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Arualthings

Tradición Familiar - Cap. 17

Ese aire que corta la respiración, no es producto del dolor.


Los labios de Yoochun tenían un sabor extravagante a vino y carne.



Probablemente por haber estado preparando la comida que hace unos minutos él hubiera destruido. Aún así, Junsu prefería cerrar los ojos y aferrarse a ese beso, a los manos de Yoochun que lo apresaban con tanta fuerza.



…Que Junsu solo quería echarse a llorar sobre su pecho.



Decidió que era mejor deslizarse a su cuello, morder, marcar. Tratar de olvidarse del amor, dejar que fuera solo pasión. Quería por un momento fingir que no dolía tanto, que el corazón no parecía hundido en sus pechos, y él, débil, solo quería huir de ahí.



Yoochun pareció no incomodarse, y la idea enloqueció de celos a Junsu. Que no se quejara, que no se molestara, que lo dejara hacer con su cuerpo lo que quisiera.



—¿Siempre estás tan predispuesto ante tus clientes, Chunie?



Su voz repleta de sarcasmo y Junsu pudo notar como las expresiones de Yoochun cambiaban por unas molestas y repletas de contradicción. Pero Park solo desvió la mirada y volvió a quedarse a su total disposición. Otra vez.



Junsu decidió no perder el tiempo, tenía muchas ganas de huir, y humillar al mismo tiempo. Tenía tantos deseos de perdonar y al mismo tiempo de no verlo más. Que aprovechó un momento en el que Yoochun no pudo ver su rostro, para dejar que una lagrima, una sola lágrima calmara un poco ese poco aire en sus pulmones. Y el dolor empecinado en establecerse cerca del corazón.





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—¿Crees que me odie?



Changmin sostuvo entre sus manos la taza con café, el calo que se plagaba hasta sus manos, sutilmente hasta calentar un poco a pesar del frío que había en esa noche, a pesar del silencio y la mirada preocupada de Jaejoong.



—Junsu no puede odiar. Solo puede estar muy enojado.

—Lo lastimé mucho, hyung. ¿En qué estaba pensando?



Shim soltó el café y sus manos se pasearon por su cabello, en un gesto genuino de desesperación mientras Jaejoong posaba una de sus manos sobre el brazo desnudo de Changmin.



—No estabas pensando, estabas amando a Minho, estabas siendo egoísta.

—Hyung…



—Sé que suena mal, pero lamentablemente es así. Te concentraste tanto en tu futuro con Minho, que te olvidaste de los que estamos a tu alrededor. Y si te soy sincero, Changmin. Si tú me hubieras hecho estaríamos en la misma exacta situación.



—Pero, ¿me perdonarías?

—Resulta que… yo tampoco puedo odiarte, mocoso. Eres desagradablemente amado.



Y Changmin sonrió, por que Jaejoong lo abrazó, y como nunca antes aquello fue lo único que necesitó. Solo un poco de confort. Había perdido la confianza de sus padres, a Junsu y a Minho en el camino. Al menos no estaba tan solo, al menos su hermano estaba ahí.



Se aferró un poco más, como cuando era un niño y podía permanecer horas abrazado a su hermano mayor. Por que Jaejoong era cálido y pacífico. Y si cerraba los ojos, Changmin podía imaginar por un rato más, que las cosas no estaban tan mal.













Junsu permaneció en la oscuridad de su habitación sin dormir un rato más.



Como si el sueño se hubiera marchado y tan solo le quedara mirar la pared que ahora que se había acostumbrado a la oscuridad parecía tan clara. Se sentó, con el firme propósito de que al parecer no podría dormir.



Suspiró y pasó las manos por su rostro.



Yoochun se paseaba por su cabeza cada vez que se descuidaba. Su mirada, sus labios, sus palabras. ¡Dios! Hasta el tono de su voz sonaba con fuerza en su cabeza, se sentía herido y un tonto al mismo tiempo. Haber confiado tan ciegamente…



No valía la pena seguir sumergido en aquello. Solo debía tratar de arrancar todo aquello de su cabeza, necesitaba un poco de paz, un poco de redención. Aunque le resultara incluso un poco incómodo el hecho de convivir con Changmin ahí, cuando no quería ni verlo, por el estomago se le estrujaba y su cerebro al verlo gritaba ‘Traidor’



Cuando finalmente se decidió a bajar a la cocina por un poco de agua, sus pasos iban demasiado lentos para su propio gusto, como si no manejara su cuerpo en verdad. Y la luz encendida a pesar de ser las diez de la noche lo tomó desprevenido, luego por las voces se pudo percatar que se trataba de Jaejoong y Changmin.



No pensaba subir y dar media vuelta, por que sencillamente era ridículo que fuera él quien huyera, quien se encerrara. Así que sin pronunciar palabra alguna caminó hasta la nevera, sintiendo la mirada de sus hermanos en la espalda.



—Junsu…



Pero, él ignoró por completo la voz de Changmin, como si le pesara. Y solo se dedicó a beber un poco de agua. Hasta que el celular de Jaejoong sonó y su corazón latió traicioneramente.



