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PSYCHOTIC-Capitulo 6

Capítulo Seis: Utilizado.


Dolía, todo su cuerpo dolía. Tanto así que no podía inventarse fuerzas y ponerse de pie, pese a que sus extremidades inferiores estaban sueltas; tanto así que no podía gritar por ayuda, siendo que su boca ya no estaba cubierta.

Dolía y se sentía sucio.

Sucio por la sangre que manchaba las desarmadas vendas que aún estaban en su vientre, sucio porque el sudor de otro cuerpo aún mojaba su piel, sucio por sentir que se había entregado a ese hombre que era un enfermo maldito, un desquiciado, un psicópata y YunHo lo había recontra conformado cuando, después de destrozar por completo su orgullo una y otra vez, tranquilamente había copiado la cicatriz de su cara, quemando su piel con unas gotas de ácido.

Cerró los ojos, dejando que las lágrimas que horas atrás habían caído por sus mejillas terminaran de secarse, formando un surco blanquecino que llegaba hasta el humedecido colchón de la camilla. Cerró los ojos, recordando cada uno de los golpes que había recibido. Cerró los ojos…

…esperando morir.

No tenía las fuerzas para gritar, porque cada vez que intentó hacerlo en la sala de operaciones un puñetazo marcó su cara. No tenía fuerzas para quejarse, porque cada quejido que salió de su boca cuando una de esas embestidas salvajes lo impactó fue ignorado. No tenía fuerzas para llorar, porque cada lágrima que había soltado significó una caricia lasciva sobre su cuerpo. No tenía fuerzas para moverse, porque al intentarlo las heridas hechas por su copia ardían y volvían a abrirse, dejando que su sangre huyera a refugiarse en las fibras del colchón.

Y se sentía patético, se sentía pequeño, se sentía débil y desprotegido, solo y herido. Tembló. La habitación se hacía cada vez más fría, la noche había comenzado bastantes horas atrás, lo sabía porque los rayos de sol que se colaban entre las persianas rotas se habían extinguido hasta desaparecer, y esa camilla no tenía siquiera sábanas para cubrir su cuerpo desnudo y amoratado, no tenía la más mínima fuente de calor a la cual aferrarse y lo recordó…

Sí, lo recordó.

Recordó las noches en las que había dormido abrazando a la cálida espalda de JaeJoong, recordó las noches en que lo ultimo que percibía era a JaeJoong arropándolo para que no pasara frío, recordó las noches en vela que había pasado escuchando la tibia risa de JaeJoong y como esas mano suaves acariciaban sus mejillas cuando decía algo que al mayor le hacía gracia…

…y lo extrañó, lo extrañó como nunca pensó extrañaría a JaeJoong.

Intentó levantar una de sus manos y llevarla a su adolorido vientre donde la herida había vuelto a abrirse, pero al instante mismo esta cayó muerta en la cama y por más que intentó le fue imposible volver a moverla. Maldición… aún no se pasaba por completo el efecto de la segunda inyección de paralizante que le había suministrado ese hombre, y lo peor es que esa cosa inmovilizaba su cuerpo, pero no mitigaba el dolor, tampoco lo adormecía. Sólo lo dejaba tieso en esa camilla, a merced de su copia que en cualquier momento podría entrar por la puerta y repetir ese acto que había descrito como: “Delicioso”.

La puerta crujió.

Oh, no… ¡La puerta crujió! Sabía que venía otra vez por él, sabía que volvería a utilizarlo para saciar sus instintos, humillarlo y lacerar sus entrañas, lo sabía, lo sentía y sólo pudo llorar con ganas, ya que era lo único para lo que le alcanzaban las fuerzas. La puerta se abrió.

Pero no era él.

YunHo giró como pudo su cabeza, forzando sus músculos adormecidos, distinguiendo con la inesperada luz que llenaba la habitación la huesuda silueta de la pequeña niña. Cargaba en sus manos una bandeja, como lo había hecho todas las veces que la había visto, y esta vez pudo identificar uno de los objetos que venían sobre ella: La vela que iluminaba el ambiente.

La niña se movió a pasos rápidos y en segundos ya estaba instalada en la camilla, sentada junto al maltrecho cuerpo de YunHo, quien la miraba con vergüenza y a la vez felicidad. Vergüenza por estar desnudo y golpeado frente a la pequeña. Felicidad porque era ella la que había atravesado la puerta y, como antes, sólo se dejó hacer por los cuidados de esa chiquilla, que con la misma delicadeza que había utilizado en la tarde limpiaba sus nuevas heridas.

