El olor de la cena empezaba a llegar al salón acompañado del escándalo de los cacharros de la cocina, y de fondo su voz tatareando esa canción que tanto le gustaba. Yo decidí al fin que CD poner como banda sonora a nuestra cena, un tanto más especial que otros días. Hoy celebramos 5 meses desde que vivimos juntos. Me senté en el sofá disfrutando de la melodiosa música y las maravillosas vistas que tenía el salón. Estaba muy orgulloso de tener aquel inmenso ventanal que nos permitía ver la ciudad desde nuestra 9ª planta.
-Yoochunie! Pone el mantel anda, que ya le queda poco a la cena- dijo asomándose por la puerta de la cocina una chica castaña, de inmensos ojos miel y sonrisa dulce. Ella es Ahra. La persona que hace que mi vida este completa y feliz.
Nos conocimos gracias a mi amigo Yunho, uno de mis amigos de la infancia; y empezamos a salir cuando tenía 21 años y ella 18, llevamos juntos desde entonces… 2 años y medio ya…mi madre siempre me dijo que era demasiado pronto, demasiado para ser algo tan serio, pero en parte entiendo que este algo reacia a los compromisos después de la separación con mi padre.
Pero Yoowan, mi hermano, siempre me alentó, nos entendemos muy bien y aunque es más pequeño que yo siempre me acaba aconsejando.
En cambio Ahra en ese sentido siempre ha tenido más autonomía ya que vino al centro a estudiar veterinaria y sus padres viven a las afueras; tiene una especie de granja. Al estar lejos de ellos nunca se han metido mucho en su vida aunque sé que la quieren mucho y se preocupan por ella, pero la preceden muchos años de responsabilidad y eso avala la confianza que tienen en ella en que hará lo correcto.
Nos sentamos a cenar y simplemente disfrutamos de nuestra mutua compañía, algo sencillo pero tan gratificante…Después me tumbé en el sofá sobre las piernas de Ahra mientras ella me acariciaba el pelo y acabamos hablando del día en el que nos conocimos:
-Cuando te vi pensé que tenías los ojos más bonitos que había visto - le dije
-Pues tú… la verdad es que lo primero que pensé es que eras un soso, calladito y tímido…pero luego descubrí que eras el más ganso de todos – me dijo riéndose.
-¿Ah sí? ¡Uy lo que me ha dichooo! Pues…pues…pues…tú…-no se me ocurrió nada que reprocharle así que la cogí del mentón y la planté un beso sonoro en los labios a modo ventosa.- Alé, ahora vas y dices otra cosa mala de mí.
-Uy sí, no diré nada más, no vaya a ser que lo próximo sea un abrazo - me dijo irónicamente –además…- cambio repentinamente de tono a algo más sugerente- querría…proponerte algo…sé que es atrevido pero… - se llevó su mano a los labios y me miró pícaramente; ¡Uff! Que calor hace de repente.
-Veras…querría que… me dejaras ver un momento el canal eurosport que es la final de salto trampolín 3 metros y quiero ver quién gana – dijo con un tono más normal eso ultimo y a mí se me cayó toda la libido al suelo.
-¡Pero serás lianta!... aquí dándome todo el calentón y…- salte sobre ella y empecé a hacerla cosquillas.
-¿Pero tú en que estabas pensando? ¡Pervertidooo! –dijo riéndose a carcajadas intentando esquivar mis manos bajo su blusa.
-Con que pervertido ehh? Ya verás…
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Palpe con mi mano derecha su lado de la cama en busca de calor pero estaba vacío. De repente note un peso al borde de la cama. Repté bajo las sabanas hasta ella y con un brazo sujeté su cintura aun sin abrir los ojos. Ella me acaricio el brazo suavemente regalándome la tibieza de su piel.
-Yoochunie, cielo tengo que irme temprano que tengo una urgencia, me acaba de llamar mi padre.
-¿Qué pasa? ¿Se le ha resfriado algún pollo?-dije sin saber muy bien si estaba despierto o dormido.
-No tranquilo, los pollos están todos bien-dijo medio riéndose-es una de las vacas, se ha puesto de parto y por lo visto necesita ayuda para que salga el ternerito.
-¿Así que tendrás que meter el brazo en el…? Ahhhg! enserio envidio tu valentía y estomago para estas cosas- dije incorporándome un poco, restregándome los ojos.
-¿Quieres venir?-dijo un poco emocionada por la idea de mi compañía- ver nacer algo así es muy bonito.
-Lo siento cariño pero ver a un ser envuelto en sangre y líquidos raros salir de un orificio relativamente pequeño…no, no me cautiva mucho la idea…-le dije mientras iba al baño y ella terminaba de vestirse.
-Bueno tú te lo pierdes…volveré esta tarde ya que seguramente coma con mis padres- vino a buscarme al baño y me beso mientras empezaba a peinarme un poco.
