KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Tradición Familiar - Cap. 13

Sin él, su vida pintaría de negro, o de un color que aún no conoce.


Lo ha pensado, mil veces, no, un millón de veces.



Y sigue perdido en esos pensamientos.



Minho toma su ropa y la guarda dentro de una maleta, con una tranquilidad pasmosa y una cursi canción en los labios, Changmin sigue cruzado de brazos, con el entrecejo arrugado, tratando de hallar las palabras para detenerlo, sin tener que dar un motivo.



—Insisto que irte de vacaciones con un tipo que medio conoces, no está bien.

—Solo será un fin de semana, y ya lo conozco lo suficiente.



—¿Y por qué ni siquiera me quieres decir nombre?

—¿Para que quieres saberlo?



Cruzaron sus miradas un breve instante, antes de que Minho suspirara y se colocara la maleta en la espalda.



—Ya me voy, Min. Nos vemos el lunes. Si ves a Siwon al salir le dices que…

—¡Terminé con Rain!



Y eso no había sido lo más inteligente que había podido decir, pero Minho parecía haberse detenido, con los ojos muy abiertos.



—¿Y está todo bien?

—Claro, terminamos maduramente y quedamos como amigos.

—Oh, eso está bien. Por un momento me asustaste, creí que había sido un rompimiento traumante o doloroso.



Minho dejó escapar otra risita, y Changmin lo volvió a ver retomar el paso, empezando a abrir la puerta de su habitación para irse con ese sujeto, todo un fin de semana, sabrá Dios donde, a hacer sabrá Dios qué.



Apretando los puños, Changmin dejó de pensar.



—¡Creo que estoy enamorado de ti!



Con el pomo de la puerta en la mano, Minho se detuvo, por un breve instante en el que su cuero pareció tensarse demasiado, luego suspiró y continuó.



—Creer, no es lo mismo que estar. Nos vemos el lunes Changmin.



Y sin otra palabra, sin siquiera regresar a verlo una sola vez, Changmin lo observó marcharse, sintiéndose terriblemente desprotegido por primera vez en todas su vida.





..::..::..::..







Al siguiente día, Heechul había ido a trabajar como cada mañana.



Con su atuendo elegante, bien peinado, acicalado.



En un estado absoluto de buena presencia y una sonrisa en el rostro, que no denotara que su falta de ayer tuviera repercusiones la mañana de hoy. Así que sentado tras su escritorio, verificando un par de presupuestos en la laptop.



Heechul fácilmente había vuelto a adaptarse al trabajo.



El único problema de su mañana fue cuando la puerta sonó y sus ojos se levantaron para enfocar de manera inmediata la presencia altiva de Siwon, que con una expresión seria se acercaba a él.



—¿Tienes un minuto? Quiero hablar contigo.



Y habían muchas suposiciones o teorías que podían entre caber en la mente de Heechul en ese instante, pero más que dolido, Heechul estaba dispuesto a continuar a pesar de las palabras de Siwon días atrás. Así que solo regresó su mirada a la laptop y levantó los hombros.



—Adelante, estoy un poco ocupado, pero creo que si es algo del trabajo obviamente puedo escucharte.

—Sabes perfectamente que no es algo sobre el trabajo.



—Entonces, lo lamento por que preferiría no escucharte.

—No seas infantil.

—Solo estoy marcando distancias, Siwon. Este jueguito entre tu y yo se acabó.



Cuando las palabras de Heechul sonaron repletas de seguridad y convicción, Siwon tuvo que soltar un suspiro y comprender, que él no tenía esperanzas. O intenciones absurdas, él buscaba a Heechul solo para terminar con este cirulo vicioso, decir lo que tenía que decir e independientemente de lo que pasara después sentirse un poco más libre.



—Eso lo sé, me quedó claro cuando Yunho vino ayer a mi oficina.



Heechul pareció tensarse un poco ante la mención de Jung, aún así pareció abstenerse de agregar algo más.



—Escucha Heechul. De acuerdo, esto se acabó, pero tú y yo debemos hablar antes de que nuestra relación se vuelva enteramente laboral.

—Estoy muy ocupado en este momento Siwon.



Cuando Kim regresó su mirada a la pantalla de laptop, empezando a digitar un par de cosas en ella, Siwon solo pudo pasar una mano por su rostro y suspirar.



—De acuerdo, ahora no. Después entonces, a la hora del almuerzo.

—Ya te dije que no tengo tiempo Siwon, tengo que terminar con el trabajo de ayer más el de hoy, así que por favor…



Heechul se levantó, con su andar tranquilo dispuesto a abrir la puerta de su oficina una vez más para que Siwon se marchara, pero antes de que su mano tocara el pomo de la puerta, la mano de Siwon sujetó su brazo con fuerza.



Con un susurro ahogado que se coló muy dentro de él.



—Ya basta, Heechul. ¿No ves que prácticamente te estoy rogando?



La mirada de Heechul perdió esa fuerza y frialdad cuando aquellos ojos lo observaron, haciéndolo pensar en por que de pronto Siwon podía con unas cuantas palabras desestabilizarlo, y ahora con una mirada hacerlo dudar.



