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Tradición Familiar - Cap. 14

Malos entusiasmos.



Heechul odiaba las alturas, temía caer y romperse algo en el camino.

Pero Yunho esa noche insistió, tomó su mano y lo empezó a jalar, desde la azotea de su casa directo hacía ese gran techo, con temor, Heechul se dejó guiar, hasta que finalmente llegaron al lugar escogido por Jung y se sentaron.



Heechul inevitablemente se aferró a Yunho, mirando constantemente hacía abajo, y Yunho rió divertido.



—Si dejaras el miedo de lado Heechul, disfrutarías de esta belleza de cielo que el mundo nos regala.



Curioso, Heechul elevó la mirada, anonadado por aquellas estrellas que se posaban con gracia sobre el oscuro manto de la noche, el agarre que tenía sobre el brazo de su mejor amigo disminuyó y se dedicó a observar ese esplendoroso paisaje.



—Es hermoso~

—¿Verdad que sí? Quería que lo vieras junto a mí.



Heechul tenía dieciséis años, podía maravillarse con facilidad, pero eso era especial, como su agarre en el brazo de Jung había perdido fuerza, Yunho aprovechó y colocó una mano sobre la suya.



—A veces nos preocupamos mucho por nuestros miedos, por salir herido, y miramos constantemente hacía abajo o hacía atrás. En vez de levantar la cabeza, mirar hacía el frente y darse cuenta que lo que nos espera adelante vale la pena todos los sacrificios o caídas que podamos tener en el camino.



—¿Estamos poéticos?

—Algo así…



Yunho sonrió, y Heechul se apoyó ligeramente en él, mirando ese espléndido cielo que Yunho le había enseñado. Que rompía los esquemas, poco a poco, de lo que Heechul consideraba maravilloso, gracias a Yunho.





..::..::..::..





Esa mañana Changmin bajó lentamente las escaleras, especialmente por que Minho había decidido ir a quedarse con él, el resto del día y por lo tanto, tenía que verificar que no tuviera cualquier mal movimiento que afectara su estado algo delicado aún.



El punto es que cuando la empleada había llegado, anunciando que Yoochun lo buscaba. Minho evidentemente había insistido en bajar con él, probablemente por que el hecho de que Yoochun los buscara podía significar o algo bueno o algo muy malo.



Cuando entraron a la sala de estar y vieron al mayor sentado en uno de los sillones mirando su reloj constantemente, desaceleraron el paso compartiendo una breve mirada y fue finalmente Changmin, el que respiró profundo y decidió avanzar hasta él.



—Hola, Yoochun.



Él se levantó, con una expresión amable en el rostro y un pequeño papel en las manos.



—Hola, ¿cómo estás Minho?

—Mejor, gracias por preguntar.



Yoochun mordió su labio inferior en un pequeño gesto que paso algo desapercibido, pero finalmente respiró profundo y extendió el pequeño papel hacía los dos menores que observaron algo intrigados.



—¿Qué es?

—Es el cheque que me enviaron hace unos días.



Los ojos de Minho se abrieron enormemente, en una expresión algo sorprendida, mientras veía a Changmin tomar aquel cheque, que el mismo había firmado, incrédulo aún.















No es que Yoohi fuera una mujer entrometida.



Pero el mayordomo le había avisado que la pareja del joven Junsu estaba en la casa, que estaba en la sala de estar hablando con el joven Changmin y Minho. Entonces el hombre le había ordenado que les llevara bebidas.



Y ella no había tenido problema alguna en obedecer, así que había optado por un poco de limonada servida adecuadamente en cada vaso, fría y dulce, en un estado perfecto que a cualquiera le pudiera gustar.



El problema radicó cuando salía de la cocina, y las voces de los implicados de alguna manera detuvo sus pasos.



—No entiendo… ¿Por qué lo estás devolviendo?



Yoohi no entendió muy bien, ¿devolver qué?



—Ustedes me pagaron por retener a Junsu a mi lado, de modo que ustedes pudiera planear su boda sin que nada se interpusiera. Justo ahora mis prioridades son otras. Mir y yo hablamos ayer, por eso estoy aquí.



Los ojos de la mujer se abrieron sorprendidos, con una punzada en el pecho al escuchar aquella declaración de parte de aquel por quien Junsu, el niño al que había visto crecer, proclamaba algo parecido al amor.



Apretó entonces la charola en sus manos, retrocediendo unos prudentes pasos de regreso a la cocina, con la charola sobre el mesón ahora. Tapando su boca y respirando algo agitada.


