KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Privilegios cap 7

Martes, 10:51 a.m., y Yoochun va llegando tarde a su clase. ‘¿Qué se le va a hacer?’ pensó, masticando con rapidez, con cada movimiento de mandíbula y lengua tratando de tatuar en sus papilas gustativas aquel glorioso sabor que ahora llenaba su boca. Después de todo, su sándwich de pollo era sagrado, y ningún grupo de mocosos esperando ser instruidos se iba a interponer entre él y su precioso manjar. Porque no importa qué tan llena esté la cafetería ni que tan atrasado vaya él a llegar a su próxima clase, las tradiciones eran tradiciones. Yoochun debía comer su sándwich de pollo. Era un deber de carácter casi divino, como la de los musulmanes que rezan orientados hacia La Meca.


De pronto, una risa jubilosa y, a juicio de Yoochun, absolutamente perturbadora.

Kim Junsu.

‘No otra vez…’ pensó con cansancio, maldiciendo el hecho de que su maravilloso sándwich le había hecho bajar la guardia. Desde hace un par de semanas (más bien, desde el día después de que Yoochun hubiese encontrado aquel infame mensaje de texto que aún hacía que sus tripas se apretaran), Junsu había adoptado la sumamente indeseable costumbre de sonreírle como un maníaco cada vez que lo veía, llegando algunas veces a levantarle los pulgares con entusiasmo. Y por más que trataba de evitarlo, siempre terminaba topándose con esa sonrisa de chiquillo con sobredosis de azúcar, y a Yoochun no le gustaba ser paranoico ni nada, pero era como si Junsu lo estuviese siguiendo.

-Voy llegando tarde, Kim- Habló el mayor antes de que el chico pudiese decirle algo, dejándolo con la boca a medio abrir. Sin mirarlo por más que una fracción de segundo, apretó el paso (Para llegar a tiempo a su clase, porque claramente Park Yoochun no estaba escapando o algo así, por supuesto que no), sacudiéndose a la vez unas pocas migajas de su camisa. ‘Bien’ pensó, antes de llegar a la esquina del pasillo desierto. ‘Eso estuvo bastante bien, Chunnie… Parece que el mocoso captó el mensaje’.

-¡¡¡GAMBATTE, SENSEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEI!!! -

Un agudo chillido retumbó por los pasillos, y Yoochun podría jurar que una gota de sudor frío le corría por la espalda. De verdad, de verdad, pocas personas en la vida lo perturbaban tanto como ese chico. ‘Vamos hombre, supéralo’ se dijo a sí mismo, volteándose para reprender a Junsu, pero para cuando ya estaba él volteado, Junsu ya había desaparecido por el pasillo.

Menuda estupidez.

Yoochun no pudo evitar suspirar, aún sintiendo un leve escalofrío recorriéndole el cuerpo. La próxima vez que viera a ese tarado, de seguro le daría un buen sermón:
Primero, por ser un impertinente.
Segundo, por gritar en el pasillo.
Tercero, por ser un idiota poco patriota (¿Por qué mierda tenía que gritarle en japonés?), y
Cuarto, por ser una de las personas más escalofriantes que haya conocido en toda su vida.

Y no es que Yoochun fuese un gallina ni nada de eso (Después de todo, en su laptop había más de alguna película Gore), pero había algo en Junsu que definitivamente lo descolocaba.

-Buenos días, alumnos- Saludó el profesor, utilizando (como siempre) su sonrisa de profesor carismático -Abran sus libros en la página cincuenta y nueve, por favor…

¿Cómo podía ser que ese fuese el mejor amigo de Changmin? ¿Es que acaso él no se espantaba con esos chillidos sobrenaturales?

-Lee, háganos el favor de leer el texto.

¿Y qué tal si Junsu lo estaba tratando de asustar? ¿Qué tal si en realidad el chico es alguna clase de psicópata y estaba esperando el momento indicado para atacarlo o algo así?

¡No seas imbécil Park Yoochun! ’ Su conciencia lo reprendió. ‘Eres un joven profesional, inteligente y apuesto: Actúa como tal.

Cierto.

¿No había nada que temer, cierto? Seguramente Junsu es sólo un chiquillo muy, muy excitable, y simplemente no puede evitar mostrar entusiasmo por la inminente (Dios mío, ¡Inminente!) relación entre él, un profesor (sumamente apuesto), y Changmin, su alumno (también sumamente apuesto), y mejor amigo de Junsu.

Eso es.

El brillo psicótico de sus ojos y la sonrisa desequilibrada eran simplemente apreciaciones subjetivas producto del miedo que le causaba ser pillado por alguien (aún cuando aun no hacía nada con Changmin… O bueno, no nada nada, pero nada que fuese condenado por la ley).

-Ahora, Yoo, según el texto, ¿Podría explicarle a la clase qué entendió usted por “moody”? En inglés, si es tan amable…

En todo caso, ya era tiempo de detener esta ridiculez. Después de todo, él era un profesor, y debía hacerse respetar. No podía dejar que Junsu llegase y lo tratase con tanta ligereza. ¿Qué tal si después otros alumnos comenzaban a tratarlo así también? Eso simplemente no podía suceder.

¿Y qué hay de Changmin? Él nunca te ha tratado como a un profesor.

(Yoochun sintió como sus mejillas se calentaban un poco al pensar en él.)

Pues sucede que Changmin no es un alumno cualquiera. Porque no hay forma alguna de que Yoochun pueda considerar a Changmin del mismo grupo que todos aquellos entes irrelevantes que llenaban el aula en sus clases.

Sucede que de verdad te gusta el chico, Chunnie…

*********

-Buenos días alumnos. Abran sus libros en la página cincuenta y nueve, por favor…

El mismo diálogo, la misma sonrisa de carisma plástica, y la misma página del mismo libro. Otro día, otro curso.

Miércoles. 1C.

El curso de Changmin.

-Lee, háganos el favor de leer el texto.