—Siwon, lo siento. No puedo, mejor vete.

—Nos vemos hoy, en el restaurante del hotel a la una y media en punto.



Y como si no necesitara una afirmación de su parte, Siwon se marchó de la oficina. Heechul no tenía el deber de cumplir con aquellas palabras que tácitamente Siwon había dispuesto sobre la mesa, sin considerar su opinión.



La puerta se abrió y se cerró nuevamente. El agarre de su brazo fue abandonado y Heechul se quedó un breve momento parado dentro de su oficina, con el tacto de Siwon en su brazo y el deseo de acabar con aquello fervientemente en su memoria.



El problema, es que le faltaba voluntad.













Cuando Minho vio a sus padres, con varias cosas entre las manos, que él suponía era su ropa y cosas personales, supuso que en realidad el accidente al menos no había sido tan grave.



Salió del hospital con un pantalón holgado, una camisa de algodón y una gorra en la cabeza, y por supuesto ese esparadrapo en la frente debido al golpe, que por suerte el cinturón de seguridad y la bolsa contra accidentes habían resguardado en él.



Así que con Changmin a su lado, caminando un poco lento y torpe, por que aún le dolía la pierna, Minho esa mañana, rondando casi las once. Abandonó finalmente el hospital.



—Siéntense en la parte de atrás del auto, nosotros guardaremos todo.

—Gracias.



Changmin abrió la puerta del auto, mientras su padre guardaba sus pertenencias en la parte trasera, y por supuesto a Minho en una primera instancia le costó un poco agacharse por que le dolía la cintura y la espalda.



Por lo que Changmin colocó con cuidado sus manos en la cintura de Choi para poder ayudarlo a sentarse. Entrando en el auto después de él, con un ligero dolor en el cuello al haber dormido en aquella pequeña cama los dos.



Minho soltó un suspiró, mirando hacía adelante como las personas ingresaban por diversos motivos a la clínica y Changmin supo de inmediato que algo pasaba por aquella loca cabeza, por que por más apaleado que se encontrara Minho debido al choque que no había pasado a mayores, era extraño tenerlo callado y tranquilo.



—Minho.

—¿Si?



Aunque hubo una sonrisa de parte del menor, Changmin lo analizó firmemente con la mirada. Hasta que los padres de su prometido subieron al auto, en una conversa tranquila sobre la justificación que debían pedirle a uno de los doctores para las faltas en la universidad que Minho iba a tener por los próximos tres días de reposo.



—¿Está todo bien?



La voz de Changmin aminoró considerablemente, solo para que Minho lo escuchara, mientras el auto arrancaba a una velocidad tranquila.



—Claro, solo estoy un poco adolorido. Pero el montón de pastillas que me mandaron me tendrán sano antes de lo que te imaginas.

—No lo decía por eso…



Changmin suspiró, girando hacia Minho, y esperando que a pesar de la presencia de sus padres, Minho le dijera la verdad.



—¿Entonces?

—Estás muy callado Minho, y pensativo. Eso es extraño en ti, además no comprendo la razón por la que te marchaste ayer sin decirme nada.



—Oh, eso… Bueno, me fui por que quería hablar con Mir, pedirle disculpas por el incidente de la vez anterior con lo de la cena y pues saliendo de su instituto ocurrió el accidente, no te desperté por que planeaba regresar enseguida. Lo siento.



Changmin asintió tranquilo, tomando las manos del menor y suspirando en el proceso.



—¿Y tu actitud autista repentina?



Hubo otro suspiro de su parte, Minho bajó la mirada apretando sus manos y mordiendo el labio inferior.



—Vi a Rain ayer, en el instituto de Mir.



El viento movió los cabellos de Minho en tanto el auto avanzaba por las calles de la ciudad. Changmin soltó un pequeño suspiró, colocando una de sus manos sobre las de él.



—Eso ya lo sabía, me escribió hace unas semanas contándome por mail que regresaría de Estados Unidos.

—¿Has seguido hablando con él?



—Hablando propiamente no, Rain y yo de repente nos cruzamos cuando estamos conectados o algo por el estilo, o algún mail repentino. Solo para no perder contacto.

—Ya veo…



Minho volvió a agachar la cabeza y Changmin lo hizo mirarlo una vez más.



—¿Te molesta eso?

—No me molesta…



—Te molesta.

—De acuerdo, si. Bueno… no me molesta solo me es incómodo.



Changmin suspiró soltando las manos de Minho y recostándose cuidadosamente en el asiento del auto, con la cabeza sobre las piernas de Choi. Cerrando los ojos ante las manos del menor entreverándose en su cabello.



—Rain fue una parte muy importante en mi vida, pero antes de enamorarme, comencé a sentir cosas por ti. Así que de una manera patética y triste tú has sido la primera persona de la que me he enamorado, y hasta ahora la única persona.



Minho sonrió, jalando de uno de esos mechones de Changmin quien abrió los ojos.



—¿Cómo que hasta ahora, eh? ¡Voy a hacer el primero, y el último!



Changmin solo le regaló una sonrisa y volvió a cerrar los ojos, con el leve movimiento del auto a su andar, y la mano de Minho entre sus cabellos relajándolo absolutamente. Hasta que la voz de Minho volvió a sacarlo de sus pensamientos.