Ne~ Yoohi, ¿cómo se siente estar enamorado?



Pasó una mano por su rostro, sintiendo la mirada del resto de empleados sobre ella, incluso sintió la mano de una de ellas sobre su hombro preguntándole si se encontraba bien. Pero internamente Yoohi solo se atormentaba por lo que acababa de escuchar.



Por lo imposible que resultaba creer que en realidad el hermano menor de Junsu pudiera planear un juego tan cruel como ese. Como si en realidad jamás hubieran tomado en cuenta el factor amor en medio de su egoísta plan.



Y las memorias de Yoohi la atormentaban, por que no era justo. No era justo para Junsu, para ese niño que había crecido bajo su cuidado, no podía creerlo de Changmin ese niño centrado y maduro que podía tener lo que quería debido a la confianza que hasta ahora había merecido.



Y una lágrima de impotencia rodó por ese rostro.





—¿Estás seguro de que es amor, Junsu?

—No estoy seguro, pero… Eso creo.











Yunho se sentía extraño.



Jaejoong se había marchado muy temprano en la mañana, alegando que tenía que ir para su casa, antes del trabajo, y con un beso en los labios se había marchado, dejándolo a él envuelto entre las sábanas.



Repentinamente con un sentimiento de abandono inexplicable.



Pero justo antes de que pudiera sentarse a pensar en esa sensación compleja, la puerta de su departamento había sonado, quince minutos después de que Jaejoong se marchara. Así que se había levantado y abierto la puerta.



Cuando el rostro de Heechul estuvo frente a sus ojos, cómodamente recordó al muchacho. Como si todo el día anterior que él había compartido con Jaejoong hubiera logrado que hubiera dejado de pensar en ese amor correspondido que lo guiaba a su mejor amigo.



Así que había puesto la mejor de sus sonrisas y lo había invitado a pasar. Heechul lucía extraño, demasiado taciturno para empezar.



—¿Deseas desayunar, Chul?

—¿Tú ya desayunaste?



—No, precisamente voy a prepararme algo para comer antes de ir a trabajar.

—Entonces si.



Heechul se sentó en la silla, frente a la mesa comedor en la cocina, con un mutismo deliberante y por un momento Yunho pensó que ese silencio era cómodo, así que se dispuso a preparar un poco de agua caliente para el café y unos huevos revueltos. Algo de pan tostado y pensó que estaría bien.



En el momento en que freía los huevos en el sartén, Heechul finalmente se decidió a hablar, con el celular en sus manos. Ambos brazos sobre la mesa, como si su comentario fuera lo más casual del mundo.



—Ayer necesitaba hablar contigo, ¿por qué nunca me contestaste?



Yunho se tensó un poco, algo sin sentido si lo pensaba. Por que si bien Heechul no le rendía cuentas de lo que hacía, ¿por qué él si debería? Decidió entonces calmarse, respirar hondo y continuar con el café.



—Estaba ocupado.

—¿Todo el día?

—Si, mucho.



Heechul lo miraba fijamente, Yunho no necesitaba ojos en la espalda para saberlo. Por que esa mirada era como agujas en su cuello.



—Estabas con alguien.



No fue una pregunta, fue una afirmación. Y Yunho no iba a mentirle, así que optó por asentir.



—Pues yo ayer almorcé con Siwon, me pidió que habláramos, no sabía que hacer y tú no me contestabas así que accedí.



Automáticamente Yunho giró, levemente incómodo con lo escuchaba.



—No necesitas mi permiso para hablarle.

—Pero habíamos quedado en que ya no lo dejaría acercarse. De todas formas no es para informarte sobre lo que hice, si no lo que él dijo.



—¿De que hablas?

—Dijo que me amaba.



Y la cuchara con la que empezaba a servir el café en las tazas cayó al piso, ensuciándolo con el contenido que llevaba. Apretó los puños cuidadosamente y apagó la hornilla antes de sentarse en la mesa frente a Heechul, con el desayuno a medio preparar.



De pronto Yunho había perdido el apetito.



—¿Y tú que le dijiste?

—¿Qué le voy a decir? Lo mismo que le digo a todo aquel que rompe las reglas. Que se olvide de mi, por qué yo no lo puedo amar.



Y esas palabras tan carentes de frialdad y firmeza, lograron que algo dentro del pecho de Yunho se resquebrajara, por que sonaban tan falsas, tan desprovistas de seguridad, y tan repletas de un arrepentimiento que tal vez Heechul desconocía.