Mismo diálogo, sin duda alguna. Hasta había elegido a un estudiante con apellido Lee, igual que ayer. Y no era que fuese un hombre de rutina, porque en realidad la rutina es una de las cosas que más odiaba Yoochun, pero es que de verdad, hacer esto era una lata.

Una completa lata.

Y tan latoso le resultaba, que hasta prefería utilizar las mismas palabras con todos los alumnos (algo así como una obra de teatro, pero con muchas menos interacciones), para así concentrarse en cosas que sí merecían su atención.

Como aquel chico sentado al fondo, en una esquina del aula, que como siempre, contemplaba el paisaje con el semblante tranquilo en vez de poner atención a la clase.

-Ahora, Jeong, según el texto, ¿Podría explicarle a la clase qué entendió usted por “moody”? En inglés, si es tan amable…

Ah, pero esperen. Porque aquel chico no sólo miraba por la ventana con actitud impasible. De vez en cuando, aquellos ojos color chocolate, dos piscinas de secretos sin revelar, buscaban su mirada por entre sus infinitas pestañas cuando nadie más ponía atención. Y era ahí cuando su verdadera personalidad salía a flote: Risueña, vivaracha y un tanto atrevida. Y, por unos segundos, la máscara de imperturbable neutralidad era removida, y para Yoochun era como un hermoso y silencioso espectáculo, sólo para él.

Sólo para mí’ sonrió para sí el mayor con un sentimiento de posesión que ya se le hacía familiar cuando, mientras los demás hacían un listado de los verbos irregulares presentes en el texto, Changmin pausaba su contemplación y lo miraba con una pequeña sonrisa dibujada en sus labios levemente resecos. Una sonrisa que hablaba por sí sola, que para Yoochun decía claramente “Más tarde…”.

Más tarde, ambos se subirían al Audi de Yoochun, pero no al mismo tiempo. Porque el acuerdo era el siguiente: El profesor encendería el auto, saldría del estacionamiento del establecimiento, doblaría la esquina, avanzaría unos cuantos metros, y se encontraría con el chico, quien en un solo movimiento fluido se subiría al auto, cerrando la puerta ni muy fuerte ni muy despacio. Partirían entonces hacia el departamento de Yoochun, la música sonando fuerte y ambos rostros con sonrisas idénticas, como la de un chiquillo que se ha robado todas las galletas de la alacena y se las ha comido él solo.

Con una mirada fresca, que nada tenía que ver con su pseudo-letargo de profesor sin vocación y mucho que ver con secretos y deseos de hombre, y una sonrisa, Yoochun le devolvió el mensaje al menor: ‘Más tarde…’

Y aunque aceptarlo le hacía doler el ego, en el fondo, Yoochun sabía que aquella sonrisa, por muy patético y cursi y estúpido que sonase, llevaba implícita otro mensaje: ‘Sólo para ti’.

Porque, aún cuando Yoochun jamás lo admitiría a nadie, aún bajo amenaza de muerte, en ese momento no se le ocurría nadie más a quién dedicarle sus sonrisas, a quién prometerle cosas.

Sólo a él.

Sólo para él.

*********

-Changmin, creo que tu amigo Junsu necesita ayuda psiquiátrica.- Yoochun soltó de una aquella frase, hablando por primera vez desde que ambos habían tomado asiento en el living de su departamento, siendo los únicos sonidos audibles el crujir de las hojas, el rasgar de las lapiceras, y una canción de Grizzly Bear que sonaba desde su ipod.

-Es curioso- Asintió Changmin sin mirarle, acomodándose los lentes mientras seguía revisando los tests de otro curso que no era el suyo – Hace poco le dije lo mismo: Junsu, hazte ver por un psiquiatra. ¿Cuántos tests nos quedan por revisar?

- Siete- Contó el mayor -¿No me vas a preguntar por qué creo que necesita ayuda psiquiátrica?

-No.- Changmin respondió, aún sin levantar la vista, pero Yoochun pudo notar un levísimo sonrojo en sus mejillas, el cual hablaba mucho más que mil palabras. Claro que Changmin sabía por qué creía que Junsu necesitaba intervención psiquiátrica.

-Pues te lo diré de todos modos- Sonrió Yoochun, ignorando por completo el documento en frente suyo y posando toda su atención en el menor – Últimamente tu amigo ha adoptado actitudes bastante inadecuadas y, francamente, perturbadoras.

-Profesor, no vine para que reflexionáramos sobre los posibles problemas mentales de mi mejor amigo…

Eres un hombre malo, Park Yoochun’ rió para sí mismo el mayor al escuchar aquellas palabras, y al ver aquella expresión de impasibilidad. Pobre, pobre Changmin…

-Pero es que lo encuentro realmente extraño, ¿Sabes?- Respondió el mayor, deleitándose con la expresión de creciente incomodidad del menor – Últimamente, cada vez que me cruzo con tu amigo, él pone una sonrisa más o menos así, mira – Y Yoochun puso la mejor sonrisa de muñeco diabólico que pudo esbozar

-Dios mío, no hagas eso de nuevo, jamás.- Changmin rió un poco a pesar de la situación, un ojo encogiéndosele más que el otro –Enserio, eso fue horrible. No lo hagas de nuevo.

-¡Ahora sabes como me siento!- Rió también el mayor –¡Y a veces no es sólo la sonrisa! En ocasiones –el mayor adoptó de pronto un tono lúgubre, como el de un animador de programa de sucesos paranormales – En ocasiones, me mira y chilla, o agita los brazos y me levanta los pulgares o…

-Hmm…

-¿Hmmm?

- Creo – habló el menor, su expresión pensativa, como si estuviese analizando en profundidad todo lo que el mayor acababa de decirle – Según lo que me dices, creo que Junsu está practicando su ritual de apareamiento contigo. No te sorprendas si un día lo encuentras bailando desnudo sobre tu auto. Eso es parte del ritual también.