—¿Aló? Yunho, ¿qué sucede?— La voz de Jaejoong sonó en un matiz peligrosamente preocupado y Junsu no quiso girar. —¿Pero está bien? Es decir, Yoochun estaba con Heechul, pero ¿por qué lo llevaron al hospital? …Ya veo, salgo para allá en un minuto. Si, de acuerdo.



Dejó el vaso como estaba, esperando que Jaejoong no le dijera nada. No quería llenarse la cabeza de más cosas de Yoochun, pero Jaejoong se paró junto a él, con una mano sobre su hombro.



—Junsu, llevaron a Yoochun al hospital, todos están allá y nosotros…

—No me interesa.



Nada más pronunciar aquello, y un hueco se formó en su estómago, mentirse así mismo costaba tanto. Pero Junsu lo supo disimular bien, cerró la nevera y caminó lo mejor que pudo hasta las escaleras, lejos de las miradas de sus hermanos, del reproche escondido y la incomprensión.



Estaba preocupado, angustiado. Pero estaba tan dañado por dentro en ese instante.



Que solo podía quedarse a esperar por que sus hermanos volvieran y le dijera o insinuaran que estaba bien.













—Mir… Deja de ser tan exagerado, por amor a Dios. Me duele la mano, creo que ya hasta el brazo entero.



Yoochun agitó un poco su mano, tratando de soltarse del agarre de su hermano menor que solamente hundió un poco más su frente en el contacto de sus manos unidas, con los ojos cerrados y una expresión que hizo a los demás reír.



—¡No me jodas Yoochun! Me tuviste muy preocupado.

—Solo es una fiebre.

—Una muy alta fiebre.



Mir finalmente suspiró, sosteniendo la mano de Yoochun un rato más, y luego optó por soltarlo un poco, mirando la expresión pasiva de Yoochun que le regaló una pequeña sonrisa antes de suspirar.



Hubo un momento mientras Siwon entraba y Minho los miraba con un poco de preocupación en el que Yoochun vio los ojos de Minho, esos ojos un poco opacos, que lo miraron pidiendo disculpas, pero Yoochun sonrió, lastimeramente, como si de pronto estuviera resignado.



—¿Te encuentras mejor?



Siwon fue el primero en hablar, a pesar de la sorpresa inicial por parte de Yunho, Mir y Heechul. Pero Yoochun solo alzó un poco el rostro y sonrió amable.



—Si, me siento mejor.

—Eso es bueno, Heechul se escuchaba verdaderamente preocupado.

—Es un exagerado.



Con cuidado Heechul se acercó al brazo de Siwon, apretándolo con cuidado y virando los ojos en cuanto Yoochun le sonrió divertido por la preocupación que le mostró unas horas antes.



El aire frío que se colaba por la ventana de la habitación sacudió las cortinas con fuerza. Yoochun se distrajo ese momento, viendo el sacudir, como si lo hubiera llamado por un momento. Y ese silencio se esparció con cuidado.



Minho caminó inseguro, acercándose un poco, como si los ojos de Yoochun estuvieran tan tristes que la culpa en los suyos hubieran iniciado todo y ahora no fuera capaz de finalizar.



—Yoochun yo…

—Está bien, Minho.— Yoochun volvió a sonreír, con esa pasividad, que solo hizo sentirse peor Choi. –No te preocupes.



—Lo siento mucho.



Minho bajó la cabeza, apretando los puños, y el silencio de los demás, fue interrumpido apenas por la puerta abriéndose una vez más. Cuando Jaejoong apareció, sin duda Minho giró por completo, buscando a Changmin, esperando que también estuviera ahí.



—¡Changmin!



Y lo abrazó con fuerza, como si hubieran sido años en medio de la distancia. Changmin cerró los ojos y hundió el rostro en el cabello de Minho, grabando su aroma y lo bien que se acoplaba su cuerpo al suyo.



Yunho se colocó junto a Jaejoong, con un pequeño gesto de sus manos unidas, como un pequeño saludo que casi pasó desapercibido. Jaejoong sonrió y luego miró a Yoochun quien sorprendido se removió sobre la cama un poco.



—¿Podemos hablar un rato?



Yoochun asintió, indicándole a su hermano con un sutil momento que debían estar a solas. Mir, un poco reticente accedió. Aunque en realidad fuera Rain quien empezara a jalarlo por el brazo.



Pronto la habitación quedó casi vacía. Yoochun sintió el peso de Jaejoong sobre la cama, sentándose cerca de sus piernas. Con un suspiro bailando en los labios del mayor.



—Junsu ya nos dijo todo.



Yoochun inconscientemente apretó los puños.



—Esto se me salió de las manos, pero puedo asegurarte que Minho y Changmin en ningún momento lo hicieron con mala intención.

—De buenas intenciones está lleno el infierno.



Jaejoong se apoyó un poco mejor en la cama, con la mirada en la ventana que había y el viento fuerte que se colaba. Luego miró a Park, aún sonrojado por la fiebre, era evidente que la fiebre tenía sus efectos aún. Y que era la medicación lo que lo mantenía despierto ahora, por eso suspiró.



—Junsu está muy dolido.



—Lo sé.— Yoochun tomó las manos de Jaejoong, y Kim pudo sentir el calor de su piel y constatar que aún tenía muy alta fiebre. –Pero si tú pudieras hablar con él… Si él me escuchara yo…



—No voy a hacer eso.



