Titulo: Deseo Incontrolable
Autor: Yóu!
Pareja: YooMin
Género: Slash, Lemon
Extensión: Oneshot
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Autor: Yóu!
Pareja: YooMin
Género: Slash, Lemon
Extensión: Oneshot
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El delicioso sonido de sus frutos maduros chocando contra la húmeda piel de la pelvis contraria, además de la fina pátina de sudor que cubría sus cuerpos y la huella de sus dígitos en las estrechas caderas, eran cosas que lo excitaban sobremanera.
Changmin jadeaba una vez más y una vez más... Perdiéndose...
Dejaba escapar de entre sus delgados y resecos labios ese aire caliente y tóxico que le enervaba, le golpeaba la razón y lo hacia estrellarse una vez más con todo el ímpetu que poseía, como una tormenta atacando una montaña, contra el dulce y voluptuoso cuerpo del menor. Suavemente, acompasadamente, restregándose en su placer, en el placer de ambos, volvía a embestir ese pequeño portal que le llevaba hasta la gloria, que le succionaba y apretaba como si quisiera arrancarle la vida. Y él, a cambio, lo único que podía hacer para adorarlo aparte de ponerse de rodillas y besarlo y venerarlo como solo al “Todopoderoso” le dedicaría, (ese era otro regocijo culpable que ya había cometido más temprano), era largarle gemidos que le sonaban a letanía: “¡Alabado seas Shim Changmin!”...
Con los ojos entrecerrados por el gozo, Minnie comenzó a jalar aire a sus pulmones con más fuerza y a gemir intermitentemente mientras se perdía en la nube blanca y brillante que desdibujaba los rasgos de su compañero. Sus manos se perdían entre surcos de carne dorsal, que amasaba y estrujaba a su gusto, sin reprimirse y empujándole contra sí, se adueño de las apetitosas y pálidas nalgas del otro con la intención de absorberlo más dentro de su ser, de introducirlo con desesperación más aún, por ese minúsculo espacio. Aquella no era la primera vez y simplemente estaba tentando a la “Suerte” por si algún día ocurría de verdad y se fundían sus caderas para transformarse en una criatura amorfa, monstruosa y repulsiva, pero sinceramente... llena de morbo. El interior de sus muslos punzaba por momentos y sospechaba que todo este desenfreno le dejaría tal carne violácea y adolorida, pero aún así apretaba el cuerpo del otro ansiosamente.
El moreno le impedía recorrer un largo trecho de la longitud de su miembro hacía afuera, sujetándole tan firme, sin embargo le impresionaba la forma en que Changmin le hacía sentirse deseado, desesperada y hambrientamente, sin decir una sola palabra, casi sin gemir, solo con suspiros y con esa maravillosa cara arrebatada de sensualidad y también, sin entender el pobre niño, que lo único que buscaba era licuar sus ganas y empujar una y otra vez hasta destrozarlo, hasta partirlo y molerlo, hasta ocasionar que su propia boca escupiera su estómago por toda esa presión y deseo que le hacia sentir, (por lo que los ingenuos llaman “mariposas”). Changmin realmente no sabía que era lo que podía provocar.
Yoochun quería poseerlo por completo, sin importarle hasta donde tendría que escarbar en el interior de ese joven para adueñarse por completo de las vísceras y entrañas que escondía dentro de su piel canela. E inocentemente... también ansiaba las cálidas venas y las arterias, y esa exquisita presión de las todavía infantiles manos en su cabeza, que le doblegaban a antojo, para que el pequeño pudiera rellenar el interior de sus labios con su delicada lengua de algodón. Era tonto como le distraía ese tierno músculo rosado con su andar errático en el interior de su boca, y más tonto todavía, el empeño que ponía al corresponderle sus jugosos besos, que se olvidaba por completo del balanceo que acercaba un poquito más su ser al corazón de su Changmin, y junto con él a todas esas estúpidas chorradas como el amor que dura por toda la vida. Sin ser un amargado, ya sabía que no era así.
Y de todas formas en su cabeza no existía suficiente materia que le hiciera comprender que tal vez, algún día todo habría de acabar, y que el plácido y exquisito cuerpo que se arqueaba dócilmente bajo el suyo, en un negro (muy negro) futuro no sería más. ¡Benditos los ingenuos y la esperanza que podían brutamente contra todo!
Soltó una risa ligera como mariposa y un suspiro más ardiente que los anteriores rozando los sabrosos labios de Yoochun con los suyos, mordiéndolos después, castigándolos con la avidez de sus dientes y el mayor le miro embriagado y un tanto extraviado, retomando un instante después y de forma ardiente el ritmo de la relación. Y la incandescencia se acercaba nuevamente. Ese Mundo blanco lleno de regocijo y olvido era algo que solo su amante podía crear. Jamás se cansaría.
Y se volvía a desesperar con rapidez. Deshaciéndose en la sonoridad de la calurosa explosión. Expandiéndose en el Universo brillante y supersensible que le había regalado una vez más. Estremeciéndose en un sueño líquido, plagado hasta un confín imaginario de satisfacción y entrega. Amándolo...
Para terminar preguntándose...
¿Por qué Yoochun no se creía capaz de volarle el cráneo y leer en los trozos que NUNCA LO IBA A DEJAR?
Changmin jadeaba una vez más y una vez más... Perdiéndose...
