Un Lugar en su Corazon cap 7

A Jae le resulto extraño tener un lugar público prácticamente solo para él.

El director del zoológico lo había cerrado unas cuantas horas mientras guiaba a Yunho y a su grupo en una visita privada.

El príncipe le había dado las gracias de una manera efusiva, pero su expresión revelaba que habría preferido menos alboroto.



Junsu estaba en su mundo. Con su inagotable energía de niño de 5 años, iba de un lado a otro. Contemplar al pequeño hacia que Jae se sintiera más joven y despreocupado.



-Se está divirtiendo a lo grande -le comento a Yunho, quien seguía a su hijo a paso más tranquilo-. Cualquiera diría que es la primera vez que viene.



-Y lo es -lo sorprendió el.

-Pero todos los niños necesitan ir a zoo -sabía que su cara reflejaba el asombro que sentía.



-Desde luego, se refiere a los niños corrientes -observo el príncipe.



Jae pensó que no hacía falta que le recordara que él era corriente.



-Sigue siendo un niño pequeño con necesidades y deseos de un niño normal. Es que usted no gustaba del zoo? –pregunto con curiosidad.



-Tenia otras prioridades -una sombra fugaz oscureció los ojos del príncipe.



-Y que hacía para divertirse?

-Disponía de bastante tiempo libre con mi hermano y hermana. Nuestro juego favorito era el ajedrez.



-El ajedrez? –estuvo a punto de atragantarse- Y que me dice de juegos con el balón o al escondite? -al ver el brillo en sus ojos, comprendió que Yunho se había burlado de él.



-Jajaja…No hay mejor sitio para jugar al escondite que un palacio lleno de habitaciones.-respondió en tono divertido.



Entonces, en donde está la motivación de que Junsu juegue con otros niños?

Antes de que pudiera hablar, la mirada de Yunho lo silencio.



-Mi infancia fue lo que fue. Ya no se puede cambiar. Tuvo las ganas de decirle que las cosas si podían cambiar para Junsu pero la mirada de Yunho le indico que ya había acabado la discusión.



-Debe ser agradable ser el jefe -murmuró Jae-. Se ganan todas las discusiones por decreto real.



-Es poco probable, ahora que te tengo a mi lado para señalarme lo errado de mis costumbres. –respondió ante aquel comentario rebelde.



-Si no quiere escuchar mis ideas, es mejor que me vaya. No lo cree? -no pudo resistir preguntarlo.

La cuestión lo había estado carcomiendo. Desde su llegada, se había dado cuenta que Yunho pasaba más tiempo con Junsu que muchos padres que no tenían que gobernar un país. También había conocido al competente niñero que se encargaba de velar por el bienestar personal del niño.



Entonces… porque Yunho lo quería en su casa?

Tuvo que reconocer que el también quería quedarse. Pero era por el pequeño Junsu o por su carismático padre?. Nunca antes había conocido a alguien como Jung Yunho.

Era indudablemente atractivo y asimismo era capaz de una gran pasión, lo averiguo cuando lo beso. Con solo pensar en eso el corazón le palpitaba con fuerza. Al recordarlo sintió una oleada de calor por su cuerpo, pero como explicar eso?.. Ya ni sabía si quería evitarlo.



Era una locura. En definitiva, no era cautivo de Yunho. Para escapar, le bastaba con rechazar su ofrecimiento.



-Se rinde con tanta facilidad? –pregunto Yunho en voz baja, haciendo que Jae volviera a pensar si le había leído el pensamiento.



Mientras Jae se hallaba en sus pensamientos, se habían adelantado un poco a los demás y el tono empleado por Yunho garantizaba que nadie los había oído.



A Jae le costó un poco recordar de el tema hablado.



-Poco mas puedo hacer, verdad alteza? -en un tono desafiante.

-Antes me decías Yunho –le recordó-



El personal del zoo los había estado siguiendo a una distancia prudente, pero por un momento Jae pensó que él y Yunho estaban solos.



-Cree que mi hijo es infeliz?

-No hay duda de que usted lo quiere, pero necesita de otras necesidades…



Yunho alzo un dedo como si fuera a tocarle la barbilla antes de dejar caer la mano al costado. La mirada se poso en su boca y Jae sintió que temblaba. Si le hubiera levantado el mentón para pegar los labios a los de él, el efecto hubiera sido electrizante.