—Tú también.

—¿Eh?



—Tú también has sido la primera persona de la que me he enamorado. Y quiero que sigas siendo la única persona.

—Creo que nos conocimos demasiados jóvenes, Minho.



Choi solo dejó escapar una pequeña risa, agachando un poco la cabeza, movimiento que Changmin aprovechó para elevarse un poco y rozar sus labios en un corto beso.



Cuando Changmin volvió a colocar la cabeza en las piernas de Minho, cerró los ojos una vez más, y Minho siguió jugando con su cabello. Mirando esta vez al camino que recorrían. Tranquilo una vez más.



Estaba aprendiendo que, hablando con antelación se ahorraba muchos dolores de cabeza.



¿Era eso madurar?



Minho quería creer que si.











A Yunho se le hacía tarde.



Había llamado al taller para que abrieran sin problemas en tanto él llegaba, lo que no comprendía es como se había quedado dormido tanto tiempo. Tal vez toda esa situación con Heechul que le carcomía el alma y lo hacían hundirse cada vez más en ese pozo profundo de dolor.



Esa caída infinita de tus brazos extendidos hacía alguien que es tú única esperanza de salvación y que no puede llegar a ti. Esa sensación mejor conocida como amor no correspondido.



Tenía las llaves en las manos cuando se vio por última vez en el espejo antes de salir, solo para comprobar que no estuviera tan desastroso, cuando abrió la puerta y el timbre en su departamento sonó. Como si de pronto estuvieran sincronizados.



—¿Jae?

—No creí que estuvieras en casa.



Yunho sonrió, jugando con las llaves en sus manos.



—En realidad tuviste suerte, me levanté tarde, pero ya estaba de salida.

—Yunho, ¿quieres jugar?

—¿Jugar?



Jung movió un poco la cabeza, intrigado por los insinuantes que salieron esas palabras de la boca de Jaejoong. Y del mismo modo la mano de Jaejoong se posó en su pecho y lo empezó a empujar hacía el interior del departamento, cerrando la puerta tras él.



—¿Recuerdas todo eso que siempre criticabas en mí? Que el amor, que la libertad, que ser open Mind. Eres un falso, por qué tú siempre has estado enamorado de Heechul. Tú no jugabas, tú solo aprovechabas lo poco que podías tomar de Heechul, y él de ti.



Los pasos de Yunho se detuvieron cuando chocó contra el mueble, con los ojos muy abiertos, viendo esa sonrisa triunfante en el rostro de Kim. Con aquella mirada profunda que parecía atravesar todos sus escudos.



—¿Y? ¿Qué quieres de mi entonces?

—Si ya estás enamorado de Heechul no hay peligro, ¿verdad? Juguemos.



Jaejoong volvió a posar las manos en su pecho, haciéndolo caer contra el sillón, su cuerpo se estrelló contra el sillón y en un rápido movimiento tuvo a Jaejoong sobre su cuerpo, con las piernas a un lado de su estómago.



No es que el tacto con Jaejoong le fuera extraño, pero se sentía en desventaja. Como si Jaejoong tuviera el control. Como si incluso él hubiera dejado de jugar, con todo el mundo en general.



—Tú no puedes jugar, que me haya enamorado no quiere decir que seamos iguales. Por que tú eres de esos chicos que son muy apegados a las emociones, que aman, quieren con intensidad. Que desarrollan cariño por todos, demasiado bueno para mi gusto.



Jaejoong sonrió, con las manos colándose bajo esa camisa blanca y tocando la piel de Yunho, que estaba fresca, oliendo tan bien. Seguramente por la reciente ducha.



—Yo me enamoré de Siwon, si. Pero nunca tuve la oportunidad de disfrutar de mi atractivo. Nunca tuve la oportunidad de no tener la obligación de llamar. Siempre fue una relación seria, al menos al principio. Siempre di todo de mí.



—Ese es un gran error.

—Lo sé.



Yunho vio a Jaejoong erguirse, con las manos en su camisa, empezando a quitársela con tanta normalidad que lo tomó por sorpresa. Desnudo de la cintura para arriba, Jaejoong le regalaba otra de sus sonrisas.



—Vamos a sacarnos ese mal sabor de boca llamado amor que Siwon y Heechul nos dejaron, ¿qué dices?



No había una sola excusa que pasara por la cabeza de Yunho en ese momento, por que el cuerpo de Jaejoong se le apetecía en ese preciso momento. Así que sus manos viajaron al cuello de él y su cuerpo se levantó lo suficiente como para concretar ese primer beso.



Y Jaejoong jugó con su lengua casi de inmediato, moviéndose sobre su cadera descaradamente, con sus manos desabrochando el cinturón de su pantalón. Con esa pasión recorriendo cada poca muestra de control que le pudiera quedar.



El único momento en que Yunho se alejó fue para poder quitarse la camisa también, desarreglando su cabello en el proceso, pero volviendo a la boca de Jaejoong como si fuera algo vital.



