La tarde pasa lenta, justo frente a mi estas tu, no puedo dejar de mirarte con detenimiento, mis ojos tratan de recorrer tu cuerpo, tal vez lo hago inconscientemente, o porque esta terrible necesidad de hacerte mío se hace más fuerte a cada minuto -bueno ya termine, ¿quieres que lave tu plato? –Finalmente dices, interrumpiendo mis pensamientos, realmente casi me quede adormecido con tu rostro, por falta de oxigeno, emito un suspiro para tratar de recuperar el aire que perdí, trato de centrarme en la realidad, entonces cierro mis ojos para dejar de verte –vale…voy a dormir un rato – con las poca fuerza de voluntad que tengo, me levanto de mi lugar y camino en dirección a la habitación, tengo la esperanza de que me sigas, pero noto que tu solo te diriges a recoger el plato que deje en la mesa, no puedo evitar abrazarte nuevamente, porque la cercanía de nuestros cuerpos es tan excitante, que a veces creo que te darás cuenta en cualquier momento que te amo - ¿qué pasa? – noto un poco de nerviosismo en tu voz, ¿te molesta que te toque Jae?, quiero que me lo digas, pero leer tus pensamientos es tan difícil, además si tanto te molesta ¿porqué te no te opones?-¿necesito una razón para abrazarte?- respondo con la mayor sinceridad del mundo, siento que mi corazón comienza a acelerar más y más, de pronto me doy cuenta que esta es una oportunidad perfecta para besarte, para que sepas de una vez por todas que te amo, mis brazos te tienen atrapado, no podrás escapar tan fácilmente como en otras ocasiones, cuando –supongo que está bien entonces – dices gentilmente, como puedes te zafas de mis manos, te giras, y me sonríes, con esa tierna sonrisa que te caracteriza tan bien, pero el momento se termino, prefiero esperar a que nada ocupe tu mente en estos momentos, quiero confesarte que eres el único que puede hacerme feliz –cuando termines de lavar eso, ven a la habitación, quiero hablar contigo – termino por decirte, me doy la vuelta, camino a mi cuarto, tras cerrar la puerta, decido esperarte en la cama.
Sentado, mirando por la ventana de la habitación, con la mirada perdida en aquel paisaje de ciudad, espero tranquilamente a que Jae entre por esa puerta, mil pensamientos rondan mi mente, hasta que me doy cuenta que han pasado casi hora y media, me pregunto qué estarás haciendo, la verdad tengo curiosidad de saberlo, pronto una nueva idea llega como rayo a mí, a lo mejor mi petición no había sido clara, quizás pensaste que era algo sin importancia, ¿lo olvidaste?, dejo de lado mi orgullo y dispuesto a ir por ti, me levanto de la cama y me dirijo a la cocina, efectivamente sigues metido con las tareas de limpieza, a lo lejos, nuevamente dándome la espalda, estas tu, terminando de acomodar los trastos limpios, parece que finalmente has terminado. Estaba recordando las millones de veces que te he visto con ese delantal, pero justo ahora unas ansias se apoderan de mi, esta tremenda necesidad de tenerte entre mis brazos, que seas mío, vuelven a aparecer, imaginar que no serás para mí, o que tal vez sea la última vez que te tenga a solas, no quiero, Jae tiene que ser mío, únicamente mío.
Doy unos cuantos pasos, veo cómo desabrochas el delantal, casi en un susurro te alcanzo a decir –ese delantal se te ve muy bien – parece que mi voz te asusto, porque algo sorprendido giras en dirección a verme, es como si te hubiera atrapado haciendo algo malo, tu expresión me causa algo de gracia, sonrió y me recargo en la puerta para poder captar de mejor manera tus ojos.
– Me asustaste, pensé que estabas dormido, ¿a qué viene ese comentario ahora? – llevas tu mano derecha a la altura de tus labios y me dejas ver una pequeña sonrisa tímida – por nada, sólo fue un pensamiento que vino vagamente a mi…regresare a dormir –te contesto con algo de frialdad en mi tono, a pesar de todo lo que mi nudo de emociones, y aunque fue una mentira pequeña, porque en realidad no estaba durmiendo, estaba deseando que llegaras para confesarte mi amor por ti, tomo la fuerza necesaria para dirigirme a la habitación -¡espera! – nunca creí que me pedirías que esperara, en realidad, cuando escuche eso, mi reacción corporal fue casi instantánea e involuntaria, mis pasos se detuvieron de inmediato al sonido de tu voz, al girarme, mis ojos se encuentran con los tuyos, por un momento pude ver más allá de lo que me dejas ver.
