KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Privilegios cap 6

Megustamegustamegustamegustamegustamegusta. Aquellas dos palabras seguían dando vueltas en la mente de Yoochun, dejándolo por decirlo menos, descolocado.

-Oye.

¿De verdad le gustaba a Changmin? ¿De verdad lo hacía? ¿De verdad, de verdad, DE VERDAD?

-¡Oye!

‘Puede ser que se estuviese refiriendo a otra cosa’ pensó, haciéndole un tick a todas las respuestas de algún estudiante incógnito. ‘Puede que quizás estuviese admitiendo que le gustaba pasar tiempo conmigo, o qué se yo’.

-¡Oye, imbécil!

¿Ah, imbécil? Sí, sí, imbécil, claro que sí. Nunca debió haberse metido en el celular de Changmin. Esa había sido la decisión más poco sana para su salud mental que pudo haber tomado. Oh, pero no, no. La decisión más tonta, imbécil, estúpida, insensata, oligofrénica y mata-neuronas que pudo haber tomado fue haber tomado a Changmin como su asistente personal.

‘Esto está muy mal.’

Y aún así, no podía evitar sentir aquella calidez en su pecho, como chocolate derretido, dulce y tibio y embriagante, porque santo cielos, ¿Qué tal si de verdad le gustaba a Changmin?

‘Que asco, suenas como a colegiala enamorada’ se regañó a si mismo, dejando a un lado el dictado recién corregido y tomando otro de la pila de los no-revisados. Se odiaba a sí mismo por sentirse tan… tan rebalsado de emociones a causa de algo tan pequeño, algo que podría ser cualquier otra cosa, y más que eso, algo que no debería importarle.

Se sentía extraño.
Parte de sí sentía como si a su lado no estuviese el Changmin de siempre. Como si el chico de al lado, y toda esta situación, fuesen algo nuevo, algo ajeno, algo extraterrestre, y ¿Qué tal si en realidad Changmin ERA extraterrestre? Eso explicaría todos los sentimientos que ningún humano pudo provocar en él durante toda su vida…

Pero por otro lado sería halagador. Le había gustado a mujeres, a hombres, pero jamás a un extraterrestre, y…

-¡PARK YOOCHUN! – La irritada voz de Changmin sonó al lado de su oreja, haciéndole dar un indigno salto que, si hubiese sido él una caricatura, de seguro lo habría dejado pegado al techo. Indigno, sin duda alguna.

-¿CUÁL ES TU PROBLEMA, MOCOSO? – Gritó Yoochun, aún sintiendo su corazón acelerado por aquel susto -¿Quieres dejarme sordo acaso? Dios mío, como…-

-¿Perdón?- El menor lo miró, sus cejas arqueadas y sus brazos cruzados sobre su pecho - ¿Cuál es TU problema? Te he estado llamando hace una hora y tú nada de nada.

-Estaba concentrado corrigiendo los dictados, estúpido – Se defendió el mayor, golpeando con un dedo una hoja en frente de él para aclarar el punto – Eso es lo que estamos haciendo ¿Recuerdas? Discúlpame si no eres mi prioridad número uno en estos momentos.

(Mentira. Por supuesto que Changmin era su prioridad número uno en estos momentos.)

-¡Ah, claro!- Changmin entrecerró los ojos, mirándolo con veneno mientras se metía una galleta a la boca y la tragaba con rapidez, haciéndole a Yoochun recordar, con una mezcla de pesar y algo más que no sabría describir bien, que Changmin no había estado de buen humor en toda la tarde (Y que, en el fondo, era su culpa, ¿Y cómo reaccionaría Changmin si le dijera que estaba considerando la posibilidad de que fuera extraterrestre?). – Estabas corrigiendo dictados, muy concentrado, perfecto. Entonces ¿Me puedes hacer el favor de leer esto?

Y sin más, le puso una hoja en frente.

My hobbies

I like very to dancing. Is favorit hobbie. My favorit music to dancing is hip-hop.


Y el texto seguía así, con cuatro párrafos de puras blasfemias que hacían que sus retinas ardieran.

Y él lo había evaluado con la nota máxima.

Yoochun se mordió la lengua para no soltar el “¿Pero qué mierda?” que había estado a punto de soltar, pero al parecer Changmin notó el cambio en su expresión, porque al segundo siguiente el chico le había quitado la hoja de enfrente, corrigiendo él aquella abominación con una eficacia que nunca había esperado encontrar en un alumno de su edad, pero que se le hacía de lo más normal encontrarla en Changmin.