El pequeño gemido que soltó Jaejoong se perdió entre sus bocas, aún más cuando Jaejoong cerró las piernas, aferrándose al cuerpo de Yunho con fuerza. Momento que Yunho aprovechó para deslizar su boca hacía ese cuello níveo y largo de Jaejoong.



Repasando con su lengua cada lugar que le gustaba en esa piel, Jaejoong le permitió un amplio acceso a él, moviendo su cabeza y dejando que las manos de Yunho se pegaran a su espalda y juntara sus pechos con fuerza.



Era ese sentimiento de descomunal locura que Yunho estaba descubriendo, solo Jaejoong le provocaba. Tan fuerte y tan intenso que su piel junto a la de él, formaban un matiz de emociones, deseo y pasión.



Que el cabello de Jaejoong que caía por su rostro hacía que sus manos subieran hasta esos hombros y lo apretaran todavía más. Disfrutando de esa piel y enloqueciendo debido a él, en cada una de sus expresiones.



Cuando el celular en su pantalón empezó a sonar.



Yunho no lo pensó ni siquiera un segundo, lo sacó de su bolsillo y sacó la tapa, dejando caer el celular y la batería en el piso con algo de cuidado, tan solo por que apagarlo le tomaba un tiempo valioso.



Jaejoong solo sonrió ante aquello, volvió a unir sus labios y degustar de ese sabor a libertad que solo los brazos de Yunho le proporcionaban.















Heechul supo que Yunho le había cortado.



Por que el teléfono había sonado y luego de un rato lo había mandado a buzón, miró la pantalla del celular y suspiró.



¿Estaría Yunho muy ocupado?



Cerró los ojos arrimándose en el asiento en su oficina, con la cabeza un poco elevada y pensando aún en la invitación de Siwon, en si debía aceptarla o no. Necesitaba un consejo, y Yunho parecía ocupado en estos momentos.



Volvió a marcar el número de Jung y en esta ocasión lo mandó directamente a buzón.



Suspiró nuevamente. Y mordió su labio inferior.



Debía tomar una decisión por si solo.













Mir sonrió feliz, esperando por su examen y observando a Rain, quien en quince minutos había tomado una breve prueba sorpresa y ahora se encontraba corrigiéndola y entregándola a cada estudiante.



Las notas de todos oscilaban entre el seis y el siete. Convenientemente Mir había recordado las palabras del mayor y había estudiado. Así que de algún modo había tenido una afortunada ventaja.



Cuando Rain pronunció su nombre, Mir estuvo frente a él, expectante. El hombre le extendió la hoja con una pequeña sonrisa en los labios.



—Felicitaciones, hasta ahora la mejor nota.



Vio el diez marcado con rojo en la esquina de su hoja y su sonrisa se amplió, Rain volvió a lo suyo y a Taemin le resultó extraño que ya no le sonriera tan ampliamente como ayer, así que solo para no pensar demasiado en cosas absurdas volvió a su lugar.



Como era de esperarse entre Seungho y Joon lo acusaron de tramposo, entre bromas y risas. Pero Mir justo en ese momento solo veía a su profesor que seguía calificando las pruebas y que de pronto sentía ya no posaba su atención en él como ayer.













Yoochun recibió el correo electrónico y la sonrisa en su rostro creció.



Revisó cada una de las palabras del mail y mordió su labio inferior, revisándolo todo desde su celular. Junsu en ese momento bebió un poco del jugo de naranja, sentado frente a él en aquel restaurante y movió un poco la cabeza.



—¿Alguna buena noticia?

—Una excelente, las matriculas están por comenzar. La universidad ha aceptado mi ficha de ingreso.



Junsu tuvo que dejar los cubiertos de lado, y limpiar con una servilleta su boca.



—¿La universidad? ¿Por qué no me dijiste que retomarías los estudios?

—Quería que fuera una sorpresa. ¡Sorpresa!



Junsu rió entusiasmado, quitándole el celular de las manos a Park y leyendo cada palabra escrita, con el orgullo rebosante en su pecho. Miró a los ojos al mayor y le regreso el celular.



—Esto es grandioso, Yoochun.

—Lo sé. Voy a retomar mi vida, desde el punto en que lo dejé años atrás.



Y si bien era cierto que el tiempo le había pasado un par de años, Yoochun sabía que aún estaba a tiempo de retomar su carrera, de empezar otra vez, esta vez de la mano de Junsu sin ningún problema.



—¿Qué vas a estudiar?

—Administración de empresas.



Junsu asintió, cruzando las manos bajo su barbilla y con la absurda intención de mirarlo, como si de repente solo deseara hacer eso, con aquella sonrisa que no desaparecía de sus labios.



—¡Yoochun Oppa!



Una mujer alta y de cabellos rubios se sentó descaradamente junto a Yoochun, abrazándolo por el cuello y pegando su rostro a él. Como si Yoochun no estuviera solo, como si a Junsu aquello no lo hubiera hecho fruncir el ceño.



—¿Minyoo?

—¡Oppa! Que gusto verte de nuevo.



Yoochun sonrió algo incómodo, alejando cuidadosamente a la mujer que inmediatamente hizo un puchero.



—Minyoo estoy ocupado, estoy desayunando con…

—Está bien, entiendo. ¿Tienes el mismo número? Te llamo esta noche.