Jaejoong se soltó, tan sutilmente que Yoochun sintió un frío aterrador en el pecho.



—Es un problema que Junsu y tú deben solucionar. No quiero intervenir, y de todas formas Junsu no me dejaría. Ahora mismo, este jueguito les ha costado a Changmin y Minho más allá de lo necesario. Su compromiso quedó en la nada, y nuestros padres están muy molestos. No quieren que se vean.



—¡Pero eso es injusto! Ellos no…



Yoochun se balanceó un poco, llevando una mano a su frente, un poco aturdido y mareado. Pero Jaejoong prontamente lo recostó.



—Debes descansar, recupérate de la fiebre que está demasiada alta y entonces piensa en que harás más adelante.

—Pero…



—Junsu tiene una particularidad, puede que a veces sea muy distraído o hasta cambiante. Pero cuando toma una decisión es firme. Y él ahora no quiere verte. Él de verdad esta enamorado de ti.



Las emociones que aquella confesión por parte de Jaejoong le debió haber provocado no fue fácilmente percibido, sencillamente por que justo ahora se encontraba más mareado que cualquier otra cosa en particular.



Yoochun se recostó un poco mejor en su cama, y por la fiebre que tenía, Jaejoong supuso que en cuanto lo vio cerrar los ojos, era por que había sucumbido ante el cansancio, suspiró apesadumbrado. Por que esto estaba siendo no solo difícil para ellos dos.















—¿Qué vamos a hacer?



El susurro de Minho se escuchó bajo, algo comprimido, como para que solo Changmin lo escuchara, por que lo abrazó con cuidado y suspiró. Algo perdido en medio de la situación, como si en verdad aún no supiera como manejar la situación.



—Creo que por el momento hay que obedecer a nuestros padres.



Minho se removió un poco incómodo. Como si no estuviera dispuesto a obedecer en realidad. Pero bastaba con recordar la mirada de su padre para saber que era obedecer u obedecer y no tenía más opción. Suspiró de nueva cuenta. Sintiéndose tan cansado de repente.



Pero resultaba que un rato más junto a Changmin, cubría los momentos que no podrían volver a verse, o al menos eso esperaba.



Mir pasó una mano por su rostro, sentado en la pequeña banca fuera de la habitación de su hermano, agotado y cansado, queriendo dormir un poco, pero sintiendo que de hacerlo solo lograría volver a levantarse a los pocos minutos.



—Toma un poco de café.



La imagen de Rain frente a él lo hizo sonreír, luego de que lo trajera al hospital, el mayor no se había alejado de él un momento. Y fue gratificante saber que no estaba tan solo, que al menos los tenía con él. Aunque el mayor estuviera aún hay por consideración, al ser su alumno y ya.



—Gracias.

—No has descansado desde que llegamos, es mucho peso para alguien tan joven.



Mir sonrió, como si no le bastara con ser consciente de la diferencia de edad que existe entre ambos, Rain va y se lo recuerda, pero a cambio Mir solo sonrió y negó suavemente, bebiendo un poco del café.



—Está bien, mi vida no ha sido un lecho de rosas precisamente. Yoochun y yo estamos acostumbrados a los golpes duros de la vida.



Sintió la mano de Rain sobre sus cabellos en un gesto que hizo que su corazón se acelerara. Y más cuando elevó sus ojos y lo vio. La sonrisa en el rostro de Rain, el débil gesto de admiración que logró que Mir se perdiera un rato más.



—Rain…



Changmin estuvo de pronto junto a los dos, y Mir desvió la mirada nervioso. Provocando una sonrisa en el rostro de Minho.



—Vamos a ir a comer algo a la cafetería, ¿vienen?



Mir abrió la boca, dispuesto a negarse. Rain lo sabía y por eso habló primero.



—Claro, vamos Mir.

—Pero…

—Ya te dije que debes reponer fuerzas.



Cuando Mir suspiró, resignado a aceptar la invitación. Minho soltó un pequeño suspiró, viendo su hermano junto a Yunho y Heechul. Conversando bajamente, seguramente de algo importante.



—Siwon, ¿vienen?



Por un momento, Choi regresó su mirada a Heechul, pero Yunho negó suavemente.



—Yo voy a esperar a Jaejoong, vayan tranquilos.

Heechul sonrió. –Nos quedamos. Alimenten a Mir que está casi en los huesos.



Mir miró a Heechul con fingida molestia, para luego marcharse junto con Rain, Minho y Changmin. Entre pasos suaves por los corredores. Siwon abrazó por la espalda a Heechul y este rió un poco.



Yunho solo se removió un poco, mirando la puerta. Aún era incómodo.



Tantos años de amor no correspondido no se iban tan pronto, pero al menos no dolía. Y eso era una pequeña gota de esperanza, ¿no?



Finalmente la puerta se abrió, Jaejoong apareció. Y pareció desconcentrarse por un breve momento ante la imagen de Siwon y Heechul conversando suavemente. Pero luego miró a Yunho y todo pareció disiparse, con una sonrisa en los labios llegó hasta él.



—¿Qué pasó?

—Yoochun está enamorado de Junsu.



Yunho suspiró. –Eso lo sabía, se notaba.

