Kiss The Rain cap 1

El sol ya casi se escondía, las horas del reloj pasaban lentas, primero un minuto y después de una eternidad otro. Frente a mi estabas tú, mirándome fijamente, sin dejar de recorrerme, haces que me ponga nervioso, siempre lo haces.

-bueno ya termine, ¿quieres que lave tu plato? –Finalmente digo en voz normal, tú sólo suspiras, desvías la mirada y cierras tus ojos –vale…voy a dormir un rato – te levantas del lugar y caminas a la habitación, yo me acerco lentamente para levantar el plato, de pronto antes de cualquier cosa, siento un choque eléctrico recorrer todo mi cuerpo, me rodeas con tu brazo la cintura, la cercanía hace que mi imaginación vuele, aún así tengo que contenerme, no puedo permitir que tu olor me drogue y me haga hacer cosas de las cuales podría arrepentirme, no quiero cometer ningún error - ¿qué pasa? – Pregunto con nerviosismo, trato de no mirarte, mis manos aún sostienen el utensilio -¿necesito una razón para abrazarte? – no puedo creer lo que acabas de decir, me quedo helado, lo único que pasa por mi cabeza es la idea de girarme y besarte, besarte y decirte lo mucho que te necesito, que quiero ser tuyo y de nadie más, quiero que todo el tiempo me abraces…pero –supongo que está bien entonces – me giro y te sonrió amistosamente, tratando de verme natural, me miras como con duda, me liberas lentamente –cuando termines de lavar eso, ven a la habitación, quiero hablar contigo – me das la espalda y noto como desapareces entre la oscuridad de aquel cuarto. Por un momento me quedo parado, con la mirada perdida, mi pecho respira con rapidez, ¿qué es lo que querrás decirme?

Termino de recoger la mesa, y todos los trastes, miro el reloj de reojo y me doy cuenta que ha pasado casi una hora desde que Yunho se levanto y se fue a su cuarto, me pregunto si aún me estas esperando, como desviando mi pensamiento y aterrizándolo en la realidad, nuevamente continuo con la cocina, los platos y el acomodo de ello, concentrarme en mis labores nunca me habían relajado tanto como ahora, sin darme cuenta ya había pasado media hora más. Desabrocho el delantal de mi espalda y a punto de sacarlo por completo –ese delantal se te ve muy bien – como sacado de mi trance giro rápidamente en dirección de donde proviene la voz, allí parado, recargado en la puerta de la cocina, me miras, me recorres de arriba abajo, me gustaría saber qué es lo que estás pensando, porque no sé si lo sepas, pero cuando haces eso luces muy atractivo y sexi – Me asustaste, pensé que estabas dormido, ¿a qué viene ese comentario ahora? –sonrió tímidamente, muerdo mi labio inferior y trato de mirarte sin sonrojarme, pero es demasiado tarde, no puedo evitarlo, siento que mi cara quema, tal vez estoy un poco loco, pero siento que vas a decirme que me amas, si esas palabras salieran de tu boca, me harías muy feliz, espero con ansiedad tu respuesta – por nada, sólo fue un pensamiento que vino vagamente a mi…regresare a dormir – te das la media vuelta, siento la necesidad de no dejarte ir -¡espera! – parece que llamo tu atención porque detienes tus pasos, ahora el palpitar de mi corazón se acelera como queriendo salir de mi pecho, por un instante mis ojos se encuentran con los tuyos, pero es tan intenso el impacto que tienes en mi que de inmediato la desvió -¿qué…qué era lo que querías decirme? – No logro comprender de dónde saco fuerzas para no correr a tus brazos y decirte lo mucho que me gustas, ni sé de dónde saco la fuerza para mantenerme cuerdo teniéndote tan cerca – ¡oh!, Eso…no era nada importante, sólo olvídalo… -¡quiero escucharlo! – por impulso termino por interrumpir lo que estabas diciendo, llevo mis manos al pecho, si darme cuenta llevo mi dedo pulgar a mi boca y comienzo a morder mi uña, señal de nerviosismo tal vez, no lo sé. Siento tu cuerpo acercándose a mí, me miras a los ojos con una distancia tan corta que me hace temblar, tú mano derecha sube a mi frente, levantas mi flequillo y me sonríes de lado -¿estás pensando en cosas raras conmigo no? – Mi sorpresa es tanta que de un leve empujón quito tu mano, mi rostro muestra molestia, sigo de largo -¡no digas tonterías! ¿Qué iba yo a pensar contigo?...alucinas cosas, voy a ducharme – y de un portazo me encierro en el baño. Recargo mi peso en la puerta, mi corazón palpita a mil por hora, no puedo respirar ni pensar con claridad, lo único que tengo claro es que perdí la oportunidad de decirte lo mucho que te necesito, dejo caer mi cuerpo al suelo y sin darme cuenta mi ojos comienzan a humedecerse, por mis mejillas caen cristalinas gotas, permanezco en silencio, abrazo mis rodillas y deposito mi fe en que Yunho no escuche mi sollozos.