La mujer habló velozmente, tanto que descolocó un poco a Yoochun, pero bastó con un segundo en el que miró el rostro confundido de Junsu, para que se levantara tras la mujer y la tomara por el brazo.



—Espera, Minyoo.

—¿Qué pasa Oppa? ¿Quieres concretar la cita ahora?



—No, es que no va a haber cita. Yo… ya no soy gigoló.

—¡¿Qué?! ¿Cuándo pasó eso? ¿Por qué?



Minyoo se cruzó de brazos, molesta, cual niña enfadada por que le roban su dulce más preciado, pero Yoochun solo sonrió amable y la tomó por los hombros haciéndola girar hacía el lugar donde Junsu solo parecía buscar algo entre su bolso.



—¿Ves ese muchacho?— Minyoo asintió, Yoochun respiró profundo. –Él es la razón.

—¿Qué? Oppa… ¿desde cuándo tú…?

—Nos vemos Minyoo, cuídate mucho.



Y aunque sabía que la mujer lo quería abarrotar de preguntas y otras cuestiones, Yoochun solo retomó su paso de regreso a la mesa y se sentó frente a Junsu, que ajeno a la pequeña conversa revisaba su celular.



—Yoochun me tengo que ir, tengo Bacteriología en unos minutos y si llego tarde el profesor no me deja entrar.

—¿Estás seguro?



Su tono de voz fue algo decepcionado, peor aún cuando vio a Junsu asentir, tomando un poco de agua y levantándose del lugar con su bolso y bata en la mano. Sabía que esa expresión seria de Junsu tenía un motivo.



Pero él parecía tan apresurado que no había tiempo para explicaciones.



—Nos vemos luego, Su.



Yoochun agarró a Junsu del brazo, antes de que terminara por irse y besó sus labios cortamente, con una sonrisa en los labios apenas se separaron. Junsu sonrió apenas, pero eso bastó para calmarlo un poco.



Y para hacerlo ideal algo que calmara esa repentina inquietud en el muchacho.













Mir escogió la hora del receso para hablar con Rain.



Caminó por los pasillos del instituto, tarareando una canción cualquiera, sabiendo que todos estaban en la cafetería, en los salones, o en el patio, miró la oficina de los profesores y respiró profundo.



Planeaba hablar con Rain, agradecerle por su pequeño descuido de ayer al advertirle de la prueba y luego se iría. Si, solo eso. Oh, y por supuesto agradecerle una vez por haberlo llevado a la clínica también.



Tal vez lo invitaría a su casa a cenar en nombre de Yoochun, le diría que era idea de su hermano mayor en agradecimiento. Aunque eso no sonara a Yoochun, pero Rain no lo conocía, así que no había problema. Ya luego convencería a su hermano de que aceptara.



Cuando estaba por llegar a la puerta, vio por el otro lado del pasillo a una mujer que se le hacía levemente conocida. Frunció el ceño, el cabello largo y castaño de la mujer se movía a su paso, a pesar del sombrero que llevaba, con aquellas gafas en el rostro y el vestido blanco que vestía, buscando algo en su cartera.



Mir recordó de inmediato donde la había visto.



Era la misma mujer que encabezaba aquel proyecto de caridad donde Yoochun y Junsu se habían conocido, no sabía su nombre pero por instinto se detuvo, reaccionó cuando escuchó el celular de la mujer, y descubrió que eso era lo que buscaba.



—¿Aló?— Boa sonrió cuando escuchó la voz del hombre a través del teléfono y se quitó las gafas. Notando a un estudiante parado a unos metros de ella. –Si, precisamente estoy fuera de la sala de profesores.



Fue automático, Mir tuvo que retroceder cuando la puerta se abrió algo intempestivamente y Rain salió por ella, con el celular en las manos. Lo divisó a él y asintió educadamente, pero en cuanto vio a Boa una sonrisa acudió a sus labios y corrió hacía ella.



—Preciosa. Hace tanto que no te veía.



Ella rió contenta cuando los fuertes brazos del hombre la atraparon y la hicieron girar un poco antes de volver a poner los pies en el suelo.



—Yo tampoco, Rain. Te extrañé mucho.



Él tomó las manos de Boa, aún con la sonrisa en sus labio y guardando el celular. Mir sintió su buen ánimo declinar, observándolos conversar de tonterías como, el pasado y el presente.



—Eh… Rain, creo que ese muchacho quiere hablar contigo.

—¿Quieres hablar conmigo Mir?



Rain giró hacía él, y Mir se sintió algo así como perdido. Así que sin palabras con las que reforzar su presencia ahí agitó la cabeza y sonrió forzadamente.



—No era nada importante, lo siento. Con permiso.



No le importó que a Rain pareció tenerlo sin cuidado su extraño comportamiento, contrario a ese, Mir solo apretó el pasó y caminó directo hacía la cafetería. Ahí donde sus amigos se encontraban y conversaban de cualquier tontería.



…¿En qué diablos había estado pensando?













Heechul no estaba muy seguro de si lo que estaba haciendo era lo correcto o no.



Solo sabía que ya estaba ahí, y no podía dar un paso hacía atrás.