—Lo sé, y quisiera ayudarlos pero… Me pongo en el lugar de Junsu y no sé que hacer.



—Bueno…— Heechul habló de pronto. –Si somos sinceros, Changmin y Minho nos pidieron que los entretuviéramos, al menos que los mantuviéramos ocupados para que ustedes dos.— Dijo dirigiéndose a Jaejoong y Siwon. –No terminaran. Pero creo que terminamos haciendo todo lo contrario.



Siwon sonrió, besando un momento la mejilla de Heechul.



—¿Tú estás bien?

—Si, la familia un poco tensa, pero estamos bien.



La sutil conversación entre Yunho y Jaejoong logró llamar lo suficiente la atención de los otros dos, que decidieron permanecer atentos un rato más.



—Eso es bueno, cuando te fuiste parecías preocupado.

—No fueron buenos ratos, nuestros padres estaban muy molestos y los de Minho también. Pero supongo que hay dejar que el tiempo pase un poco.



—Cuenta conmigo para lo que sea.

—Si, lo sé.



Las manos de Yunho se movieron sobre el hombro de Jaejoong, y Kim sonrió agradecido. Pequeñas miradas, suaves gestos. Y Heechul sonrió, moviendo un poco el pie, apretando suavemente el brazo de Siwon quien entendió y asintió.



—Entonces, ¿ustedes están saliendo?



La pregunta de Heechul los tomó por sorpresa, y casi inmediatamente tanto Yunho como Jaejoong se tensaron y tosieron débilmente, desviando la mirada. Aunque fuera Jaejoong el primero en hablar.



—Bueno, ¿por qué no vamos con los demás?

—Si, sería bueno un poco de té.



Yunho acotó en seguida, empezando a caminar. Pronto los cuatro estuvieron caminando juntos, en un extraño silencio que hizo a Siwon sonreír, y adelantarse un poco solo para poder encararlos un poco mejor.



—Y entonces, ¿salen o no?



Pero Yunho y Jaejoong solo volvieron a desviar el tema, con una oportuna llegada a la cafetería. Así que Yunho alzó un poco la cabeza.



—¡Miren allá están los demás!



Y por supuesto agarrando por el brazo a Kim para caminar un poco más rápido hacía le mesa, lejos de esos otros dos imprudentes que no paraban de preguntar.













Era un idiota.



Sencillamente idiota.



Sus sentidos galopaban desbordantes, entre la recriminación y la preocupación. Como si no pudieran establecerse en un solo lugar. Y al mismo había estado nervioso, cauteloso y contradictoriamente preocupado.



Cuando abrió la puerta de aquella pequeña habitación, la ventana estaba a medio abrir, sin que hubiera demasiado frío, solo el suficiente aire para no ser sofocante. Yoochun estaba ahí, recostado sobre la cama.



Su respiración era profunda y lenta, Junsu primero no se atrevió a caminar más allá de lo necesario, mucho menos acercarse a él, pero estaba profundamente dormido. Y apenas podía ver su rostro por la falta de luz.



Así que caminó primero un paso, luego otro. Y finalmente estuvo frente a él, tan cerca que incluso podía ver sus mejillas sonrosadas por la fiebre, la punta de su nariz roja, y su respiración ya no se veía tan suave. Que incluso tenía el entrecejo arrugado.



Seguramente tenía una pesadilla.



La fiebre siempre volvía propensa a las personas ante las pesadillas.



Colocó su mano con cuidado sobre aquella mejilla, sobre la piel de Yoochun que mostraba calentura ante la fiebre alta que tenía, y que seguramente estaba un poco más controlada que al principio.



Su tacto pareció calmarlo un poco, y Junsu decidió sentarse un momento junto a él, acariciando su cabello, su rostro. Como si con aquello la pesadilla empezara a esfumarse poco a poco.



Era casual el contacto, y Yoochun parecía relajarse con aquello.



No lo odiaba.



Sería infantil decir que lo odiaba, solo tenía mucha rabia que había terminado en el departamento de Yoochun. En los dos haciéndose daño. Aunque más daño había hecho él en Yoochun. A pesar de que Yoochun hubiera estado con él con resentimiento o a modo de disculpa.



Junsu sabía que en el fondo recordar aquella noche en la que estuvieron juntos solo le provocaban ganas de llorar.



Pero estaba dolido también, como si su confianza hubiera sido tomada a broma. Y ni siquiera le hubiera importado a nadie. Como si sus sonrisas tuvieran un precio. Y Yoochun no pudiera sentir ni la mitad de lo que sentía.



Yoochun lo había dicho la noche anterior, él no iba a ser el primero ni el último que pagara un precio muy alto por él.



—¿Cuántos más Yoochun?— Y su mano volvió a acariciar el rostro de Park, suavemente. —¿Cuántas personas más tendrán que pasar tu vida hasta que un día te olvides de mí?— Suspiró cautelosamente, y Yoochun movió su rostro hace donde su mano se encontraba. Con una pequeña sonrisa en los labios.



—Junsu…



El susurro entre sueños de Yoochun lo tomó por sorpresa. Y Junsu se tensó. Cuando Yoochun empezó a parpadear, tenía dos oportunidades irse o esperar a que sus ojos lo enfocaran y él quedara como un idiota. Pensó entonces, que un rato más. Una vez más, no hacía daño.



