The Open Door cap 5
enero 03, 2010
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La noche fue tormentosa, había tratado de dormir, pero en su cabeza solo había pesadilla tras pesadilla, veía imágenes, la misma silueta sin rostro inundándolo de aquella extraña sensación de paz y angustia, quería saber, quería ver - ¿Quién era?, ¿Quién eres? -, repetía una y otra vez, y eso se mezclaba con lo que aquel Jae le había pedido pero, - ¡¿Qué diablos significaba aquello?! ¡¡ ¿Qué era eso?!!-
Su habitación se inundo de sollozos, estaba aterrado, esa incertidumbre lo estaba matando, tenía miedo, un terrible dolor se apodero de su pecho y tuvo la necesitad de llevarse la mano derecha al corazón, sintió que de ese modo quizás podía pararlo, pararlo y hacer que se detuviera, quería gritar que se detuviera, pedía ayuda, necesitaba ayuda, pero, ayuda de ¿quién?, jamás admitiría que Dios existía, así que la ayuda, tenía que venir de alguien a su alrededor, pero ¿quién era lo suficientemente de confianza como para contarle todo aquello? Nadie le creería, era igual a cuando era pequeño, cuando decían que era un fenómeno.
-Yunho….- dejo salir en un leve susurro, como si ese nombre fuera la respuesta, y entre lágrimas, en aquella fría noche, se quedo dormido.
A la mañana siguiente, escucho el despertador insistente, estiro su mano por debajo de las blancas sábanas, a tientas pudo apagar la alarma.
No tenía para nada ánimos de ir al instituto, y menos después de lo que había pasado anoche, seguramente su madre estaría muy molesta con él, pero no se arrepentía - ya era hora- se decía a sí mismo.
Bajo vestido y peinado, no escucho ni un ruido, la casa estaba en pleno silencio, esto le pareció muy extraño, aquella sensación de penumbra se respiraba por la casa, entonces se dio cuenta que quizás se había pasado.
Entro a la cocina, vio a su madre con delantal, su cabello atado por una delgada liga, se movía de un lado a otro terminando el desayuno, escucho lo pasos de su hijo, y se giro para recibirlo.
-¡Buenos días Changmin! Hice tu desayuno preferido, ¿ya viste la hora? Tarde como siempre – le sonreía dulcemente.
Min vio sus ojos de cerca, noto como restos de lágrimas se dibujaban por sus mejillas, entonces sintió un hueco en el estomago.
-No tienes que fingir conmigo – dejo salir en tono frío y cortante.
Min no sabía el trabajo que le estaba costando a esa mujer mantenerse en pie después de lo de anoche, su sonrisa se borro y siguió sirviendo los platos.
-Changmin, no me hables en ese tono ¿quieres?, olvidemos lo que paso anoche y…- sus palabras se vieron interrumpidas por un repentino golpe en la mesa.
-¡NO!... ¡¿esta es tu manera de arreglar las cosas?! ¡¿Preparando el desayuno y fingir que nada paso?! - la mirada de su hijo era como agujas en su pecho, no entendía ¿qué era lo que había hecho mal?
-Min, cálmate, no es lo que piensas, ¿es por lo de tu privacidad? Perdóname, pero….tú sigues siendo para mi, mi pequeño, aquel niño que venía corriendo con girasoles para mi…nunca me di cuenta que ya eras un hombre…- el corazón de la mujer se hacía cada vez más pequeño, agonizaba, luchaba por retener las lágrimas – perdóname…- dejo salir por un leve susurro.
-¡No! ¡no te atrevas a decir que no eres una buena madre!, esto paso porque siempre que me equivoco o hago algo erróneo crees que es porque algo hiciste mal…y no es así…- sus ojos comenzaron a humedecerse, pero pudo retener aquel sentimiento –no es así…estos son MIS errores….¡MIOS no tuyos! –
-Min, pero yo quiero ayudarte con ellos, tu solo no puedes…si me explicaras…
-¡PRIMERO ARREGLA LOS TUYOS MALDITA SEA!... ¡NO HAS PODIDO NI REPONERTE DE LA PERDIDA DE MI PADRE!.... ¡NO SOMOS LA FAMILIA PERFECTA, Y ESTOY ARTO DE TU ACTITUD DE MADRE PERFECTA!.... ¡DEJAME SOLO! –
La mujer permanecía de pie frente a él, totalmente aterrada, vio como los platos y todo el desayuno se estrellaba en el suelo, junto al lado de su corazón, de su alma…
… se rompían…se hacían añicos, se llevo ambas manos a la cabeza, sujetándola como si estuviera a punto de perder la cordura.
-…tu… no eres Changmin…- aquella frase, retumbo hasta en los huesos de su hijo, vio aquel horror en los ojos de su madre, un temblor intenso se apodero de su cuerpo.
-Madre….- dio un paso ligero para acercarse a ella, pero, su orgullo no se lo permitió, sabía que dijera lo que dijera eran solo dramas para hacerlo sentir mal, pero esta vez no caería, así que, en cuanto la vio echarse al suelo a llorar levantando los trozos de aquella bajilla verde, paso por un lado, a paso apresurado cruzo por la puerta sin mirar atrás.