-¿QUÉ?- Rió el mayor, un poco perturbado por la imagen mental –O no, nonononononono, ningún mocoso de nalgas sobrenaturales bailará desnudo sobre mi bebé. Ew, no, qué horror…

-Y luego…- Changmin sonrió, evaluando a quién sabe qué alumno con la nota mínima, y Yoochun notó con un poco de decepción que ya no lucía tan incómodo como hace unos segundos, como si de pronto hubiese recordado quién era en realidad: Shim Changmin, un insufrible mocoso de dieciséis años y medio que simplemente no iba por la vida incomodándose por cualquier comentario.

–…Luego entrará volando por tu ventana en medio de la noche, cuando la luna esté brillando en lo más alto del cielo, y sin que te des cuenta, lo tendrás bailando Tell Me de las Wonder Girls sobre tu cama, y…

-Dios mío, detente – Rió a carcajadas el mayor, admirando al menor por haber esquivado de tal forma la incómoda situación de tener que explicar el por qué su mejor amigo lo perseguía por los pasillos de la escuela con cara de fangirl. De cierto modo, era maravilloso poder seguir hablando y actuando como lo hacían siempre, aún cuando tanto ha sucedido entre ellos, de manera silenciosa pero contundente.

-Termina los tests que quedan, ¿Sí?- Preguntó el menor con cara de “esto no es una pregunta (aunque suene como una), sino una orden, así que anda, obedece” – Yo muero de hambre, así que iré a prepararme algo.

Y sin esperar respuesta alguna, la alta, delgada, bronceada y absolutamente magnífica figura de Shim Changmin se adentró a su cocina.

Alto.

Alto ahí.

¿Dijo Changmin “prepararme algo”? ¿Siendo “preparar” sinónimo de “cocinar”?

-Espero…- Dijo el mayor, levantándose de su silla - por el bien de mi hogar y todo lo que en él hay, que por preparar te refieras a “hacerme un sándwich sin arruinar la cocina de mi profesor favorito de todo el mundo”

-Quiero aprender a cocinar, ¿Y quién te dijo que eres mi profesor favorito?- Respondió el menor, sacando arroz, verduras y carne como si nada, como si a eso hubiese venido en primer lugar. -¿Tienes algún libro de cocina por aquí?- Preguntó, husmeando por todas las repisas y cajones de la cocina, sacando especie que se le cruzase por delante -Si no tienes no importa, me puedes enseñar tú mismo, o mejor aún, podría aprender de forma autodidacta… Ya sabes lo que dicen: ¡La mejor forma de aprender es echando a perder!

-Estás…- Comenzó Yoochun, guardando la carne el en congelador –Completamente loco si crees que yo, Park Yoochun, dejaré que un mocoso mimado, impertinente, desubicado y abusador como tú arruine mi hermosa cocina. Estás demente- Habló, haciendo especial énfasis en aquella última palabra -Y claro que soy tu profesor favorito de todo el universo. El punto es: ¿Por qué no le pides a tu madre que te enseñe o algo así? Yo no estoy para…

Oh-Oh…’ fue lo que pensó al instante, todas sus alarmas interiores activándose simultáneamente al ver el de pronto ensombrecido semblante del menor, quien en estos momentos parecía pensar que no había nada más interesante en el mundo que la bolsa de tomates secos que sostenía en una mano. ‘Ahora sí que metiste la pata, ¡Imbécil!’ pensó, al ver como la boca de Changmin se abría repetidas veces, como si le doliera, antes de hablar.

-Verás…- Dijo Changmin, un hilo de voz que hizo que el corazón del profesor doliera. Ahora sí que la había cagado. – Ese es el problema...- Sonrió con amargura, encogiéndose de hombros de la manera más miserable que Yoochun hubiese visto jamás -No tengo una madre a la cuál pedirle esta clase de cosas, y yo…- el menor apretó la bolsa de tomates, y el otro sintió que era su corazón el que era apretado entre esas manos –Yo…

-Changmin…- Balbuceó Yoochun, atrayendo al menor hacia su pecho, estrechándolo con fuerza entre sus brazos y sintiéndose casi tan avergonzado como aquella vez que fue sorprendido masturbándose en el living de su casa por su padre –Lo-lo siento, yo… Yo no pensé que…- Pero no pudo seguir porque la vergüenza era mucha y la pena aún más.

Ahora todo tenía sentido: Changmin estando fuera de su hogar todo el tiempo, su clara falta de experiencia tratando con adultos, la despreocupación de su familia, que nunca llamaba al menor aún cuando éste se la pasaba todo el día metido en su hogar y Oh Dios mío, Oh Dios mío, qué tal si todo este tiempo Yoochun había estado malentendiendo todo y en realidad Changmin lo quería como a un hermano, como… Como una figura paterna, y él había asumido cosas, había hecho cosas…

- Lo siento, Changmin- Dijo, estrechando con más fuerza al chico, su mano acariciando la cabeza del menor, tratando de hacer algo, cualquier cosa, para aliviar un poco el dolor que había sentido en cada acción del chico.

-No importa, profesor, enserio - La voz de Changmin sonó, un poco ahogada por el pecho del mayor - No tienes por qué...

-¡Claro que importa!- Lo interrumpió Yoochun, sintiendo un poco de ardor en los ojos (¡Mierda! ¿Por qué diablos tenía que ser tan sensible?)-¡Claro que me importa! Jamás se me pasó por la mente, jamás me detuve a pensar, y mierda Changmin, yo hablando con tanta ligereza del tema…

La única gran pérdida de su vida había sido Harang, su perro y mejor amigo de la infancia, y esa vez había llorado una semana entera (De hecho a veces, a cinco años de su muerte, lloraba un poco cada vez que recordaba los buenos momentos que pasaron juntos)… Ni se imaginaba cómo podía ser perder a un miembro de su familia.

-Oye- El menor lo llamó, tirándolo de la camisa –Enserio, no es para tanto…

-Está bien, Minnie, puedes llorar si quieres, no es necesario que aparentes ser un chico fuerte, no conmigo.