-Sabes, no me gusta que te separes de mi…me da miedo…
-Solo serán unas horas, además – me volvió a besar tiernamente colgada de mi cuello – si quieres esta tarde hacemos algo juntos que te guste, mmm.....…. ¡te hago tortitas! ¿Vale?
-¡¡Sí!! Como sabes contentarme…-la abracé muy fuerte y pude oler el floral aroma de su cabello.
-Te quiero-dijo esparciendo cientos de besos por mi rostro y uno en los labios como despedida- hasta luego cielo.- y se encamino hacia la puerta principal dejándome en el pasillo observando cómo se marchaba y me abandonaba en el aburrimiento de esa mañana.
-¡Vuelve pronto! – le grite ya mientras cerraba la puerta principal tras ella.
Le pediré que se case conmigo. No la quiero mucho, la quiero todo.
Fui hacia la cocina descalzo pisándome el bajo del pantalón de pijama. Ya no podría volver a dormirme y como estábamos en Julio tampoco tenía clases que ir a dar, ya que soy profesor en la universidad de historia de la música y también doy algunas clases de piano.
Cogí mi taza, la que tenía una ovejita dibujada, me la había regalado Ahra porque decía que se parecía a mí por el pelo rizado.
Me serví café y me dirigí a nuestro enorme ventanal por el que la podría ver coger el coche que aun estaba aparcado en la acera de enfrente.
En la calle no había ni un alma por lo temprano que era y encima llovía, para variar en esta época.
Abrí la ventana para poder oler la humedad acompañada del agradable sonido de la lluvia al caer. Entraba un agradable frescor que más tarde se convertiría en bochorno. Pegue él primer sorbo al café y mire a ver si ya salía.
¡Ahí estaba! Y sin paraguas… corrió por la calle hacia el borde de la carretera para cruzara hasta su coche, pero se dio la vuelta y miro hacia donde me encontraba, como me conocía y sabia que estaría allí. Me saludó efusivamente con la mano y yo la respondí, señalándola que se metiera ya al coche para que no se mojara más.
Bajé de nuevo la vista hacia el café y le soplé un poco.
Un chirriar de neumáticos contra el asfalto mojado me hizo alzar la vista sobresaltado.
Un coche se había empotrado contra una farola quedando atravesado en la acera. La farola había caído sobre el techo del coche y eso no auguraba buena suerte al conductor. Pero yo empecé a buscar a Ahra sin encontrarla cerca del coche ni en la misma acera sino…
Salí hacia la calle como una exhalación sin siquiera fijarme donde pisaba con mis pies descalzos.
Ella estaba metros atrás del coche tendida en el suelo en una posición extraña con sus piernas y brazos extendidos.
Corrí hacia ella llamándola a voz en grito.
-¡Ahraaa! ¡Ahraaa!-me arrodille a su lado sin moverla ni tocar nada, solo su rostro que mantenía la mirada perdida y que al contacto con mis manos pareció recuperar un poco la consciencia.
Me aparte el pelo que tenia pegado por la lluvia a mi rostro y por el que las lagrimas empezaban a caer sin control al verla en aquel horroroso estado.
-Ahra ¿puedes oírme? cariño…-mi voz cada vez sonaba más entrecortada e irregular.
-Yoo…Yoochunie… ¿qué ha pasado?…-me rompió el alma el oír su voz tan débil y ver como a cada golpe de voz brotaba sangre por sus labios – Yoochunie…- hizo un esfuerzo por sonreír -te...quiero…mucho…
-¡Ahra! Ahra te pondrás bien, ya lo veras… ¡te quiero mi vida! Aguanta un poco…-empecé a mirar desesperadamente a ambos lados de la calle buscando ayuda pero no había nadie…palpe en mis costados buscando el móvil pero no lo llevaba…
-Chuniee… ¿Qué me pasa?...
-Nada cariño, has tenido un accidente pero te pondrás bien ya lo veras…
-Y si no me pongo bien ¿me que…querrás siempre?- cada golpe de su voz temblorosa y dispersa era como un puñal en mi pecho…cada lagrima que brotaba de sus ojos…la palidez de sus labios…
-Siempre te querré, siempre… siempre…aguanta por favor… ¡Ayudaa!- notaba como su respiración se iba extinguiendo sin remedio.
-Yoo…Yooch…-no fue capaz de terminar de llamarme cuando ya no tuvo fuerzas para sujetar siquiera sus propios parpados y se cerraron en un sueño sin retorno.
Desesperadamente sujete su muñeca buscando el pulso que ya no tenía…
-¡¡NO!!¡¡AHRAAAAA! ¡NO ME DEJES CARIÑOO! ¡AMOR MIOO! ¿Qué voy a hacer yo sin ti? No podré vivir sin ti…- la abrace muy fuerte contra mi pecho, llorando sin descanso sobre su empapado pelo. El corazón se me saldría en alguno de esos sollozos que ya nadie podría detener. Solo era capaz de repetir su nombre y cuanto la quería, abrazado a su cuerpo intentando que no perdiera su última calidez que se desvanecía entre mis brazos.