Esta vez evito a toda costa pasar frente al parque, tenía muchas cosas en la cabeza, miro a lo lejos las puertas del instituto, entro a paso firme, directo al salón.
Allí sentado al lado de su lugar, estaba Yunho mirando por la ventana, se acerco con lentitud, no sabía si hablarle, o simplemente esperar a que le preguntara lo que había pasado, pero, ni una cosa ni la otra.
La primera clase paso más rápido de lo normal, Min le miraba de reojo, Yunho estaba como si nada, con toda la atención en la clase.
-…Yunho…- dejo salir a penas en un tono audible para el
-¿estás bien? – le respondió, aún sin mirarlo
-tuve un pleito con mi madre…-
-mmm…es tu madre, te perdonara – seguía con la mirada perdida en el pizarrón, parecía que esta era su manera de expresar su enojo para con Min
-no me digas que estas molesto tu también…-
-¿¡ERES IDIOTA!? – Yunho levanto la voz, el profesor lejos de callarlo se quedo en silencio, esperando que el mismo se diera cuenta que había interrumpido la clase.
-shshsh cálmate, te sacaran de clases – min le hacía señales para que regresara a su lugar
-¡estaba preocupado por ti!...y me preguntas ¡¿qué si estoy molesto?!-
-Yunho el maestro…-
-AL DIABLO EL MAESTRO, tú te vienes conmigo – tomo con rudeza el brazo de Min, arrastrándolo logro sacarlo del salón, dejando a todos con una expresión atónica.
Lejos de ser amable, en cuanto cruzaron la puerta, por la inercia de la fuerza de Yunho, llevo a estampar contra la pared a su compañero.
-¡¿Qué paso?! – dejo salir en tono autoritario
Por un momento dudo en responderle, la cercanía de Yunho lo estaba dejando sin aliento y no sabía porque, aquella sensación ya la había sentido, su corazón comenzó a acelerarse.
-¿te crees con derecho sobre mi?...no me conoces, no sabes nada… ¿Quién eres para sermonearme? ¿Mi madre?- por fin dejo salir, fijando su mirada decidida sobre los ojos de quien tenía frente a él.
-¡NO! Ella te da demasiadas libertades, no eres más que un niño caprichoso…Changmin es importante que me digas lo que paso ayer – y de un golpe en la pared se acerco más a él, y sus respiraciones se rozaron.
Min estaba a punto de perder la conciencia, el aliento de Yunho era caliente, muy caliente, no sabía si eso realmente era posible, pero, lo percibía así, sintió que se asfixiaba.
-¡Hazte para un lado o no respondo! – exigió el menor con tono firme, desviando la mirada a otro punto de fuga
-¿Qué harás? Los sentimientos humanos son tan predecibles…algún día te arrepentirás de esa fría actitud para con quien te quiere… ¡dime! – insistió - ¿qué harás? ¿Esto?...-
A penas iba a replicar algo cuando sus labios se sintieron aprisionados con los de el mayor, abrió los ojos con sorpresa, ese contacto resulto tan desagradable que por un momento quiso vomitar, se zafó con rapidez de su prisión, y entro al salón cerrando de un portazo la puerta, nuevamente el maestro no dijo nada, espero que Changmin retomara su lugar para continuar.
Yunho nunca regresó.
Había repasado en su mente con detalle aquel beso, de alguna manera quería que aquello ocurriera, pero, no era lo mismo desearlo que hacerlo, y le agradecía a Yunho que lo hiciese porque, de esta manera se dio cuenta que lo que le atraía de él, era solo su ánimo por la vida. Sin embargo, no entendía, cómo se había dado cuenta de sus pensamientos, era como si hubiera leído su mente, porque, en todas la semana, sabia, que no había sido obvio.
El timbre anuncio la salida, lo saco con brusquedad de sus pensamientos, salió apresurado del salón, cambio de ruta nuevamente, y paso por un lado de una pequeña florería, pensó en pedirle disculpas a su madre, efectivamente, Yunho tenía razón, no era más que un niño caprichoso, porque nunca se detuvo a ver el enorme sacrificio que su madre había hecho criándolo a él y a su hermana sola, sabía que mucha gente la subestimaba, y que trataron de convencerla de que los abandonara porque aún era joven –soy un mal agradecido – el podría ser muy orgulloso, pero sabia reconocer cuando estaba equivocado.
Con el poco dinero del almuerzo que no uso, alcanzo para una cantidad de tres girasoles, los más grandes y más abiertos, antes de salir, la joven le había sonreído coquetamente y le regalo un cuarto girasol.
A una calle de su casa, vio una enorme nube de humo gris, tan alta, se desvanecía con el cielo, parecía tener hasta vida propia, siempre hacia arriba, como un asqueroso gusano.
-¿qué demonios es eso? – no quería pensar lo peor, pero, quizás algún vecino estaba en problemas, así que de inmediato corrió para dar vuelta por su calle, apretó con fuerza los girasoles para no dejarlo caer en el camino.