(‘Extraterrestre’, una voz interior le recordó; ‘Sin duda alguna’.)

-¿Tendría usted la amabilidad de decirme qué diablos le sucede, profesor?- Suspiró Changmin exasperado, utilizando un falso tono formal de seguro sólo para fastidiarlo aún más. ‘Al menos no se ve furioso’ Yoochun pensó, una parte de él suspirando aliviado. Aún con aquel grito en su oído y todo eso, Yoochun sentía que Changmin tenía muchísimas más razones para estar enfadado con él que él con Changmin (y ni siquiera las enumeraría, porque de seguro perdería toda la tarde haciendo la lista).

-Estoy cansado- Respondió, y en realidad su voz sonaba exhausta, como si su cerebro de verdad lo hubiese dejado agotado por tanto pensar en aquel maldito mensaje de texto -eso es todo.- agregó, al ver que el menor lo miraba con cara de “expláyate, por favor”.

-Eso es todo – Changmin lo imitó, adoptando lo que a su juicio era, la mejor cara de pescado muerto que haya visto en toda su vida - Te habrás cansado de fruncir el ceño, dirás. ¿Sabes qué cara has tenido durante una hora?

-¿Cara de estar encerrado en mi propio hogar con un mocoso insufrible?

-Cara de tener meteorismo- Afirmó el otro (ignorando su respuesta, al parecer), su expresión de pronto muy seria.

-¿Cara de que qué? – Y Yoochun se maldijo al instante. ¡Mal, Yoochun, muy mal! Regla número uno de los profesores: Evita el quedar como ignorante en frente de un alumno como evitas la peste. Evítalo a toda costa.

-Cara de meteorismo – Repitió Changmin, mirándolo a los ojos, su expresión aún muy seria, casi solemne – Dígase, cara de estar aguantándote una colosal pedorrera.

Yoochun trató, de veras que trató, pero es que ¿Cómo aguantarte la risa cuando el chico cuya sola existencia es la madre del (al menos) noventa por ciento de todos tus problemas le hecha la culpa a una pedorrera reprimida como la causante de tu estado anímico? ¡Y aún más, con esa cara de moai!

Así que, Yoochun procedió a reírse. A carcajadas.

-Ah, Changmin…- Yoochun habló un poco falto de oxígeno entre carcajadas – Eres tan estúpido, mocoso.

-¿Quieres que te traiga un espejo, profesor?- Changmin preguntó, codos en la mesa, cabeza en una mano y toda la intención de seguir observándolo mientras se reía – Así podrías ver quién es el verdadero estúpido de entre los dos.

Yoochun estuvo un poco de acuerdo en su interior: De verdad que estaba siendo un estúpido, ¿No? Este era Changmin, después de todo. El mismo Changmin con el que había pasado tantas tardes en su casa. El Changmin que se subía a su audi al menos dos veces por semana, y que de vez en cuando tarareaba con él alguna canción de su playlist. El Changmin que asaltaba su alacena como si fuese la suya.

El Changmin que, no importa si nació en Corea o en el Congo o en el planeta α-p574, era por sobre todas las cosas, eso: Changmin.

-Terminemos con esto pronto, ¿Sí? - Sonrió Yoochun, sacudiéndole el cabello al menor con el afecto que pocas veces se permitía demostrar. De pronto, se sentía mucho más liviano, y aunque la frase era en sí muy cliché (y él odiaba toda clase de clichés), sentía como si le hubiesen quitado un gran, gran peso de encima. – Acabamos pronto y pedimos algo para comer, ¿Qué te parece?


‘Este es Changmin, Yoochun. El mismo de todos los días.’

Su Changmin.

-Yo opino…- El menor habló, tomando otro de los ensayos de la pila de los no-corregidos –Que debería darte meteorismo más seguido.

-Idiota – Fue lo único que le respondió Yoochun, empujándolo con más cariño y menos fuerza de la que la situación ameritaba

-¡¡¡OUCH!!!- Changmin gritó, con cara de sufrimiento -¡Mi brazo! ¡No puedo moverlo!-

-No exageres, Shim- Respondió Yoochun, quien volvió a empujarlo, arrancándole un nuevo grito adolorido a Changmin

-¡Dios mío, detente!- Se quejó el chico, sujetándose el brazo como si le fuese a caer en cualquier momento - ¿Cómo te atreves a hacerme esto?

-No pain – Otro empujón, tratando de mantener su expresión lo más seria posible -No gain. Lo que no te mata te hace más fuerte, mi estimado aprendiz. Algún día me lo agradecerás.