—¿Junsu?



Esta vez la voz de Yoochun sonó asustada. Abrió los ojos y trató de levantarse, con dificultad pero lo hizo, y Junsu escondió la mano, como si su tacto nunca hubiera sucedido, desviando la mirada inmediatamente.



—Me dijeron que estabas grave.

—Solo fue una fiebre. Junsu…



Yoochun colocó una mano sobre la suya, como si tuviera tantas cosas que decir y no supiera por donde empezar. Pero Junsu solo se alejó, dejando el contacto de sus manos incompleto. Levantándose de su lugar, lejos de Yoochun, donde no lo alcanzara más.



—Cometí un error al venir aquí. Pero es bueno que estés bien, de un modo u otro, Mir te necesita.

—¿No quieres escucharme, cierto?



Junsu suspiró.



—Lo único que podrías decirme que arreglara toda esta situación, es que me dijeras que todo es mentira, ¿pero no es así, verdad?



Por un momento los ojos de Junsu se llenaron de una mínima esperanza. Sin embargo Yoochun bajó la cabeza y apretó sus puños.



—No.



Junsu suspiró, con una sonrisa resignada en los labios.



—Sería muy fácil para mí agarrar el primer avión y alejarme de ti para no volver a verte. Por que yo me enamoré de ti, Yoochun. De verdad lo hice. Pero precisamente sería muy fácil, ¿entonces que pasaría si dos años después volviera a verte? Volvería al punto exacto en el que no me olvidé de ti y… Vengarme, ¿para qué? Eso solo sería aferrarme más a tu imagen, así sea solo para destruirte.



Yoochun lo miró, cada expresión vacilante en su rostro, la forma en que sus labios se movían al hablar, sus manos, sus ojos. Como si quisiera grabar cada cosa de Junsu en sus recuerdos. Como si quisiera gritarle que no se fuera.



—No tiene sentido fingir que aquí no pasó nada. Por eso si es que sientes al menos compasión por mi, hazme las cosas más fáciles.

—Yo te amo.



Junsu tardó en procesar el significado de esas palabras. Las había escuchado antes, de esa boca, con ese tono de voz. Y justo ahora le costó volver a mirarlo a los ojos. Como si lo único que se le viniera a la mente fuera aquella escenita de papeles cursis que terminó en su auto.



—¿No me estás escuchando?

—¿Por qué debería hacerlo? Eres tú quien no me quieres escuchar a mi, ¿por qué te piensas Kim Junsu que te dejaré ir así de fácil?



Si Yoochun tenía convicción en sus palabras o no. Junsu no lo pudo medir, por que lo único que sintió fue un profundo hueco en el estómago.



—Eres egoísta, y eso es bueno. Por que alguien una vez me dijo que cuando un rompimiento duele tanto es por que solo estamos recordando las cosas buenas de esas personas, cosas que nos hacen falta, cosas que nos hacen olvidar que esa persona también tenía defectos. Que no era perfecta. Al menos no para mí.



—Odio que por naturaleza te guste sonreírle a todos, por que muchos piensan que estás coqueteando. No me gusta que siempre andes manchando mi ropa por que eres torpe. Que olvides las cosas a cada momento y que casi siempre pretendas tener la razón.



Junsu abrió los ojos sorprendido, pero Yoochun sonrió, bajando un poco la mirada.



—Pero aún así, estoy enamorado de ti. Creo que tú táctica no funciona, Junsu.



Apretó los puños entonces. Yoochun era exasperante, molesto, egoísta, y medio narcisista cuando lo pretendía. Y aún así, estaba ahí, con el pecho adolorido. Buscándolo para comprobar que estuviera bien, todavía lo quería. Junsu suspiró, Yoochun tenía razón. No servía.



—Yo no sé por que a las personas les gusta idealizar tanto. Pretender encontrar a la persona perfecta. Para mi lo que debes encontrar es la persona que se adapte y a la cual te adaptes, por que finalmente se harán compañía. Y sé que piensas igual que yo, Junsu. Por eso tu táctica no va a funcionar.



¿Y si lo perdonaba? ¿Si al menos intentaba no cortar los lazos permanentemente?



La sola duda hizo que Junsu se enojara consigo mismo, por ser tan estúpidamente débil, por eso sacudió la cabeza. Y respiró hondo.



—Ya vi que estás bien, no me obligues a salir del país.



Yoochun levantó la cabeza una vez más, solo para ver como Junsu se daba la vuelta y empezaba a abrir la puerta una vez más. Sus impulsos dictaron que se parara, que lo persiguiera y que no lo dejara ir.



—¡Junsu!



Estiró sus manos y Kim giró sorprendido, ya en los pasillos del hospital, Yoochun con la poca ropa que llevaba y los pies desnudos seguramente trasmitiéndole un frío innecesario. Las enfermeras inmediatamente se acercaron y Junsu se paralizó.



—Señor Park, por favor regrese a su habitación, ¿qué hace aquí?