Se remeció intranquilo cuando la niña separó sus piernas, intentando curar las heridas que se escondían más allá de su vista, pero al ver su carita inocentona y ese gesto suplicante destensó sus rodillas, permitiéndole terminar con lo que había comenzado. Tras un largo rato del ir y venir de sus manitas huesudas sobre su cuerpo YunHo respiró algo más tranquilo. Ya no sangraba, incluso sentía que todo dolía menos, y al no estar su piel mojada, con sudor que no era suyo y toda la sangre que había perdido, comenzaba a entibiarse con lentitud. Ayudaba además la sábana con que lo había cubierto.

Suspiró aliviado.

Se medio incorporó en la camilla –empujándose con todos los músculos que pudo hacer reaccionar –, esperando que la niña volviese a escaparse de su lado como la última vez, corriendo lejos de su vista, pero no lo hacía, tan sólo permanecía junto a él en la camilla, moviendo sus manitas sobre los objetos en la bandeja. YunHo pensó que sería buena idea intentar hablar con ella, intentar distraerse un momento de toda esa horrenda realidad y hacer de cuenta que estaba de visita en el orfanato que tanto frecuentaba, cansado tras jugar con los niños, y sólo se estaba tomando un momento antes de emprender marcha y seguir toda la tarde entre los risueños niños, golpeando una pelota con los pies, correteando de un lado a otro y sintiendo que nada más le hacía falta para ser feliz.

– Come. – Sorprendido salió de su ensoñación y centró toda su atención en la pequeña que acercaba a su boca, con uno palillos chuecos, unos trozos de verduras cocidas. – Come. – Repitió, moviendo los palillos frente a su boca.

YunHo separó sus labios, permitiendo que la pequeña metiera los palillos y dejara sobre su lengua la verdura, la cual masticó lentamente al casi no sentir sus mandíbulas. No estaba deliciosa, pero era mucho mejor que el sabor a sangre que había inundado su boca desde esa tarde.

– Gra… gracias… – Susurró, arrastrando las sílabas que pronunció con dificultad, quedándose sin aire a mitad de la palabra. Escocía, su garganta picaba con el paso del aire y supuso que era producto de la baja de sus defensas, o posiblemente era porque no había utilizado sus cuerdas bucales para hablar en más de un día… o semana… ¿Cuánto llevaba en ese lugar?

– ¿Gra-gracias? – La niña lo miraba con curiosidad, acercándole otro trozo de verdura.

– Gracias. – Volvió a decir YunHo, recalcando la palabra que la niña parecía no entender, mientras masticaba el segundo trozo de alimento y lo pasaba por su garganta, aliviando el escozor que sentía y no le permitía hablar con claridad.

– ¿Qué… qué “gracias”? – Consultó la pequeña, continuando con su tarea de alimentarlo. YunHo se sorprendió ante tal pregunta, no tanto por la pésima gramática con la que había sido formulada, si no por la palabra por la que le preguntaba ¿podía existir una persona que no la conociese?

– ¿No entiendes? – La niña negó y YunHo lo pensó un segundo, buscando en su cabeza el origen de esa palabra, su significado… ¿cómo se definía la expresión “Gracias”? La había aprendido cuando era tan pequeño que nunca cuestionó su sentido. – ¿Hablas coreano? – Preguntó, creyendo por un momento que la pequeña era originaria de otro rincón del mundo y no entendía esa palabra porque simplemente no sabía traducirla. Pero no era así, la niña asintió con entusiasmo, agitando su pálido rostro de arriba hacía abajo, afirmando que conocía el idioma.

– Si. – No pudo evitar contagiarse con la sonrisa de la pequeña, a quien le cambiaban por completo sus descoloridas facciones cuando lo hacía, pero poco y nada se curvaban sus labios y su mueca se veía bastante rígida. – ¿Gracias? – Volvió a consultar, alzando sus cejas casi translucidas.

– Significa… – Tomó una bocanada más de aire, ya que forzar sus músculos faciales para hablar era doloroso. – Significa que estoy feliz por lo que hiciste por mí… – O por lo menos ése era el único sentido que le podía dar a la palabra. Cuando llegara a casa, porque llegaría pasara lo que pasara, buscaría en un diccionario su verdadero significado. – ¿Comprendes?

– Si. – Le acercó un vaso con agua a los labios, invitando a YunHo a beber de el, cosa que hizo sin siquiera pensarlo, lubricando su resentida faringe tras una tarde entera intentando gritar por un poco de misericordia.

– Gracias. – Volvió a decir YunHo, casi por costumbre, sacándole una sonrisa más pronunciada a la niña.

– ¿Feliz? – Cuestionó con ilusión la pequeña, dejando junto a la vela consumida el vaso con agua ¿Cuándo había amanecido? YunHo no alcanzó a responderse cuando la pequeña acercó una vez más los palillos cargados de comida a sus labios partidos.