Miró a Siwon sentado en una de las mesas cerca de los ventanales, con un whisky entre las manos, distraído mirando a la gente pasar. Respiró profundo y decidió avanzar hasta él, esta última vez.



—Señor, ¿desea una mesa?

—No, tranquila. Voy almorzar con Siwon.



La mesera que se había colocado junto a él asintió, y se dirigió hacía otro de los clientes que acababa de entrar. Heechul desabotono su leva y se sentó. Llamando la atención de Choi quien solo levantó la mirada.



—Sinceramente, no pensé que vendrías.

—Yo tampoco.



Heechul decidió entretener su mirada con la carta, fingiendo que en realidad le prestaba atención a los platos predispuestos. Pero solo podía escuchar el sonido de los cubos de hielo en el vaso de Siwon, moviéndose en el instante en que el muchacho optó por beber un poco más.



—Heechul lo siento, todo lo que dije ese día, estaba muy ofuscado, molesto y… celoso.



Admitir eso parecía costarle demasiado. Tanto que Heechul despegó su mirada de la carta de platos y miró a Siwon con aquellos ojos que parecían poder leerlo con demasiada avidez.



—¿Quieres que te perdone? ¿Es eso?

—Es algo más que eso lo que quiero de ti, pero es algo que tú no me puedes dar.



Heechul sintió un nudo en la garganta. Ya era muy tarde para levantarse y huir, por que Siwon había sido directo desde el inicio de la conversación y para Heechul incluso respirar en esos momentos le provocaba escalofríos.



—¿Amor? ¿Me estás hablando de eso?



Siwon suspiró, con sus manos viajando sobre la mesa, directo a las de Heechul, tomándolas con delicadeza, con miedo de ser apartado bruscamente. Pero Heechul dócilmente dejó que sus manos fueran apresadas por las grandes de Siwon.



Con una expresión vacilante en su rostro, con la respiración algo irregular y los ojos parpadeando demasiado para susto. En antelación a algo que no le gustaba. Por eso Siwon decidió agarrar un poco de valor, y ser sincero.



—Yo me enamoré de ti desde aquella vez en París. Llámalo amor a primera vista o como quieras, pero es la verdad. Es lo que siento y es un amor que me consume por dentro, por que es agobiante y doloroso. Pero por sobre ti estoy yo, y eso me obliga a detener esto… A escuchar de tu boca que debo sacarte de mi sistema antes de que este amor me consuma completamente. Por que no puedo dejar que esto que siento por ti me destruya.



—¿Soy dañino para ti, es eso lo que quieres decir?



—Pender de un hilo, tan sutil como el amor unilateral es dañino. Te quiebras por dentro a cada mínima expresión, y es más doloroso cuando existe un contacto constante. Y llega el momento en que tienes que decidir entre tú y esa persona. No es egoísta escogerme a mí por encima de ti, por que estaré aprendiendo de lo que tu paso por mi vida me dejó, pero continuaré, por que mi vida no se acaba en ti.



Heechul por primera vez apretó esas manos de Siwon, con fuerza, mordiendo su labio inferior, sintiendo por primera vez esa calidez que las manos de él le proporcionaban, con una sonrisa casi imperceptible en los labios.



—Sucede que las personas cometen el error de querer vivir por una persona, querer ser la vida de esa persona, o que esa persona sea su vida. Olvidan que el objetivo del amor no es ese, sino solo vivir. Vivir junto a esa persona y compartir. Vivir es hermoso, y muchos a veces lo olvidan.



—Heechul…

—Y lo mejor para ti Siwon es que sigas viviendo, que sigas adelante sin mí, por que yo te puedo amar. No como tú quieres.



El contacto de sus manos desapareció. Siwon sintió sus manos siendo abandonadas por las de Heechul y elevó sus cejas, en un gesto sorprendido y confundido.



—¿Prefieres continuar jugando? Sin compromisos, sin amor, sintiéndote tan vacío.

—Hay personas que encontramos la felicidad en cosas inexplicables como esas.



Siwon suspiró.



Miró hacía el ventanal, ahí donde las personas continuaban con su andar. Se levantó con tranquilidad y dejó un par de billetes sobre la mesa, el valor de su bebida, no se molestó en mirar más allá de lo debido a Heechul y asintió.



—Esta bien, será como tú quieras Heechul. Pero es tu decisión. Lo siento por ti.



Los pasos de Siwon resonaron con su salida.



Con su salida sutil y elegante, Heechul apretó los puños sobre la mesa y recuperó el ritmo normal de los latidos de su corazón. Pasó una mano por su rostro y sintió que necesitaba un whisky, igual al de Siwon, con urgencia.



Levantó la mano, llamando la atención de uno de los meseros.



Y pronto tuvo dentro de su sistema al licor, invadiendo sus sentidos, consciencia y emociones.













Jaejoong quitó la sábana que cubría su rostro y soltó una pequeña risita cuando Yunho lo agarró por la cintura, sobre la cama de Jung, justo cuando pretendía huir de la mala costumbre que había tomado Yunho de querer hacerle cosquillas.



—¡Yunho, basta! ¡Que no me gusta!