-¿qué…qué era lo que querías decirme? – Te diriges a mí, tu mano derecha ahora descansa sobre tu pecho, tu cabello no me deja ver esos ojos y su brillo, de alguna manera eso parece una forma de protegerte de mí, no quiero incomodarte más de lo que imagino que estas – ¡oh!, Eso…no era nada importante, sólo olvídalo… -¡quiero escucharlo! – a penas termine mi oración cuando de golpe me habías respondido con desesperación, definitivamente creo que sabes que me gustas, la verdad no sé si eso sea bueno, recorro mis ojos de abajo hacia arriba, recorriendo cada movimiento de tu cuerpo, siguiendo el contorno de tus músculos, tal vez parezca algo atrevido y cortante a veces, pero tenerte tanto tiempo frente a mí, me pierde de tal modo que involuntariamente cuando menos lo pienso ya esto tocándote de manera muy sugerente, en esta ocasión, paso algo muy similar, mi mano se dirige a tu frente, levanto tu cabello y admiro en tus ojos ese brillo tan hermoso que sólo le muestras a pocos, recobrando el uso de mi razón, me percato de la corta distancia, es el momento para robarte un beso, quiero sentir, quiero probarlo una vez, tu mirada esta fijamente en mí, como esperando que haga algo, pero no estoy seguro de tomar la iniciativa, te sonrió de lado -¿estás pensando en cosas raras conmigo no? – Tal vez la magnitud del comentario, fue tan grande que logre asustarte, en un movimiento brusco quietas mi mano de tu frente, frunces el ceño en señal de molestia, sigues de largo, tu aroma queda impregnado en el aire por unos instantes, y con voz de protesta me dices -¡no digas tonterías! ¿Qué iba yo a pensar contigo?...alucinas cosas, voy a ducharme – y de un portazo te encierras en el baño.
Parado tras de la puerta, logro escuchar tus sollozos, nuevamente lo hice de nuevo, no era la primera vez que removía sentimientos dentro de ti, al grado de hacerte llorar, desearía tanto poder saber cuál es motivo de tus tristezas, la vida te ha enseñado que guardar tus sentimientos es una buena manera de enfrentar la soledad, pero, Jae, no estás solo, me tienes a mí, a tu Yunho.
Nuevamente me encuentro en la habitación oscura, sentado frente a la ventana con el MP3 a un volumen bajo, estoy pensando que quizás el momento adecuado jamás vendrá, lo cual me llena de nostalgia e impotencia, porque, quisiera que supieras que en algunos sueños has estado tan presente, que siento como si por alguna razón conociera tu cuerpo, aun cuando no lo he tocado, es verdad, tu y yo bromeamos de vez en vez, pero sinceramente, esas bromas me dejan ver que hay algo más entre nosotros, nos miramos, intercambiamos sonrisas, jugueteos, tomas mis manos, y a veces hasta logras que las fans se pongan celosas, es tan gracioso ver la cara que ponen cuando te me acercas de manera insinuante y ellas gritan. Hay quienes piensan que en medio de bromas, puede que una verdad este oculta, cierro mis ojos como queriéndome aferrar a esa idea.
El sonido de una puerta al cerrarse me saca de mi trance, a lo lejos alcanzo a distinguir con claridad una silueta masculina, al mirar con más detalle, logro percibir el cuerpo de Jae, el agua escurriendo por su piel, pasando por sobre cada uno de sus músculos, recorriendo todo su abdomen bien marcado hasta perderse bajo la toalla que lleva puesta a media cadera. Noto como colocas tus manos en la tela que cubre tu cintura y espero con ansias que la quites para ver con mayor detalle lo que escondes.
-¿Quién gano el partido? –me sonríes con bastante confianza, tanta, que pareciera que no te diriges a mí, finalmente, veo la toalla caer entre tus piernas, mi cuerpo se paraliza y mi pupila se clava justo en la sombra de tu entrepierna, como puedo desvió mis ojos de lugar-¿cuál partido? –tú movimiento brusco me confirma lo que sospecho, la pregunta no era para mí-¡¿Yunho?! –Como puedes tomas la toalla y te cubres, realmente me parece bastante gracioso como evitas porque te mire-¡¿qué haces?! ¡Sal que me estoy cambiando!- aunque nervioso, tu mano temblorosa alcanza a tomar tus pantalones, la verdad ahora me doy cuenta que ha dejado de ser gracioso, para convertirse en duda, desde que te conozco no hay más que duda y más dudas en mi cabeza, evitar que te vea, puede ser un indicio de que sabes lo que pasa, sabes que me gustas -¿qué pasa? No tienes nada que no haya visto yo antes – te sonrío como puedo, mirarte tan de cerca, aquel rincón que solo he recorrido en mis sueños, lo excitante que eres para mí, se hace evidente en mi pantalón, la creciente presión no me deja moverme con libertad.
– hay rincones que no conoces – esta última palabra me hiere bastante en el orgullo, efectivamente hay cosas que no conozco de ti, y es evidente que no quieres que yo las conozca, muy a pesar de lo que sienta por ti, mientras el sentimiento no sea mutuo, no puedo hacer nada, ni obligarte a que me ames, lo único que puedo hacer por ti, es dejarte libre, y esperar que seas feliz, me acerco hasta ti, te miro lo más cerca que me permites, por última vez, creo que esta será nuestra despedida, yo quiero que sonrías, a mi lado, o al lado de alguien más.
Tras salir de la habitación, me quedo un rato en silencio, sin mirar la puerta que acabo de cerrar, pienso, que esto es lo mejor que pudo pasar, Sayonara Jaejoong.
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conti contiiii
ResponderEliminarplease u.u
prontoo u.u
mmmm que interente
ResponderEliminarporfisss la continuacion
please.
hayyy son unos tontos tontos!!
ResponderEliminarse aman tanto buahh
siguiente cap! ^^
Uhyyy par de tontos!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarexacto!!!! tontos!!!!!!!! como no se dan cuenta q ambos se aman??!!!!!!
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