-¡Mentiras!- Changmin le dirigió una mirada envenenada, un dedo acusador apuntándolo y Yoochun rió a carcajadas por dentro: Sólo a Changmin se le ocurría hacer cosas completamente impredecibles en los momentos más inesperados (como actuar como actor sufrido de telenovela, en este caso) -¡Ni siquiera soy tu aprendiz, farsante! Pero esto no se quedará así, no señor… Te voy a demandar, maldito abusador. Te dejaré en la cárcel, ¡En la ruina incluso! Ya veremos si podrás maltratar niños inocentes entre rejas, desquiciado…

-¡Y yo que tanto he dado por ti!- Exclamó, falsamente indignado, siguiéndole el juego al menor -¿Es así como me pagas, backstabber?

-¡Silencio!- Changmin dijo, levantando la mano del brazo que no estaba “herido” – Sé que mi brazo nunca volverá a ser el de antes, pero al menos podré quedarme con toda tu colección de discos

-¡No!- Un jadeo atemorizado -No te atreverías…

-Y con tus libros, revistas, y DVDs…

-¡Vete de aquí en este mismo instante!- El mayor se incorporó, apuntando hacia la puerta con un dedo severo – Me siento vulnerado, traicionado, UTILIZADO. Ahora…- Yoochun se agarró la cabeza con una mano -Ahora todo está muy claro ¡Pretendiste ser un joven inocente, un alumno solidario, cuando en realidad tus intenciones siempre fueron arrebatármelo todo!

En un movimiento rápido y fluido, Changmin se encontraba de pie frente a él, su celular apuntando hacia él como si fuese una pistola, y Yoochun se rió para sí mismo porque qué ironía, que Changmin haya elegido como arma al mismo celular que hace poco le estaba matando las neuronas por aquel mensaje y no, no iba a ponerse a pensar de nuevo en ese mensaje, no lo haría…

-Así es, Park Yoochun- Changmin lo sacó de su ensimismamiento, su celular apuntando directamente a su corazón – Ya no hay caso en negarlo. Mi objetivo siempre ha sido uno solo: Destruirte por completo. Durante años, mucho antes de que nos conociéramos en persona, sólo he tenido una meta en mi vida, y hoy – Changmin aquí emuló una sonrisa desquiciada que, si Yoochun no estuviese actuando también, aplaudiría de pie –Hoy, bastardo, hoy te haré pagar. Hoy pagarás el haberle roto el corazón a mi madre, maldito, hoy pagarás por todo nuestro sufrimiento, toda nuestra miseria.

Y sin darle a Yoochun tiempo de responder nada, Changmin disparó (¡Pjjj, Pjjj!), cayendo el mayor sobre una silla, apretándose el corazón con fuerza y gritando en agonía.

-A-ahora… ahora l-lo entiendo todo… Hi…jo. P-perdo…-

Y entonces, Yoochun murió.

-…Oye, salte de encima de mi bolso –

-Lo siento- Yoochun se levantó, dándole un poco de forma al aplastado objeto –Es que tus increíblemente pobres dotes para la actuación me dejaron aturdido y ni vi en donde caía

-Envidioso. Si yo quisiera, podría estar trabajando en Hollywood en estos momentos

-Claro que sí, Changmin, sin duda alguna- El profesor asintió con un evidente sarcasmo, dejando el maltratado bolso del joven a los pies de la mesa -Ahora, si es que tu colosal talento para la actuación no te lo impide, ¿Podrías terminar de revisar los ensayos? Esta improvisación dramatúrgica me abrió el apetito, así que iré a pedir la cena

-¡Abusador!- lo acusó el menor, pero inmediatamente retomó su labor de revisar documentos sobre los (aburridos e irrelevantes) pasatiempos de sus compañeros –Quiero pizza, profesor. Y la quiero grande.

La quiero grande.

Lo primero que se le vino a la mente al mayor fue ‘¿Es “pizza” un eufemismo para referirse al miembro viril?’ y casi simultáneamente un ‘No te rías Yoochun, no te rías, no te atrevas, no lo hagas, no lo hagas…’

(¿Cómo lo hacía Changmin para siempre hacer la peor elección de palabras posible?)

Arriesgando la integridad de toda su caja torácica, el mayor logró contener las (de seguro) estruendosas carcajadas que querían salir por su boca, saliendo en cambio nada más que un sonido ahogado.

-¿Qué fue eso?

-Tos.