Te he perdido para siempre. Mi vida se ha ido contigo…
~ Siete fríos meses después…~
Desde aquel día, te eché de menos. A cada instante.
Después de aquellos siete meses de los que apenas no recuerdo nada, decidí volver a nuestra casa. En parte echo de menos nuestras cosas aun a sabiendas que cada una de ellas o cada rincón seria una puñalada que no estaba muy seguro si la aguantaría. Pero el estar lejos de lo que una vez fue nuestro hogar me hacía sentir más lejos de ella.
Yoowan me acompaño esa tarde hasta la puerta del portal y allí se despidió de mi, él sabe que prefiero pasar esto solo, egoístamente regocijándome en mi dolor hasta que sea capaz de aguantarlo.
Al llegar a la puerta del apartamento solté un gran suspiro como cogiendo valor para abrir la puerta.
Una vuelta a la llave. Dos vueltas… Clak!
No se veía apenas nada, estaban todas las persianas bajadas. Seguramente mi madre y mi hermano las bajaran la última vez que vinieron a por mis cosas.
Dejé la maleta en el suelo y caminé a tientas hasta la ventana del salón y alce la persiana. Sin querer volvía ver la vista de la calle desde la ventana y su imagen destrozada volvió a mi mente como si me lo hubieran grabado a fuego en los ojos. Resbalo por mi mejilla una de las tantas lágrimas que había estado derramando desde aquel día y las que me quedarían por echar.
Corrí las cortinas en un intento de borrar aquella imagen, ya tenía bastante con recrear aquel día en mis pesadillas. Es como si cada noche muriera en mis brazos una y otra vez sin yo poder remediarlo.
Cogí la maleta que había dejado en la entrada y me dirigí al dormitorio. La cama estaba deshecha, la persiana, tal como la deje. Solté la maleta a un lado del armario. La presión del pecho que hacia sido latente en mi desde hacía siete meses se hacía ahora más fuerte y me ahogaba a cada paso un poquito más.
Me senté en la cama y me deje caer hacia atrás, derramando mis lagrimas silenciosas mientras buscaba su olor entre las sabanas, como buscando una prueba de que el haberla tenido a mi lado no fue un sueño que al fin se había roto.
Cerré los ojos y cogí una bocanada de aire intentando así apaciguar lo que me desgarraba por dentro. El estridente sonido del teléfono resonó en la casa, Me levante perezosamente y fui hasta el salón. No estaba de humor para el teléfono y como no lo estaría en mucho tiempo simplemente desconecté la clavija. Me sequé las lágrimas con las palmas de las manos.
-Bueno…he vuelto a casa…habrá que celebrarlo...-dije irónicamente en voz alta.
Me fui hacia la cocina y empecé a rebuscar en los armarios alguna botella que me sirviera de anestésico para aquella primera noche. Encontré una casi entera, tire el tapón bien lejos y quite el dosificador.
Que se joda mi hígado.
Cogí un vaso ancho y me fui al sofá.
Prácticamente había anochecido y la luz del alumbrado se colaba por las cortinas semicorridas.
No encendí ninguna luz, ya que con aquella claridad bastaba para llenar el vaso.
En el fondo… sabía que no encendía más luces por el absurdo pensamiento de que no me viera así.
Llene el vaso. Engullí el contenido sin apenas saborearlo, ignorado que estaba caliente y amargo, solo percibiendo el ardor de mi garganta y las permanentes lagrimas en mis ojos.
Porque todo, todo, era un continuo agujazo en mi ser. Cada uno de los detalles de esta casa en los que ella había puesto tanto empeño, cada recuerdo de las tantas noches que pasamos acurrucados en este sofá mientras la acariciaba…
Me fui escurriendo del sofá al suelo apoyando la espalda en él. La botella en una mano, el vaso en la otra. Rellene de nuevo el vaso y me lo volví a echar al estomago.
-Ahra…-dije en un susurro. Hacía meses que no la nombraba en voz alta aunque en mi mente permanecía las veinticuatro horas del día sonando, como una desesperada llamada como con esperanzas de que volviese…
Esperanza…Amor…
Para mí, han muerto.
Empezaba a no ver bien el vaso y acabe derramando un poco en el suelo así que tome la decisión de pasar del vaso.
Enfile la botella y trague, y mucho. Esto empezaba a hacer efecto.
-Porque cojones no iría con ella…-me empezaba a costar vocalizar…
Intente volver a colocar la botella en mis labios pero en cuanto la apoye en ellos sentí el bajón. Se aflojaron mis músculos dejando caer la botella al suelo derramándose. Y me abandone. Mis ojos me pidieron cerrarse y no luche con ellos. Me abandone.
Me abandonaste.
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;O; que triste
ResponderEliminarme hizo llorar
pero... pero... donde esta jaejoong!!?
;O;
eso kisiera saber yo mi kerida yuuki xD
ResponderEliminarpero ya pronto sabremos T.T
yoochunnie TT.TT