-¿…Minnie?- Preguntó el menor, separándose del pecho de Yoochun –Profesor, ¿Acabas de llamarme Minnie?

-D-Dios mío, no me digas que tu difunta madre solía llamarte así…

Por un par de segundos, ambos se quedaron mudos, siendo el único sonido audible el del refrigerador, y luego, como si hubiesen cambiado el canal de televisión de una serie dramática a un show de variedades, Changmin se reía como si le acabasen de contar el mejor chiste de toda su vida, el cuerpo agitándosele entero y sus ojos desiguales cerrándose casi por completo

-¡Eres un idiota, Park Yoochun!- Rió con más ganas, ya completamente separado del cuerpo del mayor, quien de la pura impresión de oír al menor reír lo soltó –Eres un idiota – repitió – Asumiendo cosas con tanta facilidad…

-O-O sea que tu madre…

-Mi madre está vivita y coleando, tonto. Lo que pasa es que no sabe cocinar, por eso no puede enseñarme. Y aunque supiera, está demasiado ocupada siendo la decana de la facultad en la que tú estudiaste.

-¿Tu mamá…?- Balbuceó el mayor. ¿Qué diablos era todo esto? -¿La señora An es tu mamá? ¿LA señora An, de la Universidad de Seúl?

-¿Nunca te lo había dicho?- Le preguntó el menor, un poco extrañado –Al parecer no… Pues bien, sí, la misma. ¿De verdad no te lo había dicho?- Sonrió con simpleza, como si todo el drama de la supuesta difunta madre nunca hubiese acontecido –De ella y de sus libros he aprendido todo lo que sé, y por eso…-

-¿Lo hiciste a propósito, verdad?- Lo interrumpió Yoochun, sujetándolo de ambos hombros con suficiente fuerza como para que doliera – Tú, pequeño demonio ¡Lo hiciste a propósito!

-¿Yo hice qué, profesor?- Preguntó Changmin, teniendo incluso el descaro de lucir confundido ¡Como si fuese a tragarse eso! Claro que no, a aquel estúpido, engreído y hambriento hoyo negro lo conocía bien, y sabía que el chico lo había hecho completa y absolutamente a propósito.

¡Mocoso de mierda! ¡Maldito sea él y sus dotes para la actuación!

-Shim Changmin-

-¿Sí?- Preguntó el aludido, abriendo bien sus ojos, agachándose para hacer contacto visual con el profesor, quien tenía el rostro inclinado, sus ojos escondidos bajo la sombra de sus cabellos.

-VOY. A. MATARTE.

Esas palabras fueron suficientes para que, al instante, Changmin saliera corriendo de la cocina, riendo fuerte y de buena gana, sorteando diversos obstáculos (como la mesa del comedor, el sofá y dos estanterías) mientras un enfurecido Park Yoochun lo perseguía, vociferando coloridos insultos (Olvidando por completo que él, como persona mayor, debía ser un modelo de buenas costumbres y decoro).

-Morirás imbécil- Gruñó -¡Te juro por todos mis antepasados que te mataré!

-¡NO! ¡NO QUIERO MORIR A MANOS DE UN IDIOTA!- Gritó el menor, corriendo hacia al pasillo, riendo como jamás lo había visto reír.

-¡Te sacaré la lengua con mis propias manos, a ver si puedes reír así entonces!- Amenazó el mayor, aún cuando admitía que la situación sí lo divertía un tanto (pero sólo un poco. Una mínima fracción de poco, en realidad), a la vez que el menor entraba a su habitación, cerrando la puerta tras él.

-¡Cómo te atreves, semilla del demonio!- Gritó, forcejeando con la puerta que el menor trataba de cerrar -¡Déjame pasar!

-¡No quiero!- Canturreó Changmin, aún riendo, pero Yoochun no sólo tenía más años que el menor; también tenía bastante más fuerza que el chico, así que de un empujón abrió la puerta (‘¡Gracias, dolorosas sesiones de acondicionamiento en el gimnasio!’), la fuerza del empujón enviando lejos al menor, quien, tropezando de manera no muy digna, cayó sobre la cama del mayor.

¡Ahá!’ Pensó triunfante el mayor, quien sin pensarlo mucho (pero lo suficiente como para saber que era una situación comprometedora) se abalanzó sobre el menor, encarcelando las piernas del menor entre sus muslo, sentándose sobre él y jalando sus mejillas sin misericordia.

-Te crees tan listo ¿No?- Rió el mayor con falsa malicia. La verdad es que no estaba tan enfurecido como aparentaba estarlo, pero que Dios lo maldiga si no iba él a vengarse del bastardo. Después de todo, aquel desplante de emotividad había sido más que vergonzoso. Había sido patético. -Veamos si puedes sonreír tan engreídamente cuando te deje la cara del porte de Júpiter, tarado – Rió él, mientras el menor se movía y pataleaba, tratando de sacarse al mayor de encima.

-¡Es tu culpa, por ser tan iluso!- Gritó Changmin, empujándolo y riendo aún cuando sus mejillas debían estar doliéndole bastante –Porque admítelo, jamás dije que mi madre…

-¡La intención es lo que cuenta!- Interrumpió el mayor, encarcelando con una mano las muñecas del menor (‘¡Definitivamente no deberías estar haciendo esto, Park Yoochun! ’ Su conciencia le gritó), con la otra mano apretando y jalando con más fuerza –Eres un ser despreciable

-¡¡¡AH!!!- Se quejó el menor, sacudiéndose con violencia (Según Yoochun, en parte para zafarse de su agarre, y en parte de la risa) -¡Suéltame! ¡Suéltame! – Gritó, aún riendo, ¿Y cómo lo hacía Changmin para estar riendo aún cuando sus mejillas estaban siendo jaladas de tal manera?