-Como sea. Pide una pizza.

-El huésped no tiene derecho a elegir lo que el anfitrión servirá en su banquete. Son reglas de conducta social.

El menor lo miró con ponzoña –Me lo debes, Park Yoochun. Te recuerdo que gracias a mí ya no tienes meteorismo. Una pizza extra-grande es lo mínimo que puedes hacer por mí.

-Sí, Changmin, como tú digas…

-No me subestimes, profesor – El menor dijo, volviendo a la revisión de los ensayos – Así como pude quitarte la pedorrera, podría devolvértela, y aún más intensa que la que tenías hace unos momentos

-Ni siquiera tuve esa porquería que dices, Changmin, sólo estaba un poco cansado.

-Pizzapizzapizzapizzapizzapizzapizzapizzapizzapizzapizzapizzapizza- el menor insistió (de manera ridículamente tierna, según Yoochun, aunque de seguro esa no era la intención del menor), nunca dejando de revisar los documentos pendientes, que a estas alturas no eran demasiados.

-Jamás.

Evidentemente, al final Yoochun terminó pidiendo dos pizzas.
Y Changmin terminó engullendo una entera y dos pedazos de la otra.

-Oye, mocoso- Yoochun dijo, luego de casi atragantarse por otro de los bizarros chistes del menor – Ya casi son las ocho. Es hora de que te vayas a tu casa.

-¿Me llevarás de nuevo a mi casa, profesor?- preguntó el otro, desparramado en el sillón con una cara de saciedad que hacía que las mejillas (y otras partes del cuerpo de Yoochun) se calentaran.

-No, Changmin. Estoy cansado.

Y era verdad. Estaba cansado de sentir esas ridículas ganas de saltar encima de Changmin y abrazarlo y hacer otras cosas cada vez que el chico reía o decía un comentario de sabelotodo insufrible o respiraba.

Y también, claro está, estaba cansado de sentirse tan afectado por un simple mensaje de texto.

-Hm, está bien. – El otro se encogió de hombros, y a Yoochun lo sorprendió (¿Y tal vez decepcionó un poco?) la falta de insistencia del chico, que casi siempre lograba todo lo que quería de él si insistía lo suficiente – Descansa bien, anciano. Si te vas a morir, avísame primero. Puedes mandarme un mensaje de texto o algo.

-Hierba mala nunca muere, muchacho- Yoochun sonrió, recitando ese antiguo refrán con “cara de sabiduría”, tratando de ignorar las palabras ‘mensaje de texto’ que traían nuevamente indeseables pensamientos a su cabeza -Por ende, soy inmortal.

-Retiro lo dicho, profesor – Changmin lo miró, recogiendo su bolso – No creo que hayan sido los gases tu problema. Creo que lo tuyo va más por el lado de la demencia senil.

-Vete de una vez.

-¿Ves?- Changmin le sonrió con su cara de “soy-un-mocoso-sabelotodo-y-no-hay-nada-que-puedas-hacer-al-respecto” -Ni siquiera lo negaste.

-Te recuerdo, Changmin- El mayor le devolvió la sonrisa -que yo no era el único que actuaba extraño hoy. Apenas pronunciaste palabra hace poco, y de pronto te pones a protagonizar tu pobre intento de telenovela de media tarde. Eso si que me suena a demencia.

-¡Malagradecido!- exclamó el menor, frunciendo el ceño mientras lo golpeaba sin mucha fuerza – Y si estaba callado era porque también estaba cansado.

Oh, a Yoochun ese mensaje le había llegado: No te doy explicaciones porque tú tampoco me las das. Y era válido, claro. Excepto que Yoochun SÍ sabía el por qué de la actitud de Changmin.

-Nunca más intento subirte el ánimo, mal hombre- Changmin volvió a decirle, abriendo la puerta, y aquellas palabras hicieron que la mente de Yoochun hiciera un más bien sonoro ‘CLICK!’, y al segundo siguiente, sin que su cuerpo si quiera se hubiese molestado en preguntarle a su mente ‘¿Qué opinas? ¿Lo hago o no lo hago?’, sus brazos rodeaban con fuerza la cintura de Changmin, atrayendo la espalda del menor hacia su pecho. En pocas y simples palabras, Yoochun estaba abrazándolo. Y su mente no se estaba quejando tanto como debería estar quejándose por aquella impulsiva acción.