-Ahora entiende por qué esta aquí -susurro con una voz, a Jae le pareció sexy.



No sabía cómo un hombre podía alterarlo tanto.

Jae se centro en Junsu.



-Me ha contratado para jugar con su hijo?

-Para jugar con él y cuidarlo.

-No necesita un acompañante para su hijo. Necesita una esposa -espeto. Al oír el comentario, la cara de Yunho se torno sombría. Jae había dado cualquier cosa por retractarse, pero ya era demasiado tarde.



-Tuve una esposa. No necesito buscarle remplazo alguno -le recordó con frialdad.

-Lo siento –murmuro. Supuso que la había amado mucho-. No quería...

-Quería decir exactamente lo que dijo, pero se equivoca. En mi vida ya no hay espacio para esa clase de relación.



**Y para cual tienes espacio** -Se pregunto Jae, conteniéndose de decirlo en voz alta.



-Bueno, será mejor que me vaya con Junsu para empezar con mis obligaciones. Verdad alteza?



Yunho lo agarro del brazo y lo hizo volverse.



-No es necesario que finja una docilidad que no siente. Creo que lo prefiero con fuego en los ojos y acido en la lengua.



-El fuego y el acido pueden ser destructivos si no se los maneja con cuidado.

-Entonces me debo asegurar de que lo trato con cautela, no? –lo miro a los ojos.



El doble sentido de sus palabras lo aturdió. Volvió a recordarle que además de monarca era un hombre.

Automáticamente alzo las defensas.



-Acaba de advertirme que en su vida no hay espacio para ¨ese tipo de relación.¨



El le lanzo una mirada desafiante.



-Dije que no necesitaba una esposa. No que no hubiera sitio en mi vida para otra clase de relaciones, como usted expone con candor.



Jae sintió un nudo en la garganta y se negó a tragar saliva para no brindarle una pista de cómo se sentía.

Antes de poder contestar, Yunho se había adelantado para centrar atención a su hijo. Con el pequeño aferrado a su mano, irradiaba una peligrosa ternura.



Fue a reunirse con ellos, ya que no quería perderse la emoción del pequeño.



Junsu no podía contenerse.



-Puedo llevarme algunos animalitos a casa?

-No se puede Junsu, pero el zoo tiene un programa de patrocinio –insinuó Jae.

-Patrocinar? –pregunto el pequeño confundido.

- Significa que ayudamos al zoo enviándole dinero para cuidar a los animales que elijas, de forma que, en cierto sentido, es como tener uno propio. –lo dijo mirando a Jae por encima de la cabeza de su hijo.



-De verdad?

-Hare que mi ayudante se encargue de eso.

-No te preocupes, señor delfín -Junsu se acerco a uno-. Voy a ayudar a que te cuiden para que nunca te falte tu agüita.



Una hora más tarde, ya estaban de regreso. Jae aun sonreía. Agotado de tantas emociones, Junsu se había quedado dormido.

Cuando la limusina entro a la villa, Yunho le dirigió una mirada juguetona a Jae.



-Espero que la idea de patrocinar no le haya importado…

-No es eso. Pero la próxima prefiero que me lo consultes.

-Uhm, lo recordare?



Se inclino un poco hacia delante y el movimiento lo acerco demasiado a Jae en el espacio reducido del vehículo.



-Esta molesto?

-No estoy molesto -negó con pasión-. Pero pensé que con la riqueza que se dice que posee, patrocinar a unos cuantos animalitos no creo que le sea difícil. Pero no se preocupe, por suerte no me quedare aquí mucho tiempo para causarle suficientes problemas.



-Ya me ha causado más problemas de los que una sola persona tiene derecho -afirmo, sorprendiéndolo.



-Por el modo en que irrumpí en su vida?

-En parte –asintió-. Pero principalmente por los rumores que su presencia ha desatado. Acabo de hablar con un miembro de mi gobierno y me ha informado que se especula con el papel que desempeña usted en mi vida.



Un calor extraño recorrió a Jae.



-Podría poner fin a esos rumores abandonando este lugar para continuar con mis vacaciones. –se ofreció, negándose a pensar en lo duro que le resultaría.



Se sintió aliviado cuando el silencio de Yunho descarto la idea.

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