—¡Déjeme! Junsu escucha yo no…— De pronto comenzó a toser, la garganta le ardía y seguramente su fiebre acaba de convertirse en gripe, pero solo se sacudió un poco y miró a Junsu una vez más, a pesar del agarre de la enfermera. —…quise hacerte daño. Solo…



Y volvió a marearse, con poco aire en los pulmones, haciendo que las palabras se trabaran e incluso la fuerza en sus piernas se debilitara.



—¡Yoochun!



Mir llegó con pasos apresurados, preocupado y angustiado. Pero Junsu seguía allí, a dos metros de distancia, sintiendo la mirada de todos y la poca distancia que Yoochun quería acortar con su brazo estirado.



Fue Mir quien sostuvo el cuerpo de Yoochun, pero Park seguía con sus ojos en Junsu. Fijos y suplicantes.



—…Solo quería permanecer más tiempo junto a ti.



Pero Junsu solo desvió la mirada y Yoochun terminó por bajar el brazo, luego el soporte de Mir pareció no bastar y Rain se colocó del otro lado, para lograr enderezarlo un poco más. Junsu había empezado a girar.



—Fue un error venir, lo siento.



Y finalmente desapareció. Yoochun apretó su puño derecho y bajó la cabeza, empezando a dejarse guiar de regreso a la habitación. Como si caminar se hubiera vuelto sencillamente algo mecánico.



Jaejoong desde su lugar solo suspiró, viendo a su hermano salir del hospital. Pero Changmin se abrió paso entre los presentes, luego de que Yoochun hubiera ingresado en su habitación, seguramente tras Junsu. Quiso seguirlos, pero Yunho depositó una mano en su hombro y él entendió que Junsu y Changmin necesitaban un poco de tiempo a solas.













—¡Junsu!



La voz de Changmin sonó con fuerza, pero con las llaves ya en mano, Junsu solo pasó una mano por su rostro, caminando lo más rápido que podía hasta su auto. Esa imagen de Yoochun no se le borraría jamás de la cabeza.



—¡Junsu, espera!

—Ahora no, Changmin. De verdad, ahora no.



Pero Changmin se negó, con la respiración agitada.



—Yoochun te quiere, de verdad lo hace.

—¿Y eso a mi de que me sirve?



Las palabras de Junsu lo tomaron por sorpresa, su mirada en un modo de desesperación, que Changmin por fin entendió, que aquello empezaba de dejar de ser una simple duda para el mayor.



—Junsu…



—Si él me ama o no, eso no cambia lo que todos ustedes hicieran. El dolor sigue ahí y la decepción también. Si él me ama, ¿de pronto la humillación y lo poco que valí para ustedes ya no importa?



—No es así.

—¿Ah, no? ¿Entonces como es? A veces eres tan egoísta Changmin, solo te importó estar con Minho, a costa de mí.



—¡Nunca pensamos que te enamorarías!

—¡¿Y por qué no?! ¿Qué soy para ustedes, un monstruo sin corazón?



De pronto las cosas sonaron tan mal de la boca de Junsu, en realidad Changmin no se había sentado a pensar en el eje de sus acciones. Ni en lo egoísta que en verdad había sonado.



—Lo siento mucho…

—Da igual, solo quiero ir a casa.



Junsu caminó lo poco que le faltaba hasta su auto, y Changmin apretó los puños. No era justo, Yoochun en verdad quería a Junsu y Junsu de la misma forma. No era justo que las cosas terminaran así.



—Yoochun nos devolvió todo el dinero, unos días antes de que tú te enteraras.



Junsu se detuvo, justo antes de abrir la puerta del auto. Pero finalmente guardó silencio e ingreso en el auto. Sin una sola palabra o mirada de más. Poco tiempo después el auto arrancó y Changmin cerró los ojos.



Los pasos de alguien acercándose lo hicieron girar, Minho lo miraba con algo de tristeza, tomando su mano un poco.



—Todo va a estar bien, tarde o temprano.



Changmin apretó el agarre de sus manos. Y asintió, era lo que esperaba, lo que quería y más que nada, esperaba por que fuera así.













Unos pocos días después.



Mir volvió a faltar al instituto, eran dos faltas, pero Rain procuró ayudarlo con su excusa, abrió las cortinas de la habitación de su hermano y sonrió en cuanto Yoochun arrugó un poco el rostro.



—Ya son las nueve de la mañana, no seas tan perezoso.

—Mir… ¿Tú no deberías estar en clases.



Pero el menor solo sonrió, arreglando un poco las almohadas, aprovechando el momento en que Yoochun se había empezado a sentar.



—Hoy no. Tienes que salir del hospital y no ibas a ir solo.

Yoochun sonrió. –Solo fue una gripe fuerte, no estoy inválido.

—Igual, sé que me necesitas, tanto como yo a ti.



Fue un leve momento en el que Mir sonrió y Yoochun le sonrió de la misma forma, agitando el cabello del menor quien hizo un puchero, quitando la mano del mayor. Pronto empezó a pasarle un poco del desayuno a Yoochun y un pequeño silencio se estableció.



—Por cierto, no había tenido tiempo de cuestionarte Mir.

—¿El qué?



Con un poco de agua que acababa de beber, Yoochun sonrió.



—Qué solícito tu maestro de acompañarte hasta acá ese día no.

—Ya te dije que fue a cenar al restaurante, donde por cierto ya perdiste el trabajo. Entonces Heechul me llamó y se ofreció a traerme.