-Lo siento…- Murmuró el mayor, su cabeza ubicada sobre un huesudo hombro. Y era verdad, Yoochun sí que lo sentía: Lo sentía por haberse metido en su celular vulnerando su privacidad. Lo sentía por haber encontrado aquel mensaje de texto. También lo sentía por soñar muy a menudo cosas muy poco decentes con él, y por haberse aprovechado de él mientras había dormitado sobre su regazo (Dios mío, cómo sentía aquello…), y por ser tan estúpido y malagradecido, no como Changmin, que era tan maravilloso y…

Y lo que más, más sentía, era sentir toda esa mescolanza que ahora sentía, como algo espeso y pesado que le escurría desde la cabeza hasta la parte baja de su vientre. Un mar de sensaciones que en este momento se encontraban alborotadas con el solo contacto de sus cuerpos.

-Lo siento, Changmin…- Repitió, suspirando. Desde donde estaba, podía oler la colonia de Changmin, mezclada con el aún perceptible aroma del queso y el pepperoni de su pizza – Hueles a pizza.

(‘Qué romántico, Chunnie, qué romántico…’ pensó. Esa última frase había salido de seguro por los nervios que ahora estaba sintiendo)

-Eso…- Por primera vez desde el abrazo, Changmin emitió sonido – eso no tuvo sentido, estúpido.- El otro lo reprendió con tono serio, pero Yoochun pudo sentir como a la vez que decía esto, Changmin apoyaba más peso sobre su pecho, incrementando la superficie de contacto y la presión sobre el cuerpo del mayor. -¿Te acabas de disculpar porque huelo a pizza?

-Imbécil – Rió Yoochun, pellizcándole un costado al menor. Aquí estaba él, tratando de mostrar indicios de su arrepentimiento, y Changmin no encontraba mejor cosa que decir una ridiculez.

(En parte era por esas cosas que Yoochun lo quería tanto)

-Oye…- susurró el menor de pronto, aún mirando hacia la puerta que aún se encontraba a medio abrir, y a Yoochun casi se le olvida como respirar cuando una mano se posó sobre su cabeza, para luego bajar por su acalorada mejilla, con sus largos dedos, lentos y suaves, trazando a tientas caminos por sobre su piel, rozando su boca (¿Por accidente? Después de todo, Changmin seguía mirando a la puerta) hasta ubicarse sobre su nariz y pellizcando.

-¿A quién llamas imbécil, tarado?- Preguntó Changmin, riendo con malicia a la vez que Yoochun soltaba un sonoro ‘¡OUCH!’. Cuando Yoochun terminó de sobarse su abusada nariz, Changmin ya estaba separado de él, en el umbral de la puerta, con una senda sonrisa de triunfo en su rostro – Si intentabas disculparte- Habló, su sonrisa insufrible (y, según el mayor, un tanto coqueta) nunca desapareciendo- me temo que tendrás que intentarlo de nuevo. Ahora, es tiempo de que me vaya.

-Mocoso de mier…- Yoochun entre rió y gruñó

-¡Ah, ah, ah!- El menor interrumpió, con aquella misma sonrisa –Cuide su lengua profesor.

-Y tú cuídate la espalda, muchacho- Amenazó el mayor, tragándose el insulto que tenía en la punta de la lengua, Changmin ya caminando hacia el ascensor del edificio -Cuando menos lo esperes, cobraré venganza por mi nariz, y veremos quién reirá entonces…

-¡Nos vemos el miércoles!- Saludó desde la puerta del ascensor, el cual no tardaría en llegar.

-¡Hmph!- Y sin más, Yoochun cerró la puerta de su hogar.

Dios mío.

-¡¡¡ARGH!!!- Gritó el mayor, desplomándose sobre el sofá, escondiendo la cabeza en una de las almohadas recién compradas. Y aunque la imagen que ahora proyectaba era tan digna como Bush bailando la macarena vestido de Campanita, al diablo. Después de todo, tenía muchas razones para estar tirado sobre su sofá, escondiendo la cabeza en una almohada y gruñendo.

¿Por qué había tenido que hacer eso? Y bueno, por último, ¿Por qué no lo abrazó de los hombros? ¿Por qué de la cintura? ¿Y por qué mierda tuvo que sentirse tan como colegiala enamorada cuando Changmin, que por Dios, era siete años menor que él y de seguro no tenía ni la cuarta parte de su experiencia en el ámbito amoroso, lo había tocado de esa forma tan… sensual?

Simplemente no era justo. De hecho, era tan injusto, que Yoochun quería patalear.
Pero no lo haría.

