto tanto amor se le hubiera ido de las manos. Y no la quisiera más, pero Goong sabía que en el fondo. La razón de ese rechazo no era Namin.





…

…





De repente toda la popularidad se le había escapado de las manos.



Jaejoong creía que era mejor a ser objeto de burlas, o ser señalado por todas partes. Al menos había parte de respeto en sus compañeros esos que alguna vez lo veneraron. Pero Jaejoong no estaba interesado en si estaba solo o no.



Solo estaba interesado en arrancarle de las manos a Namin a Yunho. Como si se tratara de una competencia que él debía ganar. Muy a pesar de lo mucho que estaba odiando a Jung por el hecho de haber mostrado aquel video frente a todos.



Estaba en un limbo peligroso, odiando a Jung, odiando a Namin, desesperadamente buscando venganza. Necesitadamente ansiando contacto humano. Y si era con Jung mucho mejor.



La primera vez que lo vio aquel día, fue al final de las clases, Yunho caminaba junto a su amigo de siempre, con su sonrisa tonta en los labios, despreocupado, admirado por todos. Como siempre lo fue, por que él no se dejó ver en el video.



Fue instantáneo, sus ojos parecieron buscarse y los ojos de Jung estuvieron conectados casi de inmediato. Él se detuvo y Yunho lo hizo también, con el resto caminando de un lado a otro. Incluso Goongsu se había detenido, confuso del porqué de la repentina inmovilidad en Jung.



Pero todo se rompió cuando Namin apareció, con esa sonrisa boba en los labios, reclamando a Yunho como suyo, con un sutil beso en los labios, jalando su brazo. Haciendo que los ojos de Yunho ahora la miran a ella y solo a ella.



Jaejoong sintió, que dejarla ganar a ella, era peor que dejar a Yunho impune.



Pero su necesidad de aceptación, de contacto humano era mayor. Y tampoco iba a ir corriendo a arrastrarse a los brazos de Yunho, tampoco iba a ir y armar una escenita. Jaejoong iba a marcar bien sus pasos, para que Yunho no pudiera huir, y él al final terminara ganando.





…

…





A Jaejoong nunca le gustaron las etiquetas.



Le gustaban las chicas y punto. Luego apareció Yunho y le gustó, sencillamente le gustó.



No por eso era gay, no en general.



Pero hoy está dispuesto a descubrirlo, por que se ha salido de casa en medio de la noche. Directo a aquel bar que en alguna ocasión habrá escuchado. Y la primera impresión fue clara, evidente y algo incómoda.



Los hombres se besaban entre ellos sin tapujos, sin retenerse y las mujeres del mismo modo. Jaejoong nunca había tenido demasiados inconvenientes en el sexo. Es solo que por un instante necesitaba besar a alguien y saber exactamente que parte de su ser reclamaba su cuerpo como suyo.



No necesitaba sexo, no es como si de pronto fuera a sentir deseo de la nada. Y acostarse con el primero que encontrara, a menos que ese primero fuera Yunho. Pero era imposible encontrarlo en un lugar así.



Las miradas hacía él no eran discretas, y sin embargo su ego crecía, su sonrisa era victoriosa. Como si hubiera llegado para apoderarse de ese lugar. Como si nadie fuera de él fuera digno de ser apreciado.



Quería un beso, uno sofocante, pasional. Arrebatador.



Uno solo, que no le recordara a Jung.



Se sentó en la barra y el hombre tras ella sonrió.



—¿Qué vas a beber?

—Cerveza está bien.



El hombre se encogió de hombros, entregándole casi de inmediato una pequeña botella. Fría y aparentemente perfecta para ese momento donde el calor era casi insoportable. Sintió a alguien junto a él, el cabello rubio y un nombre que seguramente mañana no recordaría.



—Hola.



Y Jaejoong lo estudió, rápidamente. Seguramente era extranjero, y por su acento. Seguramente era Francés. La sonrisa en sus labios apenas fue visible y la contestación llegó leve y arrinconada.



—Hola.





…

…

“Estoy intentando encender una luz que ya está rota

Cargo con un delito, y aún así, prefieres que te mienta”

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