– Sí, me haces feliz. – Y no creyó que algo tan simple como los cuidados de esa pequeña podrían aliviarlo tanto en ese momento. Llegó a pensar que no sonreiría de nuevo, pero ahí estaba, sonriendo con algo más de soltura mientras comía tranquilamente y conversaba con esa delgada personita. – Me llamo YunHo – Movió como pudo uno de sus dedos, apuntándose. – ¿Y tú?

– Niña Tonta. – Apuntó su propio pecho, imitando el gesto de YunHo.

– ¿Ni-niña tonta? – Intentó alzar una ceja, mas se detuvo al sentir tensa su piel por la gasa y el paralizante que aún lo afectaba. – Eso no es un nombre.

– YoungTae oppa me dice: “¡Niña Tonta!”. – YunHo sintió como sus ojos se desorbitaban ¿ese hombre horrendo era su hermano? Ahora comprendía la sumisión de la pequeña cuando éste le hablaba, de seguro el desgraciado la había criado como su esclava personal y sintió pena, sintió impotencia y sintió que todo lo que él había vivido, en las horas que había estado despierto, era nada comparado con las posibles cosas que había vivido la pequeña, mas teniendo en cuenta el tiempo que había estado junto a ese tipo que intentaba usurpar su imagen. De seguro habían sido años, ya que la pequeña ni siquiera sabía hablar con propiedad como debería hacerlo cualquier niña de su edad.

– Necesitas un nombre más bonito, como… – Paseó su vista por la niña, buscando algo que en ella que le diese una idea para su nombre, más sólo veía su piel delicada y descolorida, totalmente nívea como… – BaekJa. – Concluyó, recordando el nombre que le había enseñado su abuelo recibían las finas piezas de porcelana tan blancas como las nubes en verano. – Te llamarás BaekJa.

– ¿BaekJa? – YunHo asintió, sacándole otra sonrisa a la pequeña, y sorprendido recibió la nueva porción de verduras que la pequeña le ofrecía ¿Cómo podía sonreír con tanta facilidad? No lo entendía y la envidiaba, porque ella podía ser feliz con un simple nombre. – BaekJa… – Y más que la luz del amanecer, YunHo pensó que la sonrisa de la pequeña iluminó la habitación. – Gracias.

– De nada. – Le respondió, sintiendo como nunca antes la verdadera gratitud de una persona.

– Tú… – Comenzó la pequeña, ladeando la cabeza. – Tú igual… tu cara igual a YoungTae Oppa. – Dijo al final, dejando los palillos al lado para ofrecerle agua una vez más. – ¿Por qué?

– No lo sé…

– YunHo oppa más bonito.

– ¿Si?

– Si, YunHo oppa sonríe de verdad. Oppa… YoungTae oppa falso, él malo. No gusta como trata a YunHo oppa. Duele… aquí. – Apuntó su pecho, por el lado izquierdo. – Así que yo cuidar a YunHo oppa mientras esté aquí.

– ¿De verdad?

– Si, haré mejor esfuerzo. Pero no decir a YoungTae Oppa, él enoja y castiga, golpea a BaekJa y encierra.

– No le diré nada, tranquila.

– Dormir ahora, YunHo oppa necesita descansar. – YunHo se sintió algo incómodo cuando la pequeña comenzó a arroparlo, pero cuando esta se sentó a su lado y cariñosamente deslizó sus deditos finos entre su cabello una olvidada sensación de alivio lo invadió.

YunHo comenzó a quedarse dormido a par de la voz un poco aguda de la niña, quien tarareaba una melodía infantil para ayudarlo a dormir. Sus parpados se sentían muy pesados y se dejó envolver por la insensibilidad y la inconciencia del sueño, pensando… pensando en como rayos salir de ese lugar y llevarse a BaekJa con él, para cuidarla y protegerla como la pequeña hacía con su persona en ese momento.



4 Comentarios:

  1. maritza12/27/2009

    ahhhh dios mi adorado yuho sufriendo porfavor continua con el fic quiero la continuacion y qyue yunho salga con vida porfavor
    gracias y espero la continuacion.

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  2. MollyMoon12/28/2009

    ay continuaaalo!! mi jae esta qe sufreee yunhito más.. maldita copia ¬¬
    waaaa ire a mi cama a llorar wsws

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  3. whaa, te felicito esta increible, me tenias angustiada (aunk aun lo estoy hasta saber en que termina) las emociones se me revolvian, esperare impasciente por la prox conti.
    Pd. no mates a junho, NOOO.... ¬¬

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  4. PROXIMA CONTI LO MAS PRONTO POSIBLE, ONEGAII!!! EL LIDER SUFRIENDO Y JAE DESCONSOLADO TOTAL% PODECITOSD

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