Yoochun asintió, con una ceja alzada, empezando a comer un poco de la fruta que le habían traído esa mañana.



—Ya… Igual, ¿cuántos años tiene? ¿Cuarenta?

Mir rodó los ojos. –Solo tiene veintisiete.



—Mmh… claro, claro. ¿Y cuántos años es que tienes tú?

—Diecisiete.

—Que bueno que lo recuerdes.



Yoochun asintió tranquilo, y Mir de inmediato agarró una de las almohadas para golpear al mayor quien se quejó hábilmente.



—¡Hey! Con más cuidado mocoso, que aún no salgo del hospital.



—¡Sé lo que estás queriendo insinuar, idiota! Y él es solo mi profesor. Además, pronto cumpliré los dieciocho. ¡Y de todas formas…! Solo me ve como el pobre niño huérfano desamparado de su salón.



Mir bufó descuidadamente, sentándose en el sillón junto a la cama y desviando la mirada. Dejando que Yoochun lo analizara en ese corto momento con extrema facilidad.



—No eres solo eso, Mir. Por eso quiero que recuerdes que está muy grande para ti, que además según me enteré salió por un tiempo con Changmin hace muchos años y sería muy extraño si… Un momento, ¿no que antes te gustaba Changmin?



Mir solo rodó los ojos. –Eso fue hace tiempo, y nunca me gustó tanto.

—Ah~ ustedes los jóvenes, son tan volubles y enamoradizos.



Yoochun movió su mano dramáticamente. Y Mir únicamente llevó un pedazo de fruta a su boca. Negando suavemente antes de que Yoochun volviera a conversarle sobre que lo único que debería importarle es ingresar a una buena universidad.



Pero Mir solo se dedicó a asentir como si en verdad lo escuchara, el resto del rato Yoochun sonrió y fingió que en verdad no estaba tan mal, solo para que su hermano menor no se preocupara. Aunque en realidad le hubiera gustado volver a ver a Junsu una vez más.













—Hola.



Heechul entró en la oficina, acercándose un poco a Siwon, y dándole un corto beso en los labios antes de sentarse frente a él en el escritorio, el montón de papeles y carpetas acumuladas que al parecer, Choi no terminaba de desechar o aprobar.



—¿Qué sucede?

—Es Minho, me tiene un poco preocupado, por que no ha querido salir más que para la Universidad, y de ahí se la pasa todo el tiempo en su habitación.



—Bueno, no lo culpes por extrañar al que hasta hace unos días era la persona con quien se iba a casar. Además si pasa tanto tiempo en su habitación. ¿No crees que es por qué encontró la forma de hablar con él?



Siwon sonrió, masajeando un poco el puente de la nariz.



—Si, es muy probable. Es muy hábil cuando se lo propone.



Heechul asintió y Siwon corroboró la hora en su celular.



—Son casi las diez, ¿vamos al departamento de Yoochun?

—Oh, si. Casi lo había olvidado.



Siwon se levantó de su lugar, tomando su abrigó y pertenencias importantes, saliendo junto a Heechul de ahí, y el poco tiempo que habían pasado en la oficina esa mañana.













Rain miró a sus estudiantes trabajar en grupo, reunidos para realizar la pequeña tarea que les había impuesto, como de costumbre había charlas que pretendían ser bajas, pequeñas risas, sutiles golpes de compañerismos. Chicos que hacían sencillamente nada. Y otros que lo hacían todo.



Su mirada se deslizó con cuidado hacía el grupo de amigos de Mir, permanecían reunidos, uno de ellos mensajeando. Tal vez a Mir, tal vez no. Pero era gracioso como pretendían no ser vistos.



Con la misma sonrisa, miró hacía el asiento vacío del menor, y lo preocupado que se sentía el día anterior por no poder ir a ver a su hermano cuando le dieran de alta. Suspiró débilmente, tratando de concentrarse en algo más.



Negando con cuidado con la cabeza.



De que el pequeño de Mir no apareciera cada tanto, tan inesperadamente en sus recuerdos.













—¡Bienvenido~!



Los cuatro que ya esperaban dentro del departamento aplaudieron, y Yoochun se encontró sorprendido de ver a Jaejoong entre ellos, con una sonrisa en el rostro al verlo ingresar de regreso en su hogar, con Mir a su lado.



—Muchas gracias.

—Preparé un delicioso almuerzo. Así que espero que les guste a todos, pero como aún es temprano, no comerán hasta las doce.



Jaejoong sonrió amable, y todos asintieron con cuidado. Pronto, Heechul repartió un poco de bebidas para todos y Mir aceptó el hecho de que últimamente a Heechul se le había hecho costumbre visitarlo para comprobar que estuviera bien hasta que Yoochun saliera del hospital.



Y cuando se sentaron en los sillones y Jaejoong se levantó a la cocina para verificar que su comida estuviera bien, cuando Yunho se levantó ‘disimuladamente’ también, para nadie fue una sorpresa.



Siwon intentó mantener la conversación, que Yoochun no se sintiera tan presionado ante la idea de que Junsu no había vuelto a aparecer frente a él.



—¿Cuándo piensas decírselos?