Bastó con ver sus ojos, su expresión distante y la manera continúa con la que movía el celular en sus manos. Yunho deslizó sus manos sobre las de él, sobre las de su mejor amigo, su amor no correspondido y sonrió. Con el alma vuelta hecha pedazos.



—¿Y de verdad no puedes?

—…No.



Yunho apretó esas manos un poco más y suspiró. Mirándolo a los ojos, antes de que Heechul se marchara definitivamente. Antes de que eso pasara Yunho merecía el derecho de sacar de su sistema aquello que había guardado tantos años en exclusividad a su corazón.



—Heechul… yo estoy enamorado de ti, casi desde que éramos unos adolescentes. Tan profundamente que duele cada vez que me sonreías diciendo lo bien que te sentías conmigo, por que era el único que te entendía. Por que sentía que te traicionaba, que te engañaba, por que en realidad llevo enamorado de ti, desde mucho antes que este juego empezara.



Heechul bajó la mirada, correspondiendo al agarre de sus manos y apretándolas con fuerza.



—¿Por qué dices eso justo ahora?



—Por que este amor de años, nunca podrá ser correspondido. Por que intentando darle una lección de vida a Jaejoong, demostrándole que él valía mucho más que una relación a medias, él fue quien terminó demostrándome que quien necesitaba aprender era yo. Él dio su primer paso dejando a Siwon, alejando esa marca de dolor, y si me quedo junto a ti, seguiré estancado. Viéndote a lo lejos, viendo como arruinas tu vida.



—Yo no arruino mi vida…

—¡Ya basta Heechul!



Yunho entonces soltó sus manos, afirmando sus expresiones, y mostrándose más serio de lo que usualmente solía estar frente a Heechul.



—Basta de toda esta tontería. Ya es hora de que afrontes tus problemas, de que te percates que no hay nada de malo en dejar que alguien se haya enamorado de ti, y que tú te enamores de esa persona.



—No… No…



Heechul comenzó a mover la cabeza, enérgicamente. Sacudiendo su cabello en el proceso.



—Heechul escúchame.



—¡No! Amar es horrible, te vuelve débil, le entregas tu corazón y confianza a una persona a ciegas, que más adelante puede hacer y deshacer con tu vida lo que le de la gana. No quiero depender ni vivir angustiado por saber cuando saldré lastimado.



—¡¿Y por qué demonios te tienes que fijar solo en lo negativo?!

—Por que el resto de emociones que existen sobre el amor, son solo una ilusión, una contestación para intentar demostrar que no ha sido tan malo.



Yunho se levantó, de la silla. En un impulso desmedido que lo llevó a tomar por lo hombros a Heechul y levantarlo de su asiento, estampando sus labios en él, en beso que se llevaba toda su seguridad y amor unilateral.



Que se fundió entre las inseguridades de Heechul y el dolor de Yunho. Que arrastró todo ese dolor contenido y que eclipsó entre las lágrimas que Yunho soltó sin pretenderlo, aquellas que mojaron las mejillas de Heechul.



En un movimiento que los hizo retroceder torpemente, hasta que el cuerpo de Heechul chocó contra el mesón. Sin sentirse ajenos al contacto, cuando Yunho separó sus labios y pegó sus frentes con el aire de sus bocas entremezclándose.



—El amor… No es depender de alguien para ser feliz, solo compartes eso tan malditamente efímero que contrarresta con la manera en la que gira el mundo ahora. Es algo tan sublime que no cualquiera lo encuentra, que no cualquiera lo merece. Si amaste y fuiste amado, aunque sea por un corto tiempo. Has sentido lo que muchas personas han muerto sin conocer. No es sacrificarse, es querer que esté bien, que sea feliz, tanto como lo eres tú a su lado, empezando por ahí, ya no puede ser llamado un sacrificio. Es simple empatía.



Heechul soltó un pequeño sollozo, Yunho nunca pudo ver si Heechul derramó alguna lágrima, por que prefirió mantener los ojos ojos cerrados, y Heechul no se movió, con sus rostros cerca el uno del otro.



—¿Y si salgo lastimado? ¿Y si me arriesgo por nada? ¿Si termino odiándolo y odiándome por habérselo permitido, por haberme equivocado?

—Heechul… ¿cuántas veces te caíste, cuántas curitas tuviste por todo el cuerpo cuando empezaste a andar en bicicleta?



—Más de las que me hubiera gustado.