—Pero si te ves todo lindo sonrojado cuando te ríes tanto~



Yunho pronto lo colocó boca arriba sobre la cama, con sus dedos serpenteando sobre sus costillas e inevitablemente Jaejoong se venció ante las cosquillas y rió, pataleando como podía, y tratando de utilizar sus manos para alejarlo, aunque fuera algo inútil.



—¡Que ya Yunho!



Jung carcajeó divertido, sentándose sobre la cama con las piernas cruzadas, y Jaejoong solo agitó sus cabellos antes de sentarse de la misma forma ante él. Y si bien, ambos solo estaban con un pantalón encima luego de la ducha, esa extraña cercanía parecía no incomodarlos.



—¿Señor Jung no piensa ir a trabajar?

—Hoy no, ventajas de ser el jefe.



Yunho levantó los hombros y Jaejoong mordió su labio inferior, pateando juguetonamente a Jung en el estómago.



—¿Y tú Jaejoong?

—Es mí día libre.

—Tramposo… Con razón viniste a buscarme hoy.



Las manos de Yunho se colocaron sobre los hombros de Jaejoong, volviendo a colocarlo sobre la cama y sentándose sobre su cuerpo.



—Ayer terminé con Siwon.

—¿En serio? Eso es sano.



—Lo sé. Deberías hacer lo mismo con Heechul.

—De algún modo extraño… creo que tienes razón. Es tiempo de cortar con ese hilo antes de que termine por herirme todavía más.



Jaejoong sonrió cuando escuchó esas palabras y Yunho inexplicablemente sintió ganas de besarlo en ese instante. Sus labios buscaron los de él, con una inexplicable necesidad y sabor a regocijo constante.



Las manos de Jaejoong viajaron por el cuello de Yunho, haciendo el beso más profundo, con una sonrisa en los labios cuando se separaran.



—Me dio hambre, ¿quieres probar algo de comida de este chef profesional?

—Me parece bien.



Yunho le regaló una sonrisa, y Jaejoong se levantó de la cama, acomodándose un poco el pantalón que Yunho le había prestado. Escuchando a la perfección como Jung le seguía los pasos.



Cuando estuviera en la cocina, Yunho permaneció apoyado en el resquicio de la puerta, con los brazos cruzados y una sonrisa en los labios.



—¿No piensas ayudar?

—Yo cocino todos los días para mí. Por primera vez quiero que alguien cocine algo para mí.



Jaejoong rodó los ojos y continuó en la cocina, verificando donde estaban las cosas y viendo que tuviera todo lo que necesitaba para su platillo.



Casualmente Yunho miró hacía la sala, donde su celular algo desbaratado estaba, pensó por un momento en encenderlo, pero luego decidió que no. Este era su día, su día con Jaejoong y no dejaría que nadie lo interrumpiera, luego vio la ropa de Jaejoong y la de él, botadas por ahí. Y sonrió.



Empezando a sacar un par de naranjas hacía el mesón, cerca del exprimidor.



—¿No que no ayudarías?

—Solo haré el jugo.



Jaejoong dejó escapar una pequeña risita, cuando Yunho lo miró y le guiñó un ojo. Sacudió su cabeza y optó por seguir buscando las verduras, empezando a escuchar a Yunho partir las naranjas a la mitad.



De pronto ese ambiente se había vuelto tan cómodo, que era como inverosímil.













—Yo solo pensaba que sería buena idea que nos fugáramos a las Vegas, nos casáramos y no se lo dijéramos a nadie hasta que fuera estrictamente necesario.



Changmin entrecerró los ojos y Minho sonrió inocentemente con el control del televisor en las manos, que Changmin se lo quitó para poder cambiar de canal.



—Eso es una MUY mala idea, así que ni lo pienses Minho.



Choi aprovechó para hacer un pequeño puchero, y arrimarse en Changmin, con su cabeza sobre el hombro de él.



—Pero este plan toma mucho tiempo.

—No tanto Minho. Siwon y Jaejoong parecen estar en lo suyo, no estoy seguro de que, pero Junsu y Yoochun ya están juntos así que legalmente podemos hacerlo oficial.



Minho volvió a sentarse para poder ver al mayor con los ojos muy abiertos.



—¿Ya vamos a hacer oficial lo de la boda?

—Hemos cumplido, nuestros hermanos están comprometidos antes que nosotros, puede que no en planes de casarse, pero al menos si lo suficiente como para que tú y yo estemos juntos.



Hubo impulso inesperado en los los brazos de Minho que apretaron con fuerza al mayor, a pesar de que su propio cuerpo se encontrara adolorido aún por el choque.



—¿Cuándo?

—¿El fin de semana te parece bien? Podemos planear una cena con las dos familias y anunciarlo.



Minho asintió. Y Changmin sonrió, volviendo a cambiar de canal, con la sonrisa tambaleando con entusiasmo y de un mejor humor que antes. Como si de pronto todo estuviera andando por el camino correcto.













Cerca de las tres de la tarde, Junsu finalmente terminó con las clases de ese día.



Llevaba puesta la bata aún, y su bolso colgaba a un lado de su cuerpo, logró despedirse de varios de sus compañeros. Y caminó hasta el lugar donde su auto se encontraba, y por supuesto frunció el ceño cuando vio una nota en el parabrisas.