-Yo decidiré cuando soltarte, pequeño delincuente- Gruñó el otro, mirando con rabia casi caricaturesca a los ojos del chico, aún cuando había disminuido considerablemente la fuerza empleada para castigar al menor

-Profesor…- Murmuró bajito Changmin, de pronto quieto como una estatua, mordiéndose el labio en silencio, sus miradas aún conectadas, como dos imanes – No me digas que te pusiste a llorar con esa mentira.

Mierda.

- ¡¿Llorar, yo?!- Preguntó, pellizcando con ambas manos el abusado rostro del menor -¿Quieres morir?- Gruñó, aún cuando era evidente que sí, una vez más su hipersensibilidad había hecho de las suyas –Por supuesto que no, cómo crees que…- Pero su discurso se vio interrumpido por una mano que, con cuidado, como temiendo hacerle llorar aún más, se posó sobre una de las mejillas de Yoochun, pasando un par de largos y delgados dedos por sus ojos humedecidos, que enseguida (y muy poco ad-hoc a su edad y experiencia) se abrieron como platos

-Estabas llorando, idiota…- el menor lo miró, luciendo genuinamente culpable (¿Y desde cuándo que Changmin podía sentir culpa, de todos modos?), quien luego de haber recorrido las aún húmedas pestañas del mayor, introducía aquellos mismos dedos con lentitud en su boca, como queriendo cerciorarse que de verdad el mayor había llorado, aún cuando aquello era evidente.

Yoochun estaba sin habla.

Pero por dentro, su conciencia le gritaba exaltada ‘¡PARK YOOCHUN, NO ES EL MOMENTO DE SENTIRTE IRRESISTIBLEMENTE ATRAÍDO POR EL MOCOSO! ¡SE SUPONE QUE ESTÁS ENFADADO!

Como si fuera tan fácil no sentirse atraído por Changmin.

-Oye, yo…- El menor habló de nuevo, y Yoochun notó con sorpresa que sus manos ya no se encontraban estirando las mejillas del menor, estando ubicadas ahora a ambos lados de la cabeza de este, quien lo miraba con las mejillas enrojecidas por los pellizcos y quizás algo más -Lo siento.

Y, sin previo aviso, aquella misma mano le estaba acariciando la mejilla como si hubiese sido Yoochun y no él mismo el que había sido pellizcado sin piedad durante los últimos cinco minutos. Con una suavidad estremecedora, aquella mano tibia (‘Y un poco temblorosa’, notó Yoochun, sintiendo como su propio cuerpo se debilitaba) se movía por su rostro, secando sus ojos con delicadeza, bajando con un toque de pluma por su pómulo y rozándole los labios, los cuales, hipersensibilizados por la situación, enviaron electricidad hacia cada rincón del cuerpo del mayor.

Esto se estaba volviendo mucho más peligroso de lo que Yoochun había estimado.

-Detente- Habló el mayor con brusquedad, alarmado por la creciente sensación que se acumulaba en su bajo vientre, percatándose de pronto lo cerca que se encontraba su rostro del menor.

Esto no debería estar pasando.

En sus sueños, claro que sí. Pero en la vida real, en su cama…

-¿Estás enfadado, cierto?- Preguntó el menor, quién, al contrario de lo que el mayor le había ordenado, seguía tocándolo, sus dedos temblorosos recorriendo el cuello de Yoochun hasta acomodarse en la nuca de este, tragando saliva con dificultad.

Changmin sabía lo que estaba haciendo.
Y estaba tan o más nervioso que el propio Yoochun.

¿De dónde podía sacar fuerzas para resistirse a este chico, cuando cada roce de sus pieles se sentía tan bien, tan... como una necesidad?

-¿Sabes lo que estás haciendo, verdad?- Preguntó el mayor, observando con cuidado las facciones del estudiante

-Sí.- Las mejillas del menor enrojecieron aún más, haciendo que su cara luciera como un tomate, pero su semblante estaba decidido y sus ojos hablaban fuerte y claro, diciendo que estaba absolutamente consciente de que esto no era un juego ni un malentendido.

Yoochun lo hubiese besado ahí mismo.
Pero las cosas no eran tan fáciles.

¿Aunque no era él mismo el que estaba haciendo difícil toda esta situación?

¿Por qué diablos tenía que ser todo tan complicado?

¿Por qué mejor no seguir su instinto y ver qué pasa?

-Sabes…- Habló Yoochun, acercándose un poco más al menor, quien de inmediato abrió los ojos como dos ensaladeras, y el mayor pudo sentir como sus alientos se mezclaban –Por un momento, mientras me tragaba tu vil mentira, pensé que a lo mejor – Yoochun no pudo evitar reír un poco al decir las próximas palabras – A lo mejor yo lo estaba malinterpretando todo, y en realidad yo era alguna clase de figura paterna para ti o algo así…

Changmin soltó una risa nerviosa –Sí claro, como si quisiera hacer con mi padre lo que quiero hacer contigo...- Dijo, luciendo arrepentido apenas terminó de pronunciar aquellas palabras, las cuales hicieron que las propias mejillas de Yoochun ardieran. A juzgar por la cara compungida del menor, nuevamente Shim Changmin estaba perdiendo el control de la situación.

-Lo estás haciendo a propósito – Sonrió el mayor, susurrando al oído del menor la misma frase con la que hace un par de minutos había acusado a su alumno, pero ahora por motivos y en circunstancias completamente distintas – Tentándome de esta forma…- Prosiguió, su espalda curvándose sobre el cuerpo del menor como el de un leopardo sobre su presa, sintiendo de pronto como el Casanova que llevaba dentro tomaba el control de todas sus acciones.

Adiós a la moral, adiós a las dudas y el miedo.

Bienvenido sea el placer.

Porque, más allá de ser profesor, Yoochun era un hombre. Un hombre de carne y huesos y necesidades.

Además, Changmin quería esto tanto como él.

- Quieres ver hasta dónde puedo llegar ¿No?- Murmuró al oído del chico, sonriendo al sentir como todo su cuerpo se tensaba.