—Pero aprendiste, y ese sentimiento de regocijo es único, es invaluable. Así es el amor, vive lo que tengas vivir, por que lamentablemente no tenemos todo el tiempo del mundo para hacerlo y si te niegas. Solo estarás vacío. ¿Dónde está el Heechul valiente y arrebatado que yo conozco?



Heechul estiró sus brazos, por el cuello de Jung, para abrazarlo con fuerza, para unir sus cuerpos y soltar un pequeño suspiro.



—Siempre pensé que si llegaba a enamorarme de alguien, sería de ti Yunho.

—Yo también esperaba eso; Pero no siempre las cosas salen como uno quiere. ¿No?



En esta ocasión, Yunho sintió las manos de Heechul sobre su pecho, alejándolo un poco, con una pequeña sonrisa en sus labios que se unió a la suya, en un corto contacto en esta ocasión.



—Solo dime si Siwon vuelve a hacer algo muy idiota, por que esa vez no me mido y ahí si le rompo la cara.



Heechul rió, volviendo a abrazarse a él con fuerza. Sin decirle lo que haría a continuación, pero Yunho suspiró entre sus brazos, cuando Heechul se marchara a trabajar. Yunho se tomaría otro día libre.



Lo necesitaba, más que nunca.













Junsu terminaba de guardar su laptop en el bolso, cuando Yoohi golpeó a su puerta, con pasos inseguros y traqueando sus dedos nerviosa, mordiendo su labio inferior, insegura de por qué estaba ahí, y si era lo correcto.



—¿Yoohi, qué sucede?

—Joven Junsu necesito hablar con usted de algo importante.



Junsu se colocó el bolso cruzando su cuerpo y sonrió, sentándose en el borde de su cama, con ese estupendo estado de ánimo que últimamente tenía.



—Adelante, te escucho.

—El joven Yoochun se acaba de ir.



—¿Yoochun estuvo aquí, por qué no me avisaron?

—Por que pidió hablar con el joven Changmin.



Inevitablemente, Junsu arrugó el entrecejo. Confundido, cruzando su pierna y fijando su atención el la mujer que a cada momento lucía más contrariada, Junsu se preocupó cuando la vio suspirar, por que parecía que empezaría a llorar en cualquier momento.



—Yo los escuché hablar, joven. Le juro que no era mi intención, pero estaban actuando muy extraño. Entonces… escuché al joven Yoochun decirle al joven Minho y al joven Changmin que ellos le habían pagado por estar junto a usted, para que ellos pudieran casarse.



Junsu borró toda muestra de alegría en su rostro, tan lentamente que Yoohi sintió ganas de llorar nuevamente, por que ese rostro de pronto tan desamparado le rompió el corazón.



—No… te debiste haber confundido, Yoohi. Yoochun no puede… él dijo que me… ¡No!

—¡Yo sería incapaz de mentirle, joven!



La mujer apretó sus puños, cerrando los ojos. Nerviosa cuando vio a Junsu levantarse de su lugar, mirándola tan fijamente que todo su cuerpo se estremeció.



—¿Qué más dijo Yoochun? ¡¿Qué más escuchaste?!

—No lo sé… yo me fui de inmediato. Apenas escuché que mencionaban a un tal Mir, ellos se quedaron en la sala de estar hablando por largo rato.



—¿Estas segura que Yoochun dijo que Changmin y Minho le habían pagado por estar conmigo?

—…Si. Por favor hable con él, que le explique. No cometa una locura, yo solo quería que usted no estuviera ciego en medio de todo esto, por favor trate de calmarse.



Las expresiones de Junsu se mostraron enérgicamente furiosas, apretando los puños y pateando con fuerza el pilar de su cama, Yoohi dio un pequeño salto, asustada por aquella reacción en él.



Cuando ella pudo levantar la mirada, Junsu dejaba el bolso sobre la cama. Tomaba las llaves de su auto y salía de la habitación velozmente, como si de pronto hubiera olvidado toda esa gala de buenas emociones que lo había rodeado.



Y Yoohi tapó su rostro, sollozando levemente. Ocultando el rostro entre sus manos. Por que a pesar de haber hecho lo correcto, lloraba las lágrimas de aquel muchacho que ahora solo destilaba rabia y dolor.













Jaejoong observó el papel en sus manos.



Aquel que le indicaba el precio de su grado, y la fecha en la que se realizaría, sonrió orgulloso de saber que finalmente tendría su título que era un profesional con todas las de la ley, y era como una marca de inicio en su vida.



Como si todo en él, y su perspectiva de vida empezará a re direccionarse.