Pero, si lo pensaba bien, tal vez se merecía esto. Después de todo, había sido un imbécil con el chico, aprovechándose de él mientras dormía, y ahora revisándole su celular... ¿Qué era un pellizcazo en la nariz y un saqueamiento a su alacena en comparación a eso? Además, no todo había sido tan malo. Después de todo, había comprobado que podía iniciar contacto físico con Changmin sin que este se escandalizara y/o lo mandara a la mierda. Todo lo contrario, el menor había tenido una respuesta bastante favorable a sus avances, llegando incluso a tocarlo de vuelta, aún cuando eso hubiese tenido como fin último el pellizcarle su pobre, pobre nariz. Además, Changmin había dicho ‘tendrás que intentarlo de nuevo’, ¿Y no era eso interpretable como una invitación a iniciar contacto con él nuevamente? A Yoochun no le gustaba hacerse falsas expectativas, pero aquello había tenido toda la pinta de ser una invitación.

Y si había podido sacar algo en claro hoy, era que ambos sabían a lo que estaban jugando. Después de todo, conocía el chico hace meses, y lo veía tres veces a la semana. Después de un tiempo así, la gente ya sabe (aunque sea un poco) cómo funciona cada persona, y Yoochun no era la excepción. Podría apostar un órgano a que, llegada la hora de asumir responsabilidad por lo hecho, Changmin no fingiría inocencia ni reclamaría haber sido malinterpretado por su pervertido profesor, no como tantas otras chicas de inocencia postiza que, como decía un amigo de la universidad ‘Calientan sopa, pero no se la toman’. Una analogía muy adecuada, si la evalúas bien.

Claramente, Changmin sabía lo que estaba haciendo, quizás incluso mejor que el propio Yoochun, y si era verdad que le gustaba al chico, entonces de seguro, este estaba jugando a ganar.

A Yoochun le gustaría pensar que él también lo estaba haciendo, como siempre lo hacía a la hora de conquistar a alguien, pero no era así. Después de todo (y no era por excusarse ni nada), Changmin no se iría a la cárcel por acostarse con él. Pero Yoochun sí que podría terminar tras rejas por eso. Y no es que nunca haya tenido algún romance arriesgado, porque claro que los había tenido, pero jamás habían atentado con su vida laboral, porque bueno, nunca antes había trabajado.

Después de todo, esa había sido la idea: Vivir una vida tranquila, trabajando sólo lo necesario siguiendo la ley del mínimo esfuerzo, y gozando de lo que la vida tuviese para ofrecerle. Y obviamente, tener un romance con un alumno no contribuía mucho al concepto de “vida tranquila”.

La pregunta ahora era, si podría vivir tranquilo sin tener algo con dicho alumno.

-Argh…- Gruñó por enésima vez, levantándose del sillón. Estaba decidido: Se iría a la cama de inmediato. Después de todo, tenía la cabeza colapsada, así que no podría concentrarse bien viendo alguna película o leyendo algún libro. Una larga noche de sueño era lo que mejor le vendría en estos momentos, sin duda alguna. Así que, sacándose la ropa sin fijarse bien donde la dejaba, se puso su pijama y se metió a la cama, quedándose dormido sorprendentemente rápido, considerando todo lo ocurrido aquella tarde, y, predeciblemente, esa noche volvió a soñar con Changmin.

7 Comentarios:

  1. Miyo Afromate Sexy : D!12/19/2009

    CANDY ME ERZITAS 8D!!!! Y LO SABES!! 8D!!

    y sabes que también me erzita el Yoomin, changmin y Yoochun ;D

    Vivan las afromates baby xDD

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  2. Anónimo12/19/2009

    kiero maaaaaaaaas!!!T___________T

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  3. Jae*zabel12/21/2009

    OMG~~~me mata Changmin!!!! ya sabía yo que terminaría volviendo loco a Chun... pero es que no se como se ha mantenido Chunnie lejos de ese niño.... es que dan ganas de comerselo XDDD

    Quiero masss.... siguelo plisssszzz!!! ^^

    Besuuuuus
    Jae*za

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  4. Miyu-chan1/12/2010

    ME ERZITAS MUCHO BABY *-*

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  5. Anónimo1/14/2010

    ESTE FIC ES GENIAL. EL YOOMIN ES TAN EXITANTE. CONTINUALO PRONTO POR FAVOR

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  6. tan exitante puede ser changmin
    una obsesion con el

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  7. lalablog-fan^^3/26/2010

    DIozzzz *¬* chunnie o te lo comes tu o me lo como yo OoO!!!

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