Una casa
Dos casas
Tres casas
Y…
Era la suya la que se quemaba…
Su mirada recorrió de arriba abajo la ahora naranja casa, y aquel humo saliendo de todas partes, no tenia principio ni fin, y se fijo sobre su hermana pequeña que estaba parada frente a la puerta, gritando algo que no entendió muy bien.
Sus piernas temblaban pero pudo acercarse y entonces lo entendió…
-¡¡MAMÁ!! ¡¡MAMÁ!! –
Changmin dejo caer a los costados los girasoles y el maletín, corrió hasta la puerta, vio, una silueta caminando entre el fuego, caminaba con calma y por fin salió acompañado de un tremendo olor a rosas.
-¿¡¡YUNHO!!?- el sujeto frente a él, le miro de reojo, y siguió de largo, ignorando aquella voz suplicante de Changmin.
¿Qué estaba haciendo el allí?
No sabía
No le importaba
Su madre estaba dentro.
Le dio el móvil a su aterrada hermana, quien estaba mojada por el llanto y el sudor, le pidió que llamara a los bomberos y ella obedeció, aunque fuera pequeña, era inteligente.
Si Yunho había entrado como si nada, el también, amarro un pañuelo para impedir que el humo le molestara, se detuvo para tomar valor, y finalmente cruzo la puerta, escucho un
-¡¡CHANGMIN NO!! – saliendo del exterior, era su hermana.
Se vio abrazado por ese inmenso calor, ese que lo estaba asfixiando, aquel ser llamado fuego, estaba devorando su casa, sus recuerdos, los trozos de la pintura estaban por todas partes, las estructuras de madera se caían a pedazos frente a él, ese sonido de crujido, el olor a humo, todo estaba envuelto por esa plaga.
Y en aquel panorama increíble de muerte le llamo
-¡Mamá! –
Y nadie respondió
Caminó asegurando su paso, de tocar nada que lo lastimara, tenía miedo de seguir avanzando, a lo lejos escucho sollozos de una mujer, se alegro, estaba viva.
-¡Mamá! – llego a la puerta de su alcoba, y vio como se dibujaba claramente su silueta, estaba sentada al lado de una ventana, con el rostro desencajado.
-¡Mamá! ¡TIENES QUE SALIR AHORA! ¡MAMÁ! –
Y aquella mujer lo miro y le sonrió
-mi pequeño… – el tono de su voz, era casi un hilo, tan quebrado que le hacía añicos el corazón de su hijo
El miedo, estaba pintado en el rostro de Min, no quería
No podía
No quería que lo último que le dijera a su madre fuera “déjame solo”
Dio un paso para entrar a la pieza, cuando una enorme estructura del techo cerro su paso, negó con la cabeza, como no creyendo que esto estuviera pasando.
Las lágrimas, se comenzaron a resbalar, una, tras otra, tras otra.
Perdido en algún rincón de aquella casa, escucho una voz decirle “cuida de tu hermana”
Tan resignada
Rindiéndose
Entregándose al fuego
-¡MAMÁ NOOO! ¡NO TE RINDAS!-
Por el hueco de aquella viga obstruyendo su paso, vio una sonrisa fugaz, escucho el crujido de tablas, y vio desplomarse el techo sobre ella, su pupila se ilumino con el fuego, se reflejo aquel espectáculo de terror.
En el interior de aquella estructura, y en el abandono de la calle, la llamo por última vez, en un ahogado y grito desgarrador, justo antes de perder la conciencia.
Justo antes de perder
Lo único que tenía en la tierra
Lo único que lo mantenía con vida
Jamás
Jamás se lo perdonaría
Si ella se iba, el con ella… para siempre…
Sintió unos brazos rodeándolo, en medio de su inconsciencia, escucho sirenas, millones de voces, abrió sus ojos con debilidad, vio a su hermana corriendo hacia él, llorando amargamente, luces azules y rojas, estaba sobre una camilla, con oxígeno, lo subían a una ambulancia.
Una segunda ambulancia se llevaba otra camilla con una sabana cubriendo el cuerpo hasta la cabeza, vio un brazo de mujer resbalarse y salir de la manta cuando subieron con brusquedad al interior de esta.
Sintió la necesidad de gritar, pero no pudo, no tenía fuerza, no tenía voz, estiro su mano para tratar de alcanzarla, sus ojos volvían a llorar, el dolor en su pecho era inmenso, más que el de sus quemaduras, más que el de su dolor físico.
A donde ella iba, el no podía ir
Un cuerpo tapo la visibilidad y tomo con fuerza su brazo estirado a la nada, levanto la vista pesadamente y vio con suplica a quien le había dado la mano…
Era…
…Jae…
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nooooooooooooooooooooooooooooooo
ResponderEliminarno, pobre d min, perdio a su mama, no no no, no dejo d llorar waaaaaa
T____________________________________________________T noooooooooooo mi pobre bebo waaaaaaaaaaaaaaaaaa T-T y lo mal que la trato waaaaaa a de sentirse super culpable por eso T-T
ResponderEliminaroh no esto fue demasiado impactante ,no pude evitar las lágrimas T-T
ResponderEliminarla mamá de Min muerta y justamente después de haber discutido! T-T
noooooo! alguien ayúdelo!