El agua caliente recorre mi piel, es casi tan relajante y tan delicioso como mis sueños con Yunho, mi cabeza de pronto se adentra en fantasías, comienzo a imaginar que él está tocado mi espalda, casi puedo sentir sus Besos, su aliento, la fuerza de cada toque, mi respiración comienza a agitarse, más y más, el estimulo de mi creación llega con una oleada de fuego a mi entrepierna, pronto mi excitación se hace evidente, cierro los ojos, mientras el agua sigue cayendo, entrando por los rincones más remotos de mi cuerpo, sin darme cuenta de cómo o cuándo mi mano se desliza para alcanzar mi -¡Jae! ¡Sal ya, tengo que entrar! ¡Es una emergencia!- unos golpeteos insistentes me hacen regresar a mi realidad, eso y la estruendosa voz de Junsu, es molesto que toque a mi puerta cuando me estoy bañando, miro a mi alrededor, de pronto la fragancia de Yunho se ha ido -¡Deja de tocar y de gritar! No puedo ni escuchar mis pensamientos con tus gritos –reclamo mientras tomo una toalla, comienzo a secarme, la ropa esta sobre el lavabo, Junsu insiste una vez más -¡urgente! ¡Jae! ¡URGENTE! – Sus gritos desesperados me ponen de nervios, tomo la ropa y salgo -¡ya! entra, me visto en el cuarto – Junsu me mira con angustia, lo miro fijamente y finalmente su expresión termina por hacerme sonreír –gomen…entra antes que pase algo malo –no me espera más y cierra la puerta tras de mí.

Entro en el cuarto, la luz de las ventanas me permite vislumbrar una silueta, alguien está sentado sobre el borde de la ventana, mirando fijamente hacia donde estoy parado, pienso que tal vez es Max, el siempre entra a la habitación a pensar -¿Quién gano el partido? –Sonrió con confianza mientras me despojo de la toalla y comienzo a vestirme -¿cuál partido? –Giro bruscamente al reconocer el tono de voz -¡¿Yunho?! – Los nervios se hacen notables, mi cara y mi cuerpo se sienten arder, tomo la toalla y con temblores en mis manos me cubro -¡¿qué haces?! ¡Sal que me estoy cambiando!- retrocedo lentamente, tomando los pantalones de mi cama y metiendo mi pierna derecha en ellos, el solo observa con gracia, siento que me veo ridículo, no debería darme pena, después de todo el y yo no somos tan diferentes…tal vez la diferencia venga en el cómo lo veo yo, y el cómo me ve el, yo lo deseo y el sólo piensa que soy un amigo con gracia -¿qué pasa? No tienes nada que no haya visto yo antes – me sonríe.

Oh! Yunho tú tienes cosas que yo anhelo, si sólo pudieras ver a través de mi, si pudieras darte cuenta que mi cuerpo te desea, que todos estos actos vergonzosos son gritos desesperados para que me mires. – hay rincones que no conoces –no puedo creer lo que acabo de decir, sonó como si te estuviera coqueteando, tu solo me miras y permaneces en silencio, te acercas hasta quedar frente a mí, esbozas una pequeña sonrisa, abres la puerta y sales de la habitación, dejándome más confundido que antes… ¿qué tengo que hacer para que notes que te quiero más de lo que imaginas?, ¿acaso soy tan difícil de entender?...me estoy resignando a que este sentimiento de amor no es mutuo, creo que es hora de que te deje seguir tu camino, y que yo siga el mío, Sayonara Yunho.

Siguiente