Yunho atajó a Jaejoong por la cintura, apoyando la quijada en el hombro de Kim, quien solo respiró profundo mientras seguía moviendo un poco la ensalada.



—Aún no, ni siquiera sé que somos.

—¿Cómo que no lo sabes?



Yunho se fingió ofendido. Y Jaejoong rió.



—Vamos Yunho… En verdad crees que nadie se ha dado cuenta, solo están esperando a que nos besemos frente a ellos.

—Pero, ¿sabes que estamos oficialmente saliendo, verdad?



Jaejoong sonrió, tapando la ensalada y girando hacía él, para poder pasar los brazos por su cuello y asentir, con una pequeña sonrisa en los labios.



—Por supuesto que lo sé, idiota. Finalmente creo que eso de ser Open Mind no va conmigo.

Yunho besó sus labios. –Ni conmigo.



Y Jaejoong regresó a besarlo, con un poco más de lentitud. Cerrando los ojos y juntando un poco mejor sus cuerpos. Como si esa clase de besos fuera diferente.



—Te lo dije.



La voz de Heechul a sus espaldas los hizo girar, el mayor estaba de brazos cruzados en el alfeizar de la puerta junto a Mir, quien ya había virado los ojos y depositado un billete en las manos del mayor.



—Tan predecibles…



Y el comentario por parte de Mir, hizo que Jaejoong abriera la boca dispuesto a decir cosas que de pronto olvidó, pero Yunho solo negó suavemente antes de pasar una mano por su rostro y soltar su pequeño reproche en el oído de Jaejoong.



—Te dije que les dijéramos con tiempo.



Pero Jaejoong solo le concedió un pequeño codazo.













Yoochun salió un momento al balcón.



Disfrutando de ese paisaje que siempre le había gustado, con el aire un poco débil. Pero con el clima adecuado para él. Mir lo había mirado un instante, antes de volver a reír ante la conversación que Siwon y Heechul sostenían, pretendiendo molestar a Yunho y Jaejoong.



Pero Yoochun se quedó en el balcón un rato más. Minho y Changmin por evidentes motivos no habían podido asistir, y de algún modo las cosas no pintaban tan bien como deberían, pero al menos no estaban tan destruidas como creía.



Luego miró a la gente que caminaba debajo de él, sus pasos lentos o apresurados y suspiro abandonó sus labios. ¿Dónde estaría Junsu? Probablemente en clases, si no recordaba mal hoy le tocaba esa clase odiosa de tres horas.



Se preguntó incluso si Kim sabría que ya había salido del hospital, se preguntó tantas cosas de él, esperando que al menos estuviera bien. Poder verlo más adelante sin que volvieran a hacerse daño.



Pero decidió en ese momento que hasta que Junsu le permitiera si quiera acercarse, entonces mientras tanto, él continuaría, que seguiría con sus estudios. Que sería el ejemplo que a Mir le había faltado durante ese tiempo que se dedicó a enfermar.



Quizá podría graduarse, y tal vez conseguiría un buen empleo, cuando su hermano se graduara también. Entonces, tal vez algún día se encontraría con Junsu en algún hospital, ayudando como tanto le gustaba. Con esa sonrisa que le encantaba.



Probablemente si más adelante le demostraba que no se había podido olvidar de él. Junsu lo dejaría acercarse y comprender, que el perdón en ocasiones también forma parte del amor. Aunque le atormentaba saber, que esos planes podían tomar incluso años.



Aún así sonrió, por que hoy era un buen día.



Y él se sentía un poco mejor.





..::..::..::..::..::..::..





—¿Changmin?



Shim en ese momento, con apenas ocho años se encogió un poco en su lugar y se abrazó a sus piernas, con el traje elegante que llevaba de acuerdo a la ocasión. Su madre había lucido hermosa en ese traje de novia. Y había sido extraña verla casarse con Ohn, pero había decidido no quejarse.



—¿Por qué estás aquí?



Junsu, unos pocos años mayor a él se colocó en cunclillas frente a él. Pero Changmin solo suspiró. Y Jaejoong pronto puso una mano sobre su hombro.



—¿Estás molesto por que papá se haya casado con tu mamá?



Changmin movió negativamente su cabeza.



—¿Entonces?

—Es solo que siempre hemos sido mamá y yo. No sé… Cómo es una familia.



Jaejoong sonrió, sentándose junto a él y respirando profundo.



—Es simple, solo déjate querer y seremos todos felices. Además, como tú hermano mayor te voy a proteger. ¡Siempre!

Junsu asintió emocionado. –Jae tiene razón, para eso son los hermanos, yo te voy a ayudar en todo. Y cuando sea un doctor famoso, voy a curarte cuando te enfermes.



Changmin pronto sonrió y asintió.



—Yo también los voy a ayudar y proteger, siempre. Nadie les va a hacer daño. Lo prometo.



Jaejoong sonrió y Junsu pronto estiró su mano hacía Changmin quien la tomó sin problemas.



—Ahora, volvamos a la fiesta que pronto repartirán el pastel y se ve delicioso.



Y antes de darse cuenta, los tres pequeños ya se habían encaminado entre risas y juegos hasta donde se encontraban los invitados, abrazando a los dos esposos con fuerza, preparándose para la primera foto familiar.

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