—¿Una multa? Imposible se supone que estoy dentro del parqueo de la Universidad.



Confuso, Junsu quitó el papel azul y lo desdobló, leyendo con cuidado y con una sonrisa en los labios apenas reconoció aquella letra.





“Él me ha robado el corazón.

¡Y no me lo quiere devolver!

Es un ladrón, el peor de todos.

¿Sabes quien es?”





Dobló el papel y miró de un lado a otro. Tratando de hallar una pista de Park, pero por más que incluso se paró en puntas para mirar por encima de los otros autos, no lo divisó por ninguna parte.



Fue hasta la puerta, y cuando metió la llave, otro de esos papeles azules en la ventana lo hizo sonreír.



“Él le ha quitado el aire por completo a mis pulmones.

Y yo no lo quiero devuelta si sus labios me proveen el aire suficiente para vivir.

¿Aún no sabes de quien hablo?”





Dobló el papel y lo volvió a guardar, mordiendo su labio inferior.



Con una sonrisa que pugnaba por salir en toda su expresión, como si no aguantar las ganas de arrancar e ir a buscar a ese torpe que hacía cosas tan cursis como esas, que lo hacían emocionarse, que lo hacían sonreír como idiota.



Otro papel azul sobre el volante y Junsu soltó una corta risa.



“Él no tiene compasión de mi.

Me ha convertido en un cursi de lo peor y lo peor es que una parte de mi no se atreve a recriminárselo.

¿Ya adivinaste?

Si no lo hiciste, eres exasperante, Kim Junsu.”





Sacudió un poco su cabeza y cuando vio por el espejo retrovisor, Yoochun se levantaba del asiento trasero con una cámara en las manos. Y una sonrisa en los labios.



—Él es un despistado de lo peor, por que deja su auto sin seguro, solo por que está en la facultad de medicina, en una de las Universidades más caras del país. Y aún así, tiene tiempo para preocuparse por los demás, por hacer voluntariado, por ser más increíble de lo que ya es. Él es cruel… por que se me aparece en los sueños y cuando despierto no está junto a mí.



Junsu giró con una sonrisa en los labios, tomando a Yoochun por las mejillas y besando sus labios. Por un largo instante, con un suspiro abandonado, por sus frentes juntas y esa maravillosa paz a reconciliación.



—Lo siento si Minyoo te incomodó, pero esa parte de mi vida quedó atrás.

—Lo sé… solo me sentí extraño.



Yoochun levantó un poco la cámara y sonrió.



—Quiero una foto junto a ti.



Junsu asintió, juntando su rostro al de Junsu, cuando Yoochun presionó el botón de la cámara y el flash apareció. Junsu giró su rostro, besando la mejilla de Yoochun y él solo giró un poco, sorprendido y risueño.



—¡Quiero verla!



Yoochun vio como Junsu le quitaba la cámara de las manos y reía divertido ante la imagen.



—¡Quedó genial! Me encanta tu cara de sorprendido, Yoochun.

—Aún no me has contestado. ¿Sabes quien es ese ser malvado que le hace tanto daño a tu Yoochun?



Cuidadosamente Yoochun golpeó con su cabeza la de Junsu y él solo levantó la mirada, con una expresión de felicidad en el rostro.



—Es el mismo sujeto que sufre por las cursilerías de su Yoochun, el mismo que antes decía que cosas como estas eran innecesarias y tontas. Y ahora su corazón late apresurado y no puede parar de sonreír como imbécil. Es el mismo sujeto que tomó el corazón de Yoochun, pero Yoochun se quedó con su corazón también.



—Es un intercambio justo, entonces.



Yoochun volvió a juntar sus labios y Junsu sonrió.



Con esa estabilidad emocional, dentro de su ser y su corazón.



Clavándose tan dentro de su alma, que lo hacía creer en que si, eso que sentían podía fácilmente ser llamado Amor.



..::..::..::..





No era lo mismo, de ningún modo era lo mismo.



Que Changmin viniera y le dijera de repente ‘Creo que estoy enamorado’ no era lo mismo que lo estuviera, no quería esperanzas, no quería ese sufrimiento absurdo por el que pasó meses atrás cuando se descubrió enamorado de su mejor amigo, que para su mala suerte ya salía con alguien.



No quería tampoco volver a sentirse así por Changmin.



—Buen día, Minho.

—Hola Yunho.



Por eso cuando se subió al auto del mayor puso la mejor de las sonrisas, y aunque Yunho también le sonrió, lo miró extrañado.



—¿Sucedió algo?

—Changmin dijo que creía estar enamorado de mí.



Yunho arrancó, con las gafas en su rostro y una velocidad muy suave.



—¿Y?

—¿Y, qué?



—¿Qué sucedió cuando escuchaste eso?

—Nada… solo le dije que no era lo mismo creer que estarlo.



Minho agachó la cabeza, triste.



No era lo mismo una duda, que una certeza. No eran lo mismo esperanzas, que ilusiones.



Era la comparación efímera entre los sueños y las metas.



…Y Minho creía estar haciendo lo correcto.

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