Guardó el pequeño papel en su bolsillo, caminando hacía la salida de su facultad, tenía que ir hasta su auto y dirigirse cuanto antes al hotel. Especialmente por que Changmin y Minho habían anunciado que los querían a todos en el almuerzo.



Sacó las llaves y jugó con ellas entre sus manos.



Justo antes de terminar de irse, vio a Yunho, caminando hacía él con paso algo lento, con el rostro indescifrable y una sonrisa débil en el rostro. ¿Cuántas posibilidades habían de que hubiera ido a buscarlo expresamente a él? En realidad muchas, por que había sido él la única conexión que llevara a Yunho hasta esa universidad.



Giró hasta él y cuando finalmente estuvo cerca, sonrió.



—¿Qué te trae por aquí, Yunho?

—Llamé a tu casa y me dijeron que habías venido hasta acá.



Jaejoong asintió y Yunho suspiró tan largamente que cuando metió las manos en sus bolsillos, con los ojos puestos en el cielo, ese susurro que salió de sus labios, hizo que Jaejoong brevemente desestabilizara su mundo rearmado.



—Heechul ya aceptó que está enamorado de Siwon.













El sabor amargo, que quemaba en su garganta se deslizó velozmente. Permitiéndole tanto a Yunho como a Jaejoong dejar el vaso sobre el mesón donde estaban siendo atendidos, con fuerza. Y una exhalación poco prudente.



Jaejoong cerró los ojos, recordando por que no tomaba tan seguido whisky, menos aún de golpe. Pero el despecho mal disfrazado, los había obligado a ambos, tanto a Yunho como a él, hasta ese pequeño lugar dónde Yunho lo había invitado a asar el mal rato.



—No lo puedo creer. Yo deje a Siwon, pero si somos sinceros, ¡él me dejó primero a mí! Yo solo concluí lo que él no se atrevía a hacer. ¡Terminar con esta farsa de relación!

—…Y Heechul hoy me rechazó, por que está enamorado de Siwon. Somos un par de rechazados, abandonados. ¡Salud por eso!



Yunho levantó el vaso, nuevamente lleno de whisky, Jaejoong llenó el suyo y lo chocó contra el de Jung.



—¡Salud por que somos un par de rechazados, abandonados!

—¡Que viva el amor no correspondido!



Jaejoong empezó a reír divertido y Yunho lo acompañó de inmediato. Era una sensación de desajuste en la que finalmente lo inevitable había llegado, y el madurar, aceptar, y todo lo implicado, no disminuía el dolor de ante sala.



—¡Es que no lo entiendo! Soy Kim Jaejoong, soy apuesto, soy agradable, soy divertido, sé cocinar muy bien. ¿Qué tengo de malo?

—¿Y me lo dices a mí? Soy sexy, educado, muy caballeroso y me río de cualquier cosa estúpida para que se sienta a gusto a mi lado. ¿Por qué no nos quieren?



Jaejoong levantó los hombros, volviendo a llenar los vasos y levantando el suyo, dispuesto a brindar una vez más.



—¡Brindemos por lo perfectos que somos!

—¡Por los sexy y perfectos que somos!



Yunho chocó los vasos y Jaejoong asintió eufórico, antes de volver a tomar ese whisky que quemaba todo su cuerpo a su paso. El bar tender, guardó la botella vacía, y sonrió ante las incoherencias de esos dos hablaban. Limpió el lugar y sacó otra botella, con una hielera nueva entre las manos.



—Tal vez solo estaban mal direccionados, ¿si los dos son perfectos no deberían estar mejor juntos que con esas otras dos personas?



Las palabras del hombre hicieron que tanto como Yunho y Jaejoong se quedaran mudos por instante, cuando el hombre se marchó, ambos empezaron a reír. Apoyándose el uno en el otro.



—¿Sabes Jaejoong? Ese hombre es un hombre muy sabio.

—¿El bar tender?



Yunho asintió, ahorrándose el trabajo de servirse en el vaso y bebiendo directamente de la botella, la cual Jaejoong se la quitó casi de inmediato, con una sonrisa en los labios.



—¡No te la acabes solo, Yunho!

—¡Oye! Se supone que yo soy el del corazón roto, ¿no que tu ya lo habías superado?



—¡Me duele el orgullo!

—¡A mi el corazón!



Se miraron por un largo rato, hasta que fue en un movimiento mutuo, en el que ambos se lanzaron directo a la boca del contrario, en un beso torpe que hizo que sus dientes se chocaran dolorosamente. Jaejoong se quejó y rió divertido.