- Tal vez…- Respondió el otro, sus labios rozando el cuello del mayor, el contacto leve y fugaz, casi por casualidad. Casi, pero Yoochun ya conocía bien al muchacho como para saber que nada de lo que hacía era mera casualidad.

Oh, el juego sin duda había comenzado… O más bien, acabado.

Ahora empezaba lo serio.

-Hmmm…- Sonrió Yoochun, alejándose del chico, observándolo bien, para luego separarse por completo del cuerpo del menor, ubicándose contra la cabecera de su cama. –No sé Changmin… Esto que quieres que te enseñe no está dentro del programa escolar, ¿Sabes?

-No hables estupideces – Changmin rió, sonrojado y un poco falto de aire, mirándolo aún recostado sobre la cama, y luego hizo una mueca -¿Te imaginas si el profesor Choi o la profesora Jung nos intentaran enseñar esto a todos? ¡Qué asco!

-Ven aquí, entonces- Le llamó desde su nueva ubicación. ¿Y por qué se había salido de encima del menor? Simple. Aquella posición era demasiado sexual, incluso para él, y no sabía si podría controlarse estando en esa situación. Una cosa era ceder a sus deseos, y otra cosa muy distinta era perder el control de estos mismos.

-Y dime, Changmin…- Habló en tono conversacional el mayor, una vez que Changmin estuvo sentado frente a él -¿Has hecho algo así antes?

El menor apretó los labios, entrecerrando los ojos y mirándolo de manera desafiante, las mejillas enardecidas y los puños apretados.

-No, nunca- Respondió. ‘¡Atrévete a reírte de mí!’ decía su expresión, y Yoochun no pudo sino pensar que sin duda, Changmin era la cosa más adorable que hubiese visto en toda su vida. Molesto, engreído, atrevido, hambriento, patán y abusivo… Pero adorable. –Así que no hagas que recuerde mi primera vez como la peor experiencia de mi vida- Agregó, cruzándose de brazos.

-Awww, pequeño…- Se burló el menor, revolviéndole los cabellos al muchacho en frente suyo, tirándole de un brazo hasta tenerlo sentado en su regazo. La verdad, aunque se había burlado del menor, sus palabras habían tenido un peso enorme para Yoochun.

A pesar de toda la convicción, de toda la coquetería del menor, el chico nunca había hecho algo así con nadie. El saber eso lo dejó sintiéndose increíblemente feliz, y a la vez horriblemente asustado. Era una sensación extraña, completamente ajena… Pero se sentía atrozmente responsable del menor.

-Oye – Changmin arqueó una ceja, entrelazando sus manos por detrás del cuello del mayor - ¿Siempre haces tantos rodeos antes de ir al grano?

Relájate, Chunnie; Sólo has lo que sabes hacer mejor…

-Ah- Rió Yoochun, volviendo en sí – Tu urgencia me halaga, Changmin…

-¡Muérete!- El aludido lo golpeó en un brazo, con el ceño fruncido

-…Pero debo admitir que también estoy harto de rodeos.

Con cuidado, Yoochun retiró los lentes del rostro del menor, dejándolos en la cómoda, respirando profundo.

Oh Dios mío, aquí voy, lo voy a hacer, lo voy a hacer, ya no hay vuelta atrás…

Acercándolo de la barbilla, lo último que vio Yoochun antes de unir sus labios con los del menor fue como este inhalaba una gran bocanada de aire, antes de cerrar los ojos y acortar la distancia entre sus bocas.

Después de lo que parecía un siglo, al fin.

Lo primero que pensó Yoochun, posando una mano en cada cadera del menor, fue que jamás en su vida había besado unos labios más ardientes que los de Changmin. Y por ardiente Yoochun no se refería a “candente” (aunque también era un adjetivo válido para describir a aquella boca), sino “extremadamente calientes”. Apenas tocaron sus labios los del menor, sintió como si el calor de ellos se irradiaban hacia los suyos, y cuando, luego de una primera pausa en la que el muchacho pareció congelarse, Changmin comenzó a corresponder (sin abrir mucho la boca, y de manera bastante torpe, pero eso era comprensible…), Yoochun sintió que en cualquier momento la boca se le iba a encender en llamas.

Y aunque el mayor no era muy fanático de las altas temperaturas, estaba seguro que nada jamás se había sentido tan bien como el simple roce de sus labios.

Ok, eso fue cursi…

-Hmmm…- Murmuró contra los labios del muchacho, sonriendo –tu boca – habló entre besos -está muy – Otro beso –Muy caliente.

Lentamente, Changmin se separó del mayor, mirándolo extrañado -¿Qué se supone que deba decir en respuesta a eso?- Preguntó, luciendo un poco falto de aire.

-Me extraña, pequeño sabelotodo- Rió Yoochun, besándolo en la boca una vez más –En estos casos, la mejor opción es ignorar todo lo que te diga y seguir besándome.

-Ya veo- Asintió el menor, acomodándose un poco para quedar más cerca de su profesor y besándolo, haciendo quizás más presión de la que debería contra la boca del mayor -¿Así?

-Algo así- Sonrió el otro, sintiéndose extrañamente ligero, como un globo de helio –Pero aún tienes mucho que aprender.

-Pues enséñame entonces, profesor

-Eso pretendo hacer- Asintió el mayor, besándole la nariz al menor, quien enseguida la arrugó, riendo –Y llámame Yoochun, ¿Quieres?- Agregó luego de una pausa –Admito que es un tanto incómodo recordar que eres mi alumno, mocoso.

-¿Y no quieres que te llame Micky mejor?- Rió el menor, mordiéndose el labio – Digo, si yo soy “Minnie”…

-¡Ridículo!- Exclamó el mayor, besándolo de nuevo en la boca, tomándose su tiempo, aunque tenía que admitir que la idea le resultaba inusualmente enternecedora – Ahora ¿Recuérdame por qué estamos hablando, cuando tenemos tantas otras cosas que hacer?

