Nunca debí cerrar los ojos ante ti
La última vez que lo vio.
Fue antes de la graduación. Jaejoong iba por los pasillos del instituto, su actitud había cambiado un poco, la sonrisa había vuelto a su rostro y sus pasos eran seguros una vez más. Le había dejado de importar lo que el resto dijera o pensara de él.
Trató de acercarse, de llamar su atención, pero él simplemente lo ignoró.
Y Yunho no tuvo el valor para insistir un poco más.
Pensó en ese momento que sería bueno, que después de la graduación, cuando toda esa etapa acabara, Jaejoong tuviera la amabilidad de escucharlo. Al menos para que le dijera que no y le pidiera que se alejara.
Pero Yunho necesitaba decírselo, necesitaba decirle que se había enamorado de él.
Aunque Jaejoong lo rechazara, principalmente por ser un cobarde.
No importaba, Yunho solo quería una oportunidad, una última.
Aunque por consiguiente, en esos días que pasaron. Tampoco volvió a ver a Namin. Su respuesta quedó pendiente, y cuando se dio cuenta, la muchacha lo estaba llamando, para decirle que sus padres la habían invitado a la graduación.
Había olvidado decirle a sus padres, que ya no estaban saliendo.
Pero no se opuso, quería Namin, bastante, lo suficiente. Como para querer conservarla en su vida, como una linda amistad.
…
…
Ese día, fue todo menos glorioso.
Todo menos anhelante o matizado de emoción.
Fue solo un instante, que al menos Goongsu, rogó por que terminara pronto. Yunho se había sentado junto a él, con una sonrisa. Era su amigo, casi su hermano. Y su familia había llegado junto a Namin.
¿No había terminado con ella?
Sonrió débilmente y abrazó a su compañero de alma, y ahora estaban frente al mejor alumno de su promoción, que hablaba de planes a futuro, de esperanza, de compañerismo, de tantas cosas que sonaban tan bonitas. Tan efímeras.
Vio de soslayo a Namin, sentada junto a los padres de Jaejoong, su cabello castaño, ondulado. Su expresión insegura, no estaba cómoda de estar ahí, era tan evidente que lo único que le placía era tomarla de la mano y salir corriendo con ella de ahí.
Las cosas deberían suceder de la siguiente manera: Yunho tendría que hablar con Jaejoong, y luego de algún drama, quedarse juntos. Y él, el intentar que Namin en algún momento dejara de mirarlo como el amigo de Jung.
Sería lo mejor, sería ideal.
Pero fuera de eso, Goongsu tenía un mal presentimiento.
—…Así que gracias a todos, por esta maravillosa etapa que jamás olvidaré.
El momento de los aplausos llegó, pronto se lanzaron las mucetas al aire, abrazos, sonrisas. Promesas inútiles de mantener la mistad, y el único susurro sincero de no perder el contacto, lo compartió con Yunho.
…
…
Se le había perdido por completo de vista.
Entre la gente, los padres, los hermanos, sus ex compañeros de instituto, Jaejoong no estaba, apenas había podido ver la silueta de la madre de Kim, y suponía que por ahí debía estar el mayor.
Pero entre más avanzaba, menos veía a Kim.
—¿Me buscabas?
Su voz…
Giró impulsivo, y se encontró con su rostro. Sus ojos que lo miraban por primera vez directo a él. Respiró hondo y sintió un malestar en el estómago, nervios, tal vez. Cerró los ojos brevemente y decidió ser valiente por primera vez. Sin importarle que la graduación hubiera concluido apenas hace unos minutos.
—Si, he querido hablar contigo desde hace mucho.
—Tú dirás…
Displicente, la actitud de Jaejoong no variaba, pero Yunho se armó de valor.
—Lo siento.— Entonces la expresión de Jaejoong si cambió, sus ojos se abrieron un poco más y la incredulidad se tatuó en sus ojos. –Siento toda esta locura que no sé como empezó, siento haberme portado como estúpido e intentar hacerte daño. Solo… estaba asustado.
—¿De qué?
—De ti.
Era difícil, más de lo que había pensado, más de lo que podía cavilar. Le costaba incluso mirar a los ojos a Kim y no querer morir de vergüenza. Pero Jaejoong solo parecía asustado de pronto. ¿Le asustaba su confesión?
—¿Por qué?— Sonó cansado, su voz salió en una exhalación difícil de explicar. —¿Por qué me dices esto de pronto?
—¡Jaejoong!
No había escuchado su voz en un buen tiempo. Sintió el escalofrío en su ser. El amor, el deseo, el dolor. Haber perdido a su primer amor y la mujer que por mucho tiempo fue el centro de su atención. Yoona estaba ahí caminaba hacía él, resplandeciente, hermosa. Bella simplemente.
Pero, no. Esta vez no caminaba hacía él.
Hace mucho que dejó de caminar hacía él.
La sonrisa, el gesto de su mano tomando el brazo de Jaejoong.
Luego lo miró y la sonrisa se borró.
—Yunho…— Jaejoong sin embargo parecía no reparar en la presencia de la mujer, solo lo miraba. Esperaba que continuara. Pero él no lo hizo, no dijo una sola palabra más. Solo habló Yoona, que incómoda bajó la mirada. –Esto es un poco…
—Yoona. Guarda silencio un momento.— Jaejoong se había alejado un poco de ella, tomando el brazo de Yunho y lo había mirado con un anhelo extraño. –Yunho, por favor. Hablemos a solas.
Pero Yunho se soltó.
Frunció el ceño y clavó sus ojos otra vez en Jaejoong.
Yoona estaba ahí, sin saberlo para hacerle daño. Del brazo de Jaejoong en esa estúpida venganza que Jaejoong no parecía dispuesto a detener. En ese juego de lastimarse por que lo odiaba. Por eso la buscó, precisamente a ella, la que sin saberlo, lo comenzó todo entre los dos. Y ahora, con su presencia le ponía punto final.
…
…
Es un mentiroso, dijo que no se iría.
Ohhhh....
ResponderEliminarSe lo iba a decir.....
Jaejoong es un idiota...
Perdio una valioza oportunidad de estar con Yunhoo...
Bah....
Que mal....
Gracias x actualizar
Pese a todas las situaciones e inconvenientes hubieran hablado.
ResponderEliminarGracias!!!
yunho es un maldito idiota que se pensaba que con la humillación que le hizo pasar a jae frente del instituto se solucionaría con un lo siento y listo jae lo perdonaría, y terminarían como pareja y listo.ja no me hagas reir
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