Dejaba escapar de entre sus delgados y resecos labios ese aire caliente y tóxico que le enervaba, le golpeaba la razón y lo hacia estrellarse una vez más con todo el ímpetu que poseía, como una tormenta atacando una montaña, contra el dulce y voluptuoso cuerpo del menor. Suavemente, acompasadamente, restregándose en su placer, en el placer de ambos, volvía a embestir ese pequeño portal que le llevaba hasta la gloria, que le succionaba y apretaba como si quisiera arrancarle la vida. Y él, a cambio, lo único que podía hacer para adorarlo aparte de ponerse de rodillas y besarlo y venerarlo como solo al “Todopoderoso” le dedicaría, (ese era otro regocijo culpable que ya había cometido más temprano), era largarle gemidos que le sonaban a letanía: “¡Alabado seas Shim Changmin!”...
Con los ojos entrecerrados por el gozo, Minnie comenzó a jalar aire a sus pulmones con más fuerza y a gemir intermitentemente mientras se perdía en la nube blanca y brillante que desdibujaba los rasgos de su compañero. Sus manos se perdían entre surcos de carne dorsal, que amasaba y estrujaba a su gusto, sin reprimirse y empujándole contra sí, se adueño de las apetitosas y pálidas nalgas del otro con la intención de absorberlo más dentro de su ser, de introducirlo con desesperación más aún, por ese minúsculo espacio. Aquella no era la primera vez y simplemente estaba tentando a la “Suerte” por si algún día ocurría de verdad y se fundían sus caderas para transformarse en una criatura amorfa, monstruosa y repulsiva, pero sinceramente... llena de morbo. El interior de sus muslos punzaba por momentos y sospechaba que todo este desenfreno le dejaría tal carne violácea y adolorida, pero aún así apretaba el cuerpo del otro ansiosamente.
El moreno le impedía recorrer un largo trecho de la longitud de su miembro hacía afuera, sujetándole tan firme, sin embargo le impresionaba la forma en que Changmin le hacía sentirse deseado, desesperada y hambrientamente, sin decir una sola palabra, casi sin gemir, solo con suspiros y con esa maravillosa cara arrebatada de sensualidad y también, sin entender el pobre niño, que lo único que buscaba era licuar sus ganas y empujar una y otra vez hasta destrozarlo, hasta partirlo y molerlo, hasta ocasionar que su propia boca escupiera su estómago por toda esa presión y deseo que le hacia sentir, (por lo que los ingenuos llaman “mariposas”). Changmin realmente no sabía que era lo que podía provocar.
Yoochun quería poseerlo por completo, sin importarle hasta donde tendría que escarbar en el interior de ese joven para adueñarse por completo de las vísceras y entrañas que escondía dentro de su piel canela. E inocentemente... también ansiaba las cálidas venas y las arterias, y esa exquisita presión de las todavía infantiles manos en su cabeza, que le doblegaban a antojo, para que el pequeño pudiera rellenar el interior de sus labios con su delicada lengua de algodón. Era tonto como le distraía ese tierno músculo rosado con su andar errático en el interior de su boca, y más tonto todavía, el empeño que ponía al corresponderle sus jugosos besos, que se olvidaba por completo del balanceo que acercaba un poquito más su ser al corazón de su Changmin, y junto con él a todas esas estúpidas chorradas como el amor que dura por toda la vida. Sin ser un amargado, ya sabía que no era así.
Y de todas formas en su cabeza no existía suficiente materia que le hiciera comprender que tal vez, algún día todo habría de acabar, y que el plácido y exquisito cuerpo que se arqueaba dócilmente bajo el suyo, en un negro (muy negro) futuro no sería más. ¡Benditos los ingenuos y la esperanza que podían brutamente contra todo!
Soltó una risa ligera como mariposa y un suspiro más ardiente que los anteriores rozando los sabrosos labios de Yoochun con los suyos, mordiéndolos después, castigándolos con la avidez de sus dientes y el mayor le miro embriagado y un tanto extraviado, retomando un instante después y de forma ardiente el ritmo de la relación. Y la incandescencia se acercaba nuevamente. Ese Mundo blanco lleno de regocijo y olvido era algo que solo su amante podía crear. Jamás se cansaría.
Y se volvía a desesperar con rapidez. Deshaciéndose en la sonoridad de la calurosa explosión. Expandiéndose en el Universo brillante y supersensible que le había regalado una vez más. Estremeciéndose en un sueño líquido, plagado hasta un confín imaginario de satisfacción y entrega. Amándolo...
Para terminar preguntándose...
¿Por qué Yoochun no se creía capaz de volarle el cráneo y leer en los trozos que NUNCA LO IBA A DEJAR?
Fin
wuaooooooooooooooo no se ke decir esto me facino gracias...
ResponderEliminarXD
OMG AMO EL YOOMIN
ResponderEliminarpara mi es como la couple mas sexy de todas
GRAcIAs YUUKI *w*
viva el yoomin
ResponderEliminarlarga vida al yoomin y al yunjae
omgod todo sexoso y genial ja ja XD, amé la redacción :D.. deberian darle puntuación a los fanfics XD
ResponderEliminaryoomin rules *o*
sería como algo así como -10 xDD
ResponderEliminaroh dios esto no le dio tiempo a nada eso es leyendo y accion jajaja
ResponderEliminarquiero mas de esto o: XD!
ResponderEliminarme encanto :D