-Porque eres un idiota – Rió Changmin, metiéndole un dedo en el ojo –¡Idiota, Idiota!- exclamó, enterrando repetidas veces su dedo en el párpado cerrado del mayor

-Mocoso…- Se quejó el mayor, retirando aquel molesto dedo de su ojo, sujetando la mano de Changmin entre la suya –Ahora pon atención y trata de mantenerte a la par.

Y sin más palabras, se abalanzó sobre la impaciente boca del menor, mordiendo con suavidad el labio inferior del menor, quien de la sorpresa abrió la boca, dándole paso a la lengua inquisidora del mayor, haciendo que el menor hiciera un sonido que Yoochun no pudo clasificar como de queja o de placer.

Poco después, otra lengua salió al encuentro de la suya, la cual recorría con avidez aquella húmeda cavidad, tratando de recordar cada rincón, cada textura, en caso de que de alguna forma, todo esto terminase siendo un sueño… Pero aquel inquietante roce de sus lenguas, húmedo y electrizante, se sentía demasiado real.

De verdad, de verdad estaba besando a Shim Changmin, alumno de su clase de inglés, siete años menor que él.

El tener al menor sobre su regazo, en su propia cama, besándolo lenta y cuidadosamente, experimentando por primera vez lo que era besar…

Todo, todo era real. Nada de ensoñaciones de media tarde o sueños húmedos.

Yoochun tenía que admitir que se sentía más que bien. Se sentía magnífico.

Y cuando aquella boca sin experiencia comenzó a moverse, realmente a moverse, con labios y lengua y dientes, Yoochun estuvo listo para escuchar a un coro de ángeles cantándole la bienvenida al paraíso.

¿Por qué rayos había esperado tanto tiempo para hacer esto?

-¿Lo estoy haciendo bien?- Preguntó de pronto Changmin, separándose apenas de Yoochun, quien recién se percató que tenía sus dedos entrelazados con los de Changmin (esos mismos dedos que hace poco el menor le había estado metiendo en el ojo) .

¿Qué si lo estaba haciendo bien? ¡Pues definitivamente! Sin duda Shim Changmin era rápido para aprender, incluso en esta clase de cosas.

-Puede ser – Yoochun pareció recapacitarlo –No sé, tendría que seguir con la evaluación antes de dar mi veredicto

-¿Enserio?- el menor sonrió de manera lasciva, acercando su cuerpo aún más al del mayor –Déjame ver…- Dijo, posando ambas manos en las sienes del mayor, cerrando los ojos, su rostro adquiriendo una expresión de absoluta concentración –No sé si te lo he dicho antes, pero soy muy bueno leyendo mentes.

-Eres muy bueno hablando mierda, querrás decir- Yoochun rodó los ojos, abrazando por la cintura al chico

-¡Shhh! No desconcentres al maestro…- El menor lo hizo callar –Hmmm, la verdad es que tu mente me dice que en realidad crees que soy maravilloso, lo mejor de todo el universo, y que no sabes por qué has esperado tanto para hacer esto.

Pues hay que admitirlo, el chico había dado bien cerca del clavo con aquellas palabras.

-Lo único que estoy pensando ahora es en que eres un engreído, y en cómo hacer que te calles para que podamos seguir con lo que estábamos haciendo

Fue aquí, por primera vez durante todo este tiempo, que a Yoochun se le ocurrió pensar que a lo mejor, eran los nervios los que hacían que Changmin hablara tantas burradas.
(Y eso explicaría un par de cosas.)

Idiota…’ pensó con más cariño que otra cosa, acercando nuevamente hacia sí al menor, moviéndolo de la barbilla para ladear su rostro y darle a él un mejor acceso a aquel maravilloso lugar llamado “boca de Changmin”. Esta vez, el muchacho correspondió con mucha más rapidez, la intensidad del beso incrementada por la recientemente adquirida seguridad del chico. Al instante, la habitación se vio reducida a aquella suave cama que albergaba a sus cuerpos, todo lo demás un frenesí de colores rápidos y figuras indefinidas, que se volvía más y más difuso con cada movimiento de sus lenguas, con cada sonido de satisfacción que escapaba de la garganta del menor.

Aquella boca que lo besaba con candoroso fervor fue la que le dio el valor suficiente como para despegar sus manos de aquellas caderas, adentrándose al universo desconocido que era la piel del joven, oculta bajo su camisa del uniforme. Con lentitud, como temiendo romper el encanto del momento, sus manos recorrieron la suave y tibia piel de Changmin, quien, lejos de enfadarse, sonrió sin separar sus labios, posando él mismo sus manos sobre el pecho de Yoochun, quien captando el mensaje, procedió a tantear terreno, sintiendo cada vértebra, cada costilla, deleitándose con la totalidad de aquella piel que, suave y tersa, cubría su cuerpo varonil, haciendo que todo el calor que al principio sintió acumulado en sus labios, bajara con rapidez, acumulándose en su pelvis.

-Hmmm…- Suspiró feliz el menor, separándose de los labios del mayor y escondiendo su rostro en el cuello de la camisa del mayor, dedicándose por completo a sentir como esas manos le acariciaban con lentitud casi dolorosa cada centímetro de su torso – Yoochun… - Jadeó, el sonido de su voz haciendo que las manos y los pies de Yoochun se llenaran de una sensación cosquilleante, su erección terminando de despertar.

-¿Se siente bien, no?- Susurró en el oído del menor, mordiendo el lóbulo de su oreja, lo que hizo que inmediatamente, un largo gemido de placer escapara de los labios del menor, quien aún tenía su rostro hundido en el cuello del menor.

Orejas sensibles’ Notó para sí mismo, trazando con su lengua un húmedo sendero que recorría todo el cuello del menor, quien de pronto se encontró reducido a nada más que un cuerpo tembloroso y a una boca jadeante, que a juzgar por lo que Yoochun escuchaba, hacía todo lo posible por no gemir.

