Sweet cap 3

Yoochun tocó el timbre inconscientemente mientras buscaba su currículum en su mochila. Acababa de terminar su turno en el restaurante, y cruzaba los dedos para que este trabajo siguiera disponible.

El edificio de apartamentos era grande, limpio, seguro, y tenía elevadores. Filas de coches costosos estaban situados en los estacionamientos. Fue suficiente para que Yoochun concluyera que la gente que vivía aquí era asquerosa y endemoniadamente rica.

Aún revolviendo su mochila buscando su currículum, no se dio cuenta que la puerta del departamento se había abierto.

—Perdón… Perdón… —se disculpó Yoochun, haciendo reverencias a la persona parada en la entrada, quien parecía no moverse—. Parece que no puedo encontrar mi currículum…

Levantó la vista para sonreír, pero en vez de eso, lo que vio hizo que sus ojos se abrieran en shock.

«¡¿WTF?!» gritó su mente.

Parado en la puerta, con los brazos cruzados sobre el pecho, luciendo como un maniquí en el aparador de una tienda, con una expresión de total molestia en el rostro, estaba Shim Changmin. Yoochun se quedó, literalmente, con la boca abierta.

—¿Es la casa correcta? —su voz salió en un chillido agudo.
La molestia en los ojos de Changmin nunca desapareció. Al contrario, se transformó en una mirada enojada. Una mirada muy, muy enojada.

—Aishh… ¿Qué quieres? —preguntó en una voz que combinaba con su expresión.

—Err… Errr… —tartamudeó Yoochun.

Changmin entrecerró los ojos mientras miraba al chico prácticamente congelado frente a él. Conocía a ese chico parado frente a él, pero, ¿por qué diablos estaba ahí en primer lugar?

***
El ambiente en el lugar era plano. Cada sorbo de su té parecía quedar suspendido en el aire antes de caer pesadamente al suelo. De hecho, la tensión se podía cortar con un cuchillo de mantequilla.

Yoochun estaba sentado frente a Changmin en la enorme sala. Le sorprendía cómo un departamento podía tener una cocina, baño, sala y 2 habitaciones por separado. ¡No era lógico! Nunca había visto una casa tan grande y espaciosa.

Además, Changmin no era lo único en su mente. Yoochun se golpeaba mentalmente por no cambiarse o molestarse en bañarse antes de venir a la entrevista (si puedes llamar una entrevista a sentarse en silencio). Olía como a aceite de cocina usado, su cabello estaba sucio y su ropa llena de sudor seco. No era una buena combinación. Sin mencionar el hecho de ser un desastre en toda la entrevista.

Yoochun tomó otro sorbo de su té mientras Changmin continuaba leyendo su currículum.

«Este chico debe ser endemoniadamente rico para vivir aquí» pensaba mientras veía la elegante y minimalista decoración. Era tan elegante que no le sorprendería que hubiera contratado a alguien que lo hiciera por él.

Changmin se aclaró la garganta repentinamente, llamando la atención de Yoochun.
— ¿Sabes hacer la limpieza? —preguntó.

Silencio.

—No… —respondió Yoochun un poco rápido. Bajó un poco la cabeza para así no ver la mirada molesta de Changmin.

Changmin suspiró profundamente y continuó.
— ¿Puedes cocinar? —preguntó frunciendo el ceño.

Más silencio.

—No —Yoochun bajó aún más la cabeza. No había duda de cómo terminaría esta entrevista—. Sólo sé hacer arroz —añadió mirando esperanzadamente a Changmin, quien no mostró ninguna reacción.

Changmin volvió a suspirar y se masajeó las sienes con los dedos. Entonces miró a Yoochun con la misma mirada incómoda y molesta de antes y luego preguntó:

— ¿Por qué quieres este empleo?
— ¡Dinero! —respondió Yoochun algo entusiasmado, sorprendiendo un poco a Changmin.
— ¿Dinero? —preguntó enarcando una ceja.
—Err… Quiero decir… —Yoochun trató de corregirse, pero Changmin lo interrumpió.
— ¿Qué crees que te hace calificado para este empleo? No puedes cocinar ni limpiar, y tu motivo es menos que satisfactorio.
Yoochun se devanó el cerebro tratando de encontrar una buena respuesta.
—Err… ¿Mi ética laboral?
Changmin rodó los ojos
—Claro… —dijo soltando el currículum.

Changmin se levantó de su lugar y caminó hacia la puerta. La abrió y apuntó, primero a Yoochun y luego a la entrada.

—VETE… —dijo.

El corazón de Yoochun cayó como un yunque hasta su estómago. Sabía que esto era inevitable, dado su actual estado y sus malas cualidades para el trabajo, las cuales ni siquiera se había detenido a pensar antes de presentarse.

Pero necesitaba este empleo. Eso seguro. Incluso si tenía que caer tan bajo como suplicar.

Y suplicar fue lo que hizo.

Se levantó de golpe de su asiento, su cara luciendo la más mirada dolida que un hombre pudiera tener. Miró a Changmin y dijo:

—Por favor… necesito este empleo… muchísimo.