—Ok, eso no fue buena idea…

—Me parece, mejor sigamos bebiendo que justo ahora no puedo besarte decentemente. Solo quiero emborracharme hasta olvidarme de mi apellido.



—Jung. ¡Ese es tu apellido!

—¡Y el tuyo es Kim!



Las risas volvieron y en esta ocasión, Jaejoong si sirvió un poco de licor en ambos vasos, por que de pronto encontraba tan divertido beber por el despecho que ambos sentían, que pronto olvidaron la verdadera razón por la que todo eso había empezado.













Minho miró a Changmin y sonrió.



Los padres de Changmin estaban ahí, los padres de Minho y Siwon también. Todos almorzando tranquilamente en aquella mesa, así que cuando Changmin tomó su mano discretamente, Minho respiró profundo.



—Bueno, no sé por que extraña razón mis hermanos no han podido venir, pero nosotros ya no podemos esperar, así que les diremos de una vez la razón por la que los hemos reunido aquí.



—¿Embarazaste a Minho?

—¡Cállate, idiota!



Siwon rió divertido al ver el rostro molesto de su hermano menor y aunque Rye, la madre de Changmin intentó ocultarlo, sonrió divertida con aquello, sin embargo Changmin carraspeó para retomar su discurso.



—En vista de que la tradición familiar es que yo no puedo casarme a menos que mis hermanos lo hagan. Y ustedes accedieron que si bien no era necesario que estuvieran casados, al menos si lo suficientemente comprometidos con su relación. Minho y yo hemos llegado a la conclusión de que ya no hay nada que nos impida casarnos.



Un vistazo rápido hacía los dos menores y Siwon se removió incómodo, no mencionaría ese pequeño detalle de que Jaejoong y él ya no estaban juntos. Al menos no hasta escuchar el veredicto de los adultos en la mesa, que de pronto se habían puesto serios y compartían pequeños murmullos entre ellos.



Minho apretó un poco más la mano de Changmin.



Firme con la idea de Las Vegas en su mente todavía, si este plan ‘A’ no funcionaba como esperaban.













Junsu caminó entre los pasillos de aquel instituto con fuerza.



Buscando con la mirada exacta el salón de Mir, con las llaves de su auto aún entre sus dedos, de alguna manera y para su mala suerte había llegado en la hora del receso, así que los estudiantes deambulaban de un lado para otro.



Haciéndole más difícil, encontrar al menor.



—¡Por supuesto que no! Hay que armar una gran fiesta para el cumpleaños de Mir.

—Tiene que ser en una disco~



Y las risas que acompañaron a esa conversación, lo hizo girar adecuadamente, justo hacía la puerta del salón, donde varios chicos rodeaban a Mir, en una conversación amena, Junsu apretó los puños. Antes de agarrar a Mir por el brazo y fruncir el ceño.



—Tú y yo tenemos que hablar.



Mir ni siquiera tuvo tiempo de negarse, simplemente se dejó arrastrar por un Junsu molesto que hasta ahora no había presenciado y que inmediatamente lo había puesto nervioso.



—Junsu, ¿qué sucede?

—¡Por favor…! No pongas esa vocecita de no mato ni a una mosca, que muy bien se las has aprendido a tu hermano.



Y el resentimiento con el que salieron esas palabras hizo a Mir empezar a sospechar lo que sucedía, cuando Junsu lo soltó se encontraban cerca de las escaleras hacía la azotea, lejos de las miradas ajenas.



—Junsu…

—¿Tienes la menor idea de lo despiadado y cruel que es engañar a una persona? ¿Herir sus sentimientos y ser cómplice de eso?



Mir bajó la cabeza, si, era lo que estaba pensando.



—¡¿Cómo pudieron hacerme esto?!



—Junsu te juro que no es tan así. En un inicio Yoochun creyó que conquistarte y retenerte a su lado sería sencillo pero… Las intenciones de Minho y Changmin nunca fueron malas, ellos… solo…



En el momento en que Junsu retrocedió, con los ojos muy abiertos hasta que su espalda chocó contra la pared, sorprendido y apretando sus puños con fuerza, Mir comprendió que Junsu le había tendido una trampa, y él había caído, como gran imbécil.



Junsu solo había buscado que él confesara, bajo la pretensión de conocer la verdad.



—Ustedes… ¿cómo pudo hacerme esto?