Adelante, puedes gemir todo lo que quieras’ Pensó acalorado, abriendo un poco la camisa del chico, mordiendo su hombro, para luego lamer con dedicación la abusada piel del menor.

Un sonido ahogado, como de placer doloroso (¿O dolor placentero?) llegó a oídos del mayor, quitándole un poco el aliento. Tener a Changmin así, a su merced…

-Me gustan los sonidos que haces – Habló sin pensar el mayor, mordiendo con suavidad la mandíbula del menor, mientras una mano rozaba un suave pezón, el cual al instante se endureció, y Yoochun sintió la irresistible tentación de pellizcar.

Y así lo hizo.

En respuesta, el gemido más maravilloso que alguien haya proferido por su causa, y un par de caderas que, casi por reflejo, se abalanzaron contra las suyas, la evidente erección del menor colisionando contra la suya propia, haciendo que de los labios del mayor saliera un gemido apenas reprimido.

Enseguida, el rostro de Changmin se separó de su hombro, su boca buscando con rapidez la del mayor, quien de inmediato, poseído por algo mucho más fuerte que su razón, empujó con ambas manos las caderas del menor contra las suyas, incrementando el placer entre sus cuerpos, y Changmin nuevamente dejó escapar un exquisito sonido, esta vez dentro de la boca del mayor, quien lo recibió gustoso, pero casi al instante, aquellos labios se separaron de los suyos, y un par de ojos muy abiertos lo miraban, avergonzados.

-Uhm…- Changmin mordió su labio inferior –Permiso.

Y sin esperar respuesta alguna, el muchacho se separó de Yoochun, saliendo con rapidez (pero sin desesperación) de aquella habitación. Poco después, el mayor escuchó una puerta cerrarse (‘El baño’ pensó, aún un poco atontado), y luego silencio.

Diablos.

Y así concluye el primer encuentro cercano entre Park Yoochun y Shim Changmin’ pensó con aplomo, recostándose sobre su cama. Claramente, la situación se había salido de control. Porque, aún cuando en sus sueños Yoochun y Changmin habían hecho casi de todo, definitivamente no había querido que la primera vez hubiese terminado así.

Un poco de autocontrol habría sido de gran utilidad en esta situación.

Lástima que Yoochun no había dimensionado bien el real poder que Changmin tenía sobre él, quien de todos modos, no estaba muy acostumbrado a cuidar tanto sus acciones al estar así con otra gente. El punto clave es que Changmin no era, ni por si acaso, igual a toda la otra gente con la que Yoochun había estado.

-Intoxicante – Murmuró al silencio de la habitación, recostado sobre la cama y la entrepierna adolorida exigiéndole atención.

¿Y qué tal si Changmin se había asustado, y ahora ya no quería nada… de nada? ¿Y si la primera vez resultaba ser también la última?

El sonido del inodoro lo sacó de su pesimismo, haciéndole volver a la realidad. Instintivamente, se incorporó de su cama, caminando hacia el baño a la vez que la puerta del baño se abría, saliendo por allí el chico.

-Hola, acabo de masturbarme en tu baño- Dijo Changmin con simpleza apenas vio a Yoochun en el pasillo, quien no pudo evitar reírse por el desatinado comentario del menor.

-Si no me lo hubieses dicho, jamás se me hubiera siquiera ocurrido – Rió con sarcasmo pero sin malicia. Ahora entendió el reflejo de pararse apenas escuchó el sonido del inodoro: De seguro eso había sido producto de su erección, que también necesitaba alivio. –Pues supongo que ahora me toca a mí.- Se encogió de hombros el mayor ¿Para qué mentir? Después de todos, ambos eran hombres, y sabían lo que se sentía estar en una situación así. -¿No quieres volver y revisar el baño?- Sonrió, arqueando una ceja -No quiero entrar y encontrar un desastre sin limpiar en mi sagrado baño

-Yo no actuaría tan como chico listo si fuese tú- Sonrió también Changmin, acercándose al mayor, levantando una pierna y rozando toda su larga pantorrilla por la sensible erección del otro –No cuando tienes un problema así entre piernas- Finalizó, su sonrisa maliciosa ensanchándose.

-¡Mocoso de…!- Exclamó Yoochun, siendo interrumpido por un fugaz beso.

-Anda, apresúrate- le dijo, caminando sin mirar atrás hacia la pieza de Yoochun.

-Mal nacido…- Gruñó Yoochun, entrando al baño. Ya encontraría él la forma de vengarse de aquel bastardo, pero por mientras, había asuntos más apremiantes en lista…

Ya vería él después cómo salía todo.

8 Comentarios:

  1. Anónimo1/15/2010

    WOW ME ENCANTÓ ESTE CAPITULO, TE FELICITO ESCRIBES INCREIBLE XD

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  2. Anónimo1/15/2010

    CONTINUACION DEL COMENTARIO ANTERIOR: TE AMOOOOOOOOO, SOY TU FAN, ESCRIBE MAS CAPITULOS X FAVOR
    FIRMA: ROCÍO

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  3. moneiba1/15/2010

    waooo genial el capi geniallllll

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  4. G-dRaGoN1/16/2010

    NOOOOOOOOOOOOOOOO rayos no puede quedarse asi!!!! se debe hacer lo q se debe hacer!!! rayos!!!! la frustracion m invade!!!! por fa!!!! ya haganlo par de idiotas !!!!! jajaj surry es q.... waaa estoy muy frustrado
    escribes genial.....conti pronto por fa!!!

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  5. amo este fic
    continualo por favor
    escribes muy bien
    XD

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  6. Anónimo1/28/2010

    nooooo!!! continualo pliss pliss pliss esta demaciado weno!!! me mata esta pareja es ultra sexosa jujuju

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  7. minnie2/04/2010

    wow!!!!!!!!!!!!!!
    TODO en esta historia me gusta!
    gracias por escribir!

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  8. "hola, acabo de masturbarme en tu baño"
    no tiene verguenza es crio
    pero asi lo queremos

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