Changmin era falto de emociones. Siguió parado en la puerta, manteniéndola abierta para Yoochun.

—No quiero oír tu triste historia —respondió fríamente—. Cualquiera que sea la razón por la que necesites este empleo, no es de mi incumbencia. Ni siquiera estás bien calificado para esto.

Yoochun permaneció en silencio.

—Y si no leíste el anuncio apropiadamente dice “Se solicita mucama”, y tú, señor, no eres una mucama. Y…

—Por favor…

Changmin lo ignoró y continuó.
—Tú ni siquiera eres una mujer. Si buscas “mucama” en el diccionario, claramente dice que es un sirviente FEMENINO.

Para este momento, Yoochun estaba temblando, sus manos apretadas fuertemente en los puños. No podía soportar la arrogancia de ese hombre parado frente a él. Estaba siendo muy grosero y a Yoochun le daban ganas de golpearlo.

Changmin vio su reacción y sólo rió, divertido.
—Estamos enojados, ¿no? —dijo sosteniendo la firme mirada de Yoochun—. Bueno, no lo siento. Todo lo que dije era verdad, después de todo. No eres una mucama y no me eres útil.

Yoochun se mordió la lengua para no responder. Conocía su lugar y sabía que tenía que tragarse todo su orgullo si quería conseguir este empleo. ¿Qué importaba que fuera un hombre? Él podía hacerlo. Era pan comido.

Yoochun pensó en sus padres y su hermanito. La imagen de sus caras felices le dio el valor qu necesitaba para enfrentar a este monstruo de hombre.

Continuó mirando a Changmin y avanzó justo frente a él. Changmin sólo observaba, ansioso por ver la reacción que Yoochun pudiera tener. Para su sorpresa, Yoochun se puso de rodillas y luego se apoyó en sus manos, en una completa reverencia a sus pies.

—Por favor… —dijo de nuevo. Changmin lo miraba en shock—. De verdad necesito este empleo. Haré lo que sea.

Changmin entrecerró los ojos.
—Por favor —fue la última plegaria.

Changmin sonrió divertido y luego cerró la puerta haciendo que Yoochun volteara a verlo sorprendido.
—Te daré una oportunidad —dijo y la cara de Yoochun se iluminó como la luces en Las Vegas—. Aunque, tengo ciertas condiciones.
—¡Lo que sea! ¡Haré cualquier cosa! —dijo, abrazando las piernas de Changmin.
Changmin lo apartó de una patada leve y se sacudió las piernas.
—Genial… —dijo con menos entusiasmo del que debería—. Te mudas mañana.
Yoochun se detuvo en medio de su celebración mental.
—¿Eh? —volvió a apoyarse en sus rodillas para ver mejor a Changmin—. ¿Mudarme? ¿Mañana?

Changmin caminó hasta la mesa de café de la sala con Yoochun muy cerca detrás de él.
—¿A qué te refieres con mudarme, Changmin?
—No esperas que contrate a un sirviente que sólo está aquí medio tiempo, ¿verdad? —preguntó mientras revisaba algunos papeles—. Y ya que ahora eres mi —miró a Yoochun de arriba a abajo— mucama, me llamarás Señor, o Amo Shim, no Changmin.
Yoochun lo miró tontamente.
—Ésa es la primera condición —dijo mientras firmaba los papeles, luego le dio una pluma a Yoochun—. Firma aquí —señaló una línea punteada en la hoja que Yoochun firmó sin preguntar—. Bien.
—¿Cuál es la segunda condición… señor? —preguntó dudoso. Algo le decía que no le iban a gustar las condiciones de su “amo”.
—Paciencia —dijo—. Ya llegaré a eso —se levantó con los papeles en mano y desapareció en su habitación.

Apareció de nuevo y se sentó junto a un incómodo Yoochun. Changmin tomó un pequeño sorbo de su té y miró a Yoochun con los ojos entrecerrados. Sabía lo incómodo que estaba Yoochun y le encantaba verlo así en su asiento. Y acababa de pensar una forma de molestar a Yoochun. Tomó más té para esconder su sonrisa.

—Segunda condición… —comenzó mientras dejaba el té—. Harás lo que yo te diga. Sin peros… Tercera condición —giró la cara para ver a Yoochun a los ojos.

Silencio.

—¿Cuál es la tercera condición? —preguntó Yoochun.

Changmin se deslizó en el sofá y se detuvo en una posición que invadía totalmente el espacio personal de Yoochun, quien no pudo evitar sonrojarse.
—¿Señor?

Changmin se inclinó hacia Yoochun, haciendo que este se recargara en el sofá, lo que se veía como si estuviera medio acostado.
—Tercera condición —la cara de Changmin se acercó aún más.

«Qué dem…»

—¿Señor? —preguntó Yoochun, un poco más desesperado.
—Un beso… —Yoochun lo vio con los ojos muy abiertos—. Todas las mañanas.
—¡¿Eh?!

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