—Junsu te juro que él no…



—¡Ya basta! ¡Ya cállate! ¡Ustedes dos no son más que una mentira, son falsos! ¡Solo buscan su beneficio! Así que ahora no me vengas con que te preocupo. ¡Espero que disfrutes tu grandiosa fiesta de cumpleaños con todo el dinero que se embolsaron a mi costa!



—¡Pero nosotros no…!



Mir no pudo terminar de hablar, cuando sintió que ya era inútil. Por que Junsu ahora se marchaba, a un paso rápido y firme de ahí, como si de pronto ya nada más le importara. Y Mir temió por los sentimientos de Yoochun.













Ohn fue el primero en levantarse en la mesa.



Viendo a su hijo menor sosteniendo fuertemente la mano de Minho, con una mirada absolutamente anhelante y una esperanza que incluso era enternecedor. Ohn conocía a su hijo, puede que no tuvieran la misma sangre corriendo por sus venas.



Pero Changmin era como un hijo para él.



Así que tomar la copa con vino entre sus manos y levantarla con cuidado. Fue uno de los momentos más gratificantes de su vida en cuanto vio la mirada de los dos menores, resplandecientes de emoción.



—Supongo que no hay nada más que hablar. Nuestros hijos están tomando una decisión importante en base a sus sentimientos, nuestras reglas y su madurez emocional. Brindemos por ellos hoy, y que esa boda se celebre como debe ser.



Rye aplaudió emocionada, tomando las manos de la madre de Minho entre las suyas, ambas sonriendo con felicidad. Ohn chocó su copa con la de Taesung. Siwon solo codeó a su hermano menor y él le sonrió a modo de respuesta.



—¿Lo hicimos?

—Lo hicimos, Minho.



Changmin sonrió divertido cuando Minho lo abrazó con fuerza, en medio de ese almuerzo que había unido a sus familias. Repletos de la felicidad que implicaba saber que no solo ellos habían encontrado el amor.



También Junsu, que en medio de su trampa, se había enamorado de Yoochun y Yoochun de él.













Se habían quedado dentro del carro.



A consciencia de que no podían conducir, y que eso era mejor a seguir haciendo el ridículo en pleno bar, pero contrariamente a lo esperado, parecían haberse calmado una vez dentro del auto.



Curiosamente Jaejoong dejó caer su cabeza en el asiento y Yunho se acomodó a su lado, con la cabeza sobre su hombro y un suspiro en los labios. Como si la euforia del licor hubiera pasado y ahora tan solo estuvieran cansados.



Jaejoong pensó que estar así era demasiado cómodo para su salud mental, pero Yunho parecía estar tan tranquilo junto a él, que afortunadamente podía decir que no era el único que se sentía perdido por esa comodidad de su compañía.



Sin embargo Yunho de repente se comenzó a mover, coló una de sus manso entre su cuerpo y tomó la mano de él con fuerza. El contacto de su mano tomó por sorpresa a Jaejoong que se quedó observando sus manos unidas.



—Jaejoong…

—¿Mmh?

—Creo que te quiero…



Y esa confesión lo hizo abrir los ojos sorprendido. Con una agitación en su pecho y respirando profundo a consciencia de que Yunho lo notaría, sonrió. Por que escuchar aquello se sentía tan bien.



Hace mucho que no lo escuchaba.



Yunho se acomodó sobre él, con el rostro prácticamente enterrado en su cuello. Respirando muy cerca de él.



—Yunho…

—¿Mmh?

—…Creo que yo también.



Asombrosamente, Yunho solo sonrió y Jaejoong encontró demasiado apacible, el hecho de poder apoyar su cabeza en la de Yunho. Cerró sus ojos y de pronto concilió el sueño, cómodo de su mano, afable a su lado.



Por que todo volvía a estar bien en su vida, una vez más.













Junsu se encontraba conduciendo.



A toda velocidad, apretando el volante con fuerza y pisando el acelerador como si en ese preciso instante nada más le importara, con los ojos fijos en el camino. Con la adrenalina por todo su cuerpo.



Y ese odio desmedido apoderándose de todo su ser.



¡¿Cómo había podido?!



¡¡¿CÓMO DEMONIOS SE HABÍA ATREVIDO?!!



Todo su ser proclamaba agarrar a golpes a Yoochun, dejarse llevar por ese odio y rabia que recorría su ser entero de ese desbarajuste humano que era ahora.



¡Había caído como un perfecto imbécil en los jueguitos de Park!



Por eso no creía en el amor, por eso nunca se había enamorado.



¡¡Maldita la hora en que ese sujeto se posó frente a él y ofuscó todos sus sentidos!!



Aceleró todavía más por aquella enorme carretera en la que transitaba, con la luz de sol intensamente, contrariando a la lluvia de hace unos días. Y su fuero interno se concentró en ir directo hacía Yoochun, directo hacía él.



Y cobrarle una a una esas ramificaciones de dolor que sacudían su alma y lo convertían en ese patético ser que era ahora.















Siwon había optado, luego del almuerzo, ir a su departamento.



Darse una ducha y tomarse el día libre, por que lo necesitaba y más que nada por que se sentía cansado. Apenas y había visto a Heechul ese día antes del almuerzo y eso bastaba para que todo en él necesitara un descanso.



Minho estaba a un paso de alcanzarlo.



De llegar a ese punto de realización total, cuando cumpliera una de sus metas más recientes y Changmin iría de su mano. Y Siwon aunque no lo dijera, se sentía orgulloso por los dos.



Por ser perseverantes y creo firmemente en lo que tenían.



A punto de desvestirse el timbre de su departamento sonó.



Siwon dudó en abrir la puerta o no, pero nadie sabía que estaba ahí, excepto su secretaria. Así que decidió que sería importante, y optó por abrir la puerta.



Heechul estaba ahí, algo indeciso y mordiendo su labio inferior. Interiormente Siwon sintió su pulso acelerarse.



—¿Podemos hablar?



No se vio capaz de contestar, pero a cambio abrió un poco más la puerta. Permitiéndole a Heechul ingresar en su departamento una vez más. Solo esta única vez.













Tenía un montón de papeles en las manos.



Todo lo necesario para iniciar las clases en la Universidad, leyó cada una de las cosas que necesitaba y lo que debía comprar, feliz de poder tener casi todo a la mano, pensó en llamar a Junsu, pero imaginó que estaría en clases.



Así que decidió ir mejor al supermercado, Yoochun no era demasiado bueno cocinando, pero tantos años lo habían ayudado a al menos hacer algo medio decente, así que esa noche, cocinaría para él y para Junsu. Mandaría a Mir al demonio o con algún amigo y tendría toda la noche para los dos.



Celebrarían su ingreso a la universidad y podría por fin dormir toda una noche a su lado.



Yoochun se encontró pronto entre la sección de verduras, recordando que lo más elaborado que sabía hacer era Kimchi, y obviamente eso tomaba varios días para hacerlo, y él ni siquiera tenía lo básico.



Descubrió entonces en una estantería un pequeño libro de recetas, lo tomó y revisó un par de platos, antes de escoger uno y empezar a recorrer el supermercado, escogiendo uno a uno los ingredientes para su comida, llamaría a Junsu cuando la cena estuviera casi lista.



Por que quería darle una gran sorpresa a él.





..::..::..::..





—Heechul, prométeme algo.

—¿El qué?



Yunho tomó las manos de Heechul y sonrió, algo nervioso en medio de aquel aeropuerto repleto de gente, unos minutos antes de que Heechul tuviera que marcharse. Unos minutos antes de que la fuerza de Jung flaqueara y se diera cuenta que aún no era el momento para decir lo que sentía.



—Prométeme que pase lo que pase siempre seré la persona más importante en tu vida.

—No hay necesidad de prometer algo que ya es, Yunnie. Tu siempre has sido lo más importante en mi vida, mi mejor amigo, él único que me entiende, él único que me acepta como soy.



Heechul se lanzó a los brazos de Yunho y lo abrazó, con fuerza, cerrando sus ojos. Sabiendo que esos años que estudiaría en el extranjero, no serían los mismo sin él.



—Cuídate mucho, Heechul.

—Tú también cuídate mucho, Yunho. ¡Y no lo olvides! Ni se te ocurra enamorarte~



Yunho sonrió, asintiendo levemente. Uniendo sus frentes por un leve instante, antes de que ambos hablaran al mismo instante, en una promesa que se habían hecho años atrás y que con él tiempo casi habían olvidado.



—Si algún día te enamoras, hazlo de mí.



Fue al unísono, sus voces sonaron juntas. Y en esa última ocasión Heechul besó sus labios, y se despidió. Agitando sus manos en despedida. Alejándose varios años de él. Con esa promesa a tintes de verdad que Yunho resguardaba en sus labios desde el primer día.

1 Comentarios:

  1. Solo dire algo:
    ESTUPIDA SIRVIENTA
    EMPLEADA O LO QUE SEA
    METIO LA LENGUA DONDE NO DEBIO!!!
    POR ESO LAS ODIO?
    -llora.

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